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Un viaje a la edad media de “la muy noble y leal Ciudad Real” (2ª parte)

Un viaje a la edad media de “la muy noble y leal Ciudad Real” (2ª parte)

Desde la primitiva fundación de la ciudad sobre una aldea de Alarcos llamada Pozuelo de Don Gil, y que se extendía alrededor de la actual catedral, Ciudad Real se desarrolló con el objetivo claro de repoblar esta zona fronteriza al sur de Toledo, obstaculizando de paso las avanzadillas musulmanas que pudiesen dirigirse hacia la antigua capital enclavada sobre el Tajo. Pero además, el rey Alfonso X quiso de esta forma mermar el poder creciente que las Ordenes militares (y en especial la de Calatrava) tenían sobre el territorio, lo que era una clara amenaza para su propio poderío. Eran los tiempos de fundación de la Mesta, y la importancia del secano y los pastizales nos llevan a pensar precisamente en un importante centro ganadero, que debió de ser fuente constante de tensiones entre monarquía y maestres.

Iglesia de San Pedro. Puerta del perdón. Autor, J. Ramón

Puerta del perdón. Iglesia de San Pedro. Autor, J. Ramón

Un punto anecdótico fue la dificultad para la construcción de la primitiva muralla, puesto que materiales necesarios como la madera escaseaban extraordinariamente en toda la zona. Se sabe que debieron traerse troncos desde puntos tan alejados como Alcaraz y Cuenca, y esta fue además la razón de la lentitud con que se desarrolló la ciudad en sus primeros tiempos (en 1298 todavía se trabajaba en su construcción). Por otro lado, la carencia de piedra hizo que muchos lienzos se levantasen únicamente con tierra, formando taludes que en algunos tramos eran bastante gruesos. En cualquier caso es evidente que si el contorno de la muralla coincidía con la actual vía de circunvalación, el espacio interior debió ser inmenso, demasiado amplio para estar ocupado totalmente.

Fiestas de la Pandorga. Autor, Jose Maria Moreno

Fiestas de la Pandorga. Autor, Jose Maria Moreno

Se cree que el recinto primitivo de Ciudad Real albergaba no solo hogares, pequeñas industrias artesanales y edificios públicos, sino también huertas y terrenos de labrantío. Poco a poco, estos despoblados fueron ocupándose con el florecimiento de la urbe en el siglo XV y se mantuvieron hasta la destrucción de la muralla en el XIX, durante la primera Guerra Carlista. Los lienzos defensivos se utilizaron también para diversos fines de tipo civil, entre los que destacan el de cantera para materiales de construcción de los edificios construidos a principios del siglo XX, y curiosamente, para rellenar una laguna cercana que se había producido artificialmente durante los primitivos trabajos de construcción de la ciudad, en los tiempos del rey Sabio.

Continuará…

Puerta de Toledo. Autor, Sergio Rue

Puerta de Toledo. Autor, Sergio Rue