Publicado el 1 comentario

Descubriendo el Monumento de Villahermosa

Villahermosa fue elegido el pueblo más bonito de Castilla – La Mancha en el año 2018, por su impresionante patrimonio cultural y natural


Villahermosa, pequeña población de la comarca del Campo de Montiel (Ciudad – Real), tiene su origen en la Edad Media. Creada como propiedad de Don Enrique, Infante de Aragón, Maestre de la Orden de Santiago, cambió su nombre de “Pozuelo” por el de Villahermosa, según carta fechada el 22 de septiembre de 1444, desligándola al mismo tiempo de Montiel.
Su historia está marcada por su situación en las rutas de Cuenca a Granada y de Valencia a Calatrava. Fue y es, por tanto, una importante encrucijada de caminos.
Hoy es un humilde, tranquilo y maravilloso pueblo del Campo de Montiel, con siglos de historia a sus espaldas y citada hasta cinco veces por Don Miguel de Cervantes en su universal obra “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha“. Un auténtico escenario del Quijote.
Cuna de Juan de Solís y Fernando de Ballesteros Saavedra entre otros personajes ilustres, pocas villas como Villahermosa, mantienen y conservan la identidad de un auténtico pueblo rural manchego, que debe su existencia a los quehaceres agrícolas, artesanales y a la cultura que gira en torno a ello.

Es mucho el patrimonio histórico – artístico que se conserva en este bonito pueblo, pero destaca sobremanera la impresionante iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, catalogada como Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural. Una auténtica joya de gran riqueza arquitectónica en un armonioso compendio de estilo Gótico, Florido o Flamígero (siglos XV – XVI).
El exterior destaca por su espléndida torre de 50 m de altura y la maravillosa e imponente Puerta del Perdón, con un finísimo arco abocinado, con multitud de adornos, tomados de la fauna y la flora, que constituyen un verdadero encaje de piedra.
En el interior, de una sola nave con planta de salón, aunque las capillas laterales le dan aspecto de cruz latina, nos encontramos con cuatro impresionantes bóvedas góticas, formadas por numerosas ojivas y la monumental tribuna de madera noble para el órgano barroco, bellísimo y de gran envergadura, que suena desde mediados del siglo XVIII. Hoy es uno de los más grandes e importantes de la comarca, de la provincia y de la región, junto al de Torre de Juan Abad y Terrinches. Cinco castillos y el fuelle original, un gran teclado de palo santo y novecientos veintiséis tubos componen un órgano de trompetería horizontal con lengüeta, que impresiona a todo aquel acostumbrado a la trompetería vertical con labiales del resto de Europa.


El patrimonio artístico que suscita más interés en Villahermosa son el singular Monumento de Semana Santa, único en el mundo, y el grandioso órgano barroco


Admirable el arco carpanel y los soportales torneados que sostienen el gran coro, que actualmente alberga el museo parroquial, entre cuyos tesoros se encuentra el Monumento de Semana Santa, conjunto pictórico del siglo XVII, magnífico ejemplo de arquitectura barroca, único en España.
Don Francisco, párroco de Villahermosa, nos ilustra con detalle sobre esta joya pictórica: “el Monumento de Semana Santa representa en diferentes planos, con más de 30 lienzos, la Pasión de Jesucristo. En la bóveda del presbiterio, tradicionalmente desde el siglo XVII hasta el siglo pasado se colgaba el colosal conjunto pictórico para envolver el Monumento o Reserva Eucarística el día de Jueves Santo y tapar las imágenes del extinto retablo renacentista como prescribían las normas litúrgicas, a modo de Sargas. El Monumento, datado en el siglo XVII, de tendencia manierista, consta de varios bastidores, que representan escenas de la Pasión.»

Se expuso por última vez en 1980 dado su problemático estado de conservación y al restaurarse el interior del templo. Según los estudiosos del tema, sus pinturas son de primer orden siendo una obra verdaderamente singular en la península ibérica. Esta es la opinión de Alfonso E. Pérez Sánchez, director del Museo del Prado en 1986. Entre 1989 y 1991 se restauraron en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid las 3 escenas del lavatorio, despojo de vestiduras y flagelación. En 1991 se comenzó la restauración de otros ocho lienzos de temática decorativa y tres pechinas, habiendo sido terminados en marzo de 2006. En febrero de 2011 son traídos al templo parroquial, y desde la Semana Santa de ese mismo año una parte del conjunto decora las paredes del coro a modo de exposición permanente. La Santa Cena está expuesta en la capilla del Sagrario y el Lavatorio en el presbiterio.

El diccionario de la Real Academia define la palabra Monumento como túmulo, altar o aparato que el día de Jueves Santo se forma en las iglesias, colocando en él una arqueta en forma de sepulcro, y en ella, la segunda hostia consagrada para reservarla hasta los Oficios de Viernes Santo en los que se consumía. La definición recuerda la liturgia del Concilio de Trento, en la cual no comulgaba el Viernes Santo nada más que el celebrante, el Párroco, normas en vigor hasta el Concilio Vaticano II.

Los dos Concilios han tenido que ver con el Monumento, el primero con su origen, el segundo con su fin. En el primero se consideró que era necesaria la formación de los fieles, dada su baja cultura, para lo que tendrían que valerse de la palabra en la predicación, y de las imágenes en la decoración de los templos, imágenes que debían ser didácticas, prohibiendo “las que comunicaran falsos dogmas o distrajeran en la oración”. Como consecuencia del espíritu de la contrarreforma, las iglesias se revisten de tapices, retablos y a Villahermosa llega el Monumento para embellecer y dar esplendor a los Oficios del Jueves Santo, durante el tiempo en que estaba hecha la Reserva, expuesto el Santísimo, sacramento esencial del catolicismo postconciliar.
El final del Monumento como decoración y complemento de los actos litúrgicos del Jueves Santo, le llega a finales de los años 70 al remodelar el presbiterio para adaptarlo a las disposiciones de la liturgia del Concilio Vaticano II. Un albañil preguntó que se hacía con los agujeros que había en la bóveda del presbiterio; la contestación fue: ¡tápese!, esta palabra marcó el fin. No eran ya necesarias las imágenes, cumplió su ciclo histórico, dejó de ser complemento de actos litúrgicos, elemento didáctico y se transformó en “Monumento Artístico”, y como tal nos ha faltado la sensibilidad para su correcta conservación, pero nunca es tarde.

Imagen de archivo. Ayuntamiento de Villahermosa

Una réplica del Monumento original se exhibe cada año durante la Semana Santa de Villahermosa gracias a la Hermandad de Jesús Nazareno y al esfuerzo de multitud de personas anónimas


El Monumento de Villahermosa es un conjunto de bastidores, a modo de bambalinas de teatro, que cuelgan de la bóveda del presbiterio. El conjunto de bastidores forma un arco, van de forma progresiva desde el primer escalón hasta el fondo en el que hay un tapiz rojo con la imagen de la custodia, en el centro queda el altar que se eleva y en lo más alto se coloca la arqueta mozárabe donde se hacen la Reserva. Las pinturas, las velas, las flores y la arqueta con el Santísimo, forman un conjunto muy hermoso, de gran belleza y suntuosidad que induce a la oración.
Las pinturas simulan unas grandes columnas herrerianas que soportan en lo más alto la fachada de un majestuoso edificio, el pretorio en el balcón central, el Eccehomo, en las laterales balconadas con público y entre ellos San Pedro con sentimiento de haber negado.
Las bases de las columnas son iguales en todos los bastidores, al ir en disminución progresiva, le dan a todo el conjunto un efecto de perspectiva. Los arcos posteriores están decorados con ángeles y simbología de la pasión. En el fuste de la columna hay cuatro figuras, dos a cada lado, que están apoyadas sobre una repisa, en contraste con una columna cilíndrica, y forma una especie de hornacina que le da una impresión escultórica.
Las pinturas del lado del Evangelio representan a Jesús orante en la parte inferior y en la parte superior a Jesús cubierto con un paño rojo, coronado de espinas, con una caña y se mofan y le escupen. En el lado de la epístola, El Salvador es despojado de sus vestidos y en la parte superior, azotado. Son pinturas de tamaño natural, las llagas de los azotes no son tan crueles, como pueden ser las de la época, como las del Museo Diocesano, los rostros son de dolor, de pena, pero dolor controlado, contrasta con los romanos que lo martirizan con caras feas y miradas de odio. En el balcón central, el Eccehomo está acompañado de Pilatos.
Los rostros de todas las figuras de Jesús, tienen en común la mirada que comunica con el observador.
En lo más alto, el Padre acompaña al Hijo en todas las vicisitudes del Jueves, lo mismo que los ángeles que rodean las distintas figuras, son bellas composiciones, muy expresivas y es urgente su restauración.
Para completar la anchura hay otras dos pinturas: La Última Cena y El Lavatorio. Contrastan con el resto del conjunto por ser estilos pictóricos distintos.
El Lavatorio, no es una pintura original. Desde Tintoretto cualquiera que pinte el tema lo recuerda. Pero, pese a ello, las caras, las manos, las expresiones… San Pedro se resiste ¡lavarme tú a mí!, demuestran un profundo sentimiento religioso del pintor. Está restaurada y ha recuperado el color, los añiles, los verdosos y la radiación alrededor de la cara de Cristo.
La Última Cena, de la Capilla del Santísimo, colgado más bajo y con mejor luz, pero no suficiente, se disfruta mejor que el anterior. Sin restaurar, los colores son los originales, tratados por el tiempo (si alguna vez se restaura estaría bien que se haga un minucioso estudio para tratar de encontrar fechas y firmas).
Después de que Leonardo pintase su Última Cena, la influencia sobre las demás fue notoria, ya que no ha habido pintor que se preste que no haya hecho la suya: Tiziano, Juan de Juanes, el Greco, Tristán, Velázquez y hasta Dalí con sus fantasías.

La del Monumento de Villahermosa es una entre pocas por su belleza y mérito pictórico. Se pueden observar los detalles que lo atestiguan: arquitectura y decoración del cenáculo, distribución de los Apóstoles en la mesa, luces y sombras, efecto en el cuchillo en el primer plano de la mesa, vestidos, dobleces y arrugas, colores (añil, verdoso y grisáceo). La perfecta armonía de luz, color, planos… Judas oscuro para destacar; el mantel marfil, sutil transparencia con arrugas y pliegues, dobladillos; caras y manos con sus expresiones (alguien viéndolo dijo: “las caras y las manos son de un gran maestro, no necesitan firma”).
Todos los estudiosos del Monumento coinciden que es obra de taller, grande, como el que había en su época en la casa del Marqués de Villena, con posibilidad que Escamilla interviniera en su contratación; puede sospecharse de la participación en su confección de un pintor o arquitecto que lo diseñara, hizo los trazos como se decía, conocedor de las proporciones, le dio armonía y suntuosidad, los aprendices completaron la arquitectura, ángeles y decoración, un buen maestro se encargó del Salvador y el gran maestro pintor del Lavatorio y La Última Cena, pinturas de mucho mérito.
El manierismo es su estilo pictórico, en transición con el barroco, el naturalismo se había iniciado y se muestra en la anatomía de las manos de los romanos y los músculos de muchas de las figuras; aunque es difícil de determinar cuándo se termina un estilo y se inicia otro, por el año 1600 sobreviven las dos tendencias. Con todas las reservas se puede tomar esa fecha de referencia y sólo para valorar el Monumento con una antigüedad.
También se puede comentar como el Monumento es una de las superficies pictóricas más grandes en óleo sobre lienzo que existen en la actualidad. La Iglesia tiene 12 metros de ancho por 19 de alto; como ocupaba prácticamente todo el frente, se puede calcular en próximo a los 150 metros de superficie, una de las obras pictóricas, más grandes que se pueden recuperar con toda su belleza.


El interés por las cosas del espíritu y las cosas de la cultura diferencia a los pueblos vivos de los muertos


El Monumento de Villahermosa se considera Monumento Artístico de primera categoría:
• Por ser una obra pictórica de gran mérito.
• Por proceder de un taller de grandes maestros.
• Por ser representativa de una forma de cultura extinguida (la decoración suntuosa de los templos).
• Por su antigüedad próxima a los 400 años.
• Por ser una de las superficies existentes más grande sobre lienzo del mundo.

Este llamado Monumento de Semana Santa no debe encuadrarse dentro de las arquitecturas efímeras, ya que cada año se remontaba, se colocaba de nuevo. Se encuadraría mejor en el “arte de las tramoyas” o arquitecturas fingidas, por su carácter escenográfico, que lo entroncaría con las ceremonias de la Pasión y el teatro medieval (dramas litúrgicos). Pudiendo servir como decorado para los autos de Pasión y Resurrección de Siglo de Oro. El de Villahermosa es uno de los más completos conservados, de mayor envergadura y complicada composición.

Después de haber descubierto esta maravillosa joya en primera persona, desde el equipo de sabersabor.es esperamos que este pequeño reportaje sirva para dar el impulso necesario para finalizar por completo su restauración, sin escatimar esfuerzos ni medios, habida cuenta de su importancia como una obra artística única en el mundo.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Para más información sobre el Monumento de Villahermosa, visitar villahermosacr.es 

Publicado el 4 comentarios

Tour por los Escenarios de Cervantes y los Paisajes del Quijote

Os proponemos un viaje cultural, natural y gastronómico inolvidable por Madrid, Toledo, La Mancha y el Campo de Montiel para descubrir el origen del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. Un viaje por una Tierra Universal, el Siglo de Oro Español, los paraísos y escenarios naturales de la novela, con toda la esencia de nuestras ciudades, pueblos y aldeas, y disfrutando de nuestra rica gastronomía, en la que no pueden faltar el delicioso y afamado Queso Manchego y los vinos de la tierra. Sin duda, una auténtica experiencia cultural universal


Día 1

Iniciamos nuestro maravilloso recorrido por el Madrid de los Austrias, sede de la corte de Felipe II, bajo cuyas órdenes lucho Don Miguel de Cervantes durante gran parte de su vida. Un paseo por el casco histórico de la ciudad, lleno de calles estrechas, callejuelas, pasajes, pasadizos, travesías, plazuelas, palacios, conventos…
Y a la hora de comer nada mejor que un tour gastronómico de tapas y vinos por las tabernas más emblemáticas de Madrid. Un delicioso recorrido entre catas y degustación de pequeños platos de temporada maridados con vinos de La Mancha.
Madrid, Villa y Corte, que tiene su centro en el «kilómetro cero» de los caminos de España, posee un mapa gastronómico inigualable en el que tienen destacada presencia platos tradicionales que ofrecen un perfil propio, con aromas de la cocina manchega, al estar su territorio enclavado en el corazón de la meseta. En los más típicos rincones del viejo Madrid, antiguas posadas, figones y mesones, – aparte del famoso Lhardy -, ofrecen la clásica sopa de ajo, y su inigualable cocido al que los castizos llamaban «el coci» ó «el piri», plato típico, saludable, sabroso y antañón que con el mismo regusto se come por tierras de Castilla en las que Madrid se asienta.
Por la tarde nos trasladamos hasta la cercana Alcalá de Henares, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, para disfrutar de un recorrido guiado por esta bella localidad donde vivió sus primeros años Don Miguel de Cervantes, visitando su museo-casa natal, los edificios relacionados con su familia y aquellos vinculados a la publicación de sus obras.
Dar un paseo por las calles aledañas al Palacio Arzobispal, la Catedral Magistral y el Monasterio de San Bernardo nos transporta a la época del Cardenal Cisneros, allá por el siglo XVI.


Día 2

Iniciamos la jornada con un espectacular recorrido panorámico por Toledo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. A continuación hemos disfrutado de un atractivo y ameno recorrido guiado por el impresionante casco histórico y por los barrios de las Tres Culturas, admirando el legado de las diferentes civilizaciones que han dejado su huella en Toledo: Edad del Bronce, carpetanos, visigodos, romanos, musulmanes, judíos y cristianos. Y visitando los monumentos más importantes: Mezquita del Cristo de la Luz, Sinagoga de Santa María la Blanca, Iglesia de Santo Tomé (El Greco) y un subterráneo exclusivo en la judería.
De todos es conocido que Miguel de Cervantes disfrutó un amor sincero por la ciudad de Toledo. Al entrar por la puerta principal de la ciudad, la de Bisagra, nos encontramos, en su patio de armas, el elogio más apasionado de Cervantes a Toledo: “¡Oh, peñascosa pesadumbre, gloria de España y luz de sus ciudades…”
La mañana ha finalizado visitando un Taller de Damasquinado, donde hemos visto en directo cómo trabajan y descubierto todos los secretos de esta artesanía joyera conocida como el Oro de Toledo.
Por la tarde nos esperaba la impresionante Catedral Primada de Toledo, una de las obras maestras de la arquitectura ojival y obra magna del gótico, que mereció en el lenguaje eclesiástico el título de Dives Toletana (La Rica Toledana), que alude a la grandiosidad de sus dimensiones, riqueza artística y solemnidad litúrgica. La Catedral Primada fue concebida como Summa Artis, un Vaticano en tierras ibéricas. Esconde una interminable acumulación de tesoros artísticos que abarcan páginas enteras de la historia de la vidriera, la rejería o la escultura, y una colección pictórica sin igual, con obras de El Greco, Tiziano, Goya o Van Dick.


Día 3

Nuestro camino nos llevó hasta Campo de Criptana, para conocer uno de los enclaves fundamentales de la geografía española: la maravillosa sierra de los molinos de viento, una estampa clásica reconocida en los cinco continentes. Esta experiencia nos ha permitido rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”, así como descubrir algunos secretos del noble arte de la molinería.
A continuación, la visita imprescindible a una prestigiosa bodega con D.O. La Mancha. Un interesante itinerario por sus emblemáticas instalaciones para adentrarnos en el apasionante mundo de la viticultura y en los procesos de vinificación, con una degustación de sus vinos de la mano de todo un maestro en este arte. La historia y los secretos del brebaje de Dioniso, dios del vino, han dejado de ser un secreto para nosotros. Una auténtica experiencia enoturística.
Y a la hora del almuerzo, nos esperaba una deliciosa y auténtica Comida Típica del Quijote, a base de platos tradicionales de la cocina manchega. Una cocina universalizada por Cervantes.
Por la tarde hemos conocido un tesoro de gran trascendencia en la tradición cervantina: la Cueva de Medrano en Argamasilla de Alba, la celda donde, según algunos estudiosos, D. Miguel de Cervantes comenzó a escribir su inmortal obra “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”.
Imprescindible la visita a la cercana ciudad de Tomelloso para descubrir el interesante Museo del Carro y del Bombo de Tomelloso, con el maravilloso Bombo tomellosero en su interior, una auténtica joya de la arquitectura popular rústica.
Y por supuesto alguna de las más de 2200 antiguas cuevas-bodega existentes en el subsuelo de la ciudad, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino en tinajas de barro. ¡Un patrimonio vitivinícola impresionante!

a


Día 4

Por la mañana hemos visitado una tradicional y prestigiosa quesería manchega, para conocer los secretos de un producto único: el Queso Manchego. Hemos tenido la oportunidad de conocer desde el pastoreo del ganado en el campo, las ovejas y corderos, y el ordeño hasta la transformación de la leche en queso, el trabajo artesanal y la maduración, asistiendo a la elaboración del queso en vivo y en directo. Para finalizar con una deliciosa degustación de este producto tan cotizado a nivel nacional e internacional.
Listos para iniciar una de las visitas más importantes de este tour: Villanueva de los Infantes, Conjunto Histórico-Artístico Nacional, uno de los más bellos de España y centro histórico de la comarca del Campo de Montiel, citada hasta cinco veces por D. Miguel de Cervantes en su obra más universal “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”.
Cuna del Quijote, según algunos estudiosos, y el lugar donde vivió el genial escritor Don Francisco de Quevedo y Villegas, hemos disfrutado con un inolvidable recorrido por esta monumental villa. Iglesias y conventos; plazas porticadas; pósitos, casas señoriales, palacios y calles… Todo un viaje al irrepetible Siglo de Oro español.

Llega el medio día y con él un almuerzo campestre en una huerta de la zona, un lugar lleno de encanto y esencia manchega donde hemos dado cuenta de una comida típica a base de platos tradicionales maridados con los mejores vinos de la tierra.

Por la tarde nuestro viaje nos ha llevado hasta Fuenllana, cuna de Santo Tomás de Villanueva y villa rural manchega por excelencia, descubierta con sorpresa a principios del siglo XX por el famoso fotógrafo francés Charles Alberty ‘Loty’, cuyas fotos se mostraron en la Exposición Universal de Barcelona en 1929. Un magnífico ejemplo de lo que debe ser un pueblo con estilo propio, integrado en su paisaje, su historia y su cultura. Callejear por su casco urbano, respirar la esencia del Campo de Montiel… inolvidable.

Para nuestro siguiente paso por el histórico y sorprendente Campo de Montiel nos esperan enclaves como Villahermosa, Torre de Juan Abad, Montiel, Almedina, Villanueva de la Fuente, Alhambra… cada uno con una inmenso patrimonio histórico, cultural y natural.


Día 5

La jornada comenzaba con la visita a El Toboso para descubrir todos los secretos y leyendas de este bonito pueblo, y todos los rincones relacionadas con Don Quijote de La Mancha y Dulcinea. Imprescindible adentrarse en el Museo de la Casa de Dulcinea y descubrir de una forma amena y divertida el legado que D. Miguel de Cervantes dejo en El Toboso en su búsqueda del gran palacio de Dulcinea, y las características de los principales personajes, Don Quijote y Sancho, en el contexto histórico de una España en pleno Siglo de Oro de la literatura.
Tras un merecido descanso, ponemos rumbo a Alcázar de San Juan, última etapa de nuestro viaje. Desde la inmensa llanura que lo bordea, salpicada de bellas lagunas, pasando por sus conocidas fiestas de Moros y Cristianos, las tortas de Alcázar o el legado de su artesanía del cuero, la alfarería y la madera.
La visita a Alcázar de San Juan está llena de lugares de interés turístico y patrimonial.
Alcázar de San Juan es según algunos estudiosos la verdadera cuna de Don Miguel de Cervantes, así que nada mejor que iniciar nuestro recorrido en la Casa del Hidalgo, donde nos han explicado las costumbres y cómo era la vida de los hidalgos que inspiraron a Miguel de Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote de La Mancha. A continuación un bonito recorrido por el Conjunto Palacial del Gran Prior, donde destaca el Torreón de Don Juan José de Austria, uno de los emblemas de la ciudad, una torre almohade del siglo XIII, y actualmente un maravilloso espacio dedicado a los Caballeros Hospitalarios de San Juan.
La naturaleza está muy presente en estas tierras. Prueba de ello es el Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan. Declarado Reserva Natural de la Biosfera, está conformado por 700 hectáreas integradas tres lagunas pertenecientes a La Mancha Húmeda. Se trata de un lugar perfecto para observar especies únicas y disfrutar de la naturaleza.
En los caminos que las recorren encontramos puntos de observación de aves, alternando paisajes salinos y desérticos, que cambian a estepas para después convertirse en prados húmedos. Estos cambios hacen de este espacio protegido por la UNESCO su mayor atractivo.
Hemos avistado aves difíciles de encontrar en ninguna otra parte. Cigüeñuelas, pagazas piconegras, zampullines, tarros blancos y canelos, porrones, malvasías cabeciblancas, patos colorados y cucharas, cercetas carretonas, fochas, garcillas cangrejeras, garzas imperiales, aguiluchos laguneros y flamencos. Un lugar perfecto para hacer turismo ornitológico.


Si estas interesado en realizar este tour, contacta con sabersabor.es


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

Publicado el 2 comentarios

Una escapada accesible, cultural, natural y artesana por Castilla – La Mancha

Turismo-Castilla-La-Mancha

Os proponemos una escapada inolvidable para los que quieren vivir una auténtica experiencia cultural, natural y gastronómica. Descubriremos la gran tradición artesana de Castilla – La Mancha, la Catedral Primada de Toledo, los molinos de viento de Consuegra, la gran tradición vitivinícola de La Mancha, cómo se hace un auténtico Queso Manchego en Tomelloso, el Almagro más monumental y el maravilloso Parque Nacional de las Tablas de Daimiel… todo ello disfrutando de la rica gastronomía local.


Día 1

Nuestro viaje dará comienzo con un espectacular recorrido panorámico por Toledo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. A continuación descubriremos la impresionante Catedral Primada de Toledo, una de las obras maestras de la arquitectura ojival y obra magna del gótico, que mereció en el lenguaje eclesiástico el título de Dives Toletana (La Rica Toledana), que alude a la grandiosidad de sus dimensiones, riqueza artística y solemnidad litúrgica. La Catedral Primada fue concebida como Summa Artis, un Vaticano en tierras ibéricas. Esconde una interminable acumulación de tesoros artísticos que abarcan páginas enteras de la historia de la vidriera, la rejería o la escultura, y una colección pictórica sin igual, con obras de El Greco, Tiziano, Goya o Van Dick. Finalizaremos la mañana visitando un Taller de Damasquinado, para descubrir todos los secretos de esta artesanía joyera conocida como el Oro de Toledo, y una fábrica de espadas y armas toledanas que dieron fama a los temibles Tercios Españoles, tan legendarias que llegó a decirse que se usaba sangre para forjarlas. Al medio día nos trasladaremos hasta Consuegra, para disfrutar de un almuerzo típico en el interior de un molino de viento. Tras la comida visitaremos el Cerro Calderico y los maravillosos molinos de viento que lo coronan y apreciaremos la gran llanura manchega recorrida por Don Quijote. Esta experiencia nos permitirá rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”, así como descubrir algunos secretos del noble arte de la molinería con un Taller de Molinería.

Panorámica de Toledo

Vista de la Catedral de ToledoVista de la Catedral de Toledo

Interior de la Catedral de ToledoInterior de la Catedral de Toledo

Trabajando el arte del oro damasquinadoTrabajando el arte del oro damasquinado

Molinos de viento de ConsuegraMolinos de viento de Consuegra


Día 2

Iniciaremos el día visitando una de las más prestigiosas bodegas de La Mancha. Realizaremos un interesante itinerario por sus emblemáticas instalaciones para adentrarnos en el apasionante mundo de la viticultura. Finalizaremos con una degustación de vino de la mano de todo un maestro en este arte. La historia y los secretos del brebaje de Dioniso, dios del vino, dejarán de ser un secreto para nosotros. Después visitaremos uno de los museos más emblemáticos de Tomelloso: el Museo del Carro, donde descubriremos un impresionante Bombo y todo lo necesario sobre la vida, las costumbres y los aperos utilizados antiguamente en las diversas faenas agrícolas. A continuación, nos trasladaremos a una auténtica Quesería Artesana manchega, donde conoceremos los secretos de un producto sobradamente conocido: el Queso Manchego. Realizaremos un interesante itinerario por las instalaciones de esta fábrica artesana de la mano de todo un maestro quesero, y terminaremos con una cata-degustación de este producto tan cotizado a nivel nacional e internacional.
A la hora del almuerzo, nos espera una deliciosa y auténtica Comida Típica del Quijote, a base de platos tradicionales de la cocina manchega. Una cocina universalizada por Cervantes. Por la tarde, nos trasladaremos hasta Almagro, importante Conjunto Histórico-Artístico Nacional y capital histórica del Campo de Calatrava. Una ciudad con un repertorio artístico y monumental de gran calado donde destacan calles y plazas, casas solariegas, palacios, iglesias y otros monumentos de gran importancia histórica. Allí se encuentra el que probablemente sea referente mundial en el mundo de las artes escénicas: el Corral de Comedias, conservado tal y como debió ser en la época de su construcción, allá por el siglo XVII.
Finalizaremos la jornada visitando un Taller de Encaje de Bolillos y Blonda, artesanía tradicional de Almagro.

Enoturismo en La ManchaEnoturismo en La Mancha

Bombo de TomellosoBombo de Tomelloso

Pleita para hacer Queso ManchegoPleita para hacer Queso Manchego

Corral de Comedias de AlmagroCorral de Comedias de Almagro

Encaje de bolillos en AlmagroEncaje de bolillos en Almagro


Día 3

Nuestro viaje nos llevará hasta el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, Reserva de la Biosfera desde 1981 y ecosistema único y característico de La Mancha. Por medio de un itinerario interpretativo descubriremos los secretos ecológicos, geológicos y paisajísticos de este enclave privilegiado. Desde el observatorio de la Isla del Pan apreciaremos el trasiego incesante de diferentes especies que salen y entran al Parque, como las esbeltas garzas o los grupos de ánades que toman los rastrojos al amanecer. En el agua, grupos de jóvenes e inmaduros pollos de somormujo, zampullines y fochas se afanan en la tarea de pescar gambusias. Toda una experiencia ecoturística. A la hora de comer disfrutaremos de un almuerzo campestre. Y finalizaremos la jornada con la visita a un prestigioso Taller de Cerámica artesana.

Paseando por las Tablas de DaimielPaseando por las Tablas de Daimiel

Grullas en las Tablas de DaimielGrullas en las Tablas de Daimiel

Tablas de DaimielTablas de Daimiel

Bigotudo Bigotudo

Ecoturismo en las Tablas de DaimielEcoturismo en las Tablas de Daimiel

Taller cerámicaTaller de cerámica


Turismo accesible Castilla La Mancha


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Si estas interesado en realizar esta irresistible escapada, contacta con sabersabor.es 

Publicado el Deja un comentario

El Greco, pintor divino

El Greco en Toledo

Algunos artistas del siglo XX consideraron a El Greco como “el dios de la pintura”, un dios que en su época alteró el orden visual del universo y puso el mundo al revés


Doménikos Theotokópoulos cumplió el sueño -que se creía inalcanzable- de volver a reunir en un todo tanto el sentir artístico como el religioso de la parte occidental, la latina, y de la oriental, la ortodoxa, de aquel imperio que había tenido en Roma y Bizancio sus capitales y en las orillas del Mediterráneo su territorio.
Iniciado en la pintura en la tradición espiritualista y trascendente bizantina propia de su lugar de origen, Creta, y formado en la Venecia dominada por las formas densas, expresivas e intensas del Tiziano servidor de Carlos V y Felipe II, y en la Roma convulsionada por los rigores tridentinos del Pío V -el papa de la cruzada contra los turco y la batalla de Lepanto-, supo reconocer y adoptar la “manera moderna” de concebir la realidad y la manierista de hacer pintura. Llevó esa manera de desproporciones y expresividades a Toledo, ciudad que había sido abandonada por el imperio, pero aún vital y con importantes fundaciones religiosas, dominada en lo pictórico por secundarios como Luis de Carvajal, Blas de Prado y Luis de Velasco. Allí, a lo largo de no menos de treinta y siete años no sólo concibió retablos, imágenes de devoción y retratos para una clientela tímidamente ávida de innovaciones, sino que, según Francisco Pacheco, “escribió de la pintura, escultura y arquitectura”.
En Toledo, la nueva Troya de cielos intensamente azules -pero también de grises densos- y de nubes rasgadas por brillantes luces blancas, murió el 7 de abril de 1614 tras recibir los sacramentos por el rito católico. Sus restos mortales fueron enterrados en una capilla de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo. Cinco años después fueron trasladados a un lugar aún hoy desconocido. Al morir, el poeta Luis de Góngora lo evocó, sin recordarle como un nuevo Apeles, en un soneto:

Esta en forma elegante, oh peregrino,
de pórfido luciente dura llave,
el pincel niega al mundo más suave,
que dio espíritu a leño, vida a lino.
Su nombre, aún de mayor aliento dino
que en los clarines de la Fama cabe,
el campo ilustra de ese mármol grave:
venéralo y prosigue tu camino.
Yace el Griego. Heredó Naturaleza
Arte; y el Arte, estudio; Iris, colores;
Febo, luces -si no sombras, Morfeo-.
Tanta urna, a pesar de su dureza,
lágrimas beba, y cuantos suda olores
corteza funeral de árbol sabeo.

Vista de Toledo. Metropolitan Museum of Art, New York

Vista de Toledo. Metropolitan Museum of Art, New York

Detalle de El Expolio. Sacristía de la Catedral de Toledo.

Detalle de El Expolio. Sacristía de la Catedral de Toledo

Extravagante y divino pintor

Si en Francia El Greco alentó filias y fobias, en España su aceptación tuvo mucho que ver con la grave crisis de identidad que en los últimos años del siglo XIX supuso el fin del imperio colonial y la ansiosa búsqueda del alma nacional. Para los escritores y pensadores de la llamada Generación del 98, esa alma pervive en el austero paisaje castellano, en la pobreza de sus pueblos, en la sencillez de sus gentes y en lo extremado de su clima; florece en las letras de Gonzalo de Bercero, Jorge Manrique, Cervantes y Quevedo, y respira en las expresivas formas y en las intensas manchas de color transidas de misticismo indígena de El Greco, como escribió en 1908 Manuel Bartolomé Cossío refiriéndose al Entierro del señor de Orgaz: “El idealista y, más que evangélico, apocalíptico humanismo, con que debió nutrirse El Greco en Italia dejose penetrar rápidamente, al llegar a Castilla, no sólo por aquel otro humanismo nacional, más apacible y familiar, de fray Luis de León, sino por el típico misticismo español: el del maestro Juan de Ávila, el de santa Teresa y san Juan de la Cruz, ardoroso y sutil de un lado, y de otro, contemplativo y recogido”.

La expulsión de los mercaderes del templo. Minneapolis Institute or Arts, Minneapolis

La expulsión de los mercaderes del templo. Minneapolis Institute or Arts, Minneapolis

El sueño de Felipe II o Alegoría de la Liga Santa o la Adoración del nombre de Jesús. Real Monasterio de San Lorenzo, El Escorial

El sueño de Felipe II o Alegoría de la Liga Santa o la Adoración del nombre de Jesús. Real Monasterio de San Lorenzo, El Escorial

Quitar las ganas de rezar

En los primeros tiempos de estancia en tierras castellanas, a modo de presentación ante Felipe II o quizá fruto de un encargo que el rey le efectuara en Madrid, pintó la visionaria Alegoría de la Liga Santa o Adoración del nombre de Jesús, la cual debió de agradar al monarca, para quien poco después ejecutó el Martirio de san Mauricio y la legión tebana destinado a uno de los altares de la iglesia de El Escorial. Es, sin género de dudas, uno de sus más altos logros artísticos, pero según narra fray José de Sigüenza en La fundación del Monasterio de El Escorial la obra “no le contentó a Su Majestad (no es mucho), porque contenta a pocos, aunque dicen es de mucho arte y que su autor sabe mucho, y se ve en cosas excelentes de su mano […]. Como decía en su manera de hablar nuestro Mudo, los santos se han de pintar de manera que no quiten la gana de rezar en ellos, antes pongan devoción, pues el principal efecto y fin de la pintura ha de ser esta”. Al no concentrarse, pues, debidamente según la ortodoxia de la época en la representación de la escena del martirio del santo y sus compañeros, El Greco había incurrido en una falta de decoro. Pero más que esta falta, lo que debió de desagradar al monarca fue su innovadora pintura, que no se adecuaba al ambiente tridentino que debía respirarse en la iglesia del monasterio. Aunque fue espléndidamente valorada -800 ducados, en tanto que a Navarrete el Mudo, el pintor más prestigioso del momento, se le pagaban entre 150 y 300 ducados por obra- Felipe II la condenó a una dependencia del claustro alto, sacristía de las Capas. Todo ello supuso el desvanecimiento del sueño de participar en la decoración del El Escorial, en donde quizá el cretense esperaba emular a su admirado Miguel Ángel.

El soplón. Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles

El soplón. Museo Nazionale di Capodimonte, Nápoles

El entierro del señor de Orgaz. Iglesia de Santo Tomé, Toledo

El entierro del señor de Orgaz. Iglesia de Santo Tomé, Toledo

Toledo

Desengañado, El Greco se instaló entonces definitivamente en Toledo donde en 1585 alquiló unas moradas en las casas del marqués de Villena -residencia toledana de renombre, hoy desaparecida-, donde consta que vivió hasta 1604 sin despreciar los lujos. Si hemos de creer a Jusepe Martínez: “ganó muchos ducados, mas los gastaba en demasiada ostentación de su casa hasta tener músicos asalariados para, cuando comía, gozar de toda delicia”. No sabemos si el inicio de esta pujanza tuvo que ver con el hecho de que la parroquia de Santo Tomé le brindase la oportunidad de ejecutar la que cabe considerar una de sus obras más universales conocida como el Entierro del conde de Orgaz (1586-1588).
En el Entierro, El Greco narra visualmente el milagro acontecido cuando, en el siglo XIV, al ser llevado el cuerpo del señor de Orgaz a sepultura en la iglesia de Santo Tomé, los nobles de la ciudad que asistían a la pía ceremonia vieron, a tenor de lo referido por Francisco de Pisa en su Descripción de la Imperial ciudad de Toledo (1612), “visible y patentemente descender de lo alto a los gloriosos san Esteban y san Agustín, con figura y traje, que todos los conocieron y llegando donde estaba el cuerpo, lleváronle a la sepultura, donde en presencia de todos le pusieron diciendo: Tal galardón recibe quien a Dios y a sus santos sirve.
Lo cierto es que esta obra es visitada con particular admiración por los forasteros, y los de la ciudad nunca se cansan de admirarla, pues siempre hallan cosas nuevas que contemplar en ella.

Vista de Toledo en la actualidad

Vista de Toledo en la actualidad


Acompáñanos en esta actividad para descubrir a este genio de la pintura: Toledo. Tour monumental de las Tres Culturas


Un artículo de Antonio Bellón Márquez

Publicado el Deja un comentario

Paseos por Ciudad Real. La villa de Moral de Calatrava (2ª Parte)

Paseos por Ciudad Real. La villa de Moral de Calatrava (2ª Parte)

Otro aspecto a subrayar en Moral son sus encantadoras plazas, las cuales conservan toda la belleza de la época en que fueron testigos de la gran expansión de la villa. Es inevitable, por ejemplo, la visita a la plaza de la ermita de San Roque, y a la glorieta de Fray Julián de Piedralaves, donde se ubica la maravillosa ermita del Cristo de la Humildad, el único resto que queda del viejo convento del Santo Cristo datado en el siglo XIII.

Las encajeritas manchegas. Autor, Vicente Nieto Canedo

Las encajeritas manchegas. Autor, Vicente Nieto Canedo

La otra maravilla de la localidad es la excelente Plaza de España o Plaza Mayor, donde se hayan pintorescos edificios que no carecen, en ningún caso, de un amplio interés para el turismo rural. Entre estos tenemos que destacar la artística parroquia de San Andrés, del siglo XIII y que durante tres siglos fue un fuerte con torre vigía de los monjes-soldado calatravos. Su fachada, reformada en los siglos XVI y XVIII, está considerada como uno de los grandes monumentos de la comarca. Su estilo predominante es el barroco, y aunque las reformas posteriores a su construcción tienen una particular importancia, no hay que olvidar los deliciosos elementos románicos y ojivales existentes desde su origen. En su admirable nave central, de curioso diseño, la iglesia guarda la pintura de «La Trinidad» realizada por Luis Tristán, uno de los más importantes discípulos de El Greco, y en cuya composición y estilización se encuentra la huella indiscutible del genial griego. También se conserva una preciosa copia de «El martirio de San Andrés», de Rubens.

Parroquia de San Andrés. Autor, Jose Carlos Gomez

Parroquia de San Andrés Apóstol. Autor, Jose Carlos Gómez

Sin embargo, la Plaza Mayor de Moral de Calatrava contiene también otros encantos, destacando de manera especial una espectacular casa particular del siglo XVII, cuyos dos escudos, situados bajo un curioso balcón en la planta superior, hacen suponer que en su origen se trataba de la famosa Casa de la Encomienda. Finalmente, no podemos olvidar citar el edificio barroco del Ayuntamiento, una importante muestra de lo que este estilo supuso para la localidad del Moral. Su presencia, en cualquier caso, embellece de manera exquisita una plaza de marcado carácter histórico.

Definitivamente, una visita a Moral de Calatrava supone todo un goce estético en cuanto a la contemplación de maravillas artísticas se refiere, añadiéndose además que éstas se encuentran en una pequeña extensión de terreno… y es que ya se sabe: lo bueno, si breve, dos veces bueno.