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Los Chorros del Río Mundo, naturaleza pura

Las sierras alrededor de Riópar son de una gran belleza y un lugar natural privilegiado. Uno de los parajes más visitados es el nacimiento del río Mundo declarado “Parque Natural del Calar del Río Mundo y de la Sima”, de una belleza y espectacularidad sin precedentes. El origen proviene de la formación del agua de las lluvias y las nieves que se van filtrando en una plataforma cárstica de 15 km de largo y 4 de ancho, llamada Calar del Mundo. Y por medio de galerías y cuevas interiores el agua sale por la Cueva de Los Chorros.

En aquel paraje hay un monte que tiene en su cima una enorme peña que se eleva en el aire como una milla desde el suelo, y en las cúspide de este peñasco hay una gran cueva de donde brota un manantial, elevándose su agua por el aire diez bravas y volviendo a caer sobre aquella misma roca, oyéndose un estruendo desde muy lejos, como si fuera el retumbar del trueno”. Al-Zuhrì, geógrafo árabe del siglo XII sobre la Cueva de Los Chorros.

Cascada del río MundoCascada del río Mundo

Riópar ViejoRiópar Viejo

La cabecera del río Mundo constituye un gran circo geológico, con paredes verticales que cierran en semicírculo el valle. Este amplio circo se ha formado en función de una intensa fracturación, sin la cual no sería explicable su excavado. El hundimiento de la dovela intercalada entre las fallas oriental y occidental de la «Cueva de los chorros» es el origen de esta forma de modelado.

Enmarcado por esta espectacular formación geológica, y en un escarpe de 300 metros de desnivel, surge el río Mundo de la boca de la cueva de los Chorros; cayendo en cascada de 86 metros. Habitualmente la cascada tiene un caudal relativamente bajo apreciado desde la base de la cascada; y por eso el paraje se llama «Los Chorros del Río Mundo«. Cuando se produce un fenómeno meteorológico determinado de varios días seguidos de lluvias persistentes, se produce el «reventón«, en el cual el caudal del nacimiento llega a multiplicarse por mil, desaguándose el acuífero en unos días. El por qué se produce este fenómeno único todavía está en estudio.

Desde el interior de la Cueva de Los ChorrosDesde el interior de la Cueva de Los Chorros

Cascada del río Mundo ecoturismo con SaberSabor Castilla La ManchaCascada del río Mundo

A parte del extraordinario fenómeno hidrogeológico del «reventón», el valor paisijístico de primer orden del circo de Los Chorros y la cascada, y la cada vez más demanda de ecoturismo en la zona, hay que añadir el enorme valor botánico del paraje debido a la diversidad de hábitats que presenta; con presencia de especies de óptimo eurosiberiano que se refugiaron aquí en las glaciaciones, así como de especies asociadas a paredones calizos húmedos y tobas, y especies asociadas a hábitats riparios.

El valor faunístico es notable, estando declarado refugio de pesca por la presencia de trucha común con muy bajo grado de introgresión genética, y siendo rica la comunidad de anfibios, reptiles, aves rapaces, y meso-mamíferos.

Hay 174 vertebrados de los cuales 6 tipos de pez como la trucha común el barbo ó las bogas, 8 anfibios como la Rana de San Antón o el Sapo Partero, 17 reptiles como el Lagarto Ocelado y la Lagartija de Valverde y 109 aves entre las que destacamos Buitres Leonados, Halcones Peregrinos, Oropéndolas, 34 mamíferos como la Cabra Montés, Jinetas y Gatos Monteses.
En el parque existen unos 1300 taxones (especies) sólo de flora, 250 de hongos, 35 de árboles. Hay 135 de plantas endémicas las más destacadas del parque son la Pinguicula Mundi, una planta carnívora endémica del parque con unos requerimientos ecológicos muy concretos ya que vive siempre en terrenos verticales y húmedos formados por tobas, no soporta la exposición directa del sol.
Mención especial merecen la aparición de orquídeas en el parque, de los 96 taxones existentes en la Península Ibérica, 45 se encuentran en la provincia de Albacete y 43 en el parque natural de Los Calares, lo que significa que la práctica totalidad de las orquídeas provinciales se encuentran aquí.

Pinguicula mundiPinguicula mundi

Visita guiada con grupo escolarVisita guiada con grupo escolar

La visita al nacimiento se realiza desde la «explanada de los Chorros», donde existe un edificio de aseos. Siguiendo las sendas marcadas que se van haciendo cada vez más empinadas pasando a escaleras de piedra, se accede a las pasarelas sobre el cauce del río desde las que se aprecia la cascada. Desde la última pasarela se puede volver por el camino forestal hacia la explanada o ascender a alguno de los dos miradores.
Durante el recorrido se escucha el rugir del agua que se desliza por los cantos rodados de un paraje de enorme belleza.

El esfuerzo requerido para alcanzar «Los Chorros del Río Mundo» se ve recompensado por el increíble espectáculo que nos espera en lo más alto del camino, justo a la entrada de la cueva de la que surge la cascada. Es posible descubrir dicha cueva, pero solo si nos acompaña un guía certificado para tal fin y con el equipo adecuado. Quienes han vivido esta experiencia admiten que se trata de algo realmente único y recomendable.

Es aconsejable no sumarse, en los días convencionalmente vacacionales o festivos, al considerable número de visitantes del lugar.



 

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El Toboso, el Lugar de Dulcinea y mucho más

Dulcinea del Toboso Ruta del Quijote

El Toboso situado en la provincia de Toledo, es un pueblo manchego al uso, con calles amplias, fachadas encaladas, tejados de dos aguas con tejas árabes y ventanas con rejas de color negro. Desde la plaza culminada por su majestuosa iglesia, se distribuyen sus calles, que invitan al caminante a pasear por ellas en un sosegado silencio.
Por todo esto es un pueblo más de La Mancha, que ha sabido conservar su arquitectura típica. Pero fue Miguel de Cervantes y Saavedra quien hizo a El Toboso, universal, dándole reconocimiento para el resto de la Historia y fama hasta el último rincón de nuestro planeta tierra. ¿Fue coincidencia, azar o un acto meditado por Cervantes? por lo que fuese, desde al año 1605, El Toboso va acompañado del nombre de Dulcinea mencionado en El Quijote 282 veces y recorrido por Don Quijote y Sancho en el capítulo IX de la segunda Parte (donde se cuenta lo que en él se verá), dando lugar a una ruta literaria que sigue los pasos de estos dos personajes cuando entran en el Toboso en busca del palacio de Dulcinea.
Miguel de Cervantes hace que Don Quijote y Sancho entren a tientas en El Toboso en una noche entre clara sin apenas conocerlo, pero el ingenio de Cervantes, maestro en jugar al despiste, hacen que Quijote y Sancho se guíen por su intuición siguiendo indicaciones, que en la actualidad se conserva en El Toboso, para que el visitante y el turista no se marchen sin conocerlas y descubrirlas.
¿Por qué sabía Cervantes todos estos datos que describe en El Toboso del siglo XVII? Solo a través de una visita guiada nos pueden desvelar estos enigmas cervantinos.
De esta manera el acierto de Cervantes hace que el paseo por las calles de El Toboso que proponíamos al principio tenga un valor añadido: literatura, enigma, cultura y descubrimiento.

Portada de la iglesia de San Antonio AbadPortada de la iglesia de San Antonio Abad

Paseando por El TobosoPaseando por El Toboso

El Toboso le debe mucho a Cervantes, por solapar el nombre de El Toboso a Dulcinea. Pero si separásemos el nombre de Dulcinea del de El Toboso, ¿sería un pueblo de la Mancha, que pasase desapercibido? La respuesta es NO. La historia también ha dotado de otros atractivos turísticos, paralelos a la obra de El Quijote.
En el paraje de El Morrión existe un yacimiento Ibero que se remonta a las edades de Bronce, vinculado a las construcciones defensivas de las Motillas. Lugar Perteneciente al común de la mancha santiaguista, es de los pocos pueblos que tuvo muralla mandada construir por Pelayo Pérez Correa (maestre mayor de la orden de Santiago) en el siglo XIII, para afianzar a El Toboso como cruce de camino de Murcia a Toledo y que hoy se ha convertido en Camino de Santiago de Levante.
Existen distintas teorías sobre el origen del nombre de El Toboso, una de ellas está vinculada a la comunidad Sefardi (judíos españoles) que se asentó en el exterior de las murallas a la cual se le puede deber el nombre de El Toboso por la etimología de las palabras judías, Tob + sob, que significa bueno + secreto, el secreto del bueno (el secreto del hidalgo).
También alberga un mundo de esoterismo de la orden del Temple. La cruz Tau se repite en la fachada y en el interior de la iglesia parroquial, símbolo utilizado por los templarios en sus rituales esotéricos junto a la adoración de las vírgenes negras, como así sigue haciendo el barrio de la Virgen Morenita cada 8 de Septiembre. Probablemente los caballeros del temple utilizaron para transporte de mercancías y bienes el camino de Murcia a Toledo debido a su pujante sistema comercial que desarrollaron en todo el arco Mediterráneo, dotando de vida a los pueblos de este camino.

Casa Museo de Dulcinea del TobosoCasa Museo de Dulcinea del Toboso

Monasterio Convento Monjas TrinitariasMonasterio Convento de las Monjas Trinitarias

El Toboso albergó a numerosos familias de Hidalgos que manejaron la vida política, administrativa y económica de la localidad, en incluso la religiosa, formando parte de la actividad de la inquisición, así la huella del Santo Oficio, se deja entrever en un escudo heráldico de la familia Morales, con importante actividad ajusticio a judíos y morisco estos últimos buenos albañiles y orfebres participaron en la construcción del Monasterio de las trinitarias en 1660 probablemente convertidos en cristianos nuevos. A este legado hay que sumarle, edificios como el mencionado Monasterio de las Trinitarias de estilo Herreriano, que se construye 100 años después de El Escorial o la existencia de la Tercia Real como lugar de almacenamiento de vino, aceite y grano en forma de impuesto.
Todos estos restos, símbolos, legados de la historia, se pueden descubrir, a través de un guía que los interprete sacándolos a la luz para que el visitante los conozca y disfrute, ya que por sí nunca veríamos, además de poder conocer más sobre el libro del Quijote y descubrir quien fue la enigmática Dulcinea y el papel que jugó en la vida amorosa de Don Miguel.

El Toboso, Ruta del Quijote

Lo que Don Quijote sentía por Dulcinea del Toboso


“Y así, bástame a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta, y en lo del linaje, importa poco; que no han de ir a hacer la información dél para darle algún hábito, y yo me hago cuenta que es la más alta princesa del mundo. Porque has de saber, Sancho, si no lo sabes, que dos cosas solas incitan a amar más que otras; que son la mucha hermosura y la buena fama, y estas dos cosas se hallan consumadamente en Dulcinea, porque en ser hermosa, ninguna le iguala; y en la buena fama, pocas le llegan.”

Cita del Quijote. Ruta literaria de El TobosoCita del Quijote. Ruta literaria de El Toboso


Un artículo de Juan Bautista Esquinas Gallego


Fotografía de portada de Lorin Padure

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Argamasilla de Alba, el lugar de La Mancha

Argamasilla de Alba

Al final del capítulo LII de la primera parte de El Quijote aparecen unos poemas cómicos atribuidos a los académicos de Argamasilla. En ellos, se burla Cervantes de las Academias radicadas en Madrid. Esta Academia literaria en Argamasilla de Alba es utilizada por Cervantes para establecer un contexto en el que ubicar los poemas y los nombres ficticios de los poetas que escribieron estos epitafios dedicados a los protagonistas de El Quijote.
Aquí os dejamos algunos de estos epitafios y sonetos.


Los académicos de la Argamasilla, en vida y muerte del valeroso Don Quijote de La Mancha, “Hoc Scripserunt”


El Monicongo, académico de la Argamasilla, a la sepultura de Don Quijote

Epitafio
El calvatrueno que adornó a la Mancha
de más despojos que Jasón de Creta;
el juicio que tuvo la veleta
aguda donde fuera mejor ancha;
el brazo que su fuerza tanto ensancha,
que llegó del Catay hasta Gaeta;
la musa más horrenda y más discreta
que grabó versos en broncínea plancha;
el que a cola dejó los Amadises
y en muy poquito a Galaores tuvo,
estribando en su amor y bizarría;
el que hizo callar los Belianises,
aquel que en Rocinante errando anduvo,
yace debajo desta losa fría.

Del Paniaguado, académico de la Argamasilla, “In Laudem Dulcineae del Toboso”

Soneto
Esta que veis de rostro amondongado,
alta de pechos y ademán brioso,
es Dulcinea, reina del Toboso,
de quien fue el gran Quijote aficionado.
Pisó por ella el uno y otro lado
de la gran Sierra Negra y el famoso
Campo de Montiel, hasta el herboso
llano de Aranjuez, a pie y cansado
(culpa de Rocinante). ¡Oh dura estrella!,
que esta manchega dama y este invito
andante caballero, en tiernos años,
ella dejó, muriendo, de ser bella,
y él, aunque queda en mármores escrito,
no pudo huir de amor, iras y engaños.

Encuentro de Sancho Panza con el Rucio. Obra de José Moreno Carbonero. 1894. Museo del PradoEncuentro de Sancho Panza con el Rucio. Obra de José Moreno Carbonero. 1894. Museo del Prado.

Del Caprichoso, discretísimo académico de la Argamasilla, en loor de Rocinante, caballo de Don Quijote de La Mancha

Soneto
En el soberbio trono diamantino
que con sangrientas plantas huella Marte,
frenético el Manchego su estandarte
tremola con esfuerzo peregrino,
cuelga las armas y el acero fino
con que destroza, asuela, raja y parte…
¡Nuevas proezas!, pero inventa el arte
un nuevo estilo al nuevo paladino.
Y si de su Amadís se precia Gaula,
por cuyos bravos descendientes Grecia
triunfó mil veces y su fama ensancha,
hoy a Quijote le corona el aula
do Belona preside, y dél se precia,
más que Grecia ni Gaula, la alta Mancha.
Nunca sus glorias el olvido mancha,
pues hasta Rocinante, en ser gallardo,
excede a Brilladoro y a Bayardo.

Del Burlador, académico Argamasillesco, a Sancho Panza

Soneto
Sancho Panza es aqueste, en cuerpo chico,
pero grande en valor, ¡milagro estraño!,
escudero el más simple y sin engaño
que tuvo el mundo, os juro y certifico.
De ser conde no estuvo en un tantico,
si no se conjuraran en su daño
insolencias y agravios del tacaño
siglo, que aun no perdonan a un borrico.
Sobre él anduvo (con perdón se miente)
este manso escudero, tras el manso
caballo Rocinante y tras su dueño.
¡Oh vanas esperanzas de la gente,
cómo pasáis con prometer descanso
y al fin paráis en sombra, en humo, en sueño!

Don Quijote de La Mancha y Sancho Panza. Obra de Gustave Doré. 1863Don Quijote de La Mancha y Sancho Panza. Obra de Gustave Doré. 1863.

Del Cachidiablo, académico de la Argamasilla, en la sepultura de Don Quijote

Epitafio
Aquí yace el caballero
bien molido y malandante
a quien llevó Rocinante
por uno y otro sendero.
Sancho Panza el majadero
yace también junto a él,
escudero el más fiel
que vio el trato
de escudero.

Del Tiquitoc, académico de la Argamasilla, en la sepultura de Dulcinea del Toboso

Epitafio
Reposa aquí Dulcinea,
y, aunque de carnes rolliza,
la volvió en polvo y ceniza
la muerte espantable y fea.
Fue de castiza ralea
y tuvo asomos de dama;
del gran Quijote fue llama
y fue gloria de su aldea.

“Estos fueron los versos que se pudieron leer; los demás, por estar carcomida la letra, se entregaron a un académico para que por conjeturas los declarase. Tiénese noticia que lo ha hecho, a costa de muchas vigilias y mucho trabajo, y que tiene intención de sacallos a luz, con esperanza de la tercera salida de Don Quijote”.

Cueva de Medrano, Argamasilla de Alba, Cervantes, QuijoteCueva de Medrano. Argamasilla de Alba


Argamasilla de Alba, un tranquilo pueblo manchego en la comarca de Campo de San Juan, que guarda un tesoro de gran trascendencia en la tradición cervantina: la cueva de Medrano


Argamasilla de Alba, pilar de la Ruta del Quijote, bien merece una visita. La tradición señala que habiendo ido al lugar Miguel de Cervantes, en su función de recaudador de impuestos, no cayó muy simpático a las gentes y pudiera haber tenido además un lío de faldas con la sobrina del alcalde D. Rodrigo de Pacheco. Se señalan estos hechos, como motivo por los que fue encarcelado.
Fue puesto preso en una cueva, denominada de Medrano, siendo este el lugar tradicionalmente señalado donde Cervantes empezó a escribir El Quijote. La cueva está, a modo de sótano, en el interior de la casa del mismo nombre. Pudiera ser este el motivo por el que Don Quijote no quisiera acordarse del lugar de la Mancha.
Se afirma, así mismo, que la figura de Alonso Quijano (nombre de Don Quijote), se basó en este peculiar personaje de la época: Rodrigo de Pacheco.

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La curiosa historia del ‘Retrato de un Anciano’

Antonio López Torres museo turismo cultural Tomelloso

La ingente obra pictórica realizada por Antonio López Torres, merece no ya un simple comentario, sino un detenido estudio cuya realización compete exclusivamente a los críticos y versados en la pintura. El articulista, profano en la materia, no puede rozar estas cuestiones si no es en un plan meramente periodístico y, en vez de hacer crítica, habrá de orientarse solamente por los cauces de la información.

“Retrato de Anciano”, uno de los más valiosos cuadros realizados por nuestro artista y llevado a cabo allá por el año 1931 en medio de interesantes anécdotas que bien merecen la pena traerlas hoy al sabor de este artículo.

Autorretrato. Óleo sobre cartón. 1921. Museo Reina Sofía

Autorretrato. Óleo sobre cartón. 1921. Museo Reina Sofía

Corría el mes de julio del ya citado año cuando el pintor se dirigía, en un caluroso día de aquel verano, al estudio que tenía establecido en la finca ‘Mirasol’, propiedad por aquellas fechas de don Francisco Martínez Ramírez. El culto periodista brindó generosamente a López Torres una de las mejores habitaciones de su casa, en la que aquel dio magistral concepción a numerosos lienzos que constituyeron los primeros triunfos que habrían de jalonar su brillante carrera.

Como decíamos, se encaminaba un buen día hacia ‘Mirasol’ cuando se le acercó un anciano mendigo que, temblorosamente, le imploró una limosna. No tardó mucho el pintor en quedar atraído por el porte de aquel anciano que nada tenía de común con los demás mendigos. En su cara podía percibirse la huella de un inmenso sufrimiento y en su mirada, llena de melancolía, había un destello de nobleza que casi se apagaba ya, absorbido por aquella tristeza infinita.

Tenía el venerable viejo la cabeza despoblada casi de pelo, y el poco que quedaba en ella, así como el de su barba, era de un color plateado que denotaba su elevada edad. Llevaba completamente desnudo el pecho y en su hombro derecho descansaba una ya raída manta zamorana. Un pequeño lebrel seguía fielmente sus pasos, constituyendo su única compañía.
López Torres comprendió bien pronto que se trataba de algún personaje que, quién sabe por qué desgraciados reveses, había sido lanzado a tan mísera situación. Recordó entonces que por el pueblo circulaba la noticia de que había llegado un mendigo que, en tiempos, había sido cónsul y noble aristócrata en una República centroamericana, de la que se vio obligado a salir huyendo debido a una revuelta política. Había hecho la travesía del Atlántico en las bodegas de un barco mercante, llegando a España sin ropa ni dinero y, lo que es peor, sin documentación alguna que justificara su personalidad. Además, el anciano, como consecuencia de los inmensos sufrimientos padecidos, había quedado sumido en un estado de inconsciencia que no le permitía evocar muchos datos de su anterior existencia.

Pero lo interesante para el pintor no fue ya el conocer los comentarios que todo el mundo hacía de aquel pobre anciano, sino que, desde aquel mismo momento, se propuso llevar al lienzo aquella expresión de amargura y nobleza.

Retrato de anciano. Óleo sobre lienzo. 1931. Obra de Antonio López Torres

Retrato de anciano. Óleo sobre lienzo. 1931. Obra de Antonio López Torres

Durante quince días posó el anciano ante López Torres. Quince días que constituyeron una lucha para el pintor, resuelto firmemente a reflejar, con toda fidelidad, aquel rostro lleno de arrugas, contraído por los años y el sufrimiento, aquella mirada resignada… Y a las quince sesiones nuestro artista ponía la última pincelada sobre su nuevo cuadro.

Antonio López Torres había salido airoso de la prueba. Sus propósitos quedaban plenamente realizados: había reflejado, no solamente la anatomía de aquella cara, sino ésta no fue más que el medio para conseguir plasmar el alma de aquel mendigo; el alma atormentada por un sufrimiento terrible. De suerte que hoy, al pasar los años, la simple contemplación del lienzo nos evoca toda aquella historia que circuló de boca en boca y el magnífico trabajo de López Torres, que tan magistralmente supo adentrarse en el pensamiento de aquel hombre, nos incita a la conmiseración del noble anciano.

Así se realizó, pues, la obra del joven artista por aquel entonces, obra que marcaba un triunfo indiscutible y que vino a revelarle como un auténtico valor.

Y cuenta el gran pintor que, cuando el anciano se vio retratado, lleno de emoción, se quedó ensimismado ante su figura, mientras unas lágrimas resbalaron por las venerables mejillas, brillando, como dos perlas, a la luz potente del sol de aquel verano.

Museo Antonio López Torres de Tomelloso

Museo Antonio López Torres de Tomelloso


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Fotografías de sabersabor.es ©

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Córdoba y Medina Azahara. La vida en el Harén del Califa

Córdoba y Medina Azahara. La vida en el Harén del Califa

Según Ibn Idhari, escritor marroquí del siglo XIII, el primer Califa de Al-Ándalus disponía en su harén de más de 6300 esposas, concubinas y otras esclavas de variada raza o nacionalidad. Harén significa literalmente “Lo vedado”, y para nuestra mentalidad moderna evoca la imagen de un grupo de mujeres privadas de libertad tras los muros de palacio, bajo la vigilancia constante de los eunucos… ¿Cómo era y cómo se vivía realmente en el harem de Madinat al-Zahra, o Medina Azahara, la lujosa residencia que hizo construir Abderramán III en la ladera de una colina próxima a Córdoba?

Reunión de árabes. Horace Vernet. Óleo sobre lienzo, 1834

Reunión de árabes. Horace Vernet. Óleo sobre lienzo, 1834

Situada a unos 8 kilómetros al noroeste de la ciudad y frente al valle del Guadalquivir, en una zona denominada “la montaña de la Desposada”, el yacimiento arqueológico de Medina Azahara está declarado hoy Bien de Interés Cultural desde 1923. Madinat al-Zahra, “La Ciudad de la Flor”, alude al nombre de la concubina más preciada y caprichosa del Califa, quien le pidió la construcción de este palacio para huir del bullicio y ajetreo de la corte cordobesa. Pero por bella que nos resulte esta historia, Al-Zahrá no fue en realidad sino una de las muchas “propiedades” de Abderramán. Aunque el Corán, curiosamente, es el único libro sagrado donde se cita claramente la frase “Casaos con una sola», la práctica de tener varias esposas y concubinas se hizo muy común con la expansión del Islam y tuvo su máxima expresión durante la Edad Media, en los fastuosos harenes de los mandatarios Omeyas y Abbasíes.

Interior de la mezquita cordobesa. Autor, James Gordon

Interior de la mezquita cordobesa. Autor, James Gordon

Las mujeres del harén pertenecían a dos grupos bien distintos. Las de clase más baja eran las sirvientas, que tenían asignadas labores de limpieza y servidumbre dentro del recinto vedado. Aunque rara vez llamaban la atención de Abderramán, estas esclavas podían con suerte abrirse camino en la escala del serrallo y alcanzar altos puestos, lo que les permitía retirarse al final de su vida disfrutando de suculentas pagas. Por el contrario, Las privilegiadas o de clase alta disponían de grandes bienes y a menudo eran liberadas por el Califa de su condición de esclavitud. Estas mujeres se escogían por su belleza y talento para ejercer funciones de cantantes o bailarinas privadas de palacio, al tiempo que sus compañeras más experimentadas las instruían en sus cometidos, vistiéndolas convenientemente antes de ser presentadas al Califa. Si éste se fijaba en alguna de ellas, de inmediato era conducida a una estancia personal donde la guardiana del baño y la dama de los ropajes la preparaban para su primera noche. Solo después de la velada, y si el Califa seguía otorgándole su aprecio, la mujer pasaba a convertirse en concubina real.

El mercado de esclavos. Jean-Léon Gérôme. Óleo sobre lienzo, 1866

El mercado de esclavos. Jean-Léon Gérôme. Óleo sobre lienzo, 1866

La vida para las concubinas en el harén estaba inmersa en la más absoluta de las rutinas. Las esclavas no musulmanas, traídas a menudo del África Negra o de mercados europeos (como Lyon y Arlés, en Francia), eran convertidas rápidamente al Islam, tras lo cual debían ir a la escuela para aprender a leer y escribir, a coser y a tocar instrumentos diversos. También gozaban de varias horas al día dedicadas a su propio recreo, que consistía básicamente en pasear por los jardines y ejercitar cuerpo y espíritu para agrado de su Señor.

La gran suerte reservada a unas pocas era llegar a convertirse en Primera Dama del Harén, o Princesa Madre, lo que solo podía conseguirse si la concubina o favorita real daba un hijo al Califa, y éste era además primogénito y por tanto heredero al trono. De ahí las abundantes crónicas relativas a intrigas, acusaciones en falso o envenenamientos para hacerse con el favor del soberano a costa de las rivales… Y también debido a ello, a las mujeres del harén se las vigilaba siempre muy de cerca. Para delitos especialmente graves no era raro que la víctima fuera atada de pies y manos, metida en un saco y arrojada por la noche a las aguas del Guadalquivir.

Vista de Córdoba y sus jardines. Autor, Sharon Mollerus

Vista de Córdoba y sus jardines. Autor: Sharon Mollerus

El harén estaba guardado por varias decenas de eunucos, que al igual que las mujeres pertenecían a todas las razas conocidas. Los eunucos eran llevados a palacio muy jóvenes y por lo general ya llegaban castrados desde el mercado de esclavos. Durante el siglo IX, la localidad francesa de Verdún fue centro tradicional de castración y lugar de residencia de numerosos médicos judíos, especialistas en realizar este tipo de operaciones. La castración entrañaba graves riesgos y no era raro que muriese el paciente, razón por la cual los eunucos alcanzaban elevadísimos precios a su llegada a Córdoba. Una vez allí el eunuco, siempre un niño de corta edad y de inusual belleza, se integraba fácilmente en la vida palaciega donde era frecuente que su aspecto inmaduro al llegar a adulto lo convirtiese en amante predilecto de su amo.

El mercader de alfombras. Jean-Léon Gérôme. Óleo sobre lienzo, 1887

El mercader de alfombras. Jean-Léon Gérôme. Óleo sobre lienzo, 1887

Se conoce una curiosa anécdota sobre el atractivo que ejercían los jóvenes en el que fue segundo Califa de Córdoba, Al-Hakam II. Este buen hombre poseía un harén bien surtido, pero a pesar de ello llegó a la edad de 46 años sin haber tenido ningún hijo, por lo que abundaban los rumores acerca de su manifiesta homosexualidad. Sea como fuere, una esclava cristiana de origen vasco consiguió finalmente hacerle padre siguiendo una moda entonces muy en boga en Bagdad: abandonó sus ropajes femeninos y se disfrazó de chico. Y hasta tal punto fue el cambio del agrado del Califa, que éste adoptó la costumbre de llamarla por el nombre masculino que había escogido: Yafar… Al poco tiempo, como era previsible, la inteligente concubina le dio un heredero y se convirtió en Princesa Madre del Califato.

Vista de las ruinas de Medina Azahara. Autor, Zarateman

Vista de las ruinas de Medina Azahara. Autor: Zarateman

Medina Azahara, una de las obras más notables y grandiosas que haya hecho el hombre, y prodigio entre los prodigios del Islam, desapareció cien años después de su construcción como consecuencia de la guerra civil que puso término al Califato de Córdoba. Sus tesoros fueron saqueados, sus jardines arrasados y desmantelados, y con el paso del tiempo la destrucción llegó a ser casi absoluta al utilizarse la residencia califal como cantera. El palacio quedó enterrado y olvidado hasta 1832, año en el que se identificaron los primeros vestigios que apuntaban al mítico enclave de Abderramán y su favorita, la bella Al-Zahrá. Gracias a los trabajos efectuados desde entonces en el yacimiento, Medina Azahara puede ser hoy visitada por el investigador y el turista, y aunque queda lejos aquel esplendor oriental que la caracterizó y la hizo famosa entre las cortes europeas, sin duda un recorrido por sus paseos, arcos y muros envejecidos por el tiempo nos permitirá hacer gala de nuestra imaginación, y retroceder hasta la época en que las pasiones humanas eran capaces de los más caprichosos designios… ¿Lo dudáis? Aquí tenéis otra muestra del poder de las mujeres del harén, aunque esta vez con el rey taifa Al-Mu‘tamid como protagonista:

Recepción en la sala del Estanque. Frederick Lewis. Óleo sobre lienzo, 1873

 Recepción en la sala del Estanque. Frederick Lewis. Óleo sobre lienzo, 1873

– Señor conde -dijo Patronio-, el rey Abenabet estaba casado con Romaiquía y la amaba más que a nadie en el mundo. Ella era muy buena y los moros aún la recuerdan por sus dichos y hechos ejemplares; pero tenía un defecto, y es que a veces era antojadiza y caprichosa.

»Sucedió que un día, estando Córdoba en el mes de febrero, cayó una nevada y, cuando Romaiquía vio la nieve, se puso a llorar. El rey le preguntó por qué lloraba, y ella le contestó que porque nunca la dejaba ir a sitios donde nevara. El rey, para complacerla, pues Córdoba es una tierra cálida y allí no suele nevar, mandó plantar almendros en toda la sierra para que, al florecer en febrero, pareciesen cubiertos de nieve y la reina viera cumplido su deseo».

De “El conde Lucanor”. Infante Don Juan Manuel

Danza oriental. Fabio Fabbi (1861-1946). . Autor, In Pastel

Danza oriental. Fabio Fabbi (1861-1946). . Autor: In Pastel


Si quiere realizar una visita guiada por Medina Azahara y la ciudad de Córdoba, le recomendamos hacerla con ArtenCórdoba , expertos en la interpretación del patrimonio histórico cordobés.

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La Baraja que hizo grande a Almagro

visita guiada Almagro

¿Qué sería de la España del Siglo de Oro sin la baraja?


En un país donde la picaresca y el briboneo eran señas de identidad, y en la que el dinero, tanto si lo había como si no, pasaba de unas manos a otras de mil formas a cual más imaginativa, el juego llegó a ser todo un elemento de socialización y expresión popular, por otra parte bien reflejado en la literatura de la época. Dados y naipes sellaban la perdición de muchos burgueses e hijosdalgo venidos a menos. Había garitos de juego y profesionales del juego, o “gariteros”, y todos ellos coincidían en señalar a los “juegos de estocada” como los peores, por la rapidez en que podía ganarse o perderse el dinero de golpe. El juego era el medio por el que se dirimían malentendidos y rencillas familiares, se disipaban herencias o simplemente se apostaba por el mero placer del riesgo y el prestigio de un solo día.

“Desde que estoy en esta villa – escribe -, he visto desguarnecer de una casa todas sus tapicerías, porque el dueño se las había jugado la noche anterior. Uno de los grandes se ha jugado una cama de su mujer con bordados de oro, que la había hecho venir hacía poco de Génova, y que muchas damas habían ido a ver algunos días antes por curiosidad”. José García Mercadal. España vista por los extranjeros. 1918.

Baraja de naipes de Almagro, año 1729

Pero fue precisamente una baraja de naipes la que por una vez trajo gran suerte y honra a toda una ciudad como Almagro, convirtiéndola en uno de los mayores referentes de la cultura y el teatro a nivel mundial. Por cierto que, en el siglo XVI, a los naipes no se los conocía por ese nombre. Existía un argot propio de los jugadores para todas las herramientas y triquiñuelas de su arte, y así la baraja tomaba sonoros nombres como “el Descuadernado”; “los Bueyes”; “Maselucas” y también, con cierta guasa, “El libro impreso con licencia de S.M.” refiriéndose con ello al monopolio exclusivo de la Corona para imprimir y vender naipes.

En 1950 funcionaba en Almagro una antigua posada que, desde mediados del siglo XIX, era conocida como posada de la Plaza o mesón de Comedias. Como casi todas las posadas disponía de aposentos, patio, un zaguán de entrada, cocina, chimenea y cuadra para las caballerías de arrieros y demás viajantes.  Ese año el propietario decidió acometer unas obras dentro del edificio, y mientras realizaba las labores de desescombro descubrió una vieja baraja de naipes que había permanecido oculta en la pajera, el lugar donde los dueños almacenaban la paja destinada a los animales. Allí estaba, bajo kilos de tierra, paja, cordajes y polvo acumulado durante décadas, al parecer completa y en un aceptable estado de conservación. Podría haberse tratado de una baraja cualquiera, propiedad de alguno de los muchos viajeros que entonces frecuentaban el local, pero en realidad los naipes tenían una peculiaridad que los hacía únicos: estaban pintados a mano. El dueño dio cuenta del hallazgo al Ayuntamiento, y el entonces alcalde D. Julián Calero Escobar sospechó enseguida que se trataba de algo poco habitual. El gobernador civil de la provincia estuvo de acuerdo con D. Julián y poco más tarde se veían confirmadas las sospechas de ambos: los naipes databan de 1729, y tenían por tanto una antigüedad de más de 200 años.


Corral de Comedias de Almagro

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Conscientes de la importancia del hallazgo, alcalde y gobernador formaron equipo y comenzaron a indagar en la documentación histórica de la ciudad. En ese lugar se encontraba antiguamente el mesón del Toro o mesón de la Fruta, llamado así por encontrarse muy cerca de los comercios de la Plaza Mayor. Los escritos conservados de los siglos XVIII y XIX hablaban además de un corral de comedias, teatros de corte popular que alcanzaron gran éxito durante el siglo de Oro español. Éste de Almagro debió permanecer activo hasta que las leyes promulgadas por Felipe V y sus sucesores determinaron la prohibición de los corrales por falta de higiene, aglomeraciones, riesgo de incendio y los inevitables altercados tan comunes en la sociedad de la época.

Si lo que reflejaban los documentos era cierto, en aquella vieja posada podrían hallarse los restos del Corral de Comedias de Almagro, lo que sin duda supondría un hallazgo de carácter único. La mayoría de estos espacios desapareció tras la prohibición de finales del XVIII, mientras que el resto fue transformado de acuerdo con las nuevas modas en teatros “a la italiana”, como ocurrió con el Corral del Príncipe, hoy Teatro Español en Madrid. Solo el corral de comedias de los Zapateros en Alcalá de Henares ha llegado hasta nuestros días, pero únicamente de manera parcial. En el caso de Almagro, pensaron, era lícito suponer que tras los muros se hubiese conservado alguna parte de su estructura, ya que a fin de cuentas el edificio nunca dejó de ser lo que siempre fue: mesón y posada.                                          

Afortunadamente un imprevisto vino a solventar el asunto. Durante unas fuertes lluvias caídas en 1952 se vino abajo el tramo de yesería que cubría las galerías del primer piso, descubriendo tras él algo que no dejaba lugar a dudas: el viejo escenario en un óptimo estado de conservación. Alcalde y gobernador decidieron por iniciativa propia comprar aquella posada, que estaba a punto de ser demolida, y en ese mismo año de 1952 comenzaron los trabajos para eliminar los tabiques que tapaban las galerías y aclarar la zona del tablado, que entonces se utilizaba como prolongación del patio. Poco a poco, desplegándose como un tapiz medieval de colosales proporciones, apareció ante los ojos asombrados del equipo la verdadera dimensión del hallazgo, una joya del Barroco prácticamente intacta que volvía a ver la luz tras siglos de abandono y olvido. El secreto mejor guardado de la ciudad se desvelaba así por un inocente montón de naipes. Hoy la baraja está custodiada dentro del Museo Nacional de Teatro, testigo de una época irrepetible que encumbró a nombres como Tirso de Molina, Lope de Vega o Calderón de la Barca. Y en el lugar donde se situaba la oscura y humilde posada vemos ahora levantarse el monumental Corral de Comedias de Almagro: el único corral en el mundo conservado íntegramente, tal y como se conocían esos locales hace 500 años, declarado Monumento Nacional en 1955 y serio pretendiente actual a la figura de Patrimonio de la Humanidad.