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San Francisco Javier y la Javierada. Un hito religioso en tierras navarras (1ª parte)

“Francisco, capitán de Dios, ha terminado sus cruceros. Ya no le queda suela a sus plantas y tiene más gastado el cuerpo que la sotana. Ha llevado adelante lo que le indicaron que hiciera; no todo, pero sí lo que pudo. Se acuesta sobre la tierra, porque no puede más. Y es verdad que ahí cerca tiene a China, y es verdad que aún no la ha pisado. Pero ya no puede adentrarse, muere ante ella; se tiende, pone a su vera el breviario. Dice “Jesús”. Perdona a sus enemigos, hace su plegaria y, tranquilo, como un soldado, pies juntos, cuerpo erguido, cierra austeramente los ojos y se cubre con la señal de la cruz”.

Vista desde el Castillo de Javier. Autor, Viajar sin Destino

Vista desde el Castillo de Javier. Autor, Viajar sin Destino

Las palabras de Claudel ilustran bellamente el momento de la entrega del alma del que fuera un peregrino incansable por este mundo de Dios, navarro por más señas y del Castillo de Javier, que expiró a las puertas de China en el amanecer del día 3 de diciembre de 1552. Se trataba de San Francisco Javier, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola.

Detalle de la vida de San Francisco Javier. Autora, Jacqueline Poggi

Detalle de la vida de San Francisco Javier. Autora, Jacqueline Poggi

El Castillo de Javier se encuentra cercano a la localidad del mismo nombre, sobre una colina cercana donde exhibe su estampa clásica al estilo de las grandes fortificaciones renacentistas de Francia o Alemania. Pero el castillo de Javier es mucho más antiguo, ya que sus orígenes se remontan a los comienzos del X. Efectivamente, en su base se conservan todavía algunos zócalos de confección musulmana y que podrían ser de aquella lejana época, aunque la construcción, tal y como la podemos ver ahora, es mucho más reciente y de origen cristiano. Del siglo XI data el primer edificio y su recinto, mientras que no fue sino hasta dos siglos más tarde cuando se añadieron varios cuerpos poligonales y torres que le dieron su configuración definitiva. Era la época del rey Sancho VII de Navarra, héroe de las Navas de Tolosa y cuñado del archiconocido Ricardo Corazón de León. En torno al año 1223 el castillo pasó a su poder debido a los impagos de su anterior propietario, y desde entonces la historia le fue muy dispar, llegando a quedar abandonado y al borde de la ruina más absoluta a finales del siglo XIX.

Javierada año 2011. Autor, Parroquia de Santa Engracia

Javierada año 2011. Autor, Parroquia de Santa Engracia

Tuvo que llegar 1940 para que la cuna de San Francisco Javier fuera catapultada a la fama con la celebración de la Javierada, peregrinación religiosa en honor al Santo y que en próximas fechas tendremos ocasión de disfrutar de pleno. Efectivamente, en la actualidad se realizan dos convocatorias de la Javierada sin distinción de sexo: en la primera participan sobre todo diversos pueblos del sur de Navarra, que se dirigen hacia el castillo el primer domingo entre el 4 y el 12 de marzo. El segundo turno, en cambio, se realiza con mayor devoción si cabe para el sábado siguiente.

El jesuita viajero. Autor, Víctor Gomez

El jesuita viajero. Autor, Víctor Gómez

Francisco Javier fue canonizado en 1622, al mismo tiempo que santos insignes de la talla de Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila, Felipe Neri e Isidro el Labrador. Uno de los tripulantes del navío que lo llevó hasta las costas donde había de encontrar la muerte, había aconsejado que se llenase de barro el féretro para poder trasladar más tarde los restos. Diez semanas después, se procedió a abrir la tumba. Al quitar el barro del rostro, los presentes descubrieron que se conservaba perfectamente fresco y que no había perdido el color; también el resto del cuerpo estaba incorrupto y sólo olía a barro. El cuerpo fue trasladado a Malaca donde todos salieron a recibirlo con gran gozo, y a finales de ese mismo año se llevó a Goa, en la costa oeste de la India, donde los médicos comprobaron que efectivamente el cuerpo no había sufrido los estragos habituales de la muerte y se hallaba incorrupto. Ahí reposa todavía, en la iglesia del Buen Jesús.

Restos de la iglesia jesuita de San Paulo. Macao, China. Autor, Viajando ando

Restos de la iglesia jesuita de San Paulo. Macao, China. Autor, Viajando ando

La Javierada tuvo ya un loable intento de instauración en el siglo XIX, concretamente el 4 de marzo de 1886. Entonces la peregrinación fue organizada por la Diputación Foral de Navarra como agradecimiento al santo por haber evitado (según creencia popular de la época) una grave epidemia de cólera que sí causó numerosas bajas en otras zonas. Pero fue el 10 de marzo de 1940 cuando podemos hablar realmente de la primera Javierada, llevada a cabo por los carlistas de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en un intento de «perpetuar el espíritu de la Cruzada». Al año siguiente se convocó de forma oficial para el segundo domingo de marzo. La participación popular fue tal que tan solo 20 años más tarde se decidió organizar una Javierada exclusivamente femenina. Ésta se hacía durante el fin de semana posterior al masculino, y a pesar de los intentos de la Iglesia por evitarlo, la versión femenina siguió ganando adeptas hasta el punto de resultar inevitable la instalación de puestos de socorro en el camino, para tratar los frecuentes desfallecimientos que se producían en la marcha.

Continuará…

Puesta de sol en Goa, India. Autor, Shahnawaz Sid

Puesta de sol en Goa, India. Autor, Shahnawaz Sid

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En el principio, o la India enigmática de los diez mil dioses

En el principio, o la India enigmática de los diez mil dioses

El post de hoy nos lleva en un viaje cálido y fragante hasta la India milenaria, la India infinita y la India innumerable de nuestras evocaciones. Pero no lo vamos a hacer por los tours turísticos habituales. De la mano de Ramiro Calle, un orientalista y viajero incansable de este país, recorreremos en una preciosista selección de fotografías los rincones más bellos y ajenos al tiempo que pueden hallarse hoy en día. En sus escritos, Ramiro Calle confiesa ser incapaz de elegir entre la India del norte y la del sur, la tropical de las costas del Índico o la esplendorosa del Himalaya, donde nacen algunos de los ríos más místicos del planeta. Hemos seleccionado algunos fragmentos de su obra “La India que amo” como ejemplo gráfico de esta indecisión crónica, pero que como todo acto humano tiene también acoplada su propia sentencia hindú: “Cada vez que pones el pie en el suelo, mil caminos se abren”.

 

2. Indio cerca de Panaji. Autor, Adam Jones

Indio cerca de Panaji. Autor, Adam Jones

3. Estampa clásica en Goa. Autor, Travelmeasia

Estampa clásica en Goa. Autor, Travelmeasia

4. Elefantes en la ceremonia de un templo. Autor, Reji

Elefantes en la ceremonia de un templo. Autor, Reji

5. El medio de transporte ideal. Autor, Travelmeasia

El medio de transporte ideal. Autor, Travelmeasia

“Me gusta Panaji, la capital de Goa, por su atmósfera decadente, por su encanto colonial, por esa especie de halo de lentitud y de desidia que se agarra al ambiente; Es una ciudad pequeña, con sabor mediterráneo en los días secos y luminosos, simpática y que todavía conserva cierto aire portugués y por tanto colonial. Así que todo ello quiere decir, amigos míos: iglesias. Los colonizadores alzaban iglesias en territorio indio como los niños comen caramelos. Y estas iglesias son hermosas, tienen su toque, por eso las visito cuando tengo ocasión de ello y, además, están sorprendentemente limpias, cuidadas, bien conservadas, y cuando no hay liturgia son lugar excelente para recogerse, descansar unos minutos, renovarse, apartarse del bullicio y del caos (…) Al final, como no podía ser de otro modo, voy a dar con la playa Nagoa y sumerjo mi cuerpo en esas aguas cálidas, no muy claras (nunca lo están en la India), relajantes, que tanto el cuerpo como la mente agradecen.

 

6. Puesta de sol frente a Goa, la mítica colonia de los portugueses. Autor, Selmerv

Puesta de sol frente a Goa, la mítica colonia de los portugueses. Autor, Selmerv

7. Estampa típica de un mercado en Badami. Autor, Wendkuni

Estampa típica de un mercado en Badami. Autor, Wendkuni

8. La bendición del elefante. Autor, Mrbichel

La bendición del elefante. Autor, Mrbichel

9. La siesta de la inocencia. Autor, Wildxplorer

La siesta de la inocencia. Autor, Wildxplorer

Son días para poner en orden mis notas, reflexionar, hacer yoga y practicar frente a las aguas sosegadas los ejercicios de pranayama, que tanto fortalecen el cuerpo y tanta paz otorgan a la mente. Estoy de suerte porque no hay mosquitos. ¡Qué alivio! Tampoco, al parecer, las implacables y terribles pulgas que te hacen unos ronchones que echa uno de menos los mosquitos. Al atardecer de uno de esos días lejos del mundanal ruido, un grupo de muchachitos se ha sentado horas conmigo y me ha acribillado a preguntas, pero su compañía era grata. Me han puesto hasta la coronilla de arena con sus juegos, se han subido por mis piernas y por mis hombros, han querido imitar mis posiciones de yoga y me han preguntado mil veces por mi nombre. No habían escuchado hablar de España, pero sí de Italia, así que les he dicho que no están lejos una de otra cuando han querido saber donde se ubica mi país. Al final se han llevado todos mis bolígrafos y mis lápices, un par de blocs de notas y mis caramelos masticables.

 

10. Estampa del Ganges al amanecer. Autor, On the go Tours

Estampa del Ganges al amanecer. Autor, On the go Tours

11. Mujeres lavando en el lago de Badami. Autor, Matso

Mujeres lavando en el lago de Badami. Autor, Matso

12. Monjes navegando por el Ganges. Autor, Travelwayoflive

Monjes navegando por el Ganges. Autor, Travelwayoflive

13. Badami desde un templo cueva. Autor, Matso

Badami desde un templo cueva. Autor, Matso

Los templos cueva de Badami. Atardece. El cielo se ha teñido de coral. El silencio solo se ve quebrado por el ruido sordo y agradable, sosegador, de las paletas de madera que las mujeres utilizan para golpear la ropa que están lavando en el lago. Me he sentado a contemplarlas, a la orilla del lago, rodeado por un circo de montañas bajas. El tiempo parece haberse suspendido en la conjunción del día y de la noche. Este instante supremo toca mi corazón, deja una huella indeleble en él. Comprendo que Jung dijera a propósito de la India: “Me dejó huellas que me llevaron de una infinitud a otra” (…) Al día siguiente, muy de mañana, parto para visitar la última capital que fuera de los Chalukya, donde hay un buen número de fabulosos templos muy antiguos en perfecta conservación. Desde allí me desplazo a Aihole, nombre que deriva de Arya-holi, o sea, “ciudad de los santos”, con setenta templos muy antiguos desparramados por toda la zona, y alrededor de los cuales se ha ido conformando un poblado de casitas muy sencillas y gentes muy primitivas y afables.

 

14. Iglesia de la Inmaculada Concepción, en Panaji. Goa. Autor, Dms_303

Iglesia de la Inmaculada Concepción, en Panaji. Goa. Autor, Dms_303

15. Detalle de un templo en Rameshwaran. Autor, Indi.ca

Detalle de un templo en Rameshwaran. Autor, Indi.ca

16. Recolectores de cocos. Autor, Travelmeasia
Recolectores de cocos. Autor, Travelmeasia

17. Abluciones en el templo de Ramanatha Swami. Autor, Dwanjavi

Abluciones en el templo de Ramanatha Swami. Autor, Dwanjavi

Doloridos los huesos, me bajo de la carreta de bueyes, que conducía un simpático campesino por una escasa suma de rupias. Estoy frente al templo de Ramanatha Swami, del más puro estilo drávida, que cubre nada menos que siete hectáreas y cuenta con dos gopurams (torres) de treinta y nueve y veinticuatro metros cada una. Los corredores son impresionantemente largos y magníficamente ornamentados. Me deslizo por ellos boquiabierto (…) Lo más curioso del templo es que alberga veintidós pozos (kundas) y en cada uno de ellos el agua tiene un sabor distinto; son aguas sagradas y se me asegura que tienen un gran poder terapéutico y propiedades medicinales. Primero los peregrinos se bañan en el mar, al que da una parte del templo, y luego lo hacen con las aguas de los veintidós pozos.

 

18. Templos cueva de Badami. Autor, Amit Rawat

Templos cueva de Badami. Autor, Amit Rawat

19. Mercado de Panaji, en Goa. Autor, Asebest

Mercado de Panaji, en Goa. Autor, Asebest

20. La India en blanco y negro. Autor, Matso

La India en blanco y negro. Autor, Matso

21. Clásica estampa de Goa. Autor, Travelmeasia

Clásica estampa de Goa. Autor, Travelmeasia

Nos adentramos por esas tierras tropicales en dirección a Rameshwaran, la isla a la que yo hacía años había viajado desde Sri Lanka por mar, cuando la situación política lo permitía, pues ahora ya no es posible. A menudo nos detenemos a estirar las piernas, comprar cocos de agua y dejar que su néctar se deslice como una dulce ambrosía por la garganta. Difícilmente puedo resistirme a detener el automóvil y pasear entre los palmerales, las inmensas plantaciones, los arrozales. Las mujeres, en plena carretera, hacen cuerdas sirviéndose del material de las palmeras. Algunos hombres, muy diestra y velozmente, ascienden por el cimbreante tronco de las palmeras y a través de cuerdas enganchadas a las ramas pasan de unas a otras con la misma habilidad o más que lo haría un simio. Son los que preparan el licor de palmera, intenso, que rasga la garganta y altera enseguida la consciencia. A lo lejos veo los bueyes y tras ellos los campesinos arando. Esa imagen nunca se borra de la retina. Es una de las imágenes más vivas de la India eterna…”

Todos los textos han sido extraídos de la obra:
“La India que amo”.
Ramiro Calle. Editorial Kailas, 2009.

 

22. Anochiendo en la enigmática India. Autor, Skizofrenias

Anocheciendo en la enigmática India. Autor, Skizofrenias