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De Turismo Accesible por Valdepeñas

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Os proponemos un recorrido accesible para conocer los rincones, sabores e idiosincrasia particular de este manchego Valle de las Peñas o Valdepeñas


Quijotesca, oretana, calatrava y siempre muy relacionada con la cultura del vino, Valdepeñas se abre ante nosotros en los últimos kilómetros de planicie antes de las estribaciones de Sierra Morena.
Desde nuestra llegada, comprobamos el papel capital que la vid juega en el desarrollo de esta ciudad manchega. La rodean importantes extensiones de viñedos y bodegas, pero, además, en el casco urbano se encuentra su maravilloso Museo del Vino.

Recorriendo las galerías de esta antigua bodega, descubrimos la evolución histórica en el tratamiento de la vid, y sus paredes están decoradas con frases de celebridades como uno de sus ilustres hijos, Francisco Nieva, quien reverenció y alabó el sabor puro de los vinos de la comarca valdepeñera. Y cada septiembre se homenajea a la uva en las Fiestas del Vino.

El vino está presente también en la Plaza de España, corazón de la localidad y cuya fuente está dedicada a la prensa de la uva. En torno a esta típica plaza manchega, se suceden las terrazas en las que se pueden degustar los vinos y se articulan los edificios principales de la ciudad, como el Ayuntamiento, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y su Museo Municipal.

En la cercana pinacoteca de la Fundación Gregorio Prieto podemos admirar una preciada colección de arte moderno, que tiene el honor de ser una de las más apreciadas no sólo de la provincia sino de toda Castilla – La Mancha.
Más alejado del centro se alzan el molino más grande del mundo y el Museo de los Molinos, y en las afueras se pueden disfrutar de los vestigios de los primeros pobladores de la zona en el yacimiento arqueológico íbero del Cerro de las Cabezas, justo a orillas del río Jabalón… ¡¡¡COMENZAMOS!!! 

Nuestra propuesta de ruta accesible por Valdepeñas comienza en el mismísimo centro urbano, en concreto en la Plaza de España por ser considerada como núcleo de la vida y el comercio de la ciudad. Aúna a su alrededor la tradición, lugar de reunión, de ocio, en la multitud de bares y restaurantes que encontramos en ella. El auge económico del municipio, entre los siglos XVIII y XIX, fue decisivo para la construcción de alguno de los edificios de esta bonita plaza, como la Casa Izarra, la Casa Cruz o la sede del Casino La Confianza.

Nos llama la atención su colorido, edificios en blanco y azul, colores que simbolizan la Mancha. Y la bella Iglesia de la Asunción, tiempo atrás fortaleza de la Orden de Calatrava, y que sobresale por las preciosas e imponentes puertas de su fachada, cómo la Puerta de los Catecúmenos, inspirada en La Piedad. Recorriendo su fachada no podemos dejar de lado el fabuloso reloj de sol, con una inscripción en árabe en referencia a Mahoma.

Dentro destacan seis tablas de su antiguo retablo, destruido en la Guerra Civil Española, atribuidas al pintor Yáñez de la Almedina, discípulo aventajado de Leonardo Da Vinci; además de la talla de la patrona, la Virgen de la Consolación, obra de Gregorio Prieto.

Paseando por la calle Real llegamos al Museo Municipal, ubicado en una antigua casa solariega del siglo XVI. El museo nos muestra el magnífico patrimonio cultural que posee Valdepeñas. A través de sus salas descubrimos lo mejor del arte contemporáneo, de la mano de pintores como Francisco Nieva o Ignacio Crespo Foix. Pinturas frescas y dinámicas, que muestran paisajes locales y escenas de la vida cotidiana.
Desde el punto de vista arqueológico, el museo ofrece una parte de los objetos o hallazgos procedentes de las excavaciones que, desde el año 1985, se vienen realizando en el yacimiento de la ciudad ibérica del Cerro de las Cabezas. Vasijas, jarrones y platos nos descubren el día a día de los íberos instalados en Valdepeñas.


Valdepeñas es mundialmente reconocida por su preciado y exquisito vino


Pero, por encima de todo, Valdepeñas es y será conocida por su producción de vino. La tradición de Valdepeñas es la historia de sus viñedos, de sus frutos y sus vinos desde tiempos ancestrales. Y para conocer toda esta historia es imprescindible adentrarse en el Museo del Vino, ubicado en la antigua bodega de Leocadio Morales.

El museo nos permite descubrir la evolución de cultura de la vid y la elaboración de los vinos de una forma muy didáctica e interactiva, así como toda la tradición de la Denominación de Origen Valdepeñas, un ejemplo vivo de la transición del mundo artesanal a la industrialización del siglo XX en la elaboración del vino.
Nos encontramos aquí una gran muestra de cómo era una bodega tradicional, con una serie de objetos expuestos como tinajas, barriles, herramientas agrícolas y fotografías que nos explican cómo ha ido evolucionando el trato de la uva con el paso del tiempo.

En el museo aparecen citas de ilustres valdepeñeros, como el Premio Cervantes de Literatura, Francisco Nieva, o el pintor Gregorio Prieto, que describen con orgullo el preciado fruto que la vid da en esta tierra.

La tecnología ayuda a que el recorrido por las galerías del museo resulte más atractivo, ameno y, sobre todo, didáctico para el visitante, con el encanto que supone recorrer una bodega de verdad.


Bodegas centenarias, divertidas catas y gastronomía para sibaritas con el mejor vino de Valdepeñas


Son muchas las bodegas de Valdepeñas que destacan en el turismo del vino. Pero sin duda Bodegas Navarro López es nuestra preferida por la calidad de sus actividades: nos permiten conocer de primera mano su origen, los procesos tradicionales de elaboración desde la cepa a la copa, cómo llevan a cabo la crianza de sus mejores vinos, disfrutando y aprendiendo a valorar sus características a través de catas y degustaciones. Nos ofrecen experiencias inolvidables de enoturismo para todos los públicos.

La oferta gastronómica de Valdepeñas se completa con numerosas tabernas, bares, restaurantes y vinotecas que toman como referencia la extendida cultura de la tapa y la cocina tradicional manchega para llevarla a una gran variedad de platos de altísima calidad.


Valdepeñas atesora un yacimiento arqueológico de transcendencia internacional: el Cerro de las Cabezas


Para los amantes de la arqueología, el Centro de Interpretación del Cerro de las Cabezas de Valdepeñas, situado junto al mismo yacimiento Ibérico, nos espera con una interesante exposición arqueológica con la que nos vamos a remontar al siglo VII antes de Cristo para aprender más sobre nuestro legado cultural y descendencia.

El Yacimiento del Cerro de las Cabezas (que muy pronto se convertirá en un nuevo Parque arqueológico de Castilla – La Mancha) muestra un perfecto ejemplo de la estructura que seguían las ciudades iberas que se levantaron en la península. Resulta llamativo cómo se construyó esta gran ciudad Oretana aprovechando las características del cerro en el que se ubica y el fértil entorno a orillas del río Jabalón.

A través del Centro de Interpretación del yacimiento, referente en España para el estudio de la Cultura Ibérica, podemos conocer de forma dinámica la realidad funcional de esta ciudad. Mediante maquetas y recreaciones a escala, objetos, vídeos, simposios, talleres, fotos y el uso de montajes en 3D descubriremos los puntos más relevantes que conformaron la vida de los pobladores íberos que residieron aquí hasta el siglo II antes de Cristo.

Por cierto, el hallazgo de materiales orgánicos relacionados con la producción del vino en este yacimiento constata aún más la tradición vinícola de Valdepeñas, que se remonta por tanto al tiempo de los íberos.


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Logroño, San Bernabé, o ir de Tapas sin morir en el intento

Logroño, San Bernabé, o ir de Tapas sin morir en el intento

Logroño, junio de 1521. La ciudad se encuentra sitiada por tropas franco-navarras, ansiosas de infringir un varapalo a Carlos V en el corazón de su Imperio. Según la leyenda los logroñeses sobrevivieron esos días gracias al trigo guardado en los graneros de la ciudad, el vino de las bodegas y las truchas y otros peces que conseguían atrapar del río Ebro, gracias a incursiones clandestinas por corredores ocultos bajo la muralla. Nunca se vio más solicitado (y deseado) el único buey vivo que quedaba en Logroño. Pero a nadie se le ocurrió sacrificarlo para calmar las hambres, y es que los sitiados se sirvieron del animal para engañar al enemigo mediante la estratagema de cebarlo con todo aquello que encontraban, y de lo que se privaban ellos mismos, para después exhibirlo con orgullo por encima de las murallas. Los franceses, al ver cabestro tan orondo, pensaban que la comida sobraba allí hasta para el ganado y más de uno se planteó cambiar de bando…

Paisaje de la Rioja. Autor, Pake

Paisaje de la Rioja. Autor: Pake

El 11 de junio la ciudad fue liberada por las tropas castellanas al mando del Duque de Nájera, cosa que se celebró por todo lo alto y, nos tememos, con muy malos augurios para el resignado buey. El consistorio decidió por ello nombrar al santo del día, San Bernabé, como patrón de Logroño, y celebrar grandes festejos cada año a partir de entonces a fin de recordar este feliz acontecimiento. Hoy las fiestas, declaradas de Interés Turístico Regional, tienen un programa mucho más variado que en 1521, y mientras los enamorados se preparan para pasar a la pata coja bajo el arco conmemorativo de la calle Portales, el resto de la ciudad exhibe un sinfín de pasacalles, mercados renacentistas, espectáculos pirotécnicos y danzas folklóricas a cuál más espectacular. Todo culmina con la fiesta grande y la procesión solemne del Santo, acompañada por una espectacular recreación histórica del sitio de Logroño a cargo de voluntarios y peñas disfrazados de época.

Recreación Histórica del sitio de Logroño en 1521

Recreación Histórica del sitio de Logroño en 1521. Autor: Pacoperez6

Restos de la muralla medieval de Logroño. Autor, Jynus

Restos de la muralla medieval de Logroño. Autor: Jynus

Pero sin duda los protagonistas destacados durante estos festejos son las tapas y pinchos propios de la zona. Mucha hambre debieron de pasar los logroñeses en el sitio de 1521, y hoy solo hay que pasearse tranquilamente por la ciudad para comprobarlo: el 8 de junio, degustación de tapas de huevos con longaniza a cargo de la casa de Aragón, seguida de degustación de tapas de chistorra y queso del Roncal a cargo de la Casa de Navarra; al día siguiente más de lo mismo: a un lado, peña Simpatía reparte gulas; otra responde enfrente con magret de pato y setas; la asociación de vecinos del Centro Histórico enarbola sus zapatillas de jamón, mientras que el Hogar Extremeño y el Centro Gallego se defienden, respectivamente, con surtido de quesos y deliciosos platos de pulpo acompañados de Ribeiro.

Llega el 10 de junio, y si para entonces os viene a la mente lo de la dieta, olvidadlo: es el momento de atender las tradicionales fresas con vino, los choricitos y el festival de pinchos preparado por las peñas logroñesas. El secreto está en una buena planificación y en no dejarse llevar por el desaliento.

Río Ebro a su paso por la Rioja. Autor, John

Río Ebro a su paso por la Rioja. Autor: John

Pero esto no es nada para lo que aguarda a los visitantes durante los dos últimos días. Como es tradición, la Cofradía del Pez inicia su gran acontecimiento anual del 11 de junio con el reparto de peces, pan y vino, en recuerdo de aquellos escasos manjares que sostuvieron a los sitiados frente al ejército francés. Durante la última edición se distribuyeron nada menos que 900 kilos de trucha, 22.000 bollos de pan y 1.000 litros de vino, lo que en conjunto sumó la friolera de 22.000 raciones para todos los asistentes.

Plaza del Mercado en logroño. Autor, Comakut

Plaza del Mercado en Logroño. Autor: Comakut

Muestra de tapas en Logroño. Autor, Thirstforwine

Muestra de tapas en Logroño. Autor: Thirstforwine

¿Deja la historia más excusas para seguir comiendo? ¡Sí! El guisado de buey. Y ya podéis dar la dieta por perdida. Según ordena el voto de San Bernabé instituido en 1522: “Después de comer en la fiesta de San Bernabé, se han de correr tres o cuatro toros (…) Y el mayordomo tenga guisado para comer el toro que el día de antes se matare, y pan y vino”. Así, en la plaza del Mercado es tradición que se hagan dos filas de personas: una para recoger platos de buey guisado, y otra para generosas raciones de migas con chorizo, panceta, cebolla y pimentón picante… Nuevamente, el truco consiste en repartirse entre las dos filas y comer de todo sin desfallecer. Ánimo con el toro, y ¡Feliz San Bernabé 2014!

Tapas y Camino de Santiago en Logroño. Autor, Marc Kjerland

Tapas y Camino de Santiago en la ruta hacia Logroño. Autor: Marc Kjerland