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10 curiosidades sobre el esparto, la fibra olvidada.

curiosidades sobre el esparto, la fibra olvidada

Si ya el erudito romano Plinio el Viejo describía con todo detalle la manera de recoger, tratar y usar el esparto, es fácil de entender por qué en tiempos menos remotos (s. XVIII hasta la mitad del s. XX) la vida doméstica y agrícola giraba en torno a esta gramínea reseca. Una gran riqueza como la sal o la lana, caída en desgracia con nuestra modernidad.
Aquí os relatamos algunos datos curiosos e historias interesantes sobre esta planta.

1. El esparto es una planta herbácea que puede alcanzar el metro de altura. Las hojas, enrolladas en tubitos alargados para evitar la transpiración, son picudas y duras, y se agrupan en macollas (la atocha).

2. La palabra esparto proviene del griego antiguo y significa cuerda. El vocablo atocha, voz hispanorromana, invoca la mata.

3. ¿Por qué interesa ecológicamente? De todo el matorral, el esparto es una de las plantas más resistentes a la sequía, incluso en solana. Su copa ancha (50 cm) reduce la evaporación del agua y sus hojas muertas sirven de esponja, regulando el paso de la lluvia al suelo. Además, la cohesión de este matorral limita la erosión superficial.

Artes de esparto. Autor, Angel Abril Ruiz

Artes de esparto. Autor, Angel Abril Ruiz

4. El nombre científico Stipa tenacissima delata su resistencia a las inclemencias.

5. Es una planta propia de ambientes esteparios como los de la meseta española, y le gusta los suelos carbonatados como los del entorno de las Lagunas de Ruidera. En Europa su repartición es esencialmente ibérica (centro, sur y este de la península), con un reducto en Italia. En África, de Marruecos a Egipto, es muy común.

6. Florece de marzo a junio y se recolecta entre julio y agosto.

7. Cuando el esparto no muestra sus flores, se puede confundir con otra planta también esteparia, el albardín o esparto basto (Lygeum spartum). Pero este último prefiere los suelos más salinos, muy comunes en los humedales manchegos y costeros. La flor del esparto forma un penacho alargado mientras que la del albardín es más discreta.

Recogiendo esparto. Autor, www.galaxiarural.wordpress.com

Recogiendo esparto. Autor, www.galaxiarural.wordpress.com

8. Desde antes de los romanos, la recolección y cultivo de esta fibra ha tenido gran importancia en la economía de muchos hogares españoles. La manera de cosecharlo, arrancando sus hojas con la ayuda de un palo corto (la cogedera) apenas ha cambiado desde la descripción pormenorizada de Plinio en el siglo I de nuestra era.
El hombre ha sabido encontrarle multitud de aplicaciones como producto bruto, en la construcción como escayola armada por su gran resistencia o en la industria papelera por su alto contenido en celulosa, y como producto manufacturado en las labores cotidianas. A partir de la fibra secada al solo durante 40 días, se hilaban sogas y cintas de varios metros de longitud, para elaborar luego útiles de lo más variopintos: alpargatas, alforjas, cubiertas para garrafas, soplillos, esteras y esterillas, serones o posones, cinchos para quesos, capachos…

9. En época de Plinio el Viejo, los campesinos fabricaban camas, antorchas, calzado y vestidos con esparto, pero no se podía cuantificar la producción. Sólo en el siglo pasado la industria papelera se fija en su valor y el recién creado Servicio Estatal del Esparto empieza a contabilizar la explotación. En 1951 se llegaron a recolectar 132.206 toneladas, de las cuales el 45 % se destinaba a la fabricación del papel y el 33 % a la yutería.

10. En los años 20 – 40, la mayor parte de los vecinos de Ruidera tenían alguna relación con el esparto. Los años dorados llegaron entre 1940 y 1958, con la comercialización del espartal bruto y tomiza. Hasta diez carros diarios llevaban las faenas a los pueblos circundantes.
La quiebra del principal comprador motivó el abandono de la actividad y la emigración de muchos ruidereños.

El ocaso del esparto. Autor, MFley

El ocaso del esparto. Autor, MFley


Si queréis conocer todos los secretos del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, os proponemos vivir esta experiencia: Ruidera, el oasis de La Mancha


Bibliografía:
– Bañón, M. C. 2010. El Campus Spartarius romano. ¿Una herencia púnica administrada por Roma? Cuadernos Albacetenses 14. Instituto de Estudios Albacetenses «Don Juan Manuel».
– García Hotal, J.A. 2007. Fibras papeleras
– Revelles, L. y Sánchez, P. 1999. Esparto, una planta en el olvido. Cuadernos de Historia Local, Puerto Lumbreras (Murcia).

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Walter Starkie y la Alhambra. Una noche mágica de cante Jondo

baile jondo

Sin más equipaje que un garrote ni más medio de ganarse la vida que su violín (con el que consigue no solo sustento sino arrimarse a lo más granado del arte, la música y la poesía andaluzas) el irlandés Walter Starkie recorrió España en las décadas de los veinte y los treinta del pasado siglo. Fue precisamente la vida errante y despreocupada que vislumbró en su primer encuentro con los gitanos, lo que hizo que se apasionara con ellos, pues siempre se sintió reticente a la vida ordenada y académica que su padre pretendía imponerle. El resultado, unos viajes fascinantes por la España calé más profunda en busca de la personalidad de este pueblo errante y su genuina expresión artística: el cante jondo. Los siguientes fragmentos están extraídos de una de sus obras clásicas, “Don Gitano”, publicado en Inglaterra en 1936. Solo un apunte más: en la dedicatoria de su libro no puede evitar dejarse influir por el espíritu pesimista y melancólico de sus amigos, los gitanos, y escribe:

El que me oyere cantar
pensará que estoy alegre,
yo soy como el pajarito
que canta cuando se muere.

2. La Alhambra desde el Generalife. Autor, Joao Máximo

La Alhambra de Granada desde el Generalife. Autor, Joao Máximo

“Charlando apaciblemente subimos por el camino que conduce a la Alhambra. Sus torres, entradas y ruinosas tapias, rodeadas por una gran riqueza de vegetación, daban una impresión de melancolía. Sentí como si innumerables duendecillos vigilantes saliesen de las torres en espera del anochecer, hora en que descienden a los patios y, murmurando, se reúnen alrededor de las fuentes misteriosas… Siguiendo a Mariano de sala en sala pensaba en los concurridos zocos de Tetuán; y en Xauen en lo alto de su verde colina donde los cantores moros añoran lastimeramente los jardines y patios de la Alhambra, que los de su raza perdieron. Pero en África hay ruido, movimiento, vocerío y vitalidad. Aquí, en cambio, las flores brotan sobre una tumba. No se oye nada salvo el murmullo de las fuentes, el zumbido de los insectos y el blando murmullo de las palomas en la Torre de Comares. (…) Como ha escrito el poeta granadino García Lorca:

Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil
callarla.
Llora monótona.
Como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Llora por cosas
lejanas.

3. El alma del cante Jondo. Autor, Cuellar

El alma del cante Jondo. Autor, Cuellar

Bajamos unos pasos y llegamos a la taberna y casa de comidas de Poliganga, sitio de reunión de artistas, cantaores y guitarristas desde que el viejo y fornido Antonio lo hizo famoso con sus tertulias (…) Camacho de pronto se puso a carraspear y escupir; con voz enronquecida tanteaba su cante y desgranaba algunas notas. Se bebía de un trago caña tras caña y mientras, volvía a tantear con su voz. Era como esos canarios que ensayan tímidamente antes de desbordarse en un surtidor de trinos. Pálido y sudoroso, con las venas de la frente hinchadas, sombrío, entornaba los ojos adormecido. Antes de empezar a cantar se desanudó la corbata y se desabrochó el cuello de la camisa; en seguida lanzó un largo gemido: ¡Ay, ay!…; que rompiéndose apenas comenzado dio lugar a los ritmos siempre en aumento, de la siguiriya gitana:

La camisa en un año
no me voy a poner,
hasta no verme junto
con mi compañera.

4. Plaza en el barrio del Albaicín. Autor, Mariuccox

Plaza en el barrio del Albaicín. Granada. Autor, Mariuccox

En cuanto oí la siguiriya comprendí que nos hallábamos en el corazón del cante jondo. Según el poeta andaluz Manuel Machado, la siguiriya es una copla de la noche musulmana (…) Es un cante lleno de lágrimas al que, por este motivo, se denomina playera (la canción que llora).

A llorá mis penas
salgo toos los días
y compadesíos de ver mis fatigas
toítos me miran.

5. La Alhambra y Sierra Nevada. Autor, Tim Rawle

La Alhambra y Sierra Nevada. Autor, Tim Rawle

Mientras Camacho canta siguiriyas, Mariano y Nicolás Sánchez baten palmas y Camacho golpea con los nudillos sobre la mesa. Detrás de él aguarda un mozo de chaqueta blanca pendiente de su rostro, pues en cuanto Camacho hace el menor gesto de fatiga acude solícito con un frasco de manzanilla que el cantaor bebe de un trago entre copla y copla. Nuestro auditorio había aumentado con ocho o nueve personas más y la habitación estaba llena de humo. Camacho seguía cantando completamente abstraído de cuanto le rodeaba. De las siguiriyas pasó a los polos: He aquí uno que me apunté en mi carnet:

Todos le piden a Dios
la salud y la libertad.
Y yo le pido la muerte
y no me la quiere mandar.

– Cántenos un martinete, Antonio – dijo Mariano marcando un ritmo con mi bastón en el suelo.

 

6. Ambiente en un local de cante Jondo. 1888. Autor, Carlos Teixidor

Ambiente en un local de cante Jondo. Granada, 1888. Autor, Carlos Teixidor

7. Patio interior del Generalife. Autor, Matteo

Patio interior del Generalife. Autor, Matteo

Entonces Camacho entonó con una voz dura y metálica la siguiente copla gitana:

Unos decían que mueran,
otros anaqueraban por qué.
Que dañito habrán cometío
los probes de los calés.

El martinete conserva toda la salvaje poesía de la vida de tribu. Suele describir venganzas, riñas sangrientas entre gitanos, escenas de presidio, memorias de crímenes que terminan en el patíbulo. Es la expresión más íntima de la vida gitana, lo que cantan los herreros en la fragua mientras trabajan. Lo cantan a palo seco, es decir, sin otro acompañamiento que el batir del metal sobre el yunque o el ruido del hierro sobre el pavimento. Sus temas más frecuentes son los que tratan de aventuras y tipos raciales como los de la familia Montoya, famosa por sus pesares, o la figura de Curro Puya, el fanfarrón, cuyas bravuconerías son el asunto de muchas coplas:

Mi me yaman Curro Puya
Por la tierra y por la má,
Y en yegando a la taberna,
La piedra fundamentá.

8. Barrio del Albaicín y la Alhambra. Autor, R. Fernández

Barrio del Albaicín y la Alhambra. Autor, R. Fernández

En estos cantos hay supervivencias de lejanos tiempos cuando los gitanos iban de pueblo en pueblo perseguidos por todo el mundo. Los gitanos de Andalucía han asimilado muchas tradiciones picarescas de “germanía”. Sus héroes raciales son aquellos que soportan con mayor indiferencia las persecuciones de la gente (…) Nos pusimos alegres, y ni Mariano ni Camacho mostraban el menor cansancio. La resistencia física de este último me maravillaba porque había cantado con toda la fuerza de sus pulmones durante más de tres horas en la taberna llena de humo.

 

9. Poema del cante Jondo. Autor, Markiddo

Poema del cante Jondo. Autor, Markiddo

Ya eran las siete cuando nos decidimos a ir a otra taberna. ¡Dios sabe lo que hubiera pasado si no hubiera tenido bastante dinero! Me encomendé por lo bajo a San Antonio para salir del apuro, pero no al venerable santo, sino a esa abstracción a que suelen encomendarse los pícaros y maleantes en Andalucía cuando están en un mal paso o no tienen dinero para dormir en la posada. Con gran sorpresa vi que la cuenta solo ascendía a quince pesetas, cantidad verdaderamente ridícula considerando que mis amigos y yo habíamos comido y bebido hasta hartarnos. Yo creo que las sutiles artes de Mariano hicieron, a espaldas mías, que la cuenta fuese tan modesta. En cuanto me vi salvado decidí seguir tentando a la suerte, como hacen los tahúres.

– Vamos, Mariano – dije -, hace una hermosa noche. Vamos a recorrer los colmados.

Salimos; la noche era balsámica; íbamos cogidos del brazo y nos pusimos a cantar una típica canción andaluza:

¡Chirindín, chirindín, chirindero!
en la feria su mare
le va a comprar un mortero:
¡Chirindín, chirindín, chirindero!
pa que maje er perejil
y sargan los cardos güenos.

10. Rincón florido del Albaicín. Autor, Mario López

Rincón florido del Albaicín. Autor, Mario López

Nos esperaba un concierto de magia. Sobre nuestras cabezas, en los árboles, oímos gorjeos. Cantaba un pájaro solitario con un trino suave que iba aumentando en volumen. Crujían las ramas en la fronda batidas por un aire perfumado. La brisa traía hacia nosotros la fragancia de los almendros en flor del Generalife. El ruiseñor seguía cantando, haciendo rápidas escalas y trinos que parecían sembrar su música por el bosque. Era como si miríadas de libélulas de fuego hubiesen nacido entre el murmullo de las hojas alrededor nuestro. Me volví hacia Mariano y le vi envuelto en su capa y con lágrimas en los ojos”.

 

Todos los extractos están sacados de la obra:

Don Gitano. Walter Starkie. Ed. Pallas. 1944

 

11. Agua y magia en el Generalife. Autor, LandahlautsAgua y magia en el Generalife. Autor, Landahlauts