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La Huerta Manchega

portada huerta manchega Campo de Montiel turismo sostenible

A finales de los años 60 del siglo XX, la última etapa de la Edad Media se oía y se veía en los pueblos del Campo de Montiel, en multitud de estampas cotidianas que para cualquiera de los escasos forasteros que se aventuraban a explorar estas tierras remotas; parecían algo irreal, fantástico e insólito


El traqueteo lento y repetitivo de los carros de los hortelanos procedentes de El Romeral. Antigua dehesa boyal transformada en inmensa huerta entre Villanueva de los Infantes y Fuenllana que abastecía durante todo el verano y principios del otoño las frescas despensas encaladas, donde reposaban también los chorizos en la pringue de las orzas. Y los quesos y las perdices en escabeche y los jamones colgados. Bodegones propios de los grabados de Gustavo Doré para el Quijote.

Huertas en el Campo de MontielHuertas en el Campo de Montiel

Despensa de La ManchaDespensa de La Mancha

En las partes sombreadas de la plaza, las fachadas orientadas al norte, perduraba más tiempo la fresca sombra hasta casi el mediodía. Momento que ya estaba todo vendido y la caravana de carros y tartanas ordenaba su regreso por el camino de la Huerta del Cura o de La Solana. Unos hacia Villanueva de los Infantes, otros hacia las huertas del Romeral.
Por las mañanas bien temprano. Antes de que el implacable sol del augusto verano calentase la tersura viva y apetitosa de los sabrosos tomates, pimientos, judías verdes, calabacines, zanahorias, patatas, cebollas… Los carros llegaban al pueblo haciendo retumbar el empedrado de las calles al tiempo que las herraduras de las mulas y borricos avisaban con naturalidad y sosiego que en breves instantes, el mercado medieval de la plaza quedaría constituido como todos los lunes, desde la Edad Media.
A la sombra del carro, el fiel perro del hortelano, sesteando y vigilando. Las sandías abiertas como inmensos rubíes expuestas a los sedientos ojos de los compradores. Montones de melones chinos y de corteza. Calabazas, ristras de ajos. Todo pura y llanamente natural. Abonado con el estiércol de las mismas mulas que araban y acarreaban.

El burro y el hortelanoEl burro y el hortelano

Tomates de la huerta manchegaTomates de la huerta manchega

Ver la caravana, tranquila, caminando sin tiempo. Detenida en la historia, transitando el siglo XX como si fuera el XVIII o incluso el XIII, cuando todavía este legendario Campo de Montiel formaba parte ya por breve tiempo de la Cora de Jaén. Cuando todavía éramos andalusíes y formábamos parte de la tierra más culta de Occidente con capital en Córdoba; esta tierra heredada por La Mancha de los árabes que la regaron con norias y acequias en la multitud de alquerías que la alimentaron, aún hoy en el XXI permanece inmersa en esa atmósfera rural y hortelana que abastecía de vitaminas multicolores la salud de sus moradores.

La noria, clave en la huerta manchegaLa noria, clave en la huerta manchega

El pozo de la huerta manchegaEl pozo de la huerta manchega

Los atardeceres de verano, ya no dejan ver las norias de sangre con un pobre burro condenado a dar vueltas al ronde con los ojos vendados regando la tierra. Pero sí hacen ruido con los escasos motores que activan los pocos artes de hierro que todavía empapan por goteo buenos bancales de pimientos, tomates, espinacas, acelgas y judías.
También nos quedan las casas de las huertas heredadas de las alquerías. Donde vivían los hortelanos desde mayo hasta los Santos. Donde El Romeral y la Frescura en Villanueva de los Infantes, constituían curiosos poblados de hortelanos con hábitat disperso. Campos salpicados de huertas adornados con pequeñas casas de una planta. Cuya traza y distribución responden a la más estricta utilidad. Cocina con chimenea, dos pollos a los lados para dormir, un portal pequeño dormitorio a un lado. Las más elementales.
Lo mismo pero además con corral y cuadras adosadas al cuerpo principal para las más completas. Pero todas con la misma imagen. Hermosa imagen de un mundo rural ancestral que originó toda una forma de vida.

La casa de un hortelano en el Campo de Montiel
La casa de un hortelano en el Campo de Montiel

Sería muy oportuno comenzar a valorar esta zona de huertas y además de servir de abastecimiento y rentabilidad agrícola, multiplicaran sus recursos siendo puestas en valor como atractivo turístico y cultural. Conservar y potenciar su arquitectura y la posibilidad de horticultura saludables a través de cultivo ecológico.
Es curioso que de los cientos de norias que abastecían las cuantiosas huertas de Villanueva de los Infantes, Alcubillas, Fuenllana, Almedina, Montiel y varios pueblos más de la comarca, apenas queden ejemplos originales. Al igual que las construcciones que servían de refugio y almacén para los hortelanos.
Pero con todo, si se desea, se está muy a tiempo de preservar un patrimonio cultural excepcional que bien puede servir de complemento económico y entretenimiento ocioso a todos aquellos que valoran la belleza de lo auténtico y lo cultural. Tanto el paisaje que acoge las huertas como el valor de los elementos arquitectónicos y etnográficos que las componen constituyen un testimonio de valor excepcional de la trayectoria histórica de esta singular comarca del Campo de Montiel.
Distinguida entre otras muchas cosas, por ser a la vez, la tierra de origen de los primeros pasos de las aventuras de Don Quijote y la única tierra andalusí de La Mancha.
Tesoro y valores que suman a los muchos que posee este rincón de Castilla a los pies de Sierra Morena. Donde el pimiento de Villanueva de los Infantes espera con paciencia ese lugar que le corresponde como uno de los mejores productos de la tierra. Donde el pisto manchego espera desde siempre a ser considerado por el mundo entero como uno de los platos más saludables y deliciosos de la gastronomía manchega.

La alegría de la huerta. RecuerdosLa alegría de la huerta. Recuerdos


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano

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El halcón peregrino o el animal más veloz de la Tierra

halcón peregrino Campo Montiel

Ninguna otra ave puede disputar al halcón peregrino el dominio de los cielos. Son auténticos portentos de la naturaleza


Si el guepardo ocupa el primer puesto en el ranking de velocidad de la fauna terrestre del planeta, en el aire le gana el vertiginoso vuelo del halcón peregrino, el animal más veloz de la Tierra.
Esta cualidad se debe a sus potentes músculos pectorales y a un efectivo método de caza: cuando localiza a sus presas, a veces a varios kilómetros de distancia, pliega hacia atrás las alas y la cola y se lanza en picado, acelerándose hasta alcanzar más de 300 km/hora para atrapar a su presa en el aire antes de que tenga alguna posibilidad de huir.
Para evitar el daño que la diferencia de presión atmosférica a esas velocidades podría causar en sus pulmones, presenta unos pequeños tubérculos óseos en las fosas nasales que redirigen las ondas de choque del aire y le permiten respirar más fácilmente mientras realiza el picado.
Junto a la velocidad, la aguda vista del halcón, incluso con poca luz, es la cualidad que lo convierte en un eficiente cazador. Y para proteger sus ojos, oscuros y rodeados por un anillo ocular amarillo, los halcones poseen adaptaciones como las membranas nictitantes (terceros párpados) que mueven constantemente para eliminar las partículas que puedan penetrar con el aire y mantener clara la visión.

Halcón Peregrino birding La Mancha

El animal más veloz de la Tierra

La presa es golpeada en pleno vuelo con la garra apretada, atontándola o matándola, y capturada en el aire con un corto pero poderoso pico. En el caso de que sea demasiado pesada para él, la deja caer a tierra y la despluma antes de comérsela.
El halcón es un especialista en la caza de aves de todos los tamaños, desde reyezuelos hasta garzas reales o gansos, aunque sus presas más comunes son varias especies de palomas (bravía, torcaz, zurita), tórtolas, zorzales, mirlos, estorninos, perdices, gaviotas…, que formarán parte de su dieta en relación directa con su abundancia en el hábitat de la rapaz.
Por sus especiales cualidades para la caza, el halcón peregrino se usa en la cetrería desde hace más de 3.000 años, cuando empezaron a utilizar sus servicios los nómadas de Asia Central en una simbiosis entre ser humano, ave y caballo. La cetrería, caza con rapaces, especialmente con halcones, azores y otras aves de presa, fue una práctica muy extendida en la Edad Media, ligada a la nobleza y a los señores pero acabó en desuso con el progreso de las armas de fuego. Uno de sus mayores expertos, Félix Rodríguez de la Fuente, la definió como «la primera vez en que el hombre no sometió al animal al yugo y al látigo». En 2010, la Unesco declaró la cetrería Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
También se aprovecharon las habilidades de halcones y cetreros durante la Segunda Guerra Mundial, para interceptar a palomas mensajeras. Actualmente se usan en ocasiones para mejorar la seguridad del tráfico aéreo, espantando aves en aeropuertos para reducir el riesgo de impactos contra los aviones, y como un sistema alternativo de control biológico en la agricultura, ahuyentando a las aves que dañan los cultivos.

El arte de la cetrería

El arte de la cetrería. Autor, Leanmar1

El halcón peregrino es un ave cosmopolita y sólo hay tres lugares en la Tierra en los que no se encuentra: La Antártida, Nueva Zelanda e Islandia. No sólo es rápido, también puede viajar largas distancias durante la migración, llegando a estimarse desplazamientos de 500 kilómetros al día. Quizás de ahí el nombre de “peregrino” como sinónimo de viajero. En la Península y Baleares es residente, aunque llegan migrantes del norte de Europa para invernar.
En general, no es un ave muy exigente a la hora de instalarse; le basta con disponer de espacios abiertos en los que cazar, presas abundantes y algún lugar apropiado para ubicar el nido, como un cortado rocoso, un talud arenoso o incluso un edificio. Con estos requerimientos ocupa ampliamente nuestro territorio y se pueden encontrar peregrinos casi en cualquier ecosistema: terrenos abiertos y cultivados, roquedos, marjales, áreas costeras e, incluso en las ciudades donde se ha adaptado a la vida en grandes urbes, como Madrid.
Es una rapaz robusta de tamaño medio, con una longitud de hasta 50 cm y una envergadura de hasta 100 cm y especie con un acusado dimorfismo sexual, siendo las hembras considerablemente mayores y más pesadas que los machos.
A partir de los dos años de edad se aparean de por vida tras un cortejo en el que los machos realizan toda una gama de acrobacias y espirales aéreas. Y ya a lo largo de febrero se pueden observar los ruidosos vuelos nupciales de las parejas de halcones.
Una vez seleccionado el emplazamiento para el nido, al que suelen ser fieles, la hembra deposita directamente sobre el suelo tres o cuatro huevos de color crema, moteados de rojizo. Los dos progenitores se encargan de la incubación, si bien es la hembra la que dedica más tiempo a esta tarea y a la de alimentar a los pollos, mientras el macho abastece continuamente de presas el nido ya que los polluelos son muy voraces, llegando a duplicar su peso en sólo seis días.
Los jóvenes completarán su desarrollo en 35-42 días y se independizarán totalmente a los dos meses de realizar sus primeros vuelos de prueba.

El arte de la cetrería

Entre polluelos

Aunque actualmente no presenta graves problemas de conservación, esta especie ha sufrido durante tiempo el expolio de sus nidos (huevos y pollos) y la persecución por parte de colombicultores a los que arrebataban las palomas. Entre los años 1950 y 1970 las poblaciones de halcón peregrino prácticamente desaparecieron de territorios como Norteamérica o Finlandia a causa de los pesticidas utilizados en la agricultura, cuyos residuos les llegaban a través de la cadena alimentaria. Algunos de ellos, como el DDT, provocaban una pérdida de calcio en los huevos que hacía sus cáscaras delgadas y tan frágiles que se rompían cuando los padres trataban de incubarlos, malogrando todas las puestas y llevando a la especie al borde de la desaparición.
También incide en la población la competencia con otras rapaces y la predación porque, a pesar de sus habilidades naturales, polluelos y jóvenes son presa de aves de mayor tamaño, como el búho real, especie que suele compartir hábitat con el halcón peregrino. Pero, a pesar de que tienen una alta tasa de mortalidad, pueden vivir hasta 15 años.

halcón peregrino

Protegiéndose de nuestro mundo

El halcón era ya un ave venerada por los egipcios con la que representaban a Hor (Horus) el dios celeste considerado el padre de la civilización egipcia.
Horus era personificado como un halcón o un hombre con cabeza de halcón, y como un disco solar con alas de halcón desplegadas, sobre las puertas y en las salas de los templos.
El símbolo jeroglífico del halcón posado sobre una percha se empleó, desde la época predinástica, para representar la idea de dios, y la forma de su ojo, en la escritura jeroglífica significa “ver” en clara alusión a su proverbial vista.
El culto a Horus se extendió por el Mediterráneo, vinculado a su madre la diosa Isis y destaca la veneración que alcanzó en la Antigua Grecia, en la forma de halcón y como amuleto protector relacionado con la divinidad, el llamado «Ojo de Horus» o Udyat, de gran popularidad en el Antiguo Egipto; potenciaba la vista, remediaba las enfermedades oculares, contrarrestaba los efectos del «mal de ojo» y protegía a los difuntos. Como talismán simboliza la salud, la prosperidad y la capacidad de renacer y se sigue utilizando en la actualidad en diversas religiones en todo el mundo.
Horus “el lejano“, “el elevado“, es ante todo el gran señor de los cielos, como lo es el halcón que lo representa.

Egipto Dios Horus Halcón Hor

Horus y más Horus


Una zona donde con mucha paciencia y experiencia podéis observar estas magníficas aves es en la parte Sureste del Campo de Montiel, en el límite de las provincias de Ciudad – Real, Jaén y Albacete


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Villanueva de los Infantes, Patrimonio Histórico-Artístico Nacional

Villanueva de los Infantes

Os invitamos a pasear por este enclave, uno de los más bellos de nuestro país y centro histórico de la Comarca del Campo de Montiel, citada hasta cinco veces por Miguel de Cervantes en su universal obra “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha“. Un auténtico escenario del Quijote


En la maravillosa zona del Campo de Montiel se encuentra uno de los conjuntos históricos con mayor renombre de toda Castilla – La Mancha: el que ofrece la antigua localidad de Villanueva de los Infantes. La ciudad es de origen romano, pues en un principio fue la colonia Antiquaria Augusta, fundada al parecer por Marco Ulpio Gresario, un liberto de Augusto.
En nuestros días quedan todavía algunas ruinas romanas, cercanas al precioso santuario de Nuestra Señora de la Antigua.
En tiempos de la conquista musulmana la población recibió el nombre de Jamela, palabra que por su origen hebreo nos hace suponer que fue fundada por una familia judía. También se han encontrado restos de este tiempo.
Fue inicialmente repoblada por el maestre Pérez de Correra y en el año 1243 pasó a ser dependiente del Campo de Montiel bajo la protección de los entonces poderosísimos caballeros de la noble Orden de Santiago.
Sin embargo, comenzó a despoblarse de nuevo rápidamente debido a la insalubridad del territorio. Así pues, se tomó la determinación, una vez más, de desplazar a sus habitantes al sitio de la Moraleja, a unos cinco kilómetros, de modo que se adoptó dicho nombre hasta el año 1421, fecha en que el Infante Enrique de Aragón le concedió la Carta Puebla y la emancipación del Campo de Montiel.
Como muestra de agradecimiento hacia el infante y sus hermanos, la población tomó el nombre de Villanueva de los Infantes, que mantuvo hasta el año 1916 cuando, al ser proclamada ciudad, se desprendió de la primera palabra. No obstante en el año 1955, a consecuencia de la conmemoración del cuarto centenario de Santo Tomás de Villanueva, la personalidad más insigne de la ciudad, retomó su anterior nombre, que todavía conserva en nuestros días.
En sus comienzos el lugar fue un importante cruce de caminos, pues a través de ella pasaba el Camino Real que llegaba hasta Granada atravesando La Antigua y Villahermosa.

Calle con casas encaladas en Villanueva de los Infantes. Autor, Victor Chaparro

Plaza Mayor. Autor, Pedro García


No os perdáis la ruta urbana por sus palacios, casas solariegas y patios manchegos y por supuesto un recorrido por su inigualable religioso patrimonio


Uno de los enclaves más bonitos de Villanueva de los Infantes es su maravillosa Plaza Mayor, que constituye, junto a las de Almagro y San Carlos del Valle, la famosa trinidad ciudadrealeña. En ella se encuentran importantes edificios, como el Ayuntamiento y la imponente parroquia de San Andrés.
En cuanto al primero, vale decir que es un monumento construido en piedra en el que podemos apreciar el más bello estilo neoclásico en las arcadas de sus magníficos soportales. Al fondo, una bonita casona con balcones corridos alegra el severo tono neoclásico de la mayor parte del conjunto.
La iglesia parroquial de San Andrés, ermita en tiempos de la Moraleja, consta de tres encandiladoras portadas, dos de ellas platerescas, y la principal, clasicista. Se halla enmarcada por un arco de medio punto y flanqueada por espléndidas columnas dóricas. En el frontón aparece el escudo de los Austrias junto a la imagen de San Andrés. En su interior, rematado por maravillosas bóvedas de crucería, se encuentran varias capillas de incalculable valor histórico. En la más antigua de ellas, la de los Bustos, está enterrado el gran literato del Siglo de Oro, Francisco de Quevedo. Otra es la de los caballeros de la Orden de Santiago y otra está dedicada al ilustre Santo Tomás de Villanueva, en concreto la del Santísimo.
La torre de estilo herreriano fue construida por Juan Ruiz Hurtado. En el Museo del Prado se guarda una bellísima tabla procedente de esta iglesia con las representaciones de Santa Ana, la Virgen, Santa Isabel y los Santos Niños.

Interior Iglesia de San Andrés. Autor, fotomo62

Palacio de los Ballesteros

Casa del Caballero del Verde Gabán. Autor, Pablo Sánchez


Villanueva de los Infantes tiene entre sus edificios civiles, religiosos y calles, más de 250 escudos heráldicos aún conservados en perfecto estado


Del año 1631 data el Hospital del Remedio, genial monumento en el cual destaca una capilla barroca donde aún perviven elementos renacentistas, como la capilla del Remedio, aneja al edificio. Este hospital ejerció más tarde la función de escuela pública, lo que originó variaciones notables en su estructura original.
La vieja Alhóndiga se construyó en el siglo XVI para la Casa de Contratación, aunque luego fuera utilizada como prisión del Partido. Destaca su extraordinario patio columnado, de extraordinaria belleza. En la Calle Ramón Herrera también encontramos dos magistrales edificios: la Casa del Arco (siglo XVII), realizada en un solemne estilo clasicista, que destaca por su magnífico arco de honda cimbra, y la Casa de los Estudios, también conocida como Colegio Menor, que data de finales del siglo XVI. Allí enseñaron retórica, poética, gramática y otras materias, ilustres profesores, entre los que se encontraban el propio Francisco de Quevedo y el humanista Bartolomé Jiménez Patón.
En la calle de Santo Tomás encontramos, en un reducido espacio, un conjunto de monumentos de sumo interés: la casa de Santo Tomás de Villanueva y el oratorio; el hospital, fundado por la madre del Santo para recoger a viudas pobres, y la Casa de la Inquisición.
En el límite sur de casco antiguo se fundó en 1556 el excelente convento de Santo Domingo, que guarda entre otros tesoros, la celda donde murió Quevedo.
Un edificio de gran interés es la iglesia de las dominicas de la Encarnación, cuya incomparable portada constituye un valioso antecedente de las portadas-retablo tan difundidas durante el Barroco.
Además de todos estos grandes monumentos artísticos, podemos contemplar otras casas particulares de estilo renacentista y barroco principalmente, aunque no debemos restar importancia a aquellas que representan la arquitectura popular de La Mancha, que adornan las calles e imprimen carácter a un lugar tan especial como Villanueva de los Infantes.

Casa del Arco. Autor, Pablo Sánchez

Casa de los Estudios. Autor, sabersabor.es

Interior Convento de Santo Domingo. Autor, sabersabor.es


Para disfrutar: el prestigioso Festival Internacional de Música Clásica de Villanueva de los Infantes y la popular Fiesta del Pimiento, con el pisto más grande del mundo, Récord Guinness 2016


La visita a esta ciudad no sólo supone la posibilidad de admirar uno de los conjuntos artísticos más bellos de nuestro país. Allí se celebran también fiestas de extraordinaria relevancia, como es la de los Mayos y la de las Cruces, en la cual, durante la noche del 2 al 3 de mayo se instalan cruces en las casas y los mayos van recorriendo, deleitando a sus moradores con canciones populares. En agradecimiento, se les obsequia con trigo tostado, anises y vino.
En cuanto a la gastronomía del lugar, se puede saborear la típica cocina manchega, de la que son característicos platos como los huevos a la porreta, las chuletas de cordero manchego a la gavilla o el tiznao, regados siempre con los inconfundibles vinos de esta tierra.
Son muchas las delicias que nos depara esta hermosa ciudad. Un legado de una época de gran esplendor de la cultura y del arte españoles.


Si estas interesado en visitar Villanueva de los Infantes, contacta con nosotros sabersabor.es


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Y amaneció en La Mancha

… Y amaneció en el Campo de Montiel cuando pasaba Don Miguel de Cervantes Saavedra.

Iba el hidalgo discurriendo a solas
por los campos manchegos… Lleva a cuestas,
con la herida gloriosa de su brazo,
la pesadumbre de sus muchas penas.
Navengante de un piélago infinito,
el agua se hizo espuma en sus cuadernas;
y de tanto domar las singladuras,
el robusto timón se le cuartea.
Pero aún desata el aquilón sus iras
en el lino cardado de sus velas;
y aún la brújula azul del pensamiento
como una audacia juvenil le tienta…
Tiene el alma de niño, para el sueño,
por el rocío del dolor, abierta,
y fulge en su interior la llama viva
de la divina claridad que crea…

Le aguijaron los años; mas su espíritu
tiene las alas, para el vuelo, tensas,
y busca en los caminos de La Mancha
un retazo de azul en que tenderlas.
Se perdió, como un átomo de lumbre,
en la anchurosa infinitud de tierras;
y vio que el agua las llamaba a gritos,
y que el alma de España estaba en ellas,
y que un latido de honradez sin mácula
con la paz y el silencio se entremezclan…
El buscaba el secreto de la raza,
los tuétanos del pueblo, la manera
de hacer que, al fuego de su ingenio, fuesen
la pluma, arado; y el idioma, reja…

Y se quedó, de pronto, ensimismado,
Junto al portón borroso de una venta…

El alma de La Mancha le envolvía
con su caricia de cristal y seda.
El cielo le colmó de claridades;
y se vertió su sencillez serena
como un lampo de luz… Todo aparece,
delante de sus ojos, con la fuerza
del alba… Le besó en la frente un ángel,
¡y el corazón se le llenó de estrellas!…
Recorriendo La Mancha, el buen hidalgo
ya sueña en alta voz. Mas no se arrea
con la cimera pluma en el birrete;
ni el descalzado guante está en su diestra;
ni tiene fina espada de Toledo,
ni borceguí bordado… Sólo lleva
todo un mundo prendido de sus ojos;
y dentro de su espíritu, una hoguera…
¿Qué embrujo le ganó tan sin medida?
¿Qué camino recuero, qué vereda
vieron su caminar, enardecido
por la fiebre divina de la Idea?
¿Qué suavidad del campo le contagia?
¿Qué secretos La Mancha le desvela?
¿Qué atracción le retiene el pensamiento
y de la ancha luz el corazón le llena?

Por estos campos de Montiel cabalga
Don Miguel de Cervantes Saavedra…
Lo mejor de La Mancha, embebecido,
como una flor, en su ilusión se queda;
el recodo ignorado de un sendero,
la paz oscura de un mesón cualquiera,
una torre, las aspas de un molino,
frondas y luces de Sierra Morena,
vuelos de colibrí, versos al aire
del carcaj de un sotillo en la ladera….
En una encrucijada de silencios,
aire sin estrenar que en él se estrena;
y un coloquio labriego y unas preces,
y un madrigal enjaretado a medias;
y prendida en la luz resbaladiza
de un reverbero de la tarde quieta,
tras la brumosa cerrazón distante,
tentación de aventuras y de leguas…

Y así nació, como en abril la rosa,
regalo de los cielos, la epopeya…
Y así, Quijada, el Ingenioso Hidalgo,
de lanza en astillero, adarga vieja,
flaco rocín y galgo corredor,
de vida clara y de prosapia añeja,
comienza a padecer sus aventuras,
de la mano nerviosa del poeta…
El, la ilusión; y Sancho, prosa viva;
él, para el sueño; y Sancho, a ras de tierra;
para Quijada, el pensamiento noble;
y para su escudero, las miserias;
Sancho Panza, en la alforja y en las hambres;
Don Quijote, en la fe y en la quimera;
el uno sorna, y ambición y cálculo;
y el otro, honor, desprendimiento y fuerza;
Los campos de Montiel vieron a entrambos
tejer ensueños y ajustar sus cuentas,
curar los daños de las aventuras,
buscar castillos donde sólo hay ventas;
con arrieros, pastores y yangüeses,
convertir las locuras en peleas,
y alborotar el polvo del camino
con el fragor de la aventura nueva…

Entre vuelos de garzas y alcotanes
la luz se esponja y la ilusión aumenta;
molinos los espantan; galeotes
puestos en libertad, los apedrean;
el yelmo de Mambrino cobra formas
de celada de honor; ¡y la leyenda
va a entonar su canción de eternidades
sobre los campos de las eras;
Duerme El Toboso su ilusión de luna,
todo de plata, y en la noche ciega,
Montesinos aguarda en el misterio
de sus palacios y de sus quimeras,
con un chisporroteo de cristales
en las dormidas aguas de Ruidera.
Rasga el cielo un clamor. La amanecida
se colma de horizontes y de nieblas,
y los ojos ardientes escudriñan
cada ocasión que a la aventura lleva…
Hidalgo y escudero, por La Mancha,
van buscando gigantes que no encuentran;
quebrantos y dolor su paso acotan;
olvidos y altivez sus triunfos celan…

La Mancha se hizo Historia desde el día en que, con sólo andarla y comprenderla, la convirtió en romance con su ingenio Don Miguel de Cervantes Saavedra.
Amaneció en Montiel, y Don Quijote tomó su lanza y se perdió en la senda…

«Don Quijote de La Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitantes del distrito del Campo de Montiel que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos». Texto extraído del Prólogo de «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha».

Atardecer en el Campo de Montiel. Autora, Elvira Uzábal

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Fotografía de portada: La Mancha, landscape summer. Autor, Pedro García

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San Carlos del Valle o la joya Barroca de La Mancha

San Carlos del Valle

Hablar de San Carlos del Valle es hablar del “pueblo de la plaza”, pues es bien cierto que el perímetro que ésta delimita contiene todo el atractivo y el interés histórico del lugar. No existen adjetivos suficientes para calificarla, pero para hacernos una idea podemos decir que junto al conjunto histórico de Almagro y el de Villanueva de los Infantes (ambas localidades de mayor extensión e importancia económica que San Carlos del Valle), se forma la inigualable trilogía manchega. No es posible conocer las maravillas que nos ofrece la tierra de Don Quijote hasta que no se ha visitado la Plaza Mayor de San Carlos del Valle.

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Iglesia del Cristo. Autor, Emiliovet

Este pequeño pueblo fue edificado con un plano totalmente regular durante la época del monarca Carlos III, para algunos uno de los mejores reyes que han regido nuestro país, quien, emulando a la ilustración francesa, promulgó el Plan de Colonización mediante el cual la urbanística moderna había de llegar a cualquier localidad, tanto grande como pequeña, tanto rica, como pobre. Gracias al superintendente del rey en la época, Pablo Olavide, este plan se aplicó a San Carlos del Valle, convirtiéndolo en el máximo exponente manchego del urbanismo dieciochesco.
La desproporción entre la enorme y ornamentada plaza y el resto de la localidad levantada en torno a ésta, se debe a que la plaza fue construida como atrio para la maravillosa iglesia del Cristo, situada sobre el Santuario de Santa Elena, donde según la tradición, apareció en un pajar la milagrosa figura de un Cristo que se cree fue abandonada allí por un extraño peregrino. Es por esta razón por la que tan interesante y bellísimo lugar se conoce también con el nombre de “El Cristo”.

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La plaza, de forma prácticamente rectangular, está compuesta por unos soportales realizados con simples columnas toscanas que además de proporcionar al lugar una sobria belleza contrastan con la ornamentada fachada de la iglesia del Cristo, considerada como una auténtica joya artística de la villa y de toda Castilla – La Mancha.
La portada de la iglesia, tesoro de inmenso esplendor, posee entre dos columnas salomónicas típicas del estilo barroco final en que fue construida (entre 1713 y 1729), un trabajado relieve en el que se representa a Cristo y el milagro de los ladrones. El hecho de que se conserve en tan buen estado se debe a las acertadas reparaciones de las que ha sido objeto a lo largo de su historia.

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El interior no es de menor magnificencia que la parte externa. Lo más característico es su planta de cruz griega y su inmensa bóveda de cañón sostenida por medio de pilastras toscanas. La bóveda sale al exterior por una majestuosa cúpula flanqueada por cuatro torres en las que aparecen cuatro pintorescas figuras.
Tampoco hay que restar importancia a los elementos de la decoración como las estupendas celosías o los pequeños balconcillos que forman las tribunas.

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En otro de los lados de la plaza se encuentra el Ayuntamiento de San Carlos del Valle, enfrente de una encantadora casa particular cuyo patio columnado es una delicia.
Así pues, San Carlos del Valle está considerado como uno de los lugares paradigmáticos de estas tierras manchegas. Es un pueblo pequeño y recoleto, pero la belleza del trazado de su magnífica plaza, su perfecto alzado y su pureza de líneas, unida a las calles adyacentes, de trazo regular y gran sencillez y dinamismo, crean un conjunto valioso tanto por su importancia histórica y arquitectónica como por el lujo visual que constituye su contemplación.
Bien merece la pena una escapada para conocerlo.

“Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.”
Poema al Amor. Francisco de Quevedo y Villegas


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Curiosidades sobre el toro bravo

Para los muy aficionados al llamado turismo taurino y para los que gustan de descubrir y aprender algo nuevo cada día, he aquí una serie de historias y curiosidades entorno a este noble animal


El toro desde su origen ha pasado por no pocas peripecias, que le han llevado a situaciones extremas, desde casi desaparecer totalmente como toro bravo, a adquirir, según algunos autores, más personalidad con su conversión a toro de lidia.

1.  El toro bravo español, es hijo del BOS TAURUS que a su vez desciende del URO salvaje y de razas semejantes, existentes en los bosques lituanos hasta 1.620.
Existe la creencia de que Hércules vino al Sur de Iberia a robarle vacas y toros a Gerión y podemos considerar este hecho como punto de partida en la cultura española, de una impronta causada por el toro bravo que origina ritos y leyendas, determinantes de una inspiración de veneración religiosa.
Si echamos una mirada a esculturas y pinturas de tema taurino, en la etapa comprendida entre el Paleolítico y la época romana, no hay más remedio que admitir el culto que la población ibérica dispensó al toro.
Los toros de Guisando, Écija, Alicante, Osuna y el de Salamanca, conocido a través de El Lazarillo de Tormes, demuestran que desde siempre el toro, se encuentra ligado a la tierra, donde los íberos valoraron sobre todo, su poder genético.

2. En el Sur de Iberia, en lo que hoy es la provincia de Cádiz, de muy antiguo, existía una ganadería de reses que causaban admiración por su presencia e incluso fueron foco de inspiración de muchos poetas. Esta leyenda perdura en el tiempo y se localiza en el siglo VII, conservándose un dibujo referido a la misma, descubierto en la provincia de Valencia. Se han encontrado otros escritos que hacen referencia a los toros que pastan en tierras gaditanas, con referencia especial a los pastos, de los que llama la atención sobre el hecho, de que siendo generalmente secos, engordan fácilmente al animal.

3. El naturalista Jerónimo de la Huerta escribe en 1593: “Hay en España toros muy diferentes en la generosidad de ánimo, color, talla y porción del cuerpo. Los más feroces y bravos son los que se crían en las riberas del Jarama y el Tajo, y así al muy bravo le suelen llamar jarameño. Son éstos en su mayor parte negros o de color bermejo; los cuernos, cortos y delgados, producen crueles heridas y tienen fuerza para levantar cualquier cosa del suelo; los lomos fuertes, los pies ligeros, tanto que alcanzan a la carrera a un ligero caballo”.
La bravura del toro español constituye, por tanto, una característica esencial del ganado vacuno ibérico. Sin embargo, hasta el siglo XVIII no se crean ganaderías especialmente organizadas para la producción del toro de lidia.

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Toros de Guisando

4. Y llegamos al momento en el cual, el toro, que fue objeto de una distracción cinegética, dejó de serlo así, para convertirse en el objeto festivo del hombre y, con esto, nació la lidia del toro bravo. En un principio, el hombre tuvo la necesidad de entrar en contacto con el toro, con el fin de procurarse un alimento, y esto, le obligó a utilizar engaños, trucos y habilidades, que posteriormente, utilizó para crear así un medio de disfrute, alcanzando el carácter festivo, que hoy tiene.
Hay, por supuesto, una diferencia que hemos de resaltar aquí. Mientras que en la caza, el animal acosado y muerto, tenía el aprovechamiento del mismo, en el toreo, una vez muerto el toro, el torero manifiesta su regocijo ante el toro abatido por su espada, y se vuelve hacia el público para recibir el beneplácito del mismo, desentendiéndose del toro que es arrastrado y quitado de la presencia del torero.

5. El toro bravo, tanto en la antigüedad como en el momento actual, es un animal que no necesita atacar a nadie para comer, lo que no quita el que se defienda cuando es atacado. Precisamente por su esbeltez y presencia con abundantes carnes, es seleccionado por otros animales carnívoros, lo que determina en el toro bravo, estar dotado de una gran reacción defensiva, recelando de lo que le extraña y asustándose ante sensaciones que no le son familiares. En definitiva, el toro en el campo no ataca, pero espera la posibilidad de ser atacado y cuando esto sucede, le falta capacidad de medir la superioridad que pueda presentar su atacante, lo que le lleva a arremeter ciegamente.

6. Otra característica del toro bravo es la de vivir en camada, es decir, tiene un gran instinto social, y esto en el fondo, viene a representar cierta timidez, pues, implícitamente, acepta la defensa en masa. Los toros bravos luchan solamente entre ellos para dilucidar la supremacía del macho, y una vez conseguido esto, el vencido huye del rebaño, y son estos toros sueltos los que acarrean un verdadero peligro.

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En plena lucha

7. ¿Los toros cargan contra el color rojo? Es uno de esos mitos tan extendidos en la cultura popular. No. A los toros no les enfurece ver el color rojo, no embisten contra algo que vean de ese color. Y a las vacas tampoco, no vamos a preocuparnos si vamos con el jersey rojo por el campo y nos encontramos con una vaca.
La pregunta pertinente sería: ¿los toros ven el color rojo?. Ven un color, que no es exactamente el mismo rojo que vemos los humanos no daltónicos. Los toros, como muchos otros animales, son dicrómicos. Es decir, tienen capacidad de descomponer el espectro luminoso en dos componentes esenciales, y según la cantidad de cada uno son capaces de diferenciar los diferentes colores. Hasta un límite. Otros animales (como los humanos) son tricrómicos (tres colores esenciales), por lo que tienen mejor capacidad de discriminación cromática. Ven más tonos de color; lo que para un dicrómico (como un toro) podría ser un mismo color, nosotros los diferenciamos como separados. Incluso colores tan diferentes como un rojo y un verde, un toro podría verlos igual. Pero eso no es lo mismo que ver en blanco y negro, o tener ceguera para los colores. Y antes de que nos sintamos muy contentos con nuestra “excelente” visión de los colores, no está de más puntualizar que hay animales tetracrómicos, que van más allá de nuestras limitaciones y ven colores más allá de lo que nosotros diferenciamos.

8. Entonces, ¿contra qué cargan?. Cargan o embisten contra otros animales u objetos que se estén moviendo. ¿Y por qué?. La respuesta tiene que ver con el comportamiento instintivo del toro, en función de su raza (la selección genética del toro de lidia por ejemplo) y de las condiciones previas (se fuerzan las condiciones para que el toro esté agresivo). Por ejemplo, el toro hace un cálculo de lo cerca que estamos de él. Si estamos lo suficientemente lejos, no llamaremos su atención aunque hagamos movimientos bruscos. Y no porque no nos vea, sino porque la distancia es suficiente para que no le parezcamos una amenaza. Estando más cerca, el toro no se para a diferenciar nuestra forma, o cómo es exactamente ese movimiento. Percibe un movimiento brusco, y toma una decisión. Para muchos animales, eso significa huir. Para el toro dotado de elementos defensivos, puede suponer atacar.

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Mirando hacia el futuro


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Fuentes de información:
– Los toros, T. I. Cossío, J. M.
– Ocularis.es. Dr. Rubén Pascual.
– Psicología de los animales. Filloux, J. C.
– La bravura en el toro de lidia. Aparicio Sánchez, G.

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Sierra Morena. Último refugio natural de Europa

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Desde la vertiente atlántica hasta las sierras más cercanas al Mediterráneo, el Sur de España, como un vergel hispano-árabe crece abrigado de los fríos vientos norteños, al cobijo y la intimidad de las poderosas murallas de Sierra Morena.
La abundante cobertura vegetal, alimentada por innumerables cursos de agua multiplica las posibilidades de vida en infinidad de especies animales. Algunas únicas en el mundo como el lince ibérico, el águila imperial ibérica y el lobo ibérico.
Nueve espacios protegidos articulan el territorio dividido en seis con la figura de Parque Natural y tres con la de Paraje Natural. Donde es posible apreciar y disfrutar como en escasos lugares de Europa la plenitud del bosque mediterráneo. No en vano es junto con Doñana el mejor sitio para la observación del lince. Habiendo desarrollado toda una industria turística en torno al ocio en el medio natural, desde excursiones, senderismo, deportes de aventura, safaris fotográficos y observaciones científicas; que compensan de modo sostenible la transformación de la tradicional economía de subsistencia relacionada con los antiguos oficios serranos, a usos modernos que conservan el medio y potencian sus valores.

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Paisaje en Sierra Morena. Autor, SBA73

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Lince ibérico. Autor, Alejandro García

Esta tierra vieja y agreste, que en tiempos lejanos y desconocidos por los homínidos constituía la primera orilla de mar de la parte meridional de la península, cuando todavía ni La Baetica ni Al-Andalus habían emergido de los fondos marinos, ni el Guadalquivir la había construido palmo a palmo su valle aluvial con depósitos sedimentarios desde las cumbres de Cazorla hasta la bahía de Cádiz. Tampoco los dinosaurios tuvieron ocasión de conocerla, pues desaparecieron antes de la formación geológica del territorio que hoy conocemos por Andalucía. Tan sólo un testimonio de icnitas que recuerda otro mundo y otro tiempo. Otros paisajes en otra dimensión que contenían la vida más salvaje que jamás conocieron estas latitudes.
Quizá las huellas de dinosaurio de Santiesteban del Puerto en El Condado de Jaén, en las estribaciones de Sierra Morena, sean el testimonio natural y cultural más patente de lo efímera que es la vida y lo relativo que es el tiempo. Permaneciendo petrificadas desde edades remotas, antes de la existencia del ser humano, hasta convertirse precisamente, por la existencia del mismo, en un factor cultural y natural que confiere valor al territorio y a la propia historia de la humanidad. Constituyendo un valor excepcional desde puntos de vista científicos y turísticos.

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Paisaje agreste. Autor, Tuscasasrurales

Si logramos llegar a tiempo y encontramos la fórmula que equilibre la riqueza natural y cultural de la serranía más culta y universal de España, precisamente por haber servido de retiro meditativo a Don Quijote, y contener el mejor reducto de bosque mediterráneo ibérico; puede que las generaciones venideras dispongan de la oportunidad de crear nuevos recursos turísticos especializados en la observación del rey clandestino de la fauna ibérica. El mítico, legendario y noble cánido que ha dado a la humanidad, nada más y nada menos que al mejor amigo del hombre, de donde derivan todas las razas de perro que tanta compañía, fidelidad y protección regalan a los demasiadas veces, ingratos humanos.
Todavía hoy, puede uno sobrecogerse escuchando el aullido del lobo en las noches de luna, los amaneceres y atardeceres de los paisajes más agrestes del viejo continente, oyendo desde las peñas prominentes de las laderas de los frondosos valles, el tantas veces temido aullido del lobo. Tan mal vendido y tan mal cuidado por esa serie de intereses mezquinos que tratan de bandido al noble y ennoblecen al perverso.

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Manada de lobos ibéricos. Autor, Juan José González Vega

El mundo actual bien puede permitirse la designación de Parque Nacional de Sierra Morena, anteponiendo sus valores naturales ante otra serie de intereses que merman y degradan su irrepetible conjunto de recursos, frente a otro tipo de actividades que lentamente restan contenido a su delicado equilibrio.
Por supuesto que al fin y al cabo el mensaje de este artículo pretende hacer reflexionar acerca de si a todos nos compensa privarnos para siempre de espacios que inciden muy directamente en el bienestar general de la sociedad o abandonarlos a la suerte de ser gestionados por planteamientos que ante todo priman el rendimiento económico inmediato por medio de usos que proporcionan mucha riqueza a unos pocos, a costa de empobrecer lo que bien puede rentabilizarse para todos.
A todos nos corresponde implicarnos y participar del conjunto de la sociedad para informarnos, formarnos y atender a criterios de sostenibilidad a largo plazo que además de no afectar a los intereses y derechos privados y de particulares, también favorezcan la distribución de la riqueza al mayor número de personas con los parámetros de calidad deseables en una sociedad civilizada y moderna.
Dar una opinión concreta acerca de si es positivo o negativo que nos privemos de la existencia de especies como el lobo en ambientes tan poco habitados como Sierra Morena, que además componen uno de los más importantes enclaves naturales de Europa, me parece innecesaria, ya que la lógica y el sentido común hablan por sí mismos.
Poseemos suficientes medios para evitarlo sin que ello signifique perjuicios para nadie, y a la vez sirva de revulsivo económico para la zona de forma sostenida en el tiempo y sostenible con el medio. Sin que afecte a actividades paralelas como la caza o la ganadería. No veo hasta qué punto el ser humano posee más derecho que otros seres vivos a multiplicarse de forma ilimitada, limitando los recursos de todos.
En cualquier caso, como bien dice la cita: “Nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Según los científicos el tiempo medio de vida de una especie en la Tierra es de un millón de años. Dentro de los cuales por supuesto habremos hecho que desaparezcan infinidad de ellas, entre otras, los humanos.

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Atardecer. Autora, Raquel Pérez

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Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano
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Fotografía de portada de Jose Luis Anta

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Toledo, una degustación de gastronomía y cultura

Toledo, una degustación de gastronomía y cultura

La imperial Toledo, cuyo origen aparece envuelto en la leyenda, es la joya monumental y más entrañable reliquia artística cultural de toda Castilla – La Mancha.
Desde la plaza de Zocodover, de pintoresco atractivo, bajo cuyo cielo revolotean cien palomas al paso de paisanos y turistas, hasta las ruinas de la antigua judería, toda una vieja ciudad medieval acoge el conjunto monumental toledano.
En sintonía con tanta maravilla, Toledo y sus pueblos han sabido cuidar celosamente su riqueza culinaria impregnada de sabores legados por las culturas hispano-romanas, cristiana, judía y musulmana, que encuentran feliz complemento en los recios vinos toledanos nacidos de unas viñas que se enseñorean entre los campos de labor y las dehesas.

La comarca de los montes alberga su gran reserva cinegética y entre otros platos típicos, su cocina tiene el gran mérito de preparar las piezas de caza como en ninguna otra parte. La especialidad la tienen en la perdiz estofada, las codornices y en la preparación de la carne de ciervo, aderezada con el aromático laurel y el oloroso tomillo.
Por todo su territorio y en común con las otras provincias manchegas, la tortilla, la sopa de ajo, el cordero, las judías con liebre y el queso, pero es el mazapán quien le da nombradía y fama, mereciendo el honor de tener su propio museo en la localidad toledana de Sonseca.

He aquí la vieja Venta de la que tu estómago saldrá fortalecido y en la que, tal vez, hallaron refugio y sustento un Hidalgo manchego y el bueno de Sancho, su escudero, quien, a no dudarlo, daría cumplida cuenta de más de un plato cocinado con las piezas abatidas por pícaros o desocupados, hombres de zurrón, escopeta y perro, dedicados al alegre ejercicio de la caza.

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Catedral de Toledo, transparente. Autor, Ignacio Pomar Gomá

Reflexiones cinegéticas

Hoy, como ayer, Toledo tiene en muchos de sus platos como elemento común, la caza menor. Un capítulo gastronómico que le da carácter de cocina recia, sabrosa, campestre y pastoril, adaptada en cada lugar a sus tradiciones y costumbres, con resultados y gustos diferentes y hasta sorpresivos, en cada olla, en cada lugar…
Es pues, sin duda, nuestra perdiz roja la reina de las especies de caza menor, a la que le siguen la codorniz, el conejo, la liebre, amén de otras de pelo y pluma menos codiciadas.
Para saciar el apetito, vamos tras esas perdices y algunas otras liebres y conejos que después se sustancian en la mesa.

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Por la calle Ángel, Toledo. Autor, José Luis Rodriguez Holgado

Deliciosas recetas con sus pertinentes consejos

PERDICES A LA TOLEDANA
Para evitarse ese trance que tiene un par de narices, voy a poner a tu alcance cómo guisar las perdices.
Plumas, pelo y perdigones no deben dejar señales; no sólo son las perdices, palomas y gorriones, palominos y pichones, las liebres y codornices, conejos y gazapillos, y otros muchos animales que ni cito ni comento, irán a los comensales de pluma y de pelo exentos.
Aplícate, pues, el cuento, porque estos conocimientos son del todo elementales.
Cuando estén limpias, se embridan con un delgado bramante, se sazonan al instante con sal, por fuera y por dentro, y es oportuno momento para dejarlas echadas en sartén con buen aceite hasta ponerlas doradas.
Después, sácalas, ponlas aparte en cacerola o en olla y en el aceite que usaste pon cortada una cebolla – mejor que gruesa, delgada -, unos ajos aplastados, unos granos de pimienta, teniendo además en cuenta que de orégano y tomillo deben ir acompañadas las otras cosas citadas hasta quedar la cebolla debidamente dorada.
El todo, vierte al momento, sobre las tiernas perdices, agregando al condimento – según la receta dice y tú has de fijar en mente -, vino blanco, buen vinagre y agua clara de la fuente y con lentitud cociendo se pondrán tiernas y a punto, para luego irlas comiendo.
Cuando las sirvas, entiendo que debes desembridarlas pues no es de buen gusto darlas para irlas consumiendo con cuerdas, hechas un fardo, pues si hay algún comensal indiscreto y charlatán, te dirigirá algún dardo envuelto en su verborrea que hiere, duele y marea, queriendo inquirir razones del por qué su perdigón fuese con cuerdas fajado para ser escabechado, sin mediar explicación. De alas y patas atado, tras matarlo la escopeta, no explica tu decisión; te dirá, asistido de razón, que el método utilizado mucho más está indicado para un palomo ladrón.

JUDIAS CON LIEBRE
Las judías, según costumbre, cocerás en buena lumbre y sin cometer destrozos partirás la liebre en trozos que pondrás en una olla con buen aceite dorado y, finamente picadas, unas jugosas cebollas y atados en manojillo, perejil, laurel, tomillo rociando el todo con vino quedando el guiso ultimado con sal, que echarás con tino, una pequeña guindilla unos ajos troceados, vinagre – tres cucharillas – y luego, un buen añadido del caldo de las judías que a fuego lento han cocido.
Taparás luego la olla de la siguiente manera: poniendo un papel de estraza entre olla y tapadera y en ebullición muy lenta ponla al fuego y ten en cuenta que veinte minutos antes de que la liebre está a punto has de agregar las judías para ultimar el conjunto.
Luego, coge de pan un pedazo y antes que una aguja enhebres – tengas o no tengas tino,- podrás darte el gran gustazo de comer judías con liebre regadas con un buen vino.
La especialidad del plato la tiene un manchego nato con coto en Almuradiel.
Erase un cabo furriel, cojo por salto de valla que a su profesión es fiel y entre pucheros batalla.

MAZAPAN
De antiguo tres siglos dan los doctos historiadores, que el manchego mazapán a la mesa, presta honores.
Almendra, azúcar y miel en los hornos artesanos de los pueblos toledanos se funden para ofrecer a quien sea, o no, goloso, saborear con placer tras un condumio copioso con el que ahuyentar el hambre un manjar que sabe a gloria, que tildan de oscura historia y discutida raigambre, pues si hoy dicen que es semita se afirma, otro cualquier día, que es árabe o es judía, pero me apuesto una mano que cortareis, de dedo a dedo, a que es de La Mancha, hermano, el mazapán de Toledo.
Moldeado en figuritas, comerlo es mi gran placer por Reyes y Navidad, en fiestas tradicionales y siempre, de vez en vez, en las tardes invernales, al tiempo que veo caer – como divino maná -, lluvia por los ventanales, en tanto, que junto al fuego, que atizo con viejos leños, leo, como, duermo y sueño que el mundo es un mazapán del que soy único dueño.

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Mazapán. Autor, Tamorlan

Si queréis conocer Toledo en todo su esplendor, os propongo vivir esta experiencia: Toledo. Tour monumental de las Tres Culturas


Un artículo de Antonio Bellón Márquez


Bibliografía y fuentes de información:
– Diccionario General de Cocina. Muro, Ángel.
– Historia de la Gastronomía Española. Martínez Llopis, Manuel.
– Efemérides cervantinas. Cotarelo y Mori, Emilio. Revista de Archivos, 1905.
– Estudios cervantinos. Rodríguez Marín, Francisco. Atlas, 1952.


Fotografía de portada: Panorámica de Toledo. Autor, Diliff

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Fuenllana. Valor de Conjunto Histórico

Fuenllana

Aquellos que disfrutan el placer de viajar sin rutas predeterminadas y prefieren descubrir lugares desconocidos, se llevarán la grata sorpresa de encontrarse en un rincón casi escondido de La Mancha, a un paso de Andalucía, uno de esos escasos pueblos que en pleno siglo XXI contienen como los mejores secretos, todo un tesoro de cualidades que lo convierten en la única villa rural manchega que abarca en la totalidad de su conjunto urbano, todo el tipismo y la fisonomía de la arquitectura vernácula manchega, además evolucionada desde las primeras formas constructivas de viviendas de campesinos a tejavana, hasta las grandes casas de labranza de los propietarios de tierras, como son en su gran mayoría casi todos los habitantes del pueblo. Donde todavía la agricultura y la ganadería mantienen la economía de subsistencia que originó los pueblos del Campo de Montiel.

Todo cuando es deseable encontrar en un pueblo ambientado en la célebre novela de Cervantes, es perfectamente visible en las bucólicas calles y rincones de esta villa. Callejones donde la puerta del corral permitió escapada a las aventuras del Hidalgo. Las campanadas del Ángelus tañendo solemnes a las doce en punto de cada mediodía en la gran campana del siglo XVI, acompañada por el campanil de plata del XVIII.
El canto del gallo al amanecer y el cacareo de las gallinas en la siesta. Los ladridos de los perros y el correr de los gatos por los tejados. Los vencejos piando volando las tardes de verano. Los gorriones apretando sus griteríos buscando el dormidero de los olmos de las plazas.
El búho real en las noches de invierno ululando desde los montes cercanos. El autillo en las noches de mayo. Las relucientes noches estrelladas de enero y la inmensidad de la Osa Mayor presidiendo los cielos de agosto.

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Escenas durante la representación anual de las Bodas de Camacho en Fuenllana. Autor, Rubén Castellanos

Como siempre, la costumbre de sentarse al anochecer de los calurosos estíos a tomar el fresco, continúa vigente, ajena al correr del tiempo. Por las mañanas barrer la puerta de la calle y regar. El paso del hortelano vendiendo patatas, tomates, melones…

Los viejos juntos en los bancos de la plaza y las mujeres separadas, juntas en el rezo del Rosario. Una tarde tras otra, desde la noche de los tiempos. Donde a pesar de disfrutar de todas las comodidades actuales y nuevos comportamientos sociales, las costumbres tradicionales permanecen impertérritas.
El ruido de los tractores saliendo al amanecer o regresando al atardecer. Las chimeneas ahumando el calor de hogar. Abuelas, abuelos, padres, madres, hijas, hijos… Familia de familias que se sucede en el tiempo con mejores condiciones de vida, sin olvidar los ancestros.

Fuenllana es el pueblo por excelencia. Donde todo tiene la escala y las dimensiones de esa aldea de Don Quijote, descubierta con sorpresa a principios del siglo XX por el famoso fotógrafo francés Loty, cuyas fotos se mostraron en la Exposición Universal de Barcelona en 1929.
Pueblo cervantino donde los haya, por méritos propios. Por su autenticidad rural, su identidad manchega, y su discreta belleza, sin necesidad de afirmar o demostrar nada que la propia realidad no exponga a los ojos del visitante.

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Rincón del pueblo. Autor, Salvador Carlos Dueñas

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Vista del Convento de Agustinos de Santo Tomás de Villanueva. Autor, Salvador Carlos Dueñas

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Por el interior del convento. Autor, Rubén Castellanos

Posee el casco urbano más armonioso, equilibrado y elegante por su rural sencillez de toda la provincia de Ciudad – Real. Componiendo la totalidad del caserío unidad y homogeneidad que destaca por la blancura de sus fachadas, aderezadas con algunas de color tierra o piedra. Donde las ruinas de la vieja Santa Catalina le confieren esa atmósfera de romanticismo que demuestra una población añeja y con solera. Donde además interesándonos por su historia descubriremos los restos arqueológicos del recinto fortificado que originó la población actual a partir de la concesión del villazgo por parte del infante y maestre de la Orden de Santiago, don Fadrique de Trastámara.

Pasear sus calles sinuosas de día, apreciando la tranquilidad de un pueblo de verdad, donde todo el mundo se saluda y se conoce, disfrutando de la belleza castiza de las rejas de forja, los portones de madera, balcones, tejados, plazas, rincones. Entramado de calles perfectamente mantenidas sobre el trazado medieval. Volúmenes que no superan las dos alturas, enriquecidas con la gallardía hidalga de torrecillas de esquina o cámaras abuardilladas. Portadas blasonadas labradas en arenisca.

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Santa Catalina. Autor, Rubén Castellanos

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Lavadero. Autor, Rubén Castellanos

Componiendo y completando un conjunto urbano de los más genuinos y hermosos que puedan encontrarse en el ámbito manchego, perfectamente identificable con el ideal de pueblo cervantino. Donde no falta un hermoso puente medieval de origen romano. Un lavadero del siglo XIX de auténtica arquitectura rústica y popular. Un cerro donde otear el horizonte. El brocal de profundo pozo y la infinidad de los barbechos.

Paseos arbolados pariendo desde el caserío hacia los cuatro puntos cardinales adentrándonos en la belleza de un paisaje prolongando en horizontes tan aventureros como los capítulos del Quijote. Contemplando las siluetas de Sierra Morena al Sur. Los cerros de Las Cabezas al Oeste, donde al otro lado y a un tiro de piedra nos espera la monumentalidad del Siglo de Oro de Villanueva de los Infantes.
Al Este, la catedralicia iglesia de Villahermosa, erigida junto a una de las plazas más bellas de La Mancha, en un pueblo cuyo entramado de calles irregulares nos adentra en las atmósfera rural y auténtica que distingue al Campo de Montiel como el reducto manchego y quijotesco más hermoso que nos queda en el Mundo.

Por si fuera poco, las Lagunas de Ruidera a tan sólo veinte kilómetros y a once el legendario Castillo de La Estrella de Montiel. Conjunto arqueológico de los más importantes del medievo español, que no deja de depararnos gratas sorpresas con su continuada rehabilitación.

Así es Fuenllana. La perla blanca del Campo del Montiel y la joya manchega de las villas rurales. Ubicada en el centro geográfico del territorio donde Don Quijote comenzó a caminar por el “Antiguo y conocido Campo de Montiel”.
Un pueblo sencillo y discreto que atesora uno de los mejores Conjuntos Históricos rurales de Ciudad – Real, presidido por la gran mole del convento. Cuyo patio vignolesco sumará una exclamación más a cuantos nos descubran por el placer de viajar y descubrir las míticas tierras del hidalgo cervantino.

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Al atardecer. Autor, Salvador Carlos Dueñas

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Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano
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Fotografía de portada: Vista de Fuenllana. Autor, Rubén Castellanos

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Nuestros bosques, nuestros árboles… nuestra vida

Lagunas de Ruidera

En casa se habló siempre de naturaleza, del campo, de los animales… «Los árboles son el pulmón del mundo, si desaparecen el mundo no podrá respirar», «los árboles marcan las estaciones del año», «planta un árbol o mil», forman parte de mi conciencia desde entonces.

Hoy esos insignificantes pensamientos van calando poco a poco en las chicas y chicos que nos rodean. Me maravilla, me enseña y me alegra, y ojalá que con esta nueva generación podamos cambiar al menos un poquito la vida de nuestro querido planeta…

Sirva esta selección de poemas que hablan sobre árboles, sobre nuestra vida, como obsequio a todos aquellos que confían en que así sea.

“El hombre blanco no supo seguir la corriente de la anguila
no podía correr más que la cotorra
pero cortó el árbol,
estancó los arroyos
y atrapó en su ancha red de campos
al veloz pez de la nada.”
EL HOMBRE BLANCO. Mark O’Connor

“El viejo árbol se inclina sobre el antiguo camino
no hay ya flores en sus ramas ni hierba a sus pies.
Los caminantes no vieron al árbol en su juventud
pero el árbol los ha visto envejecer, poco a poco,
a todos.”
EL VIEJO ÁRBOL. Hsu Ning

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Taray en el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Autora, Virginia Seguí

Amo los árboles y me pregunto
¿sentirán cuando sus hojas se desprenden?
¿cuando caen balanceándose coquetas
sonriendo al viento que las mueve?
Me gusta darles nombres,
acariciarlas suavemente preguntando….
¿te duele la vida?
¿y qué cuando la nieve
las viste de blancas novias,
apurando el proceso de la muerte?
Cuando el otoño visita sus predios.
Cuando camina desollando la arboleda,
mordiendo la vida , embalsamando colores.
¿Qué de los pequeños gusanillos
que toman de su savia el alimento?
Que se mueven como acordeones
de algún tango arrabalero.
¿Tendrá pudor el árbol al quedar desnudo?
¿Habrá sentido las punzadas de dolor
cuando las hojas sin quererlo se morían?
No los he visto llorar.
Pero sí….temblar de frío.
AMO LOS ÁRBOLES. Aurelia Snaidero

Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
y mis ramas crecían hacia el cielo
siempre intentando ver el horizonte.
Y estuve allí por siglos
enraizada
aferrada a la tierra
bebiendo el cielo
habitada de pájaros y estrellas.
Tal vez antes de ser mujer
diseminé retoños
dejé semillas
y el viento fue mi amante
en los silencios
Mi piel era corteza
mis colores símbolos
del transcurso del tiempo
en crecimiento.
A veces pienso en ello
Y el bosque
No es un lugar extraño.
Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
aún siento el latido de la tierra
en mis venas
y hay días que regresan los pájaros
y anidan.
ÁRBOL EN ALGÚN BOSQUE. Ana María Mayol

bosque-en-el-parque-natural-de-las-lagunas-de-ruidera-autor-enric-llao

Bosque en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Autor, Enric Llaó

En la luz celeste y tibia
de la madrugada lenta,
por estos pinos iré
a un pino eterno que espera.
Me encontraré con el sol,
me encontraré con la estrella,
me encontraré al que se vaya
y me encontraré al que venga.
Juan Ramón Jiménez

El árbol y yo
A la roca…asido,
en la estepa…solitario,
en el desierto….espejismo,
frente al viento…cimbreante,
en el bosque…perdido,
en su follaje…perenne,
en su madurez…cobijo,
regazo bajo el que soñar,
…sin nunca más despertar,
luz en su arder,
…ese es el árbol que quisiera ser.
BOSQUE DE BOSQUES. Rafael Fernández Rubio

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Encina en el Campo de Montiel. Autor, Pedro Ruiz

Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento…
Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.
Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.
Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.
Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.
No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.
Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde…

Antonio Machado

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Atardecer en La Mancha con flores de almendro. Autor, desconocido

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Un artículo de Antonio Bellón Márquez
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Fotografía de portada: Higuera en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Autora, M Roa