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20 curiosidades del Corral de Comedias de Almagro

Almagro

¿Qué fueron los corrales de comedia?

La funcionalidad de los corrales de comedia como espacios destinados a las representaciones teatrales desde la segunda mitad del siglo XVI hasta principios del XVIII, así como de esparcimiento y ocio y espacios, es evidente. Sin embargo, hay un gran consenso a la hora de interpretarlos como lugares donde se puede observar de manera notoria la estratificación social propia de la Edad Moderna.

Los primeros corrales de comedias en España surgieron en el último tercio del siglo XVI: el Corral de la Cruz y el Corral del Príncipe en Madrid (ya desaparecidos). Debido al éxito que estaban cosechando, a principios del siglo XVII y bajo el patrocinio de la Corona, comenzaron a proliferar varios corrales en otras ciudades como Valladolid, Sevilla, Valencia, Toledo, Granada y, el mejor conservado hasta la fecha, Almagro. Incluso en las colonias americanas se documenta la existencia de este tipo de espacios, en México y Perú principalmente.

Este tipo de espacios nace en un contexto de contrarreforma católica (Concilio de Trento 1545-1563) que tiene como objetivo uniformizar la doctrina, rearme ideológico y combatir la reforma protestante. Y su influencia se va a dejar notar en determinados aspectos de la vida cotidiana como es este caso, ya que el calendario de representaciones teatrales vendrá marcado por la religión.

Piramide social siglo XVII
Pirámide social siglo XVII

Se representaron y representan obras fundamentales del Siglo de Oro, de la talla de Lope de Vega y Calderón de la Barca

El origen de estos espacios lo encontramos en los patios que tuvieron que acondicionarse para albergar o posibilitar la actividad teatral: patio al aire libre, suelo plano, con el público en el centro de pie y otra serie de localidades de varios niveles laterales y enfrentadas al escenario.

Los corrales de comedia van a ir evolucionando y aumentando su aforo para permitir la entrada de gentes de diferente clase social, desde los campesinos o jornaleros hasta el propio rey.

En cuanto a las partes de un corral destacamos:

  • Los bancos o lunetas, los más cercanos al escenario, protegidos por un toldo que se extendía en caso de mal tiempo.
  • El patio era el lugar donde los hombres del pueblo, llamados mosqueteros, se situaban. Con sus silbidos o aplausos, eran los que hundían o levantaban la comedia.
  • Los palcos estaban situados en la primera planta y destinados a los nobles.
  • En la cazuela, al final del patio en la primera planta y con una ligera elevación, se situaban las mujeres excepto las damas, que ocupaban las celosías.
  • Las ventanas inferiores son los aposentos, rejas o celosías donde se acomodaban los burgueses.
  • El escenario propiamente dicho al fondo del patio.
  • Para el rey existía una localidad específica sobre el escenario, separada del resto y cubierta por una celosía.
  • A finales del siglo XVII aparece un nuevo espacio para que acuda el público denominado la tertulia.
corral de comedias
Estructura de un corral de comedias

No había actividad teatral durante la Cuaresma: estaba prohibida y penada por la ley

Las representaciones teatrales daban comienzo en el Domingo de Resurrección y finalizaban el Miércoles de Ceniza.

La climatología también determinaba las representaciones que, en los meses más fríos, solían ser entre octubre y principios de mayo y comenzaban a las dos del mediodía. Y en los meses más cálidos, de mayo a septiembre, a las cuatro de la tarde. Todos estos espectáculos finalizaban en el ocaso aprovechando al máximo la luz solar.

Durante la representación destacamos dos figuras:

  • El mantenedor del orden: solía ser un hombre corpulento que podía aplacar al público si este se exaltaba demasiado durante la representación.
  • El apretador: antecedente del actual acomodador, pero con la diferencia que intentaba que todo el mundo cupiese intentando aprovechar al máximo el espacio.

Las representaciones cumplían una doble función: propagandística y lúdica. El espectáculo se iniciaba con una loa (alabanzas al noble o monarca, mensajes teológicos…), y a continuación se intercalaban entremeses (pieza cómica), danzas y música (jácaras y mojigangas), y finalizaba con un «fin de fiesta».

Corral de Comedias
Corral de Comedias de Almagro

Visita guiada a Almagro y Corral de Comedias

¿Cómo era el teatro del Siglo de Oro?

Los dramaturgos españoles cultivaron a lo largo del siglo XVI y hasta la llegada de Lope de Vega diferentes corrientes o formas de hacer teatro: autos, teatro clásico, teatro de colegio…

Lope de Vega fue uno de los grandes renovadores del arte dramático al que siguieron otros grandes nombres como Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Ruiz Alarcón, Sor Juana Inés de la Cruz. En su obra El arte nuevo de hacer comedia (1609) expone las pautas del nuevo teatro que rompían con las reglas medievales y estaba influenciado por la commedia de’ll arte italiana. De esta manera, el teatro se convierte en un fenómeno de masas y los actores, ya dentro de compañías teatrales, comienzan a profesionalizarse.

El teatro de este período abarca temática muy variada: dramas históricos, heroicos, legendarios, políticos, religiosos, mitológicos, palaciegos, caballerescos, mágicos y de capa y espada, de honor y celos. Estos últimos con asuntos referentes al honor y la honra de sus personajes, son un recurso habitual en el teatro barroco.

Al prescindir de las unidades clásicas de “lugar, tiempo y acción” la estructura general de la comedia se dividía en Actos y Escenas. Los actos se conocían con el nombre de «jornadas».

Cada uno de los actos se corresponde con los 3 momentos característicos del desarrollo de la trama de la comedia (planteamiento, nudo y desenlace). Estas escenas se organizan en «mayores» o «de contenido» según el peso de dentro de la representación.

Algunas de las características más importantes del teatro del Siglo de Oro:

  • El gusto: es variado y los autores han de satisfacer las nuevas preferencias del público.
  • Los personajes: se mezclan personajes trágicos y cómicos. Destacamos el rey, el galán, la dama, el padre de la dama, el villano, el criado…
  • Unidad de acción tiempo y lugar: puede no respetarse o interpretarse de diferentes modos.
  • Número de actos: la división será en tres actos de ocho hojas cada uno, lo que equivale a más de tres horas, con la loa, el entremés y el baile.
  • Métrica: se ajusta a las situaciones, lo que le permite utilizar la tradición poética anterior.
  • Finalidad: el objetivo de la comedia es provocar el deleite del público: «Como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto».

Almagro

El Corral de Comedias de Almagro es el único corral del siglo XVII que se conserva en toda Europa y el único que permanece activo 400 años después de su inauguración

El Corral de Comedias de Almagro constituye una de las sedes, desde 1978, del Festival Internacional de Teatro Clásico, que se celebra cada año durante el mes de julio. Además de las funciones de teatro, música y danza puestas en escena por algunas de las mejores compañías del panorama nacional e internacional, la actual Fundación del Festival organiza exposiciones, talleres, debates y certámenes paralelos.

Fue declarado Monumento Nacional en marzo de 1955.

Situado en la Plaza Mayor de la localidad debe su construcción a Leonardo de Oviedo, presbítero de la Iglesia de San Bartolomé el Viejo de Almagro, que en 1628 pidió permiso al Ayuntamiento para la edificación del corral en el patio del Mesón del Toro. Invirtió en la construcción más de cinco mil ducados, una auténtica fortuna de la época.

La construcción y distribución de espacios del Corral es esencial para el estudio y comprensión del propio Teatro del Siglo de Oro. La influencia de su arquitectura teatral fue decisiva para el desarrollo posterior del teatro en los siglos posteriores del siglo XVIII al XIX.

La primera representación de la que se tiene referencia fue a cargo de la compañía de Juan Martínez en 1629, una de las doce compañías «de Título».

En el siglo XVIII con la prohibición de los corrales, se convierte en el Mesón de la Fruta, conociéndose desde mediados del siglo XIX como la Posada de las Comedias.

En 1950, el dueño de dicha posada, mientras realizaba unas obras, encontró una baraja española pintada a mano fechada a principios del siglo XVIII. Puso el hallazgo en conocimiento del Ayuntamiento y su alcalde, Julián Calero, la trasladó al gobernador civil de la provincia. José María del Moral, por éste y otros documentos, supuso que en ese lugar podría haber existido un corral de comedias y, tras el proceso de expropiación y restauración oportunos, se inauguró en 1952.

Almagro

Corral de Comedias de Almagro 
Corral de Comedias de Almagro

20 curiosidades del Corral de Comedias de Almagro

  1. El edificio surge como mesón-posada en el siglo XV. Se llamaba el Mesón del Toro.
  2. Leonardo de Oviedo, presbítero de la iglesia de San Bartolomé el viejo de Almagro y dueño del mesón a finales del siglo XVI y principios del XVII, promovió su construcción.
  3. Los niños no podían entrar.
  4. De Oviedo pidió permiso en 1628 al Ayuntamiento para la edificación del corral en el patio del mesón.
  5. El presbítero invirtió más de 5.000 ducados, toda una fortuna en esa época.
  6. El corral ocupaba en su origen 622 metros cuadrados, más del doble de la actualidad.
  7. Simultaneó la actividad teatral con la de posada.
  8. La primera representación de la que se tiene referencia fue a cargo de la compañía de Juan Martínez en 1629, una de las doce compañías “de Título”.
  9. Se convirtió en Mesón de la Fruta cuando se prohibieron los corrales.
  10. Desde mediados del siglo XIX se conoció como la posada de las comedias.
  11. En 1952 Julián Calero, alcalde en aquel momento, y José María del Moral, gobernador civil y catedrático de literatura, descubren este tesoro cuando se estaban haciendo unas obras.
  12. El consistorio compró el Corral de Comedias en 1854 y se reabrió con la representación de auto sacramental de Calderón de la Barca.
  13. Los hombres y mujeres no podían estar juntos. Los hombres ocupaban el patio (en gradas laterales, bancos en el patio y de pie) y las mujeres en la grada de las cazuelas.
  14. El precio de la entrada no era un precio global como hoy día. Entonces se pagaban distintas entradas: una a la entrada, otra para la hermandad o beneficiario y otra para sentarse. La compañía raramente llegaba al 20 % de lo recaudado.
  15. Lo que ahora llamamos el patio de butacas era la zona donde estaba la clase baja.
  16. Un poco más atrás de la mitad del patio había una pared que separaba a los hombres, que estaban delante, de las mujeres, que estaban detrás.
  17. En los “pasillitos” de la izquierda y la derecha había unas gradas donde se colocaban comerciantes y artesanos, personas de un nivel económico un poco alto, también separados por género.
  18. La alojería se encuentra en la parte de atrás y a nivel del suelo. Esta era como una barra de bar. Aquí se vendía agua y aloja, una bebida árabe compuesta de miel, agua, canela y especias.
  19. En las cazuelas, la primera y segunda planta frente al escenario, pegaba el sol fuerte casi todo el día.
  20. En 1950 se encontró una baraja española pintada a mano fechada en 1729.

Almagro

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Un artículo de José Manuel Lucerón para sabersabor ©

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El Almagro más heroico. Don Diego y el descubrimiento de Chile

El Almagro más heroico. Don Diego y el descubrimiento de Chile

En la plaza Mayor de Almagro, delante del Teatro y rodeada de un pequeño espacio ajardinado, los visitantes pueden contemplar la estatua de un caballero en pose orgullosa y desafiante sobre su montura. Se trata del Adelantado Don Diego de Almagro, hijo ilustre de la ciudad, que en la primera mitad del siglo XVI llevó a esta villa ciudadrealeña a figurar con honor en los anales de la historia hispanoamericana y aún mundial. Su hazaña: el viaje que organizó y lideró para descubrir las entonces ignotas tierras de Sudamérica bañadas por el Pacífico, y hoy conocidas por el nombre de Chile.

Estatua ecuestre de Luis Zamarreno en Almagro. Autor, Luiszamarreno

Estatua ecuestre de Don Diego en Almagro. Autor: Luiszamarreno

Retrato en blanco y negro de una calle de Almagro. Autor, Festival de Almagro

Retrato en blanco y negro de una calle de Almagro. Autor: Festival de Almagro

Detalle de la Plaza Mayor de Almagro. Autor, Elarequi61

Detalle de la Plaza Mayor de Almagro. Autor: Elarequi61

La Plaza Mayor de Almagro cuenta con los suficientes atractivos arquitectónicos como para ser considerada una obra maestra. Su forma de planta rectangular, y los magníficos soportales de columnas en piedra de orden toscano bajo dos galerías corridas, atraen cada año a miles de visitantes que gustan de pasear sosegadamente por uno de los rincones urbanos más originales de Europa. Hoy las galerías están cubiertas con acristalamientos, pero en su origen sirvieron de tribunas abiertas para actos públicos de todo tipo, como las famosas corridas de toros, organizadas en ésta y otras plazas españolas hasta que fueron prohibidas en el siglo XVIII por el rey Carlos III. En uno de sus extremos se encuentra la estatua ecuestre de Don Diego de Almagro, obra de Joaquín García Donaire. Su figura sigue presidiendo la vida cultural y social de este rincón almagreño, y aunque alguien poco versado en acontecimientos opine que se trate de un mero atributo local, carente de importancia, nada está más lejos de la realidad: el porte señorial e impertérrito de esta imagen atesora una de las más increíbles historias de esfuerzo, coraje y supervivencia protagonizadas alguna vez por el ser humano…

Plaza de Armas e Iglesia de la Compañía de Jesús, en Cuzco, Perú. Autor, Palindrome6996

 Plaza de Armas e Iglesia de la Compañía de Jesús, en Cuzco, Perú. Autor: Palindrome6996

Expedición de Almagro a Chile. Obra de Fray Pedro Subercaseaux (1880-1956)

Expedición de Almagro a Chile. Obra de Fray Pedro Subercaseaux (1880-1956)

Y es que pocos alcanzan a imaginar las enormes penalidades que el Adelantado Don Diego debió arrostrar en su viaje hacia las latitudes más meridionales de Sudamérica, partiendo de la ciudad de Cuzco. Aún hoy la travesía se presenta complicada debido a la imponente cordillera andina, con picos que superan ampliamente los 6000 metros de altura, así como a la existencia en la zona de algunos de los desiertos más áridos del mundo. En el mes de julio de 1535, acompañado por 570 españoles y varios miles de indios y negros, Almagro salió de Cuzco para acometer el proyecto de explorar las tierras situadas al sur del recientemente conquistado Imperio Inca. Tras los hombres viajaban varios rebaños de llamas y piaras de cerdos, animales que iban a servirles de sustento durante el largo viaje. A unos 250 km al sureste de Cuzco, el camino Inca sale definitivamente de la protección de los valles y entra en el altiplano boliviano, una alta meseta azotada por los vientos y rodeada de cumbres heladas y saladares. Los españoles quedaron admirados cuando vieron allí restos de edificios imponentes construidos con bloques de piedra tallada, cada uno de los cuales pesaba más de 100 toneladas.

Paisaje en el altiplano boliviano. Autor, A. Davey

Paisaje en el altiplano boliviano. Autor: A. Davey

Detalle del sitio arqueológico de Tiwanaku, Bolivia. Autor, Josemar Ferreira

Detalle del sitio arqueológico de Tiwanaku, Bolivia. Autor: Josemar Ferreira

Cuando superaron los 4000 metros sobre el nivel del mar, el sufrimiento del grupo empezó a ser evidente. A los soldados les costaba respirar y quedaban cegados por la brillante luz presente en aquella atmósfera tan enrarecida. Mientras el frío causaba estragos en los hombres, la comida y el agua se hacían cada vez más escasas. En aquellas latitudes meridionales era mediado el invierno, y ninguna ropa ni armadura resultaban suficientes para preservar del frío helador que les atravesaba el cuerpo. Jinetes y caballos caían presos de los primeros síntomas de congelación, de los cuales ya nunca se curarían. Un cronista de la época relata que: “El suelo estaba tan frío que cuando Don Diego de Almagro volvió a Cuzco en su regreso, muchos meses después, encontró en varios lugares a hombres que habían fallecido helados junto a las rocas, y al lado de los caballos que montaban, y sus cuerpos estaban tan incorruptos que parecía que acababan de morir”. Solo en una noche murieron hasta 70 caballos, mientras que al vadear un río desbordado se perdió la mayor parte de las provisiones y casi todo el rebaño de llamas que traían. En cuanto a los indios, éstos caían aniquilados o desertaban en tan gran número que los españoles tuvieron que tomar porteadores a la fuerza entre los residentes del país, lo que causó más de un serio revés. El propio Almagro sufriría importantes heridas tras precipitarse al suelo y ser aplastado por su montura, después del ataque que organizó a una de las escasas aldeas existentes en la zona.

Volcán Parinacota, en la frontera entre Chile y Bolivia. Autor, S. Rossi

Volcán Parinacota, en la frontera entre Chile y Bolivia. Autor: S. Rossi

Conquistador español a caballo. Autora, Margaret Duncan Coxhead

Conquistador español a caballo. Autora: Margaret Duncan Coxhead

En Tupiza, en el suroeste de Bolivia, alcanzaron el límite sur del altiplano. La exhausta fuerza descendió al solitario valle de Salta, en el noroeste de Argentina, zona donde descansarían los restantes meses del invierno antes de reanudar la marcha. Pero la parte más difícil de su viaje no había comenzado aún. Ahora los exploradores tenían que cruzar las cumbres de los Andes si querían pasar a la zona costera de Chile, y las bajas fueron aumentando conforme Don Diego les conducía a través de los pasos helados hacia Copiapó. La expedición se separó en varios grupos para afrontar mejor la búsqueda de alimento y refugio en las montañas. Aún así, era ya pleno invierno y un frío intensísimo hizo muy difícil el paso de la cordillera, en la cual murieron casi todos los indios que los acompañaban. Una vez agotadas sus provisiones, los hombres comían únicamente hierbas y raíces, salvo cuando la suerte los llevaba a encontrar algún caballo muerto y abandonado por los grupos precedentes, y que gracias al frío se conservaba en perfecto estado. La escasa vegetación hacía poco menos que imposible encender fuego para calentarse, de modo que más de 1600 personas murieron finalmente durante aquella marcha a consecuencia del hambre o las bajas temperaturas. Era tal el reguero de hombres caídos a lo largo del sendero que llevaba a las cumbres, que durante las tempestades de nieve, frecuentes en esa época del año, los soldados se defendían del viento formando parapetos con los cadáveres de los indios que habían quedado atrás.

Aymara Woman, El Alto, Bolivia

Mujeres Aymara en El Alto, Bolivia. Autor: Szeke

Caravana atravesando un paso de montaña en plena tormenta. Obra de Alfred Jacob Miller (1810-1874)

Caravana atravesando un paso de montaña en plena tormenta. Obra de Alfred Jacob Miller (1810-1874)

Llamas en el desierto de Atacama, norte de Chile. Autor, Luca Galuzzi

 Llamas en el desierto de Atacama, norte de Chile. Autor: Luca Galuzzi

Uno de los miembros más fuertes de la expedición fue la llama, puesto que en medio de todas aquellas penalidades, estos animales necesitaban pocos cuidados y podían transportar cómodamente hasta 30 kilos de peso durante toda una jornada. Ahora bien, según cuenta el cronista Zárate, el temperamento de la “oveja peruana” dejaba mucho que desear: “Cuando se fatigan, se tumban y no se levantan aunque se les pegue o se tire de ellas; lo único que cabe hacer es descargarlas de su peso. Si se cansan cuando uno va montado y les acucia para que sigan adelante, giran la cabeza y le salpican con un líquido que apesta y que llevan en el buche (…)”.

La Araucania, al sur de Chile. Autor, Flavio Camus

La Araucania, al sur de Chile. Autor: Flavio Camus

Mujer y gaucho chileno en un trigal. Autor, Toni Frissell

Mujer y gaucho chileno en un trigal, años cuarenta. Autor: Toni Frissell

Una vez llegados a Copiapó, Almagro llevó a sus hombres hacia el sur a lo largo de la costa chilena. La brisa suave y la vegetación abundante fueron un constante alivio con respecto a la etapa anterior, pero finalmente se detuvieron en lo que hoy es Santiago, en el Chile central. Tras más de 4000 km desde su salida del Perú, no habían encontrado en parte alguna riquezas que pudieran compararse con las de los Incas, de modo que no tuvieron más alternativa que plantear su regreso. Para no pasar las penalidades que arrostraron en la ida, ciñeron su viaje de vuelta a Cuzco lo más cerca posible de la costa, y en consecuencia la primera fase del trayecto fue rápida y cómoda para todos. Las tierras no eran ya desconocidas y los soldados estaban repuestos de fatigas y con buenos ánimos, puesto que regresaban a la civilización.

Catedral y Plaza de Armas de Santiago de Chile. Autor, Poco a Poco

Catedral y Plaza de Armas de Santiago de Chile. Autor: Poco a Poco

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 Paisaje costero en la isla de Chiloé, Chile. Autor: Ian Rutherford

Reunión de indios Mapuches, propios del sur de Chile. Autor, Jules Peco (siglo XIX)

Reunión de indios Mapuches, propios del sur de Chile. Autor: Jules Peco (siglo XIX)

Sin embargo la dicha no duró mucho, puesto que los españoles se encontraron más allá de Copiapó a las puertas del desierto de Atacama, una de las regiones más áridas e impenetrables del mundo. Conforme iban progresando hacia el norte en jornadas de más de 20 km al día, el sol caía a plomo sobre ellos y no había vegetación alguna que rompiera la monotonía de aquel paisaje muerto. Tan solo destacaba al fondo la cordillera de los Andes, cubierta de nieve, que parecía burlarse de los soldados, mientras éstos avanzaban penosamente bajo el sol abrasador y los efectos paralizantes de la sed. Hasta tal punto regresaron quebrantados Almagro y sus tropas, dos años después de su salida de Cuzco, que desde entonces se denominó «roto de Chile» a todo aquel que volvía de un viaje a esas tierras meridionales. Sin embargo los atractivos superaron a las penalidades, y solo 4 años más tarde se organizó una nueva expedición hacia los valles fértiles del cono sur, esta vez coronada por el éxito: fue la que llevó al extremeño Pedro de Valdivia a la conquista del reino de Chile, o Nueva Extremadura, y a fundar su actual capital Santiago de Chile en las cercanías del Huelén el día 12 de febrero de 1541.

Mulos salvajes en el desierto de Atacama. Autor, Chris Huggins

Mulos salvajes en el desierto de Atacama. Autor: Chris Huggins

Torres del Paine, al sur de Chile. Autor, S. Rossi

Torres del Paine, al sur de Chile. Autor: S. Rossi