Desde los primeros días de abril resulta común observar en cualquier pueblo y ciudad de España la asombrosa exhibición de los vencejos
Aparentemente sin esfuerzo este animal hiende el aire como un látigo, volando de manera errante en grandes bandadas que pueblan el cielo de chillidos ensordecedores, planeos, revoloteos y rápidos cambios de dirección. El vencejo común es de sobra conocido por todos nosotros, y para muchos, oír la algarabía que producen en el cielo es sin duda sinónimo de esparcimiento y calor, la viva estampa del bochorno y el paso soñoliento de las horas en cualquier jornada de estío.
Sin embargo, lo que no todo el mundo sabe es que detrás de esos vuelos y ese ruido endiablado se encuentra uno de los animales más fascinantes de la naturaleza. Algunos de sus atributos son de récord y no está de más que los repasemos en el siguiente ranking que de seguro sorprenderá a más de un lector. Estos son los 10 hechos portentosos del conocido y singular vencejo:
1. Los vencejos son aves migradoras que pasan el invierno en las lejanas latitudes del África Central y Meridional, para regresar después cada primavera a efectuar su cría en Europa. Mediante la técnica del anillamiento, los ornitólogos han demostrado que las parejas se guardan fidelidad prácticamente durante toda la vida y que sienten además un gran apego al viejo nido familiar, siendo capaces de orientarse hasta el punto de regresar y recordar un año después su emplazamiento exacto. En algún caso se ha podido comprobar incluso como una hembra ocupó 12 años seguidos el mismo nido. Con el fin de medir la habilidad de los vencejos para orientarse, unos investigadores capturaron en Suiza 28 individuos de vencejo real y los trasladaron en avión a Lisboa, donde fueron puestos en libertad. Pese a no haber realizado nunca por si mismos ese viaje, al menos una docena de las aves logró regresar a su colonia atravesando toda la Península Ibérica y el sur de Francia. El récord lo obtuvo además uno de ellos, que volvía a ocuparse en Suiza de la crianza de los pollos tan sólo 3 días después de ser liberado en Portugal.
Vencejo en el cielo de la tarde
2. Uno de los aspectos más llamativos de la biología de los vencejos es su extraordinaria adaptación para la vida aérea, pues puedan pasar meses enteros volando ininterrumpidamente y sin posarse nunca. De hecho, desde el momento en que abandonan el nido por primera vez no paran de volar ni un solo segundo hasta transcurridos 21 meses, cuando llega el momento de ser padres. Esta circunstancia fue descubierta por un naturalista británico hace 200 años, quien observó que los vencejos sólo se posan cuando están criando, y aún así lo hacen exclusivamente en el nido y en ningún otro lugar. Su habilidad y resistencia les permite alimentarse en el aire, y beben de charcas y lagunas mediante arriesgadas pasadas a ras de agua, sin tocar el suelo ni una sola vez. Se ha comprobado incluso que machos y hembras realizan la cópula en pleno vuelo y que para hacer el nido se bastan con objetos recogidos en el aire como plumas, vilanos o pequeñas fibras vegetales. Para colmo existe un tipo de vencejo en Indonesia que ni siquiera se molesta en realizar la recolección, ya que para fabricar su nido utiliza exclusivamente su propia saliva, que además es comestible. Su consumo es tradicional en el Lejano Oriente, donde organizan peligrosas expediciones con cuerdas y andamios de madera a fin de recoger los nidos suspendidos a gran altura en las cuevas donde anidan. Este manjar es el ingrediente principal de la famosa “sopa de nidos de golondrina”.
3. La pericia aérea de estos animales alcanza tintes asombrosos cuando se disponen a pasar la noche, ya que los vencejos, como no podía ser de otra forma, también duermen en pleno vuelo. Con la puesta de sol estos animales finalizan sus erráticas acrobacias y se integran en un solo bando, que se eleva en amplios círculos hasta desaparecer finalmente de la vista. ¿A dónde se dirigen? Mediciones de radar han demostrado que tras alcanzar suficiente altura, los vencejos quedan suspendidos en el aire y en un estado de aletargamiento similar al sueño, aunque sin dejar nunca de aletear. En estas condiciones, mecidos por las corrientes de aire, han sido sorprendidos ocasionalmente por pilotos de aviones a altitudes de casi 2.000 metros, donde permanecen toda la noche hasta que al amanecer bajan de nuevo en bandadas que se disgregan cerca del suelo.
Nidos del vencejo de las cuevas, ingrediente básico para la famosa sopa de nidos de golondrina
4. Algunas especies de vencejos, es cierto, no duermen en el aire… Pero eso no les quita ni un ápice de espectacularidad. En América del norte vive un pariente de nuestro vencejo común, el llamado vencejo de las chimeneas, con una curiosa costumbre a la hora de conciliar el sueño: elige siempre las chimeneas de los edificios para pasar la noche. Uno de los más curiosos espectáculos de la naturaleza es la contemplación de millares de vencejos maniobrando para instalarse en una de estas estructuras a la hora del ocaso. La masa revolotea en forma de embudo y va introduciéndose poco a poco dentro del orificio hasta desaparecer completamente en su interior. Como es de esperar, resulta irremediable que perezcan miles de estas aves cuando los propietarios encienden el fuego o los quemadores de petróleo, totalmente ignorantes del «dormitorio comunitario» que se ha organizado en su chimenea.
5. Los vencejos capturan infinidad de pequeños insectos, los cuales llegan a formar auténticos enjambres suspendidos sobre pueblos y ciudades. Para cazarlos se limitan simplemente a abrir la boca, que en estos animales es un auténtico embudo, pero aún así las presas son tan pequeñas que los padres necesitan aportar diariamente más de 40.000 insectos para poder alimentar a su progenie. A fin de dar una idea de la gran cantidad de invertebrados que un vencejo es capaz de atrapar, diremos que en una sola ceba a una de sus crías se pudieron contar hasta 600 pulgones… Con estas cifras no es de extrañar el vuelo histérico e ininterrumpido de los padres durante todo el día.
6. Se trata del único pájaro, por lo que hasta ahora conocemos, que se permite el lujo de cambiar su rumbo y hacer rodeos para evitar zonas tormentosas, ya que pueden predecir con suficiente antelación la llegada de los frentes o las bajas térmicas. Cuando se acerca una borrasca a su territorio, los pequeños vencejos prevén su llegada y se desplazan delante de ella, eludiéndola. Las aves se esfuman literalmente y aparecen después en gran número en otras regiones, a menudo a cientos de kilómetros de su lugar de origen. Una vez pasado el mal tiempo, los vencejos regresan a su área inicial y continúan la crianza de sus hijos como si no hubiese pasado nada.
Vencejo real
7. En estas circunstancias adversas la ausencia de los padres durante varios días no entraña peligro alguno para la pollada. Tan pronto como los padres se marchan y cesa el suministro de alimento, las crías entran en un periodo de letargo durante el cual su gasto energético disminuye hasta niveles sorprendentes. Un ornitólogo finlandés, Jukka Koskimies, demostró que en el vencejo común los pollos resisten el frío y la inanición haciendo descender sus temperaturas corporales más de 28ºC (una especie de hibernación temporal) y que pueden mantener este letargo hasta 10 o 12 días, tiempo más que suficiente para el regreso de los padres y la vuelta a la normalidad.
8. Aún así, cuando las condiciones climáticas adversas se alargan demasiado, los vencejos recién llegados de África pueden quedar atrapados y sin posibilidad de alimentarse por espacio de muchos días: la lluvia y el frío impiden el vuelo de los insectos de los cuales se alimentan, lo que hace que estas aves se debiliten progresivamente y acaben por morir en gran número. Se les puede ver entonces aferradas a las paredes de los edificios en un intento desesperado por no caer al suelo (donde sus patas extraordinariamente cortas no les permitirían levantar el vuelo), y si el mal tiempo se prolonga, en las calles de las ciudades aparecen multitud de vencejos totalmente extenuados y que no oponen resistencia cuando se intenta cogerlos con la mano.
Área de distribución del vencejo común. En rojo, zona de cría. En azul, área de invernada
9. La capacidad de predecir el mal tiempo permite a los vencejos elegir e incluso variar sobre la marcha sus rutas migratorias, siempre en busca de las mejores condiciones meteorológicas. Este extraordinario comportamiento fue descubierto casualmente durante una inspección rutinaria de radar en las inmediaciones de Zurich, en los Alpes septentrionales. Una tormenta de grandes proporciones se estaba gestando al sur de la cordillera, y cualquier otra ave no hubiera dudado en poner pie a tierra y esperar una mejoría del tiempo… pero no los vencejos. Todavía a cientos de kilómetros de la perturbación, el grupo decidió dar un rodeo en su viaje a África y poner rumbo ¡a París! No es que los vencejos hubiesen perdido la orientación: sencillamente habían detectado las bajas presiones y tomaron una dirección alternativa para su migración anual hacia el sur, pasando esta vez sobre Francia, el norte de España, el Mediterráneo Occidental y Túnez.
10. El vencejo es considerado actualmente el ave más rápida del mundo. Nuestro conocido vencejo común puede alcanzar fácilmente los 90 km por hora en vuelo sostenido, pero esta marca está muy lejos del récord absoluto, actualmente en poder de su pariente el vencejo de cola espinosa o vencejo mongol. Minuciosos estudios efectuados con esta ave, que en sus vuelos migratorios llega a alcanzar Tasmania desde la zona oriental de Siberia, han podido establecer una velocidad de crucero de 144 km/h y velocidades punta de hasta 170 km/h. Si a esta rapidez le unimos sus habilidades acrobáticas, o el hecho de que puede llegar a recorrer sin descanso más de un cuarto de millón de kilómetros mientras caza o duerme a lo largo del año, no nos queda sino revisar nuestras ideas preconcebidas acerca de este portentoso animal… sin duda, un animal de récord.