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Descubriendo el Monumento de Villahermosa

Villahermosa fue elegido el pueblo más bonito de Castilla – La Mancha en el año 2018, por su impresionante patrimonio cultural y natural


Villahermosa, pequeña población de la comarca del Campo de Montiel (Ciudad – Real), tiene su origen en la Edad Media. Creada como propiedad de Don Enrique, Infante de Aragón, Maestre de la Orden de Santiago, cambió su nombre de “Pozuelo” por el de Villahermosa, según carta fechada el 22 de septiembre de 1444, desligándola al mismo tiempo de Montiel.
Su historia está marcada por su situación en las rutas de Cuenca a Granada y de Valencia a Calatrava. Fue y es, por tanto, una importante encrucijada de caminos.
Hoy es un humilde, tranquilo y maravilloso pueblo del Campo de Montiel, con siglos de historia a sus espaldas y citada hasta cinco veces por Don Miguel de Cervantes en su universal obra “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha“. Un auténtico escenario del Quijote.
Cuna de Juan de Solís y Fernando de Ballesteros Saavedra entre otros personajes ilustres, pocas villas como Villahermosa, mantienen y conservan la identidad de un auténtico pueblo rural manchego, que debe su existencia a los quehaceres agrícolas, artesanales y a la cultura que gira en torno a ello.

Es mucho el patrimonio histórico – artístico que se conserva en este bonito pueblo, pero destaca sobremanera la impresionante iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, catalogada como Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural. Una auténtica joya de gran riqueza arquitectónica en un armonioso compendio de estilo Gótico, Florido o Flamígero (siglos XV – XVI).
El exterior destaca por su espléndida torre de 50 m de altura y la maravillosa e imponente Puerta del Perdón, con un finísimo arco abocinado, con multitud de adornos, tomados de la fauna y la flora, que constituyen un verdadero encaje de piedra.
En el interior, de una sola nave con planta de salón, aunque las capillas laterales le dan aspecto de cruz latina, nos encontramos con cuatro impresionantes bóvedas góticas, formadas por numerosas ojivas y la monumental tribuna de madera noble para el órgano barroco, bellísimo y de gran envergadura, que suena desde mediados del siglo XVIII. Hoy es uno de los más grandes e importantes de la comarca, de la provincia y de la región, junto al de Torre de Juan Abad y Terrinches. Cinco castillos y el fuelle original, un gran teclado de palo santo y novecientos veintiséis tubos componen un órgano de trompetería horizontal con lengüeta, que impresiona a todo aquel acostumbrado a la trompetería vertical con labiales del resto de Europa.


El patrimonio artístico que suscita más interés en Villahermosa son el singular Monumento de Semana Santa, único en el mundo, y el grandioso órgano barroco


Admirable el arco carpanel y los soportales torneados que sostienen el gran coro, que actualmente alberga el museo parroquial, entre cuyos tesoros se encuentra el Monumento de Semana Santa, conjunto pictórico del siglo XVII, magnífico ejemplo de arquitectura barroca, único en España.
Don Francisco, párroco de Villahermosa, nos ilustra con detalle sobre esta joya pictórica: “el Monumento de Semana Santa representa en diferentes planos, con más de 30 lienzos, la Pasión de Jesucristo. En la bóveda del presbiterio, tradicionalmente desde el siglo XVII hasta el siglo pasado se colgaba el colosal conjunto pictórico para envolver el Monumento o Reserva Eucarística el día de Jueves Santo y tapar las imágenes del extinto retablo renacentista como prescribían las normas litúrgicas, a modo de Sargas. El Monumento, datado en el siglo XVII, de tendencia manierista, consta de varios bastidores, que representan escenas de la Pasión.»

Se expuso por última vez en 1980 dado su problemático estado de conservación y al restaurarse el interior del templo. Según los estudiosos del tema, sus pinturas son de primer orden siendo una obra verdaderamente singular en la península ibérica. Esta es la opinión de Alfonso E. Pérez Sánchez, director del Museo del Prado en 1986. Entre 1989 y 1991 se restauraron en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid las 3 escenas del lavatorio, despojo de vestiduras y flagelación. En 1991 se comenzó la restauración de otros ocho lienzos de temática decorativa y tres pechinas, habiendo sido terminados en marzo de 2006. En febrero de 2011 son traídos al templo parroquial, y desde la Semana Santa de ese mismo año una parte del conjunto decora las paredes del coro a modo de exposición permanente. La Santa Cena está expuesta en la capilla del Sagrario y el Lavatorio en el presbiterio.

El diccionario de la Real Academia define la palabra Monumento como túmulo, altar o aparato que el día de Jueves Santo se forma en las iglesias, colocando en él una arqueta en forma de sepulcro, y en ella, la segunda hostia consagrada para reservarla hasta los Oficios de Viernes Santo en los que se consumía. La definición recuerda la liturgia del Concilio de Trento, en la cual no comulgaba el Viernes Santo nada más que el celebrante, el Párroco, normas en vigor hasta el Concilio Vaticano II.

Los dos Concilios han tenido que ver con el Monumento, el primero con su origen, el segundo con su fin. En el primero se consideró que era necesaria la formación de los fieles, dada su baja cultura, para lo que tendrían que valerse de la palabra en la predicación, y de las imágenes en la decoración de los templos, imágenes que debían ser didácticas, prohibiendo “las que comunicaran falsos dogmas o distrajeran en la oración”. Como consecuencia del espíritu de la contrarreforma, las iglesias se revisten de tapices, retablos y a Villahermosa llega el Monumento para embellecer y dar esplendor a los Oficios del Jueves Santo, durante el tiempo en que estaba hecha la Reserva, expuesto el Santísimo, sacramento esencial del catolicismo postconciliar.
El final del Monumento como decoración y complemento de los actos litúrgicos del Jueves Santo, le llega a finales de los años 70 al remodelar el presbiterio para adaptarlo a las disposiciones de la liturgia del Concilio Vaticano II. Un albañil preguntó que se hacía con los agujeros que había en la bóveda del presbiterio; la contestación fue: ¡tápese!, esta palabra marcó el fin. No eran ya necesarias las imágenes, cumplió su ciclo histórico, dejó de ser complemento de actos litúrgicos, elemento didáctico y se transformó en “Monumento Artístico”, y como tal nos ha faltado la sensibilidad para su correcta conservación, pero nunca es tarde.

Imagen de archivo. Ayuntamiento de Villahermosa

Una réplica del Monumento original se exhibe cada año durante la Semana Santa de Villahermosa gracias a la Hermandad de Jesús Nazareno y al esfuerzo de multitud de personas anónimas


El Monumento de Villahermosa es un conjunto de bastidores, a modo de bambalinas de teatro, que cuelgan de la bóveda del presbiterio. El conjunto de bastidores forma un arco, van de forma progresiva desde el primer escalón hasta el fondo en el que hay un tapiz rojo con la imagen de la custodia, en el centro queda el altar que se eleva y en lo más alto se coloca la arqueta mozárabe donde se hacen la Reserva. Las pinturas, las velas, las flores y la arqueta con el Santísimo, forman un conjunto muy hermoso, de gran belleza y suntuosidad que induce a la oración.
Las pinturas simulan unas grandes columnas herrerianas que soportan en lo más alto la fachada de un majestuoso edificio, el pretorio en el balcón central, el Eccehomo, en las laterales balconadas con público y entre ellos San Pedro con sentimiento de haber negado.
Las bases de las columnas son iguales en todos los bastidores, al ir en disminución progresiva, le dan a todo el conjunto un efecto de perspectiva. Los arcos posteriores están decorados con ángeles y simbología de la pasión. En el fuste de la columna hay cuatro figuras, dos a cada lado, que están apoyadas sobre una repisa, en contraste con una columna cilíndrica, y forma una especie de hornacina que le da una impresión escultórica.
Las pinturas del lado del Evangelio representan a Jesús orante en la parte inferior y en la parte superior a Jesús cubierto con un paño rojo, coronado de espinas, con una caña y se mofan y le escupen. En el lado de la epístola, El Salvador es despojado de sus vestidos y en la parte superior, azotado. Son pinturas de tamaño natural, las llagas de los azotes no son tan crueles, como pueden ser las de la época, como las del Museo Diocesano, los rostros son de dolor, de pena, pero dolor controlado, contrasta con los romanos que lo martirizan con caras feas y miradas de odio. En el balcón central, el Eccehomo está acompañado de Pilatos.
Los rostros de todas las figuras de Jesús, tienen en común la mirada que comunica con el observador.
En lo más alto, el Padre acompaña al Hijo en todas las vicisitudes del Jueves, lo mismo que los ángeles que rodean las distintas figuras, son bellas composiciones, muy expresivas y es urgente su restauración.
Para completar la anchura hay otras dos pinturas: La Última Cena y El Lavatorio. Contrastan con el resto del conjunto por ser estilos pictóricos distintos.
El Lavatorio, no es una pintura original. Desde Tintoretto cualquiera que pinte el tema lo recuerda. Pero, pese a ello, las caras, las manos, las expresiones… San Pedro se resiste ¡lavarme tú a mí!, demuestran un profundo sentimiento religioso del pintor. Está restaurada y ha recuperado el color, los añiles, los verdosos y la radiación alrededor de la cara de Cristo.
La Última Cena, de la Capilla del Santísimo, colgado más bajo y con mejor luz, pero no suficiente, se disfruta mejor que el anterior. Sin restaurar, los colores son los originales, tratados por el tiempo (si alguna vez se restaura estaría bien que se haga un minucioso estudio para tratar de encontrar fechas y firmas).
Después de que Leonardo pintase su Última Cena, la influencia sobre las demás fue notoria, ya que no ha habido pintor que se preste que no haya hecho la suya: Tiziano, Juan de Juanes, el Greco, Tristán, Velázquez y hasta Dalí con sus fantasías.

La del Monumento de Villahermosa es una entre pocas por su belleza y mérito pictórico. Se pueden observar los detalles que lo atestiguan: arquitectura y decoración del cenáculo, distribución de los Apóstoles en la mesa, luces y sombras, efecto en el cuchillo en el primer plano de la mesa, vestidos, dobleces y arrugas, colores (añil, verdoso y grisáceo). La perfecta armonía de luz, color, planos… Judas oscuro para destacar; el mantel marfil, sutil transparencia con arrugas y pliegues, dobladillos; caras y manos con sus expresiones (alguien viéndolo dijo: “las caras y las manos son de un gran maestro, no necesitan firma”).
Todos los estudiosos del Monumento coinciden que es obra de taller, grande, como el que había en su época en la casa del Marqués de Villena, con posibilidad que Escamilla interviniera en su contratación; puede sospecharse de la participación en su confección de un pintor o arquitecto que lo diseñara, hizo los trazos como se decía, conocedor de las proporciones, le dio armonía y suntuosidad, los aprendices completaron la arquitectura, ángeles y decoración, un buen maestro se encargó del Salvador y el gran maestro pintor del Lavatorio y La Última Cena, pinturas de mucho mérito.
El manierismo es su estilo pictórico, en transición con el barroco, el naturalismo se había iniciado y se muestra en la anatomía de las manos de los romanos y los músculos de muchas de las figuras; aunque es difícil de determinar cuándo se termina un estilo y se inicia otro, por el año 1600 sobreviven las dos tendencias. Con todas las reservas se puede tomar esa fecha de referencia y sólo para valorar el Monumento con una antigüedad.
También se puede comentar como el Monumento es una de las superficies pictóricas más grandes en óleo sobre lienzo que existen en la actualidad. La Iglesia tiene 12 metros de ancho por 19 de alto; como ocupaba prácticamente todo el frente, se puede calcular en próximo a los 150 metros de superficie, una de las obras pictóricas, más grandes que se pueden recuperar con toda su belleza.


El interés por las cosas del espíritu y las cosas de la cultura diferencia a los pueblos vivos de los muertos


El Monumento de Villahermosa se considera Monumento Artístico de primera categoría:
• Por ser una obra pictórica de gran mérito.
• Por proceder de un taller de grandes maestros.
• Por ser representativa de una forma de cultura extinguida (la decoración suntuosa de los templos).
• Por su antigüedad próxima a los 400 años.
• Por ser una de las superficies existentes más grande sobre lienzo del mundo.

Este llamado Monumento de Semana Santa no debe encuadrarse dentro de las arquitecturas efímeras, ya que cada año se remontaba, se colocaba de nuevo. Se encuadraría mejor en el “arte de las tramoyas” o arquitecturas fingidas, por su carácter escenográfico, que lo entroncaría con las ceremonias de la Pasión y el teatro medieval (dramas litúrgicos). Pudiendo servir como decorado para los autos de Pasión y Resurrección de Siglo de Oro. El de Villahermosa es uno de los más completos conservados, de mayor envergadura y complicada composición.

Después de haber descubierto esta maravillosa joya en primera persona, desde el equipo de sabersabor.es esperamos que este pequeño reportaje sirva para dar el impulso necesario para finalizar por completo su restauración, sin escatimar esfuerzos ni medios, habida cuenta de su importancia como una obra artística única en el mundo.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Para más información sobre el Monumento de Villahermosa, visitar villahermosacr.es 

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Villanueva de los Infantes y el origen de sus cruces de mayo (1ª parte)

Villanueva de los Infantes y el origen de sus cruces de mayo (1ª parte)

En estos días de plenitud primaveral las fiestas de las Cruces de Mayo se presentan como un encuentro cristiano de primerísimo orden, impregnado además con la exaltación pagana de la estación de la siembra y la fertilidad. En Villanueva de los Infantes, en pleno Campo de Montiel, las Cruces de Mayo son por añadidura una ocasión especial y evento destacado en el panorama festivo de Castilla-La Mancha, puesto que la celebración está declarada de Interés Turístico Regional desde el 23 de marzo de 1999.

Cruz de Mayo en el Convento Franciscano de Villanueva de los Infantes. Mayo 2010. Autor, Soy Cofrade

Cruz de Mayo en el Convento Franciscano de Villanueva de los Infantes. Mayo 2010. Autor, Soy Cofrade

A pesar de su clara afinidad cristiana, la fiesta de la Santa Cruz tiene orígenes oscuros, perdidos en la incógnita de los ritos precristianos que proliferaron en toda Europa antes de la llegada de los primeros evangelizadores. En España aparece ya establecida en época mozárabe, pero es sabido que esta celebración procede a su vez de antiguos ritos griegos y fenicios relacionados con el cambio de estaciones. La fiesta fenicia de exaltación de la primavera se denominaba, precisamente, mayumea. Los celtas la llamaban en cambio Beltane y marcaba el comienzo de la temporada de verano, cuando los pastores conducían al ganado a las tierras de pasto situadas cerca de las cumbres. Los pueblos celtas encendían hogueras en las montañas, y durante la jornada principal adornaban de flores y abalorios un tótem sagrado, lo que a su vez se acompañaba de danzas, cánticos y diversos rituales de significado religioso y político.

Plaza Mayor de Villanueva de los Infantes. Autor, Dubas

Plaza Mayor de Villanueva de los Infantes. Autor, Dubas

Con la llegada del cristianismo los tótems y ritos paganos se sustituyeron por la imagen de la Santa Cruz. En España la festividad de las Cruces de Mayo estaba ya firmemente arraigada durante la Alta Edad Media, relacionándola con el hallazgo de la auténtica cruz de Cristo por Santa Elena en el año 326. Efectivamente, durante el viaje que la emperatriz Elena de Constantinopla (madre del que fue gran Emperador Constantino I el Grande) realizó a Jerusalén con objeto de encontrar el Santo Sepulcro, ésta hizo demoler el templo pagano situado en el Calvario de la ciudad santa, allí donde los sabios judíos afirmaban que se había dado muerte al Salvador.

Escultura Memento Mori. Cementerio de Villanueva de los Infantes. Autor de la fotografía, Carlos Chaparro Contreras

Escultura Memento Mori. Cementerio de Villanueva de los Infantes. Autor de la fotografía, Carlos Chaparro Contreras

Según la leyenda la emperatriz encontró tres cruces: una de ellas debía ser la de Jesús, mientras que las otras pertenecerían a los dos ladrones. Como era imposible averiguar a ciencia cierta cuál de las tres cruces sería la de Cristo, Santa Elena hizo traer el cadáver de un hombre recientemente fallecido, el cual, al entrar en contacto con la verdadera cruz, o Vera Cruz, resucitó. La emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el lugar del hallazgo un fastuoso templo que llamaron Basílica del Santo Sepulcro, donde desde entonces se guarda la reliquia objeto de esta antiquísima celebración.

Continuará…

Valle del río Jabalón. Autor, Entorno Jamila

Valle del río Jabalón. Autor, Entorno Jamila

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San Francisco Javier y la Javierada. Un hito religioso en tierras navarras (1ª parte)

“Francisco, capitán de Dios, ha terminado sus cruceros. Ya no le queda suela a sus plantas y tiene más gastado el cuerpo que la sotana. Ha llevado adelante lo que le indicaron que hiciera; no todo, pero sí lo que pudo. Se acuesta sobre la tierra, porque no puede más. Y es verdad que ahí cerca tiene a China, y es verdad que aún no la ha pisado. Pero ya no puede adentrarse, muere ante ella; se tiende, pone a su vera el breviario. Dice “Jesús”. Perdona a sus enemigos, hace su plegaria y, tranquilo, como un soldado, pies juntos, cuerpo erguido, cierra austeramente los ojos y se cubre con la señal de la cruz”.

Vista desde el Castillo de Javier. Autor, Viajar sin Destino

Vista desde el Castillo de Javier. Autor, Viajar sin Destino

Las palabras de Claudel ilustran bellamente el momento de la entrega del alma del que fuera un peregrino incansable por este mundo de Dios, navarro por más señas y del Castillo de Javier, que expiró a las puertas de China en el amanecer del día 3 de diciembre de 1552. Se trataba de San Francisco Javier, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola.

Detalle de la vida de San Francisco Javier. Autora, Jacqueline Poggi

Detalle de la vida de San Francisco Javier. Autora, Jacqueline Poggi

El Castillo de Javier se encuentra cercano a la localidad del mismo nombre, sobre una colina cercana donde exhibe su estampa clásica al estilo de las grandes fortificaciones renacentistas de Francia o Alemania. Pero el castillo de Javier es mucho más antiguo, ya que sus orígenes se remontan a los comienzos del X. Efectivamente, en su base se conservan todavía algunos zócalos de confección musulmana y que podrían ser de aquella lejana época, aunque la construcción, tal y como la podemos ver ahora, es mucho más reciente y de origen cristiano. Del siglo XI data el primer edificio y su recinto, mientras que no fue sino hasta dos siglos más tarde cuando se añadieron varios cuerpos poligonales y torres que le dieron su configuración definitiva. Era la época del rey Sancho VII de Navarra, héroe de las Navas de Tolosa y cuñado del archiconocido Ricardo Corazón de León. En torno al año 1223 el castillo pasó a su poder debido a los impagos de su anterior propietario, y desde entonces la historia le fue muy dispar, llegando a quedar abandonado y al borde de la ruina más absoluta a finales del siglo XIX.

Javierada año 2011. Autor, Parroquia de Santa Engracia

Javierada año 2011. Autor, Parroquia de Santa Engracia

Tuvo que llegar 1940 para que la cuna de San Francisco Javier fuera catapultada a la fama con la celebración de la Javierada, peregrinación religiosa en honor al Santo y que en próximas fechas tendremos ocasión de disfrutar de pleno. Efectivamente, en la actualidad se realizan dos convocatorias de la Javierada sin distinción de sexo: en la primera participan sobre todo diversos pueblos del sur de Navarra, que se dirigen hacia el castillo el primer domingo entre el 4 y el 12 de marzo. El segundo turno, en cambio, se realiza con mayor devoción si cabe para el sábado siguiente.

El jesuita viajero. Autor, Víctor Gomez

El jesuita viajero. Autor, Víctor Gómez

Francisco Javier fue canonizado en 1622, al mismo tiempo que santos insignes de la talla de Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila, Felipe Neri e Isidro el Labrador. Uno de los tripulantes del navío que lo llevó hasta las costas donde había de encontrar la muerte, había aconsejado que se llenase de barro el féretro para poder trasladar más tarde los restos. Diez semanas después, se procedió a abrir la tumba. Al quitar el barro del rostro, los presentes descubrieron que se conservaba perfectamente fresco y que no había perdido el color; también el resto del cuerpo estaba incorrupto y sólo olía a barro. El cuerpo fue trasladado a Malaca donde todos salieron a recibirlo con gran gozo, y a finales de ese mismo año se llevó a Goa, en la costa oeste de la India, donde los médicos comprobaron que efectivamente el cuerpo no había sufrido los estragos habituales de la muerte y se hallaba incorrupto. Ahí reposa todavía, en la iglesia del Buen Jesús.

Restos de la iglesia jesuita de San Paulo. Macao, China. Autor, Viajando ando

Restos de la iglesia jesuita de San Paulo. Macao, China. Autor, Viajando ando

La Javierada tuvo ya un loable intento de instauración en el siglo XIX, concretamente el 4 de marzo de 1886. Entonces la peregrinación fue organizada por la Diputación Foral de Navarra como agradecimiento al santo por haber evitado (según creencia popular de la época) una grave epidemia de cólera que sí causó numerosas bajas en otras zonas. Pero fue el 10 de marzo de 1940 cuando podemos hablar realmente de la primera Javierada, llevada a cabo por los carlistas de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en un intento de «perpetuar el espíritu de la Cruzada». Al año siguiente se convocó de forma oficial para el segundo domingo de marzo. La participación popular fue tal que tan solo 20 años más tarde se decidió organizar una Javierada exclusivamente femenina. Ésta se hacía durante el fin de semana posterior al masculino, y a pesar de los intentos de la Iglesia por evitarlo, la versión femenina siguió ganando adeptas hasta el punto de resultar inevitable la instalación de puestos de socorro en el camino, para tratar los frecuentes desfallecimientos que se producían en la marcha.

Continuará…

Puesta de sol en Goa, India. Autor, Shahnawaz Sid

Puesta de sol en Goa, India. Autor, Shahnawaz Sid