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Madrid, del cocido al cielo

Nuevos espacios gastronómicos nacen cada poco tiempo en la ciudad, comercios especializados, escuelas de cocina, rutas gastronómicas… conforman un panorama vivo y sumamente atractivo para el visitante


Madrid, Villa y Corte, que tiene su centro en el «kilómetro cero» de los caminos de España, posee un mapa gastronómico inigualable en el que tienen destacada presencia platos tradicionales que ofrecen un perfil propio, con aromas de la cocina manchega, al estar su territorio enclavado en el corazón de la meseta. En los más típicos rincones del viejo Madrid, antiguas posadas, figones y mesones, – aparte del famoso Lhardy -, ofrecen la clásica SOPA DE AJO, y su inigualable COCIDO al que los castizos llamaban «el coci» ó «el piri», plato típico, saludable, sabroso y antañón que con el mismo regusto se come por tierras de Castilla en las que Madrid se asienta.
Los CALLOS A LA MADRILEÑA, los CARACOLES, las GALLINEJAS DEL RASTRO, su clásica TORTILLA A LA ESPAÑOLA y las JUDIAS A LO TIO LUCAS, con la ENSALADA DE SAN ISIDRO, conforman, entre otros preparados, su amplia cocina. En este recordatorio no olvidemos que a la hora del yantar, cada guiso viene del brazo de unos vinos nacidos en Arganda, Navalcarnero y San Martín, entre otros, que riegan y realzan el sabor de cada plato. Vinos candorosamente dormidos en las bodegas de un Madrid huérfano de rosas en aquel glorioso mayo de 1808, que los mamelucos de Murat sorbían de zaques y bocoyes y que la soldadesca napoleónica sacaba de las bodegas a espadazos, como preciado botín para la intendencia imperial.
Hoy, en la paz de los campos, Madrid ofrece vinos nuevos que, en alas de calidad, trasiegan alegrías hasta el lagar del alma donde se hacen ilusión y brindis para que la paz dé su mano al hombre en todos los amaneceres.
En el capítulo de postres, Madrid ofrece una extensa repostería. En la festividad de Todos los Santos, son de cristiana consolidación los tradicionales BUÑUELOS DE VIENTO y los rellenos de azucarada delicia HUESOS DE SANTO, al igual que en los días morados de la Semana Santa, no faltan las imponderables TORRIJAS.
Pero, en Madrid, encontrarás a lo largo del año, una rica y variada oferta salida de hornos artesanos, con mención especial para unas ROSQUILLAS, cuya invención es reivindicada por Fuenlabrada, villa en la que la Tía Javiera las hizo especialmente famosas sin olvidar, por ser lujo de sabor, el REQUESON DE MIRAFLORES.

Mirad, Señor Don Quijote
que desde Madrid al Cielo,
aunque vayamos al trote,
hemos de tardar, recelo;
y sepa vuestra merced
que con alforjas vacías,
que engendran gran desconsuelo,
ni bota que sacie sed
con sendos tragos de vino
sin reponer energías,
se hace más duro el camino.
De ahí, Señor, mi terco empeño
que antes de nuestra partida,
demos al cuerpo más vida
con sabrosa olla podrida
y vino, con el que anhelo
ir, desde Madrid…al Cielo.

SOPAS DE AJO

Eugenio Noel, unos de nuestros más preciados viajeros, conocedores de lugares y pueblos, dejó escrito que la gracia de esta sopa está precisamente en el ajo «y cuando se acierta a manejar eso, el ajo, rehogado en las otras sustancias que le acompañan, es cuando la sopa se convierte en un plato incomparable. Un cuarto de hora y en paz. Solo en los mesones, hostelerías, ventas y hogares de los labriegos sabe bien ese guiso cazurro y tosco que, es por paradoja prodigiosa honra de nuestra cocina nacional, de esa cocina en la que todo es verdad, todo salud, todo… gracia ruda, pero gracia.»
Algunos, siguiendo a quien así lo aconseja, cuando la sopa llega ardiente a la mesa, le añaden un generoso y consolador chorro de vino tinto, que el paladar y el estómago agradecen.
Por último, no olvidemos que siete virtudes tiene la sopa: quitan el hambre y sed dan poca. Hacen dormir, y digerir nunca enfadan, siempre agradan y crían la cara colorada.

Ventura de la Vega, poeta lírico y dramático, escribió esta deliciosa receta, muy popularizada, para prepararlas:

Cuando el diario suculento plato
base de toda mesa castellana,
gastar me veda el rígido mandato
de la Iglesia Apostólica Romana,
yo, fiel cristiano, que sumiso acato
cuanto aquella potestad emana,
de las viandas animales huyo
y con esta invención lo sustituyo.
Ancho y profundo cuenco, fabricado
de barro (como yo) coloco al fuego;
de agua lo lleno; un pan despedazado
en menudos fragmentos le echo luego
con sal y pimentón despolvoreado,
de puro aceite tímido lo riego,
y del ajo español dos cachos mondo
y en la masa esponjada los escondo.
Todo al calor del fuego hierve junto
y en brevísimo rato se condensa,
mientras que aquel suavísimo conjunto
lanza una parte en gas la llama intensa:
parda corteza cuando está en su punto
se advierte en torno y los sopores prensa,
y colocado en el cuenco en una fuente
se sirve así para que esté caliente.

EL COCIDO

El garbanzo es unos de los grandes tesoros gastronómicos. Con él se prepara el clásico cocido. Separado del caldo constituye la tradicional vianda cocinada con carne, tocino, chorizo, morcilla, patata y alguna verdura.
A comienzos del siglo XVI, Alonso de Herrera, en su obra: «DE RE RUSTICA», aporta, entre otras, esta curiosidad sobre el garbanzo:
«Sembrarlo lejos del camino y lugares pasaderos, entre las hazas de pan o en lugares cerrados; porque cuando están tiernos no pasa ninguno, aunque sea fraile y ayune, que no lleve un manojo; pastores y otros semejantes les hacen mucha guerra».
Para algunos escritores, la raíz del cocido, se encuentra en la ADAFINA, olla que los hebreos colocan al anochecer del viernes, en un anafre, cubriéndola con rescoldo y brasas para comerla el sábado. Es plato muy suculento y apetecido por los judíos, con ciertas variantes en sus ingredientes a tenor de la escala social de quienes lo consumen.
Plato típico de la cocina española, el cocido ha sido siempre insustituible en las mesas hogareñas, desde que los cartagineses introdujeron el garbanzo y su cultivo en España y con su ejemplo, estimularon el consumo.
Dicen, que el Rey Fernando VI, lo comía a diario y según el escritor José del Corral, hay datos fehacientes de que el cocido estaba presente, con bastante asiduidad, en las mesas reales. En el siglo XIX, el cocido siguió aromando las cocinas de palacio y hasta en algunos documentos se habla del «gasto para el cocido diario».
Para el Profesor Estrambasaguas, «el cocido es, tal vez, el único plato que nos queda de la Edad de Piedra. Como la piedra se quedan los Gabrieles, casi siempre, si no los ablanda la cochura del agua privilegiada de Madrid, tan fina como el viento…».

En romance, José Fernández Bremon, nos da la receta:

Con medio kilo de vaca
y diez céntimos de hueso,
un cuarterón de tocino,
un buen chorizo extremeño
y garbanzos arrugados
que ensanchan en el puchero,
sale de mi casa un cocido
que nos chupamos los dedos.
Cuando llega la matanza
se compra hocico de puerco
y echo un cuarto de gallina
si hay en casa algún enfermo.
Solemos tomar la sopa,
arroz, sémola o fideos;
si es de pan, con hierba buena,
los macarrones con queso.


Un plato clásico de la Villa y Corte. Ayer, como hoy, el típico yantar de la clase humilde, menos favorecida, y un lujo que puede darse nuestro paladar, en cualquier restaurante castizo de los que se acomodan a la sombra del Arco de Cuchilleros, rincón típico del viejo Madrid, o en los famosos Mesones que albergan las callejuelas cercanas al Arco, o en aquellos otros que jalonan los caminos de toda La Mancha


En la colección de «ARTE y COSTUMBRES DE MADRID», editada por la Comunidad de la Villa y Corte, se cuenta que el célebre Alcalde de Móstoles, don Andrés Torrejón, no pudo firmar el Bando que declaraba la guerra a los franceses, cuando se produjo la invasión napoleónica, hasta después de darse en hartón de un espléndido cocido a la madrileña, precedido de un nutrido aperitivo de sabrosos tacos de bacalao, convertidos hoy en lo que se conoce como «Soldaditos de Pavia». Después, todo fue coser y cantar; una vez hubo regado el hartón con unas jarras de vino procedente de unas vides de Navalcarnero, que cuidaba un pariente suyo, se levantó el aguerrido Alcalde y firmó su célebre Bando.

PLATOS CASTIZOS

Los CALLOS, los CARACOLES y las GALLINEJAS, productos de casquería, son recordados por ser platos de atractivo sabor y de añeja tradición de la cocina popular madrileña, que son preparados con peculiar maestría en la mayoría de las tabernas, – ya centenarias -, y bares del más puro casticismo, lugares de encuentro de los madrileños a los que gusta saborearlos en compañía, al calor de una amigable tertulia que discurre entre bocado y pausado trago porque, junto a la cazuela de barro cocido, de Alcorcón, llenos de aromas, que vienen del brazo de unos vinos nacidos en Arganda, Navalcarnero y San Martín que riegan y realzan el sabor de cada bocado, tiene obligada presencia el también llamado tinto de la Tierra, que se aparea gustoso con esos callos, caracoles y gallinejas, ricos en calorías y hondos sabores y que constituyen uno de los mayores logros de la cocina madrileña alojada en callejuelas cercanas a la Cabecera del Rastro.

CALLOS A LA MADRILEÑA

Con tripas de una ternera
toda buena cocinera
conseguirá, si se empeña,
callos a la madrileña
pues es plato que comparte
dosis de paciencia y arte,
que si en aplicar es dueña
la paciente cocinera,
los callos de esta reseña
serán callos de primera.
En este guiso se empieza
por tener mucha limpieza
que exigen patas y morros,
– que crudos debes comprar,
lavar, raspar y cortar
con afilado cuchillo,
en trozos mas bien crecidos
por menguar al ser cocidos.
A la pata, como al morro,
de sus huesos librarás,
si bien, los que son de pata
no los debes desechar
porque crecen con los callos.
(Solo al servirlos, tirar).
La limpieza no termina
porque, el morro y la pata,
con calma, muy lentamente,
con un hierro bien candente
los pelos has de quemar,
y sin que asome el desmayo
en trozos debes cortar
como cortastes los callos.
En un lebrillo esmaltado,
agua, el jugo de dos limones
y de sal, un buen puñado
echarás a todo lo preparado,
que has de frotar varias veces,
pues debes limpiar con creces
todo cuanto allí has vaciado.
En agua limpia que cubra
deben los callos cocer,
agregando a la marmita
guindilla, vino, laurel,
especias bien machacadas
y la sal que has de poner.
Tres horas han de pasar
– poco más o poco menos -,
y así lograrás que, tiernos,
vayan a tu paladar pero, espera,
que para comer no están
porque has de hacer un refrito
con cebollas picaditas y un ajito
que al dorarse, por junto recibirán
harina blanca candeal
pimiento un tanto picante,
añadiéndole al instante
– en no mucha cantidad -,
caldo en el que han cocido
los callos. Tendrás así conseguido
esa salsita ideal
que vaciarás en la olla,
reclamándote el conjunto
morcilla, chorizo y … punto;
al instante,
– tras cocer por media hora -,
ver cómo está de picante
y el punto de sal que añora,
habrás conseguido callos
de fama justa y notoria,
guisados de tal manera
que, como decía Cascorro,
en pedacitos de gloria
convierte la cocinera
unas tripas de ternera
y unos pedazos de morro.

CARACOLES

El sufrido caracol
que va con su casa a cuestas
dentro de un caparazón,
y a quien los niños , cantando,
le piden por diversión
sacar los cuernos al sol,
lo lavas, lavas y lavas
hasta que pierda su baba,
sustancia que desmerece;
solo el caracol se cuece
porque es una porquería
que siempre rechazaría
quien de tal guiso comiera,
y hasta puede que un gracioso
tuviera por un baboso
a quien la baba sorbiera.
Si este dato está aclarado,
al agua en que depositas
los caracoles lavados,
pon jamón entreverado
acompáñalos de harina,
pimentón, aceite frito,
pimienta molida, fina,
un machacado de ajo
y un algo de perejil,
sin que olvides añadir
el consabido comino
y un vaso del mejor vino.
El todo, rehogarás
solo por unos instantes
debiendo al final quedar,
en cantidad abundante,
una salsa bien espesa,
aromática y picante.
Y aunque no sea el sorber
norma de la buena mesa,
no te debe detener
cuando vayas a comerlos
el rico caldo sorberlo
que en sucesivas succiones
saldrá de los cascarones
del sabroso caracol.
Caldo lleno de vigor,
aromático, excitante,
pleno de intenso sabor.
De este guiso es dimanante
que no podrá el caracol,
aunque la chiquillería le cante,
sacar sus cuernos al sol.

GALLINEJAS DEL RASTRO

Las gallinejas del Rastro
son buenas para comer,
beber y echarse luego al camastro,
porque suele acontecer
que la gente echa su siesta
un rato, tras el comer,
siendo verdad manifiesta
que en ello encuentra placer.
De las aves de corral
tan solo las tripas limpias
son las que has de utilizar
partidas en cortos trozos,
¡sin que el gato lo perciba!
y en puro aceite de oliva
frielas hasta dorar.
Ponlas en fuente de teja,
échate tinto en un vaso
y paso, pasito a paso,
bebe y come gallinejas.
Hoy, en el moderno Madrid,
las gentes de por aquí
de Cascorro y sus callejas,
obviando su propia historia
ya no comen gallinejas;
sí, gallinas del granjero
que comen en pepitoria
y las tripas, por entero,
arrojan al basurero.
(Son datos para la Historia).

TORTILLA A LA ESPAÑOLA

La tortilla «a la española», redonda, amarilla, y yo diría que hasta sensual, según nos cuenta el escritor Manuel Martínez Llopiz, oculta el lugar y la fecha en que se cocinó por vez primera, aunque es posible que naciera entre los siglos XVII y XVIII, en cualquier lugar hoy ignorado. ¿En el modesto hogar de un campesino?. ¿En una comida de fortuna realizada por trajinantes o soldados en una venta, junto al camino, como aquellas que conocieron las desventuras del ingenioso Hidalgo?. Acaso, nos dice, «se comió por vez primera en el refectorio de un convento o se inventó por el cocinero de una casa noble, o nació en la estancia de una dama criolla en las lejanas tierras peruanas, pues un plato tan sencillo, sin pretensiones, que puede ser comido caliente o frío, muy adecuado para pitanza a los arrieros que la llevaban en las alforjas colgando de los adrales del carro o a lomos de la mula de paso, junto a la hogaza trigueña, un seco trozo de queso ovejuno y un zaque vinatero».
Este plato tuvo su apogeo en el pasado siglo pese a que se enfrentó a la hostil actitud y desprecio de los grandes cocineros «por considerarlas demasiado fáciles de preparar, por simples y vulgares».
Que no es fácil hacer tortilla, lo corrobora el malogrado poeta catalán, autor de «ALGO», Joaquin Mª. Bartrina que compuso esta fabulilla, sobre la redonda tortilla.

Quiso un tal Juan, que por imbécil brilla,
hacer una tortilla,
y para dar con el procedimiento
preguntólo a una criada de talento.
Basta para ello, – respondió la tal –
una sartén, aceite, un huevo y sal.
Cogió Juan la sartén, la puso al fuego,
de sal llenóla y luego
partió un huevo a su modo
y puso en la sartén cáscara y todo;
la sartén roció al punto con aceite
y aguardó el resultado con deleite.
Al cabo de un buen rato
ya el todo humeaba y repugnante hedía.
Juan lo de la sartén vertió en un plato
por ver lo que saldría
y salió… una solemne porquería.

Y la receta:

Se preparan patatas en rodajas
del tamaño y grosor de cinco duros,
dando cortes iguales de navaja
tras pelar los tubérculos maduros
pues, si verdes, creerán a pié juntillas
que ignoras el saber, hacer tortillas.
De aceite de buen gusto dispondrás,
y una vez que el fuego lo caliente,
en la usual y clásica sartén
de un ajo, añadirás un diente
que ha de trocar el blanco por dorado,
momento de añadir, seguidamente,
una cebolla en tiras, las patatas crujientes
y de sal, para un justo sazonado,
ni dejarlo soso, ni salado.
Taparás la sartén, pues la fritura
resulta más jugosa y más completa;
a poco, tras unas vueltas de paleta,
a lo que allí se fríe a lento fuego,
has de quitar aceite porque, luego,
al añadir los huevos, bien batidos,
se cuaja la tortilla y no rezuma
la grasa, que al freír no ha reducido.
El final, tus nervios no consuma;
requiere habilidad y algo de maña
pues darle la vuelta a la tortilla
considerarlo fácil, nos engaña
y nos llena de negro desconsuelo
cuajos ver de tortilla por el suelo.
Si la sartén la tapas con recato
y la vuelta le das con rapidez,
podrás cantar victoria y, a la vez,
contemplar la tortilla sobre el plato
y después, comerla con gusto y avidez.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Con Pan y Vino…

“En aquel tiempo, Noé, que era labrador, cuando salió del arca comenzó a labrar la tierra y plantó un sarmiento. Y luego lo regó con sangre de león para darle vigor y con sangre de cordero para merecer buen fruto. Después, bebió de su vino, quedó embriagado y echose desnudo en su tierra entregándose al placer”. Libro del Génesis (IX – 20/21)


Se dice que en la época carolingia, los enfermos y ancianos acogidos en los asilos de los monasterios, para evitar que la falta de apetito degenerase en desnutrición, eran reconfortados con “sopas de vino”, especialmente hechas con tipos más o menos licorosos.
Tal plato estimulaba al consumo de otros alimentos ingiriendo estos con sumo gusto pero, ¡ay! debían comerlo a hurtadillas de los diabéticos para no despertar en ellos la envidia que les causaba. Buscóse la solución, bien sencilla por cierto. Las sopas eran condimentadas con vinos secos. ¡Y todos felices!
Está sabido que la falta de apetito puede conducir a la desnutrición. Para combatirla, se estimula el consumo de preparados alimenticios que despierten aquél en los convalecientes, enfermos o inapetentes.
Los vinos blancos, secos, de poco grado alcohólico, bebidos con moderación, estimulan el apetito y facilitan la digestión.
Al vino se le ha llamado “la leche del viejo,” hermoso complemento de una buena alimentación, que si está bien orientada y condimentada puede, con la delicada atención familiar, retrasar algunos cambios de su organismo propios del envejecimiento. Porque la relación directa entre alimentación y cariño debe seguir totalmente en vigor en esta santa etapa de la vida.

Las uvas por y para el vino

Desde que La Mancha supo de fenicios, romanos y musulmanes, el vino siempre estuvo presente en sus tierras y estrechamente vinculado a su cultura, al arte, al comercio y a la literatura, siendo el hombre en su andadura, amigo inseparable del camino.
Alguien dijo que allí donde un viñedo crece, galopan la imaginación y el ingenio.
Con tan rotunda afirmación nadie dudará que en la mayor región vitivinícola del mundo, donde las tierras nunca se acaban, tenía que desbordarse el genio, el talento y la imaginación de poetas y escritores. Y La Mancha, obsequió al mundo por obra y gracia de un cautivo de Argel, con su libro inmortal: Aventuras y desventuras de un Caballero hidalgo de los de lanza en astillero y azarosa vida que discurrió, en gran parte, bajo este cielo abierto y en tierras con olor a mosto.

“La Mancha huele a mosto,
a surco labrantío,
a pámpana que brota,
a fiebre de bodega,
a Historia, polvo, cal,
a lucha y brega,
a sangre de batalla
sin derrota.”

Visita a las antiguas cueva-bodega de Tomelloso

Y es que el propio Cervantes, era un buen conocedor del vino manchego. Ese mismo vino que al socarrón de Sancho no se le iba de la memoria: “…y esta bota colgada del arzón de la silla, por si o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que le dé mil besos y mil abrazos.”
Ortega y Gasset, Fernández Flores, Camilo José Cela, Néstor Luján, Gregorio Marañón y otros escritores contemporáneos enaltecen las excelencias y virtudes del vino. Nos basta, como botón de muestra, recordar bellas estrofas del llorado Pemán:

“Beber es todo medida;
dar alegría al corazón
y sin perder la razón,
darle razón a la vida.”

Fernando de Rojas, por boca de la Celestina, la alcahueta mayor del Reino, canta el homenaje al vino:
“…en invierno, no hay tal escalentador de cama, que con dos jarrillos de éstos beba cuando me quiero acostar, no siento frío en toda la noche: de esto aforro todos mis vestidos cuando viene la Navidad, esto me calienta la sangre, esto me sostiene continuo en mi ser; esto me hace andar siempre alegre; esto me para fresca. De esto vea yo sobrado en casa, que nunca temeré el mal año, que un cortezón de pan ratonado me basta para tres días. Esto quita la tristeza de corazón, más que el oro y el coral; esto da esfuerzo al mozo y al viejo fuerza; pone color al descolorado; coraje al cobarde, al flojo, diligencia; conforta los cerebros, saca el frío del estómago, quita el hedor del aliento, hace potentes los bríos; hace soportar los afanes de las labranzas a los cansados segadores; hace sudar toda agua mala; sana el romadizo y las muelas; sostiénese sin hundir en el mar, lo cual no hace el agua.”

Aunque muchos no lo huelen, ni entienden, ni quieren beber vino haciendo de ello un prurito social, olvidan la pureza de ese vino divino, honesto, viril, sincero, noble, leal compañero de mesa y mantel, proclive a la amena charla y de secular presencia en la dieta mediterránea arropada de larga tradición cristiana y campesina.


Con la uva pisada y el amor de brazos y desvelos, nacieron a la vida los vinos de La Mancha. Sinceros, hogareños, sin otra pretensión que regar el pan de cada día.


“Dieronle a los dos a probar del vino de una cuba pidiéndoles su parecer del estado, calidad, bondad ó malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más que llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro; el segundo dijo que sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendiose el vino y al limpiar la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán. Porque vea vuestra merced si quien viene de esta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas.” El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (libro segundo, cap. XIII)


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Fotografías de sabersabor.es ©

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Madrid – La Mancha, un día por tierras del Quijote

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Os proponemos una escapada inolvidable para los que quieren vivir una auténtica experiencia cultural, natural y gastronómica. Un viaje de un día por La Mancha para descubrir algunos de los más importantes escenarios naturales del Quijote, con toda la esencia de nuestras ciudades, pueblos y aldeas, y disfrutando de nuestra rica gastronomía, en la que no puede faltar el delicioso Queso Manchego y los afamados vinos de La Mancha. Sin duda, una auténtica experiencia cultural universal.

Cervantes y Alcázar de San Juan

Iniciaremos el día en Alcázar de San Juan, según algunos estudiosos verdadera cuna de Don Miguel de Cervantes. Desde la inmensa llanura que la bordea, salpicada de bellas lagunas, pasando por sus conocidas fiestas de Moros y Cristianos, las tortas de Alcázar o el legado de su artesanía del cuero, la alfarería y la madera, la visita a Alcázar de San Juan está llena de lugares de interés turístico y patrimonial como las calles del casco antiguo que nos llevarán a la Plaza de Santa María, presidida por una estatua de Miguel de Cervantes.
Esta plaza, origen de Alcázar de San Juan, es un magnífico conjunto en el que la piedra arenisca rojiza contrasta con el color verde intenso de los cipreses que la adornan. En este espacio llama la atención el poderoso Torreón del Gran Prior, torre almenada de planta cuadrada y origen almohade (siglo XIII) que perteneció, como el Cubillo con el que forma conjunto, a la antigua alcazaba. Su nombre se asocia con Don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV y de la comedianta María la Calderona, que fue gran prior de la Orden de San Juan. Ante este Torreón se levanta la comentada estatua del autor del Quijote, pluma en ristre.
En la misma plaza, la iglesia de Santa María la Mayor, remonta sus orígenes al siglo XIII y se erige como un maravilloso compendio de épocas y estilos (románico, gótico, mudéjar, renacimiento…), además de guardar celosamente la partida de bautismo atribuida a Miguel de Cervantes Saavedra, descubierta entre sus archivos allá por el año 1748. El conocimiento de que hace gala Cervantes del entorno de esta ciudad avala sin lugar a dudas esta hipótesis. Aunque es sabido que Alcázar de San Juan disputa con Alcalá de Henares su condición natal de Cervantes.

El Museo de la Casa del Hidalgo bien merece nuestra visita para conocer las costumbres y cómo era la vida de los hidalgos que inspiraron a Miguel de Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote de La Mancha. El Museo cuenta con la exposición de piezas originales de gran valor, cedidas por importantes museos españoles (Museo del Ejército, Museo Nacional de Artes Decorativas, Museo de Santa Cruz, entre otros). También cuenta con recursos audiovisuales, manipulativos e interactivos con los que poder experimentar a lo largo de toda la visita. Un recorrido por sus estancias con toda la esencia y el sabor de aquella época.

Imprescindible realizar una pausa para reponer fuerzas con un buen trozo de deliciosa bizcochá o con unas tortas de Alcázar, nacidas antaño en los hornos del convento de Santa Clara.


Museo Casa del Hidalgo

Colegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial, Alcázar de San Juan
Colegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial

Molinos de Campo de Criptana

A continuación, nuestro viaje nos llevará hasta Campo de Criptana, para descubrir uno de los hitos fundamentales de la geografía española, testigo de un pasado histórico y cultural envidiables: el barrio del Albaicín y los maravillosos molinos de viento que lo coronan. Esta experiencia nos permitirá rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”, así como descubrir algunos secretos del noble arte de la molinería.
Los molinos siguen siendo heraldos ante el mundo del paisaje de Campo de Criptana y de la Mancha en su totalidad. Y algo de esa herencia señorial y quijotesca debe seguir presidiendo sus muros encalados y sus aspas orgullosas y erguidas a los cuatro vientos, pues hoy el conjunto de los molinos de Campo de Criptana está declarado Bien de Interés Cultural, y tres de ellos, los más antiguos, alcanzaron en 1978 la categoría nacional de Monumentos de Interés Histórico-Artístico.

Como todo el que se aproxima a Campo de Criptana, Don Quijote divisó a lo lejos “treinta o cuarenta molinos de viento”. No sólo la imaginación, sino, sobre todo, su irrefrenable deseo de entrar en combate con unos enemigos poderosos y dañinos para la humanidad y añadir nuevas hazañas a su todavía breve historial de caballero, le hicieron ver allí aquellos desaforados gigantes con quien pensó en hacer batalla para quitarles la vida. Es conocido cómo terminó nuestro caballero andante: sin lanza, maltrecho y siguiendo como pudo camino hacia Puerto Lápice, mientras Sancho Panza repetía una y otra vez que ya le había advertido. Cientos de páginas se han escrito sobre este episodio, el más reproducido en dibujos y grabados, y sin duda el que eleva a sus más altas cotas la quimera quijotesca.

Disfrutaremos de un inolvidable recorrido por la sierra de los Molinos para descubrir aquellos gigantes de largos brazos disfrazados de ingenios para moler trigo, tres de los cuales todavía conservan la maquinaria original del siglo XVI. Otros están dedicados a museos, como el que reúne retazos de la vida artística de Sara Montiel, hija predilecta de Campo de Criptana.

Un paseo por el Albaicín de Criptana, con sus maravillosas calles empedradas de casas bajas con tejados de teja árabe, paredes largas, lisas y tan blancas que parecen haber sido encaladas la víspera, rejas que protegen sus pequeñas ventanas, puertas y zócalos de color añil, calles con nombres casi invariablemente relacionados con El Quijote y que se unen mediante escaleras y se enmarañan entre sí a medida que bajan de la sierra al llano, nos acercará a la hora del almuerzo, que nos espera con una deliciosa y auténtica Comida Típica del Quijote, a base de platos tradicionales de la cocina manchega. Una cocina universalizada por Cervantes.

Antigua cueva – bodega de Tomelloso

Dejamos atrás tan ilustre lugar, y recorreremos los escasos kilómetros que separan Campo de Criptana de Tomelloso. Ciudad de paso y estrechamente vinculada a la Mesta desde época medieval, Tomelloso es hoy uno de los principales centros productores de vino de España y de la región con D.O. La Mancha.
La ciudad retiene todavía una amplia tradición artesanal, que se aplica en dosis iguales de esmero, mimo y profesionalidad a sus productos más conocidos: el Queso Manchego, sus vinos y sus brandys.

Iniciaremos la tarde visitando una de las 2200 antiguas cuevas – bodega existentes en el subsuelo de Tomelloso, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino. Si pudiésemos ver de una manera global el subsuelo de Tomelloso, lo veríamos agujereado por completo. Se trata realmente de un mundo subterráneo único por descubrir. Cada una de estas antiguas cueva – bodega nos habla de una vida dedicada al cultivo de la vid y a exprimir su delicioso zumo: el vino.

Las numerosas rejillas o lumbreras que se abren en el suelo a nuestro paso por todo el casco urbano de la ciudad nos indican la existencia de numerosas cuevas bajo tierra horadadas por valientes hombres y mujeres bajo sus casas para hacer vino. Bodegas llenas de encanto que conservan toda su esencia gracias a sus grandes tinajas de barro y a permanecer intactas desde hace décadas.

Existen otros lugares con cuevas – bodega pero muy por debajo en número y tamaño respecto a Tomelloso. Aranda de Duero (Burgos), Fuensaldaña y Mucientes (Valladolid), Haro (La Rioja), son algunos ejemplos.

A continuación, nos trasladaremos a una auténtica Quesería Artesana manchega, donde conoceremos los secretos de un producto sobradamente conocido: el Queso Manchego. Descubriremos todos los detalles que marcan la diferencia de este queso y realizaremos un interesante itinerario por las instalaciones de esta fábrica artesana de la mano de todo un maestro quesero. Terminaremos con una cata-degustación de este producto tan cotizado a nivel nacional e internacional.
Las características de La Mancha han constituido siempre un imperativo ecológico para la explotación del ganado ovino y por tanto para la elaboración de quesos, como prueba la existencia de varios yacimientos de la Edad del Hierro y del Bronce, en los que se han encontrado fragmentos de antiguos utensilios que sin duda sirvieron para la elaboración de quesos. Destacan dos queseras completas descubiertas en la Motilla del Azuer, Daimiel.
Es de suponer que todas las civilizaciones que han pasado por estas tierras, disfrutaron paladeando nuestro queso.
Estamos obligados a mencionar a Cervantes que en el Quijote cita varias veces el Queso Manchego y presenta a su héroe como un gran consumidor de él. Las alforjas de Sancho Panza siempre iban provistas de pan y queso. Para deleitarse es el capítulo “Donde se cuentan las bodas de Camacho El rico, con el suceso de Basilio El pobre”, se dice: “… los quesos, puestos como ladrillos enrejados, formaban una muralla…”.
Para terminar esta pequeña reseña histórica respecto al Queso Manchego se cuenta que un famoso ‘gourmet’ norteamericano había comentado que dudaba entre lo que le producía más placer: si tomar un buen Queso Manchego, con un tinto de la misma tierra, o si leer al Quijote, y que, al fin, había resuelto tan angustiosa duda, comiendo el queso, bebiendo el vino y leyendo el Quijote, alternativamente.

Como no podía ser de otra forma, finalizaremos este apasionante viaje a la tierra de Don Quijote con la entrega a los participantes del Título de Dulcinea y Caballero.

Elaborando el Queso Manchego



Si quieres disfrutar de esta maravillosa escapada contacta con nosotros

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Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

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Cuenca, la cocina encantada

Casas colgadas, Cuenca

La cocina conquense tiene repartidas sus especialidades culinarias en tres comarcas naturales: La Alcarria, La Mancha y La Serranía


Aparte de los fogones de 232 municipios y para asombro y deleite del caminante, entre rocas que se empinan altivas e indiferentes, simulando edificios y ruinas de un pueblo abandonado, encontrará la Ciudad Encantada y bajo su cielo, mesones y tabernas con posada y asiento para el ansiado yantar.

Cuenca basa sus platos en las especialidades más peculiares de la oferta manchega. La consabida CALDERETA, las deliciosas, típicas y nutricias MIGAS y GACHAS y con carta de naturaleza, el célebre MORTERUELO y los ZARAJOS.

El AJO MORADO es el encargado de dar un inigualable sabor a estos manjares. Maravillosas cabezas moradas protegidas por una túnica de color blanco.
En la gastronomía conquense ponen una nota de exquisitez los CANGREJOS y las TRUCHAS, especies que no hay que dar al olvido por su amplio y delicioso sabor.

Por supuesto, en la copa no deben faltar los prestigiosos y premiados VINOS de estas terruñas tierras, quizás la mejor zona de tierras del mundo para vinos tintos… En una bodega cercana a Las Pedroñeras nace uno de los vinos más caros del mundo.

Entre un extenso surtido de dulces pueblerinos y como postre, el insuperable ALAJÚ, elaborado con nueces o almendras, migas de pan y miel de romero y como licor peculiar de Cuenca, el exquisito RESOLÍ, cuyos principales ingredientes son aguardiente, café, un polvo de canela y en su compañía, cortezas de naranja y una porción de azúcar.

ciudad encantadaCiudad Encantada

ajo moradoAjo morado

morterueloMorteruelo

MORTERUELO

Aunque de uso generalizado en toda Castilla – La Mancha es plato conquense de añeja tradición pues ya fue citado en documentos del siglo XI y en el Fuero de Molina, del posterior siglo XII.
Tiene el morteruelo gran semejanza con los grandes patés. Cuando a la clásica receta se añaden las tradicionales especias se consigue, en frase del escritor Tico Medina, un “paté a lo bestia”. Y es, sencillamente, que el morteruelo está indicado para estómagos bien preparados.
Dice el gastrónomo Raúl Torres que lo inventaron los pastores de la Alta sierra conquense y los de la paramera de Molina, para sobrevivir, simplemente y que Don Quijote lo cató a su paso por Cuenca camino de Zaragoza y Barcelona, quedando atónito de sabor y calorías, pudiendo así continuar su camino entre cierzos y escarchas.

La receta

Tomás Luceño, poeta dramático y escritor publicó en el “Almanaque de Conferencias Culinarias”, esta composición sobre el morteruelo; o lo que es lo mismo, Paté de foiegras manchego:

Coges hígado de cerdo,
lomo y aves, lo rehogas
con aceite y ajo frito;
pero, por Dios, no lo comas
que todavía hace falta
una multitud de cosas.
Todo esto lo cueces mucho,
porque de este modo logras
deshuesar las aves y
procediendo en buena lógica
que se desmenuce el lomo
y el hígado, el cual colocas
dentro de un mortero limpio,
le machacas, en buena hora,
por un colador lo pasas,
y en el caldo donde todas
estas carnes han cocido,
con mucha calma lo embocas;
si te gustan las especias,
con especias lo sazonas.
Después rallas pan; lo echas
en el caldo, se incorpora
a las referidas carnes
y todo una pasta forma
que secas in continenti
en grandes tarros colocas,
lo conservas un tiempo,
librándolo de las moscas;
y si quieres te lo comes,
y si no, no te lo comes,
que cada cual es muy dueño
de su estómago y de su boca.

Nacimiento del río CuervoNacimiento del río Cuervo

Zarajos Zarajos

Serranía de CuencaSerranía de Cuenca

ZARAJOS DE CUENCA

Se dice que los conquenses ponen arte y desparpajo no solo en hacer zarajos, si no al comérselos luego, porque tripas abrazadas al cuerpo de unos sarmientos si no supieras comerlos con habilidad y tiento, en vez de comer zarajos morderás solo el sarmiento. De la receta eres dueño, tienes talento de sobra, así pues, no te quite el sueño poner manos a la obra.

… y su receta

Las tripas muy bien lavadas
de los corderos lechales,
debes ponerlas trenzadas
entre dos palos iguales;
lo ideal, es poder utilizar
los agostados sarmientos
que nos dejan los viñedos
al podar.
Para ser elaborados
tienes tres modalidades:
En el horno ser asados
gozan de prioridad;
segunda opción, la parrilla,
y fritos, con buen aceite de oliva,
la tercera alternativa.
Ponles sal con discreción,
y rociados con limón
si los alternas con vino,
los zarajos… son divinos.

cangrejoCangrejo. Autor, Carlos Galeano

Ventano del DiabloVentano del Diablo. Autor, Carlos Sánchez

TRUCHAS Y CANGREJOS

Las ágiles truchas de carne sabrosísima criadas en ríos limpios o incontaminados de fondo arenoso batido por los remolinos, las define el diccionario como “peces de agua dulce de color pardo, llenos de pintas rojizas o negras y carne sabrosa y delicada”. La Trucha se da en Cuenca en los puntos altos de sus ríos.

Sobre el cangrejo de río, bocado exquisito, de carne enjuta y delicada, nos dice que es “un crustáceo con caparazón verdoso que al cocerlo se cambia en rojo, tiene gruesas pinzas en los extremos de las patas del primer par, y su carne exquisita y apreciada”. Pero el comensal debe saber algo más, por aquello del concepto del gusto.

Por ejemplo: Que si la trucha simplemente asada nos deleita, es con jamón de casta en su vientre y luego sazonada, enharinada y frita, como testifica sus excelencias.
Que los cangrejos demandan la complicidad de los dedos y que si a la plancha son exquisitos, con jamón están excelentes, y salseados con tomate, es uno de los bocados más apetitosos del recetario gastronómico.

Curiosa receta

El literato español Ramón Rodríguez Correa, escribió esta pícara receta titulada “TRUCHAS A LO DON RAMON SIN SARTEN Y SIN FOGON”:

Se va a un torrente
donde haya truchas
con una chica
morena o rubia.
Ella en el bosque
se queda oculta
en lo más denso
de la espesura.
Allí hace un hoyo
y al borde agrupa
las hojas secas que al
paso crujan.
El hombre, en tanto,
se va en ayunas
y a poco vuelve
con una trucha.
“Pescada ¿cómo?”
¡Necia pregunta!
¡Jamás las pescan
bragas enjutas!
Robada a un choto
la leche pura
cuando la madre
tranquila rumia
manteca fresca
se obtiene en una
orza de barro
llevada adjunta.
Aunque un ataque de
nervios sufra la compañera,
morena o rubia,
con la hoja grande
de un cortaplumas
la trucha hermosa
se despanzurra.
Tripas y agallas
fuera por sucias…
¡pero si hay huevas
no se perturban!
Limpio el pescado
de cola a nuca
con sal en polvo
se le satura,
con la manteca
nombrada supra
por mucho tiempo
se le embadurna.
De papel fuerte,
como envoltura,
un cucurucho
se hace a la trucha,
y amontillado
del “Non plus ultra”
se vierte a chorros
por la abertura.
Todo se encierra
como en las tumbas,
en aquel hoyo
de la espesura.
Las hojas secas
el hombre agrupa,
préndeles fuego,
el viento azuza,
yedras y trébol,
tomillo y juncias
de luz y aromas
el bosque inundan.
¡Pronto cenizas
tan sólo ocultan
del pobre bicho
la sepultura!
La tierra escarban
entrambos a una
y un bulto negro
la luz alumbra.
Abren el bulto
con ansias sumas
y, ¡oh, gran prodigio!
vése la trucha
sin dura escama
sin su piel ruda,
salir hirviente
de la envoltura.
Ruido de besos
después se escucha
y carcajadas
en la espesura.
Y cuando salen
de la penumbra
y un sol de ruego
tuesta y chamusca,
dice la chica
morena o rubia,
¿cuándo volvemos
a guisar truchas?

Alajú Alajú

GLOSA DEL ALAJÚ

La historia del Alajú, historia dulce y no amarga, la encontramos en un arca de las muchas que aún se guardan en Cuenca y en sus comarcas: La Alcarria, La Serranía y aquella otra de La Mancha.
Nos cuenta la dulce historia, – que es para muchos sagrada, – que probado el alajú, del que aquí ahora se trata, te retechupeas los dedos al igual que si comieras la dulce miel de La Alcarria.

Los sesudos eruditos sospechan que el alajú, viene de allá, de la China del mítico Fú Manchú, pero no, es la Ciudad Encantada, con su melífica Alcarria, el trigo de harina blanca, la de floridos almendros, llena de arte y de gracia, donde el alajú encontró, linaje, cuna y estancia.

La receta es bien sencilla, por su misma sencillez:

Se pone a cocer la miel y al tomar punto de hebra, se añaden unas peladas, sanas y dulces almendras, pan rayado, frescas nueces, rayadura de naranja, – solo corteza se entiende,- y así completas aquello que en olla de barro cuece.
El todo debe extenderse encima de unas obleas empleando una cuchara en agua limpia mojada, para que la miel escurra y caiga sobre la pasta.
Este proceso termina, como por arte de magia, dándole forma de torta. A tal fin, para lo cual toma nota, le pondrás un peso encima. Una vez frío, se come y verás que gusta a viejos, gente adulta y gente moza, porque tan dulce presente les anima y les conforta.
Hay caminos, más de cuatro, que pueden llevarte en alas hasta el Mesón que te aguarda para ofrecerte alajú ó alfajor, que así también se le llama, ya que siempre fue lo mismo, llamarse Francisca ó Paca.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Fotografía de portada: Casas colgadas, Cuenca. Autor, José Luis Rodríguez Holgado 

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Santo Tomás de Villanueva. Personaje histórico del Campo de Montiel

Santo Tomás de Villanueva

Y curiosamente para nosotros, los de Campo de Montiel, Santo Tomás nace en 1486, cuando comenzaba a nacer España


Os mostramos uno de los personajes históricos más destacados del Campo de Montiel. A la vez una de las personalidades del Siglo de Oro Español. Y alguien que ha dejado huella en la Iglesia Universal, por ser de ese tipo de personas que abren nuevos caminos y crean nuevos modos de actuar.
Cuanto más conoces al personaje, más aprecias su proyección social y su dimensión intelectual. Leyendo varias biografías llego a la conclusión de que fue un ser afortunado por el hecho de realizarse en la vida conforme la deseó vivir. Y también por el momento histórico en el cual le tocó nacer y el contexto familiar que le otorgó el destino.
Vivió en uno de los periodos más plenos de la cultura occidental como es el Siglo de Oro, sucediendo a otro de los más prolíficos a nivel cultural e intelectual de Occidente como fue el Renacimiento Italiano.
España abre la Era Moderna apenas seis años después con el Descubrimiento de América en 1492. Coincidiendo a la vez con el inicio del Siglo de Oro y la publicación de la Gramática de Nebrija. Pocos años antes con la conquista de Granada y la unión del reino de Castilla y la Corona de Aragón, Isabel y Fernando comenzaron ingentes reformas que tendían a la creación del primer Estado Moderno, como la unificación del ejército, la administración pública y la religión. Como sabemos impulsaron el catolicismo y el apoyo al papado del cual obtuvieron el título de Reyes Católicos. Sin embargo, nunca pudieron serlo de España, porque tal entidad territorial y jurídica no existía. Faltaba la anexión del reino de Navarra. Obtenida años más tarde por Fernando el Católico. Con lo cual la primera reina que debió ser de España por derechos dinásticos debió ser su hija Juana I de España. Quien fue apartada de su legítimo derecho por el golpe de Estado ejercido por su hijo el emperador Carlos V de Alemania proclamándose rey de España, apoyado por su abuelo Fernando el Católico.
En este contexto de reforma del catolicismo y creación del primer país de Europa como Estado moderno aglutinando todos los reinos en una unidad territorial conglomerada por una historia y cultura común, -que por cierto todavía no ha fraguado con la firmeza que el paso del tiempo debiera haber impreso-. Además de intereses políticos de afianzamiento del Estado y expansión imperial, fueron una de las razones por las que el flamante emperador, confió en Santo Tomás como buen español, que más tarde calificó Quevedo. Resulta interesante comprobar que fue propuesto para arzobispo de Granada y de Valencia. Dos de los territorios con mayor inestabilidad política y social a causa de la gran población de moriscos en constante descontento y en contacto con los turcos.
Encontramos así en Tomás de Villanueva ese hombre de Estado, ese gestor y ese diplomático al servicio del emperador, que pacificó el territorio de Valencia en su labor con la gran población de moriscos que casi suponía la mitad de la población.

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Centenario Santo Tomás de Villanueva


El Siglo de Oro finaliza en 1681 con la muerte de Calderón de la Barca


Y aquí en Campo de Montiel, poseemos una de las concordancias más asentadas a nivel histórico y cultural con este brillante periodo histórico que abarcó desde principios del XVI hasta finales del XVII, llamado Siglo de Oro, pues los datos nos dicen como ya he señalado que aquí en nuestra tierra comienza con el nacimiento de Santo Tomás, alcanza su cénit con la publicación del Quijote en 1605-1616, y culmina con la muerte de Quevedo en 1645.
Por tanto, esta tierra, tan pobre, tan áspera y tan despoblada. Contiene el valor incalculable de ser uno de los reductos culturales de una de las épocas más florecientes de la cultura universal.

Antes de adentrarnos concretamente en la figura de Santo Tomás como personaje histórico, como veis, quiero destacar el conjunto de valores de nuestro Campo de Montiel. El cual tímidamente está empezando a ser reconocido en la dimensión que le corresponde con el esforzado aporte de las nuevas generaciones de personas más y mejor formadas, más viajadas y con mayores elementos de juicio y contraste.
Por tanto vaya desde aquí mi agradecimiento para todos aquellos que saben ver la proyección del conjunto de valores que posee esta tierra y que todavía están por descubrir, si nos decidimos a ello.
El valor más importante y la clave que revitalice esta comarca es la llave que la abra al mundo y la saque como a don Quijote, por la puerta del corral. Esa llave, Se llama información, formación, conocimiento, educación, coordinación, colaboración, unión y trabajo en común de todos y cada uno de los elementos que componemos esta tierra, como individuos, como instituciones y como entes sociales, culturales y económicos.
Hay que promover, facilitar y comprometerse con todo cuanto nos beneficia a todos, porque nos fortalece. Hay que sentirse orgullosos de los éxitos de nuestros vecinos porque también son nuestros éxitos. Hay que estar dispuestos a participar de todo cuanto mejora nuestro entorno porque nos ayuda a todos.
Por eso me veo en el compromiso de aprovechar cualquier oportunidad, como esta, para incidir en la importancia de mantenernos con actitud constructiva y predisposición para ver, sentir y vivir el Campo de Montiel con tanto apego como nuestro propio pueblo. Practicar el beneficio de entender nuestra comarca como un conjunto de pueblos que componen nuestra casa, nuestra cultura, nuestra historia y nuestro vínculo intelectual con nuestra propia existencia. Porque además ninguno de nuestros pueblos se entiende sin las influencias y relaciones de los que nos circundan.
Ya sé que las diferencias políticas impiden casi siempre esa deseable unión y colaboración social, cultural que nos haría avanzar con mayor firmeza y rapidez. Pero nada nos impide estar por encima de la negatividad de los intereses que por desgracia crea la política, que en el fondo no es otra cosa que intereses particulares de unos y otros. Convirtiéndose en una trivial lucha de poder por gestionar los recursos de todos, dividiendo y restando. Empequeñeciendo la grandeza que contiene una tierra, tan vieja, tan noble, tan culta. Tan repleta de valores como es el Cervantino Campo de Montiel. El Manriqueño Campo de Montiel, el Quevediano Campo de Montiel. El laminitano Campo de Montiel. El Andalusí Campo de Montiel. El españolísimo campo de Montiel, en cuyo corazón del Castillo de la Estrella de Montiel, se dio el último gran paso de Castilla y el primero para la creación de España. Porque podemos afirmar sin grandilocuencia que aquí comenzó a gestarse España. En la Batalla de Montiel. Abriendo el camino al trono de Isabel I de Castilla. Y esto nadie lo va a contar porque a nadie le interesa reconocer los valores de una tierra que no sea la propia. Por eso es nuestra responsabilidad y nuestro deber colocarnos donde nos corresponde. Sin complejos, sin comparaciones y sin falsos halagos.
Pero por desgracia es muy habitual, la pasividad y la espera de que aparezca alguien que resuelva lo que nos toca a nosotros. Lo nos lleva desperdiciar el tiempo como polvo de oro que el viento arrastra.

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Descubriendo Fuenllana
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Descubriendo el Convento de Santo Domingo, Villanueva de los Infantes
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Santa Catalina, Fuenllana
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Descubriendo Villanueva de los Infantes


La responsabilidad de poner en el lugar que le corresponde a nuestra tierra nos corresponde a nosotros, a sus hijos, a sus amantes, a sus moradores


Y hasta ahora, como ya he dicho, nunca en nuestra historia, se había comenzado a querer, valorar y poner de manifiesto la autenticidad y potencial de valores que posee el honorable Campo de Montiel. Precisamente porque ahora nos estamos interesando en conocerlo y compartirlo.
Vamos a seguir por esta línea y a respetarnos como merecemos, honrando a nuestra tierra como corresponde, sin supravalorarla ni menospreciarla. Pero sobre todo, sin ignorarla. Que este ha sido el peor de nuestros males. No existíamos ni para nosotros mismos. Nuestro complejo de inferioridad nos hacía mirar siempre por encima de nuestros horizontes. Convencidos de que todo lo mejor estaba fuera de aquí. Curiosamente también le ocurría a don Quijote con sus ansias de aventura. Sin valorar que él mismo era y será el prototipo universal de la propia personificación de la aventura.

Siempre con los ojos puestos en el más allá, con esa necesidad de buscarnos la vida con la esperanza de hacerla más llevadera lejos de aquí, tal cual le ocurría a Cervantes ansiando escaparse a liberarse en América. Y es que es cierto que todos los refranes hablan por la experiencia y no falta verdad en aquello de “pueblo pequeño, infierno grande”. Hay que ser conscientes de la inmensa oferta de posibilidades de una gran ciudad para mentes inquietas como las de Cervantes, Quevedo o Tomás de Villanueva.
Pero no es menos cierto que aquí tenemos mucho trabajo para sacar partido a lo mucho que hemos heredado. Solo hay que buscar el modo de rentabilizarlo.
El caso es que como tantos otros, como ahora. Tomás se fue y no volvió.

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En Fuenllana, un humilde pueblo de fachadas encaladas y rodeado de trigales, nació Santo Tomás de Villanueva en el otoño de 1486, año fatídico en el que la peste asoló Castilla 


Tomás García Castellanos o Tomás García Martínez. Porque todavía no está bien definido si también su madre Lucía se llamaba Martínez o Castellanos. Y sobre todo porque hasta 1501, por orden del Cardenal Cisneros y curiosamente una de las personas más influyentes y determinantes en la vida de Santo Tomás; no se instituyó la obligatoriedad de apellido fijo para identificar al individuo. Puesto que hasta entonces se hacía con nombre del padre, lugar de procedencia, mote u oficio. Así incluso hermanos podían tener diferente apellido.
Ya sabemos que la familia de Santo Tomás era una de las mejores asentadas en cuanto a situación social y poder económico. Lo cual ayuda para afirmar que además de las cualidades personales propias de Santo Tomás, también fue una persona afortunada, por haber nacido en el seno de su familia. La cual le facilitó el ingreso en uno de los centros educativos más prestigiosos del mundo en aquella época.
Sus familiares pertenecían a la élite rural tanto de Fuenllana como de Villanueva de los Infantes. Poseían tierras, rebaños, molinos, viñas, huertas, cortijos y todo tipo de hacienda relacionada con la explotación agropecuaria que ha sido el medio de vida ancestral de esta tierra. Su dinero les permitía ingresar en estamentos tan poderosos como las órdenes militares de Santiago, Calatrava y San Juan. Además de formar parte del Santo Oficio. Cuyo tribunal se encontraba contiguo a la casa familiar de Villanueva de los Infantes y donde se alojaban los visitadores la Inquisición. Por tanto el poder social y económico de la familia de Santo Tomás estaba más que asegurado. Lo cual que concedió la oportunidad de formarse y hacer carrera eclesiástica hasta alcanzar el arzobispado.
Pero comenzó como ya he dicho, estudiando en uno de los sitios más importantes del mundo a tal efecto. El colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares. Fundada en 1499 por el cardenal Cisneros.
A su vez, Cisneros recibió formación en el centro educativo más prestigioso de Europa. El colegio mayor de San Bartolomé de la Universidad de Salamanca. El cual le sirvió de cimiento para fundar Alcalá.
Las clases comenzaron en 1508 y uno de los alumnos de la primera promoción fue Tomás. Donde se licenció en Artes y en teología.
Desempeño las funciones de maestro, pero lo más importante para su vida, fue que se impregnó del espíritu renovador de Cisneros. El mismo que infundió a los Reyes Católicos.
El cardenal, como todos los grandes hombres de la Historia, era austero, de carácter disciplinado, colosal iniciativa e incansable capacidad de trabajo. La idea de Alcalá se creó sobre todo para formar y seleccionar personal digno para desempeñar las responsabilidades de una institución tan grande como la Iglesia. Su proyecto, tan grande como su mentalidad, creó la primera ciudad universitaria de la historia de la humanidad, donde se contemplaban más de dieciocho colegios para acoger estudiantes pobres y convertirlos en individuos formados y útiles a la sociedad del momento.
De este espíritu y esta atmósfera comenzó a germinar en Santo Tomás su talante renovador. Si bien, Cisneros era un monje guerrero y Tomás un fraile pastor. El primero más belicoso el segundo más pacífico. Pero ambos, ese tipo de seres con enorme visión de futuro, iniciativa propia y afán de avanzar.
Teniendo muy presente que toda renovación y avance, comienza en la educación.
Razón por la cual hoy somos los incultos más ingratos y menos justificables de la Historia. Puesto que tenemos toda la información para nuestra formación a nuestro alcance y convivimos con una inmensa mayoría de desinteresados por educarse o formarse, abducidos a consumir.

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielCasa de los Estudios, Villanueva de los Infantes

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielConvento Agustinos de Fuenllana

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielPaisaje del Campo de Montiel


Arzobispo de Valencia, profesor de la Universidad de Alcalá y consejero personal del mismísimo Emperador Carlos V, dueño y señor de medio mundo


Tomás, comenzó a autodenominarse de Villanueva, al ingresar como agustino en Salamanca. Donde llegó a ser prior. También de Burgos y Valladolid. Además de prior provincial de Castilla y Andalucía.
En esta etapa también coincide con la actitud de Cisneros de evangelizar el Nuevo Mundo. El cardenal envió misiones franciscanas y Santo Tomás misiones agustinas a Nueva España, Méjico. Quizá por esta razón el claustro del convento de Fuenllana, existe una labra de piedra a modo de blasón donde aparece la figura de un indígena arrodillado ante una cruz. Significando así la labor del santo.
Básicamente se convirtió en prior general de los agustinos del reino puesto que en la época las provincias agustinas se dividían identificando Castilla al norte de Toledo y Andalucía al sur de Toledo.
Está documentado que vivió en Sevilla, en la Casa Grande de San Agustín. Impresionante convento situando en una de las principales entradas de la Metrópoli imperial y Puerto de Indias. Capital financiera del mundo y una de las urbes más bellas de la tierra en aquel tiempo. Lamentablemente la incultura y brutalidad humana se han llevado por delante el magnífico convento, del cual solo queda el claustro y la sala capitular. Se conservaba una talla de Martínez Montañés, uno de los escultores barrocos más destacables de la Historia del Arte. Pero la Guerra Civil se la llevó por delante.
La última etapa de su vida como bien sabemos transcurre como arzobispo de Valencia. Concretamente sus últimos once años de vida.
Valencia no era cualquier sitio. Era una de las ciudades y una de las diócesis más ricas de la cristiandad. Su nombramiento, por supuesto habría sido más que meditado por numerosas personalidades influyentes que lo considerarían el candidato adecuado para los intereses del reino y de la Iglesia. No en vano, Quevedo, en su biografía conmemorativa de la beatificación lo califica como un buen español.
Según los datos, llegó a Valencia sin boato y con la misma coherencia austera y cristiana que desarrolló toda su vida. Un temporal de lluvia o su propia decisión le hizo solicitar asilo en el convento agustino del Socorro, extramuros y por desgracia desaparecido y bien conocido en la ciudad como el Socós en lengua vernácula.
Lugar donde volvió para ser enterrado por deseo testamentario. Afortunadamente tanto sus restos mortales, como la lápida sepulcral fueron recuperados y puestos a salvo de la Guerra de la Independencia, la Desamortización de Mendizábal y la Guerra Civil.
Curiosamente la impronta y el carisma personal arraigó de tal modo en la ciudad que tras él, todo nuevo arzobispo que tomaba la sede valenciana, en un gesto de respeto, admiración y devoción, repetía el ceremonial de alojarse en el convento del Socós un día antes de ser revestido de pontifical en la catedral.
Desde el primer instante, fue alguien dispuesto y comprometido con la idea de obispo-pastor, jamás abandonó a su rebaño. Pueden relatarse multitud de anécdotas y curiosidades de su personalidad que prefiero dejar para que cada cual se interese por su lectura en la multitud de biografías referentes al santo, que además es uno de los más estudiados por muchos autores. Los cuales nos dan datos que lo relacionan con Fuenllana y con Villanueva de los Infantes durante toda su vida, pareciendo a veces, que aquí solo nació, se crió y una vez salió de la zona ya no la llevó consigo. Cierto es que no existe documentación que volviera después de su marcha a Alcalá, pero también nos relatan los datos que su paje principal era un primo de Fuenllana llamado Pedro Castellanos, que además testificó en el interrogatorio para el proceso de beatificación abierto por Paulo V. Sin duda recomendado por su madre, doña Lucía, quien fue una de las principales influencias de su vida. Y a quien mostró su amor filial manteniendo correspondencia hasta el final. A la muerte de su padre, parece ser que regresó y habiendo heredado unas casas, decidió dedicarlas a hospital para pobres, dejando al cargo a su madre, la cual sobrevivió a Santo Tomás hasta casi el siglo de vida. Hoy conocemos tal sitio por el Hospitalico, y hay datos que lo identificaban como el Hospital del Arzobispo. Tras morir Santo Tomás, su madre siempre se hizo cargo del mismo hasta su propia muerte y por eso nos ha llegado que fue ella la propia fundadora del mismo. También Santo Tomás se encargó de edificar capilla funeraria en San Francisco para su familia. Y puede que sus primeros estudios los realizase en el convento de San Francisco.
Lo fundamental y lo que lo hace especial y diferente que es que abrió nuevas puertas y fue el primero en transitar nuevos caminos que han seguido y continúan muchos.
Creó la figura de obispo consecuente y atento a las necesidades de su diócesis. La visitó al completo. Mostró total desapego por lo material, por el poder y por la vanidad.

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielConvento de Santo Domingo, Villanueva de los Infantes

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielEl Caballero de los Leones, Don Quijote. Fuenllana

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielPlaza Mayor de Villanueva de los Infantes


Practicó el ideal cristiano de amar o respetar al prójimo como a uno mismo


Mostró preferencia por los más necesitados que dentro de los indigentes, era los enfermos pobres.
Imagino que su falta de apego y ambición por lo material le hizo gestionar la inmensa fortuna diocesana de forma tan eficiente que en once años de trabajo, dobló sus ingresos.
Hasta su llegada, la presencia de un arzobispo en Valencia, era algo inexistente, pues era un cargo de privilegio y no de responsabilidad. Su predecesor fue Jorge de Austria, y la sede valenciana llevaba más de cien años sin ver por allí un arzobispo. Sin embargo los privilegios y las rentas del arzobispado salían puntalmente destinadas al prelado de turno.
Según varios autores la diócesis era un caos. El clero vivía relajado y acomodado. Sin orden ni disciplina. Lo primero que hizo al igual que Cisneros, fue convocar un sínodo y establecer normas de conducta para beneficio de la Iglesia y el Pueblo.
Se dice que un día vino un religioso a su casa y, encontrando ese aposento abierto, entró sin llamar y halló a nuestro hombre sentado en una silla baja, ocupado en remendar sus calzas. El buen canónigo se escandalizó de que tal cosa hiciese, puesto que no era propio para la dignidad de un arzobispo de Valencia, a lo cual Santo Tomás respondió: “Aunque me han hecho arzobispo, no dejo de ser religioso; he profesado pobreza y me alegro de hacer de vez en cuando lo que hacen los frailes pobres. Y con ese real que me ahorro puede comer mañana un pobre”.
Y lo más importante de su legado intelectual, cultural y espiritual fue sin lugar a dudas el respeto mostrado por el prójimo a través de la caridad, algo que en su contexto histórico significaba extraordinario y magnífico, pues lo obispos eran príncipes acomodados en su riqueza, alejados del sufrimiento ajeno. Su cercanía con los demás jamás fue olvidada por el pueblo valenciano, razón que motivó su promoción a la beatificación y posterior canonización.
Pero sin duda, su obra más notable a nivel histórico fue la creación del primer seminario de la historia. Nunca olvidó a Cisneros ni la impronta aprendida en Alcalá de la necesidad de formar a los candidatos a sacerdote con la consecuente educación que los hiciera acreedores de su responsabilidad.
Y en este punto siempre me viene a la memoria el extraordinario cuadro de Claudio Coello que lo representa, como Doctor de la Iglesia como algo premonitorio. Pues bien sabemos que no posee tal título. Sin embargo yo insisto que Santo Tomás es el doctor de los doctores de la Iglesia porque fue el primero en crear un seminario. Un centro docto donde se forma a los acreedores y difusores de la doctrina de la Iglesia. ¿Hay más motivo para merecer el título de doctor de la iglesia?

Santo Tomás Villanueva de los InfantesCapilla de Santo Tomás, Villanueva de los Infantes

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielSanto Tomás de Villanueva, niño, repartiendo sus ropas. Bartolomé Esteban Murillo. Óleo, 1667

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielArquitectura popular manchega en Fuenllana


Tuvo contacto y amistad con Juan Luis Vives, quien creó el primer tratado de atención a la población desfavorecida, referente de la creación de los servicios sociales en Europa


Tras la muerte de Santo Tomás, en la ciudad quedó un recuerdo imborrable y vivo hasta hoy. Es curioso que los franceses respetasen su enterramiento y es curioso que en la guerra civil ocurriera lo mismo. Hoy tenemos que mostrar desde aquí desde el Campo de Montiel, nuestra gratitud y respeto por la capital del Turia, ya que acoge a uno de nuestros paisanos como uno de los grandes personajes de la historia de la ciudad. Dedicándole una importante capilla en el edificio más relevante de la capital. La catedral-basílica metropolitana.
Además como bien sabéis, tras su canonización, se encargaron multitud de obras de arte a los mejores artistas del momento. Su figura está retratada por genios como Murillo, Zurbarán, Juan de Juanes o Claudio Coello entre otros.
En el museo de Bellas Artes de Sevilla, la segunda pinacoteca de España, se conserva el célebre cuadro que estuvo en el retablo del convento de capuchinos, como uno de los grandes elementos del tesoro artístico español.
A finales del XVIII el conde de Floridablanca ordenó a la Imprenta Real, a través del director de grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, la creación de ciento veinte retratos de españoles ilustres. Entre ellos Santo Tomás, en el conocido grabado de Manuel Salvador Carmona.
En Valencia una de sus grandes esculturas forma parte de la portada principal de la catedral en una de las pocas fachadas barrocas con influencia italiana de Bernini y Borromini, donde domina el dinamismo de las líneas onduladas.
El imponente relicario de plata de finales del Barroco y principio del Neoclásico, realizado por José Esteve Bonet.
En el puente de La Trinidad otra gran escultura de autor italiano que identifica a la ciudad con uno de sus personajes más ilustres y por último, para no extenderme, puesto que el tema da para mucho. Diré que existe una escultura muy desconocida y de excelente factura en el centro del patio del palacio arzobispal, realizada por el director de escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, José Esteve Bonet. Artista neoclásico que realizó en mármol la obra mencionada. Y si la apreciáis con calma encontrareis donde se inspiró el autor de la escultura que hoy preside el atrio de la iglesia parroquial de Villanueva de los Infantes.
En Fuenllana se edificó una iglesia barroca y un convento de agustinos en el lugar donde nació y en Villanueva de los Infantes un oratorio barroco frente a su casa familiar. Nos quedan estos monumentos y la impronta que dignifica al Campo de Montiel con uno de sus personajes más destacables, declarado patrón de la diócesis de Ciudad Real, primer santo de la provincia. Adelantado a su tiempo poniendo en práctica años antes del Concilio de Trento, las reformas que tras el mismo establecería la Iglesia.
Como veis, en este ligero paseo por la vida de Santo Tomás, poseemos en nuestra tierra una riqueza histórica que nos honra y nos hace responsables de ponerla en valor para beneficio de todos. Por tanto si de algo sirve no me cansaré de aprovechar cualquier oportunidad para poner de manifiesto que de nosotros depende que nuestro Campo de Montiel, brille con la luz que le corresponde.

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielCasa del Arco, Villanueva de los Infantes

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielPaseando por Fuenllana

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielPatio de Villanueva de los Infantes


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano ©

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Ruta del Quijote en bicicleta. 1ª Etapa: Campo de Criptana – Argamasilla de Alba – Tomelloso

Cicloturismo Ruta del Quijote sabersabor.es

Un recorrido ecoturístico en 3 etapas organizado para los aficionados al cicloturismo, la aventura y el aire libre


Os proponemos pasar unos días inolvidables en La Mancha recorriendo los más famosos e importantes escenarios del Quijote. Sin duda, el destino ideal para los que quieren vivir una auténtica experiencia cultural y gastronómica universal.


1ª Etapa: Campo de Criptana – Argamasilla de Alba – Tomelloso

Nuestra primera etapa comienza en Campo de Criptana, donde conoceremos uno de los hitos fundamentales de la geografía española: el barrio del Albaicín y los maravillosos molinos de viento que lo coronan. Esta experiencia nos permitirá rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”, así como descubrir algunos secretos del noble arte de la molinería.
Iniciamos la jornada con una visita a la Sierra de los Molinos, testigo de un pasado histórico y cultural envidiables. Los molinos siguen siendo heraldos ante el mundo del paisaje de Campo de Criptana y de la Mancha en su totalidad. Y algo de esa herencia señorial y quijotesca debe seguir presidiendo sus muros encalados y sus aspas orgullosas y erguidas a los cuatro vientos, pues hoy el conjunto de los molinos de esta localidad está declarado Bien de Interés Cultural, y tres de ellos, los más antiguos, alcanzaron en 1978 la categoría nacional de Monumentos de Interés Histórico-Artístico como los únicos molinos de la Península Ibérica que conservan la estructura y maquinaria original del siglo XVI (Infanto, Burleta y Sardinero), aptos para moler el cereal como se hacía siglos atrás, gracias al ingenio del hombre y a la fuerza del viento.
A continuación, recorreremos el barrio del Albaicín, arquetipo de barrio manchego, con sus casas de teja árabe y pintadas en blanco y añil, que destaca por la estrechez y carácter pronunciado de sus calles. Y nos adentraremos en una casa-cueva para conocer cómo era la vida en estas tierras allá por el siglo XIV.

“…En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.
-Aquéllos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquéllos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquéllos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:
-Non fuyades, cobardes y viles criaturas; que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
-Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante…”
Capítulo VIII de la 1ª parte de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”

Turismo en La Mancha sabersabor.es

Campo de Criptana azul añil La Mancha

Viñedo La Mancha sabersabor.es

Campo de Criptana

Tras la maravillosa visita a Campo de Criptana, dirigimos nuestra bicicleta hacia Argamasilla de Alba, a lo largo de infinitos horizontes, amplios paisajes y ausencia de sombras, para visitar un tesoro de gran trascendencia en la tradición cervantina: la Cueva de Medrano, la celda donde estuvo preso D. Miguel de Cervantes y donde, según Azorín, Rubén Darío y algunos otros estudiosos, el ilustre manco de Lepanto comenzó a escribir su inmortal obra “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
El camino atraviesa grandes campos de viñas y cereales. La gran llanura es aquí el elemento más característico del paisaje hasta llegar a Argamasilla de Alba. La tradición señala que habiendo ido al lugar Miguel de Cervantes, en su función de recaudador de impuestos, no cayó muy simpático a las gentes y pudiera haber tenido además un lio de faldas con la sobrina del alcalde D. Rodrigo de Pacheco. Se señalan estos hechos, como motivo por los que fue encarcelado.
Fue puesto preso en una cueva, denominada de Medrano, siendo este el lugar tradicionalmente señalado donde Cervantes empezó a escribir El Quijote. La cueva está, a modo de sótano, en el interior de la casa del mismo nombre. Pudiera ser este el motivo por el que Don Quijote no quisiera acordarse del lugar de la Mancha.
Se afirma, así mismo, que la figura de Alonso Quijano (nombre de Don Quijote), se basó en este peculiar personaje de la época: Rodrigo de Pacheco.

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad…”
Capítulo I de la 1ª parte de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”

Argamasilla de Alba

Cueva Medrano Argamasilla de Alba

Ruta del Quijote turismo en La Mancha sabersabor.es

Dejamos atrás tan ilustre lugar, y recorreremos los escasos kilómetros que separan Argamasilla de Alba de Tomelloso, final de nuestra primera etapa.
Ciudad de paso y estrechamente vinculada a la Mesta desde época medieval, Tomelloso es hoy uno de los principales centros productores de vino en la región con D.O. La Mancha.
La ciudad retiene todavía una amplia tradición artesanal, que se aplica en dosis iguales de esmero, mimo y profesionalidad a sus productos más conocidos: el queso manchego, el vino y la rica gastronomía local.
Sin duda, el destino ideal para los que quieren descubrir los auténticos sabores que ofrece La Mancha.
Iniciamos la visita a esta localidad en uno de los museos más emblemáticos de Tomelloso: el Museo del Carro, donde conoceremos todo lo necesario sobre la vida, las costumbres y los aperos utilizados antiguamente en las diversas faenas agrícolas relacionadas con el cultivo de la vid. Nos quedamos asombrados con el Bombo, con su maravillosa cúpula, una obra maestra de piedra caliza utilizada como vivienda y refugio durante las faenas del campo para el labrador o labradores y sus familias. Los alrededores de la ciudad de Tomelloso están enriquecidos por Bombos, geniales joyas de arquitectura popular rústica que decoran el campo y lo embellecen, proporcionándole una seña de identidad única, distintiva y muy peculiar.

Pero después, si hemos de decir verdad, con la novela más universal de Cervantes bajo el brazo y el paisaje manchego vivo en nuestra retina, nuestra bicicleta debe llevarnos sin excusa hasta una bodega de La Mancha para adentrarnos en el apasionante mundo de la viticultura. La historia y los secretos del brebaje de Dioniso, dios del vino, dejarán de ser un secreto para nosotros.
Muy recomendable descubrir una de las numerosas cuevas-bodega existentes en el subsuelo de Tomelloso, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino.
Y por supuesto la visita a una auténtica quesería artesana manchega, la Cooperativa de Ganaderos Manchegos, donde descubriremos los secretos de un producto único: el Queso Manchego, tan cotizado a nivel nacional e internacional.

«…En esto oyeron un gran ruido en el aposento, y que Don Quijote decía a voces: Tente ladrón malandrín, follón, que aquí te tengo y no te ha de valer tu cimitarra. Y parecía que daba grandes cuchilladas por las paredes, y dijo Sancho: No tienen que pararse a escuchar, sino entren a despedir la pelea o ayudar a mi amo; aunque ya no será menester, porque sin duda alguna el gigante está ya muerto y dando cuenta a Dios de su pasada y mala vida, que yo vi correr la sangre por el suelo, y la cabeza cortada y caída a un lado, que es tamaña como un gran cuero de vino. Que me maten, dijo a esta sazón el ventero, si Don Quijote o don diablo no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre.
Y con esto entró en el aposento, y todos tras él y hallaron a Don Quijote en el más extraño traje del mundo. Estaba en camisa, la cual no era tan cumplida que por delante le acabase de cubrir los muslos, y por detrás tenía seis dedos menos; las piernas eran muy largas y flacas, llenas de vello y no nada limpias; tenía en la cabeza un bonetillo colorado grasiento, que era del ventero; en el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama con quien tenía ojeriza Sancho, y en él se sabía bien el por qué; y en la derecha desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todas partes diciendo palabras como si verdaderamente estuviera peleando con algún gigante…»
Capítulo XXXV de la 1ª parte de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”

Posada Portales Tomelloso

bombo Tomelloso

cueva bodega Tomelloso sabersabor.es

ruta del Quijote en Bicicleta Ecoturismo Cicloturismo

Datos prácticos
Distancias 1ª Etapa:

  • Tramo Campo de Criptana – Argamasilla de Alba: 41 km
  • Tramo Argamasilla de Alba – Tomelloso: 8 km
Opción para etapa guiada
  • Información de la etapa: tracks y descripción
  • Guía, vehículo de apoyo y asistencia
  • Visitas culturales, gastronómicas y de naturaleza
  • Seguro
  • Transporte de maletas entre alojamientos
  • Degustación de productos locales
  • Ampliación de recorridos, duración de las etapas y tramos
Servicios adicionales a contratar
  • Transfer (estación de tren)
  • Alquiler de bicicletas
  • Comida-degustación de platos típicos manchegos en restaurante
  • Alojamiento en Tomelloso o en Argamasilla de Alba, hotel o casas rurales

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Primavera en el Campo de Montiel

Turismo castilla la mancha

Con la luna llena y los cielos despejados de finales de abril y principios de mayo, el Campo de Montiel se repuebla de vida. Los familiares vuelven. El campo reverdece


Algunos años, cuando los otoños son suficientemente lluviosos y los inviernos adecuadamente fríos; a finales de marzo y principios de abril, los arroyos, charcas, ríos y demás manantiales que aquí llaman veneros, comienzan a fluir abundantes y transparentes.

Las primeras aguas del Guadiana, llegadas del océano una y otra vez. Transportadas a bordo de las nubes procedentes de América, como orondos galeones repletos de oro, descargan su riqueza vital, fertilizando la aspereza climática del recio Campo de Montiel.
Donde la delicada primavera suele llegar más tardía que a las cálidas tierras del otro lado de Sierra Morena.

Fuente AlmedinaFuente de Carlos V, en Almedina

Campo de MontielPaisaje del Campo de Montiel

Campos de lavandaCampos de lavanda

Santa Catalina, FuenllanaSanta Catalina, Fuenllana

Coincide muchas veces con Semana Santa y los numerosos puentes del mes de mayo. Cuando llegan las gentes que de aquí se fueron con sus antepasados a mediados del siglo XX, en un continuado tránsito que no ha cesado hasta hoy. Donde se van alejando paulatinamente a través de los estudiantes. Primero a la capital de provincia y después a Madrid, Granada o Londres y Berlín.

La primera luna llena de la primavera, trae los primeros días de vacaciones del año. Con ese buen tiempo que templa la atmósfera y anima a las praderas a revestirse de alegría con el colorido de las flores silvestres.
Los alcaravanes, llamados chorlitos aquí, una de las más singulares especies de aves esteparias de la zona, protegida para ellas, surcan los cielos de estos inmensos campos con su trompetero piar en mitad de la noche, anunciando la llegada de una nueva época. Del buen tiempo.

Poco a poco, según va caldeando el sol los días y la tierra bien humedecida por las generosas lluvias de marzo, los espárragos ofrecen sus frutos a la multitud de buscadores.
Alondras, cogujadas o totovías retrinan junto a los caminos alegrando el paseo del caminante. Las nuevas camadas de conejos corretean por todas partes. Y mucho más, si en lo alto del limpio cielo azul, aparece la temible silueta de la soberana imperial. Con suerte, algún día cruzarán las majestuosas formaciones de grullas. Altísimas y lejanas.

aliaga Campo de MontielAliagas

Río Guadalén por el Castillo de MontizónRío Guadalén junto al Castillo de Montizón

Orquídea mariposa, Anacamptis papilionacea Campo de MontielOrquídea mariposa, Anacamptis papilionacea, Campo de Montiel

ecoturismo Villahermosa MontielDehesa entre Villahermosa y Montiel


Más cercanos y pausados, los milanos también surcan esta tierra e incluso duermen y permanecen


En Ruidera se aprecia mejor que en ninguna otra época, la enorme variedad de anátidas. En las estribaciones de Sierra Morena, desde la sierra de Relumbrar hasta Despeñaperros, el ancestral monte mediterráneo que bordea por el sur todo el Campo de Montiel, ofrece al naturalista los más bellos documentales, todavía tan vitales como si existiera el célebre Félix Rodríguez de la Fuente.
Linces, tejones, jinetas, meloncillos, gamos, ciervos, zorros… Robles, encinas, olmos, jaras, lentisco, madroño…
Humedad, sombra, sol. Paisajes monumentales. Vistas colosales. Grandes en lo material y en lo emocional. Miradas que desde las peñas de Montizón, ven como si miraras por las ventanas del castillo, la inspiración de Jorge Manrique.
O vistas que barren el paisaje con esa ansia de aventura americana tan melancólica y frustrada como la de Cervantes. Condenado a bajar por estos parajes intentando sobrevivir en su liberador Quijote.

Castillo de la Estrella MontielCastillo de la Estrella Montiel

En Villahermosa, la centuria romana redobla los tambores renovando el ciclo vital, como el tronar de primavera.
En Villanueva de los Infantes se vuelve a sacar mistela y rosquillos para los primos de Madrid.
No tardará en llegar mayo y san Isidro sacará a Alcubillas de sus casas hacia el cerro.
Se retomarán como en la Edad Media, las obras del eterno Castillo de la Estrella de Montiel.
El mismo ciclo vital que a duras penas, pero siempre, ha mantenido viva a esta tierra dura y difícil. Donde el frío es más frío que a pocos kilómetros al sur y el calor más cálido que a pocos kilómetros al norte. Donde llueve menos que a pocos kilómetros al oeste.
Pero que a pesar de la dificultad, preserva un atractivo singular precisamente obtenido de estar siempre al límite.
Sucesivos años de sequías o lluvias torrenciales. Despoblación y siempre carencia de medios.
Pero con todo, una tierra excepcional por permanecer en ella la esencia rural de Occidente. Donde es posible observar con facilidad la evolución del paisaje agrícola más antiguo de cuantos componen Europa. Donde es posible atisbar desde el nacimiento de la agricultura en el Neolítico hasta hoy.
Paisajes medievales con castillos desmochados. Paisajes metafísicos inspiradores de Quevedo.

Cascada del Hundimiento, Lagunas de RuideraCascada del Hundimiento, Lagunas de Ruidera

peonía Campo de MontielPeonía del Campo de Montiel

Lagunas de RuideraLagunas de Ruidera


Paisajes vacíos, llenos de la imaginación de Cervantes


Campos, lomas, sierras y vallejos donde perderse para encontrarse. Descubrir infinidad de recursos que potencialmente y de forma latente, más tarde o más temprano compartirá con todos, el célebre Campo de Montiel.
Mientras, aquí seguimos, esperando que llegue mayo y culmine la primavera con los primeros excesos de calor, los desangrados campos de amapolas. El tesoro volador de las avutardas y la esperanza de poner todo esto en valor.

Paisaje-del-Campo-de-MontielPaisaje del Campo de Montiel

Violeta de pastor, Linaria aeruginea Campo de MontielVioleta de pastor, Linaria aeruginea, Campo de Montiel

Erodium primulaceum Campo de MontielErodium primulaceum del Campo de Montiel

Primavera Campo de MontielPaisaje del Campo de Montiel


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano ©

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Villanueva de los Infantes. Literatura tallada en piedra

Ruta Quijote Villanueva de los Infantes

Pasear por Villanueva de los Infantes con la mirada acostumbrada a descifrar la simbología de la cantería que ostentan sus fachadas, portadas y blasones, reporta al visitante la sorpresa de encontrar en este rincón escondido de La Mancha, un tesoro literal. Además en el doble sentido de la expresión. Pues la increíble belleza de su elegante patrimonio monumental labrado en la típica arenisca roja del Campo de Montiel, se impregna como las nieblas de otoño, con la atmósfera literaria que ha transitado sus calles desde que la cultura del Siglo de Oro abrió sus puertas en la singular Casa de Estudios.
Aquí Jiménez Patón impartió gramática. Quevedo distraía su destierro. Lope de Vega ignoraba a Cervantes. Y Cervantes, más grande que ninguno, olvidado por esa envidia inculta que en España se siente por los genios contemporáneos, olvidada a su vez, acordarse de esos lugares y esas gentes que bien conocía hasta el fondo de sus más profundas miserias.
En pocos lugares del mundo como en este pueblo con título de ciudad, se percibe la atmósfera caballeresca decadente y fantástica que se lee en las páginas del Quijote.
No puedo evitar recordar Almagro cada vez que trato Infantes y viceversa. Y es que son el milagroso ejemplo a seguir en toda la provincia y en toda La Mancha, de lo que debe hacerse con la herencia adquirida a lo largo de muchos siglos de trabajo. Los dos lugares más hermosos, cultos y admirables de La Mancha.
Dos ciudades, que por supuesto salvando las distancias y el valor de cada cual, constituyen la Úbeda y Baeza manchegas del Siglo de Oro. El Renacimiento regaló a La Loma la irrepetible arquitectura de Vandelvira concediendo a la Humanidad el placer cultural y sensorial de la Sacra Capilla del Salvador o la primera catedral de Andalucía, acompañadas por los maravillosos conjuntos monumentales que componen ambas ciudades y a los que yo sumaría sin ninguna duda: Sabiote. Por proximidad y por contener uno de los castillos-palacio más bellos del Renacimiento, edificado además por el secretario imperial de uno de los primeros gobernantes europeos como fue Carlos V.
Valores más que suficientes para alcanzar el máximo nivel de protección y difusión que hoy concedemos a lugares excepcionales. Razón por la cual intercalo estos párrafos tratando de argumentar la importancia de Almagro y Villanueva de los Infantes como los referentes de ciudades del Siglo de Oro asociadas además a la literatura y el teatro. Pues además de preservar la mayor parte de su legado histórico poseen también la particularidad de contener el único Corral de Comedias existente en el planeta, integrado en una trama urbana estructurada en torno a una plaza concebida para la representación pública del poder a través de los banqueros imperiales. Sumando a Almagro el conjunto íntegro y completo de Villanueva de los Infantes como ciudad hidalga y literaria, donde permanecen intactas gran parte de las casas de esos hidalgos manchegos inspiradores de literatura universal.

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

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Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Yo no dudaría en ponerme manos a la obra para proteger, potenciar y rentabilizar ambas ciudades manchegas como Patrimonio de la Humanidad, puesto que en conjunto poseen cualidades únicas y excepcionales a nivel mundial.
Valgan las anteriores líneas para situar al lector acerca de la importancia de esta villa-ciudad, que cuanto más se conoce más sorprende. Y lo que más sorprende es que haya llegado hasta el siglo XXI con toda la esencia de un pueblo manchego incluso en las formas de vida de sus moradores. Donde se aprecia perfectamente jerarquizado el trazado nobiliario y el caserío popular.
Por supuesto nada es gratis y nada es por casualidad. Es evidente que ha habido personas capaces de anteponer su comodidad personal por preservar unos valores que hoy se reconocen como primordiales para la identidad del pueblo. Pero también es justo decir que no ha sido nada fácil concienciar y hacer entender a una población demasiado ajena a la sensibilidad artística, estética o patrimonial, que mantener el carácter arquitectónico del lugar significa riqueza para todos en todos los sentidos. Pues un lugar armonioso, equilibrado, asentado en su devenir histórico, posee los medios fundamentales para perdurar por su atractivo y su interés. Y qué duda cabe que un pueblo bonito es un pueblo rico. Además del valor material existen otros muchos incalculables como el aporte de beneficios sensoriales que la belleza reporta al ser humano. Vivir en sitios hermosos aporta salud.
El paso del tiempo nos irá demostrando a medida que la mayoría de la población posea mayores elementos de juicio, de conocimiento y de contraste que cuanta mejor formación tengamos todos, mayor será el nivel de exigencia que requeriremos para habitar unos sitios u otros. Más tarde o más temprano todo cae por su propio peso, porque la razón natural fundamental de la existencia del ser humano es evolucionar. Incluso a pesar de ralentizar esa irreversible evolución con planteamientos rancios y retrógrados que tantas veces detienen el progreso fastidiando a cuantos pillan por el camino. Por eso es imprescindible por el bien de todos, liberarse cuanto antes de esa incultura enfermiza que convierte al ser humano en simples consumistas, comunistas o derechistas. Seamos ante todo humanos y tratemos de superarnos en cada generación. Dejemos ya de degradar nuestra propia casa, que es nuestro entorno, nuestro planeta, nuestro pueblo.
En cierta medida todos somos responsables del deterioro o la destrucción de los lugares que habitamos. Unos por acción y otros por omisión. Y en la mayoría de los casos ocurre porque la mayoría de la población se encuentra demasiado ocupada en sobrevivir y subsistir a problemas cotidianos. Algunos tan graves para la correcta realización del ciudadano como la carencia de empleo que además acarrea la exclusión participativa de la sociedad.
Hoy disponemos de los mejores medios para reinventarnos sin cesar. Nuestros pueblos precisan nuevos modos de revitalizarlos y servir de atractivo al imprescindible relevo generacional. No es suficiente con lo hecho hasta ahora. Nos debemos el respeto como sociedad supuestamente avanzada de alcanzar niveles de calidad en todo. Comenzando por ofrecer al ciudadano la oportunidad de descubrir el valor de su propio pueblo, de su cultura y de su trayectoria ancestral que ha dado lugar a sí mismo. Amor propio por tu tierra, por ti mismo. Por la satisfacción y el orgullo de formar parte de algo que te beneficia muy directamente.
Si queremos que nuestros pueblos sobrevivan con la dignidad, y la calidad que merecemos, a todos nos corresponde aportar nuestro pequeño o gran esfuerzo. Que en realidad es tan sencillo como aplicar el sentido común.
Y es de sentido común respetar la arquitectura que ha originado nuestros pueblos a lo largo de casi mil años. Infringir alteraciones a este respecto significa perjudicar a todo el pueblo. Porque vivir en un pueblo no es habitar tu propia casa. Estamos absolutamente interrelacionados y todo cuanto hacemos a nivel social influye directamente en la sociedad. En bueno para todos que comencemos a entender que nuestras casas forman parte de un conjunto e influyen y afectan positiva o negativamente, favoreciendo o perjudicando a todos. Por supuesto que disponemos de libertad para disfrutar nuestra casa como cada cual deseemos, siempre y cuando no olvidemos que hay una parte de nuestra casa que forma parte de la vía pública y por tanto afecta al conjunto del pueblo y a todos sus ciudadanos. Es la fachada y la volumetría. Vivir en un pueblo conlleva una serie de normas básicas que contribuyan a la convivencia entre todos, y nunca ha sido fácil que en general se entienda que hay que cuidar la estética propia del lugar.
Estas enormes dificultades, absolutamente desconocidas y multiplicadas por dos, son las que encontraron los primeros emprendedores que a mediados del siglo XX, comenzaron la ardua tarea de preservar el maravilloso patrimonio monumental que disfrutamos y del cual viven muchas personas con modos de vida que complementan otros.

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

En breves años se cumplirá medio siglo de la declaración de Almagro e Infantes como Conjuntos Históricos. Buen momento para reflexionar acerca de la escasez de conjuntos históricos existentes en la provincia de Ciudad – Real y de la necesidad de poner en valor algunos más que contribuyan a apoyar la visita a las dos ciudades más monumentales de La Mancha,
Y por supuesto recordar desde aquí a Vicente López Carricajo. Aparejador municipal de Villanueva de los Infantes, que cincuenta años atrás hizo posible que hoy yo pueda escribir este artículo, disfrutando el magnífico entramado monumental de la capital del Campo de Montiel, en la cual es posible como por encantamiento cervantino, adentrarse en cada una de las estancias, intactas de las numerosas casas de hidalgos de la ciudad más blasonada de España después de Toledo.
En el palacio Revuelta abres la puerta y entras al siglo XVIII, recorres los patios, las galerías, la capilla, los salones… Miras los tejados, las chimeneas y ves el cielo del XVII. Desciendes a las bodegas y hueles el XVI.
En el palacio Melgarejo, recorres parte del Madrid decimonónico o la Sevilla romántica.
En la calle San Francisco fachadas labriegas con la mejor impronta manchega. En la ermita de San Antón el ambiente rural más genuino de los caminos castellanos. En la pastelería de Liguitas, el sabor de la infancia.
En las moradas, parte de la historia de España, con los moriscos de Granada. En la celda de los dominicos el genial «polvo enamorado».
En la sacristía de La Trinidad, te internas en la Contrarreforma. En el retablo de Corpus Christi, se ve el Barrio de las Letras de Madrid. Por la calle de las Tiendas todavía retumba en la memora el trajinar de carros, galeras, caballos, caballeros
Damas y caballeros. Patios nobiliarios, patios de vecinos. Pozos, aljibes, norias, huertas.
Todavía existen cuadras adoquinadas con tacos de madera para que no resbalen las mulas. Todavía quedan cuevas donde viven tinajas. Todavía vive y vivirá la Dama del Siglo de Oro que es Villanueva de los Infantes. Incluso yacente en su artístico cementerio, Monumental hasta la muerte.


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano ©


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Albacete, de ruta gastronómica gourmet

Miguelitos de La Roda Albacete

Albacete, que por el este de la provincia empieza a ceder, -de mala gana-, para que gran parte del paisaje se nos muestre con cierto aire levantino por la vecindad de algunas de sus tierras con las de Alicante y Murcia, con su propio nombre nos recuerda su condición de pueblo manchego, – del árabe Al-Basit, la llanura -. Albacete comparte el amplio caudal de su gastronomía con pueblos de la serranía lo que condiciona la personalidad de los platos de cada comarca.

Dentro de una cocina plural, destacan sobre todas sus especialidades gastronómicas, los gazpachos manchegos que no hay que confundir con el Gazpacho andaluz.

En su libro, La Ruta de Don Quijote, el Maestro Azorín, nos dice: “¿Gazpacho ó Gazpachos?. No lo olvidemos: hay gazpacho, plato andaluz y hay gazpachos, plato manchego.- El gazpacho andaluz es frío y nutritivo; los gazpachos manchegos son calientes y sustanciosos. No tiene plural el gazpacho andaluz; no tienen singular los gazpachos de la Mancha; esa es la razón de su plural,- los numerosos trocitos de torta que los constituye.- Los gazpachos son consustanciales de la mancha.”

Apuntado lo anterior, Albacete nos ofrece una rica cocina abundante y sabrosa; distintos tipos de migas, – según comarcas -, las consabidas gachas y, en torno a ellas, el atascaburras, la olla podrida, el salpicón, el ajo arriero y, como no, el universal y sabrosísimo Queso Manchego.

Entre sus variados postres, panecillos dulces, delicias de Almansa, borrachos de Minaya… los Miguelitos de La Roda, se llevan la palma.

El festín debe regarse con los excelentes vinos de La Mancha, la Manchuela, Almansa o Jumilla, denominaciones de origen entre las que se dividen los renombrados viñedos de la provincia.

Catedral de S. Juan Bautista, Albacete
Catedral de S. Juan Bautista, Albacete

Ajo arriero
Ajo arriero

Deliciosas recetas con sus pertinentes consejos:

AJO ARRIERO

Plato de ventas y mesones, de carreteros y gentes viajeras y al que no falta nunca un recio vino de La Mancha.

A este guiso le dio nombre
un afamado ventero
viendo que entre los guisados
que salían de sus pucheros
este, al que aquí me refiero,
compuesto de bacalao,
tiernas patatas y huevo,
cocidas a lento fuego,
un chorreoncito de aceite
y unos ajos pedroñeros,
lo comían con gran deleite
aquellos hombres arrieros,
que en pellejos y corambres
portaban vinos y aceite
por caminos carreteros.
Siempre saciaban el hambre
con este plato casero
que preparaba el ventero
quien, entre tanto el guisado
iba sazonando el fuego,
decidió, que plato tan placentero
tan rico y populachero,
y en honor de aquellos hombres,
poner por nombre ajo arriero.

Alcalá del Júcar
Alcalá del Júcar

Gazpachos manchegos
Gazpachos manchegos

EL GAZPACHO

Es la típica tentación del verano. El llamado “Cortijero”, de raigambre andaluza y entroncado en La Mancha, es una especie de sopa fría; plato ligero, consolador, refrescante y rico en vitaminas A y C, que le aportan el tomate y el pimiento. Los gazpachos manchegos o “galianos”, son un plato sustancioso; una especie de sopa de pastores, caliente, de carnes especiadas que se espesan con pan cenceño y que, al degustarlo, exige un tinto vigoroso.
Para hablar de gazpachos hemos de seguir a Don Gregorio Marañón, sabio Doctor en Medicina y acreditado gastrónomo que los elogia cumplidamente: “La vanidad de la mente humana venía considerando el gazpacho como una especie de refresco para pobres, más o menos grato al paladar, pero desprovisto de propiedades alimenticias. Las gentes doctas de hace unos decenios maravillánbanse de que un plato tan liviano pudieran los segadores afanarse durante tantas horas de trabajo al sol canicular. Ignoraban que el instinto popular se había adelantado en muchas centurias a los profesores de dietética y que, exactamente, esa emulsión de aceite en agua fría, con el aditamento de vinagre y sal, pimentón, tomate majado, pan y otros ingredientes, contiene todo lo preciso para sostener a los trabajadores entregados a las más rudas tareas.” A nosotros el gazpacho nos reconforta y anima. Cuando el tórrido verano el astro sol es mi tormento y el sostenerse en pie resulta vano pues mi cuerpo rehusa el alimento y me quedo sin fuerzas, hecho un trapo, sin aliento, sin ganas, flojo y gacho, de trance tan fatal sólo me escapo si me ayudo con un fresco gazpacho que me entona, alimenta y fortalece, y es tal el apetito que me acrece que a un cebado lechón me lo despacho, tras ingerir un cuenco de gazpacho.

… y la receta:

Para hacer un Gazpacho cortijero
tendrás que machacar en el mortero
tomates y pimientos bien pelados,
a los que previamente quitas
las clásicas simientes o pepitas,
y una vez que los hayas triturado
añadirás a la masa conseguida
corteza de pan reblandecida
y un ajo mondo y lirondo
que habrás de machacar también a fondo
y sin prisas, con calma, lentamente,
vas echando vinagre, aceite, sal,
y agua fresca de la fuente
hasta lograr la espesura conveniente,
sin perder nunca de cuenta
añadir una pizca de pimienta.
El gazpacho lo tienes conseguido
si momentos después, acto seguido,
por fino colador vas y lo pasas,
y llevado a una fuente ensaladera
lo dejas reposar en la nevera.
Al servirlo, pondrás por guarnición
pimiento, pepino, cebolla y pan tostado
que debes trocear, cortándolos en dados,
que luego el comensal elige a discreción,
tras haberlo dejado a su elección.
Después, probando que le ha gustado
por bueno, por barato y por fresquito,
no debe extrañar que diga: Yo, repito.

Galianos con carne de caza
Galianos con carne de caza

GAZPACHO MANCHEGO, “GALIANOS”

El Gazpacho manchego
es primo hermano
de los “galianos”
y del “jigote”,
un plato cotidiano
en la cocina de Don Quijote.
Tortas, perdiz y liebre
los tres se aprecian
y sólo por el nombre
se diferencian.

… y la receta más popular para prepararlo:

Con el aceite a punto,
la liebre y la perdiz,
-o ambas por junto,-
en cazuela de barro
se ponen a freír
teniendo en cuenta
que sería tremendo disparate
no añadir unos granos de pimienta,
rebanaditas de pan,
ajos, cebolla y tomates,
que dase por sabido y no olvidado
has de freír sin piel y muy picados.
Junto con ellos, el hígado de liebre,
que una vez quede frito,
se deja reservado en un marmito.
Tiernas perdiz y liebre
es cuando has de decidir
colar el caldo y, después,
y espera que rompa a hervir,
no sin antes añadir
el hígado reservado,
y de una torta cenceña
los trozos que has de partir
deberán ser igualados
al número de invitados
que lo vayan a ingerir.

Atascaburras
Atascaburras

Lagunas de Ruidera
Lagunas de Ruidera

ATASCABURRAS

Es plato de larga tradición, cuyo condumio se inicia con las primeras nieves del año caídas sobre los pueblos y aldeas de Albacete.

Un plato muy singular
cargado de rancia historia
que con su manducatoria
goza todo comensal.
En la Mancha albaceteña
se hace bajo otra reseña,
que no es la de Ciudad Real,
pues, aquí, es plato distinto
aunque su nombre sea igual:
!Atascaburras! Tal, cual;
apelativo plebeyo
que lo que pierde de bello
lo gana en original.
Condumio un tanto casero
para el que no es necesario
ser versado cocinero.

Preparación:

Coges patatas, la pelas
y una vez que sean lavadas,
– porque no dejen secuelas
de tierra y de suciedad,
de las que están impregnadas,-
tienen por necesidad
que cocerse en el puchero
del que no hay que prescindir.
Aparte, debes hervir
un bacalao desalado,
sobre el que debo decir
que es correcto que pongamos
por cada kilo de papas
doscientos cincuenta gramos.
¿Las dos cosas han cocido?.
Será el momento elegido
para sacar del puchero
las patatas que, a seguido,
echarás en el mortero
donde serán machacadas,
al tiempo de ser bañadas
con el agua en que ha cocido
el sabroso bacalao,
que una vez desmenuzado
en trocitos, bien partido,
ha de ser incorporado
a ese mortero aludido
por el que será majado,
y de aceite bien regado
hasta que tengas conciencia,
porque ello así lo merece,
que lo que allí acontece
ha tomado consistencia.
De sal, dale su punto cabal
sin pasarte, ni menguar,
que en esto hay un justo medio
que hay que saber calcular,
pues si de sodio te pasas
desagrada al paladar.
Echa el todo en blanca fuente,
lo dejas bien extendido,
y el tono de distinción
se los das seguidamente,
poniéndole a discreción,
alrededor de la fuente,
rodajas de huevo duro.
Así, Atascaburras hicistes;
algo que tú conseguistes
con éxito, a buen seguro,
combinando huevos duros
con bacalao desbriznado,
aceite puro, dorado,
patatas, sal, mimo, esmero,
y el manejo del mortero.

Todo tiene su por qué:

En un día de crudo invierno, con viento y ventisca horrible que te azota y vapulea, a un pastor le fue imposible acercarse hasta la aldea para acopiar comestible.
El hombre solo tenía para el mencionado día, dentro del aislado chozo que le servía de cobijo, la alforja semi vacía: sal, aceite, tres patatas y completando el «alijo», ajos, la raspa de un bacalao y agua fresca en un botijo.
Con ingenio harto certero mezcló todo aquel conjunto hirviéndolo en un puchero; después, lo pasó al mortero, lo fue rociando de aceite y machaca que machaca logró para su deleite algo de lo que se atraca comiendo hasta el hartazón, y tras ardua digestión, se dijo: Esto atasca hasta las burras. Como ves, el nombre de ATASCABURRAS, tiene su porqué y razón.

Alcaraz
Alcaraz

Queso Manchego con frambuesas
Queso Manchego con frambuesas

OLLA PODRIDA

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua, define así la palabra OLLA: “Vianda preparada con carne, tocino, legumbres y hortalizas, principalmente, garbanzos y patatas, a lo que se añade algunas veces algún embuchado y todo junto se cuece y se sazona.”
A principios del siglo XIX, José Urcullu, Teniente del Regimiento de Infantería de León, explica así el delicado placer que es la olla:

Ya la sopa presentan en la mesa,
de excelente comida anuncio cierto,
dorada, sustanciosa, (oh, cual exhala
el olor de la vaca y de torreznos!
jugo de vegetales es su caldo,
y de gallina menudillos tiernos,
acompañada con ligera escolta,
de platillos hermosos, cuyo objeto
es mover suavemente los sentidos,
y abrir el apetito casi muerto.
Con pompa y majestad, tras de la sopa
una podrida olla va viniendo,
donde deben descubrirse confundidos
la gallina, el chorizo y el carnero,
el jamón y la vaca entre el garbanzo
acompañados de tocino fresco.

En el romance “LA VIDA POLTRONA” Francisco de Quevedo, nos dice:

… Haga yo mi olla
con sus pies de puerco,
y el llorón judío
haga sus pucheros.
Darme a las mañanas
un gentil torrezno,
que friendo llame
los cristianos viejos.
Tripas de la olla
han de ser revueltos
longanizas largas
y chorizos negros.
Por ante el hambre
y por postre luego
un ahíto honrado
de vaca y carnero.
Dulce no lo como
porque no pretendo
volverme yo abeja
ni colmena sin cuerpo.

Se cuenta que Carlos IV, gustaba de la “Olla podrida” a la que sumaba jamón,gallina y otras cosas especialmente sabrosas «porque, cuanto más encierra y más “podrida” está, mejor huele y más honra otorga a la mesa en que es servida».
En los tiempos que corremos, la olla, más ó menos “podrida”, es el plato principal de la comida diaria de la gente humilde y campesina, adoptando nombres diferentes según comarcas y lugares: Olla potajera, Olla de pastor, de matanza, de aldea…

Río Mundo
Río Mundo


Un artículo de Antonio Bellón Márquez


Más información | Turismo Gastronómico de Albacete


Fotografía de portada: Miguelitos de La Roda

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Una escapada accesible, cultural, natural y artesana por Castilla – La Mancha

Turismo-Castilla-La-Mancha

Os proponemos una escapada inolvidable para los que quieren vivir una auténtica experiencia cultural, natural y gastronómica. Descubriremos la gran tradición artesana de Castilla – La Mancha, la Catedral Primada de Toledo, los molinos de viento de Consuegra, la gran tradición vitivinícola de La Mancha, cómo se hace un auténtico Queso Manchego en Tomelloso, el Almagro más monumental y el maravilloso Parque Nacional de las Tablas de Daimiel… todo ello disfrutando de la rica gastronomía local.


Día 1

Nuestro viaje dará comienzo con un espectacular recorrido panorámico por Toledo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. A continuación descubriremos la impresionante Catedral Primada de Toledo, una de las obras maestras de la arquitectura ojival y obra magna del gótico, que mereció en el lenguaje eclesiástico el título de Dives Toletana (La Rica Toledana), que alude a la grandiosidad de sus dimensiones, riqueza artística y solemnidad litúrgica. La Catedral Primada fue concebida como Summa Artis, un Vaticano en tierras ibéricas. Esconde una interminable acumulación de tesoros artísticos que abarcan páginas enteras de la historia de la vidriera, la rejería o la escultura, y una colección pictórica sin igual, con obras de El Greco, Tiziano, Goya o Van Dick. Finalizaremos la mañana visitando un Taller de Damasquinado, para descubrir todos los secretos de esta artesanía joyera conocida como el Oro de Toledo, y una fábrica de espadas y armas toledanas que dieron fama a los temibles Tercios Españoles, tan legendarias que llegó a decirse que se usaba sangre para forjarlas. Al medio día nos trasladaremos hasta Consuegra, para disfrutar de un almuerzo típico en el interior de un molino de viento. Tras la comida visitaremos el Cerro Calderico y los maravillosos molinos de viento que lo coronan y apreciaremos la gran llanura manchega recorrida por Don Quijote. Esta experiencia nos permitirá rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”, así como descubrir algunos secretos del noble arte de la molinería con un Taller de Molinería.

Panorámica de Toledo

Vista de la Catedral de ToledoVista de la Catedral de Toledo

Interior de la Catedral de ToledoInterior de la Catedral de Toledo

Trabajando el arte del oro damasquinadoTrabajando el arte del oro damasquinado

Molinos de viento de ConsuegraMolinos de viento de Consuegra


Día 2

Iniciaremos el día visitando una de las más prestigiosas bodegas de La Mancha. Realizaremos un interesante itinerario por sus emblemáticas instalaciones para adentrarnos en el apasionante mundo de la viticultura. Finalizaremos con una degustación de vino de la mano de todo un maestro en este arte. La historia y los secretos del brebaje de Dioniso, dios del vino, dejarán de ser un secreto para nosotros. Después visitaremos uno de los museos más emblemáticos de Tomelloso: el Museo del Carro, donde descubriremos un impresionante Bombo y todo lo necesario sobre la vida, las costumbres y los aperos utilizados antiguamente en las diversas faenas agrícolas. A continuación, nos trasladaremos a una auténtica Quesería Artesana manchega, donde conoceremos los secretos de un producto sobradamente conocido: el Queso Manchego. Realizaremos un interesante itinerario por las instalaciones de esta fábrica artesana de la mano de todo un maestro quesero, y terminaremos con una cata-degustación de este producto tan cotizado a nivel nacional e internacional.
A la hora del almuerzo, nos espera una deliciosa y auténtica Comida Típica del Quijote, a base de platos tradicionales de la cocina manchega. Una cocina universalizada por Cervantes. Por la tarde, nos trasladaremos hasta Almagro, importante Conjunto Histórico-Artístico Nacional y capital histórica del Campo de Calatrava. Una ciudad con un repertorio artístico y monumental de gran calado donde destacan calles y plazas, casas solariegas, palacios, iglesias y otros monumentos de gran importancia histórica. Allí se encuentra el que probablemente sea referente mundial en el mundo de las artes escénicas: el Corral de Comedias, conservado tal y como debió ser en la época de su construcción, allá por el siglo XVII.
Finalizaremos la jornada visitando un Taller de Encaje de Bolillos y Blonda, artesanía tradicional de Almagro.

Enoturismo en La ManchaEnoturismo en La Mancha

Bombo de TomellosoBombo de Tomelloso

Pleita para hacer Queso ManchegoPleita para hacer Queso Manchego

Corral de Comedias de AlmagroCorral de Comedias de Almagro

Encaje de bolillos en AlmagroEncaje de bolillos en Almagro


Día 3

Nuestro viaje nos llevará hasta el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, Reserva de la Biosfera desde 1981 y ecosistema único y característico de La Mancha. Por medio de un itinerario interpretativo descubriremos los secretos ecológicos, geológicos y paisajísticos de este enclave privilegiado. Desde el observatorio de la Isla del Pan apreciaremos el trasiego incesante de diferentes especies que salen y entran al Parque, como las esbeltas garzas o los grupos de ánades que toman los rastrojos al amanecer. En el agua, grupos de jóvenes e inmaduros pollos de somormujo, zampullines y fochas se afanan en la tarea de pescar gambusias. Toda una experiencia ecoturística. A la hora de comer disfrutaremos de un almuerzo campestre. Y finalizaremos la jornada con la visita a un prestigioso Taller de Cerámica artesana.

Paseando por las Tablas de DaimielPaseando por las Tablas de Daimiel

Grullas en las Tablas de DaimielGrullas en las Tablas de Daimiel

Tablas de DaimielTablas de Daimiel

Bigotudo Bigotudo

Ecoturismo en las Tablas de DaimielEcoturismo en las Tablas de Daimiel

Taller cerámicaTaller de cerámica


Turismo accesible Castilla La Mancha


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


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