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Arenas sagradas, o el mágico Egipto de Pierre Loti

Se llamaba Louis Marie Julien Viaud, y nació en la localidad francesa de Rochefort, en 1850. Escritor francés y autor de una obra de un peculiar romanticismo, recaló a principios del pasado siglo en las vetustas arenas y ruinas de Egipto, la morada de los dioses. Fruto de esa experiencia fue su obra “La mort de Philae”, basada en las experiencias recogidas en su viaje. En realidad fue uno de sus múltiples periplos por todo el mundo, puesto que aunque nacido en un medio modesto, Pierre alimentó desde niño la ambición de ser marino. Así que, como él mismo dijo: “Síganme, pues en mi viaje, solo aquellos que alguna vez se han sentido estremecer por las primeras notas, plañideras, de las chirimías árabes a las que acompañan los tambores. Estos son de los míos; estos son mis hermanos. Monten, como yo, su alazán, de ancho pecho y alborotadas crines. Yo los conduciré a través de salvajes llanuras tapizadas de flores, a través de desiertos salpicados de lirios y de asfódelos, hasta el corazón de este viejo país inmovilizado bajo la pesadumbre del sol, y los llevaré a visitar las grandes ciudades muertas, arrulladas por un eterno murmullo de oraciones”.

2. Egipto mágico. Autor, MiKeC

Egipto mágico. Autor, MiKeC

“A través de las verdes mieses y de las aglomeraciones de rebaños, nuestro sendero parece conducir a una especie de colina, sola en medio de las llanuras, y que no es del mismo color y de igual naturaleza que las montañas de los desiertos circundantes. Detrás de nosotros el pórtico retrocede poco a poco en lontananza; su imponente silueta, tan melancólica y solitaria, esparce una tristeza infinita sobre este mar de hierbas que extiende su calma sobre lo que en tiempos fue un centro de magnificencia. Y de repente sentimos los latigazos del viento, de ese viento casi sin tregua del Egipto, que es rudo y recuerda el invierno a pesar del sol de fuego; y al punto se doblegan los trigales, muestran el brillo de sus jóvenes hojas agitadas, y sobre las reses de los rebaños, estrechándose unas con otras, se vuelven en dirección contraria a las ráfagas”.

3. El Cairo, ciudad de la muerte. Autor, Salomon10

El Cairo, ciudad de la muerte. Autor, Salomon10

4. Navegando. Autora, Alessandra Voir

Navegando. Autora, Alessandra Voir

5. Templo de Luxor en la arena. Autor, iifu

Templo de Luxor en la arena. Autor, iifu

“Es verdaderamente divertido, no hace falta decirlo, este muelle modernizado de Luxor, donde desembarco, a las diez de la mañana bajo el claro y flamígero sol. En la pomposa alineación de Winter Palace se tocan las tiendas. En ellas se vende todo eso con que se disfrazan los turistas: abanicos, cazamoscas, cascos y gafas azules. Y a miles, las fotografías de las ruinas. Por añadidura, la trastería del Sudán: viejos cuchillos de los negros, pieles de pantera y cuernos de gacela. Hasta los indios han venido en masa a esta feria improvisada con sus fardos de tela de Radjputana o de Cachemira. Y, sobre todo, aquí están los comerciantes de momias, exhibiendo féretros de misterioso aspecto, vendajes, manos de muerto, dioses, escarabeos, las mil cosas inquietantes que esta vieja tierra sagrada proporciona desde hace siglos como una mina inagotable”.

6. Ciudadela de Qaitbay, en Alejandría. Autor, Archer10

Ciudadela de Qaitbay, en Alejandría. Autor, Archer10

7. Pirámides de Giza. Autor, Salomon10

Pirámides de Giza. Autor, Salomon10

8. Vendedor en el mercado del cairo. Autor, Nasser Nouri

Vendedor en el mercado del Cairo. Autor, Nasser Nouri

9. Desierto blanco de Egipto. Autor, anónimo.

Desierto Blanco de Egipto. Autor, anónimo

“¡Y qué parecido tenía ya todo esto a los regocijos públicos de nuestros días! A lo largo del trayecto que seguía el cortejo se alineaban los bateleros, los taberneros, los vendedores de frutas, los que asaban las ocas o los patos, y negros acróbatas marchaban sobre las manos o dislocaban sus cuerpos. En cuanto al desfile en sí, era evidentemente de una magnificencia que hoy ya no se ve. ¡Oh! ¡Qué afluencia de músicos y de sacerdotes, de corporaciones, de emblemas y de banderas! Y el dios Amón venía por las aguas, por el río, en su gran nave de oro y proa elevada, seguido de las barcas que conducían todos los demás dioses y diosas de su cielo. La piedra rojiza, cincelada con minuciosa perfección, me cuenta todo esto como lo han contado ya a tantas generaciones muertas, y yo creo verlo”.

10. Ferry en el Nilo. Autor, Archer10

Ferry en el Nilo. Autor, Archer10

11. Peligros del Nilo. Autor, Abubakr Mohammad

Peligros del Nilo. Autor, Abubakr Mohammad

12. Flor de loto con abeja. Autor, Dennis Jarvis

Flor de loto con abeja. Autor, Dennis Jarvis

13. Karnak. Autor,kairoinfo4u

Karnak. Autor, kairoinfo4u

“Ya pronto no habrá nadie aquí, bajo las columnatas, y el obsesionante ruido de las dínamos cesa para dejar paso al silencio; se aproxima el mediodía con toda su modorra. Todo el templo está como abrasado por los rayos del sol, y yo miro como se acortan en el suelo las claras sombras proyectadas por este bosque de piedras. Pero el sol, que hace un momento esparcía la alegría y la sonrisa a lo largo del muelle de la ciudad nueva, en medio de la algarabía de los tenderos, de los conductores de borriquillos y de los paseantes cosmopolitas, aquí irradia un fuego triste, impasiblemente devorador… Se acortan las sombras, y así todos los días, todos, ya que el sol de este país no se vela nunca; todos los días desde hace treinta y cinco siglos, estas columnas, estos frisos, el templo entero, como un misterioso y solemne reloj, dibuja con paciencia sobre la tierra la lenta procesión de las horas… Verdaderamente, para nosotros, efímeros seres pensantes, esta inalterable continuidad del sol de Egipto tiene aún más melancolía que las cambiantes claridades y oscurecimientos de nuestros climas”.

14. Fábrica de ladrillos en el delta del Nilo. Autor, Nasser Nouri

Fábrica de ladrillos en el delta del Nilo. Autor, Nasser Nouri

15. Horus imponente. Autora, Maia C

Horus imponente. Autora, Maia C

16. Valle de los Reyes. Autor, anónimo

Valle de los Reyes. Autor, anónimo

17. Resolviendo el puzzle. Autor, Walwyn

Resolviendo el puzzle. Autor, Walwyn

“Noche maravillosamente límpida, y de un color desconocido en nuestros climas, en un lugar de quimérico aspecto donde flota el misterio. La luna, con su plateada luz que brilla intensamente y que deslumbra, ilumina un mundo que sin duda ya no es el nuestro, porque no se parece a nada de cuanto se haya podido ver en otros lugares de la Tierra; un mundo en el que todo brilla sonrosado bajo las estrellas de la medianoche y donde se erigen, e una inmovilidad espectral, unos símbolos gigantes”.

18. Mezquita de Mohammed Alí, en El Cairo. Autor, Archer10

Mezquita de Mohammed Alí, en El Cairo. Autor, Archer10

19. Mercado de camellos. Autor, National Geographic

Mercado de camellos. Autor, National Geographic

20. Templo de Karnak. Autor, Don McCrady

Templo de Karnak. Autor, Don McCrady

21. Travesía del desierto. Autor, wuji9981

Travesía del desierto. Autor, wuji9981

Todos los textos han sido extraídos de la obra:
“La mort de Philae”.
Pierre Loti. Editorial Calmann-Lévy, 1909.

22. El Cairo. Autor, Sourires d'Egypte

El Cairo. Autor, Sourires d’Egypte

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Días y noches en el camino de Santiago. La vida cotidiana de un peregrino medieval (5ª Parte)

A casi cien kilómetros de Santiago salían a recibir a los peregrinos

A casi cien kilómetros de Santiago salían a recibir a los peregrinos los juglares gallegos, con típicos cantos, romances y narraciones de los milagros del santo Apóstol. Ellos les acompañaban el resto del camino hasta dar vista a la ciudad. Otros acompañantes eran los comerciantes, que se hacían cada vez más numerosos a medida que se aproximaba Compostela. Ofrecían hospedaje, buena comida y alojamientos, cambio de dinero y toda clase de reliquias y baratijas, como conchas o vieiras. Doce kilómetros separan a Labacolla de Santiago, con el repecho del Monte del Gozo donde veían los peregrinos medievales la tan deseada ciudad, si es que el orvallo, la lluvia o la niebla no se lo impedían. El gozo era indescriptible. Se contagiaban unos a otros entonando himnos de júbilo. Se hincaban de rodillas para dar gracias a Dios por haberles concedido la gracia de arribar al término deseado. Repuestos de la primera impresión, emprendían la carrera final. Cuesta abajo se apresuraban y hasta corrían los peregrinos, emulándose celosamente. El primero que llegaba a la catedral era declarado rey del grupo, dignidad que a algunos les hizo tanta ilusión que tomaron ese título como apellido, de donde muchos franceses han heredado el apellido “Leroy”.

camino santiago

Señalando el camino. Autor, sabersabor.es

2. Pazo de Raxoi. Compostela. Autor, Amaianos

Pazo de Raxoi. Compostela. Autor, Amaianos

Santiago, en tiempos medievales, era muy distinta de lo que hoy conocemos. Poseía las casa típicas de la época: dos o a lo más tres plantas, de humilde apariencia y escasa comodidad. Las calles, estrechas y tortuosas, eran como las que hoy encontramos en lo más viejo de Compostela, las típicas rúas, que hoy se han quedado demasiado estrechas para el tráfico moderno. Por el barrio de San Lázaro entraban presurosos los peregrinos, sin detenerse, buscando el camino más corto hasta la Catedral, donde eran recibidos oficialmente por uno o varios canónigos con su largo acompañamiento de sacristanes, clérigos y monaguillos. Solamente en casos de notabilísimos peregrinos, que podían ser reyes, duques u otros nobles, era el arzobispo el que recibía y oficiaba. Sonaban entonces las chirimías de plata, que aún se oyen en las procesiones presididas por el arzobispo de Santiago.

 

3. Luz oculta del Universo. Autor, Fusky

Luz oculta del Universo. Autor, Fusky

4. Vista de Santiago en primavera. Autor, Compostelavirtual

Vista de Santiago en primavera. Autor, Compostelavirtual

Hecho un relativo silencio, después de una no corta prédica, se impartía la absolución de todos los pecados. Los peregrinos se sentían como si en aquel momento hubieran acabado de recibir las aguas bautismales. Se narraba la leyenda del hallazgo de la tumba del apóstol Santiago, allá por el siglo IX, cuando un ermitaño que vivía en aquellos parajes vio caer por la noche una lluvia de estrellas sobre un determinado lugar. La repetición en los siguientes días del mismo hecho le llevó a la convicción de que aquello era una señal y aviso del cielo, y fue a comunicarlo al obispo de Iria Flavia, donde estaba la residencia episcopal. El obispo Teodomiro se desplazó hasta el lugar y pudo ver por si mismo la portentosa lluvia estelar. Con su comitiva se dirigió al punto exacto y encontró una pequeña cueva, y en ella un cuerpo yacente vestido de hábitos pontificales, llegándose a la conclusión de que aquel era el cuerpo de Santiago el Mayor, del que se sabía que estaba enterrado en la comarca pero sin haberlo podido hallar hasta entonces.

 

5. El espectáculo del Botafumeiro. Autor, Carlos, Octavio Uranga

El espectáculo del Botafumeiro. Autor, Carlos, Octavio Uranga

6. La Catedral. Autor, Bernavazqueze

La Catedral. Autor, Bernavazqueze

La Vía Láctea, camino lechoso de estrellas, nos ha traído a Compostela y cumplido su fin. No importa ya que desaparezca de nuestra vista, porque si mirando a las estrellas se puede llegar a Santiago, al entrar en la ciudad es muy probable que se oculten al peregrino debido a la lluvia tan asociada al paisaje gallego, como ocurrió a los Reyes Magos cuando dieron con el lugar en que nació el Redentor. La Vía Láctea ha sido para nosotros nube luminosa que conducía a Israel por el desierto, según las palabras del Éxodo. Pero sea una lluvia sin descanso y sin tregua; un agua menudita, persistente y fina de calabobos; o de un violento chaparrón, como si sobre el pueblo se desplomasen los cielos, Santiago y la contemplación de la Catedral quedarán para siempre grabados en el alma del peregrino. He aquí las palabras que Gerardo Diego dedicó a esta privilegiada contemplación:

“Aquella noche de mi amor en vela
Grité con voz de arista, dura y fría:
Creced, mellizos lirios de osadía,
Creced, pujad, torres de Compostela.
Todos los santos, sí. Ni una candela
Faltó a la cita unánime. Y se oía,
Junto a Gelmírez, por la Platería,
El liso resbalar de un vuelo en vela,
La ronda de los Ángeles. Yo oculto
Entre las sombras de los soportales (…)
Para medir, grabar moles y estrellas,
Y el santo y seña de las catedrales”.

7. Espectacular vista panorámica de la Vía Láctea. Autor, Slworking2

Espectacular vista panorámica de la Vía Láctea. Autor, Slworking2

Y así, el camino y su verdad, lo que comienza y en un punto ha de terminar, con sus dificultades y sus peligros, con suaves complacencias o alegrías desbordantes, ha sido el destino de millones de personas de todas las épocas, lenguas y condiciones sociales. Nunca se ha cantado con palabras más bellas la experiencia de caminar a pie, despacio, porque peregrinar es bello siempre que haya espíritus que sepan percibir sensaciones, captar bellezas de la naturaleza, de la historia, de la leyenda o del arte:

“Bajo la luminosa, nocturna estela,
Entre la polvareda de los caminos,
En busca de Santiago de Compostela
Pasan, cantando salmos, los Peregrinos”.

8. Espectacular vista de la fachada de la Catedral. Autor, Hornet, 18

Espectacular vista de la fachada de la Catedral. Autor, Hornet, 18

cats

«Porque el viaje no comienza cuando preparas tu mochila, el viaje despega solo con soñarlo. Disfruta del Camino de Santiago»