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Un paseo por Navarra y sus Aquelarres. En el país de la Bruja (1ª Parte)

Un paseo por Navarra y sus Aquelarres. En el país de la Bruja (1ª Parte)

Tras celebrar en la pasada ceremonia cinematográfica como el film “Las brujas de Zugarramurdi” se ha llevado la palma en número de premios Goya, con ocho estatuillas de las 10 a las que optaba (actriz de reparto para Terele Pávez, maquillaje y peluquería, efectos especiales, dirección de producción, sonido, montaje, diseño de vestuario y dirección artística), uno no deja de preguntarse qué tendrá Zugarramurdi y sus brujas para que hoy estén tan de moda en medios públicos y círculos privados. En otra ocasión hablamos del famoso auto de Fe que condeno a numerosos vecinos de la zona a penas que incluyeron la temible muerte en la hoguera, pero… Hoy nos acercaremos al propio rito en sí, el famoso aquelarre en el que la misa negra y el culto a Satán eran el centro mismo de la vida pagana, y referencia importante en unas regiones montañosas y remotas, donde a su pesar la luz cristiana todavía no había calado con la suficiente profundidad.

2. Fuente en el valle de Erro. Autor, Federico

Fuente en el valle de Erro. Autor, Federico

Hubo un tiempo en que el siervo llevó la vida del lobo y del zorro, fue un animal nocturno, entendiendo con esto que actuaba mínimamente de día y que su reino verdadero lo constituía la oscuridad. Todavía en el año 1000, mientras el pueblo fabricaba sus santos y sus leyendas, la vida a plena luz tenía algún interés para él. El dios Pan persigue alegre a las mujeres y a los niños en forma de vecino enmascarado, y en las casas las viejas encienden velas en honor a Diana-Luna-Hécate. Pero a partir del segundo milenio la Iglesia y la nobleza arremete con toda resistencia pagana y el siervo no tiene más remedio que convertirse o huir a la noche. En parte, las terribles revueltas sociales del siglo XII se vieron influidas por esta huida, estos misterios y vida nocturna del lobo y del contrabandista. Los primeros aquelarres fueron de hecho una especie de venganza ante el ostracismo, y en el aislamiento de los bosques y de la noche las gentes que allí se congregaban bebían entre ellas su propia sangre y comían la tierra húmeda como hostia.

3. Bruja y el círculo mágico. Obra de J. W. Waterhouse. 1886

Bruja y el círculo mágico. Obra de J. W. Waterhouse. 1886

Tuvo que pasar algún tiempo para que los aquelarres tomasen la forma que conocemos, es decir, una guerra declarada a Dios. Esto no se plantea hasta el siglo XIV, el siglo de Dante, durante el Gran Cisma, y fue entonces cuando empieza a acuñarse el término “Misa Negra” con el que se conoció desde entonces. Los fieles son esos mismos siervos y campesinos que no encuentran alivio alguno en la conmiseración de una Iglesia aliada con los poderosos. El cielo les parecía un aliado de sus feroces verdugos, lo que allanó el camino a revueltas terribles como la Jacquerie y manifestaciones satánicas para todos los gustos.

4. Dolmen en Isaba. Autor, Rafael Miró

Dolmen en Isaba. Autor, Rafael Miró

Curiosamente, la mujer tuvo en los aquelarres un papel importante. Desde 1300 su medicina se considera maléfica, sus remedios castigados como venenos. El inocente sortilegio a partir del cual los leprosos creían mejorar su suerte lleva a la matanza de estos infortunados mientras la bruja terminaba desollada viva por orden del párroco o el señor feudal. Con una represión tan ciega los aquelarres comenzaron a pulular en cuevas, florestas umbrías y prados de altura, siempre al amparo de la noche. Porque el gran milagro de aquellos tiempos miserables es que podía encontrarse en la cena nocturna de la fraternidad lo que no se había encontrado durante el día…

5. Niebla en los Pirineos navarros. Autor, Anamfp

Niebla en los Pirineos navarros. Autor, Anamfp

Los aquelarres de la época están bien documentados desde antiguo, de forma que puede describirse con bastante exactitud sus diferentes estadios (aunque siempre de manera general, puesto que cada región y a menudo cada aldea tenía sus propias manifestaciones locales). Podéis imaginaros la escena: una gran landa, a menudo cerca de un viejo dolmen céltico y en la linde de un bosque. De un lado la pradera iluminada por la luna, donde va a realizarse la comida en común de los fieles; de otra, hacia el bosque, el altar de esta iglesia negra cuya cúpula es el cielo. Y entre ambos fuegos resinosos de llamas amarillentas y rojas, que proporcionan un vapor fantástico. La bruja vestía su Satán, un gran Satán de madera, negro y peludo. Tenebrosa figura que cada uno veía de manera diferente, puesto que mientras unos se aterrorizaban otros terminaban sollozando, emocionados por la grandeza melancólica que parecía envolver al Ángel caído…

Continuará…

6. Detalle de un Aquelarre. Obra de Henry Fuseli. 1741-1825

Detalle de un Aquelarre. Obra de Henry Fuseli. 1741-1825

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Las brujas de Zugarramurdi, o el oscuro mundo de la Inquisición (2ª Parte)

Las brujas de Zugarramurdi, o el oscuro mundo de la Inquisición (2ª Parte)

¿Por qué eran las brujas objeto de una persecución tan rigurosa por parte de la Iglesia y la sociedad de aquella época? En el centro de toda esta superchería pagana se encontraba el diablo, fuente de su magia, socio supremo y objeto de su adoración incondicional. A lo largo de la Edad Media el demonio recibió varios nombres por parte de las autoridades eclesiásticas, pero el más común fue sin duda el de Satán, o Satanás, palabra que significa “El Enemigo” y que solo en el Nuevo Testamento comienza a adquirir una preeminencia destacable. La figura del diablo fue evolucionando con el paso de los siglos. Es curioso constatar, por ejemplo, que lo que hoy definimos como estampa clásica del demonio nació en realidad de la fusión de distintos conceptos culturales: así, pintar al diablo de negro proviene de la asociación tradicional del color negro con el pecado, mientras que las alas derivan de su condición de ángel caído, ambas ideas tomadas de la cultura judeocristiana oriental. Por el contrario, la barba de chivo, las pezuñas partidas, los cuernos o la forma semi-animal proceden del dios celta Cernuno, mientras que los senos de mujer con que se representa en diversas obras pictóricas inglesas son un concepto tomado de la cultura grecorromana y la imagen de la diosa de la fertilidad, Diana.

2. Imagen del pueblo de Zugarramurdi. Autor, Jroura

Imagen del pueblo de Zugarramurdi. Autor: Jroura

3. La bruja. Obra pictórica de Salvator Rosa. 1640-1649

La bruja. Obra pictórica de Salvator Rosa. 1640-1649

Lucifer, el gran arcángel que se rebeló contra Dios y fue expulsado al infierno, no fue el único Señor adorado por los brujos en los aquelarres. Satán tenía también su corte de príncipes del mal, encabezados por figuras del calibre de Belcebú, Leviatán y Belial, y su capacidad para tomar posesión real del cuerpo de una persona fue uno de los terrores más evocados por el subconsciente del pueblo hasta fechas muy recientes. La posesión demoníaca acabó desempeñando un papel importante en la brujería, pues la bruja tenía potestad para ordenar al diablo que poseyera a una víctima en virtud de un pacto concluido entre ambos. Este pacto es citado ya en sus escritos por San Agustín, en el siglo V d.C. Gracias a él el diablo proporcionaba salud o alguna otra forma de poder terrenal a cambio de servicios diversos, y por supuesto la potestad sobre el alma del contratante humano tras su muerte física.

4. Ríos y umbrías en el valle de Baztán. Autor, F0ff0

Ríos y umbrías en el valle de Baztán. Autor: F0ff0

5. Bosques de la localidad con la llegada del invierno. Autor, Marycesyl

Bosques de la localidad con la llegada del invierno. Autor: Marycesyl

La asociación de pacto demoníaco y prácticas mágicas creció a lo largo de la Edad Media con la traducción de gran número de libros de origen islámico o griego, que hasta entonces se habían considerado perdidos. A pesar de las reticencias de la Iglesia los ritos mágicos fueron comunes entre los monarcas europeos, e incluso en la corte papal, y los nigromantes que las practicaban no eran en absoluto personas iletradas. Los métodos de conjuro varían considerablemente, pero por lo general implicaban fidelidad a una fórmula escrita a fin de atrapar al demonio dentro de una botella, un anillo o un espejo, para así ordenarle luego que proporcionase la ayuda deseada. En estas prácticas, luego repetidas con profusión por las brujas en sus ritos y aquelarres, el diablo exigía un tributo a cambio de esta ayuda, lo que solía resolverse con la entrega de una gallina o la propia sangre del nigromante. Pero en cualquier caso dicho pacto atrajo el rechazo más enérgico de los teólogos escolásticos y condenaba al practicante como hereje, ya que cedía a Satán unos derechos solo atribuibles a Dios. Peor aún: el mago era un apóstata, pues renunciaba a su Fe cristiana al prestarse a adorar al demonio o servirlo de alguna otra manera. Se asentaba por tanto el argumento clave que permitía su persecución por los inquisidores papales en toda Europa.

6. La cueva de los aquelarres, en Zugarramurdi. Autor, Carlalove

La cueva de los aquelarres, en Zugarramurdi. Autor: Carlalove

7. Lucifer y el Paraiso perdido. Obra de Gustavo Doré (1832-1883)

Lucifer y el Paraíso perdido. Obra de Gustavo Doré (1832-1883)

Con el tiempo, los cargos consistentes en practicar magia y establecer pactos con el diablo se dirigieron contra campesinos ignorantes, y el mago pasó gradualmente de ser señor o socio del diablo a ser brujo, o bruja, un servidor a las órdenes de Lucifer. Según lo expresaría más adelante el rey Jacobo VI de Escocia: “Las brujas solo son siervas y esclavas del diablo; pero los nigromantes son sus señores y dueños”. Un signo claro del cambio es que la bruja suele acceder a servir a Satán a cambio de recompensas económicas o materiales muy escasas. Es muy frecuente que el demonio consiga su lealtad mediante el ofrecimiento de una monedilla, convertida en piedra inmediatamente después de realizarse el pacto irrevocable. Y resulta interesante señalar que cuando el mago-señor se transformó en bruja servil, el sexo del malhechor cambió de varón a hembra…

8. Las cumbres neblinosas de Zugarramurdi. Autor, Karrikas

Las cumbres neblinosas de Zugarramurdi. Autor: Karrikas

9. Mar de nieblas en el valle de Baztán. Autor, Iloiola

Mar de nieblas en el valle de Baztán. Autor: Iloiola

La caza de brujas de Zugarramurdi tuvo gran repercusión a nivel europeo, una fama que no decayó con los años y que terminó dando a la villa el merecido sobrenombre de “Pueblo de las Brujas”. La mayor parte de los acusados murió en las cárceles de la Inquisición o de camino a ellas (lo cual da idea del trato recibido de manos de sus carceleros) hasta que finalmente, y como resultado de las condenas leídas en el Auto de Fe del 7 de noviembre de 1610, once de los encausados fueron sentenciados a la inhumana y aterradora pena de hoguera. Seis víctimas subieron al cadalso y fueron quemadas en persona, mientras que otras cinco lo fueron en efigie (es decir, sus restos mortales, puesto que ya habían fallecido durante los días previos). La Iglesia quedó satisfecha y el peligro satánico conjurado. Pero el recuerdo de estos hechos resuena todavía en los bosques y en las sendas montañesas de la localidad, donde multitud de familias ignorantes de todo lo que no fuera sobrevivir con el trabajo de sus manos quedaron mutiladas para siempre. Rotas por la pérdida de padres, hermanos o hijos, y señaladas además de por vida por la zarpa del catolicismo y la ignorancia a ultranza de sus vecinos.

10. El Aquelarre. Obra de Francisco de Goya. 1821-1823

El Aquelarre. Obra de Francisco de Goya. 1821-1823

11. Detalle del museo de las brujas de Zugarramurdi. Autor, Jesús Reinoso

Detalle del museo de las brujas de Zugarramurdi. Autor: Jesús Reinoso

Es precisamente este recuerdo el que impulsó en fechas recientes la creación del Museo de las Brujas de Zugarramurdi en el antiguo edificio del hospital. Sin duda el lugar perfecto para comprender las consecuencias que el oscurantismo, la intolerancia y el extremismo de cualquier signo han causado en las poblaciones humanas bajo la bandera de la, en ocasiones, mal llamada civilización. No nos queda sino señalar que, en apenas unas semanas, esta población navarra celebrará el aniversario del proceso por brujería más famoso de la historia de España. Recordemos los nombres de los ajusticiados, y crucemos los dedos por que unos hechos tan tenebrosos e incomprensibles no vuelvan a repetirse en nuestra historia en el futuro: Domingo de Subildegui, Graciana Xarra, Petri de Juangorena, María de Echatute, María de Arburu y María Baztán de la Borda.

12. Senderos del Baztán. Autor, Fernando Elia

Senderos del Baztán. Autor: Fernando Elia