La comarca comparte su belleza natural, un entorno privilegiado donde cerros, montañas, altozanos, valles y ríos conforman un paisaje inigualable, al que se añaden pequeños pueblos levantados de la forma tradicional
Buitrago del Lozoya, uno de los municipios más pintorescos de la Comunidad de Madrid y la más importante localidad de la zona por ser durante muchos siglos la cabeza de la Comunidad de Villa y Tierra establecida desde la Reconquista, ofrece al visitante importantes atractivos naturales, culturales e históricos.
El núcleo urbano de Buitrago está situado en una zona estratégica, al abrigo del río Lozoya, que, en forma de hoz, lo rodea en su curso natural. Este emplazamiento natural tan singular fue, sin duda, una de las razones por las que los primeros pobladores se asentaron en la localidad. Destaca por la muralla medieval tan musulmana como castellana y cristiana, que rodea su casco histórico. Su Castillo o Alcázar junto a la Iglesia de Santa María del Castillo, la Torre del Reloj y la propia muralla confieren un aire medieval a este municipio, que presume de una agenda cultural tan activa que tiene propuestas para las cuatro estaciones.
Vista de Buitrago del Lozoya. Autor, D. Miguel
Interior del Castillo de Buitrago del Lozoya. Al fondo, la Iglesia de Santa María del Castillo. Autor, Diego Sanz Siguero
Comenzamos nuestro paseo por Buitrago en la plaza de la Constitución, conocida popularmente como plaza de la Bellota, caminamos hacia el puente del Arrabal o puente Viejo (siglo XIV-XV) que nos permite disfrutar de una bella panorámica del lado oeste del recinto amurallado. La muralla de Buitrago rodea la parte alta del pueblo que corresponde a la antigua villa medieval, es decir, el origen de Buitrago. La localización estratégica hace suponer que la fortificación formara parte de los núcleos defensivos islámicos cuando la comarca estaba integrada en la Marca Media, o sea, la zona fronteriza entre cristianos y musulmanes. Sin embargo, los restos arqueológicos encontrados no son concluyentes respecto a su antigüedad. Podremos acceder a la Torre del Reloj y al extremo sur del recinto, el más alto, que guarda en su interior un tramo de la muralla antigua del siglo XI. En este lugar se ubica una exposición de armas de asedio.
Seguiremos nuestro camino por el arco del Piloncillo y continuamos callejeando hasta llegar al Jardín Medieval, desde el cual podemos acceder al adarve de la muralla. De nuevo, las vistas sorprenden: contemplamos desde aquí los Canchos, paraje situado al otro lado del río Lozoya, que nos acompaña en su curso, protegiendo la villa, hasta llegar a la plaza del Castillo.
El castillo-palacio de Buitrago, levantado por los Mendoza en los siglos XIV y XV, fue tal vez una antigua alcazaba árabe a la que sus nuevos propietarios dieron un carácter residencial, reconstruyendo su estructura. El castillo, de planta cuadrada, se encuentra flanqueado por cinco torres y, en su interior, se sitúa una gran plaza de armas, hoy plaza de toros.
El castillo fue lugar de residencia de los Mendoza en sus estancias en Buitrago y también lugar frecuentado por nobles, invitados por éstos, para que disfrutaran de la riqueza cinegética del lugar. Por otra parte, entre sus paredes se escribió parte de la historia de España, alojándose en sus dependencias Dª Juana la Beltraneja en 1467, cuando el rey Enrique IV la confió a los Mendoza. Era el momento en que se dirimían los conflictos entre los nobles y el monarca causando graves problemas de Sucesión y la Casa de los Mendoza aún apoyaba a la primogénita. También se habla de la estancia de su madre, Dª. Juana de Portugal, años antes y la famosa visita del rey Felipe III en 1601. En el siglo XVIII sucedió la primera sacudida contra la fortaleza, que vio como las tropas napoleónicas arrasaban el palacio y destruían con sus ataques el recinto. La Guerra Civil Española ahondó en esta destrucción, ya que su poder estratégico siempre ha sido reclamo para su ocupación. En las últimas décadas se han llevado a cabo importantes obras de restauración acompañando a la declaración de Bien de Interés Cultural del casco viejo y, desde 1931, la de Monumento Nacional del Castillo de Buitrago. Desde este lugar se contempla la Coracha, apéndice de la muralla que se adentra en el río para fortificar la villa en un punto particularmente vulnerable.
Interior de la iglesia de Santa María del Castillo. Autor, Jesús Pérez Pacheco
Mercado de la Feria Medieval de Buitrago. Autora, Elena Andres
Vista de Buitrago del Lozoya. ©PromoMadrid. Autor, Max Alexander
Al este y oeste, la localidad está limitada por los embalses de Puentes Viejas y Riosequillo construidos en 1925 y 1958 respectivamente
En 1455, se dice, fundó el Marqués de Santillana, D. Íñigo López de Mendoza, el Hospital de San Salvador, que se mantuvo en pie hasta el siglo pasado. Su construcción parece ser comenzó años después, en el siglo XVI, frente al castillo. Su misión era la de atender y acoger a los pobres transeúntes, o a los de los términos de la Tierra de Buitrago, en el caso de que no se cubriera el tope de admisión con los forasteros. Se contaba para su servicio, con iglesia, botica , dos enfermerías, una para hombres y otra para mujeres, sala de hospedaje para religiosos y peregrinos, cocina y alojamiento común para los pobres, que no podían ser más de 6, y un huerto. Las descripciones que se hacen de él lo enmarcan dentro del estilo arquitectónico gótico-mudéjar y hoy, sólo se mantiene en pie una de las portadas por la que se accedía a la Iglesia y que se encuentra frente a la fachada norte de la fortaleza. De este Hospital se conserva también el Retablo de los Gozos de Santa María, también conocido por el de los Ángeles que representa una de las joyas pictóricas del periodo gótico.
Seguiremos nuestra ruta hasta la Iglesia de Santa María del Castillo conocida como la «iglesia de las tres culturas». Sus orígenes se remontan al siglo XV, aunque contiene estilos diversos a causa de sucesivas remodelaciones. Su exterior combina sillarejo, mampostería y ladrillo, siendo este último característico de la torre mudéjar, lo más antiguo que se conserva.
Durante la segunda quincena de julio se puede disfrutar del Festival de Música Antigua Marqués de Santillana en la iglesia y en el patio de armas del Castillo.
En la plaza de Picasso, podremos disfrutar del Ayuntamiento, que en su interior conserva la Cruz Procesional y tiene sede el Museo Picasso, con la colección de Eugenio Arias, barbero y amigo del genial artista. Este museo es el resultado de la herencia de una amistad, la de dos exiliados españoles que se conocieron en Francia: Pablo Picasso y Eugenio Arias. Este último, hijo de la villa de Buitrago, volvió tras largos años de exilio con una maleta llena de recuerdos, entre los que se encontraban aquellos que le regaló Pablo Picasso, cuando trabajara como su barbero.
El Museo, el primero que inauguró la Comunidad de Madrid, reúne dibujos, cerámicas, carteles, libros autografiados y litografías en los que abundan los temas de toros, afición que compartían ambos amigos. Otros temas los resume el propio Eugenio Arias en el libro-guía del Museo: “El retrato de mi madre, realizado con motivo de la petición de amnistía para los españoles encarcelados. Las bacías de barbero realizadas como regalo de mi aniversario. Una, me dijo, en honor de nuestra fiesta nacional, la otra, en honor a Cervantes. La caja de mis herramientas, decorada a fuego en homenaje a, como él decía, la mejor herramienta, la mano. El retrato de Jacqueline en un libro diciéndome, “te debo esto, gracias Arias”. El pájaro del progreso para que lo pusiera en mi nuevo salón de peluquería…”
Estas y otras pequeñas obras se nos muestran en esta colección recogidas en varias décadas que contienen un especial y entrañable significado.
Museo Picasso
Feria Medieval de Buitrago. Autora, Elena Andres