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20 curiosidades del Corral de Comedias de Almagro

Almagro

¿Qué fueron los corrales de comedia?

La funcionalidad de los corrales de comedia como espacios destinados a las representaciones teatrales desde la segunda mitad del siglo XVI hasta principios del XVIII, así como de esparcimiento y ocio y espacios, es evidente. Sin embargo, hay un gran consenso a la hora de interpretarlos como lugares donde se puede observar de manera notoria la estratificación social propia de la Edad Moderna.

Los primeros corrales de comedias en España surgieron en el último tercio del siglo XVI: el Corral de la Cruz y el Corral del Príncipe en Madrid (ya desaparecidos). Debido al éxito que estaban cosechando, a principios del siglo XVII y bajo el patrocinio de la Corona, comenzaron a proliferar varios corrales en otras ciudades como Valladolid, Sevilla, Valencia, Toledo, Granada y, el mejor conservado hasta la fecha, Almagro. Incluso en las colonias americanas se documenta la existencia de este tipo de espacios, en México y Perú principalmente.

Este tipo de espacios nace en un contexto de contrarreforma católica (Concilio de Trento 1545-1563) que tiene como objetivo uniformizar la doctrina, rearme ideológico y combatir la reforma protestante. Y su influencia se va a dejar notar en determinados aspectos de la vida cotidiana como es este caso, ya que el calendario de representaciones teatrales vendrá marcado por la religión.

Piramide social siglo XVII
Pirámide social siglo XVII

Se representaron y representan obras fundamentales del Siglo de Oro, de la talla de Lope de Vega y Calderón de la Barca

El origen de estos espacios lo encontramos en los patios que tuvieron que acondicionarse para albergar o posibilitar la actividad teatral: patio al aire libre, suelo plano, con el público en el centro de pie y otra serie de localidades de varios niveles laterales y enfrentadas al escenario.

Los corrales de comedia van a ir evolucionando y aumentando su aforo para permitir la entrada de gentes de diferente clase social, desde los campesinos o jornaleros hasta el propio rey.

En cuanto a las partes de un corral destacamos:

  • Los bancos o lunetas, los más cercanos al escenario, protegidos por un toldo que se extendía en caso de mal tiempo.
  • El patio era el lugar donde los hombres del pueblo, llamados mosqueteros, se situaban. Con sus silbidos o aplausos, eran los que hundían o levantaban la comedia.
  • Los palcos estaban situados en la primera planta y destinados a los nobles.
  • En la cazuela, al final del patio en la primera planta y con una ligera elevación, se situaban las mujeres excepto las damas, que ocupaban las celosías.
  • Las ventanas inferiores son los aposentos, rejas o celosías donde se acomodaban los burgueses.
  • El escenario propiamente dicho al fondo del patio.
  • Para el rey existía una localidad específica sobre el escenario, separada del resto y cubierta por una celosía.
  • A finales del siglo XVII aparece un nuevo espacio para que acuda el público denominado la tertulia.
corral de comedias
Estructura de un corral de comedias

No había actividad teatral durante la Cuaresma: estaba prohibida y penada por la ley

Las representaciones teatrales daban comienzo en el Domingo de Resurrección y finalizaban el Miércoles de Ceniza.

La climatología también determinaba las representaciones que, en los meses más fríos, solían ser entre octubre y principios de mayo y comenzaban a las dos del mediodía. Y en los meses más cálidos, de mayo a septiembre, a las cuatro de la tarde. Todos estos espectáculos finalizaban en el ocaso aprovechando al máximo la luz solar.

Durante la representación destacamos dos figuras:

  • El mantenedor del orden: solía ser un hombre corpulento que podía aplacar al público si este se exaltaba demasiado durante la representación.
  • El apretador: antecedente del actual acomodador, pero con la diferencia que intentaba que todo el mundo cupiese intentando aprovechar al máximo el espacio.

Las representaciones cumplían una doble función: propagandística y lúdica. El espectáculo se iniciaba con una loa (alabanzas al noble o monarca, mensajes teológicos…), y a continuación se intercalaban entremeses (pieza cómica), danzas y música (jácaras y mojigangas), y finalizaba con un «fin de fiesta».

Corral de Comedias
Corral de Comedias de Almagro

Visita guiada a Almagro y Corral de Comedias

¿Cómo era el teatro del Siglo de Oro?

Los dramaturgos españoles cultivaron a lo largo del siglo XVI y hasta la llegada de Lope de Vega diferentes corrientes o formas de hacer teatro: autos, teatro clásico, teatro de colegio…

Lope de Vega fue uno de los grandes renovadores del arte dramático al que siguieron otros grandes nombres como Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Ruiz Alarcón, Sor Juana Inés de la Cruz. En su obra El arte nuevo de hacer comedia (1609) expone las pautas del nuevo teatro que rompían con las reglas medievales y estaba influenciado por la commedia de’ll arte italiana. De esta manera, el teatro se convierte en un fenómeno de masas y los actores, ya dentro de compañías teatrales, comienzan a profesionalizarse.

El teatro de este período abarca temática muy variada: dramas históricos, heroicos, legendarios, políticos, religiosos, mitológicos, palaciegos, caballerescos, mágicos y de capa y espada, de honor y celos. Estos últimos con asuntos referentes al honor y la honra de sus personajes, son un recurso habitual en el teatro barroco.

Al prescindir de las unidades clásicas de “lugar, tiempo y acción” la estructura general de la comedia se dividía en Actos y Escenas. Los actos se conocían con el nombre de «jornadas».

Cada uno de los actos se corresponde con los 3 momentos característicos del desarrollo de la trama de la comedia (planteamiento, nudo y desenlace). Estas escenas se organizan en «mayores» o «de contenido» según el peso de dentro de la representación.

Algunas de las características más importantes del teatro del Siglo de Oro:

  • El gusto: es variado y los autores han de satisfacer las nuevas preferencias del público.
  • Los personajes: se mezclan personajes trágicos y cómicos. Destacamos el rey, el galán, la dama, el padre de la dama, el villano, el criado…
  • Unidad de acción tiempo y lugar: puede no respetarse o interpretarse de diferentes modos.
  • Número de actos: la división será en tres actos de ocho hojas cada uno, lo que equivale a más de tres horas, con la loa, el entremés y el baile.
  • Métrica: se ajusta a las situaciones, lo que le permite utilizar la tradición poética anterior.
  • Finalidad: el objetivo de la comedia es provocar el deleite del público: «Como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto».

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El Corral de Comedias de Almagro es el único corral del siglo XVII que se conserva en toda Europa y el único que permanece activo 400 años después de su inauguración

El Corral de Comedias de Almagro constituye una de las sedes, desde 1978, del Festival Internacional de Teatro Clásico, que se celebra cada año durante el mes de julio. Además de las funciones de teatro, música y danza puestas en escena por algunas de las mejores compañías del panorama nacional e internacional, la actual Fundación del Festival organiza exposiciones, talleres, debates y certámenes paralelos.

Fue declarado Monumento Nacional en marzo de 1955.

Situado en la Plaza Mayor de la localidad debe su construcción a Leonardo de Oviedo, presbítero de la Iglesia de San Bartolomé el Viejo de Almagro, que en 1628 pidió permiso al Ayuntamiento para la edificación del corral en el patio del Mesón del Toro. Invirtió en la construcción más de cinco mil ducados, una auténtica fortuna de la época.

La construcción y distribución de espacios del Corral es esencial para el estudio y comprensión del propio Teatro del Siglo de Oro. La influencia de su arquitectura teatral fue decisiva para el desarrollo posterior del teatro en los siglos posteriores del siglo XVIII al XIX.

La primera representación de la que se tiene referencia fue a cargo de la compañía de Juan Martínez en 1629, una de las doce compañías «de Título».

En el siglo XVIII con la prohibición de los corrales, se convierte en el Mesón de la Fruta, conociéndose desde mediados del siglo XIX como la Posada de las Comedias.

En 1950, el dueño de dicha posada, mientras realizaba unas obras, encontró una baraja española pintada a mano fechada a principios del siglo XVIII. Puso el hallazgo en conocimiento del Ayuntamiento y su alcalde, Julián Calero, la trasladó al gobernador civil de la provincia. José María del Moral, por éste y otros documentos, supuso que en ese lugar podría haber existido un corral de comedias y, tras el proceso de expropiación y restauración oportunos, se inauguró en 1952.

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Corral de Comedias de Almagro 
Corral de Comedias de Almagro

20 curiosidades del Corral de Comedias de Almagro

  1. El edificio surge como mesón-posada en el siglo XV. Se llamaba el Mesón del Toro.
  2. Leonardo de Oviedo, presbítero de la iglesia de San Bartolomé el viejo de Almagro y dueño del mesón a finales del siglo XVI y principios del XVII, promovió su construcción.
  3. Los niños no podían entrar.
  4. De Oviedo pidió permiso en 1628 al Ayuntamiento para la edificación del corral en el patio del mesón.
  5. El presbítero invirtió más de 5.000 ducados, toda una fortuna en esa época.
  6. El corral ocupaba en su origen 622 metros cuadrados, más del doble de la actualidad.
  7. Simultaneó la actividad teatral con la de posada.
  8. La primera representación de la que se tiene referencia fue a cargo de la compañía de Juan Martínez en 1629, una de las doce compañías “de Título”.
  9. Se convirtió en Mesón de la Fruta cuando se prohibieron los corrales.
  10. Desde mediados del siglo XIX se conoció como la posada de las comedias.
  11. En 1952 Julián Calero, alcalde en aquel momento, y José María del Moral, gobernador civil y catedrático de literatura, descubren este tesoro cuando se estaban haciendo unas obras.
  12. El consistorio compró el Corral de Comedias en 1854 y se reabrió con la representación de auto sacramental de Calderón de la Barca.
  13. Los hombres y mujeres no podían estar juntos. Los hombres ocupaban el patio (en gradas laterales, bancos en el patio y de pie) y las mujeres en la grada de las cazuelas.
  14. El precio de la entrada no era un precio global como hoy día. Entonces se pagaban distintas entradas: una a la entrada, otra para la hermandad o beneficiario y otra para sentarse. La compañía raramente llegaba al 20 % de lo recaudado.
  15. Lo que ahora llamamos el patio de butacas era la zona donde estaba la clase baja.
  16. Un poco más atrás de la mitad del patio había una pared que separaba a los hombres, que estaban delante, de las mujeres, que estaban detrás.
  17. En los “pasillitos” de la izquierda y la derecha había unas gradas donde se colocaban comerciantes y artesanos, personas de un nivel económico un poco alto, también separados por género.
  18. La alojería se encuentra en la parte de atrás y a nivel del suelo. Esta era como una barra de bar. Aquí se vendía agua y aloja, una bebida árabe compuesta de miel, agua, canela y especias.
  19. En las cazuelas, la primera y segunda planta frente al escenario, pegaba el sol fuerte casi todo el día.
  20. En 1950 se encontró una baraja española pintada a mano fechada en 1729.

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Un artículo de José Manuel Lucerón para sabersabor ©

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Días y noches en el camino de Santiago. La vida cotidiana de un peregrino medieval (5ª Parte)

A casi cien kilómetros de Santiago salían a recibir a los peregrinos

A casi cien kilómetros de Santiago salían a recibir a los peregrinos los juglares gallegos, con típicos cantos, romances y narraciones de los milagros del santo Apóstol. Ellos les acompañaban el resto del camino hasta dar vista a la ciudad. Otros acompañantes eran los comerciantes, que se hacían cada vez más numerosos a medida que se aproximaba Compostela. Ofrecían hospedaje, buena comida y alojamientos, cambio de dinero y toda clase de reliquias y baratijas, como conchas o vieiras. Doce kilómetros separan a Labacolla de Santiago, con el repecho del Monte del Gozo donde veían los peregrinos medievales la tan deseada ciudad, si es que el orvallo, la lluvia o la niebla no se lo impedían. El gozo era indescriptible. Se contagiaban unos a otros entonando himnos de júbilo. Se hincaban de rodillas para dar gracias a Dios por haberles concedido la gracia de arribar al término deseado. Repuestos de la primera impresión, emprendían la carrera final. Cuesta abajo se apresuraban y hasta corrían los peregrinos, emulándose celosamente. El primero que llegaba a la catedral era declarado rey del grupo, dignidad que a algunos les hizo tanta ilusión que tomaron ese título como apellido, de donde muchos franceses han heredado el apellido “Leroy”.

camino santiago

Señalando el camino. Autor, sabersabor.es

2. Pazo de Raxoi. Compostela. Autor, Amaianos

Pazo de Raxoi. Compostela. Autor, Amaianos

Santiago, en tiempos medievales, era muy distinta de lo que hoy conocemos. Poseía las casa típicas de la época: dos o a lo más tres plantas, de humilde apariencia y escasa comodidad. Las calles, estrechas y tortuosas, eran como las que hoy encontramos en lo más viejo de Compostela, las típicas rúas, que hoy se han quedado demasiado estrechas para el tráfico moderno. Por el barrio de San Lázaro entraban presurosos los peregrinos, sin detenerse, buscando el camino más corto hasta la Catedral, donde eran recibidos oficialmente por uno o varios canónigos con su largo acompañamiento de sacristanes, clérigos y monaguillos. Solamente en casos de notabilísimos peregrinos, que podían ser reyes, duques u otros nobles, era el arzobispo el que recibía y oficiaba. Sonaban entonces las chirimías de plata, que aún se oyen en las procesiones presididas por el arzobispo de Santiago.

 

3. Luz oculta del Universo. Autor, Fusky

Luz oculta del Universo. Autor, Fusky

4. Vista de Santiago en primavera. Autor, Compostelavirtual

Vista de Santiago en primavera. Autor, Compostelavirtual

Hecho un relativo silencio, después de una no corta prédica, se impartía la absolución de todos los pecados. Los peregrinos se sentían como si en aquel momento hubieran acabado de recibir las aguas bautismales. Se narraba la leyenda del hallazgo de la tumba del apóstol Santiago, allá por el siglo IX, cuando un ermitaño que vivía en aquellos parajes vio caer por la noche una lluvia de estrellas sobre un determinado lugar. La repetición en los siguientes días del mismo hecho le llevó a la convicción de que aquello era una señal y aviso del cielo, y fue a comunicarlo al obispo de Iria Flavia, donde estaba la residencia episcopal. El obispo Teodomiro se desplazó hasta el lugar y pudo ver por si mismo la portentosa lluvia estelar. Con su comitiva se dirigió al punto exacto y encontró una pequeña cueva, y en ella un cuerpo yacente vestido de hábitos pontificales, llegándose a la conclusión de que aquel era el cuerpo de Santiago el Mayor, del que se sabía que estaba enterrado en la comarca pero sin haberlo podido hallar hasta entonces.

 

5. El espectáculo del Botafumeiro. Autor, Carlos, Octavio Uranga

El espectáculo del Botafumeiro. Autor, Carlos, Octavio Uranga

6. La Catedral. Autor, Bernavazqueze

La Catedral. Autor, Bernavazqueze

La Vía Láctea, camino lechoso de estrellas, nos ha traído a Compostela y cumplido su fin. No importa ya que desaparezca de nuestra vista, porque si mirando a las estrellas se puede llegar a Santiago, al entrar en la ciudad es muy probable que se oculten al peregrino debido a la lluvia tan asociada al paisaje gallego, como ocurrió a los Reyes Magos cuando dieron con el lugar en que nació el Redentor. La Vía Láctea ha sido para nosotros nube luminosa que conducía a Israel por el desierto, según las palabras del Éxodo. Pero sea una lluvia sin descanso y sin tregua; un agua menudita, persistente y fina de calabobos; o de un violento chaparrón, como si sobre el pueblo se desplomasen los cielos, Santiago y la contemplación de la Catedral quedarán para siempre grabados en el alma del peregrino. He aquí las palabras que Gerardo Diego dedicó a esta privilegiada contemplación:

“Aquella noche de mi amor en vela
Grité con voz de arista, dura y fría:
Creced, mellizos lirios de osadía,
Creced, pujad, torres de Compostela.
Todos los santos, sí. Ni una candela
Faltó a la cita unánime. Y se oía,
Junto a Gelmírez, por la Platería,
El liso resbalar de un vuelo en vela,
La ronda de los Ángeles. Yo oculto
Entre las sombras de los soportales (…)
Para medir, grabar moles y estrellas,
Y el santo y seña de las catedrales”.

7. Espectacular vista panorámica de la Vía Láctea. Autor, Slworking2

Espectacular vista panorámica de la Vía Láctea. Autor, Slworking2

Y así, el camino y su verdad, lo que comienza y en un punto ha de terminar, con sus dificultades y sus peligros, con suaves complacencias o alegrías desbordantes, ha sido el destino de millones de personas de todas las épocas, lenguas y condiciones sociales. Nunca se ha cantado con palabras más bellas la experiencia de caminar a pie, despacio, porque peregrinar es bello siempre que haya espíritus que sepan percibir sensaciones, captar bellezas de la naturaleza, de la historia, de la leyenda o del arte:

“Bajo la luminosa, nocturna estela,
Entre la polvareda de los caminos,
En busca de Santiago de Compostela
Pasan, cantando salmos, los Peregrinos”.

8. Espectacular vista de la fachada de la Catedral. Autor, Hornet, 18

Espectacular vista de la fachada de la Catedral. Autor, Hornet, 18

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«Porque el viaje no comienza cuando preparas tu mochila, el viaje despega solo con soñarlo. Disfruta del Camino de Santiago»

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Días y noches en el Camino de Santiago. La vida cotidiana de un peregrino medieval (4ª Parte)

Días y noches en el Camino de Santiago. La vida cotidiana de un peregrino medieval (4ª Parte)

Los peregrinos a Santiago, los santiagueros, estaban muy orgullosos de su viaje y no querían ser confundidos con ningún otro:

¿A dónde vas, romero,
por la calzada?
Que yo no soy romero,
Soy santiaguero.
A Roma van por tierra,
Yo miro al cielo.
Va la luna conmigo
Descalza. Y sigo.

Y aún menos cuando, después de pasadas las puertas de León y los puertos de Irago y del monte Cebrero, se llegaba finalmente a la tierra de los gallegos. El francés Picaud la describía así en el Codex Calixtinus: “frondosa, con ríos y prados, abundante en campos de manzanos, buenos frutos y clarísimas fuentes; rara en ciudades, villas y sembrados; escasa en pan de trigo y en vino; rica en pan de centeno y en sidra; abundante en ganados y bestias, leche, miel y enormes pescados de mar, pocos de ellos comestibles (…) Las gentes gallegas, mejor que las demás gentes españolas, son las que más se parecen a las nuestras francesas, por las costumbres cultas; pero los tienen por iracundos y litigiosos en gran manera”.

 

1. Puente en Sahagun. Autor, Calafellvalo

Puente en Sahagún. Autor, Calafellvalo

2. Bosque milenario en Barbadelo. Lugo. Autor, FreeSat

Bosque milenario en Barbadelo. Lugo. Autor, FreeSat

Podemos estar conformes o no con algunas de estas afirmaciones, pero lo que sí es cierto es que, al entrar en Galicia, el peregrino entraba al mundo de la leyenda y de la devoción más arraigadas. Mirando a las aguas de los arroyos el peregrino medieval cree ver sombras en el fondo. Alguna vez se oyen murmullos. No se distingue bien si son cantos místicos u oraciones, pero es una delicia colocarse en la orilla y dirigir la mirada a lo profundo de las aguas. En cada aldea encontrarán a su paso a ancianos acercándose a orillas de tal o cual balsa de piedra, para recordar aquel rincón asolanado de su juventud, aquel prado que era el orgullo de la familia, el cementerio donde reposan los antepasados. Su alma escuchará rumores nostálgicos, leyendas en gallego, y acaso imaginen ver la “Santa Compaña, el paso de las ánimas que van y vienen del camposanto. ¡Toda una historia de siglos y corazones se encuentra bajo las aguas!

En camino de Santiago
Iba un alma peregrina,
Una noche tan oscura
Que ni una estrella lucía;
Por donde el alma pasaba
La tierra se estremecía.

“¿Dírasme, alma pecadora,
Lo que por Santiago había?”
“Perdóneme el caballero,
decírselo non podía;
que tengo el cuerpo en las andas,
voy a la misa del día”.

3. El camino en La Rioja. Autor, Calafellvalo

El camino en La Rioja. Autor, Calafellvalo

En O Cebreiro, Lugo, se localiza también una legendaria historia de la que aún hoy resuenan ecos entre las gentes de los valles: una mañana invernal y dura entró en la iglesia un campesino para oír misa, como acostumbraba todos los días. El sacerdote que celebraba pensó distraído que durante la misa no merecía la pena que aquel labriego hiciera tanto sacrificio para ver un poco de pan y vino. Instantáneamente las especies sacramentales se presentaron a los ojos de sacerdote y campesino en la apariencia de carne y de sangre, que la vista y tacto podían certificar. Siglos después pasó por allí Isabel la Católica y ordenó que fueran puestas aquellas especies sacramentales en dos ampollas de plata, que aún se conservan.

 

4. Galicia mística. Etapa de Portomarín a Palas del Rei. Autor, Jexweber

Galicia mística. Etapa de Portomarín a Palas del Rei. Autor, Jexweber

Animados por las canciones y leyendas del camino las leguas iban quedando atrás, y el peregrino, cansado pero feliz, ansiaba el final de cada jornada con una mezcla de misticismo y cordialidad que contagiaba. A esas alturas se siente dueño de la ruta, sacia el hambre con los frutos que le da el bosque o la huerta bienhechora; toma el agua con las manos, ya de una charca, ya de una fuente de mármol en el jardín de un abandonado palacio. A pesar de todas las incomodidades, hallar un techo bajo el que cobijarse era un don de Dios. Los peregrinos, como los enfermos de los hospitales, rezaban agradecidos y devotos, dando gracias al Cielo por haberles deparado cobijo. La oración les confortaba, sobre todo si era dirigida por un monje, sacerdote o dueño más o menos letrado, que eran quienes solían encargarse de las hospederías.

 

5. Campos de Belorado a finales del invierno. Burgos. Autor, Davidmiguel.com

Campos de Belorado a finales del invierno. Burgos. Autor, Davidmiguel.com

En el refugio, el cansancio del camino hacía que cualquier camastro o rincón fuese bueno para dormir. La gente de aquellos tiempos estaba acostumbrada al duro lecho, y esto facilitaba conciliar el sueño tan pronto como el peregrino arropaba su cuerpo fatigado con una manta o tabardo. La habitación podía ser un cuarto con varias camas, un salón grande en el que se apiñaban gentes de todas clases, un pajar, o la misma cuadra, junto a los animales domésticos, que tenían poco respeto por el necesario silencio interrumpiendo constantemente con ladridos, patadas, rebuznos o gruñidos. Pero el viajero percibe también otras sensaciones, éstas más halagadoras: el murmullo de las fuentes; la primera luz centelleante de la mañana, posándose sobre los tejados, torres y roquedos; el aire oscuro de la madrugada, o el sonido estival de las ranas en la noria, junto al río, al caer la noche.

 

6. Etapa conseguida. Autor, Jexweber.fotos

Etapa conseguida. Autor, Jexweber.fotos

Pero al fin, por mucha poesía que requiriese el peregrino, lo pragmático acudía y era necesario alimentarse del modo que fuese posible. No causaba la gula grandes estragos entre los caminantes a Santiago. Más bien, eran el apetito agudo y los recuerdos de mesas mejor abastecidas objeto obligado de su experiencia y nostalgia, como claman aquellos versos de Tirso de Molina:

¿Dónde estáis, jamones míos,
que no os doléis de mi mal?
Cuando yo solía cursar
La ciudad y no las peñas
¡memorias me hacen llorar!
De las hambres más pequeñas
Gran pesar solíais tomar.
Erais, jamones, leales:
Bien os puedo así llamar,
Pues merecéis nombre tales,
Aunque ya de los mortales
No tengáis ningún pesar.

7. Viñedos en Navarrete, La Rioja. Autor, Calafellvalo

Viñedos en Navarrete, La Rioja. Autor, Calafellvalo

La ayuda alimenticia que prestaban los hospitales de peregrinos no solía ser todo lo abundante y nutritiva que ellos necesitaban. Como heredera de aquella caridad quedó la famosa sopa de los conventos que se daba todos los días, o algún día por semana, a los que la solicitaban. Era llamada “la sopa boba” por ser gratuita, y si no arrancaba de cuajo hambres atrasadas, sí alivió muchas en gran medida. Había incluso quien se organizaba y sabía que el lunes la tendría en los benedictinos, el martes en los franciscanos, el miércoles en el convento de la Merced, el jueves en Santo Domingo…

 

8. Un recibimiento muy especial. Belorado. Autor, Scouts Burgos

Un recibimiento muy especial. Belorado. Autor, Scouts Burgos

Fuera de esta sopa de urgencia, los alimentos que consumían habitualmente las personas humildes en las hospederías eran sopa de lentejas, garbanzos, nabos, espinacas y pocas cosas más, todo condimentado con hierbas, grasa o sebo (el aceite fue un lujo hasta principios del siglo XX). Manjares de ricos al alcance de unos pocos peregrinos, o de todos en las grandes solemnidades, eran el jamón, chorizo, gallinas, cecina de vaca, conejo o queso. Que el pan fuese blanco resultaba raro, y comúnmente se fabricaba con trigo, centeno, cebada o maíz. Para pobres se cocía un pan inferior en forma de panecillos llamados bodigos, que eran entregados en limosna a quien la suplicaba en la puerta, o se enviaban a las iglesias o albergues para que ellos hiciesen la caridad.

 

9. Puente a la altura de Sahagún, León. Autoer, Calafellvalo

Puente a la altura de Sahagún, León. Autor, Calafellvalo

Y por supuesto, no podía faltar el vino. Sin líquido no es fácil pasar la comida a no ser que se trate de potaje abundante en caldo. Agua sola no solía ser apetecida, una afirmación que los italianos recalcaban con consejos como el que sigue: «bebe vino al modo alemán: por la mañana, puro; para comer, sin agua, y a la cena, tal como viene del pellejo”. Por unas razones u otras, el viajero a Santiago bebía moderadamente siempre que tenía oportunidad y dinero. Para el vino llevaba su bota de cuero, aunque muchos utilizaban la calabaza como recipiente, la cual albergaba los vinos más baratos, ásperos y de no demasiados grados, que daban al paladar un cierto gusto a resina, a miel y otras especias. Cuando la calabaza se iba haciendo demasiado liviana repostaba el peregrino en las tabernas, que no escaseaban, o en las casas particulares de los cosecheros. Cualquier lugar era propicio para un convite, y si hemos de ser sinceros, el vino fue el gran compañero del alma para muchos de los que transitaba por aquellas sendas de Dios:

Cuando yo me muera, tengo que dejar
En el testamento que me han de enterrar
En una bodega, al pie de una cuba,
Y un racimo de uvas en el paladar.

Continuará…

 

10. Santo Domingo de la Calzada, hito del camino. Autor, Calafellvalo

Santo Domingo de la Calzada, hito del camino. Autor, Calafellvalo

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«Porque el viaje no comienza cuando preparas tu mochila, el viaje despega solo con soñarlo. Disfruta del Camino de Santiago»

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La Baraja que hizo grande a Almagro

visita guiada Almagro

¿Qué sería de la España del Siglo de Oro sin la baraja?


En un país donde la picaresca y el briboneo eran señas de identidad, y en la que el dinero, tanto si lo había como si no, pasaba de unas manos a otras de mil formas a cual más imaginativa, el juego llegó a ser todo un elemento de socialización y expresión popular, por otra parte bien reflejado en la literatura de la época. Dados y naipes sellaban la perdición de muchos burgueses e hijosdalgo venidos a menos. Había garitos de juego y profesionales del juego, o “gariteros”, y todos ellos coincidían en señalar a los “juegos de estocada” como los peores, por la rapidez en que podía ganarse o perderse el dinero de golpe. El juego era el medio por el que se dirimían malentendidos y rencillas familiares, se disipaban herencias o simplemente se apostaba por el mero placer del riesgo y el prestigio de un solo día.

“Desde que estoy en esta villa – escribe -, he visto desguarnecer de una casa todas sus tapicerías, porque el dueño se las había jugado la noche anterior. Uno de los grandes se ha jugado una cama de su mujer con bordados de oro, que la había hecho venir hacía poco de Génova, y que muchas damas habían ido a ver algunos días antes por curiosidad”. José García Mercadal. España vista por los extranjeros. 1918.

Baraja de naipes de Almagro, año 1729

Pero fue precisamente una baraja de naipes la que por una vez trajo gran suerte y honra a toda una ciudad como Almagro, convirtiéndola en uno de los mayores referentes de la cultura y el teatro a nivel mundial. Por cierto que, en el siglo XVI, a los naipes no se los conocía por ese nombre. Existía un argot propio de los jugadores para todas las herramientas y triquiñuelas de su arte, y así la baraja tomaba sonoros nombres como “el Descuadernado”; “los Bueyes”; “Maselucas” y también, con cierta guasa, “El libro impreso con licencia de S.M.” refiriéndose con ello al monopolio exclusivo de la Corona para imprimir y vender naipes.

En 1950 funcionaba en Almagro una antigua posada que, desde mediados del siglo XIX, era conocida como posada de la Plaza o mesón de Comedias. Como casi todas las posadas disponía de aposentos, patio, un zaguán de entrada, cocina, chimenea y cuadra para las caballerías de arrieros y demás viajantes.  Ese año el propietario decidió acometer unas obras dentro del edificio, y mientras realizaba las labores de desescombro descubrió una vieja baraja de naipes que había permanecido oculta en la pajera, el lugar donde los dueños almacenaban la paja destinada a los animales. Allí estaba, bajo kilos de tierra, paja, cordajes y polvo acumulado durante décadas, al parecer completa y en un aceptable estado de conservación. Podría haberse tratado de una baraja cualquiera, propiedad de alguno de los muchos viajeros que entonces frecuentaban el local, pero en realidad los naipes tenían una peculiaridad que los hacía únicos: estaban pintados a mano. El dueño dio cuenta del hallazgo al Ayuntamiento, y el entonces alcalde D. Julián Calero Escobar sospechó enseguida que se trataba de algo poco habitual. El gobernador civil de la provincia estuvo de acuerdo con D. Julián y poco más tarde se veían confirmadas las sospechas de ambos: los naipes databan de 1729, y tenían por tanto una antigüedad de más de 200 años.


Corral de Comedias de Almagro

teatro clasico festival Almagro

Conscientes de la importancia del hallazgo, alcalde y gobernador formaron equipo y comenzaron a indagar en la documentación histórica de la ciudad. En ese lugar se encontraba antiguamente el mesón del Toro o mesón de la Fruta, llamado así por encontrarse muy cerca de los comercios de la Plaza Mayor. Los escritos conservados de los siglos XVIII y XIX hablaban además de un corral de comedias, teatros de corte popular que alcanzaron gran éxito durante el siglo de Oro español. Éste de Almagro debió permanecer activo hasta que las leyes promulgadas por Felipe V y sus sucesores determinaron la prohibición de los corrales por falta de higiene, aglomeraciones, riesgo de incendio y los inevitables altercados tan comunes en la sociedad de la época.

Si lo que reflejaban los documentos era cierto, en aquella vieja posada podrían hallarse los restos del Corral de Comedias de Almagro, lo que sin duda supondría un hallazgo de carácter único. La mayoría de estos espacios desapareció tras la prohibición de finales del XVIII, mientras que el resto fue transformado de acuerdo con las nuevas modas en teatros “a la italiana”, como ocurrió con el Corral del Príncipe, hoy Teatro Español en Madrid. Solo el corral de comedias de los Zapateros en Alcalá de Henares ha llegado hasta nuestros días, pero únicamente de manera parcial. En el caso de Almagro, pensaron, era lícito suponer que tras los muros se hubiese conservado alguna parte de su estructura, ya que a fin de cuentas el edificio nunca dejó de ser lo que siempre fue: mesón y posada.                                          

Afortunadamente un imprevisto vino a solventar el asunto. Durante unas fuertes lluvias caídas en 1952 se vino abajo el tramo de yesería que cubría las galerías del primer piso, descubriendo tras él algo que no dejaba lugar a dudas: el viejo escenario en un óptimo estado de conservación. Alcalde y gobernador decidieron por iniciativa propia comprar aquella posada, que estaba a punto de ser demolida, y en ese mismo año de 1952 comenzaron los trabajos para eliminar los tabiques que tapaban las galerías y aclarar la zona del tablado, que entonces se utilizaba como prolongación del patio. Poco a poco, desplegándose como un tapiz medieval de colosales proporciones, apareció ante los ojos asombrados del equipo la verdadera dimensión del hallazgo, una joya del Barroco prácticamente intacta que volvía a ver la luz tras siglos de abandono y olvido. El secreto mejor guardado de la ciudad se desvelaba así por un inocente montón de naipes. Hoy la baraja está custodiada dentro del Museo Nacional de Teatro, testigo de una época irrepetible que encumbró a nombres como Tirso de Molina, Lope de Vega o Calderón de la Barca. Y en el lugar donde se situaba la oscura y humilde posada vemos ahora levantarse el monumental Corral de Comedias de Almagro: el único corral en el mundo conservado íntegramente, tal y como se conocían esos locales hace 500 años, declarado Monumento Nacional en 1955 y serio pretendiente actual a la figura de Patrimonio de la Humanidad.