Hoy da comienzo en Venecia su glamorosa Mostra Internacional de Cine, la 70 edición de la Biennale que hasta el próximo 7 de septiembre deslumbrará al mundo cinematográfico con su repertorio de films para todos los gustos. Es ésta una ocasión ideal que nos permitirá aunar en un entorno único la élite del cine en su más fastuosa expresión, con el entorno aún más elitista, señorial, romántico y vetusto de la Venecia que todos conocemos. ¿Qué tiene esta ciudad encaramada a 118 islas junto al mar Adriático, en la laguna de Venecia, con sus 150 canales y sus más de 400 puentes atravesando la ciudad en todos los sentidos? ¿Qué poseen los palacios, las iglesias, las plazas o las colecciones artísticas venecianas que no tengan otros lugares como Florencia, Nápoles o la mismísima Roma, la que fue centro indiscutible del mundo durante casi un milenio…?
Canal de Venecia. Una vista de cine. Ghetu Daniel
Destino, Venecia. Autor: Rodrigo Soldon
Gran Canal y Basílica della salutte. Canaletto. Óleo fechado en 1697
Canal, puente y barca. Autor: Alex Scarcella
Fachada de San Moisè. Autor: Paolagospo
Vista nocturna del Gran Canal de Venecia. Autor: Jdiego Gr
La atracción de Venecia resiste cualquier interpretación lógica. Y es que, tal vez, debamos buscar más en las impresiones indelebles de nuestros sentidos que en el denso currículum que sobre “La ciudad de los Canales” ofrece cualquier enciclopedia al uso. Venecia es Venecia, y ya en el siglo XIX el famoso escritor Mark Twain (que luego se haría universalmente famoso por sus inolvidables “Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huckleberry Finn”) renunciaba por completo a todo intento de explicar esa atracción lánguida y a la vez excitante que a todos nos envuelve cada vez que visitamos la ciudad… Renunció, sí. Y de seguido escribió esto:
“Vemos a las niñas y a los niños salir en las góndolas con sus niñeras, a tomar el aire. Vemos a familias austeras, con el libro de oraciones y el rosario, subir a la góndola vestidos con las galas del domingo, e irse flotando a misa. Y a medianoche, vemos como se abre el teatro y se deshace de su enjambre de juventud y belleza; escuchamos los gritos de los gondoleros y contemplamos cómo salta a bordo la multitud, forcejeando, y la negra masa de barcas que se deslizan por las avenidas iluminadas por la luna; vemos cómo se separan aquí y allá, y desaparecen por calles divergentes; escuchamos las débiles risas y las remotas despedidas que flotan en la distancia; y luego, cuando ha pasado ya la curiosa procesión, disfrutamos de solitarios tramos de aguas resplandecientes, de edificios majestuosos, de sombras emborronadas, de extraños rostros de piedra que se mueven sigilosamente a la luz de la luna, de puentes solitarios, de barcas detenidas, ancladas. Y por encima de todo ello, se cierne esa misteriosa quietud, ese silencio furtivo, que tanto le conviene a esta Venecia, vieja y soñadora”.
De la obra: “Guía para viajeros inocentes”. Mark Twain
Ediciones del Viento, 2009
El tétrico puente de los Suspiros, último paseo de los condenados. Autor: Raúl Soriano
Piazza San Marco. Autor: Fabriziosinopoli
Un paseo por Venecia. Autor: Rodrigo Soldon
Anochecer en la Ciudad de los Canales. Autor: José María Cuéllar
Venecia en blanco en negro. Autor: Giovy It
Basílica de Santa María della Salute. Autor: Rodrigo Soldon
Vista de Venecia. Palacio Ducal y parte de San Giorgio. Joseph Mallord William Turner. Óleo sobre lienzo, 1841
La magia y la decadencia sublime de Venecia han sido evocadas por infinidad de visitantes a lo largo de los siglos, y este extracto del famoso libro de viajes de Mark Twain, escrito hacia 1869, nos sugiere ante todo un paisaje sentimental: no tiene más pretensiones, ni pretende esgrimirse como definición, pero lo dice todo. Parece como si “La ciudad de los Canales”, la “Serenissima” asomada al Adriático desde donde dominó antaño el devenir comercial y cultural de medio mundo, haya conseguido atesorar desde entonces esa sutil mirada introspectiva de las glorias perpetuadas en piedra, esa patina del tiempo que posee una obra de Tizziano y que dice tanto sobre lo que fue, más allá de lo que hoy queramos otorgarle. En cualquier caso es indiscutible que la mirada señorial de Venecia sigue viva en el presente, atraviesa el tiempo y las aguas calmas de su laguna maternal para venir a nosotros y ofrecernos un hechizo tejido de agua, de piedra y sueños viajeros. Evocaciones que, como ya observó Twain, avanzan en lánguida procesión de góndolas por los rincones más sensibles de nuestra imaginación… ¿Es éste el secreto que encierra “La Serenissima”? Nosotros renunciamos a entenderlo y por ello, simplemente, les invitamos a descubrir sus rincones y maravillas más emblemáticas gracias al siguiente post fotográfico. Eso sí: esperamos sinceramente que, de tener una respuesta a este misterio, tengan a bien iluminarnos dándonos también su opinión…
Canale Grande di Venezia. Autor: Axel V
Uno de los numerosos puentes de la ciudad. Autor: Luca.Sartoni
Noche y marea alta en la Piazza San Marco. Autor: Mikealex
Vista del puente Rialto. Autor: Axel V
Venecia. Fondeadero desde la Giudecca. Canaletto. Óleo sobre lienzo, 1740
La «Serenissima» y su bella puesta de sol. Autor: desconocido
La canción del gondolero. Autor: Luca.Sartoni