Publicado el Deja un comentario

Hacia las puertas del Valhalla. Noruega y sus fiordos

Hacia las puertas del Valhalla. Noruega y sus fiordos

Los fiordos son formaciones costeras esculpidas por la acción de los glaciares, y si hay una palabra que define a un fiordo de forma definitiva es ésta: grandioso. Son muchas las regiones del planeta que poseen fiordos, pero sin duda el oeste de Noruega es el lugar donde hay que dirigirse para encontrar la mayor concentración a nivel mundial. Además de la espectacularidad geológica que suponen, visitar los fiordos noruegos es encaminarse también al encuentro con un crisol de colores indescriptible: el verde de los valles combinado con el azul profundo del Atlántico norte; las tonalidades encendidas del ocaso; nubes plomizas, atravesadas de crestas rocosas, y todo el conjunto coronado en la lejanía por el blanco inmaculado del hielo, destelleando tímidamente al sol de medianoche. En definitiva, un lugar perfecto para olvidarse de todo y dejarse llevar.

2. El poder de los glaciares. Autor, Mimu_13

El poder de los glaciares. Autor, Mimu_13

3. Interior de una casa típica, en Nordfjord. Autor, Kulturnett Sogn

Interior de una casa típica, en Nordfjord. Autor, Kulturnett Sogn

4. Hardangerfjorden. Vista invernal. Autor, Torbjørn T

Hardangerfjorden. Vista invernal. Autor, Torbjørn T

5. La Roca del Púlpito, en Lysefjorden. Autor, Masqtrekking

La Roca del Púlpito, en Lysefjorden. Autor, Masqtrekking

6. Lysefjorden entre nubes. Autor, Bright Green Pants

Lysefjorden entre nubes. Autor, Bright Green Pants

7. Panorama de un fiordo desde la orilla. Autor, Willem

Panorama de un fiordo desde la orilla. Autor, Willem

Son muchos los atractivos históricos, naturales y culturales en cada zona de fiordos. En Sognefjord, por ejemplo, hallamos el considerado como el más profundo de Noruega, con fondos a más de 1300 metros bajo el nivel del mar; otros llaman poderosamente la atención por sus gigantescas cascadas procedentes del deshielo, que desbordan desde las alturas hacia la tersa superficie de las aguas en un espectáculo sobrecogedor: es el caso del denominado salto de Las Siete Hermanas, en el Geirangerfjord, a 62º de latitud norte. Este fiordo y el de Nærøyfjord están incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, de modo que son asiduamente visitados y constituyen con todo merecimiento uno de los mejores destinos turísticos de naturaleza del mundo.

 

8. Misterios al amanecer. Autor, Paolo Camera

Misterios al amanecer. Autor, Paolo Camera

9. Típico fiordo en la región de Vestlandet. Autor, Mats Hage Eikemo

Típico fiordo en la región de Vestlandet. Autor, Mats Hage Eikemo

10. Primavera. Autor, Setra 400

Primavera. Autor, Setra 400

11. Silueta en Lysefjorden. Autor, Yodod

Silueta en Lysefjorden. Autor, Yodod

12. El viejo arte de la pesca en Sognefjorden. Autor, Arnybo

El viejo arte de la pesca en Sognefjorden. Autor, Arnybo

13. Fiordo en Fjaerland a finales de verano. Autor, Murmelvieh

Fiordo en Fjaerland a finales de verano. Autor, Murmelvieh

14. Isfjorden, en Svalbard. El fiordo más septentrional de Noruega. Autor, Torbjørn T

Isfjorden, en Svalbard. El fiordo más septentrional de Noruega. Autor, Torbjørn T

Muchos turistas deciden realizar travesías en kayak, actividad que proporciona unas sensaciones únicas al tiempo que se exploran rincones escondidos entre el mar y las montañas circundantes. Aunque si gustan de las emociones fuertes no hay nada como visitar el Preikestolen (El Púlpito), una gigantesca plataforma de piedra elevada 600 metros por encima de las aguas del Lysefjorden, y sin valla alguna que separe al público del abismo: todo un reto para los amantes de la adrenalina.

 

15. Nubes sobre Ullsfjorden. Autor, NikO18

Nubes sobre Ullsfjorden. Autor, NikO18

16. Iglesia de Rugsund, en Nordfjord. Autor, Escarto

Iglesia de Rugsund, en Nordfjord. Autor, Escarto

17. Aurora boreal sobre el fiordo de Lyngen. Autor, Even Mathisen

Aurora boreal sobre el fiordo de Lyngen. Autor, Even Mathisen

18. Mar de nubes sobre Trondheimsfjorden. Autor, Ingolf Zeiner Petersen

Mar de nubes en Trondheimsfjorden. Autor, Ingolf Zeiner Petersen

19. Espléndida vista de un fiordo desde la playa de Tromso, en Noruega. Autor, Moyan Brenn

Espléndida vista de un fiordo desde la playa de Tromso, en Noruega. Autor, Moyan Brenn

20. Paisaje idílico en Vestlandet. Autor, Jechstra

Paisaje idílico en Vestlandet. Autor, Jechstra

21. Espectacular cascada en las paredes del Sognefjorden. Autor, Katri Niemi

Espectacular cascada sobre las paredes del Sognefjorden. Autor, Katri Niemi

Pero la belleza de Noruega no se restringe únicamente a los fiordos. Al norte del país es posible contemplar fenómenos únicos como el sol de medianoche, cuando el astro rey es visible durante las 24 horas del día y permite la actividad casi constante de locales y turistas. ¿Y qué decir de las famosas auroras boreales propias de las noches de invierno? Se trata de unas bandas celestes de colores verdosos, rosados o violetas que se producen por la acción de la radiación solar en latitudes elevadas: una visión fantasmagórica y bella de la que los vikingos se enorgullecían, al considerarla en realidad como el reflejo del sol en la armadura de las valkirias, las legendarias servidoras de Odín en el Valhalla escandinavo. Acompáñennos por esta atractiva selección de fotografías sobre los fiordos noruegos, donde podrán disfrutar de un espectáculo único antes de preparar su próximo viaje turístico del año. Quién sabe: quizás, a la vista del panorama, decidan cambiar de destino en el último momento…

 

22. Anochecer en Isfjorden, islas Svalbard. Autor, Hollandisk

Anochecer en Isfjorden, islas Svalbard. Autor, Hollandisk

23. En bicicleta hasta el fin del mundo. Autor, Torbjørn T

En bicicleta hasta el fin del mundo. Autor, Torbjørn T

24. Maravillas de Noruega. Autor, Henke.

Maravillas de Noruega. Autor, Henke

Publicado el Deja un comentario

A su salud. La historia más alocada del vino (2ª parte)

A su salud. La historia más alocada del vino (2ª parte)

1. Durante el Imperio Romano, regiones como Francia, el norte de Alemania, Polonia o incluso Rusia y la cuenca del Danubio disfrutaron de un clima mediterráneo difícil de imaginar hoy en día. Las temperaturas cálidas y una mayor sequedad ambiental permitieron a los romanos extender el viñedo por casi todo el continente, convirtiendo así a provincias enteras en centros productores de primer orden. Con la caída de Roma a finales del siglo V d.C. y la irrupción de diversas tribus bárbaras, la civilización y las costumbres refinadas de la época estuvieron a punto de desaparecer. No ocurrió así con el vino. Gracias al impulso evangelizador de la Iglesia y a la fundación de numerosos monasterios, el cultivo de los viñedos creció como la espuma y el vino se convirtió pronto en un producto apreciado a todos los niveles. En la Alta Edad Media, por ejemplo, los galenos lo consideraban como un remedio curativo excelente y recomendaron su consumo (en especial el vino tinto) para ayudar a la digestión, aclarar el humor y generar “buena sangre” en los pacientes. Claro que, si hemos de ser rigurosos, no podemos olvidar que las propiedades del aguardiente (producto de su destilado) eran aún más alabadas que el vino, por lo que hoy día se duda seriamente del criterio de estos sabios medievales.

Paisaje de viñedos en los Alpes franceses. Autor, Semnoz

Paisaje de viñedos en los Alpes franceses. Autor: Semnoz

2. La gran habilidad de los monjes en elaborar vinos trajo algo más que comercio y riqueza a las arcas de la Iglesia. El 8 de julio del año 793, una abadía en la costa norte de Gran Bretaña llamada Lindisfarne fue saqueada por gentes desconocidas llegadas del mar: los vikingos. Pronto esta ola de asesinatos, robos y destrucción se extendió por media Europa llegando incluso hasta España y el Mediterráneo, pero fueron sobre todo los conventos quienes más sufrieron sus consecuencias debido a las riquezas que acumulaban… Y al vino. Efectivamente, tras mejorar la preservación de los caldos gracias al uso de barricas fabricadas con madera, los monjes empezaron a disponer de grandes reservas en sus monasterios del sur de Alemania o de Francia para el comercio a gran escala. Esto, y la ostentación de riquezas de que hacían gala, hizo que los vikingos tomasen sus excursiones muy en serio y se aficionasen a visitarlos periódicamente con la llegada del buen tiempo. Aunque las técnicas de conservación no eran todavía perfectas y la mayor parte del vino se avinagraba al llegar la primavera, el hecho parecía no importar en absoluto a los nórdicos. Avinagrados o no, cargaban sus barricas junto con el resto de tesoros y desaparecían después en el mar sin dejar rastro, de modo que los previsores monjes no tuvieron más remedio que adelantarse a los ataques escondiendo el vino en sótanos y túneles subterráneos: habían nacido las bodegas.

Las ruinas de la abadía de Lindisfarne. Reino Unido. Autor, Russ Hamer

Las ruinas de la abadía de Lindisfarne. Reino Unido. Auto: Russ Hamer

3. El famoso champán, que hoy sirve para acompañar nuestras celebraciones de Año Nuevo junto a las 12 uvas, toma su nombre de la región francesa donde nació: la Champagne. En su origen era un vino ceremonial todavía sin burbujas y usado en grandes acontecimientos de la nobleza franca. Con ocasión del bautismo del rey Clodoveo durante las Navidades del año 498, la excelsa criatura no solo recibió las aguas de manos de San Remigio sino que fue también ungido con champán, lo cual da idea de la estima que este caldo tenía entre los franceses. A menudo, la fermentación en las barricas no se producía correctamente y los vinos se echaban a perder al tiempo que el gas contenido en su interior hacía saltar los tapones de madera (motivo por el cual recibía el nombre de “vino del diablo”). La solución tuvo que esperar al siglo XVII y a la sagacidad del francés Pierre Pérignon, un monje ciego del cual se afirmaba que solo con probar una uva sabía de qué viñedo procedía. Pérignon ideó una nueva forma de atrapar las burbujas mediante el trasvase del líquido a botellas cerradas con corcho, lo que dio origen al champán moderno y a la fama imperecedera que le acompaña desde entonces por medio mundo.

Estatua de Pierre Pérignon en Épernay, Francia. Autor, Alexandre Campolina

Estatua de Pierre Pérignon en Épernay, Francia. Autor: Alexandre Campolina

4. La prueba del alto valor que el champán tenía en aquella época se recogió hace 3 años en el fondo del mar Báltico. Unos investigadores descubrieron los restos de un barco mercante, que hacia 1830 naufragó frente a las costas de Finlandia en su viaje hacia San Petersburgo, entonces capital de Rusia. En su interior aparecieron al menos 30 botellas de champán intactas, casi con total seguridad pertenecientes a la prestigiosa casa Veuve Clicquot y a una cosecha datada a finales del siglo XVIII. Según estiman los investigadores, las botellas habrían sido un regalo del rey francés Luis XVI a la Corte Imperial rusa, lo que demuestra no solo su categoría sino también el conocimiento que ya se tenía entonces del champán a lo largo y ancho de Europa. El equipo sueco responsable del hallazgo abrió una de las botellas para probar su contenido, y la sorpresa fue mayúscula: «Estaba fantástico… con un sabor muy dulce, se notaba roble y tenía un aroma muy fuerte a tabaco. Y unas burbujas muy pequeñas», dijo el submarinista. Según el gobierno regional finlandés, casi todas las botellas se han conservado perfectamente gracias a la oscuridad y las bajas temperaturas del mar Báltico, donde se han mantenido en reposo durante casi 200 años.

Después de la vendimia. Alvaro Alcalá Galiano. Óleo sobre lienzo, 1930

Después de la vendimia. Alvaro Alcalá Galiano. Óleo sobre lienzo, 1930

5. Varios especialistas han alabado este champán Veuve Clicquot con frases expresivas como “tiene un aroma tostado, con notas de café, y un sabor muy agradable con detalles de flores y limón», mientras que un experto sueco aseguraba que «no se parece a nada que haya probado antes». De lo que no hay duda es que, vistos los precios que pueden llegar a pagarse por un vino histórico, las reliquias encontradas en el mar Báltico poseen un valor extraordinario (ya han sido tasadas a razón de unos 48.000 € la unidad) y no es de extrañar que los descubridores prefieran mantener en secreto la localización exacta del hallazgo. Desde luego tienen buenas razones para ello puesto que en una primera subasta realizada poco después, un comprador anónimo de Singapur pagó la friolera de 54.000 € por dos botellas, convirtiéndolas así en el champán más caro de la historia vendido en una subasta. Pero los excesos pecuniarios no terminan con este ejemplo: también en 2010, una subasta celebrada en la casa Sotheby´s de Hong Kong batió el record absoluto con tres botellas de un vino Château Lafite-Rothschild, fechadas en 1869. Nuestro comprador fue con toda probabilidad un multimillonario chino que pujó por teléfono, y que no tuvo reparos en desembolsar la increíble cifra de 166.210 € por cada botella. Esto equivale a 22.500 € la copa o más de 1.500 € el sorbo… Todo un lujo al alcance de muy pocos.

Barriles de la casa Veuve Clicquot fundada en 1772. Champagne. Autor, Tomas Er

Barriles de la casa Veuve Clicquot fundada en 1772. Champagne. Autor: Tomas Er

6. Una de las mayores excentricidades actuales en torno al vino lo constituye el hotel holandés “De Vrouwe van Stavoren” situado en Stavoren, un tranquilo pueblecito pesquero junto a la costa del mar del Norte. El hotel ofrece habitaciones comunes como cualquier otro establecimiento al uso, pero en su interior aloja también una sorpresa para sibaritas: por un módico precio que oscila entre 74 y 119 € la noche, el cliente puede dormir en un genuino y auténtico barril de vino fabricado en madera. Dispone para elegir entre 4 cómodas barricas con 15.000 litros de capacidad cada una y con todas las comodidades de una habitación normal: televisión, radio, teléfono y espacio para sentarse y dormir. Los barriles pueden alojar cómodamente a dos personas, disponen de baño anexo, sala de estar, y en temporada baja los descuentos alcanzan hasta el 75% del precio original. Aunque uno termine oliendo a vino durante el resto de la semana, sin duda es una oferta hostelera muy a tener en cuenta.

Viñedos cerca de Burdeos, cuna del vino más caro del mundo. Autor, Riolnet

Viñedos cerca de Burdeos, cuna del vino más caro del mundo. Autor: Riolnet