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3 destinos para 3 vinos

Os proponemos un maravilloso viaje por tres de los rincones culturales y paisajísticos más importantes de la provincia de Ciudad – Real: Tomelloso, Ruidera y Villanueva de los Infantes


1. TOMELLOSO

Tierra de paso y cruce de caminos, la historia de Tomelloso es relativamente joven… “se comenzó a poblar en 1530 en tierras baldías de la villa de Socuéllamos, en torno a un viejo pozo utilizado por los pastores de la zona para abrevar a sus ganados”.
Muy pronto la naturaleza emprendedora de este pueblo unida a una desastrosa plaga de filoxera en otras comarcas españolas y francesas (historia rocambolesca para descubrir), haría de este lugar el gran centro de producción vitivinícola que es actualmente. Desde sus bodegas y cooperativas se “vende” mosto y vino a medio mundo.
La ciudad manchega de la pintura, la Atenas de La Mancha, cuna de artistas y escritores de fama mundial, pragmática y enérgica, sus gentes y sus vinos han influido en el pincel vital y realista de López Torres, los certeros e inolvidables relatos de Francisco García Pavón, sus bombos, chimeneas y antiguas cuevas – bodega.
Por su carácter, siempre preparado para celebrar una ocasión especial, os recomendamos un espumoso, brut nature que dirían los entendidos, de fermentación tradicional.

2. LAGUNAS DE RUIDERA

“Creadas por el encanto del mago Merlín…” reverberan las palabras de Cervantes en aquel visitante que contempla asombrado el entorno del Parque Natural de Lagunas de Ruidera. Como los aromas frutales de un vino tinto joven, los sentidos aquí quedan embriagados por la cascada de aromas que fluyen en la retina del visitante primerizo.
Aquel viajero que acude por primera vez a Ruidera y sus lagunas, cuando lo hace desde la llanura manchega, vasta y extensa, percibe la sensación de acudir a un oasis, un remanso de paz, bálsamo y conjura contra el frenético ritmo de la vida urbana.
Sus cristalinas aguas de un azul puro e intenso, con verdes contrastes en sus orillas de encinar, álamo, olmos, juncos, masiegas, matorrales, espinos… vigiladas por antiquísimas sabinas, albar de reserva, y enebros de buen porte.
Belleza kárstica única en España. Travertinos o barreras tobáceas singulares que otorgan a este espacio natural protegido una singularidad geológica y ecológica de primer orden en Europa.
Un vino idóneo para este tesoro natural lo encontraremos en un blanco frutal, de suaves toques florales y herbáceos. Aromas de romero, tomillo y brezo que Ruidera nos regala.

3. VILLANUEVA DE LOS INFANTES

En el Campo de Montiel, antaño tierra de frontera con la media luna y custodia de la Orden de Santiago, Villanueva de los Infantes pugna en orgullo, tradición y solera por ser la cuna de “aquel lugar del que Cervantes no quiso acordarse”. No en vano, sus calles adquieren el lustre y celo solariego, de sobrio invierno castellano y austero porte en sus fachadas.
Pasear por Villanueva de los Infantes con la mirada acostumbrada a descifrar la simbología de la cantería que ostentan sus fachadas, portadas y blasones, reporta al visitante la sorpresa de encontrar en este rincón escondido de La Mancha, un tesoro literal. Además en el doble sentido de la expresión. Pues la increíble belleza de su elegante patrimonio monumental labrado en la típica arenisca roja del Campo de Montiel, se impregna como las nieblas de otoño, con la atmósfera literaria que ha transitado sus calles desde que la cultura del Siglo de Oro abrió sus puertas en la singular Casa de Estudios.
Aquí Jiménez Patón impartió gramática. Quevedo distraía su destierro. Lope de Vega ignoraba a Cervantes. Y Cervantes, más grande que ninguno, olvidado por esa envidia inculta que en España se siente por los genios contemporáneos, olvidada a su vez, acordarse de esos lugares y esas gentes que bien conocía hasta el fondo de sus más profundas miserias.
En pocos lugares del mundo como en este pueblo con título de ciudad, se percibe la atmósfera caballeresca y fantástica que se lee en las páginas del Quijote.
Un buen vino, un buen crianza, delicado y cuidado, con historia y con un futuro que pasa por nuestro paladar a toda velocidad, será el elegido para descorchar en tan noble rincón.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Si quieres realizar este maravilloso viaje de cultura, naturaleza y vino, contacta con nosotros

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Ecoturismo por los Parques Nacionales y Naturales de Ciudad Real

Os proponemos una serie de experiencias y actividades para descubrir algunos de los espacios naturales y rurales más valiosos de Europa ubicados en la provincia de Ciudad Real (España): los Parques Nacionales y Reservas de la Biosfera de Tablas de Daimiel y Cabañeros, y los Parques Naturales de Lagunas de Ruidera, y Valle de Alcudia y Sierra Madrona. Sin duda, el destino ideal para los que quieren vivir una auténtica experiencia de ecoturismo y naturaleza, aprovechando al máximo la estancia a la vez que se conservan los valores ecológicos y paisajísticos de cada destino, contribuyendo a sostener el entorno rural en el que se llevan a cabo, participando en el estilo de vida de las poblaciones locales y en la conservación del patrimonio natural y cultural.


Día 1

Nuestro viaje dará comienzo en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, Reserva de la Biosfera desde 1981 y ecosistema único y característico de La Mancha. Por medio de un itinerario interpretativo descubriremos los secretos ecológicos, geológicos y paisajísticos de este enclave privilegiado. Desde el observatorio de la Isla del Pan apreciaremos el trasiego incesante de diferentes especies que salen y entran al Parque, como las esbeltas garzas o los grupos de ánades que toman los rastrojos al amanecer. Observaremos especies tan emblemáticas como la Avutarda (Otis tarda), el Sisón Común (Tetrax tetrax), o la rarísima Ganga Ortega (Pterocles orientalis), que comparten hábitat con los bandos de Grullas (Grus grus) invernantes. Un auténtico muestrario de especies en donde conviven la amenazada Malvasia (Oxyura leucocephala) o el Porron Pardo (Aythya nyroca), con Zampullines cuellinegros (Podiceps nigricollis) y Calamones (Porphyrio porphyrio), Flamencos rosados (Phoenicopterus ruber), los llamativos bandos de Bigotudos (Panurus biarmicus), los Escribanos Palustres (Emberiza schoeniclus) y el escaso Carricerin Real (Acrocephalus melanopogn)… un espectáculo asegurado durante todo el año. A la hora de comer disfrutaremos de un almuerzo campestre. Por la tarde visitaremos la Motilla del Azuer, uno de los más importantes yacimientos arqueológicos de España. Descubriremos el origen de este singular asentamiento de la Edad de Bronce: una fortificación con más de 4.000 años de antigüedad, donde encontraremos el pozo más antiguo de la Península Ibérica.

ecoturismo Tablas de DaimielTablas de Daimiel

Tablas de DaimielTablas de Daimiel

Tablas de Daimiel ecoturismoTablas de Daimiel

turismo arqueológico Motilla AzuerYacimiento arqueológico de la Motilla Azuer


Día 2

Realizaremos un inolvidable recorrido de naturaleza por el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, un enclave privilegiado formado por un rosario de 15 bellas lagunas y que en conjunto constituyen todo un espectáculo para los sentidos, además de una curiosidad ecológica y geológica de primer orden en España y en todo el ámbito europeo. Los grandes bosques mediterráneos de encinas (Quercus ilex) y sabina albar (Juniperus thurifera), y una fauna impresionante, con más de 250 especies de vertebrados, harán las delicias de los visitantes. A la hora del almuerzo, nos espera una deliciosa y auténtica comida típica en un cortijo / huerta de la zona, un lugar lleno de encanto y esencia manchega donde vamos a disfrutar de una comida típica a base de platos tradicionales. Por la tarde realizaremos un Taller Artesanal de Esparto, una fibra obtenida de diversas plantas silvestres de la zona. Con dicha fibra se elaboran sogas, alpargatas, cestas, alfombras, utensilios, etc.

Laguna del ReyLaguna del Rey. Autor, Bernardo Sevilla

Ruidera hundimientoEl Hundimiento. Lagunas de Ruidera. Autor, sabersabor.es

ecoturismo Lagunas de RuideraLagunas de Ruidera

taller EspartoTaller de Esparto

Huerta Villanueva de los InfantesHuerta Manchega

Utricularia australisUtricularia australis


Día 3

Descubriremos el Parque Nacional de Cabañeros: un lugar único en el mundo. Porque aquí sobrevive intacto el gran bosque mediterráneo de Europa, donde el visitante aún puede verse rodeado de la fauna ibérica más amenazada, y ver fósiles de más de 500 millones de años de antigüedad. Su excepcional conservación permite al visitante disfrutar de la gran reserva natural ibérica. En su paisaje de extensas llanuras y bosque abierto viven grandes mamíferos como la cabra montés (Capra pyrenaica), el águila imperial ibérica (Aquila adalberti) y el buitre negro (Aegypius monachus), además del ciervo ibérico (Cervus elaphus). Sus más de mil especies vegetales, sus fósiles del Ordovídico, y las cabañas de carboneros que dan nombre al parque son sólo una pequeña parte de su atractivo. Acompañado por nuestro guía intérprete, recorremos el interior del Parque Nacional descubriendo todos sus secretos y disfrutaremos de un almuerzo campestre.

Cabañeros Cabañeros

Buitre negro CabañerosBuitres negros

Parque Nacional CabañerosParque Nacional de Cabañeros

Berrea CabañerosBerrea

Boquerón del EstenaBoquerón del Estena


Día 4

Realizaremos un recorrido por el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona: un lugar donde disfrutar de la naturaleza aún en estado virgen. Sus bosques, entre los que se encuentran árboles centenarios y milenarios, la riqueza paisajística de sus parajes y las más de 160 especies de aves que lo habitan hacen de este parque natural uno de los más bellos y desconocidos de España. El Parque Natural presenta dos paisajes diferenciados. Por un lado una enorme extensión de dehesas de aprovechamiento secular ganadero que conforma el Valle de Alcudia, con su mar de encinas y pastizales en el que se pierde la vista. Por otro las sierras y montes del sur, de relieve quebrado, crestones y pedrizas que constituyen Sierra Madrona. El parque alberga diversas manifestaciones de vulcanismo de Ciudad Real. A medio día realizaremos un almuerzo campestre.

Valle de AlcudiaValle de Alcudia

Chorrero de la SierpeChorrero de la Sierpe

encina milenaria AlcudiaEncina milenaria

SisapoYacimiento arqueológico de la ciudad de Sisapo en La Bienvenida

Solana del Pino Valle Sierra MadronaSolana del Pino Valle, Sierra Madrona

Peña escrita FuencalientePeña escrita, Fuencaliente


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Si estas interesado en realizar esta irresistible escapada, contacta con sabersabor.es 


Fotografía de portada: Lagunas de Ruidera. Autor, Miguel A. García

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Una historia de trashumancia

trashumancia Campo de Montiel ecoturismo

Desde las Sierras de Tragacete y Albarracín en Teruel, la Cañada Real Conquense atraviesa Cuenca y La Mancha hasta alcanzar Sierra Morena y la comarca del Condado de Jaén


Desde hace siglos, pastores y vaqueros conducen sus reses a través de las sendas medievales que hoy forman la Red Nacional de Cañadas Reales. Paso a paso, sol a sol, los “modernos” trashumantes de hoy en día recrean una anacrónica aventura pecuaria cubiertos de polvo, sudor y cansancio.
El viaje que os proponemos, por un tramo de la Cañada Real Conquense conocido como Cañada de los Serranos, permite conocer y disfrutar tres grandes zonas de la provincia de Ciudad – Real: la llanura Manchega, la altiplanicie del Campo de Montiel y las estribaciones de Sierra Morena Oriental.

¡Vamos, Tuerrrrrta!…, grita Antonio, echando mano de su vara de acebuche. Ganadero de talante apacible, Antonio suele arrear a sus 360 ovejas manchegas con educadas palabras de ánimo: “Venga, bonita”, llamándolas a casi todas por su nombre, Chispa, Gitana, Vívora, Extraña, Gasona, Perla… En su morral guarda la lista con sus partidas de nacimiento. El rebaño es como un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Pero con la Tuerta, hasta el perro pastor que lo acompaña, Granero de nombre y pastor mallorquín de raza, se desespera al enfilar la Cañada de los Serranos desde las llanuras de Socuéllamos (Ciudad – Real), donde se sitúa el comienzo de nuestro viaje trashumante de casi 140 km que nos conducirá hasta los pastos de verano (agostaderos) a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago (Ciudad – Real), en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén.

La pobre Tuerta, que no está loca, sino que se hace la sueca, sería capaz de desquiciar al mismísimo John Wayne. Va a su bola tropezándose con las retamas, atravesándose en la carretera… Que estaba de pasar y pasó: acabó cayéndose en un agujero, llegando a Ruidera. Mientras caía, Juan, compañero y socio de Antonio, bromeaba: “Ya es tarde para comprarle un ojo de cristal”. Los restos de paja del fondo, por suerte, hicieron de colchón. ¡La madre que la parió!
En el camino, los pastores de la zona nos saludan con cierta familiaridad. Proceden en su mayoría de la zona, de estos pequeños pueblos de la España escondida, donde el pastoreo de ganado conforma un estilo de vivir, sentir y pensar.

Trashumancia

Trashumancia en La Mancha

rebaño de ovejas La Mancha

La necesidad de trasladar el ganado de los pastos de verano a los de invierno determinó unos itinerarios que fueron tejiendo, siglo tras siglo, una red de comunicaciones en la Península. Estas vías pecuarias (denominadas cañadas, cordeles, veredas y coladas en función de su importancia y anchura) recibieron carta de naturaleza en 1273 bajo el reinado de Alfonso X el Sabio y posterior tutela con la institución del Honrado Concejo de la Mesta de Pastores. Constituyen el más extenso entramado viario de la Comunidad Europea. Distribuidas por 40 provincias, estas sendas medievales tienen una longitud de 125000 km y ocupan una superficie de 425000 hectáreas, equivalente a la provincia de Pontevedra.

Noche de pastores en el chozoNoche de pastores en el chozo

Abrevadero para el ganadoAbrevadero para el ganado


El sesteo se realiza al mediodía para evitar las horas de más calor


Camino de Alhambra, donde se efectuará la tercera “dormida” del viaje, se escucha de fondo el rumor somnoliento de los cencerros, un monótono repicar que se convertirá en el hilo musical del rebaño durante las 6 jornadas, con sus respectivas noches al raso, de calculado recorrido. Nuestra expedición, que partió a últimos de junio, está formada por 4 personas, una mula, 360 ovejas y un vehículo todoterreno, un destartalado Land Rover. El reto es caminar de sol a sol, al ritmo de unos 20 a 25 km diarios.
Violeta, la mula del rebaño, destaca por su corpulencia entre todas las ovejas, idónea por su resistencia para el aprovechamiento ganadero extensivo. Transportar el rebaño en camiones hasta nuestro destino costaría mucho, muchísimo dinero. Y hay que mirar el bolsillo en estos locos tiempos de vacas flacas.
La ley de los trashumantes continúa inamovible: media vida de nómadas. Pese al curso imparable de la modernidad, los últimos pastores nómadas se sienten herederos de un espíritu migratorio de subsistencia.

Pasando por el Parque Natural de las Lagunas de RuideraPasando por el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera

Por tierras de Alhambra. Autor, SergioPor tierras de Alhambra. Autor, Sergio


Las vías pecuarias extienden sus 125000 km por toda España


Durante el día, las cabezas más nobles y veteranas, Chispa y Gitana, con las encargadas de marcar el recorrido al “pelotón”. Como sus dueños, conocen de memoria los mojones, abrevaderos, puentes… vestigios todos de una cultura milenaria.
Cae la tarde. El rebaño enfila la cañada en dirección al descansadero de la Sierra de Alhambra. Para comprobar que ninguna se ha perdido, cuentan las ovejas de “30 en 30” a medida que van entrando en la cerca. Volverán a contarlas al amanecer. Antonio, Juan y Elpidio, agradecen estas “estaciones de servicio” pecuarias. Atrás quedaron el inmenso coto de Cinco Navajos, próximo al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, y la Casa del Pozo de las Chozas, donde “pastan unas ovejas que da gloria verlas”.
Con cada jornada amanece un nuevo paisaje. En la Sierra de Alhambra huele a romero, a tomillo, un frescor que alivia el arduo caminar por sus laderas. La Cañada desemboca en el cruce con la carretera que une Villanueva de los Infantes con La Solana y algunos conductores no disimulan su impaciencia. El sediento rebaño se entretiene abrevando en el río Azuer. ¡Vamos, Tuerrrrrta!
En los últimos 40 años, la paulatina disminución del tránsito ganadero ha provocado el abandono físico y administrativo y, como efecto bumerán, el menor uso de las cañadas. El porcentaje de tramos perdidos se sitúa en torno al 30 por ciento a pesar de que al actual Ley de Vías Pecuarias remarca el aspecto “inalienable, imprescriptible e inembargable” de este patrimonio público de los españoles.

Cerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de AlhambraCerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de Alhambra

Por Sierra MorenaPor Sierra Morena


No es dormir al raso ni tragar polvo lo que retrae a los últimos trashumantes, sino las fincas, las vallas, las carreteras…


Han pasado 6 días. A la altura de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, fin de nuestro viaje, los pastores discuten con los guardas forestales. “Nos sentimos extranjeros en nuestra propia casa” se lamentan. Pero las veteranas Chispa y Gitana han enfilado ya el camino que conducirá a todas sus compañeras hasta el agostadero. Y puede que tras el largo y cálido verano, cuando llegue el momento de regresar al norte, la Tuerta se atreva a seducir a Violeta guiñándole su único ojo. ¡La madre que la parió!

Fiesta de la Trashumancia en MadridFiesta de la Trashumancia en Madrid



Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

Fotografías en blanco y negro de Sergio Pascual


Mas detalles sobre la Cañada Real de los Serranos:

Partiendo de Socuéllamos recorreremos la Llanura Manchega, amplia extensión, con una altitud entre los 600 y 700 m., caracterizada por su plenitud, horizontalidad y sus luminosos paisajes en donde los cultivos agrarios de secano han sustituido casi por completo al encinar manchego-aragonés que lo cubría prácticamente hasta la Edad Media, y en donde sobre todo se enseñorean las viñas – y sus cada día más apreciados y premiados vinos con denominación de origen – y los cultivos cerealísticos, bajo un clima mediterráneo continentalizado y seco.
Sin darnos casi cuenta, la cañada irá suavemente encajándose siguiendo la misma red fluvial, diluyéndose el paisaje manchego y adentrándonos poco a poco en el Campo de Montiel. Iremos remontando su altiplanicie (700-900m) o paramera de calizas y dolomías recubierta de manchones de masas de encinar, sabinar y matorral mediterráneo, en cuyo corazón con sorpresa descubriremos el complejo lagunar cárstico de calizas traverníticas más excepcional de Europa, las celebérrimas Lagunas de Ruidera, hoy Parque Natural, un rosario de 15 espléndidas lagunas cabalgándose una tras otra a lo largo de un profundo corredor de 30 km, de gran belleza y riquísima vegetación hidrófila y acuática.
Después, en contraste con ellas, en Alhambra y sus alrededores, un paisaje más desnudo mostrará algo de ese relieve de mesas, cerros testigos, ondulaciones, cuestas y muy especialmente las rojizas tonalidades de sus areniscas y arcillas triásicas que tanto identifican esta Comarca. Esta roca, bautizada como “moliz” por los canteros, desde época ibérica y romana ya era explotada como piedra de sillería para la construcción de los edificios más regios, para la escultura, para afilar armas, etc; y en época moderna en las iglesias y las fachadas blasonadas de la nobleza terrateniente de nuestras ciudades manchegas.
Nuevamente el paisaje será llano y netamente agrario (viñedos, olivos, cereales) sobre el que sobresaldrán elevándose a nuestro lado las sierras de Alhambra (1088 m.) y del Cristo, destacando con sus crestas de cuarcitas ordovícicas (propias de los relieves paleozoicos), revestidas de jarales, matorral de encinar, tomillos, etc.
A continuación, durante el cuarto y quinto tramo, iremos bordeando la comarca de Valdepeñas y de Mudela, transición entre el paisaje propiamente manchego y el serrano. Ahora los retazos de vegetación serrana mediterránea y las áreas adehesadas se harán más numerosas y habituales, sobre todo una vez pasamos junto al pantano de La Cabezuela y el río Jabalón, acercándonos progresivamente a los paisajes cada vez más netamente serranos de después de Castellar.
La Mancha y particularmente estas áreas esteparias del Campo de Montiel, cultivadas, con pastizales y pastos secos según las distintas estaciones, intercaladas con zonas de monte bajo y matorrales mediterráneo, son un hábitat idóneo para alimentar una fauna de mamíferos, aves y reptiles muy variada. Así a lo largo del trayecto podremos observar aves muy singulares como gangas, gavilanes, aguiluchos cenizos, sisones, cernícalos, zorzales, mirlos, alondras, gorriones trigueros, tordos… Por supuesto multitud de aves migratorias de paso mientras alzan el vuelo a la vecina Ruidera o al cercano Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Y con suerte a la majestuosa y corpulenta pero amenazada avutarda. Sin olvidarnos obviamente de la brava perdiz roja, tan apreciada cinegéticamente. Entre los mamíferos: zorros, garduñas, liebres, conejos; o jabalíes y ciervos.
Esta Cañada nos sirve asimismo como un gran eje en torno al cual descubrir la rica historia de estos territorios y para acercarnos a visitar pueblos muy próximos como Tomelloso, Argamasilla de Alba, La Solana, Alhambra, Villanueva de los Infantes, Fuenllana, San Carlos del Valle, Valdepeñas, Torrenueva, Carrizosa, Torre de Juan Abad
En lo alto de las Sierras de Alhambra y del Cristo se conservan restos de poblados prehistóricos amurallados de la Edad del Bronce, testimonios de la presencia de pobladores autóctonos desde muy antiguo. Destacan el óppidum ibérico y la posterior ciudad romana de Alhambra, Laminium, citada por Plinio y Estrabón, una de las poblaciones con más continuidad histórica si tenemos en cuenta que su fortaleza de origen musulmán se levanta sobre otro poblado prehistórico y que en la ladera Sur del pueblo podemos ver la necrópolis visigoda de Las Eras.
Tampoco debemos olvidar que surcaremos un paisaje con una marcada dimensión literaria gracias a escritores como Cervantes, Quevedo, Galdós, Azorín o García Pavón, entre otros.
Si eres amante de la vegetación de interior (mediterránea) para hacer un descanso en la ruta, te puedes adentrar entre las encinas y coscojas y en las zonas de cardos buscar las tan apreciadas setas de cardo, delicia gastronómica de la zona.


Recomendaciones:

Este gran recorrido de casi 140 km cruza de Norte a Sur el lado oriental de la provincia de Ciudad – Real, siguiendo la Cañada Real Conquense, una de las más largas de España.
Os recomendamos estructurar la ruta en seis tramos: el primero, de 25 km, parte de la ermita de San Isidro en Socuéllamos, hasta el km. 141,8 de la carretera CM 400 (Tomelloso – Munera); el segundo, de 23 km, desde este punto hasta Ruidera y sus Lagunas; un tercero, de 20 km, nos acerca hasta Alhambra. El cuarto, de 25 km, nos lleva a Pozo de La Serna; el penúltimo, de 24 km, hasta el km 7,6 de la CR 614 (Torrenueva – Torre de Juan Abad); el último de 23 km Culmina a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, junto a la carretera CRP 610 (Castellar – Aldeaquemada).
A lo largo del recorrido nos encontraremos con paneles generales informativos, además de las correspondientes señales de dirección.
Recomendamos los meses de las estaciones de otoño, invierno y primavera para su realización. También ir provistos de: agua para prevenir la deshidratación, alzado ligero de montaña y prendas olgadas adecuadas a las temperaturas con colores poco llamativos. También, llevar prismáticos, andar en silencio para una mejor observación de la fauna, no cortar porque sí plantas o flores, no encender hogueras ni dejar desperdicios. Respetemos en todo momento los lugares y los animales con que podamos encontrarnos.

Panel Cañada Real de los SerranosPanel Cañada Real de los Serranos

Señales Cañada Real de los SerranosSeñales en los senderos de gran recorrido

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Curiosidades sobre la cerveza

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La cerveza constituyó la bebida medieval de las clases humildes y formó parte de la paga de los soldados. Los nobles la desdeñaban, pero era alabada por las órdenes monásticas más austeras


En muchas películas de Hollywood sobre Robin Hood hay escenas en las que los frailes invitan a dar gracias a Dios por el más importante fruto del cereal, la cerveza. En medio de la maraña de errores históricos que acompañan a estas producciones, esta alusión proporciona un detalle auténtico de la vida cotidiana en la Inglaterra medieval.
Durante siglos, el agua de los ríos, manantiales o pozos fue considerada –y en parte realmente lo era- como una bebida peligrosa, potencialmente portadora de enfermedades, que tan sólo se podía utilizar hervida y nunca para beber. Por otra parte, la leche se empleaba para la fabricación de queso o de mantequilla. Por tanto, para apagar la sed, alimentarse, relajarse o embriagarse, solamente quedaban el vino, varios tipos de cerveza y algún que otro producto de la fermentación, como la sidra.
El vino tenía una gran difusión, debido al valor simbólico que le daba la sociedad cristiana, pero en las zonas donde difícilmente se podía cultivar la vid, como sucedía en las islas Británicas y en el centro y norte de Europa, la importación lo convertía en un producto reservado a las clases privilegiadas. A las masas populares, que vivían en el campo y en las ciudades, tan sólo les quedaba la cerveza.

Campesinos de fiesta en una taberna holandesa. Adriaen van Ostade. 1673

El lúpulo y la seducción femenina

Puesto que la fabricación de la cerveza era un trabajo esencialmente doméstico, en Inglaterra hasta finales del siglo XIV la producción y el comercio de esta bebida estaba, casi en su totalidad, en manos de mujeres. Junto a las amas de casa, que preparaban la cerveza para la familia y vendían el excedente, existían algunas mujeres que iban un poco más allá en la comercialización, sin que esto incomodase al marido.
Cada año, algunos magistrados recorrían pueblos y ciudades para recaudar el assizes of ale (impuesto de la cerveza): cataban la producción, concedían licencias de venta o las revocaban, controlaban que las medidas usadas y la calidad correspondiese a lo que exigían los Estatutos, o a las costumbres transmitidas oralmente por la administración regia, local o señorial; finalmente fijaban el precio al que se podía vender la cerveza en ese lugar. En sus registros quedan reflejados, entre otras muchas cosas, los nombres de mujeres “cerveceras”. Una producción y un comercio hecho por las mujeres en el que, sin embargo, las pautas de calidad y los precios eran fijados por los hombres, no siempre funcionaba sin tropiezos. Los registros están repletos de cerveceras que intentaron evitar el pago de estos impuestos. Por otro lado, tampoco para los catadores debía ser fácil distinguir las mujeres que realizaban la producción para sí mismas de aquellas que lo hacían con fines comerciales. A todo esto hay que añadir que la imagen que los hombres daban de estas cerveceras no era demasiado atractiva: las describen como violentas y poco femeninas, o también como peligrosas seductoras, capaces de engañarte mientras venden su cerveza. En cualquier caso, con la progresiva introducción de la beer con lúpulo, cuya importación y posterior producción fue acaparada por los hombres, la presencia de las mujeres en el comercio de la cerveza se redujo drásticamente, hasta convertirse en época moderna en una simple labor de intercambio de productos caseros. Mientras tanto comenzaban a surgir las public houses, donde es podía ir por la noche a beber cerveza sin tener que hacer frente a las terribles y peligrosas cerveceras.

El alegre bebedor. Judith Leyster. 1629

Cerveza para mojar pan

En la Edad Media, el consumo de cerveza era muy alto y se repartía a lo largo de toda la jornada. Se desayunaba con cerveza, mojando en ella pan seco, acompañado de queso, sopa de avena, verduras y en las otras comidas del día, cuando las había, a veces carne. Con ella se apagaba la sed durante el trabajo cuando hacía calor y servía de bebida reconfortante cuando, por el contrario, el tiempo se volvía frío y húmedo. Finalmente, con la llegada de la noche, se ahogaban en cerveza las fatigas de la jornada. Eduardo I de Inglaterra (1239-1307) estableció que sus soldados tenían derecho a recibir un galón de cerveza al día (unos 4,5 litros), que era lo que un hombre adulto inglés bebía cotidianamente.
Este es un detalle que puede encontrarse en la contabilidad de las casas señoriales, en las prescripciones monásticas y en los donativos a los pobres. En Polonia, los castellanos bebían entre tres y seis litros de cerveza al día, mientras que los campesinos debían contentarse con tan sólo un par de ellos. Efectivamente, en el campo el consumo era más reducido, no llegando casi nunca al exceso. Se sabe que una mujer que tuviera que cuidar de una familia de cinco personas fabricaba semanalmente unos ocho galones de cerveza (lo que significaría el consumo de un litro per cápita al día). Es difícil establecer la cantidad de alcohol que contenían estas bebidas, pues esto dependía de la proporción entre agua y malta, así como de la fermentación. Probablemente se podían obtener cervezas más o menos fuertes, dependiendo de la estación y, por otra parte, la cerveza se podía rebajar con agua, al igual que se hace con el vino.

Solo cerveza de barril. Autor, Dan Graham

Inferior al noble fruto de la vid

En el campo como en la ciudad la cerveza siempre fue una bebida de pobres, tanto por sus características alimenticias y de sabor, como por tener un precio relativamente bajo (siempre ligado al de los cereales), pero también y sobre todo, por su imagen: en la sociedad cristiana solamente podía ser una bebida inferior al noble fruto de la vid. Una vez superado el largo periodo en el que beber cerveza era indicativo de origen germano, los nobles y los burgueses que podían permitírselo se inclinaban por el consumo de vino, incluso en aquellas regiones en las que no había ni rastro de viñedos. A menos que pretendieran haber gala de un estatus diferente, como sucedió con ciertos grupos de nobles de origen anglosajón, que en la Inglaterra de los siglos XI-XII trataban de diferenciarse de los normandos.
Por lo que se refiere a la convivencia entre el vino y la cerveza en las hosterías, el primero era solicitado por sacerdotes, caballeros, jóvenes damas, señores y ricos comerciantes, mientras que la segunda era del agrado de artesanos, peregrinos y muchachos. Incluso en la literatura se respeta plenamente esta distinción, como se pone de manifiesto en los Cuentos de Canterbury. Aunque los señores y las clases acomodadas podían beber cerveza por la mañana o para apagar la sed durante una partida de caza, habría sido inadecuado servirla en un banquete nocturno.
También los recipientes destinados a conservar o beber la cerveza transmiten la idea de pobreza o simplicidad: no solamente los barriles eran de madera, sino también los enormes jarros y las barricas de un galón, así como las jarras más pequeñas, las garrafas o los vasos de una pinta (cerca de medio litro). Las familias más opulentas hicieron a este respecto alguna pequeña concesión al lujo, decorando con plata los grandes jarros de madera, a los que se añade una tapa. Son objetos personales que como tal aparecen en los testamentos y en los listados de bienes.
El aura de humildad ligada a la cerveza hacía de ella una bebida muy bien vista en las abadías. Aunque San Benito en la Regla había aceptado el consumo de vino, numerosos movimientos de reforma monástica, para distinguirse de la riqueza de las mesas episcopales o de las que proliferaban en las abadías decadentes, predicaban frecuentemente el regreso a la pobreza y a la frugalidad y, en este contexto, la cerveza era mejor tolerada que el vino. Fue así como en el norte de Francia, en Bélgica, en Holanda y en Inglaterra muchas abadías desarrollaron su propia producción de cerveza, que más tarde se convirtió en característica y tradicional. No es una casualidad que gracias a los Trapenses del siglo XVIII la denominada cerveza de abadía, con cuerpo, de color ámbar, muy alcohólica pero apenas amarga y con un inconfundible regusto a levadura, haya llegado hasta nosotros con la fama de ser la mejor del mercado.

Cerveza artesana de autor


Acompáñanos en esta actividad: Entre cerveza artesana y Quijotes 

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10 curiosidades sobre el esparto, la fibra olvidada.

curiosidades sobre el esparto, la fibra olvidada

Si ya el erudito romano Plinio el Viejo describía con todo detalle la manera de recoger, tratar y usar el esparto, es fácil de entender por qué en tiempos menos remotos (s. XVIII hasta la mitad del s. XX) la vida doméstica y agrícola giraba en torno a esta gramínea reseca. Una gran riqueza como la sal o la lana, caída en desgracia con nuestra modernidad.
Aquí os relatamos algunos datos curiosos e historias interesantes sobre esta planta.

1. El esparto es una planta herbácea que puede alcanzar el metro de altura. Las hojas, enrolladas en tubitos alargados para evitar la transpiración, son picudas y duras, y se agrupan en macollas (la atocha).

2. La palabra esparto proviene del griego antiguo y significa cuerda. El vocablo atocha, voz hispanorromana, invoca la mata.

3. ¿Por qué interesa ecológicamente? De todo el matorral, el esparto es una de las plantas más resistentes a la sequía, incluso en solana. Su copa ancha (50 cm) reduce la evaporación del agua y sus hojas muertas sirven de esponja, regulando el paso de la lluvia al suelo. Además, la cohesión de este matorral limita la erosión superficial.

Artes de esparto. Autor, Angel Abril Ruiz

Artes de esparto. Autor, Angel Abril Ruiz

4. El nombre científico Stipa tenacissima delata su resistencia a las inclemencias.

5. Es una planta propia de ambientes esteparios como los de la meseta española, y le gusta los suelos carbonatados como los del entorno de las Lagunas de Ruidera. En Europa su repartición es esencialmente ibérica (centro, sur y este de la península), con un reducto en Italia. En África, de Marruecos a Egipto, es muy común.

6. Florece de marzo a junio y se recolecta entre julio y agosto.

7. Cuando el esparto no muestra sus flores, se puede confundir con otra planta también esteparia, el albardín o esparto basto (Lygeum spartum). Pero este último prefiere los suelos más salinos, muy comunes en los humedales manchegos y costeros. La flor del esparto forma un penacho alargado mientras que la del albardín es más discreta.

Recogiendo esparto. Autor, www.galaxiarural.wordpress.com

Recogiendo esparto. Autor, www.galaxiarural.wordpress.com

8. Desde antes de los romanos, la recolección y cultivo de esta fibra ha tenido gran importancia en la economía de muchos hogares españoles. La manera de cosecharlo, arrancando sus hojas con la ayuda de un palo corto (la cogedera) apenas ha cambiado desde la descripción pormenorizada de Plinio en el siglo I de nuestra era.
El hombre ha sabido encontrarle multitud de aplicaciones como producto bruto, en la construcción como escayola armada por su gran resistencia o en la industria papelera por su alto contenido en celulosa, y como producto manufacturado en las labores cotidianas. A partir de la fibra secada al solo durante 40 días, se hilaban sogas y cintas de varios metros de longitud, para elaborar luego útiles de lo más variopintos: alpargatas, alforjas, cubiertas para garrafas, soplillos, esteras y esterillas, serones o posones, cinchos para quesos, capachos…

9. En época de Plinio el Viejo, los campesinos fabricaban camas, antorchas, calzado y vestidos con esparto, pero no se podía cuantificar la producción. Sólo en el siglo pasado la industria papelera se fija en su valor y el recién creado Servicio Estatal del Esparto empieza a contabilizar la explotación. En 1951 se llegaron a recolectar 132.206 toneladas, de las cuales el 45 % se destinaba a la fabricación del papel y el 33 % a la yutería.

10. En los años 20 – 40, la mayor parte de los vecinos de Ruidera tenían alguna relación con el esparto. Los años dorados llegaron entre 1940 y 1958, con la comercialización del espartal bruto y tomiza. Hasta diez carros diarios llevaban las faenas a los pueblos circundantes.
La quiebra del principal comprador motivó el abandono de la actividad y la emigración de muchos ruidereños.

El ocaso del esparto. Autor, MFley

El ocaso del esparto. Autor, MFley


Si queréis conocer todos los secretos del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, os proponemos vivir esta experiencia: Ruidera, el oasis de La Mancha


Bibliografía:
– Bañón, M. C. 2010. El Campus Spartarius romano. ¿Una herencia púnica administrada por Roma? Cuadernos Albacetenses 14. Instituto de Estudios Albacetenses «Don Juan Manuel».
– García Hotal, J.A. 2007. Fibras papeleras
– Revelles, L. y Sánchez, P. 1999. Esparto, una planta en el olvido. Cuadernos de Historia Local, Puerto Lumbreras (Murcia).

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La Liébana, Morfeo y el secreto de la hibernación del oso

La Liébana, Morfeo y el secreto de la hibernación del oso

El oso ibérico, refugiado en las últimas estribaciones salvajes de las montañas cantábricas y pirenaicas, sigue siendo un animal totémico para nosotros. Cuando podía vivir a sus anchas en Europa, Asia y Norteamérica, ocupaba no solamente las montañas y los bosques cerrados, sino terrenos abiertos y de fácil accesibilidad donde en el pasado debió de tener frecuentes choques con el ser humano. Y éste terminó erigiendo un culto al oso, que todavía se conserva entre los asiáticos Ainu y que debió de ser común en la prehistoria, quizá motivado por el aspecto lejanamente humano del señor de los bosques. Las montañas cántabras de la comarca de Liébana viven ahora un acontecimiento de singular trascendencia para esta especie: la retirada de los individuos hacia las cuevas más recónditas de la montaña, y el inicio de un periodo biológico que todos conocemos con el nombre de hibernación, pero que hasta hace poco no ha sido plenamente desvelado por los científicos. ¿Qué secretos se esconden tras el largo sueño invernal del oso pardo ibérico?

 

1. Cosgaya, en el municipio de Camaleño. Autor, JKD

Cosgaya, en el municipio de Camaleño. Autor, JKD

2. Oso pardo al acecho. Autor, N. Feans

Oso pardo al acecho. Autor, N. Feans

Ciertamente, durante estas últimas semanas el oso ha estado, literalmente, atiborrándose de comida. Este plantígrado no es solamente omnívoro (es decir, que consume todo tipo de alimentos), sino además extraordinariamente sensible a los placeres de “la buena mesa”. El colosal gourmet llega hasta el punto de, olvidando su providencial cautela, dejarse sorprender por el día si encuentra un manjar que lo tiente. El régimen del oso varía con las estaciones. En primavera, cuando las frutas y bayas son aún escasas, este animal captura una mayor proporción de animales seleccionados de una amplia carta. Viendo sus grotescas zarpas, cuesta creer en la habilidad con que el oso las emplea para volver piedras en busca de lombrices e insectos, catar colmenas, desenterrar ratones, pescar truchas o salmones e, incluso, abatir de un certero golpe ovejas y terneros. Las reses abatidas no son comidas totalmente en una sola noche, y el prudente cazador esconde los restos de su festín bajo una cubierta de ramas, para volver a los dos días y acabar lo empezado.

 

3. Panorámica de la comarca. Autor, Borf the Dog

Panorámica de la comarca. Autor, Borf the Dog

Después, a medida que avanza el año, la dieta se diversifica para incluir el mundo vegetal. Los osos muestran gran glotonería devorando frutas cuando les es posible, suben a los árboles a cogerlas y, si las ramas son demasiado finas para soportar su peso, las sacuden para hacer caer los preciados alimentos. En octubre bajan a buscar castañas, y tras ellas las bellotas del roble, la encina y los hayucos, de lo que se deduce que los hidratos de carbono son fundamentales para que el oso acumule la grasa necesaria para su hibernación. Hacia la mitad de diciembre, gordos y saciados, casi todos los individuos que viven por encima de los mil doscientos metros se retiran a hibernar.

 

4. Monasterio de Santo Toribio de Liébana, cerca de Potes. Autor, Guillenperez

Monasterio de Santo Toribio de Liébana, cerca de Potes. Autor, Guillenperez

El refugio de invierno, al contrario que los abrigos del buen tiempo, es único, y por ello los osos lo eligen cuidadosamente dotándolo de la mayor comodidad posible. Prefieren grutas naturales situadas entre los mil y mil quinientos metros, orientadas al medio día, en lugares de difícil acceso y que por su ubicación se mantengan perfectamente secas. Frecuentemente, si la entrada de la osera es demasiado amplia, los osos construyen un entramado con ramas de pino y haya, cuidadosamente entremezclado con musgo y dejando siempre un pequeño orificio de paso. Otras veces los osos cierran completamente su cueva, retirando la puerta o colocándola cuidadosamente cada vez que salen o entran. En el interior y en el lugar más seco y protegido, el animal excava una pequeña depresión que hace las veces de cama, y donde deposita una espesa capa compuesta asimismo de musgo, hierbas y hojas secas. La espesura es tal que, cuando el oso se acuesta, su lomo apenas sobresale.

 

5. Paseando por Potes. Autor, Neticola

Paseando por Potes. Autor, Neticola

Extraordinariamente pulcros, los osos siempre orinan y defecan fuera del refugio. No siempre el abrigo invernal está situado en una cueva, pues cuando no puede encontrar una osera rupestre aprovecha árboles huecos y ramas tendidas que formarán una especie de cabaña, protegida perfectamente de la caída de grandes nevadas. La fecha en que los osos comienzan la hibernación varía no solo con la localidad, sino también con las condiciones climáticas de cada invierno, aunque de manera general diciembre es el mes clave para estos menesteres.

 

6. Campiña al sur de Liébana. Autor, Lundur39

Campiña al sur de Liébana. Autor, Lundur39

7. El peculiar oso pardo. Autor, Guillermo Fdez

El peculiar oso pardo. Autor, Guillermo Fdez

Al comienzo de la hibernación, sumamente gordos, los osos salen frecuentemente de la osera para cumplir con sus necesidades biológicas. Poco a poco se reduce esta actividad hasta que el intestino queda vacío, tras lo cual solo necesitan salir para expulsar la pequeña cantidad de orina que producen los riñones. Al final del tubo digestivo, una vez vacío, se forma un verdadero tapón de células epiteliales y secreción mucosa. De hecho, durante la hibernación todas las funciones fisiológicas están amortiguadas, particularmente el latido cardiaco y la respiración. La temperatura corporal desciende. Pero lo más característico de este estado es el metabolismo de las grasas, que debe proporcionar la energía suficiente para compensar al organismo la falta de alimentación. La grasa se acumula sobre todo en el abdomen y puede ser de hasta 40 kg en algunos ejemplares, es decir, hasta un cuarto del peso total del animal.

 

8. Potes. Al fondo, el macizo de Ándara nevado. Autor, Only J.

Potes. Al fondo, el macizo de Ándara nevado. Autor, Only J.

El sueño invernal del oso está interrumpido por frecuentes despertares y no es lo que podríamos llamar un estado de sueño profundo, como ocurre con sus vecinas las marmotas. Su estado es simplemente el de un sopor más o menos ligero, manteniendo sus sentidos siempre alerta hasta el punto de detectar con suficiente antelación la llegada de un enemigo, a fin de huir o hacerle frente. Con los buenos días de invierno, soleados y tentadores, algunos individuos salen en mitad de su hibernación y disfrutan de unos buenos baños de sol. Ello ha dado lugar a la creencia de que ciertos osos, a pesar de habitar en lugares fríos, no hibernan. También puede haber influido en esta creencia la observación de osos que tuvieron que abandonar su retiro invernal, molestados por cazadores, y que buscan otros refugios de emergencia y necesariamente menos confortables. En cualquier caso, todavía queda mucho para la llegada de la primavera, cuando el rey de la Liébana recupera su pasada vitalidad saliendo de la cueva como un ser totalmente depauperado, y cuyo único objetivo en la vida es simplemente éste: comer.

 

9. Cabellera de niebla en Picos de Europa. Autor José Miguel

Cabellera de niebla en Picos de Europa. Autor José Miguel

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Un mundo de Cine. Locarno y su Festival Internacional junto al Maggiore

Un mundo de Cine. Locarno y su Festival Internacional junto al Maggiore

Dentro del habitual despliegue de certámenes y festivales veraniegos en Europa, destaca especialmente por su prestigio y originalidad el Festival Internacional de Cine de Locarno. Este año celebra su 66 Edición durante los días 7 al 17 de agosto, con tres secciones competitivas abiertas y a cual más atractiva. Sin duda, la más popular es la que se organiza al aire libre en la Piazza Grande de la localidad, con espacio para 8.000 espectadores. Se trata de todo un homenaje a los añorados cines de verano que a mediados del siglo XX (época de la creación del Festival) eran la atracción principal en pueblos y ciudades para un público ávido de emociones fuertes. En la presente Edición podremos disfrutar de un total de 42 películas, entre las que destacan dos obras españolas: el nuevo filme de Albert Serra, Historia de la Meva Mort, y Costa da Morte, del gallego Lois Patiño.

Locarno es una bella y turística ciudad suiza a orillas del lago Maggiore, o lago Mayor, una enorme extensión de agua de origen alpino compartida conjuntamente por Italia y el cantón suizo del Tesino. El Lago Maggiore tiene una longitud aproximada de 54 km, mientras que la anchura media es de solo 4 km, por lo que su forma es la de una larga y retorcida lengua bajo las crestas nevadas de los Alpes. Rodeada de bosques lujuriantes y de localidades de evocadora belleza como Pallanza, Stresa o Arona, Locarno es en la actualidad una de las metas más frecuentadas y llamativas del turismo mundial. Para los que gusten de aprovechar bien el día entre proyección y proyección, pocas ciudades en Europa les ofrecerán la combinación perfecta de historia, naturaleza y belleza idílica como Locarno. Aparece por primera vez en escritos a principios del siglo IX, aunque se da por seguro que ya en época romana existía en el mismo sitio una ciudad importante con mercado y puerto a orillas del lago. Durante la Edad Media la comuna original fue disputada a partes iguales por el Imperio Romano Germánico y Milán. De esta última procedía la familia Visconti, quien hizo suya la famosa fortaleza (siglo XII) que hoy puede admirarse en la villa y que disponía de muros de protección, torres de vigilancia y hasta su propio puerto junto al Maggiori. El castello Visconteo sirvió como alojamiento de la guarnición local hasta la expulsión definitiva de los Visconti en 1513.

Estos son algunos de los atractivos más reseñables de la ciudad y su entorno:

Los Alpes nevados sobre el lago. Autor, Smannion

                                                       Los Alpes nevados sobre el lago. Autor: Smannion

Amanecer en Locarno. Autor, Laurenz Bobke

                                                         Amanecer en Locarno. Autor: Laurenz Bobke

El Locarno más medieval. Autor, Koen

                                                               El Locarno más medieval. Autor: Koen

1. Locarno. El atractivo principal de Locarno (del celta Loc-ar-on, que significa lugar junto a un lago) es sin duda su Piazza Grande, de imponentes dimensiones, caracterizada por unas fachadas señoriales y arcadas de estilo lombardo que le aportan en conjunto una maravillosa apariencia medieval. Un paseo por la Città Vecchia para admirar las antiquísimas casonas, los patios y callejones estrechos; visitar la Piazzetta delle Corporazioni o el castello Visconteo, actualmente museo arqueológico de la ciudad; o incluso contemplar el monasterio franciscano del siglo XIII en la localidad, son paradas obligadas para cualquier amante de los pueblos históricos y con sabor añejo. Locarno, en este sentido, no les defraudará.

Basílica de S. Vittore. Autor, Juergen.mangelsdorf

                                                     Basílica de S. Vittore. Autor: Juergen.mangelsdorf

Vista del lago desde la ciudad. Autor, Fritztram

                                                       Vista del lago desde la ciudad. Autor: Fritztram

2. Santuario Madonna del Sasso. Este santuario se encuentra en Orselina, muy cerca de Locarno y del lago Maggiore, y es el lugar de peregrinación más famoso de la Suiza italiana puesto que fue allí donde la Santísima Virgen María se apareció a Fra Bartolomeo d’Ivrea en 1480. De estilo románico, fue renovado completamente en 1902 y su acceso puede realizarse de dos formas igualmente atractivas: en peregrinación, utilizando el Vía Crucis que desde la localidad más cercana sube hasta allí flanqueado por capillas típicas; o por medio de un funicular. Las vistas del lago y los valles alpinos desde el Santuario invitan a la paz y al recogimiento, y son sin duda un aliciente para la renovación y el fortalecimiento de la Fe Cristiana.

Primavera en Locarno. Autor, Basile23

                                                             Primavera en Locarno. Autor: Basile23

Un rincón en el casco antiguo de la ciudad. Autor, Bbarblan

                                               Un rincón en el casco antiguo de la ciudad. Autor: Bbarblan

Todo preparado para el comienzo de la sesión. Autor, Loungerie

                                           Todo preparado para el comienzo de la sesión. Autor: Loungerie

3. Valle Verzasca. Los primeros asentamientos en el valle Verzasca datan el período Neolítico (alrededor del 1.800 a.C). Para los amantes de lo misterioso destaca sin duda la Sass de Striöi, una roca con grabados de tazas, cruces y dos formas de pie cuyo origen se remonta al menos hasta el siglo VII a.C. La traducción literal del nombre de la piedra es “Roca de las brujas”.

Piazza Grande de Locarno. Todo preparado para el Festival de cine. Autor, Keepthebyte

                      Piazza Grande de Locarno. Todo preparado para el Festival de cine. Autor: Keepthebyte

Arquitectura extrovertida. Autor, David Pc

                                                              Arquitectura extrovertida. Autor: David Pc

4. El Ferrocarril de Centovalli. Se trata de una línea de vía angosta de casi 60 km de longitud que conduce a lo largo de bellos paisajes alpinos por el Centovalli (Cien Valles) y el valle Viggezo. Su trazado atraviesa viaductos espectaculares y gargantas de gran profundidad, destacando además un variado repertorio de túneles, cascadas y sombríos bosques de castaños y hayedos. Es sin duda paseo obligado para los que deseen disfrutar por unos días del sosiego y las vistas montañesas de Locarno.

Otra vista del castillo Visconti. Autor, David Pc

                                                          Vista del castello Visconteo. Autor: David Pc

Otra vista del castillo. Autor, Juergen.mangelsdorf

                                                   Otra vista del castillo. Autor: Juergen.mangelsdorf

Embarcadero de piedra en el lago. Autor, Zigel

                                                     Embarcadero de piedra en el lago. Autor: Zigel

5. Parque Nacional Locarnese. Nacido como proyecto conjunto de 14 comunas y 13 comunidades en toda la región, puede accederse a este espacio natural a la altura de las islas de Brissago, en el lago Maggiore. Toda la región se encuentra repleta de bosques mágicos y paisajes de leyenda, a lo que se une un añejo sabor histórico y tradicional en sus aldeas perdidas o en la gastronomía que atesora este rincón de belleza inigualable (el embutido, los quesos y los platos preparados con castañas son típicos de toda la zona).

Locarno. Vista sobre el lago. Autor, Matthias Burch

                                                   Locarno. Vista sobre el lago. Autor: Matthias Burch

De crucero por el lago. Autor, Zigel

                                                             De crucero por el Maggiore. Autor: Zigel

6. Islas de Brissago. Son un grupo de dos islotes ubicados en la parte suiza del lago Maggiore, al sur de Locarno. San Pancrazio es la mayor de ellas y alberga el único jardín botánico de Suiza existente en una isla. Su historia es muy peculiar y se inicia en 1885, cuando fue a instalarse allí la baronesa Antoinette de Saint-Léger para crear un rincón dedicado al arte y la vida mundanal (el escritor irlandés James Joyce estuvo alojado allí). Tras su venta en 1927 fue adquirida por el alemán Max Emden, que la vistió de plantas exóticas e hizo construir el edificio actual, la dársena y el baño romano. Allí, cada tarde y en compañía de bellas mujeres, el místico propietario se colocaba al borde del agua y lanzaba una moneda. La ninfa que tras introducirse en el estanque conseguía recogerla compartía esa noche su lecho. En 1949 las islas pasaron a ser propiedad del cantón.

Vista del santuario Madonna del Sasso. Autor, Capitán Jen

                                              Vista del santuario Madonna del Sasso. Autor: Capitán Jen

Una vista de cine de la Piazza Grande. Autor, Mbeo

                                                  Una vista de cine de la Piazza Grande. Autor: Mbeo

Estrechas calles en el casco antiguo. Autor, Lyonel Kaufmann

                                             Estrechas calles en el casco antiguo. Autor: Lyonel Kaufmann

7. Cruceros por el Lago Maggiore. Gracias a los barcos de “Navigacione Lago Maggiore” puede realizarse un romántico y evocador viaje de 3 horas por el lago, disfrutando no solo de las hermosas vistas alpinas y de unas orillas cuajadas de bosques, aldeas y mansiones de piedra, sino también de las islas Borromeo, en el lado italiano, las islas de Brissago o el castillo de Cannero (siglos XI y XII), construido sobre una isla rocosa. Este castillo guarda una historia funesta de luchas sangrientas por su dominio, pero tras su decadencia a partir del siglo XVII el destino le brindó las más sorprendentes funciones: fue utilizado como base para pescadores; como refugio de contrabandistas, e incluso resultó ser el centro de operaciones de una banda de falsificadores.

Vista norcturna de la Piazza Grande. Autor, Patrick Stämpfli

                                              Vista nocturna de la Piazza Grande. Autor: Patrick Stämpfli

Nocturno en la Piazza Grande. Autor, Jody Sticca

                                                    Nocturno en la Piazza Grande. Autor: Jody Sticca

Islas de Brissago. Al fondo y a la izquierda, Locarno. Autor, ACP

                                           Islas de Brissago. Al fondo y a la izquierda, Locarno. Autor: ACP

8. Mirador de Cardada. Desde Locarno puede realizarse un espectacular viaje en funicular hasta Cardada, paraíso de paz y naturaleza salvaje a 1.340 metros de altura desde donde pueden admirarse unas espléndidas vistas de los valles alpinos próximos y las cumbres nevadas del Dufourspitze o el monte Rosa. Para los que quieran seguir ascendiendo existe la alternativa de tomar un telesilla hasta Cimetta, a casi 1.700 metros, base para realizar infinidad de excursiones de senderismo aptas para todos los gustos. La oferta se completa con refugios alpinos y 5 restaurantes a cual más tentador.

Puente de Salti en el Valle Verzasca, una de las excursiones más atractivas junto a Locarno. Autor, Tambako the Jaguar

 Puente de Salti en el Valle Verzasca, una de las excursiones más atractivas en Locarno. Autor: Tambako the Jaguar

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Madre Volga. Un viaje a la cuna de la vieja Rusia

Madre Volga. Un viaje a la cuna de la vieja Rusia

Conocido y respetado desde siempre por sus pobladores, el Volga (nombre de origen eslavo que quiere decir “húmedo”) es el río por excelencia del continente euroasiático. Fue Rha para los escitas e Itil según los turcos, mas los que han surcado sus aguas lo conocen simplemente por su apelativo femenino y familiar, tan repetido por otro lado en el folklore ruso: “Madre Volga”. Con mucho el más grande y caudaloso de Europa, lleva tras si un legado cultural e histórico que ha traspasado fronteras convirtiéndolo en una referencia única para quien quiera descubrir, de norte a sur, el país más grande del mundo. Arteria vital y durante muchos siglos indomable, fue el confín de la tierra para los griegos, el país de los remeros del Volga, de las correrías mongolas y también de Stenka Razin, el enigmático y legendario “Pirata del Volga” y líder de los cosacos durante el siglo XVII.

A lo largo de su curso podemos pasar de los inmensos bosques de coníferas al norte, sobre la meseta de Valdái, hogar del lince ártico y de las grandes manadas de renos, y a través de estepas y mesetas surcadas por tributarios tan grandes como cualquiera de los mayores ríos de Europa Occidental, hasta terminar en los bajíos cubiertos de cañaverales a la altura de Astracán, al norte del Caspio, uno de los deltas más extensos de la tierra y durante mucho tiempo hogar de poblaciones mongolas y turcas. Mesetas, llanuras, praderas y pantanos; ciudades históricas, iglesias ortodoxas, gentes de variada etnia, paisajes todos llenos de misterio y evocación épicos. Acompáñennos en este viaje fotográfico por la madre Volga y conozcan algo más del secreto que se esconde en el antiguo país de los “Rus”, la tierra y la cuna donde nace el frío.

 

El Monasterio de Nilov sobre la isla de Stolobnyi, en el lago Seliger y cerca de la cabecera del Volga. Autor, Gorgo

   El Monasterio de Nilov sobre la isla de Stolobnyi, en el lago Seliger, cerca de la cabecera del Volga

Colinas de Valdái, zona del nacimiento del río Volga. Autora, Illya Schurov

                                   Colinas de Valdái, zona del nacimiento del río Volga

Iglesia ortodoxa en Uglich, junto al Volga. Autor, Aleksandr Zykov

                                                     Iglesia ortodoxa en Uglich

Niña pescadora del Volga. Iliá Yefímovich Repin (1874)

                                            Niña pescadora en el río. Obra de Iliá Yefímovich Repin (1874)

Lago Nero junto a la histórica ciudad de Rostov. Monasterio de Spaso-Yakovlevsky. Autor, Alexxx Malev

           Lago Nero junto a la histórica ciudad de Rostov. Monasterio de Spaso-Yakovlevsky

Catedral de San Juan el Bautista, en Uglich. Autor, Alexxx Malev

                                            Catedral de San Juan el Bautista, en Uglich

Río Volga en el Óblast de Nizhniy Novgorod. Autor, Randolf Rautenberg

                                      Río Volga en el Óblast de Nizhniy Novgorod

Los sirgadores del Volga. Iliá Yefímovich Repin (1870-73)

                                           Los sirgadores del Volga. Obra de Iliá Yefímovich Repin (1870-73)

Catedral de la Transfiguración e Iglesia de San Basilio, en Murom. Óblast de Vladimir. Autor, Alexxx Malev

        Catedral de la Transfiguración e Iglesia de San Basilio, en Murom. Óblast de Vladimir

Curso del río Volga a la altura de Myshkin. Oblást de Yaroslavl. Autor, Alexxx Malev

                            Curso del río Volga a la altura de Myshkin. Oblást de Yaroslavl

El lugar donde confluye el río Kotorosl con el Volga. Óblast de Yaroslavl. Autora, Tjukka2

                       El lugar donde confluye el río Kotorosl con el Volga. Óblast de Yaroslavl

Después de la lluvia en Plyos, la Perla del Volga. Isaac Levitan. 1889

                                  Después de la lluvia en Plyos, la Perla del Volga. Obra de Isaac Levitan. 1889

Río Volga en el Óblast de Ivanovo

      Río Volga en el Óblast de Ivanovo

El río Volga cerca de la ciudad de Samara. Autor, Reasonable Excuse

                              Agua y cielo en el Volga, cerca de la ciudad de Samara

Celebración de un matrimonio Cosaco. Józef Brandt (1841-1915)

                                    Celebración de un matrimonio Cosaco. Obra de Józef Brandt (1841-1915)

            El delta del río Volga en el mar Caspio, visto desde el espacio. Autor, NASA's Marshall Space Flight Center

           El delta del Volga en el mar Caspio, visto desde el espacio. Autor: NASA’s Marshall Space Flight Center

Tropa de jinetes tártaros en la estepa de Tartaristán. Józef_Brandt (1841-1915)

                       Tropa de jinetes tártaros en la estepa de Tartaristán. Obra de Józef_Brandt (1841-1915)

Marismas y pantanos del Volga en su desembocadura. Astracán. Autor, Vladislav.bezrukov

                     Marismas y pantanos del Volga en su desembocadura. Astracán