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Montiel, Patrimonio Medieval

Cuanto más profundizamos en la historia del Campo de Montiel, más nos damos cuenta de que esta comarca tiene muchísimos recursos que ofrecer al viajero, al turista: castillos, restos arqueológicos de todas las épocas, personajes ilustres y artistas de renombre, senderos históricos, paisajes, fauna autóctona, artesanía, gastronomía… y todo ello enriquecido con una gente humilde, sencilla y acogedora.
Hoy estamos en Montiel, enclave que ofrece siglos de historia y cultura a sus visitantes, encrucijada de caminos para sus diversos pobladores y paso obligado para los invasores que querían atravesar la Península Ibérica.

Un poco de su historia

Tras la conquista cristiana desencadenada en 1212 con la batalla de las Navas de Tolosa, y que culminó con el asedio y toma del castillo de la Estrella entre 1224 y 1227, Montiel se convirtió en uno de los referentes socioeconómicos más importantes de la frontera gracias a la Orden de Santiago. Mucho ha llovido desde entonces, pero visitar hoy el lugar donde leyenda y ciencia coinciden en situar la muerte del Rey Cruel a manos de su hermanastro, constituye todavía un ejercicio de espiritualidad que refrenda de manera sublime el perfil hierático del castillo, entre los cerros rojos y los olivares que lo rodean por sus cuatro horizontes. En palabras de Salvador Carlos Dueñas:
Testimonio vencido sin quererlo. Por fin socorrido. El Castillo de la Estrella sigue siendo el rey del valle del Jabalón, imponiendo su presencia como lo más rotundo de un paisaje auténtico y esencial, clavado en la Historia, olvidado del tiempo. Donde el viento entre los cantiles, suena a veces airado como el pendón de Castilla a punto de batallar. Cerro mágico con mucho de Santiago y todavía algo de Granada, Córdoba y Sevilla”.
Montiel fue un crisol de gentes y ocupaciones que tuvo su punto álgido entre los siglos XII y XV, en plena Baja Edad Media. Declinó después con el ascenso a categoría de villa de una de sus aldeas, Villanueva de los Infantes, honor que fue refrendado en época de Felipe II hasta alcanzar la capitalidad de toda la comarca de Campo de Montiel.

Una visita por su Patrimonio Cultural

El núcleo urbano sigue conservando el atractivo sereno de nuestros pueblos enmarcados en bellos espacios rurales. Su trazado es irregular en torno a la iglesia y, sobre todo, al pie del cerro del Castillo, donde surgió el nuevo poblado tras la reconquista y pacificación del territorio. Cada año la villa de Montiel conmemora los hechos históricos sucedidos en estos espacios (aniversario de la muerte del Rey Don Pedro I de Castilla, acaecida en este lugar el 23 de marzo de 1369) con la multitudinaria celebración de unas jornadas de Recreación Histórico Medieval, MONTIEL MEDIEVAL, Fiesta Declarada de Interés Turístico Regional, con un amplio programa de actos.
Con tal motivo, los montieleños y montieleñas, descendientes de aquellos caballeros, ballesteros, lanceros y peones que conformando las milicias concejiles ayudaron a Don Pedro I en la famosa batalla de Montiel, reviven de forma inusitada aquellos sucesos de esos días de marzo de 1.369. Todo el pueblo de Montiel se transforma en esos días en la Encomienda Santiaguista más significativa del Campo que lleva su nombre, y ofrece al visitante una imagen sorprendentemente medieval, tanto en la indumentaria de los vecinos como en los pendones y banderas de antiguos linajes que penden de los balcones de sus casas. Por medio de recreaciones históricas recuerdan las vicisitudes que el rey castellano pasó desde que se refugió en el castillo de la Estrella hasta que sucumbió a manos de su hermano Don Enrique de Trastámara nueve días después.

MONTIEL MEDIEVAL presenta una oferta histórico-cultural y de ocio de tres días de duración con múltiples actividades: pregón, actos de calle de Recreación histórico-Medieval, teatro medieval, ordenación de caballeros, recreación de la Batalla de Montiel por grupos recreacionistas de Italia, Francia, Portugal y España, recitales de música medieval, talleres gremiales, mercado de productos artesanos, sepelio de Pedro I y lectura del testamento del rey Enrique II, entre otras muchas.

Castillo de la Estrella 

Montiel, exhibe todavía con orgullo los viejos muros del Castillo de la Estrella, escenario de un enfrentamiento que marcó el carácter pacífico de esta villa enclavada en la vega del Jabalón.
Levantado en el siglo IX, el Castillo de Montiel fue una de las fortalezas musulmanas más poderosas de la zona. Tras la aparición en 1214 de la Orden de Santiago en tierras del Campo de Montiel, los caballeros santiaguistas comenzaron la campaña de su conquista con ataques desde el recién conquistado y cercano Castillo de Eznavexore.
La resistencia musulmana fue tan dura que la Orden tuvo que levantar un castillo prácticamente enfrente de él, San Polo, para facilitar la seguridad y el asedio de los sitiadores. Finalmente, tras duras campañas, la fortaleza caería en manos cristianas definitivamente.
La fortaleza musulmana era tan poderosa y contaba con tan buenas defensas que, se cuenta que, cuando todos los castillos musulmanes de su entorno ya habían caído en manos cristianas, y el avance de reconquista ya estaba en el Guadalquivir, Montiel aún no había sido sometido.
Después de la conquista cristiana de la fortaleza, la Orden de Santiago la reforma y refortifica hasta hacerla prácticamente inexpugnable, dándole el nombre de La Estrella.
Por aquellos tiempos la fortaleza de Montiel sería ocupada alternativamente por árabes y cristianos hasta que, después de la Batalla de las Navas de Tolosa, en tiempos de Alfonso VIII, Montiel quedó definitivamente integrado en el Reino de Castilla.
En 1227 Fernando III concedió San Pablo y Montello a la Orden de Santiago. Montiel perteneció a esta Orden hasta que el fraile Pedro Ruíz de Sandoval lo dejó en manos de Pedro I de Castilla. Esta zona fue escenario de continuas batallas entre moros y cristianos, quedando desierta, por lo que la Orden concedía a las personas que habitasen estos lugares privilegios durante 10 años.
En este castillo se refugió el rey Pedro I de Castilla, más conocido por el Cruel o por el Justiciero, después de ser derrotado por su hermano bastardo Enrique de Trastámara el 14 de marzo de 1369, con los pocos leales que le acompañaban, quedando sitiado durante nueve días por las huestes de su hermano Don Enrique. En la noche del 23 al 24 de ese mismo mes y año entró en tratos con el traidor Bertrand Duguesclin, los dos hermanos lucharon entre sí y Pedro I murió. De aquel drama quedó la frase pronunciada por el criado de Enrique de Trastámara, Duguesclin, partícipe en el desenlace: Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor. El rey muerto quedó enterrado en Montiel hasta 1374 y desde entonces descansa en Sevilla. En 1974 el pueblo erigió un monolito en recuerdo de Pedro I.
El Castillo de La Estrella fue levantado sobre un gran crestón de roca aprovechando la defensa natural que éste le proporcionaba, y desde donde dominaba una extensa área del Campo de Montiel.
Su planta, ovalada e irregular, tiene un perímetro de unos 300 metros y ocupa una superficie de unos 6.000 metros cuadrados.
Se organiza en dos recintos, uno interior de origen cristiano y otro exterior de origen musulmán.
Al recinto musulmán corresponden los restos de la muralla del perímetro exterior, conservándose unas diez torres bastante deterioradas construidas en tabiya y mampostería. Entre ellas destaca una de una de unos diez metros de altura por siete en sus lados.
El recinto cristiano, de mayor extensión que el musulmán, corresponde a la reestructuración llevada a cabo por los caballeros de Santiago en los siglos XIII-XIV. De este recinto, construido enteramente en piedra, se conservan restos de unas nueve torres semicilíndricas y cuadrangulares, algunas provistas de saeteras y con vestigios de ventanas y puertas, así como unos 150 metros del perímetro de la muralla. La torre del homenaje, hoy desaparecida, se encontraba en la parte más alta del recinto, en uno de sus extremos.
Unas excavaciones realizadas en la ladera del cerro del castillo en el año 2013 sacaron a la luz los restos de la villa medieval de Montiel, entre ellos vestigios de la muralla que protegía la villa y la imponente primera iglesia medieval de esta villa, un majestuoso edificio situado en la ladera sur del yacimiento y que fue levantado en torno a la década de 1230.

Aunque aún está por excavar completamente, se aprecia como su fábrica es de gran calidad a base de cantería de arenisca, con planta rectangular y arcos de ladrillo que sustentaron la cubierta. Alrededor de la misma se ha localizado un importantísimo cementerio medieval del que se han exhumando más de medio centenar de enterramientos.

Actualmente el Castillo de la Estrella forma parte del Conjunto Arqueológico Castillo de La Estrella, el mayor yacimiento medieval de nuestro país, ubicado en el antiguo e histórico Campo de Montiel, Ciudad Real. Se trata de uno de los complejos arqueológicos y monumentales más importantes de Castilla La Mancha, declarado Bien de Interés Cultural.

Desde aquí felicitar a la Fundación Castillo de la Estrella por su gran trabajo e incansable labor al frente de la recuperación de gran parte del Patrimonio Histórico – Cultural del Campo de Montiel.

Montiel Medieval

Iglesia de San Sebastián Mártir

La iglesia se levanta en el casco antiguo del pueblo, sobre una elevación natural del terreno.
De estilo gótico tardío, ha sufrido muchas transformaciones hasta la actualidad. Mandada a construir por el infante D. Enrique de Aragón, en 1440. Fue en un principio fue una ermita dedicada a San Sebastián Mártir. La fachada es ya del siglo XVIII con interesante portada flanqueada por columnas elevadas sobre plintos cajeados. En la parte superior de esta se encuentra una hornacina, donde se sitúa una imagen de San Sebastián de 1687. Es de una sola nave, con techumbre abovedada y de seis capillas.
La zona más antigua es la del coro, sobre dos columnas con una puerta de sillares que da acceso a la torre; debajo se encuentra la pila bautismal. El retablo neoclásico, fue uno de los poco que sobrevivió a la Guerra Civil Española, aunque si se vieron afectadas las imágenes veneradas en esta iglesia. En una capilla adosada al muro de la derecha se encuentra la Virgen de las Nieves, talla del s. XIII, románica, recientemente restaurada.

Ermita del Santísimo Cristo

Procede del siglo XV, de estilo gótico tardío con añadiduras renacentistas. La ermita, en un principio estuvo dedicada a Santiago Apóstol; en el año 1468 se derrumbó y en 1498 se construyó la actual ermita de tres naves, donde hoy en día se venera la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, con mucha devoción no sólo en Montiel, sino en toda la comarca.
Su origen se remonta a 1243 con la construcción de la Vicaría de Santiago por parte de la Orden de Santiago. En el siglo XIV fue ampliada y convertida en convento, posiblemente por parte de Enrique II como plegaria por la muerte de su hermano Pedro I. A mediados del siglo XV fue incendiada dentro las guerras nobiliarias que afectaron a la zona, volviéndose a levantar a fines de este mismo siglo con trazas ya renacentistas.
En las Relaciones Topográficas de Felipe II, se habla de una imagen muy devota, de gran altura, cuya aparición fue en el año 1520.
A partir del año 1621 se empieza a llamar Ermita del Santísimo Cristo de la Expiración.
En la actualidad, en la nave derecha de la Ermita, se conserva un retablo compuesto de varias piezas en madera y policromado del siglo XV y XVI de estilo renacentista y barroco, la imagen es la Virgen del Socorro.

Castillo de San Polo

El castillo fue levantado por los caballeros de la Orden de Santiago en el primer cuarto del siglo XIII, posiblemente en 1214, para intentar tomar el Castillo de Montiel a los musulmanes durante las campañas de reconquista cristiana por tierras musulamanas del Campo de Montiel.
En un principio los caballeros cristianos acometieron la fortaleza de Montiel desde el próximo Castillo de Torres de Xoray (Eznavexore), recién conquistado a los moros, en 1214. Al parecer, fue tal la resistencia musulmana, que la Orden se vio obligada a levantar una fortificación prácticamente enfrente del Castillo de Montiel, el castillo de San Polo, para garantizar la seguridad y facilitar el que sería un duro y largo asedio. Aún así, Montiel siguió resistiéndose y no caería definitivamente en manos cristianas hasta después de 1220.
En el siglo XVI el castillo sería abandonado.
Hoy día queda muy poco del castillo, apenas se conservan vestigios de lo que pudo ser una cámara subterránea, restos de un aljibe de unos cinco metros de profundidad, y un silo circular excavado en la roca, de un metro aproximadamente de diámetro.
Se aprecian en los bordes del recinto donde se asentaba el castillo los trabajos efectuados para acentuar la verticalidad de sus paredes, que serviría de foso natural.
Nos cuentan que ambos castillos, Estrella y San Polo, estaban comunicado por túneles subterráneos.
A los pies del cerro del castillo de San Polo, un monumento conmemorativo al rey castellano Pedro I El Cruel, recuerda el lugar donde fue asesinado por su hermanastro Enrique de Trástamara en 1369. Dicho monumento es conocido popularmente en la localidad como el monolito.

Aldea de Torres

Cercano a Montiel nos encontramos con un interesante despoblado para los amantes de la arqueología, la Aldea de Torres, del siglo XIII, se pueden ver los murallones de la iglesia, restos de casas y la fuente que dio origen a este núcleo medieval.
En 1243 encontramos el pueblo de Torres en la lista de lugares que Fernando III confirmó como dominio de la Orden de Santiago en su pleito con el Concejo de Alcaraz, dependiente del Arzobispado de Toledo por las tierras del Campo de Montiel. Aunque la parroquia de Torres dedicada a Nuestra Señora, debía pagar terzuelo al Arzobispado. En las relaciones de Felipe II de 1575 se encuentran referencias a la Villa de Torres como aldea dependiente de Montiel.
Según este documento, Torres se encuentra a una «legua buena» de Montiel, y posee Dehesa y dos Alcaldes Ordinarios, dos Alcaldes de Hermandad, y un Alguacil como oficiales del Concejo de Torres. También cuenta la aldea con cura propio, iglesia, una fortaleza que a principios de la Edad Moderna ya debía haber desaparecido y una ermita dedicada a San Blas. Tenía Torres por esta época treinta vecinos pecheros (es decir, que pagaban impuestos) por lo que la población real estaría alrededor de 120 habitantes.
También se menciona la existencia de diversas tumbas cerca de la iglesia de la aldea marcadas con los escudos de las Órdenes de Santiago y Calatrava. La población Torres tuvo en algunos momentos de su historia Encomienda propia que compartía con otra aldea de Montiel, Cañamares. El edificio más importante conservado son los restos de su templo parroquial, que contó con hasta tres naves y se remataba mediante un ábside. Se dice que Torres fue un lugar de retiro de Caballeros, quienes tras sus vidas de lucha terminaban aquí sus últimos días buscando paz y tranquilidad.
Las últimas referencias sobre Torres indican que en 1611 tenía jueces propios para su Dehesa, construyéndose en el siglo XVIII una casa de recreo en las proximidades para la familia de los Bustos. En 1914 su población se había reducido a 5 casas y 13 habitantes. Actualmente se conserva sólo parte del caserío.

Patrimonio Natural protegido

Las tierras de Montiel son en parte Área Crítica para el lince ibérico, Zona de Dispersión para el águila imperial ibérica y Zona de Importancia para águila imperial ibérica, buitre negro, cigüeña negra y lince ibérico. Aquí se localizan el Lugar de Importancia Comunitaria de la Sierra del Relumbrar y Estribaciones de Alcaraz, el Refugio de Fauna del Embalse de la Cabezuela y parte de la Zona de Especial Protección para las Aves de las áreas esteparias del Campo de Montiel.
Por cierto, también es uno de los rincones donde más perdiz roja hay en España.



Si queréis conocer este maravilloso lugar o simplemente necesitáis más información, contactad con nosotros a través de info@sabersabor.es


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

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Santo Tomás de Villanueva. Personaje histórico del Campo de Montiel

Santo Tomás de Villanueva

Y curiosamente para nosotros, los de Campo de Montiel, Santo Tomás nace en 1486, cuando comenzaba a nacer España


Os mostramos uno de los personajes históricos más destacados del Campo de Montiel. A la vez una de las personalidades del Siglo de Oro Español. Y alguien que ha dejado huella en la Iglesia Universal, por ser de ese tipo de personas que abren nuevos caminos y crean nuevos modos de actuar.
Cuanto más conoces al personaje, más aprecias su proyección social y su dimensión intelectual. Leyendo varias biografías llego a la conclusión de que fue un ser afortunado por el hecho de realizarse en la vida conforme la deseó vivir. Y también por el momento histórico en el cual le tocó nacer y el contexto familiar que le otorgó el destino.
Vivió en uno de los periodos más plenos de la cultura occidental como es el Siglo de Oro, sucediendo a otro de los más prolíficos a nivel cultural e intelectual de Occidente como fue el Renacimiento Italiano.
España abre la Era Moderna apenas seis años después con el Descubrimiento de América en 1492. Coincidiendo a la vez con el inicio del Siglo de Oro y la publicación de la Gramática de Nebrija. Pocos años antes con la conquista de Granada y la unión del reino de Castilla y la Corona de Aragón, Isabel y Fernando comenzaron ingentes reformas que tendían a la creación del primer Estado Moderno, como la unificación del ejército, la administración pública y la religión. Como sabemos impulsaron el catolicismo y el apoyo al papado del cual obtuvieron el título de Reyes Católicos. Sin embargo, nunca pudieron serlo de España, porque tal entidad territorial y jurídica no existía. Faltaba la anexión del reino de Navarra. Obtenida años más tarde por Fernando el Católico. Con lo cual la primera reina que debió ser de España por derechos dinásticos debió ser su hija Juana I de España. Quien fue apartada de su legítimo derecho por el golpe de Estado ejercido por su hijo el emperador Carlos V de Alemania proclamándose rey de España, apoyado por su abuelo Fernando el Católico.
En este contexto de reforma del catolicismo y creación del primer país de Europa como Estado moderno aglutinando todos los reinos en una unidad territorial conglomerada por una historia y cultura común, -que por cierto todavía no ha fraguado con la firmeza que el paso del tiempo debiera haber impreso-. Además de intereses políticos de afianzamiento del Estado y expansión imperial, fueron una de las razones por las que el flamante emperador, confió en Santo Tomás como buen español, que más tarde calificó Quevedo. Resulta interesante comprobar que fue propuesto para arzobispo de Granada y de Valencia. Dos de los territorios con mayor inestabilidad política y social a causa de la gran población de moriscos en constante descontento y en contacto con los turcos.
Encontramos así en Tomás de Villanueva ese hombre de Estado, ese gestor y ese diplomático al servicio del emperador, que pacificó el territorio de Valencia en su labor con la gran población de moriscos que casi suponía la mitad de la población.

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Centenario Santo Tomás de Villanueva


El Siglo de Oro finaliza en 1681 con la muerte de Calderón de la Barca


Y aquí en Campo de Montiel, poseemos una de las concordancias más asentadas a nivel histórico y cultural con este brillante periodo histórico que abarcó desde principios del XVI hasta finales del XVII, llamado Siglo de Oro, pues los datos nos dicen como ya he señalado que aquí en nuestra tierra comienza con el nacimiento de Santo Tomás, alcanza su cénit con la publicación del Quijote en 1605-1616, y culmina con la muerte de Quevedo en 1645.
Por tanto, esta tierra, tan pobre, tan áspera y tan despoblada. Contiene el valor incalculable de ser uno de los reductos culturales de una de las épocas más florecientes de la cultura universal.

Antes de adentrarnos concretamente en la figura de Santo Tomás como personaje histórico, como veis, quiero destacar el conjunto de valores de nuestro Campo de Montiel. El cual tímidamente está empezando a ser reconocido en la dimensión que le corresponde con el esforzado aporte de las nuevas generaciones de personas más y mejor formadas, más viajadas y con mayores elementos de juicio y contraste.
Por tanto vaya desde aquí mi agradecimiento para todos aquellos que saben ver la proyección del conjunto de valores que posee esta tierra y que todavía están por descubrir, si nos decidimos a ello.
El valor más importante y la clave que revitalice esta comarca es la llave que la abra al mundo y la saque como a don Quijote, por la puerta del corral. Esa llave, Se llama información, formación, conocimiento, educación, coordinación, colaboración, unión y trabajo en común de todos y cada uno de los elementos que componemos esta tierra, como individuos, como instituciones y como entes sociales, culturales y económicos.
Hay que promover, facilitar y comprometerse con todo cuanto nos beneficia a todos, porque nos fortalece. Hay que sentirse orgullosos de los éxitos de nuestros vecinos porque también son nuestros éxitos. Hay que estar dispuestos a participar de todo cuanto mejora nuestro entorno porque nos ayuda a todos.
Por eso me veo en el compromiso de aprovechar cualquier oportunidad, como esta, para incidir en la importancia de mantenernos con actitud constructiva y predisposición para ver, sentir y vivir el Campo de Montiel con tanto apego como nuestro propio pueblo. Practicar el beneficio de entender nuestra comarca como un conjunto de pueblos que componen nuestra casa, nuestra cultura, nuestra historia y nuestro vínculo intelectual con nuestra propia existencia. Porque además ninguno de nuestros pueblos se entiende sin las influencias y relaciones de los que nos circundan.
Ya sé que las diferencias políticas impiden casi siempre esa deseable unión y colaboración social, cultural que nos haría avanzar con mayor firmeza y rapidez. Pero nada nos impide estar por encima de la negatividad de los intereses que por desgracia crea la política, que en el fondo no es otra cosa que intereses particulares de unos y otros. Convirtiéndose en una trivial lucha de poder por gestionar los recursos de todos, dividiendo y restando. Empequeñeciendo la grandeza que contiene una tierra, tan vieja, tan noble, tan culta. Tan repleta de valores como es el Cervantino Campo de Montiel. El Manriqueño Campo de Montiel, el Quevediano Campo de Montiel. El laminitano Campo de Montiel. El Andalusí Campo de Montiel. El españolísimo campo de Montiel, en cuyo corazón del Castillo de la Estrella de Montiel, se dio el último gran paso de Castilla y el primero para la creación de España. Porque podemos afirmar sin grandilocuencia que aquí comenzó a gestarse España. En la Batalla de Montiel. Abriendo el camino al trono de Isabel I de Castilla. Y esto nadie lo va a contar porque a nadie le interesa reconocer los valores de una tierra que no sea la propia. Por eso es nuestra responsabilidad y nuestro deber colocarnos donde nos corresponde. Sin complejos, sin comparaciones y sin falsos halagos.
Pero por desgracia es muy habitual, la pasividad y la espera de que aparezca alguien que resuelva lo que nos toca a nosotros. Lo nos lleva desperdiciar el tiempo como polvo de oro que el viento arrastra.

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La responsabilidad de poner en el lugar que le corresponde a nuestra tierra nos corresponde a nosotros, a sus hijos, a sus amantes, a sus moradores


Y hasta ahora, como ya he dicho, nunca en nuestra historia, se había comenzado a querer, valorar y poner de manifiesto la autenticidad y potencial de valores que posee el honorable Campo de Montiel. Precisamente porque ahora nos estamos interesando en conocerlo y compartirlo.
Vamos a seguir por esta línea y a respetarnos como merecemos, honrando a nuestra tierra como corresponde, sin supravalorarla ni menospreciarla. Pero sobre todo, sin ignorarla. Que este ha sido el peor de nuestros males. No existíamos ni para nosotros mismos. Nuestro complejo de inferioridad nos hacía mirar siempre por encima de nuestros horizontes. Convencidos de que todo lo mejor estaba fuera de aquí. Curiosamente también le ocurría a don Quijote con sus ansias de aventura. Sin valorar que él mismo era y será el prototipo universal de la propia personificación de la aventura.

Siempre con los ojos puestos en el más allá, con esa necesidad de buscarnos la vida con la esperanza de hacerla más llevadera lejos de aquí, tal cual le ocurría a Cervantes ansiando escaparse a liberarse en América. Y es que es cierto que todos los refranes hablan por la experiencia y no falta verdad en aquello de “pueblo pequeño, infierno grande”. Hay que ser conscientes de la inmensa oferta de posibilidades de una gran ciudad para mentes inquietas como las de Cervantes, Quevedo o Tomás de Villanueva.
Pero no es menos cierto que aquí tenemos mucho trabajo para sacar partido a lo mucho que hemos heredado. Solo hay que buscar el modo de rentabilizarlo.
El caso es que como tantos otros, como ahora. Tomás se fue y no volvió.

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En Fuenllana, un humilde pueblo de fachadas encaladas y rodeado de trigales, nació Santo Tomás de Villanueva en el otoño de 1486, año fatídico en el que la peste asoló Castilla 


Tomás García Castellanos o Tomás García Martínez. Porque todavía no está bien definido si también su madre Lucía se llamaba Martínez o Castellanos. Y sobre todo porque hasta 1501, por orden del Cardenal Cisneros y curiosamente una de las personas más influyentes y determinantes en la vida de Santo Tomás; no se instituyó la obligatoriedad de apellido fijo para identificar al individuo. Puesto que hasta entonces se hacía con nombre del padre, lugar de procedencia, mote u oficio. Así incluso hermanos podían tener diferente apellido.
Ya sabemos que la familia de Santo Tomás era una de las mejores asentadas en cuanto a situación social y poder económico. Lo cual ayuda para afirmar que además de las cualidades personales propias de Santo Tomás, también fue una persona afortunada, por haber nacido en el seno de su familia. La cual le facilitó el ingreso en uno de los centros educativos más prestigiosos del mundo en aquella época.
Sus familiares pertenecían a la élite rural tanto de Fuenllana como de Villanueva de los Infantes. Poseían tierras, rebaños, molinos, viñas, huertas, cortijos y todo tipo de hacienda relacionada con la explotación agropecuaria que ha sido el medio de vida ancestral de esta tierra. Su dinero les permitía ingresar en estamentos tan poderosos como las órdenes militares de Santiago, Calatrava y San Juan. Además de formar parte del Santo Oficio. Cuyo tribunal se encontraba contiguo a la casa familiar de Villanueva de los Infantes y donde se alojaban los visitadores la Inquisición. Por tanto el poder social y económico de la familia de Santo Tomás estaba más que asegurado. Lo cual que concedió la oportunidad de formarse y hacer carrera eclesiástica hasta alcanzar el arzobispado.
Pero comenzó como ya he dicho, estudiando en uno de los sitios más importantes del mundo a tal efecto. El colegio Mayor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares. Fundada en 1499 por el cardenal Cisneros.
A su vez, Cisneros recibió formación en el centro educativo más prestigioso de Europa. El colegio mayor de San Bartolomé de la Universidad de Salamanca. El cual le sirvió de cimiento para fundar Alcalá.
Las clases comenzaron en 1508 y uno de los alumnos de la primera promoción fue Tomás. Donde se licenció en Artes y en teología.
Desempeño las funciones de maestro, pero lo más importante para su vida, fue que se impregnó del espíritu renovador de Cisneros. El mismo que infundió a los Reyes Católicos.
El cardenal, como todos los grandes hombres de la Historia, era austero, de carácter disciplinado, colosal iniciativa e incansable capacidad de trabajo. La idea de Alcalá se creó sobre todo para formar y seleccionar personal digno para desempeñar las responsabilidades de una institución tan grande como la Iglesia. Su proyecto, tan grande como su mentalidad, creó la primera ciudad universitaria de la historia de la humanidad, donde se contemplaban más de dieciocho colegios para acoger estudiantes pobres y convertirlos en individuos formados y útiles a la sociedad del momento.
De este espíritu y esta atmósfera comenzó a germinar en Santo Tomás su talante renovador. Si bien, Cisneros era un monje guerrero y Tomás un fraile pastor. El primero más belicoso el segundo más pacífico. Pero ambos, ese tipo de seres con enorme visión de futuro, iniciativa propia y afán de avanzar.
Teniendo muy presente que toda renovación y avance, comienza en la educación.
Razón por la cual hoy somos los incultos más ingratos y menos justificables de la Historia. Puesto que tenemos toda la información para nuestra formación a nuestro alcance y convivimos con una inmensa mayoría de desinteresados por educarse o formarse, abducidos a consumir.

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Arzobispo de Valencia, profesor de la Universidad de Alcalá y consejero personal del mismísimo Emperador Carlos V, dueño y señor de medio mundo


Tomás, comenzó a autodenominarse de Villanueva, al ingresar como agustino en Salamanca. Donde llegó a ser prior. También de Burgos y Valladolid. Además de prior provincial de Castilla y Andalucía.
En esta etapa también coincide con la actitud de Cisneros de evangelizar el Nuevo Mundo. El cardenal envió misiones franciscanas y Santo Tomás misiones agustinas a Nueva España, Méjico. Quizá por esta razón el claustro del convento de Fuenllana, existe una labra de piedra a modo de blasón donde aparece la figura de un indígena arrodillado ante una cruz. Significando así la labor del santo.
Básicamente se convirtió en prior general de los agustinos del reino puesto que en la época las provincias agustinas se dividían identificando Castilla al norte de Toledo y Andalucía al sur de Toledo.
Está documentado que vivió en Sevilla, en la Casa Grande de San Agustín. Impresionante convento situando en una de las principales entradas de la Metrópoli imperial y Puerto de Indias. Capital financiera del mundo y una de las urbes más bellas de la tierra en aquel tiempo. Lamentablemente la incultura y brutalidad humana se han llevado por delante el magnífico convento, del cual solo queda el claustro y la sala capitular. Se conservaba una talla de Martínez Montañés, uno de los escultores barrocos más destacables de la Historia del Arte. Pero la Guerra Civil se la llevó por delante.
La última etapa de su vida como bien sabemos transcurre como arzobispo de Valencia. Concretamente sus últimos once años de vida.
Valencia no era cualquier sitio. Era una de las ciudades y una de las diócesis más ricas de la cristiandad. Su nombramiento, por supuesto habría sido más que meditado por numerosas personalidades influyentes que lo considerarían el candidato adecuado para los intereses del reino y de la Iglesia. No en vano, Quevedo, en su biografía conmemorativa de la beatificación lo califica como un buen español.
Según los datos, llegó a Valencia sin boato y con la misma coherencia austera y cristiana que desarrolló toda su vida. Un temporal de lluvia o su propia decisión le hizo solicitar asilo en el convento agustino del Socorro, extramuros y por desgracia desaparecido y bien conocido en la ciudad como el Socós en lengua vernácula.
Lugar donde volvió para ser enterrado por deseo testamentario. Afortunadamente tanto sus restos mortales, como la lápida sepulcral fueron recuperados y puestos a salvo de la Guerra de la Independencia, la Desamortización de Mendizábal y la Guerra Civil.
Curiosamente la impronta y el carisma personal arraigó de tal modo en la ciudad que tras él, todo nuevo arzobispo que tomaba la sede valenciana, en un gesto de respeto, admiración y devoción, repetía el ceremonial de alojarse en el convento del Socós un día antes de ser revestido de pontifical en la catedral.
Desde el primer instante, fue alguien dispuesto y comprometido con la idea de obispo-pastor, jamás abandonó a su rebaño. Pueden relatarse multitud de anécdotas y curiosidades de su personalidad que prefiero dejar para que cada cual se interese por su lectura en la multitud de biografías referentes al santo, que además es uno de los más estudiados por muchos autores. Los cuales nos dan datos que lo relacionan con Fuenllana y con Villanueva de los Infantes durante toda su vida, pareciendo a veces, que aquí solo nació, se crió y una vez salió de la zona ya no la llevó consigo. Cierto es que no existe documentación que volviera después de su marcha a Alcalá, pero también nos relatan los datos que su paje principal era un primo de Fuenllana llamado Pedro Castellanos, que además testificó en el interrogatorio para el proceso de beatificación abierto por Paulo V. Sin duda recomendado por su madre, doña Lucía, quien fue una de las principales influencias de su vida. Y a quien mostró su amor filial manteniendo correspondencia hasta el final. A la muerte de su padre, parece ser que regresó y habiendo heredado unas casas, decidió dedicarlas a hospital para pobres, dejando al cargo a su madre, la cual sobrevivió a Santo Tomás hasta casi el siglo de vida. Hoy conocemos tal sitio por el Hospitalico, y hay datos que lo identificaban como el Hospital del Arzobispo. Tras morir Santo Tomás, su madre siempre se hizo cargo del mismo hasta su propia muerte y por eso nos ha llegado que fue ella la propia fundadora del mismo. También Santo Tomás se encargó de edificar capilla funeraria en San Francisco para su familia. Y puede que sus primeros estudios los realizase en el convento de San Francisco.
Lo fundamental y lo que lo hace especial y diferente que es que abrió nuevas puertas y fue el primero en transitar nuevos caminos que han seguido y continúan muchos.
Creó la figura de obispo consecuente y atento a las necesidades de su diócesis. La visitó al completo. Mostró total desapego por lo material, por el poder y por la vanidad.

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Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielEl Caballero de los Leones, Don Quijote. Fuenllana

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielPlaza Mayor de Villanueva de los Infantes


Practicó el ideal cristiano de amar o respetar al prójimo como a uno mismo


Mostró preferencia por los más necesitados que dentro de los indigentes, era los enfermos pobres.
Imagino que su falta de apego y ambición por lo material le hizo gestionar la inmensa fortuna diocesana de forma tan eficiente que en once años de trabajo, dobló sus ingresos.
Hasta su llegada, la presencia de un arzobispo en Valencia, era algo inexistente, pues era un cargo de privilegio y no de responsabilidad. Su predecesor fue Jorge de Austria, y la sede valenciana llevaba más de cien años sin ver por allí un arzobispo. Sin embargo los privilegios y las rentas del arzobispado salían puntalmente destinadas al prelado de turno.
Según varios autores la diócesis era un caos. El clero vivía relajado y acomodado. Sin orden ni disciplina. Lo primero que hizo al igual que Cisneros, fue convocar un sínodo y establecer normas de conducta para beneficio de la Iglesia y el Pueblo.
Se dice que un día vino un religioso a su casa y, encontrando ese aposento abierto, entró sin llamar y halló a nuestro hombre sentado en una silla baja, ocupado en remendar sus calzas. El buen canónigo se escandalizó de que tal cosa hiciese, puesto que no era propio para la dignidad de un arzobispo de Valencia, a lo cual Santo Tomás respondió: “Aunque me han hecho arzobispo, no dejo de ser religioso; he profesado pobreza y me alegro de hacer de vez en cuando lo que hacen los frailes pobres. Y con ese real que me ahorro puede comer mañana un pobre”.
Y lo más importante de su legado intelectual, cultural y espiritual fue sin lugar a dudas el respeto mostrado por el prójimo a través de la caridad, algo que en su contexto histórico significaba extraordinario y magnífico, pues lo obispos eran príncipes acomodados en su riqueza, alejados del sufrimiento ajeno. Su cercanía con los demás jamás fue olvidada por el pueblo valenciano, razón que motivó su promoción a la beatificación y posterior canonización.
Pero sin duda, su obra más notable a nivel histórico fue la creación del primer seminario de la historia. Nunca olvidó a Cisneros ni la impronta aprendida en Alcalá de la necesidad de formar a los candidatos a sacerdote con la consecuente educación que los hiciera acreedores de su responsabilidad.
Y en este punto siempre me viene a la memoria el extraordinario cuadro de Claudio Coello que lo representa, como Doctor de la Iglesia como algo premonitorio. Pues bien sabemos que no posee tal título. Sin embargo yo insisto que Santo Tomás es el doctor de los doctores de la Iglesia porque fue el primero en crear un seminario. Un centro docto donde se forma a los acreedores y difusores de la doctrina de la Iglesia. ¿Hay más motivo para merecer el título de doctor de la iglesia?

Santo Tomás Villanueva de los InfantesCapilla de Santo Tomás, Villanueva de los Infantes

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielSanto Tomás de Villanueva, niño, repartiendo sus ropas. Bartolomé Esteban Murillo. Óleo, 1667

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielArquitectura popular manchega en Fuenllana


Tuvo contacto y amistad con Juan Luis Vives, quien creó el primer tratado de atención a la población desfavorecida, referente de la creación de los servicios sociales en Europa


Tras la muerte de Santo Tomás, en la ciudad quedó un recuerdo imborrable y vivo hasta hoy. Es curioso que los franceses respetasen su enterramiento y es curioso que en la guerra civil ocurriera lo mismo. Hoy tenemos que mostrar desde aquí desde el Campo de Montiel, nuestra gratitud y respeto por la capital del Turia, ya que acoge a uno de nuestros paisanos como uno de los grandes personajes de la historia de la ciudad. Dedicándole una importante capilla en el edificio más relevante de la capital. La catedral-basílica metropolitana.
Además como bien sabéis, tras su canonización, se encargaron multitud de obras de arte a los mejores artistas del momento. Su figura está retratada por genios como Murillo, Zurbarán, Juan de Juanes o Claudio Coello entre otros.
En el museo de Bellas Artes de Sevilla, la segunda pinacoteca de España, se conserva el célebre cuadro que estuvo en el retablo del convento de capuchinos, como uno de los grandes elementos del tesoro artístico español.
A finales del XVIII el conde de Floridablanca ordenó a la Imprenta Real, a través del director de grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, la creación de ciento veinte retratos de españoles ilustres. Entre ellos Santo Tomás, en el conocido grabado de Manuel Salvador Carmona.
En Valencia una de sus grandes esculturas forma parte de la portada principal de la catedral en una de las pocas fachadas barrocas con influencia italiana de Bernini y Borromini, donde domina el dinamismo de las líneas onduladas.
El imponente relicario de plata de finales del Barroco y principio del Neoclásico, realizado por José Esteve Bonet.
En el puente de La Trinidad otra gran escultura de autor italiano que identifica a la ciudad con uno de sus personajes más ilustres y por último, para no extenderme, puesto que el tema da para mucho. Diré que existe una escultura muy desconocida y de excelente factura en el centro del patio del palacio arzobispal, realizada por el director de escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, José Esteve Bonet. Artista neoclásico que realizó en mármol la obra mencionada. Y si la apreciáis con calma encontrareis donde se inspiró el autor de la escultura que hoy preside el atrio de la iglesia parroquial de Villanueva de los Infantes.
En Fuenllana se edificó una iglesia barroca y un convento de agustinos en el lugar donde nació y en Villanueva de los Infantes un oratorio barroco frente a su casa familiar. Nos quedan estos monumentos y la impronta que dignifica al Campo de Montiel con uno de sus personajes más destacables, declarado patrón de la diócesis de Ciudad Real, primer santo de la provincia. Adelantado a su tiempo poniendo en práctica años antes del Concilio de Trento, las reformas que tras el mismo establecería la Iglesia.
Como veis, en este ligero paseo por la vida de Santo Tomás, poseemos en nuestra tierra una riqueza histórica que nos honra y nos hace responsables de ponerla en valor para beneficio de todos. Por tanto si de algo sirve no me cansaré de aprovechar cualquier oportunidad para poner de manifiesto que de nosotros depende que nuestro Campo de Montiel, brille con la luz que le corresponde.

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielCasa del Arco, Villanueva de los Infantes

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielPaseando por Fuenllana

Turismo La Mancha sabersabor.es Campo de MontielPatio de Villanueva de los Infantes


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano ©

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Primavera en el Campo de Montiel

Turismo castilla la mancha

Con la luna llena y los cielos despejados de finales de abril y principios de mayo, el Campo de Montiel se repuebla de vida. Los familiares vuelven. El campo reverdece


Algunos años, cuando los otoños son suficientemente lluviosos y los inviernos adecuadamente fríos; a finales de marzo y principios de abril, los arroyos, charcas, ríos y demás manantiales que aquí llaman veneros, comienzan a fluir abundantes y transparentes.

Las primeras aguas del Guadiana, llegadas del océano una y otra vez. Transportadas a bordo de las nubes procedentes de América, como orondos galeones repletos de oro, descargan su riqueza vital, fertilizando la aspereza climática del recio Campo de Montiel.
Donde la delicada primavera suele llegar más tardía que a las cálidas tierras del otro lado de Sierra Morena.

Fuente AlmedinaFuente de Carlos V, en Almedina

Campo de MontielPaisaje del Campo de Montiel

Campos de lavandaCampos de lavanda

Santa Catalina, FuenllanaSanta Catalina, Fuenllana

Coincide muchas veces con Semana Santa y los numerosos puentes del mes de mayo. Cuando llegan las gentes que de aquí se fueron con sus antepasados a mediados del siglo XX, en un continuado tránsito que no ha cesado hasta hoy. Donde se van alejando paulatinamente a través de los estudiantes. Primero a la capital de provincia y después a Madrid, Granada o Londres y Berlín.

La primera luna llena de la primavera, trae los primeros días de vacaciones del año. Con ese buen tiempo que templa la atmósfera y anima a las praderas a revestirse de alegría con el colorido de las flores silvestres.
Los alcaravanes, llamados chorlitos aquí, una de las más singulares especies de aves esteparias de la zona, protegida para ellas, surcan los cielos de estos inmensos campos con su trompetero piar en mitad de la noche, anunciando la llegada de una nueva época. Del buen tiempo.

Poco a poco, según va caldeando el sol los días y la tierra bien humedecida por las generosas lluvias de marzo, los espárragos ofrecen sus frutos a la multitud de buscadores.
Alondras, cogujadas o totovías retrinan junto a los caminos alegrando el paseo del caminante. Las nuevas camadas de conejos corretean por todas partes. Y mucho más, si en lo alto del limpio cielo azul, aparece la temible silueta de la soberana imperial. Con suerte, algún día cruzarán las majestuosas formaciones de grullas. Altísimas y lejanas.

aliaga Campo de MontielAliagas

Río Guadalén por el Castillo de MontizónRío Guadalén junto al Castillo de Montizón

Orquídea mariposa, Anacamptis papilionacea Campo de MontielOrquídea mariposa, Anacamptis papilionacea, Campo de Montiel

ecoturismo Villahermosa MontielDehesa entre Villahermosa y Montiel


Más cercanos y pausados, los milanos también surcan esta tierra e incluso duermen y permanecen


En Ruidera se aprecia mejor que en ninguna otra época, la enorme variedad de anátidas. En las estribaciones de Sierra Morena, desde la sierra de Relumbrar hasta Despeñaperros, el ancestral monte mediterráneo que bordea por el sur todo el Campo de Montiel, ofrece al naturalista los más bellos documentales, todavía tan vitales como si existiera el célebre Félix Rodríguez de la Fuente.
Linces, tejones, jinetas, meloncillos, gamos, ciervos, zorros… Robles, encinas, olmos, jaras, lentisco, madroño…
Humedad, sombra, sol. Paisajes monumentales. Vistas colosales. Grandes en lo material y en lo emocional. Miradas que desde las peñas de Montizón, ven como si miraras por las ventanas del castillo, la inspiración de Jorge Manrique.
O vistas que barren el paisaje con esa ansia de aventura americana tan melancólica y frustrada como la de Cervantes. Condenado a bajar por estos parajes intentando sobrevivir en su liberador Quijote.

Castillo de la Estrella MontielCastillo de la Estrella Montiel

En Villahermosa, la centuria romana redobla los tambores renovando el ciclo vital, como el tronar de primavera.
En Villanueva de los Infantes se vuelve a sacar mistela y rosquillos para los primos de Madrid.
No tardará en llegar mayo y san Isidro sacará a Alcubillas de sus casas hacia el cerro.
Se retomarán como en la Edad Media, las obras del eterno Castillo de la Estrella de Montiel.
El mismo ciclo vital que a duras penas, pero siempre, ha mantenido viva a esta tierra dura y difícil. Donde el frío es más frío que a pocos kilómetros al sur y el calor más cálido que a pocos kilómetros al norte. Donde llueve menos que a pocos kilómetros al oeste.
Pero que a pesar de la dificultad, preserva un atractivo singular precisamente obtenido de estar siempre al límite.
Sucesivos años de sequías o lluvias torrenciales. Despoblación y siempre carencia de medios.
Pero con todo, una tierra excepcional por permanecer en ella la esencia rural de Occidente. Donde es posible observar con facilidad la evolución del paisaje agrícola más antiguo de cuantos componen Europa. Donde es posible atisbar desde el nacimiento de la agricultura en el Neolítico hasta hoy.
Paisajes medievales con castillos desmochados. Paisajes metafísicos inspiradores de Quevedo.

Cascada del Hundimiento, Lagunas de RuideraCascada del Hundimiento, Lagunas de Ruidera

peonía Campo de MontielPeonía del Campo de Montiel

Lagunas de RuideraLagunas de Ruidera


Paisajes vacíos, llenos de la imaginación de Cervantes


Campos, lomas, sierras y vallejos donde perderse para encontrarse. Descubrir infinidad de recursos que potencialmente y de forma latente, más tarde o más temprano compartirá con todos, el célebre Campo de Montiel.
Mientras, aquí seguimos, esperando que llegue mayo y culmine la primavera con los primeros excesos de calor, los desangrados campos de amapolas. El tesoro volador de las avutardas y la esperanza de poner todo esto en valor.

Paisaje-del-Campo-de-MontielPaisaje del Campo de Montiel

Violeta de pastor, Linaria aeruginea Campo de MontielVioleta de pastor, Linaria aeruginea, Campo de Montiel

Erodium primulaceum Campo de MontielErodium primulaceum del Campo de Montiel

Primavera Campo de MontielPaisaje del Campo de Montiel


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano ©

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Del cancionero popular manchego: la seguidilla manchega

Zapatitos de lana lleva esa dama; yo conozco al borrego que dio la lana… (seguidillas manchegas)


Hoy veremos resurgir, por estas tierras húmedas y pardas de La Mancha legendaria, gracias a Cervantes, las canciones de cuna, de cava, apaño de aceitunas, cerner la harina, ronda de noche o serenata, canciones de arada, acarreo de mieses, siega y trilla… ¿Cuántas veces no habrán celebrado, desde Montiel al Toboso, el misterio de la vida fecunda, a través del inmenso campo silencioso?. ¡Canciones de serranilla (serreñas que dicen los gañanes y mayorales), villancicos de segadores y espigadoras, canciones de boda, de mayo, cánticos de velador, villancicos pastoriles, cantos de romería… ¿Cuántas añoranzas no vivieron en las postrimerías de esa vieja lírica, impregnada de aroma campestre?
¡Hermosa virtud esta de la canción popular, plena de poesía y de amor!. He ahí, en forma de canto, el poder invencible de la lírica popular. Con razón decía el sabio Menéndez Pelayo que “La poesía popular, con ser lo más castizo que existe, es, al mismo tiempo, lo más universal y no se puede estudiar a fondo en una región determinada, sin que este estudio difunda nueva luz sobre toda la poesía de las gentes”. Por eso, la copla de la seguidilla manchega –perfume sonoro del sentimiento- es, por regla general, socarrona, liviana y loquesca, en versicos fáciles, picardeados de imágenes lascivas. Quién sino una copla ha hecho famosos a dos pueblos manchegos, cuando canta:

Desde Manzanaricos
a la Solana,
hay una legüecita
de tierra llana?

Quién se acordaría hoy día del pueblo de la Virgen de la Carrasca, sino sonara la canción que dice con orgullo:

San Pedro, si vas al Cielo,
sólo te pido una cosa:
prepárame un “abujero”
para ver a Villahermosa

Quién sabría dónde está la belleza de la mujer manchega, sino lo reflejara exactamente la copla que dice:

Cuatro son de La Roda,
tres del Toboso;
pero la más bonita,
del Tomelloso

Y qué moza infanteña, al oír el eco lejano de la Ronda que pasa, no abandona, un poco nerviosilla, la cama, y, ¡ojo avizor!, espía por la celosía de sus balcones las andanzas de los mozos, que van recorriendo las calles del pueblo cantando el típico mayo:

Despierta, si estás dormida;
tiempo tendrás de dormir,
que mientras abres los ojos,
entra mayo y sale abril

Asociación “Cruz de Santiago” de Villanueva de los Infantes en las Bodas de Camacho de FuenllanaAsociación “Cruz de Santiago” de Villanueva de los Infantes en las Bodas de Camacho de Fuenllana

Seguidilla manchega música tradicional Ciudad Real

grupación de Coros y Danzas Mancha Verde de Argamasilla de AlbaAgrupación de Coros y Danzas Mancha Verde de Argamasilla de Alba


La seguidilla manchega es la decana entre las de su estirpe, que han adquirido popularidad en el solar español


El cancionero manchego es rico y abundoso, basado en una música sui géneris, que, por su carácter propio y específico, puede parangonarse con los mejores de otras regiones españolas. Hemos nombrado a las seguidillas manchegas, o manchegas, a secas, como las llama el vulgo. La seguidilla manchega es un aire de canto y baile, cuyo compás es de tres tiempos, de un movimiento muy animado, que empieza y acaba con estribillos. Las manchegas tuvieron su origen en esta región, en el siglo XV, y ya se cantaban y bailaban en tiempos de Cervantes. Tienen tres tercios, que se bailan diferentemente.
Francisco Navarro y Ledesma, en su curiosa obra El Ingenioso Hidalgo Miguel de Cervantes Saavedra –sucesos de su vida-, nos cuenta, con gracia sin igual, los incidentes que pasó Miguel al entrar en la cárcel de Sevilla, donde estuvo detenido, y la declaración que prestó al portero de la puerta de oro, quien le tomó el nombre y le preguntó el delito.
Bien da a entender Cervantes –afirma- que el ruido y la incomodidad de la cárcel eran insufribles. Por el día, a la barándula y estrépito de las riñas y zurizas, los gritos, cantes y bailes flamencos, y el disputar y gruñir de los jugadores perdiciosos. Separadas de los presos, pero en el mismo edificio, las presas pasaban todo el santo día cantando en coro, acompañadas de vihuela y de arpa o laúd, las seguidillas siguientes:

Por un sevillano,
rufo a lo valón,
tengo socarrado
todo el corazón

No es extraño, pues este suceso que acaeció al autor de la inmortal obra del Quijote en los últimos años del siglo XVI, ya que, como hemos indicado anteriormente, las manchegas tuvieron su origen cien años antes aproximadamente. ¡Y es que las seguidillas manchegas pueden considerarse como la única y más genuina expresión de la vida, usos, costumbres, ceremonias, juegos, etc de las gentes de La Mancha!
“Las seguidillas melódicas, voces de antiguas civilizaciones, han quedado enterradas. Hay que escarbar hondo para que vuelvan a brotar con energía”. Estas acertadas palabras del ilustre musicólogo y folklorista zamorano, Gonzalo Castrillo, vienen, como anillo al dedo, a reforzar, más y más, nuestro modesto juicio acerca de la actividad y dinamismo que deben desplegarse para seguir trabajando en la recopilación del CANCIONERO POPULAR MANCHEGO.

A La Mancha manchega
que hay mucho vino
mucho pan mucho aceite,
mucho tocino
Y si vas a La Mancha no te alborotes
porque vas a la tierra de don Quijote

Asociación Folklórico-Musical Virgen de las Viñas de TomellosoAsociación Folklórico-Musical Virgen de las Viñas de Tomelloso

jota manchega música tradicional

Coros y Danzas de Villahermosa en la ofrenda a la virgen de la CarrascaAgrupación de Coros y Danzas de Villahermosa durante la ofrenda a la virgen de la Carrasca. Autor, Juan Amores


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Fotografía de portada: Fiesta de la Rosa del Azafrán, Consuegra. Autor, Jose María Moreno

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Villanueva de los Infantes. Literatura tallada en piedra

Ruta Quijote Villanueva de los Infantes

Pasear por Villanueva de los Infantes con la mirada acostumbrada a descifrar la simbología de la cantería que ostentan sus fachadas, portadas y blasones, reporta al visitante la sorpresa de encontrar en este rincón escondido de La Mancha, un tesoro literal. Además en el doble sentido de la expresión. Pues la increíble belleza de su elegante patrimonio monumental labrado en la típica arenisca roja del Campo de Montiel, se impregna como las nieblas de otoño, con la atmósfera literaria que ha transitado sus calles desde que la cultura del Siglo de Oro abrió sus puertas en la singular Casa de Estudios.
Aquí Jiménez Patón impartió gramática. Quevedo distraía su destierro. Lope de Vega ignoraba a Cervantes. Y Cervantes, más grande que ninguno, olvidado por esa envidia inculta que en España se siente por los genios contemporáneos, olvidada a su vez, acordarse de esos lugares y esas gentes que bien conocía hasta el fondo de sus más profundas miserias.
En pocos lugares del mundo como en este pueblo con título de ciudad, se percibe la atmósfera caballeresca decadente y fantástica que se lee en las páginas del Quijote.
No puedo evitar recordar Almagro cada vez que trato Infantes y viceversa. Y es que son el milagroso ejemplo a seguir en toda la provincia y en toda La Mancha, de lo que debe hacerse con la herencia adquirida a lo largo de muchos siglos de trabajo. Los dos lugares más hermosos, cultos y admirables de La Mancha.
Dos ciudades, que por supuesto salvando las distancias y el valor de cada cual, constituyen la Úbeda y Baeza manchegas del Siglo de Oro. El Renacimiento regaló a La Loma la irrepetible arquitectura de Vandelvira concediendo a la Humanidad el placer cultural y sensorial de la Sacra Capilla del Salvador o la primera catedral de Andalucía, acompañadas por los maravillosos conjuntos monumentales que componen ambas ciudades y a los que yo sumaría sin ninguna duda: Sabiote. Por proximidad y por contener uno de los castillos-palacio más bellos del Renacimiento, edificado además por el secretario imperial de uno de los primeros gobernantes europeos como fue Carlos V.
Valores más que suficientes para alcanzar el máximo nivel de protección y difusión que hoy concedemos a lugares excepcionales. Razón por la cual intercalo estos párrafos tratando de argumentar la importancia de Almagro y Villanueva de los Infantes como los referentes de ciudades del Siglo de Oro asociadas además a la literatura y el teatro. Pues además de preservar la mayor parte de su legado histórico poseen también la particularidad de contener el único Corral de Comedias existente en el planeta, integrado en una trama urbana estructurada en torno a una plaza concebida para la representación pública del poder a través de los banqueros imperiales. Sumando a Almagro el conjunto íntegro y completo de Villanueva de los Infantes como ciudad hidalga y literaria, donde permanecen intactas gran parte de las casas de esos hidalgos manchegos inspiradores de literatura universal.

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

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Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Yo no dudaría en ponerme manos a la obra para proteger, potenciar y rentabilizar ambas ciudades manchegas como Patrimonio de la Humanidad, puesto que en conjunto poseen cualidades únicas y excepcionales a nivel mundial.
Valgan las anteriores líneas para situar al lector acerca de la importancia de esta villa-ciudad, que cuanto más se conoce más sorprende. Y lo que más sorprende es que haya llegado hasta el siglo XXI con toda la esencia de un pueblo manchego incluso en las formas de vida de sus moradores. Donde se aprecia perfectamente jerarquizado el trazado nobiliario y el caserío popular.
Por supuesto nada es gratis y nada es por casualidad. Es evidente que ha habido personas capaces de anteponer su comodidad personal por preservar unos valores que hoy se reconocen como primordiales para la identidad del pueblo. Pero también es justo decir que no ha sido nada fácil concienciar y hacer entender a una población demasiado ajena a la sensibilidad artística, estética o patrimonial, que mantener el carácter arquitectónico del lugar significa riqueza para todos en todos los sentidos. Pues un lugar armonioso, equilibrado, asentado en su devenir histórico, posee los medios fundamentales para perdurar por su atractivo y su interés. Y qué duda cabe que un pueblo bonito es un pueblo rico. Además del valor material existen otros muchos incalculables como el aporte de beneficios sensoriales que la belleza reporta al ser humano. Vivir en sitios hermosos aporta salud.
El paso del tiempo nos irá demostrando a medida que la mayoría de la población posea mayores elementos de juicio, de conocimiento y de contraste que cuanta mejor formación tengamos todos, mayor será el nivel de exigencia que requeriremos para habitar unos sitios u otros. Más tarde o más temprano todo cae por su propio peso, porque la razón natural fundamental de la existencia del ser humano es evolucionar. Incluso a pesar de ralentizar esa irreversible evolución con planteamientos rancios y retrógrados que tantas veces detienen el progreso fastidiando a cuantos pillan por el camino. Por eso es imprescindible por el bien de todos, liberarse cuanto antes de esa incultura enfermiza que convierte al ser humano en simples consumistas, comunistas o derechistas. Seamos ante todo humanos y tratemos de superarnos en cada generación. Dejemos ya de degradar nuestra propia casa, que es nuestro entorno, nuestro planeta, nuestro pueblo.
En cierta medida todos somos responsables del deterioro o la destrucción de los lugares que habitamos. Unos por acción y otros por omisión. Y en la mayoría de los casos ocurre porque la mayoría de la población se encuentra demasiado ocupada en sobrevivir y subsistir a problemas cotidianos. Algunos tan graves para la correcta realización del ciudadano como la carencia de empleo que además acarrea la exclusión participativa de la sociedad.
Hoy disponemos de los mejores medios para reinventarnos sin cesar. Nuestros pueblos precisan nuevos modos de revitalizarlos y servir de atractivo al imprescindible relevo generacional. No es suficiente con lo hecho hasta ahora. Nos debemos el respeto como sociedad supuestamente avanzada de alcanzar niveles de calidad en todo. Comenzando por ofrecer al ciudadano la oportunidad de descubrir el valor de su propio pueblo, de su cultura y de su trayectoria ancestral que ha dado lugar a sí mismo. Amor propio por tu tierra, por ti mismo. Por la satisfacción y el orgullo de formar parte de algo que te beneficia muy directamente.
Si queremos que nuestros pueblos sobrevivan con la dignidad, y la calidad que merecemos, a todos nos corresponde aportar nuestro pequeño o gran esfuerzo. Que en realidad es tan sencillo como aplicar el sentido común.
Y es de sentido común respetar la arquitectura que ha originado nuestros pueblos a lo largo de casi mil años. Infringir alteraciones a este respecto significa perjudicar a todo el pueblo. Porque vivir en un pueblo no es habitar tu propia casa. Estamos absolutamente interrelacionados y todo cuanto hacemos a nivel social influye directamente en la sociedad. En bueno para todos que comencemos a entender que nuestras casas forman parte de un conjunto e influyen y afectan positiva o negativamente, favoreciendo o perjudicando a todos. Por supuesto que disponemos de libertad para disfrutar nuestra casa como cada cual deseemos, siempre y cuando no olvidemos que hay una parte de nuestra casa que forma parte de la vía pública y por tanto afecta al conjunto del pueblo y a todos sus ciudadanos. Es la fachada y la volumetría. Vivir en un pueblo conlleva una serie de normas básicas que contribuyan a la convivencia entre todos, y nunca ha sido fácil que en general se entienda que hay que cuidar la estética propia del lugar.
Estas enormes dificultades, absolutamente desconocidas y multiplicadas por dos, son las que encontraron los primeros emprendedores que a mediados del siglo XX, comenzaron la ardua tarea de preservar el maravilloso patrimonio monumental que disfrutamos y del cual viven muchas personas con modos de vida que complementan otros.

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La ManchaAutora, María José Valle

Tour Villanueva de los Infantes con sabersabor.es Turismo La Mancha

En breves años se cumplirá medio siglo de la declaración de Almagro e Infantes como Conjuntos Históricos. Buen momento para reflexionar acerca de la escasez de conjuntos históricos existentes en la provincia de Ciudad – Real y de la necesidad de poner en valor algunos más que contribuyan a apoyar la visita a las dos ciudades más monumentales de La Mancha,
Y por supuesto recordar desde aquí a Vicente López Carricajo. Aparejador municipal de Villanueva de los Infantes, que cincuenta años atrás hizo posible que hoy yo pueda escribir este artículo, disfrutando el magnífico entramado monumental de la capital del Campo de Montiel, en la cual es posible como por encantamiento cervantino, adentrarse en cada una de las estancias, intactas de las numerosas casas de hidalgos de la ciudad más blasonada de España después de Toledo.
En el palacio Revuelta abres la puerta y entras al siglo XVIII, recorres los patios, las galerías, la capilla, los salones… Miras los tejados, las chimeneas y ves el cielo del XVII. Desciendes a las bodegas y hueles el XVI.
En el palacio Melgarejo, recorres parte del Madrid decimonónico o la Sevilla romántica.
En la calle San Francisco fachadas labriegas con la mejor impronta manchega. En la ermita de San Antón el ambiente rural más genuino de los caminos castellanos. En la pastelería de Liguitas, el sabor de la infancia.
En las moradas, parte de la historia de España, con los moriscos de Granada. En la celda de los dominicos el genial «polvo enamorado».
En la sacristía de La Trinidad, te internas en la Contrarreforma. En el retablo de Corpus Christi, se ve el Barrio de las Letras de Madrid. Por la calle de las Tiendas todavía retumba en la memora el trajinar de carros, galeras, caballos, caballeros
Damas y caballeros. Patios nobiliarios, patios de vecinos. Pozos, aljibes, norias, huertas.
Todavía existen cuadras adoquinadas con tacos de madera para que no resbalen las mulas. Todavía quedan cuevas donde viven tinajas. Todavía vive y vivirá la Dama del Siglo de Oro que es Villanueva de los Infantes. Incluso yacente en su artístico cementerio, Monumental hasta la muerte.


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano ©


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Una historia de trashumancia

trashumancia Campo de Montiel ecoturismo

Desde las Sierras de Tragacete y Albarracín en Teruel, la Cañada Real Conquense atraviesa Cuenca y La Mancha hasta alcanzar Sierra Morena y la comarca del Condado de Jaén


Desde hace siglos, pastores y vaqueros conducen sus reses a través de las sendas medievales que hoy forman la Red Nacional de Cañadas Reales. Paso a paso, sol a sol, los “modernos” trashumantes de hoy en día recrean una anacrónica aventura pecuaria cubiertos de polvo, sudor y cansancio.
El viaje que os proponemos, por un tramo de la Cañada Real Conquense conocido como Cañada de los Serranos, permite conocer y disfrutar tres grandes zonas de la provincia de Ciudad – Real: la llanura Manchega, la altiplanicie del Campo de Montiel y las estribaciones de Sierra Morena Oriental.

¡Vamos, Tuerrrrrta!…, grita Antonio, echando mano de su vara de acebuche. Ganadero de talante apacible, Antonio suele arrear a sus 360 ovejas manchegas con educadas palabras de ánimo: “Venga, bonita”, llamándolas a casi todas por su nombre, Chispa, Gitana, Vívora, Extraña, Gasona, Perla… En su morral guarda la lista con sus partidas de nacimiento. El rebaño es como un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Pero con la Tuerta, hasta el perro pastor que lo acompaña, Granero de nombre y pastor mallorquín de raza, se desespera al enfilar la Cañada de los Serranos desde las llanuras de Socuéllamos (Ciudad – Real), donde se sitúa el comienzo de nuestro viaje trashumante de casi 140 km que nos conducirá hasta los pastos de verano (agostaderos) a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago (Ciudad – Real), en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén.

La pobre Tuerta, que no está loca, sino que se hace la sueca, sería capaz de desquiciar al mismísimo John Wayne. Va a su bola tropezándose con las retamas, atravesándose en la carretera… Que estaba de pasar y pasó: acabó cayéndose en un agujero, llegando a Ruidera. Mientras caía, Juan, compañero y socio de Antonio, bromeaba: “Ya es tarde para comprarle un ojo de cristal”. Los restos de paja del fondo, por suerte, hicieron de colchón. ¡La madre que la parió!
En el camino, los pastores de la zona nos saludan con cierta familiaridad. Proceden en su mayoría de la zona, de estos pequeños pueblos de la España escondida, donde el pastoreo de ganado conforma un estilo de vivir, sentir y pensar.

Trashumancia

Trashumancia en La Mancha

rebaño de ovejas La Mancha

La necesidad de trasladar el ganado de los pastos de verano a los de invierno determinó unos itinerarios que fueron tejiendo, siglo tras siglo, una red de comunicaciones en la Península. Estas vías pecuarias (denominadas cañadas, cordeles, veredas y coladas en función de su importancia y anchura) recibieron carta de naturaleza en 1273 bajo el reinado de Alfonso X el Sabio y posterior tutela con la institución del Honrado Concejo de la Mesta de Pastores. Constituyen el más extenso entramado viario de la Comunidad Europea. Distribuidas por 40 provincias, estas sendas medievales tienen una longitud de 125000 km y ocupan una superficie de 425000 hectáreas, equivalente a la provincia de Pontevedra.

Noche de pastores en el chozoNoche de pastores en el chozo

Abrevadero para el ganadoAbrevadero para el ganado


El sesteo se realiza al mediodía para evitar las horas de más calor


Camino de Alhambra, donde se efectuará la tercera “dormida” del viaje, se escucha de fondo el rumor somnoliento de los cencerros, un monótono repicar que se convertirá en el hilo musical del rebaño durante las 6 jornadas, con sus respectivas noches al raso, de calculado recorrido. Nuestra expedición, que partió a últimos de junio, está formada por 4 personas, una mula, 360 ovejas y un vehículo todoterreno, un destartalado Land Rover. El reto es caminar de sol a sol, al ritmo de unos 20 a 25 km diarios.
Violeta, la mula del rebaño, destaca por su corpulencia entre todas las ovejas, idónea por su resistencia para el aprovechamiento ganadero extensivo. Transportar el rebaño en camiones hasta nuestro destino costaría mucho, muchísimo dinero. Y hay que mirar el bolsillo en estos locos tiempos de vacas flacas.
La ley de los trashumantes continúa inamovible: media vida de nómadas. Pese al curso imparable de la modernidad, los últimos pastores nómadas se sienten herederos de un espíritu migratorio de subsistencia.

Pasando por el Parque Natural de las Lagunas de RuideraPasando por el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera

Por tierras de Alhambra. Autor, SergioPor tierras de Alhambra. Autor, Sergio


Las vías pecuarias extienden sus 125000 km por toda España


Durante el día, las cabezas más nobles y veteranas, Chispa y Gitana, con las encargadas de marcar el recorrido al “pelotón”. Como sus dueños, conocen de memoria los mojones, abrevaderos, puentes… vestigios todos de una cultura milenaria.
Cae la tarde. El rebaño enfila la cañada en dirección al descansadero de la Sierra de Alhambra. Para comprobar que ninguna se ha perdido, cuentan las ovejas de “30 en 30” a medida que van entrando en la cerca. Volverán a contarlas al amanecer. Antonio, Juan y Elpidio, agradecen estas “estaciones de servicio” pecuarias. Atrás quedaron el inmenso coto de Cinco Navajos, próximo al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, y la Casa del Pozo de las Chozas, donde “pastan unas ovejas que da gloria verlas”.
Con cada jornada amanece un nuevo paisaje. En la Sierra de Alhambra huele a romero, a tomillo, un frescor que alivia el arduo caminar por sus laderas. La Cañada desemboca en el cruce con la carretera que une Villanueva de los Infantes con La Solana y algunos conductores no disimulan su impaciencia. El sediento rebaño se entretiene abrevando en el río Azuer. ¡Vamos, Tuerrrrrta!
En los últimos 40 años, la paulatina disminución del tránsito ganadero ha provocado el abandono físico y administrativo y, como efecto bumerán, el menor uso de las cañadas. El porcentaje de tramos perdidos se sitúa en torno al 30 por ciento a pesar de que al actual Ley de Vías Pecuarias remarca el aspecto “inalienable, imprescriptible e inembargable” de este patrimonio público de los españoles.

Cerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de AlhambraCerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de Alhambra

Por Sierra MorenaPor Sierra Morena


No es dormir al raso ni tragar polvo lo que retrae a los últimos trashumantes, sino las fincas, las vallas, las carreteras…


Han pasado 6 días. A la altura de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, fin de nuestro viaje, los pastores discuten con los guardas forestales. “Nos sentimos extranjeros en nuestra propia casa” se lamentan. Pero las veteranas Chispa y Gitana han enfilado ya el camino que conducirá a todas sus compañeras hasta el agostadero. Y puede que tras el largo y cálido verano, cuando llegue el momento de regresar al norte, la Tuerta se atreva a seducir a Violeta guiñándole su único ojo. ¡La madre que la parió!

Fiesta de la Trashumancia en MadridFiesta de la Trashumancia en Madrid



Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

Fotografías en blanco y negro de Sergio Pascual


Mas detalles sobre la Cañada Real de los Serranos:

Partiendo de Socuéllamos recorreremos la Llanura Manchega, amplia extensión, con una altitud entre los 600 y 700 m., caracterizada por su plenitud, horizontalidad y sus luminosos paisajes en donde los cultivos agrarios de secano han sustituido casi por completo al encinar manchego-aragonés que lo cubría prácticamente hasta la Edad Media, y en donde sobre todo se enseñorean las viñas – y sus cada día más apreciados y premiados vinos con denominación de origen – y los cultivos cerealísticos, bajo un clima mediterráneo continentalizado y seco.
Sin darnos casi cuenta, la cañada irá suavemente encajándose siguiendo la misma red fluvial, diluyéndose el paisaje manchego y adentrándonos poco a poco en el Campo de Montiel. Iremos remontando su altiplanicie (700-900m) o paramera de calizas y dolomías recubierta de manchones de masas de encinar, sabinar y matorral mediterráneo, en cuyo corazón con sorpresa descubriremos el complejo lagunar cárstico de calizas traverníticas más excepcional de Europa, las celebérrimas Lagunas de Ruidera, hoy Parque Natural, un rosario de 15 espléndidas lagunas cabalgándose una tras otra a lo largo de un profundo corredor de 30 km, de gran belleza y riquísima vegetación hidrófila y acuática.
Después, en contraste con ellas, en Alhambra y sus alrededores, un paisaje más desnudo mostrará algo de ese relieve de mesas, cerros testigos, ondulaciones, cuestas y muy especialmente las rojizas tonalidades de sus areniscas y arcillas triásicas que tanto identifican esta Comarca. Esta roca, bautizada como “moliz” por los canteros, desde época ibérica y romana ya era explotada como piedra de sillería para la construcción de los edificios más regios, para la escultura, para afilar armas, etc; y en época moderna en las iglesias y las fachadas blasonadas de la nobleza terrateniente de nuestras ciudades manchegas.
Nuevamente el paisaje será llano y netamente agrario (viñedos, olivos, cereales) sobre el que sobresaldrán elevándose a nuestro lado las sierras de Alhambra (1088 m.) y del Cristo, destacando con sus crestas de cuarcitas ordovícicas (propias de los relieves paleozoicos), revestidas de jarales, matorral de encinar, tomillos, etc.
A continuación, durante el cuarto y quinto tramo, iremos bordeando la comarca de Valdepeñas y de Mudela, transición entre el paisaje propiamente manchego y el serrano. Ahora los retazos de vegetación serrana mediterránea y las áreas adehesadas se harán más numerosas y habituales, sobre todo una vez pasamos junto al pantano de La Cabezuela y el río Jabalón, acercándonos progresivamente a los paisajes cada vez más netamente serranos de después de Castellar.
La Mancha y particularmente estas áreas esteparias del Campo de Montiel, cultivadas, con pastizales y pastos secos según las distintas estaciones, intercaladas con zonas de monte bajo y matorrales mediterráneo, son un hábitat idóneo para alimentar una fauna de mamíferos, aves y reptiles muy variada. Así a lo largo del trayecto podremos observar aves muy singulares como gangas, gavilanes, aguiluchos cenizos, sisones, cernícalos, zorzales, mirlos, alondras, gorriones trigueros, tordos… Por supuesto multitud de aves migratorias de paso mientras alzan el vuelo a la vecina Ruidera o al cercano Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Y con suerte a la majestuosa y corpulenta pero amenazada avutarda. Sin olvidarnos obviamente de la brava perdiz roja, tan apreciada cinegéticamente. Entre los mamíferos: zorros, garduñas, liebres, conejos; o jabalíes y ciervos.
Esta Cañada nos sirve asimismo como un gran eje en torno al cual descubrir la rica historia de estos territorios y para acercarnos a visitar pueblos muy próximos como Tomelloso, Argamasilla de Alba, La Solana, Alhambra, Villanueva de los Infantes, Fuenllana, San Carlos del Valle, Valdepeñas, Torrenueva, Carrizosa, Torre de Juan Abad
En lo alto de las Sierras de Alhambra y del Cristo se conservan restos de poblados prehistóricos amurallados de la Edad del Bronce, testimonios de la presencia de pobladores autóctonos desde muy antiguo. Destacan el óppidum ibérico y la posterior ciudad romana de Alhambra, Laminium, citada por Plinio y Estrabón, una de las poblaciones con más continuidad histórica si tenemos en cuenta que su fortaleza de origen musulmán se levanta sobre otro poblado prehistórico y que en la ladera Sur del pueblo podemos ver la necrópolis visigoda de Las Eras.
Tampoco debemos olvidar que surcaremos un paisaje con una marcada dimensión literaria gracias a escritores como Cervantes, Quevedo, Galdós, Azorín o García Pavón, entre otros.
Si eres amante de la vegetación de interior (mediterránea) para hacer un descanso en la ruta, te puedes adentrar entre las encinas y coscojas y en las zonas de cardos buscar las tan apreciadas setas de cardo, delicia gastronómica de la zona.


Recomendaciones:

Este gran recorrido de casi 140 km cruza de Norte a Sur el lado oriental de la provincia de Ciudad – Real, siguiendo la Cañada Real Conquense, una de las más largas de España.
Os recomendamos estructurar la ruta en seis tramos: el primero, de 25 km, parte de la ermita de San Isidro en Socuéllamos, hasta el km. 141,8 de la carretera CM 400 (Tomelloso – Munera); el segundo, de 23 km, desde este punto hasta Ruidera y sus Lagunas; un tercero, de 20 km, nos acerca hasta Alhambra. El cuarto, de 25 km, nos lleva a Pozo de La Serna; el penúltimo, de 24 km, hasta el km 7,6 de la CR 614 (Torrenueva – Torre de Juan Abad); el último de 23 km Culmina a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, junto a la carretera CRP 610 (Castellar – Aldeaquemada).
A lo largo del recorrido nos encontraremos con paneles generales informativos, además de las correspondientes señales de dirección.
Recomendamos los meses de las estaciones de otoño, invierno y primavera para su realización. También ir provistos de: agua para prevenir la deshidratación, alzado ligero de montaña y prendas olgadas adecuadas a las temperaturas con colores poco llamativos. También, llevar prismáticos, andar en silencio para una mejor observación de la fauna, no cortar porque sí plantas o flores, no encender hogueras ni dejar desperdicios. Respetemos en todo momento los lugares y los animales con que podamos encontrarnos.

Panel Cañada Real de los SerranosPanel Cañada Real de los Serranos

Señales Cañada Real de los SerranosSeñales en los senderos de gran recorrido

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De turismo por las iglesias fortificadas del Campo de Montiel

Villanueva de los Infantes

La constante lucha vital del ser humano, batallada cada día de su existencia, suponía una constante y un reto cotidiano sobre todo en la aparentemente lejana Edad Media. Tan cercana aún en la adversidad que en muchos aspectos perdura en el Campo de Montiel como tierra insegura y fronteriza.
Hoy la incertidumbre no se atisba en el horizonte bajo los estandartes almohades o almorávides. Ni de los pendones de Castilla o la Orden de Santiago.
Hoy como siempre, determina la vida en esta áspera meseta, sedienta y reseca como el esparto, la climatología.
La carencia de lluvias y su desigual reparto a lo largo del año, dificultan de modo determinante la regularidad de cultivos que permitan previsiones de vida más o menos estables a corto o medio plazo. Ni siquiera el resistente olivo es tan prolífico aquí como en la cercana Andalucía. Cuando no es la sequía son las heladas. Constantes batallas desde que la Orden de Santiago dejó de luchar contra el califato de Córdoba o el reino de Granada.
Lógico que la dureza de esta tierra evada a sus moradores a buscar más fáciles y mejores formas de vida en metrópolis como Madrid, Valencia o Barcelona.
El Campo de Montiel libra su última batalla por mantener su identidad y preservar el imponente legado histórico cedido a través del permanente sacrificio vital de cientos de generaciones a lo largo de casi un milenio desde la pacificación y administración de este territorio a través de la Orden de Santiago.

Paisaje del Campo de Montiel Paisaje del Campo de Montiel

Castillo de la EstrellaCastillo de la Estrella. Autor, Juan Amores

Ermita del Santisimo Cristo de la Expiración, MontielErmita del Santísimo Cristo de la Expiración, Montiel

Concierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián. Autor, Juan Pedro GarcíaConcierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián. Autor, Juan Pedro García

Iglesia de Santa María Magdalena, AlcubillasIglesia de Santa María Magdalena, Alcubillas

Tras la Batalla de las Navas de Tolosa, a principios del siglo XIII, las primeras edificaciones religiosas de esta vetusta comarca se erigían entre la fortaleza de los protectores castillos o en su inmediata cercanía.
De forma paulatina y natural fueron adquiriendo la fisonomía de las fortalezas que las cobijaban hasta emanciparse de las mismas ya en el siglo XVI, tras la conquista de Granada y la certeza de un territorio libre de invasiones.
A lo largo de los siglos comprendidos entre la batalla de Las Navas y la adhesión de Granada, se fueron sucediendo toda una serie de recintos dedicados al culto cristiano en cada uno de los sitios protegidos por una fortaleza. Ya fuera castillo, torre o recinto fortificado.
Tanto el origen histórico como espiritual del actual Campo de Montiel gestionado por la Orden de Santiago, lo encontramos en el Castillo de la Estrella de Montiel. Desde el interior del castillo, hasta su ladera como a sus pies, se hallan los restos de la primera iglesia de esta comarca, dedicada a Santiago. Con el desarrollo del pueblo en la ladera sur del castillo, se erigió en estilo mudéjar, adosada a la fortaleza de la muralla de la villa, la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella. Y justo en la ladera opuesta, la norte, a los pies del cerro, el convento de los caballeros de Santiago. Ermita hoy consagrada al Santo Cristo de Montiel.
Las primitivas iglesias de la zona que todavía muestran restos apreciables, como la de Torres, demuestran su vocación militar y fortaleza guerrera en la austeridad de su estructura. Desde aquí en el mismo centro del santiaguista Campo de Montiel se aprecia el portentoso paisaje medieval que mantiene el tiempo a merced de los cultos ojos de todo observador capaz de percibir la imperturbable atmósfera caballeresca de esta tierra tan bien nombrada en el Quijote.
En La Solana, además de las monumentales bóvedas de Santa Catalina, edificadas junto a la primitiva fortaleza, debemos disfrutar la primitiva iglesia de la villa, hoy ermita de san Sebastián, donde se conserva el mejor artesonado mudéjar de la comarca.
En Alcubillas el maravilloso juego de volúmenes que distinguen con precisión las distintas épocas constructivas de la única iglesia de la zona que conserva otra de las estructuras primitivas mudéjares.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaIglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa

Visitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaVisitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa. Autor, Antonio Bellón Márquez

bóvedas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaUna de las bóvedas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa

Iglesia de San Andrés Apóstol, Villamanrique. Autor, Miguel FelgueraIglesia de San Andrés Apóstol, Villamanrique. Autor, Miguel Felguera

Plaza Mayor de Villanueva de los InfantesPlaza Mayor de Villanueva de los Infantes. Autor, Antonio Bellón Márquez

Bóvedas de la iglesia de San Andrés, Villanueva de los InfantesBóvedas de la iglesia de San Andrés, Villanueva de los Infantes. Autor, Antonio Bellón Márquez

Vista aérea de Puebla del Príncipe

Iglesia de San Vicente Mártir, CózarIglesia de San Vicente Mártir, Cózar

Iglesia de Santiago el Mayor, Torrenueva

De aquí pasamos a las portentosas naves góticas de Villahermosa, Villamanrique, Membrilla, Villanueva de los Infantes (Patrimonio Artístico – Nacional), Puebla del Príncipe, Cózar y Torrenueva. Grandiosos templos que tuvieron la suerte de ampliarse en el siglo XVI en gótico flamígero o estilo Reyes Católicos español, emparentando ya con el Renacimiento, sirviendo de transición con el final del gótico.
Destacables las románticas ruinas de Santa Catalina de Fuenllana. Edificadas también en el XVI por el suegro de Vandelvira, Francisco de Luna, donde la cantería nos legó obras maestras de calidad indiscutible como el arco retablo de la capilla de san Pedro hoy conservada en el convento agustino.
Todo el proceso evolutivo desde las primeras edificaciones religiosas en esta tierra a manos de los caballeros de Santiago hasta prácticamente hoy, es posible apreciarlo en la totalidad de esta maravillosa y rural comarca que se distingue como la más monumental y la que mejor conserva el paisaje agrario ancestral de los cultivos cerealistas.
Con la llegada del Barroco, algunos templos de la zona rehicieron las ruinosas bóvedas góticas maltratadas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Perfectamente apreciable tal proceso en las bóvedas de cañón de Terrinches, Albaladejo, Torre de Juan Abad o san Sebastián de Montiel.
Destacable por la belleza de su factura y el origen primigenio del gótico en esta tierra, el santuario de Luciana en Terrinches. Joya arquitectónica en sí misma, enriquecida además con el retablo renacentista. Que junto con el de Torre de Juan Abad son los dos más importantes de la zona.
Y la planta basilical de columnas de la nave reconstruida de la iglesia de Almedina, donde se encontraba el retablo más valioso de la zona, pintado por Yáñez de Almedina, desaparecido con el terremoto de Lisboa.
Todo un universo artístico inmerso en un mundo legendario, repleto de curiosidades, en el marco de la autenticidad de una tierra pintoresca donde las haya. El muy cervantino Campo de Montiel.

Santa Catalina, FuenllanaSanta Catalina, Fuenllana. Autor, Antonio Bellón Márquez

Arco retablo de la capilla de san Pedro, FuenllanaArco retablo de la capilla de san Pedro, Fuenllana

Por el interior del convento de los Agustinos, FuenllanaPor el interior del convento de los Agustinos, Fuenllana. Autor, Antonio Bellón Márquez

Bóveda de cañón, iglesia de Santo Domingo de Guzmán, Terrinches. Autor, Pedro Castellanos

Iglesia de Santiago Apóstol, Albaladejo Iglesia de Santiago Apóstol, Albaladejo. Autor, Antonio Bellón Márquez

Iglesia de Nuestra Señora de los Olmos, Torre de Juan AbadIglesia de Nuestra Señora de los Olmos, Torre de Juan Abad. Autor, Antonio Bellón Márquez

Iglesia de San Sebastián, Montiel. Autor, Juan Amores Iglesia de San Sebastián, Montiel. Autor, Juan Amores

Fachada de la Iglesia de Santa María, Almedina. Autor, Juan AmoresFachada de la Iglesia de Santa María, Almedina. Autor, Juan Amores


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano


Fotografía de portada: detalle de una capilla en el cementerio de Villanueva de los Infantes. Autor, Robert Daguerre

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8 Rutas de naturaleza y cultura por el Campo de Montiel

ecoturismo Campo Montiel

Ciudad Real nos ofrece un gran número de opciones para disfrutar de la naturaleza con todos los miembros de la familia mientras hacemos ejercicio. La comarca del Campo de Montiel concentra en su territorio diferentes alternativas que se ajustan a la perfección a los diferentes perfiles, capacidades o gustos de cada persona. Rutas de senderismo que nos llevarán a descubrir escondidos rincones, a recorrer frondosos y coloridos campos o a pisar grandes sierras. Rutas para interpretar el paisaje, la cultura, la historia, la arquitectura rural, las costumbres, la gastronomía… Una auténtica experiencia natural y cultural.
Aquí tenéis los itinerarios más interesantes e importantes que os ofrecemos y organizamos a través del proyecto “Senderos del Campo de Montiel”. ¡Qué disfrutéis!

1. De Villanueva de los Infantes a Fuenllana


Distancia:

15 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Un itinerario con un importante patrimonio paisajístico y artístico pues discurre entre Villanueva de los Infantes, Conjunto Histórico-Artístico Nacional desde el año 1974, uno de los más bellos de nuestro país y centro histórico de la Comarca del Campo de Montiel, citada hasta cinco veces por D. Miguel de Cervantes en su obra más universal, y Fuenllana, villa rural manchega por excelencia de toda la provincia de Ciudad – Real, y un magnífico ejemplo de lo que debe ser un pueblo con estilo propio, integrado en su paisaje, su historia y su cultura. Todo un viaje al irrepetible Siglo de Oro español.
Iniciaremos nuestra ruta en la plaza de la Fuente vieja de Villanueva de los Infantes, y siguiendo dirección sureste, hasta abandonar la población, caminaremos por una inmensa llanura únicamente alterada por pequeñas elevaciones muy erosionadas, jalonadas con aulagas y retamas.
Una mirada al norte nos permitirá divisar las sierras de Alhambra y la del Cristo, y hacia el suroeste la Cabeza de Buey, que nos indican las estribaciones de Sierra Morena, al sur del Campo de Montiel.
Nuestro camino avanzará atravesando Las Cabezas de Fuenllana con una maravillosa vegetación autóctona, hasta cruzar el río Tortillo, desde donde divisaremos ya la población de Fuenllana.
Una interesante flora compuesta por lechetrezna, marrubio, tomillo, romero, chupamieles, heno, flor de papel y algunas encinas centenarias harán nuestras delicias hasta llegar a Fuenllana, donde visitaremos las ruinas de Santa Catalina, la plaza de Santo Tomás y el Convento de los Agustinos.
Tras un merecido descanso, iniciaremos el camino de vuelta a Villanueva de los Infantes, donde a la llegada realizaremos la imprescindible visita guiada para descubrir su enorme patrimonio histórico y artístico.

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2. De naturaleza por Villahermosa. En tierras del Alto Guadiana


Distancia:

18 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

La localidad de Villahermosa atesora un enclave paisajístico y ecológico de primer orden: el nacimiento del río Guadiana. Realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por esta zona desconocida del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
Nuestra ruta comenzará en la laguna Blanca, la primera del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, un espectáculo para los sentidos, además de una curiosidad ecológica y geológica de primer orden tanto en España como en todo el ámbito europeo.
Caminaremos en dirección norte, disfrutando de un bello paisaje jalonado de sabinas y enebros de impresionante porte, hasta llegar a la laguna Conceja, de un intenso color azul turquesa, más propio de la idea que todos tenemos de lugares exóticos y tropicales.
A continuación, nuestro camino nos conducirá hasta la laguna Tomilla, donde descubriremos dos parajes muy singulares: el baño de las monjas y el baño de las Mulas, dique de donde se nutría el canal que abastecía a la central hidroeléctrica de Ruipérez.
Tras una pausa para el tentempié, iniciaremos el camino de vuelta en dirección sur a través de sendas y caminos tradicionales, entre el maravilloso bosque mediterráneo de encinas centenarias y retamas que sustituye a las sabinas y enebros de nuestra primera parte del recorrido.
En este trayecto de vuelta, visitaremos un antiguo molino hidráulico y la maltrecha central hidroeléctrica del Osero.
Proseguiremos nuestro camino hasta llegar al punto de partida donde daremos por finalizada la ruta senderista.

Opción: comida típica manchega en un cortijo de la zona. 

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3. Terrinches y las Hoces del Gongares


Distancia:

10 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos el municipio de Terrinches, con siglos de historia a sus espaldas, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por las Hoces del Gongares.
Desde la plaza de la localidad iniciaremos nuestra ruta (tramo urbano) para ver la ermita de San Antón y el castillo de Terrinches con visita guiada. A continuación, realizaremos la ruta de senderismo interpretativo caminando hacia el sur, contemplando unas bellas vistas de Sierra Morena y la Sierra del Relumbrar. Divisaremos el lugar donde confluyen las provincias de Albacete, Jaén y Ciudad Real.
Seguiremos nuestro camino rumbo al santuario medieval de Luciana, con restos arqueológicos romanos. Justo enfrente encontraremos la ermita del Santo Cristo.
Nuestra excursión nos llevará por fin al espectacular paraje de las Hoces de San Isidro, donde el arroyo del Sumidero y Gongares se unen y dibujan unas caprichosas hoces sobre elevaciones paleozoicas de pizarra. En el paraje se encuentra también la ermita de San Isidro y un área recreativa.
La vuelta la haremos por el camino del Gongares y descubriremos los restos de la Vía Augusta hasta llegar al Santuario de Luciana, con otra área recreativa. De nuevo en Terrinches daremos por finalizada la jornada.

Terrinches y las Hoces del Gongares castillo Orden Santiago

Terrinches y las Hoces del Gongares senderismo Campo de Montiel

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4. Entre Templarios y el Castillo de Montizón


Distancia:

14 km en total, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos el municipio de Torre de Juan Abad, señorío de Don Francisco de Quevedo y con siglos de historia a sus espaldas, como comprobaremos en la visita a la ermita templaria de Nuestra Señora de la Vega del siglo XIII, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza hasta llegar a la impresionante fortaleza del Castillo de Montizón, donde Jorge Manrique escribió sus famosas Coplas.
Iniciaremos nuestra ruta en la ermita templaria de Nuestra Señora de La Vega, a 4 Km de Torre de Juan Abad, para proseguir en dirección sur y paralelos al arroyo de la Vega, visitando las ruinas del molino de Frías.
Nuestro camino seguirá rumbo al Torreón de la Higuera desde el que disfrutaremos de unas preciosas vistas. A continuación, nuestra excursión nos llevará hacia el Castillo de Montizón, morada del poeta Jorge Manrique y construido junto al río Guadalén, que le sirve de foso natural.
Seguiremos caminando por un terreno paleozoico de cuarcitas y pizarras, donde se mezclan encinas centenarias con retamas y jaras, hasta llegar a un merendero perteneciente a la Ruta del Quijote.
Tras un merecido descanso, iniciaremos la marcha en dirección a Villamanrique a través del bello paraje de ‘La Calerilla’ y el arroyo de Cobastigas. Durante el trayecto avistaremos múltiples rapaces en un entorno pizarroso único.
Con la llegada a Villamanrique daremos por finalizada la ruta.

Entre Templarios y el Castillo de Montizón senderismo Campo de Montiel

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5. Del Castillo de Montizón a Venta Nueva, la fonda de Don Quijote


Distancia:

16 km en total, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos las tierras de Villamanrique, jalonadas de castillos y torreones con siglos de historia a sus espaldas, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza desde la impresionante fortaleza del Castillo de Montizón, donde Jorge Manrique escribió sus famosas Coplas, hasta llegar a Venta Nueva, fonda de Don Quijote por obra de la pluma de Cervantes.
Iniciaremos nuestra ruta en el Castillo de Montizón, morada del poeta Jorge Manrique y construido junto al río Guadalén, que le sirve de foso natural.
Una vez concluida la visita al castillo, seguiremos nuestro camino por un terreno paleozoico de cuarcitas y pizarras, donde se mezclan encinas centenarias con retamas, jaras y coscojas.
A través del collado de Cantares, bordearemos el cerro de Calerilla y nos incorporaremos al antiguo cordel de Albacete. Iniciaremos un lento descenso, cruzando numerosos arroyos hasta adentrarnos en lo más profundo de la Sierra Morena montieleña.
Nuestro camino nos conducirá a Venta Nueva, referencia literaria internacional a través del ilustre personaje Don Quijote y encrucijada de caminos. En esta venta manchega, donde se manteó a Sancho, confluyen el paso de Sierra Morena a través de la Vía Augusta, el milenario Camino de Aníbal y postrero de Andalucía.
Durante todo el recorrido podremos disfrutar del avistamiento de rapaces y de otros animales, especialmente ciervos.
Con la llegada a Venta Nueva daremos por finalizado el itinerario de naturaleza y cultura.

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6. De senderismo por el Camino de Aníbal


Distancia:

14 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos las tierras del municipio de Puebla del Príncipe, encrucijada de caminos del antiguo Imperio Romano y con siglos de historia a sus espaldas, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por el Camino de Aníbal.
Iniciaremos nuestra ruta en Puebla del Príncipe, a los pies de su Torreón-Fortaleza del siglo XIII, parte del sistema defensivo de Al-Ándalus.
Continuaremos caminando hacia el sur, hasta llegar a la ermita de Nuestra Señora de Mairena, construida sobre una antigua mansión militar romana en el camino de Cádiz a Roma (Vía Augusta o Camino de Hércules). A sus pies se encuentra una fuente de agua cristalina que emana y da fecundidad a los terrenos que la rodean.
Nuestra ruta seguirá rumbo hacia el sur hasta incorporarnos al histórico e importante Camino de Aníbal. A partir de aquí el paisaje se rompe por completo, dando paso al bosque mediterráneo y a las sierras. Un paisaje con numerosos arroyos donde avistaremos múltiples rapaces.
Y de este bosque pasaremos a una altiplanicie de pastos desde donde disfrutaremos de unas inmejorables vistas con la Sierra del Relumbrar al frente, Sierra Morena al sur y las poblaciones de Puebla del Príncipe, Terrinches y Albaladejo al norte.
A continuación llegaremos a la bifurcación de nuestro camino en la Vía Augusta de verano, junto al que se pueden visitar las villas romanas de La Ontavia, Luciana o Puente Olmilla, y la Vía Augusta de invierno, por encima de las elevaciones mesozoicas.
Tras cruzar el arroyo de Santa María iniciaremos el camino de vuelta hasta Puebla del Príncipe donde daremos por finalizada la ruta senderista.

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7. Senda del Pie de Enmedio, Parque Natural de las Lagunas de Ruidera


Distancia:

12 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Un itinerario en un enclave privilegiado: el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Un rosario de bellas lagunas y que en conjunto constituyen todo un espectáculo para los sentidos, además de una curiosidad ecológica y geológica de primer orden tanto en España como en todo el ámbito europeo.
Partiendo de la aldea de San Pedro el sendero transcurre bordeando la Laguna San Pedro (San Pedra para los lugareños), hasta llegar al cerro de Los Almorchones, desde donde podremos disfrutar de una magnífica panorámica. Por el camino de la Ringurrina, la acompañante soledad de estos luminosos paisajes, nos regalará la hermosa contemplación de arquitectura popular bien conservada en cortijos de labranza y pastoreo.
Monumentales ejemplares de sabina albar jalonan nuestro camino entremezcladas con el resurgir del vigoroso encinar, liberado desde hace medio siglo, de la presión del pastoreo intensivo. Romeros, tomillo, espliego, gamones y multitud de herbáceas pueblan estos páramos, enmarcando los espejos de las lagunas.
Dependiendo de la temporada o estación del año, encontraremos el paisaje más suave y verde, o por el contrario más áspero y pardo en los meses de verano. Sin embargo cualquier día y cualquier época ofrecen multitud de atractivos, contrastes y matices, recuerdos de saludables días en contacto con la naturaleza, la cultura y la belleza.
Lomas y páramos cubiertos para cada vez más frondosos montes, nos van anticipando la sorprendente aparición de los aparentes espejismos de las Lagunas. Las descubriremos por la parte más salvaje, pues las lagunas Conceja y San Pedro mantienen intacta la hermosura natural que la infinita paciencia del transcurrir de los milenios, ha ido construyendo con cada gota de agua llovida, escurrida y evaporada en el incesante ciclo artífice de estos encantadores y encantados paisajes, descubiertos por don Quijote e inmortalizados por Cervantes.
Junto a la venta del Celemín, una centenaria noguera, que es como suele llamarse por aquí a los nogales, acompañada de otras tantas más jóvenes, junto a viejos sauces blancos, dan idea de la riqueza del suelo y las posibilidades de haber albergado en tiempos pasados frondosas alamedas de árboles de ribera, como el olmo común, álamo negro, mimbrera, o álamo blanco.
Al amanecer y al atardecer es cuando más variedad de trinos oiremos y más aves observaremos.

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8. Santa Cruz de los Cáñamos y el río Guadalén


Distancia:

9 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos las tierras de Santa Cruz de los Cáñamos, un bonito pueblo rodeado de fuentes y manantiales, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por el valle del río Guadalén.
Comienza nuestra ruta con la ascensión hacia el paraje de Campo Mojado, un terreno donde la erosión de la caliza da paso a las arcillas y yesos, y junto al importante enclave llamado Cabeza del Mijo, jalonado de yacimientos arqueológicos.
Seguiremos nuestro camino en dirección norte para disfrutar de unas maravillosas vistas del valle del Guadalén con la población de Almedina al fondo.
A través de un auténtico bosque de olivares, llegaremos hasta el arroyo de la Zarza, nacimiento del río Guadalén.
Nuestro camino nos conducirá hasta Santa Cruz de los Cáñamos, desde cuya iglesia parroquial nos deleitaremos con una bella vista de la vega del Origón y del Campo de Montiel.
Con la llegada a Santa Cruz daremos por finalizado el itinerario.

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En La Mancha se esconden multitud de rincones de una belleza e historia inigualable. Te invitamos a conocerlos de nuestra mano. Descubrirás paisajes y lugares que te transportarán a otra época… Más información en Ecoturismo y Naturaleza

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Ciudad Real, la cocina del Quijote

cocina Quijote Ciudad Real

Al llegarte a Ciudad Real, observarás que por cualquier sendero de su vasta geografía los pueblos, sensiblemente iguales, rivalizan en gastronomía, arte e historia y hasta en señorío. En algunos cerros, destaca la figura blanca de viejos molinos y siempre, en lontananza, las siluetas, vagamente dibujadas de Alonso Quijano y su fiel escudero. Y por todos los senderos de su territorio, fondas, mesones y posadas con buena comida y excelentes vinos. El más delicioso presente que Ciudad – Real te ofrece.
Su famoso queso manchego, la caza y el cerdo, son muy celebrados pero no olvidemos en el elogio al pisto, la pipirrana, las gachas y las migas de pastor que van en riqueza de sabores con el tojunto ó tocruo y el tiznao.
Si el caminante busca otras sensaciones gastronómicas, no olvide probar la caldereta de cordero, las berenjenas de Almagro y en el surtido de postres, la célebre bizcochá alcazareña, el mostillo y el arrope.
Una cocina universalizada por Cervantes, de la que aquí queda constancia en algunos de sus platos, al ser otros muchos los que Ciudad – Real produce con el aliciente de estar todos ellos adornados de un encanto rural, que en el paladar se hacen maravilla.

Cocinas en época de CervantesCocina en época de Cervantes

Deliciosas recetas con sus pertinentes consejos:

EL PUCHERO

Era el nombre que se daba al cocido antes de que se impusiera integralmente la influencia madrileña.
-Yo tengo puesto “puchero” – decía la vecina.
-¡Hija, he puesto un poco de “puchero”, que es el arreglo, porque luego no se sabe qué hacer!
Vamos a vaciar el “puchero”, se oía a la hora de comer. Con el ir y venir, el albañil y su parienta, mano a mano, con la fuente de cocido, se fue abandonando la terminología lugareña, reemplazándola por la que se consideraba más fina.
A mi me duró mucho el “puchero” y el almuerzo fuerte, porque mi abuelo, buen guisandero como buen gañán, no se avenía a comer de cualquier manera y ufano de su arte había de comer caliente y de caldo siempre, aunque no fuera más que unas sopas cominas o mojete claro, que enristraba en un dos por tres para cenar o almorzar y, a medio día, estando en el pueblo, “puchero” seguro, con sopa de pan siempre, cortada con una navaja chala en grandes rebanadas del tamaño de los picatostes, pero finas, transparentes, iguales, que se empapaban instantáneamente y se comían en su tiempo con pimiento crudo y berza de repollo con tomate hervido, ajo y cominos, que era un aliciente magnífico para engañar los garbanzos.

Puchero manchegoPuchero manchego

DUELOS Y QUEBRANTOS

Muchos escritores y comentaristas del Quijote han polemizado sobre este plato tan del gusto de Cervantes. Unos afirman que no son otra cosa que una pobre comida hecha con carne de ínfima calidad, nervios y algunos huesos que llegaban a quebrantar las muelas del pobre Don Miguel. Estudiosos que han profundizado en las raíces de este plato, tan simple como apetitoso, llegan a la conclusión de que los tan traídos y llevados “duelos y quebrantos”, son huevos con torreznos de jamón y otros añadidos del que Sancho decía que “con pan son buenos.” Con tales componentes se describen en esta preparación, fácil de hacer y sumamente sabrosa:

La receta es sencilla; de fácil solución.
Es, fritada de huevos revueltos con chorizo,
torreznos de jamón, y un tanto salteados,
los sesos de un cordero
que previamente fueron objeto de coción.
No utilices aceite, ni frío ni caliente,
la grasa del torrezno, fundida en la sartén
es más que suficiente.
Un consejo que debes escuchar:
Sacarás a este plato más encanto
si al comerlo te olvidas de pensar
en “Duelos y Quebrantos”.

Los “duelos y quebrantos” era plato muy del gusto de Don Quijote y del bonachón de Sancho que saboreaban los sábados. Un sabroso bocado que se hacía comer a los árabes para que probaran su conversión al Cristianismo. Y como su contenido era mayormente cerdo, lo comían “con dolor en el alma y quebranto en el corazón”.

Don Quijote preside la comida en una venta, junto a la supuesta princesa Micomicona. Óleo por Manuel García «Hispaleto». Siglo XIX. Museo del PradoDon Quijote preside la comida en una venta, junto a la supuesta princesa Micomicona. Óleo por Manuel García «Hispaleto». Siglo XIX. Museo del Prado

Gachas manchegasGachas manchegas

GACHAS

Las gachas llenan la boca de una untosidad maravillosa. Plato de mucha sustancia y apetitoso; ideal para los días invernales de intenso frío y escarcha, que se hacen acompañar de un vino fuerte, de cuerpo, con años.
Jesús Torbado, buen periodista y excelente observador para hilvanar con detalle sus crónicas viajeras, nos dice que “cuando todavía hoy se reúnen en La Mancha las familias para comer del mismo recipiente las gachas, no celebran sólo el rito alimentario que la biología exige, sino la fraternidad espiritual que les ha enseñado una larga y rica tradición.”
Y el escritor manchego Francisco García Pavón, que gustó de la vida del campo y del trato con gañanes y gentes labradoras de su entrañable Tomelloso, nos describe cómo deben comerse las gachas:
“Hay quien come las gachas con cuchara, pero lo mejor especialmente
en el campo, es a base de navaja, cortando un trozo de pan moreno y
mojado. Y, naturalmente, en el campo todos deben comer de la misma sartén.
Lo de “cuchará y paso atrás” está justificado, entre otras cosas, porque la sartén conserva el calor de las gachas…”
“El buen comedor de gachas, cuando aguarda turno de sopa, sostiene el pan y la navaja en la misma mano, dejándose la otra libre para el manejo del libatorio, el pito, la composición del ademán o lo que fuere. Por contra, el mal comedor de gachas no sabe qué hacer con navaja y pan, se le caen las sopas, manchan al próximo, -“saguden”-, se agacha de mala manera ante la sartén… En una palabra, “comen a lo forastero”. Los de esta condición manisa no tienen más remedio que comer de “cortecilla”, es decir, cortando las sopas sin miga para que no se les despinchen de la navaja. Claro que el cortar las sopas de pan con el grosor, superficie y trozo de corteza conveniente, pocos lo hacían como Plinio y Maleza”.

… y la receta

Las gachas manchegas basan la receta en suave harina que llaman de “pitos” o almortas y también “titos”; y es, porque lo sepas, sólo una costumbre.
Para hacer las gachas se requiere:
Picar unos ajos, trocear chorizo -un tanto picante si así lo prefieres- hígado de cerdo muy bien machacado y tocino fresco llamado “panceta”.
Estos ingredientes, según la receta, en rico, sabroso y excelente aceite -un oliva puro, preferentemente, color de oro viejo, limpio y transparente- los menudos ajos pondrás a freír y una vez dorados llevarás a un plato hasta que a las gachas debas añadir.
A renglón seguido, chorizo y panceta -si festín no fueron del astuto gato-, voltearás cuidadoso breve rato con la ayuda eficaz de una paleta, y fritos que hayan sido déjalos en el plato confundidos.
Después, en el aceite dorado, tostarás muy deprisa y con cuidado la harina necesaria, acompañada de un poco pimentón y nuez moscada.
Siguiendo la receta, en ella reza que gastarás de la harina una paleta por cada comensal o por cabeza -cosa que a fin de cuentas es igual-, y al tiempo que la harina vas tostando ¡sin dejar la paleta descansar! agua vas añadiendo, poco a poco, echa un tanto de sal, sigue batiendo y una vez que el condumio está cociendo y ves que un espesor se va gestando debes, de vez en vez, irlo probando corrigiendo de sal según el gusto pero dando al final el punto justo.
Cuando adviertas, a fuerza de probar, que no hay sabor crudo en la harina y la grasa está arriba, según comprobarás, y hacen “fru”, “fru” las pompas poniéndose a bailar, las gachas de pastor, ya están.
Llegados a este final moja buen pan candeal. come las gachas calientes y para limpiar el diente no debe el vino faltar.

De gachas manchegas. Óleo de Antonio López Torres. Museo Antonio López Torres, TomellosoDe gachas manchegas. Óleo de Antonio López Torres. Museo Antonio López Torres, Tomelloso

Migas manchegasHaciendo buenas migas, manchegas

MIGAS

En el “Ensayo apologético sobre la cocina española” D. Gregorio Marañón, habla así de las migas:
“… Citaré también las humildes, pero sabrosas migas, hechas con casi nada (pan, sal, pimentón y torreznos salteados en aceite) que en toda Castilla y, por extensión en toda España, sirven de excelente desayuno o merienda a rústicos, a cazadores, a monjes y aún a los que disponen de copiosa hacienda”.
Dicen quienes las saben hacer bien, que las migas tienen su secreto en la navaja y en el pan. Aquella debe ser de buen filo y, el pan, sentado y bien picado. Siempre deben ir cortejadas por un buen vino.
Los cocineros rumbosos las colman de “tropezones” que, en buen parte, son los llamados “desperdicios del Cerdo”, a los que alude Agustín de Rojas.
La clase humilde, los pastores y jornaleros, las consumen los crudos días de invierno, en la recogida de aceituna y durante las faenas de vendimia. Sabrosas y nutritivas “se dejan querer”.

Para hacer unas buenas migas…

Son las migas del pastor recia comida, sencilla, nutritiva y de buen sabor que aportan fuerza, vigor y un harto excelente, -sabor que te maravilla- gracias a los ingredientes que dan cortejo a un buen pan con edad de varios días que pides, lo pagas y te lo dan, en cualquier panadería.
En llegando a la cocina coge afilada navaja, al pan le haces unas rajas en sentido vertical y otras en horizontal, con lo que conseguirás dejar el pan troceado en cuadritos pequeñitos, hecho migas, bien picado, que dejas en blanca fuente previamente remojado desde la noche anterior.
(Por aquello de las moscas, con un paño, tápalo)
Ajos, chorizos y aceite -de oliva es el ideal-, un puñadito de sal y tocino veteado, amén de trozos de lomo de marrano bien criado, debes tener preparado para empezar a guisar, pues el fuego y agua clara se sobreentiende que están a mano, en cualquier hogar.
Puesto el aceite en la lumbre y una vez que esté dorado, no te asalte incertidumbre para seguir actuando:
Con la cabeza de un ajo, -que previamente has picado,- fríe aquello que del cerdo quieras luego degustar, y cuando estas menudencias veas que doradas están, sácalas de la sartén, en plato aparte échalas y en ese aceite caliente, sabroso, puro, de oliva, un vaso de agua vaciar y a seguido, echas las migas.
Muévelas a fuego lento, cosa que no has de olvidar hasta que estén doraditas que es cuando has de retirar porque las ansiadas migas, delatan que a punto están.
Las menudencias del cerdo no se te olvide agregar, porque el gato está a la espera de poderlas disfrutar.
En la sartén, cómelas, y sin pecar de ser lerdo, cucharada y paso atrás.

El mejor trigo de La ManchaEl mejor trigo de La Mancha

Cocinando el pisto más grande del mundo en Villanueva de los InfantesCocinando el pisto más grande del mundo en Villanueva de los Infantes

PISTO

Es la antigua “alboronía” de los árabes, (un guisado de calabaza, tomates y pimientos), que en el siglo XVII significaba jugo de carnes de ave.
Se trata de un plato muy popular de cuyo agradabilísimo sabor certifico para regocijo de quienes, por mi recomendación, se “jarten”. En opinión del Doctor Marañón, “el pisto admite inacabables matices y es siempre ejemplar porque convierte en suculencia, a fuerza de gracia, una sucinta combinación de vegetales modestísimos”.
Un guiso fácil de hacer, sin otros conocimientos que saber picar bien, sin prisas, con toques más bien lentos, tomates y pimientos.

Su receta

En clásica sartén, que no en la olla, pelados, sin semillas y cortados, se fríen pimientos y algunas cebollas; pero todo ello no sería ortodoxo si tales productos que has manipulado en labor paciente, antes no has picado.
Te harás de otra sartén para el tomate que freirás sin piel y troceado, y cuando veas que ha cogido el punto, pimientos y tomates ponlos juntos y sin dejar la faena para luego salpicaras de sal y a lento fuego, déjalo media hora y el suculento pisto para comer con pan, lo tienes listo, y al gusto elegirás, como es corriente, saborear en frío o en caliente.

SandíaRojo sandía

DE POSTRE Y MERIENDA: UVA, MELON, SANDIA, ARROPE Y MOSTILLO

Gracias al dulce invento de la abuela, mostillo y arrope fueron durante años, con la rebanada de pan recién horneado y crujiente, o el tierno panecillo, la merienda más deliciosa que alternada con las uvas de algún dorado racimo, las madres, a la tarde, repartían a sus chavales.
Dos productos que han enriquecido, por siempre, la despensa de la familia campesina por su estrecha vinculación a la viña y, por consiguiente, a la Mancha.

Mostillo

Es el postre más sencillo que se puede preparar. Sólo necesitas mosto y harina blanca, candeal. Hay quien, porque le apetece, le agrega almendras partidas,
piñones y frescas nueces. El hacerlo es muy sencillo:
En sartén la harina tuesta hasta que quede dorada y en lento fuego, a cocer con el mosto la pondrás no dejando de mover, con la espátula ligera, no de cobre ni aluminio ni de aleación cualquiera, porque no es buen proceder
cuando el mosto esté a cocer, por metal, cambiar madera.
La cocción tiene su punto cuando la masa endurece; vacíala en plato o en fuente agregándole en caliente si a tu gusto le apetece, piñones, almendra y nueces.
Cuando frío, con afilado cuchillo, en trozos irás partiendo, conforme vas consumiendo el mosto que ahora es mostillo.

Mostillo y queso manchegoMostillo y queso manchego

Arrope

Para hacer un buen arrope que resulte un alimento provechoso y suculento que buen sabor deje a tope cuando lo hayas de comer, puchero no es necesario; sí una olla y un caldero, limpio mosto, fruta y miel.
Sumido en caldero de cobre bruñido al calor del fuego que la llama lanza el dorado mosto se habrá reducido quedando en un tercio una vez cocido.
En oronda olla que exhibe su panza, una calabaza, melón y membrillo sumirás en agua de cal saturada para endurecerlos, antes que el cuchillo deje tales frutas en trozos cortadas; dando tiempo al tiempo -porque estén crujientes-, veinticuatro horas serán suficientes. Luego, en el caldero, irán hermanadas con la miel de un cazo que has llenado a tope, y ese dulce mosto, de color tostado, en hervor profundo quedará espesado.
En pocos minutos, listo está el arrope que comerlo debes cuando esté enfriado porque, si lo ingieres estando caliente se sienten molestos la lengua y el diente.
De El Toboso, cuna de la simpar Dulcinea, el arrope de vendimia, con el añadido de melón, calabaza y corteza de naranja, aromatizado con anís, es sin duda uno de los más originales de la Mancha.


Si queréis conocer la cocina del Quijote en todo su esplendor, os proponemos vivir esta experiencia: 


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Bibliografía y fuentes de información:
– Diccionario General de Cocina. Muro, Ángel.
– Historia de la Gastronomía Española. Martínez Llopis, Manuel.
– Efemérides cervantinas. Cotarelo y Mori, Emilio. Revista de Archivos, 1905.
– Estudios cervantinos. Rodríguez Marín, Francisco. Atlas, 1952.
– Hombres, lugares y cosas de La Mancha”. Fascículo VIII. Dr. D. Rafael Mazuecos.


Fotografía de portada de José María Moreno García

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De La Mancha a Barcelona. Universo del Quijote

Quijote Salvador Dalí

El mar de esperanzas, anhelos y deseos que se atisban desde los abiertos horizontes manchegos comparte con las aventureras aguas del Mediterráneo la misma resaca emocional que te arrastra hacia sus adentros con el ansia de nuevas cosas por descubrir equivalente a la necesidad de liberarse en la orilla de esas otras cargas que tanto pesan en espíritus creativos como el de Cervantes.
Toda una vida deambulando por el mundo en busca de fortuna fructificó en una de las novelas más inteligentes de la trayectoria humana. No sé bien si es que estamos condenados a tropezar mil veces en la misma piedra o es que la condición humana no puede evitar, por la torpe vulgaridad de la envidia, no reconocer y valorar a sus semejantes contemporáneos.
Razón principal por la cual me pregunto y me respondo que Cervantes jamás supo de ese reconocimiento, aun presintiendo que él bien sabía de su talento y su capacidad prodigiosa para transcribir con arte una de las críticas sociales más doctas jamás escritas, aderezada además con la simbiosis de un protagonista que transcurre a lo largo de su propia biografía fantaseada en las múltiples aventuras de Alonso Quijano.

Mar Mediterráneo, BarcelonaMar Mediterráneo, Barcelona

Mar de viñas, La ManchaMar de viñas, La Mancha

Ya sabemos que todos lo queremos todo y cómo no cada cual pretende poseer un Don Quijote o un Lugar de La Mancha. Cuando don Quijote no hay más que uno llamado Cervantes y Lugar todo el universo recreado por su ingenio.
El Lugar de La Mancha comienza precisamente donde Cervantes traza la primera letra que con tanto arte dibujaban las imprentas barrocas a modo de iniciales capitulares. El Lugar está perfectamente descrito de principio a fin desde el mar de horizontes manchegos hasta el sinfín horizontal de las mediterráneas playas de Barcelona.
Un universo completo de principio a fin que narra toda una vida de aventuras y desventuras de un hombre que ante todo y sobre todo precisaba de la libertad esencial propia de los espíritus libres sometidos al asfixiante corsé de una sociedad represiva.

Barcelona desde el Parque Güell de Gaudí

Molinos de Campo Criptana

Cervantes tuvo la mala suerte de nacer cuatrocientos años atrás cuando todavía no existía la democracia en Occidente y por eso no pudo en vida obtener el merecido puesto y prestigio que su talento le otorgó. Hoy por supuesto equivaldría a las más espectaculares producciones de Hollywood. Y me sorprende mucho y supongo que será por desconocimiento de una obra tan magna como El Quijote, que no haya sido recreada por el cine con la dimensión que merece y el filón económico que reportaría.
Nosotros poseemos la fortuna de contener los escenarios auténticos que ha descrito uno de los grandes genios de la humanidad. Tenemos una tierra mítica, legendaria. Casi metafísica en mitad de la nada. Cerca de todo y lejos de lo cercano. Una tierra que parecemos no ver. Que parece ser tierra de nadie perdida en la propia inmensidad de su llanura. Tan solo encontrada hasta ahora, por la atención de un Cervantes agudo y cauto. Experimentado en esquivar inquisidores y poderosos. Una Mancha indiferente en la cual pudo ridiculizar con soltura al célebre caballero sin que se ofendieran los encumbrados nobles del Puerto de Indias, el Reino de Castilla, el Principado de Cataluña, o la Corte de Madrid.

Drassanes Reials, BarcelonaDrassanes Reials, Barcelona

Cueva de Cervantes, Argamasilla de Alba

La Mancha no era más que tierra de paso en mitad de sí misma. Allí don Quijote podía existir tan loco o cuerdo como le diera la gana. Tan inteligentemente situado por Cervantes que pudo permitirse traspasar sus límites, ya fijado en ella, como el loco de La Mancha. Y así aventurarse a lejanas tierras.
Lugares donde muy probablemente Cervantes conservarse los mejores recuerdos de su vida. Recuerdos de juventud, vitalidad y esperanza. Como cuando partió hacia Italia.
Y es que esa gran señora que siempre ha sido y será Doña Barcelona, le regaló la visión de un mundo cosmopolita repleto de oportunidades.
Nosotros, afortunados herederos de todo el arte acumulado por la humanidad desde hace siglos, y ciudadanos de un mundo tan libre que permite grandes momentos de felicidad al mayor número de personas posible, debiéramos corresponder multiplicando dicha herencia para mejor estar de los que estamos y nos precedan.
Nada nos impide comenzar a ver de una vez y poner en valor, la inmensa suerte de contener en nuestro mundo la realidad soñada por uno de los grandes creadores de la literatura universal.

Sagrada Familia, siglo XX, BarcelonaSagrada Familia, siglo XX, Barcelona

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, siglo XVI, VillahermosaNuestra Señora de la Asunción, siglo XVI, Villahermosa

La Mancha existe y será para siempre la tierra donde se originó una de las obras maestras de la escritura humana, que además suma la incalculable riqueza cultural de una de las ciudades históricas más bellas del planeta como es Barcelona.
A qué esperamos para ofrecer al mundo algo irrepetible al alcance de todos. Aquí es posible encontrar el sueño de un hombre que se atrevió a poner en evidencia la injusticia universal aun a riesgo de su propia vida.
Aquí es posible disfrutar las sensaciones de experimentar ese anhelo de libertad a que empujan la contemplación de los inmensos horizontes manchegos proyectándose hasta lugares tan cosmopolitas como Barcelona o Sevilla.
Porque aunque literalmente no esté escrita o descrita, también Sevilla, la imperial capital financiera de Occidente forma parte del Quijote de principio a fin. Admirada y temida por Cervantes. Donde más de una vez intentó sin éxito liberarse rumbo a América.
Sobre todo eso es el Quijote. Una liberación terapéutica que desahogase al genio su suerte. Un relatar con arte lo que la cobardía del acomodado jamás denunciaría. Un describir con maestría que ante nuestras narices disponemos de uno de los viajes literarios más apasionantes, inteligentes, atractivos y sugerentes de toda la creación humana. Comienza en La Mancha, en el Campo de Montiel, pasa por los Molinos de Criptana y termina en la internacional Barcelona.
¿A qué esperamos?

Barrio Gótico, BarcelonaBarrio Gótico, Barcelona

Casa del Caballero del Verde Gabán, Villanueva de los InfantesCasa del Caballero del Verde Gabán, Villanueva de los Infantes


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano


Fotografía de portada de El Quijote ilustrado por Salvador Dalí