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Tortas de Alcázar, exquisitos dulces típicos manchegos

torta de Alcazar

El bizcocho humilde y manchego que enamoró a la realeza

Se dice que las Tortas de Alcázar nacieron hacia 1546 en el convento de Santa Clara, en el pueblo manchego de Alcázar de San Juan. Fue en ese año cuando un grupo de monjas se trasladaron desde Toledo hasta Alcázar para fundar este nuevo monasterio. Y fue allí donde nacieron estos deliciosos bizcochos, una evolución de los bizcochos de La Concepción toledanos.

Las tortas de Alcázar son un dulce muy extendido y conocido en España que pasó a formar parte de las provisiones habituales de la familia real cuando fueron descubiertos por Isabel II, en su visita a la localidad de 1854, para inaugurar la línea de ferrocarril Madrid – Alicante. Desde entonces, no han faltado en la despensa de la familia real española.

Las clarisas cocinaron estas tortas en su convento alcazareño hasta 1868, cuando se marcharon de la localidad. Antes de irse, decidieron dejar su receta al pueblo y varios obradores y pastelerías han mantenido la tradición hasta nuestros días.

Se trata de un bizcocho redondo, plano y esponjoso perfecto para mojar, con una crujiente costra de azúcar por encima. Ideal para aquellos golosos amantes de los dulces tradicionales ávidos de nuevos sabores.

Ingredientes (para 4 tortas grandes u 8 pequeñas)

Para las tortas:
4 huevos
100 gramos de azúcar
50 gramos de harina
50 gramos de maicena
Unas gotas de zumo de limón
Una pizca de sal
Para el glaseado:
160 gramos de azúcar glas
2-3 cucharadas de agua

Elaboración

Separa las yemas de las claras. Reserva las claras. Bate las yemas con el azúcar hasta que blanqueen y aumenten de volumen. Tamiza sobre esta preparación la harina y la maicena y, con una espátula, integra.

Monta las claras a punto de nieve. Con una pizca de sal y unas gotas de limón lograremos que se conserve mejor y que monten bien firmes. Añade en 2-3 veces a la mezcla de las yemas, integrando con movimientos envolventes para que no se bajen las claras.

Prepara una bandeja de horno con papel vegetal. Echa la masa en una manga con boquilla redonda amplia y haz cada torta haciendo una espiral de dentro hacia afuera. Deja 2-3 cm libres alrededor porque se expande un poco. Hornea a media altura, en el horno precalentado a 180 grados, durante unos 8-10 minutos. Vigila porque no deben tostarse, sólo coger un tono amarillento. Cuando estén listas, saca, retira de la bandeja (manteniendo el papel) y deja enfriar sobre una rejilla.

Para el glaseado: mezcla el azúcar con 1 cucharada de agua y añade de media en media cucharada más, hasta obtener una textura pastosa (si queda demasiado líquida, no se mantendrá dentro de la torta). Cuando las tortas estén bien frías, glasea.

Deja al aire durante 2-3 horas para que la glasa se seque y las tortas de Alcázar estarán listas para comer. ¡¡¡Que te aproveche!!!

Alcazar de San Juan

Trucos y consejos

Notarás que las tortas bajan un poquito y se arrugan cuando se van enfriando. Es normal.

Si al formar las tortas sobre el papel quedan con muchas marcas, podemos alisar con una espátula. Procura dejar un poquito más de masa por el centro.

Por cierto, las tortas de Alcázar se utilizan como base de la bizcochada manchega, otro dulce tradicional de la gastronomía de Castilla La Mancha.

Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

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Ruta del Vino de La Mancha: Alcázar de San Juan

Os invitamos a disfrutar de una ruta inolvidable por el corazón de La Mancha, el gran viñedo del mundo


La ruta turística del Vino de La Mancha, está ubicada en plena llanura manchega, en la zona de mayor producción de vino de Europa y en el territorio de la DO La Mancha. Su recorrido abarca seis enclaves de las provincias de Albacete, Ciudad – Real y Toledo, unidos por un paisaje singular, una larga tradición vitivinícola y una cultura atesorada durante siglos: Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, El Toboso, Socuéllamos, Tomelloso y Villarrobledo.
Una ventana desde la que mostrar lo mejor de nuestra tierra. Un lugar en el que su paisaje, sus gentes y costumbres, forman parte del mundo que inspiro a Cervantes.
Desde sabersabor.es os proponemos una ruta por el corazón de La Mancha y la esencia de nuestros vinos. Comenzamos.

Alcázar de San Juan

Alcázar de San Juan está repleto de lugares que visitar y ver. Comenzando por las estrechas calles de su casco histórico con sus emblemáticas construcciones y monumentos, rincones cervantinos y quijotescos donde nos encontraremos con las estatuas de Miguel de Cervantes y de Don Quijote y Sancho Panza; iglesias y conventos, recuerdos de su pasado ferroviario así como espacios naturales de gran riqueza y variedad paisajística y biológica, cómo el Complejo Lagunar declarado Reserva Natural de la Biosfera. Visitar Alcázar de San Juan ofrece muchas opciones turísticas llenas de historia y cultura.
En el casco antiguo de la ciudad, concretamente en la Plaza de Santa María, se encuentran ubicados el Torréon del Gran Prior (s. XIII), el Cubillo (s. XIII), la Capilla de Palacio (s. XVI), la Casa del Gobernador (s. XVII) y la Iglesia de Santa María la Mayor (s.XIII), donde se encontró la partida de bautismo de Miguel de Cervantes Saavedra.

Imprescindible la visita al Museo del Hidalgo, ubicado en una antigua casa solariega del siglo XVI conocida por el nombre de Casa del Rey. En él podremos descubrir cómo era la vida de los hidalgos, aristocracia rural, que inspiraron a Miguel de Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote de La Mancha.
El Museo cuenta con la exposición de piezas originales de gran valor, cedidas por importantes museos españoles (Museo del Ejército, Museo Nacional de Artes Decorativas, Museo de Santa Cruz, entre otros)
Y la subida al conocido como «Mirador de La Mancha», el Cerro de San Antón, la elevación donde se encuentran cuatro de molinos de viento que conserva la ciudad. Los molinos funcionaron hasta la década de los 40. Coronando el cerro como torres vigías, los molinos de viento Rocinante, Fierabrás, Dulcinea y Barcelona no son sino ingenios mecánicos de gran precisión utilizados para moler el grano y obtener la harina gracias al aprovechamiento de la energía de la naturaleza: el viento.
Se pueden visitar dos de estos molinos. Uno como Centro de Interpretación del Paisaje Manchego y otro alberga una reconstrucción de la maquinaria original del siglo XVI donde se realizan moliendas tradicionales en diversas fechas a lo largo del año.

Interesante visita la que nos ofrece también el Centro de Interpretación del vino, donde se encuentra la sede el Consejo Regulador de la D.O. Vinos de La Mancha. En el Museo, se nos muestra un recorrido por la historia del vino embotellado con Denominación de Origen desde su creación hasta la actualidad. Uno de los lugares más destacados del centro es el tradicional patio manchego, que a su vez alberga una pequeña exposición de prensas antiguas, tinajas de barro, destrozadoras, bombas manuales e incluso una exposición de fotografías anteriores a 1960 en la que se reflejan trabajos en bodegas y en los viñedos manchegos.

Para los amantes del vino y de la gastronomía aquí os dejamos una relación de bodegas y restaurantes en Alcázar de San Juan para disfrutar de una experiencia única de enoturismo con visitas guiadas a bodegas y viñedos, degustaciones, catas y maridaje, cursos de cata, y comidas típicas manchegas.

BODEGA LA TERCIA
BODEGAS ALORT 
LA VIÑA E
RESTAURANTE AIREN HOTEL INTUR 
CASA ORTEGA 
BARBACOA EL RODAL


Planifica tu viaje con nosotros. Más información en www.sabersabor.es


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Próximamente: Ruta del Vino de La Mancha, Socuéllamos

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Madrid – La Mancha, un día por tierras del Quijote

Viaje Madrid ruta del Quijote vino La Mancha

Os proponemos una escapada inolvidable para los que quieren vivir una auténtica experiencia cultural, natural y gastronómica. Un viaje de un día por La Mancha para descubrir algunos de los más importantes escenarios naturales del Quijote, con toda la esencia de nuestras ciudades, pueblos y aldeas, y disfrutando de nuestra rica gastronomía, en la que no puede faltar el delicioso Queso Manchego y los afamados vinos de La Mancha. Sin duda, una auténtica experiencia cultural universal.

Cervantes y Alcázar de San Juan

Iniciaremos el día en Alcázar de San Juan, según algunos estudiosos verdadera cuna de Don Miguel de Cervantes. Desde la inmensa llanura que la bordea, salpicada de bellas lagunas, pasando por sus conocidas fiestas de Moros y Cristianos, las tortas de Alcázar o el legado de su artesanía del cuero, la alfarería y la madera, la visita a Alcázar de San Juan está llena de lugares de interés turístico y patrimonial como las calles del casco antiguo que nos llevarán a la Plaza de Santa María, presidida por una estatua de Miguel de Cervantes.
Esta plaza, origen de Alcázar de San Juan, es un magnífico conjunto en el que la piedra arenisca rojiza contrasta con el color verde intenso de los cipreses que la adornan. En este espacio llama la atención el poderoso Torreón del Gran Prior, torre almenada de planta cuadrada y origen almohade (siglo XIII) que perteneció, como el Cubillo con el que forma conjunto, a la antigua alcazaba. Su nombre se asocia con Don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV y de la comedianta María la Calderona, que fue gran prior de la Orden de San Juan. Ante este Torreón se levanta la comentada estatua del autor del Quijote, pluma en ristre.
En la misma plaza, la iglesia de Santa María la Mayor, remonta sus orígenes al siglo XIII y se erige como un maravilloso compendio de épocas y estilos (románico, gótico, mudéjar, renacimiento…), además de guardar celosamente la partida de bautismo atribuida a Miguel de Cervantes Saavedra, descubierta entre sus archivos allá por el año 1748. El conocimiento de que hace gala Cervantes del entorno de esta ciudad avala sin lugar a dudas esta hipótesis. Aunque es sabido que Alcázar de San Juan disputa con Alcalá de Henares su condición natal de Cervantes.

El Museo de la Casa del Hidalgo bien merece nuestra visita para conocer las costumbres y cómo era la vida de los hidalgos que inspiraron a Miguel de Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote de La Mancha. El Museo cuenta con la exposición de piezas originales de gran valor, cedidas por importantes museos españoles (Museo del Ejército, Museo Nacional de Artes Decorativas, Museo de Santa Cruz, entre otros). También cuenta con recursos audiovisuales, manipulativos e interactivos con los que poder experimentar a lo largo de toda la visita. Un recorrido por sus estancias con toda la esencia y el sabor de aquella época.

Imprescindible realizar una pausa para reponer fuerzas con un buen trozo de deliciosa bizcochá o con unas tortas de Alcázar, nacidas antaño en los hornos del convento de Santa Clara.


Museo Casa del Hidalgo

Colegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial, Alcázar de San Juan
Colegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial

Molinos de Campo de Criptana

A continuación, nuestro viaje nos llevará hasta Campo de Criptana, para descubrir uno de los hitos fundamentales de la geografía española, testigo de un pasado histórico y cultural envidiables: el barrio del Albaicín y los maravillosos molinos de viento que lo coronan. Esta experiencia nos permitirá rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”, así como descubrir algunos secretos del noble arte de la molinería.
Los molinos siguen siendo heraldos ante el mundo del paisaje de Campo de Criptana y de la Mancha en su totalidad. Y algo de esa herencia señorial y quijotesca debe seguir presidiendo sus muros encalados y sus aspas orgullosas y erguidas a los cuatro vientos, pues hoy el conjunto de los molinos de Campo de Criptana está declarado Bien de Interés Cultural, y tres de ellos, los más antiguos, alcanzaron en 1978 la categoría nacional de Monumentos de Interés Histórico-Artístico.

Como todo el que se aproxima a Campo de Criptana, Don Quijote divisó a lo lejos “treinta o cuarenta molinos de viento”. No sólo la imaginación, sino, sobre todo, su irrefrenable deseo de entrar en combate con unos enemigos poderosos y dañinos para la humanidad y añadir nuevas hazañas a su todavía breve historial de caballero, le hicieron ver allí aquellos desaforados gigantes con quien pensó en hacer batalla para quitarles la vida. Es conocido cómo terminó nuestro caballero andante: sin lanza, maltrecho y siguiendo como pudo camino hacia Puerto Lápice, mientras Sancho Panza repetía una y otra vez que ya le había advertido. Cientos de páginas se han escrito sobre este episodio, el más reproducido en dibujos y grabados, y sin duda el que eleva a sus más altas cotas la quimera quijotesca.

Disfrutaremos de un inolvidable recorrido por la sierra de los Molinos para descubrir aquellos gigantes de largos brazos disfrazados de ingenios para moler trigo, tres de los cuales todavía conservan la maquinaria original del siglo XVI. Otros están dedicados a museos, como el que reúne retazos de la vida artística de Sara Montiel, hija predilecta de Campo de Criptana.

Un paseo por el Albaicín de Criptana, con sus maravillosas calles empedradas de casas bajas con tejados de teja árabe, paredes largas, lisas y tan blancas que parecen haber sido encaladas la víspera, rejas que protegen sus pequeñas ventanas, puertas y zócalos de color añil, calles con nombres casi invariablemente relacionados con El Quijote y que se unen mediante escaleras y se enmarañan entre sí a medida que bajan de la sierra al llano, nos acercará a la hora del almuerzo, que nos espera con una deliciosa y auténtica Comida Típica del Quijote, a base de platos tradicionales de la cocina manchega. Una cocina universalizada por Cervantes.

Antigua cueva – bodega de Tomelloso

Dejamos atrás tan ilustre lugar, y recorreremos los escasos kilómetros que separan Campo de Criptana de Tomelloso. Ciudad de paso y estrechamente vinculada a la Mesta desde época medieval, Tomelloso es hoy uno de los principales centros productores de vino de España y de la región con D.O. La Mancha.
La ciudad retiene todavía una amplia tradición artesanal, que se aplica en dosis iguales de esmero, mimo y profesionalidad a sus productos más conocidos: el Queso Manchego, sus vinos y sus brandys.

Iniciaremos la tarde visitando una de las 2200 antiguas cuevas – bodega existentes en el subsuelo de Tomelloso, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino. Si pudiésemos ver de una manera global el subsuelo de Tomelloso, lo veríamos agujereado por completo. Se trata realmente de un mundo subterráneo único por descubrir. Cada una de estas antiguas cueva – bodega nos habla de una vida dedicada al cultivo de la vid y a exprimir su delicioso zumo: el vino.

Las numerosas rejillas o lumbreras que se abren en el suelo a nuestro paso por todo el casco urbano de la ciudad nos indican la existencia de numerosas cuevas bajo tierra horadadas por valientes hombres y mujeres bajo sus casas para hacer vino. Bodegas llenas de encanto que conservan toda su esencia gracias a sus grandes tinajas de barro y a permanecer intactas desde hace décadas.

Existen otros lugares con cuevas – bodega pero muy por debajo en número y tamaño respecto a Tomelloso. Aranda de Duero (Burgos), Fuensaldaña y Mucientes (Valladolid), Haro (La Rioja), son algunos ejemplos.

A continuación, nos trasladaremos a una auténtica Quesería Artesana manchega, donde conoceremos los secretos de un producto sobradamente conocido: el Queso Manchego. Descubriremos todos los detalles que marcan la diferencia de este queso y realizaremos un interesante itinerario por las instalaciones de esta fábrica artesana de la mano de todo un maestro quesero. Terminaremos con una cata-degustación de este producto tan cotizado a nivel nacional e internacional.
Las características de La Mancha han constituido siempre un imperativo ecológico para la explotación del ganado ovino y por tanto para la elaboración de quesos, como prueba la existencia de varios yacimientos de la Edad del Hierro y del Bronce, en los que se han encontrado fragmentos de antiguos utensilios que sin duda sirvieron para la elaboración de quesos. Destacan dos queseras completas descubiertas en la Motilla del Azuer, Daimiel.
Es de suponer que todas las civilizaciones que han pasado por estas tierras, disfrutaron paladeando nuestro queso.
Estamos obligados a mencionar a Cervantes que en el Quijote cita varias veces el Queso Manchego y presenta a su héroe como un gran consumidor de él. Las alforjas de Sancho Panza siempre iban provistas de pan y queso. Para deleitarse es el capítulo “Donde se cuentan las bodas de Camacho El rico, con el suceso de Basilio El pobre”, se dice: “… los quesos, puestos como ladrillos enrejados, formaban una muralla…”.
Para terminar esta pequeña reseña histórica respecto al Queso Manchego se cuenta que un famoso ‘gourmet’ norteamericano había comentado que dudaba entre lo que le producía más placer: si tomar un buen Queso Manchego, con un tinto de la misma tierra, o si leer al Quijote, y que, al fin, había resuelto tan angustiosa duda, comiendo el queso, bebiendo el vino y leyendo el Quijote, alternativamente.

Como no podía ser de otra forma, finalizaremos este apasionante viaje a la tierra de Don Quijote con la entrega a los participantes del Título de Dulcinea y Caballero.

Elaborando el Queso Manchego



Si quieres disfrutar de esta maravillosa escapada contacta con nosotros

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Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©