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Alcaraz, la ciudad de las dos torres

Se encontraba Alcaraz entre las ciudades consideradas de alto rango. Pero durmió durante demasiado tiempo a la sombra de su propia historia. Tuvo un pasado denso, repleto de sucesos bélicos, que cuentan la dureza con la que se forjó la localidad y también sus momentos dulces, cuando la fabricación de alfombras era prestigiosa en todo el mundo.
Ahora muestra orgullosa su conjunto monumental e intenta revivir mejores tiempos aportando una oferta turística y de servicios para los enamorados de la historia y del arte.

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Campos de Alcaraz

La decadencia histórica de una ciudad siempre es explicable; obedece a un sinfín de factores y circunstancias difícilmente apreciables sin la distante mirada que ofrece el paso del tiempo. Pero en Alcaraz no deja de ser paradójico este fenómeno, más si cabe teniendo en cuenta que aún hoy se sitúa en un enclave geográfico privilegiado desde el punto de vista de las comunicaciones. Aposentada entre las estribaciones de la sierra que lleva su nombre, Alcaraz es un paso casi obligado para las carreteras y caminos que suben desde el norte andaluz y las que se acercan a Levante desde La Mancha.
Su historia se remonta a tiempos prehistóricos como demuestran las pinturas y restos neolíticos hallados en el cercano yacimiento al abrigo de los Batanes. Durante su existencia íbera respondió al nombre de Urcesa, hasta que la presencia musulmana llegó a la península. A partir de aquí comienza a denominarse Al Karrash, de donde ha derivado el actual nombre. Fueron los árabes quienes concibieron la construcción del castillo del que en la actualidad se conservan escasos restos. A partir de entonces se sucederán hechos violentos que jalonarían toda la historia de Alcaraz.

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Restos del acueducto. Al fondo restos del castillo

Uno de los primeros fue el protagonizado por Ordoño II, el cual asoló la ciudad en el año 900. La etapa cristiana se inicia con la toma de la villa por el rey Alfonso VIII en 1213, quien la convierte en uno de los enclaves estratégicos más importantes para conseguir la reconquista del reino de Murcia. Desde allí podían enviarse ejércitos, intendencia y tropas de refresco tras los choques en la frontera. Tanta fue su importancia que aquí se reunieron en el año 1265 dos soberanos, conocidos por los sobrenombres de El Sabio y El Conquistador. Si, se trataba de Alfonso X, rey de Castilla, y Jaime I, monarca de Aragón, que se entrevistaban para hacer la repartición de las tierras que iban a conquistar al moro.
Es así como se inicia uno de los periodos de mayor brillantez de esta localidad, que se prolongaría hasta la desaparición del peligro musulmán y con ello del valor estratégico del lugar.
Alcaraz ya había recibido Fuero y Concejo por concesión real, y más tarde, en 1429, se le concedió el título de ciudad. En el año 1470 sería cedida por Enrique IV al marqués de Villena, quien la perdería en favor de los Reyes Católicos. No fue cedida ni graciosamente donada la ciudad por el marqués, sino literalmente perdida en aquellos tiempos en los que Isabel y Fernando se esforzaban por disminuir el poder señorial. El noble opuso gran resistencia en muchas de sus plazas, como Alarcón o Belmonte, pero los habitantes de Alcaraz se alzaron a favor de los monarcas. Este episodio marcaría el fin de la gestación de la ciudad, que después viviría años de florecimiento.

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Calle Mayor

El siglo XVI significa para la ciudad el renacimiento tanto en términos de prosperidad, como artísticos. Es la época en que Carlos I cede el señorío de Alcaraz a Isabel de Portugal, concretamente en el año 1526. Se dispara el crecimiento urbanístico y surgen muchas construcciones de carácter monumental. Se deja sentir la prosperidad económica apoyada en varias decenas de telares en los que se fabricaban alfombras y tapices de gran prestigio en todo el mundo. Algunas muestras de soberbia confección salidas de aquellos talleres se conservan hoy en día en el Museo Metropolitano de Nueva York y fueron expuestas en la Exposición Universal de Sevilla en el año 1992.
Con el paso de los siglos esta antigua industria artesanal entraría en declive al tiempo que comienza a acusarse la decadencia de la localidad, que ya a mediados del siglo XIX, con la segregación de la provincia de Albacete de la de La Mancha, culminaría su paso hacia un profundo sueño.

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Las dos torres

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Detalle en la torre del Tardón

Alcaraz se encuentra plagada de edificaciones levantadas en el siglo XVI que constituyen un conjunto monumental formidable. Para muchos el mayor exponente es la Plaza Mayor, de planta rectangular y proporciones absolutamente armónicas, ideada para involucrar en ella la vida activa de toda la ciudad, como muestran sus tres lonjas, los espacios abiertos y las dos torres, la del Tardón y la de la Trinidad.
La torre del Tardón fue construida a mediados del siglo XVI, es renacentista y su planta es de forma hexagonal, aunque no regular. Su altura está repartida en cuatro cuerpos en los que se aprecian los trabajos del escultor y arquitecto nacido en la villa, nada más y nada menos que Andrés de Vandelvira. Posee un campanario que era de alarmas y avisos, y como tocaba de tarde en tarde, la voz popular la bautizó con su actual nombre. Junto a ella, la torre de la Trinidad, del mismo siglo y planta cuadrada, de aspecto más sólido. El conjunto formado por estas dos torres posee un toque de genialidad y frescura poco frecuentes.

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Portada de la iglesia de la Santísima Trinidad

La lonja de Santo Domingo se extiende a un lado de la plaza con su galería y sus arcadas, guardando en su interior una sala municipal de exposiciones. Ayudan a cerrar este espacio la lonja del Ayuntamiento y la de la Regatería, mientras el ángulo se completa con el llamado Arco de la Zapatería.
Hay muchas obras interesantes, como la iglesia de la Santísima Trinidad, a la que pertenece la torre del mismo nombre, con portada gótica y capilla renacentista, y muchas otras de siglos posteriores, entre las que se encuentra la iglesia de San Miguel Arcángel. O muy anteriores, como los restos del castillo y del acueducto. No lejos nos encontramos con el santuario de la venerada Virgen de Cortes.
Afortunadamente todo el caudal arquitectónico de Alcaraz se encuentra en buen estado de conservación y, como cabeza de partido, lidera los planes de desarrollo turístico, que fomentan el cuidado de su patrimonio.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Fotografía de portada: Plaza Mayor. Autor, DavidDaguerro

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Los viajes de Ojeda y Niño. Rumbo a Venezuela y la costa de las Perlas

Los viajes de Ojeda y Niño. Rumbo a Venezuela y la costa de las Perlas

El estado venezolano de Sucre, frente al mar Caribe y las Antillas Menores, es un lugar tropical idílico sembrado de selvas majestuosas y cayos perdidos en un mar cálido, donde el golfo de Cariaco y el de Paria conforman sin discusión posible una geografía espectacular. Hacia el norte, sobre la plataforma continental y más allá, existen infinidad de islas de blancas playas que apenas sobresalen unos metros del océano. Muchas de ellas están deshabitadas, pues con ocasión de los huracanes que frecuentemente azotan estas costas su superficie es barrida por completo por la fuerza del oleaje. Pero a pesar de la belleza salvaje y proverbial, el rosario de islotes y la tierra firme que la protege hacia el sur tuvieron en el pasado un atractivo bien distinto para los que, por primera vez, arribaban desde la vieja Europa a este litoral desconocido. Un atractivo deslumbrante, no menos paradisíaco, pero sin duda más pragmático y lucrativo en extremo: las pesquerías vírgenes de perlas.

 

1. La roca, el árbol y el sol. Autor, Yasmary

La roca, el árbol y el sol. Autor, Yasmary

2. Amanecer en Cumanà. Autor, Le P'tit Zouave

Amanecer en Cumaná, junto al golfo de las Perlas. Autor, Le P’tit Zouave

3. Litoral desde la Vía Altos de Sucre. Autor, JR2V

Litoral desde la Vía Altos de Sucre. Autor, JR2V

4. Perla, el objeto codiciado del Caribe

Perla, el objeto codiciado del Caribe

5. Iglesia de Caricao. Estado de Sucre. Autor, Iván iván iván

Iglesia de Cariaco. Estado de Sucre. Autor, Iván iván iván

6. Playa de Cumaná. Autor, Guillermo Esteves

Playa de Cumaná. Autor, Guillermo Esteves

La expedición de Alonso de Ojeda partió en el año de 1499 del gaditano Puerto de Santa María y, tras una breve escala en la isla de Lanzarote, abordó audazmente la tarea de cruzar el océano entonces casi desconocido hacia el oeste. Sabemos que cruzaron el Atlántico sin ningún incidente, aprovechando los vientos alisios al igual que lo hiciera pocos años antes Colón. Pero la empresa seguía siendo descomunal: 24 días sin avistar tierra y guiados por las únicas referencias facilitadas por el almirante, que por otro lado era muy parco en detalles a la hora de difundir la localización exacta de sus descubrimientos. Pero la travesía acaeció sin incidentes reseñables y alcanzaron finalmente las costas de la Guayana, donde a pesar de su necesidad de aprovisionarse no pudieron desembarcar debido a los abundantes manglares que tapizaban el litoral. Tomando rumbo noroeste lograron al fin tomar tierra y descansar en el río Pomerun, que por ello bautizaron con el nombre de Holganza. Pocos días después avistarían la costa de la isla de Trinidad, ya en las costas venezolanas, entrando en el golfo de Paria a fin de descubrir el lugar en el que Colón encontró perlas entre los indígenas.

 

7. Vista de Playa Colorada. Autor, Gianfranco Cardogna

Vista de Playa Colorada. Autor, Gianfranco Cardogna

8. Otra vista de la playa Medina. Autor, Elena Salim

Vista de la playa Medina. Autor, Elena Salim

9. Mineral de esmeralda. Autor, Traleo

Mineral de esmeralda. Autor, Traleo

10. Se acerca un huracán. Parque Nacional Mochima. Autor, Worlds9thwonder

Se acerca un huracán. Parque Nacional Mochima. Autor, Worlds9thwonder

11. Playa de Los Roques, en el archipiélago venezolano del mismo nombre. Autor, SFC9394

Playa de Los Roques, en el archipiélago venezolano del mismo nombre. Autor, SFC9394

12. Alcatraces. Autor, Veronidae

Alcatraces. Autor, Veronidae

Mala suerte tuvieron sin embargo los expedicionarios, pues aquellos no les facilitaron la estancia ni les proporcionaron perlas con la facilidad que suponían. ¿La razón? Con tan solo unos días de diferencia se les había adelantado la carabela de Pedro Alonso Niño y su compañero Cristóbal Guerra. En efecto, el experto piloto había salido de España dos semanas después que Ojeda, pero su travesía fue mucho más rápida debido a que éste derivó demasiado hacia el sur. Así, tras una feliz travesía, arribaron directamente a la costa norte de Trinidad desde donde trataron de penetrar en el golfo de Paria con los mismos objetivos que sus competidores. Sin embargo, al intentar pasar por la Boca del Drago que separa esta isla de tierra firme, la fuerza de la corriente se lo impidió. De este modo iniciaron una navegación de cabotaje hacia el oeste y en dirección a la isla Margarita, contactando cierta vez con 18 canoas tripuladas por nativos y que repentinamente atacaron su embarcación. Gracias a uno de aquellos hombres, al que capturaron, supieron que se trataba de una expedición de indios Caribes que volvían cargados de prisioneros apresados en aquella costa. Por señas comprendieron también que aquellas tribus eran caníbales, resultándoles de este modo más que evidente el fin que les esperaba a aquellos desgraciados.

 

13. Ostra perlífera. Autor, Chris 73

Ostra perlífera. Autor, Chris 73

14. Cayo de Agua, en Islas de los Roques. Autor, Márcio Cabral de Moura

Cayo de Agua, en Islas de Los Roques. Autor, Márcio Cabral de Moura

15. Viaje al olvido. Parque Nacional Mochima. Sebastian Delmont

Viaje al olvido. Parque Nacional Mochima. Sebastian Delmont

16. Vista panorámica en el Golfo de Paria. Autor, César Gonzáles

Vista panorámica en el Golfo de Paria. Autor, César Gonzáles

17. Isla La Orchila. Autor, DilanKF

Isla La Orchila. Autor, DilanKF

Fue más adelante cuando la suerte les cambió de forma espectacular. Continuando el costeo hacia la isla de Margarita hallaron a unos indios pescadores que se acercaron a ellos con sus canoas, mostrándoles las perlas que tenían en unos zurroncitos hechos con palma. Así se iniciaron los trueques de estas preciadas joyas por las baratijas que llevaban. Mientras Ojeda seguía siendo objeto de hostilidades allí donde tocaba tierra, Alonso Niño y Guerra desembarcaron en las playas de Cumaná, donde fueron favorablemente acogidos y adquirieron por trueque una cantidad inmensa de perlas. Fue tan grande el acopio que dieron a aquel lugar el nombre de golfo de las Perlas, permaneciendo allí durante algún tiempo para incrementar al máximo los beneficios de la expedición. Consiguieron igualmente oro de los indígenas, por lo que dado el excelente cargamento decidieron poner rumbo a España, adonde llegaron pocas semanas después para atracar finalmente en Bayona, en la ría de Vigo. Se dice que causó asombro entre los locales el cargamento tan valioso de perlas que llevaban, y que descargaban “como si fuera paja”, según cuenta Martín de Anglería.

 

18. Atardecer en Macuro. Autor, Luisovalles

Atardecer en Macuro. Autor, Luisovalles

19. Gaviotas en el archipiélago de los Roques. Autor, Whl. travel

Gaviotas en el archipiélago de Los Roques. Autor, Whl. travel

20. Playa Macuro, zona de Arribada de Colón en su tercer viaje. Autor, Luisovalles

Playa Macuro, zona de Arribada de Colón en su tercer viaje. Autor, Luisovalles

21. Playa Medina. Autor, Bubilla2002

Otra vista de playa Medina. Autor, Bubilla2002

22. Costa de Macuro, frente a isla Trinidad. Autor, Luisovalles

Costa de Macuro, frente a isla Trinidad. Autor, Luisovalles

Atrás quedaba Alonso de Ojeda con su expedición. Aunque por fortuna para ellos, y tras unos comienzos decepcionantes, consiguirían finalmente el objetivo que se habían propuesto. Después de pasar a la península de Paraguaná, cerca del golfo de Maracaibo, hallaron un poblado “que tenía sus casas construidas en el mar, como Venecia, con mucho arte”. La visión de estos palafitos se repitió en otros poblados cercanos, por lo que decidieron llamar a aquel territorio Venezuela. Para entonces se encontraban muy apurados por lo mucho que llevaban costeado y el estado lamentable de las naves (debían achicar el agua de continuo con las bombas para mantenerlas a flote), pero al fin encontraron en una tribu indígena de aquel litoral un mineral que denominaron “piedras verdes”, y que no era otra cosa que esmeraldas. De ellas tomaron todas las que pudieron, enterándose que procedían de la zona Chibcha del interior, al sur, y que a través del valle colombiano de Upar eran conducidas junto a cargamentos de oro hasta la costa para intercambiarlas por sal y perlas… Se iniciaba así la leyenda de El Dorado, y por añadidura, el expolio sistemático y casi a cualquier precio del continente Sudamericano. Pero esa es ya otra historia que contaremos en su momento.

 

23. Playa del archipiélago Los Testigos. Autor, David Lawrence

Playa del archipiélago Los Testigos. Autor, David Lawrence