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Campo de Montiel: en busca de aventuras junto al Quijote

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Un viaje literario para conocer los escenarios en los que vivió el último caballero andante


A la hora de descubrir la provincia de Ciudad Real y las andanzas de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha son muchas las opciones que se pueden elegir.

Una, dejarse llevar por un camino lleno de sorpresas, en el que se irán colando tanto Miguel de Cervantes y su Alonso Quijano, como autores que también forman parte de la vida de esta provincia. Quevedo, Jorge Manrique y hasta Santa Teresa de Jesús; y otra, dejarse guiar por los escenarios que propone el de Alcalá de Henares en su gran obra, y que permiten descifrar la geografía imaginaria de Don Quijote.

El viajero decide. Aunque aquí os proponemos una ruta con el libro en la mano, la que trascurre por el Campo de Montiel, uno de los escenarios de los que no se olvidó el autor.

Primavera en Villahermosa

Vista de Montiel

Pastoreo de ovejas manchegas

Vista del Campo de Montiel en Almedina

Mapa del Campo de Montiel. Autor, Carlos Barraquete


Tras cuatro siglos, damos fe de la existencia todavía de quijotes y sanchos por estas tierras


Si Verona es la tierra de Romeo y Julieta, el Campo de Montiel seria la del Quijote y esto no admite reflexión, ni debate, ya que es el mismo Cervantes el que se lo recuerda al lector en repetidas ocasiones. Hasta cinco veces cita esta comarca.

La primera, en el prólogo donde es el mismo autor el que reconoce que ésta es la historia de “Don Quijote de La Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitantes del distrito del Campo de Montiel que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos”.
Y otra, no muy lejos de aquella, en el capítulo II, en la que el autor aclara que «comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba».

Una realidad sobre la que se sustenta fuertemente este maravilloso viaje literario, bien acompañado por cierto de la rica gastronomía y productos autóctonos de la comarca: aceites de oliva virgen, quesos manchegos, mieles, frutos secos, embutidos, productos de la huerta cómo el pimiento de Villanueva de los Infantes… todos ellos sostenibles, ecológicos y de proximidad, no se puede pedir más.

Laguna Blanca (Lagunas de Ruidera). Autor, Juan Amores

Senderismo por el Castillo de Montizón. Autor, Pedro Castellanos

Vista de Terrinches. Autor, Carlos Barraquete

Rincones de Fuenllana


De entre todos los paisajes y escenarios que componen la Ruta del Quijote, hay uno que es el más emblemático de todos y que aún conserva toda la esencia: el Campo de Montiel


Para conocer el verdadero espíritu de Don Quijote es necesario y nos atrevemos a decir que también obligatorio, contactar con el Campo de Montiel: uno de los espacios geográficos más importantes donde corrió el personaje sus lances caballerescos y sus poéticas emociones trotando con Rocinante con el fiel respaldo de su escudero.

De aquella España que vivió Cervantes y transitó Don Quijote, de un Campo de Montiel que eligió la Orden de Santiago como sede, le hablarán al viajero los municipios que enmarcan los escenarios de los que se vale el autor para recrear las aventuras del ingenioso hidalgo.

Más de veinte localidades en las que el pasado y el presente conviven sin estorbarse, con toda la esencia rural y natural, unidas por caminos novelescos, luminosos, incontrolables desde lo literario e histórico, llenos de hospitalidad, caballerosidad e hidalguía. Caminos amplios, de inmaculados valles y vastos horizontes, como la Vía Augusta o el Camino de Aníbal. Caminos universales como lo es el Quijote cervantino y lo son sus singulares habitantes.

Vista del Campo de Montiel

San Carlos del Valle. Autor, Jhuertas

Torre de la Higuera. Autor, Toni Arias

La Solana. Autor, Juan Gregorio García. FOTO digitalhambra


«Acertó Don Quijote a tomar la misma derrota y camino, que él había tomado en su primer viaje, que fue por el Campo de Montiel». Capítulo VII, de la 1ª parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha


Esta es una ruta múltiple, universal y real que no sólo recorre el alma española y manchega sino que nos presenta una amplia oferta cultural, turística, gastronómica, paisajística, artística y monumental.

Aún hoy desconocida para muchos viajeros, esta ruta literaria permite descubrir auténticos tesoros en cada rincón, sierra, valle o pueblo del Campo de Montiel. Abundantes asentamientos de diferentes culturas, un rico patrimonio histórico-artístico, lugares de interés turístico nacional, sorprendentes parques, reservas y espacios naturales, misteriosas cuevas y abrigos prehistóricos, variadas costumbres y fiestas populares, rica artesanía, o una sabrosa gastronomía con numerosos productos que han obtenido las más altas distinciones.

La comarca del Campo de Montiel te ofrece un sinfín de lugares y actividades, convirtiéndose poco a poco en uno de los destinos turísticos más atractivos de Castilla – La Mancha.

Villanueva de los Infantes


«Pisó por ella el uno y otro lado de la gran Sierra Negra y el famoso Campo de Montiel, hasta el herboso llano de Aranjuez». Capítulo LII, de la 1ª parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha


Lagunas de Ruidera


«Y pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los Campos de Montiel». Capítulo VIII, de la 2ª parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha


Villahermosa


Dedicado a nuestro gran amigo Justiniano Rodríguez Castillo. Gracias por enseñarnos el camino. Hasta siempre


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Fotografía de portada de InfantesDIGITAL

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De camino a Santo Domingo, o las aves que aprendieron de nuevo a cantar

De camino a Santo Domingo, o las aves que aprendieron de nuevo a cantar

Hoy, dos días después de la tragedia acaecida en Santiago de Compostela, no hay más palabras ni más sentimientos en nuestro ánimo que aquellos que nos sirvan para recordar. Recordar a las víctimas de tan desgraciado accidente; recordar a las familias, amigos o compañeros; recordar a los heridos; recordar las muestras de dolor y de angustia de quienes perdieron a alguien junto a esas fatídicas vías, tan solo a cuatro kilómetros de la estación, tan solo un día antes de la fiesta grande de Galicia. Nuestro recuerdo va con ellos como no podía ser de otra forma. Pero también, porque sabemos que la vida se abre camino a pesar de los conflictos más difíciles, nos gustaría asimismo hacer un quiebro a esta desgracia abriendo una ventana a la esperanza, a la gratitud y al amor.

Torre exenta de la Catedral. Autor, Juantiagues

                           Torre exenta de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada. Autor: Juantiagues

Santiago de Compostela ha sido y es meta de un rosario de gentes que, a lo largo de cientos de años, buscaron en ese mítico rincón del oeste de España el significado de una vida cargada de interrogantes. Querían poner rumbo a sus vidas, encontrar el secreto de la paz que todos ansiamos, también un medio para encauzar o reforzar su Fe. Compostela era asimismo la meta de los heridos y fallecidos en el accidente. Por eso, en medio del dolor y de la aflicción, no podemos olvidar que es precisamente este camino, el camino de los Peregrinos del mundo, el que ha escrito algunas de las páginas más hermosas de esperanza y de vida entre los que se decidieron a seguirlo. Como homenaje, aquí tenéis una de las más bellas. Ellos, ahora, también lo saben.

Camino de Santiago, a la altura de Santo Domingo. Autor, Calafellvalo

                                     Camino de Santiago, a la altura de Santo Domingo. Autor: Calafellvalo

“Cuenta la leyenda que hacia el año 1400, un matrimonio alemán que residía con su hijo en la localidad de Santés, en el norte de Francia, se decidió a ponerse en camino para visitar la tumba del Apóstol Santiago. Siguiendo los pasos de la ruta jacobea llegaron al fin a la villa de Santo Domingo de la Calzada, y cansados por el duro viaje decidieron hospedarse en un viejo mesón junto al camino. Los dueños recibieron a la familia y le ofrecieron mesa y cama, mas tenían una hija que les ayudaba en la tarea de atender a los peregrinos, y que al ver al joven alemán no pudo por menos que enamorarse de tan gallardo muchacho y desearlo. Desafortunadamente se vio rechazada, así que ideó un perverso y maligno plan para vengarse de tamaña ingratitud: cogiendo una valiosa taza de plata que sus padres atesoraban en el mesón, la introdujo a escondidas durante la noche en el zurrón del joven y esperó con paciencia la amanecida para ver cumplidos sus designios.

Plaza de España en Santo Domingo de la Calzada. Autor, Santiagues

                                     Plaza de España en Santo Domingo de la Calzada. Autor: Santiagues

Tal como planeó, al día siguiente, cuando los peregrinos se disponían a partir, la muchacha denunció la ausencia del objeto y culpó al hijo de los huéspedes, asegurando que le había visto levantarse de madrugada y meter la taza en su zurrón. Se requirió a las autoridades para que registrasen en la bolsa del alemán, quien muy sorprendido accedió a entregarla a los guardias. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que efectivamente la taza extraviada se encontraba allí, mas no pudo hacer nada para remediar la situación, puesto que en aquellos tiempos el robo era un delito muy grave y estaba penado de forma rigurosa. De este modo el muchacho fue juzgado y condenado a pena de horca, sentencia que se cumplió implacablemente a los pocos días.

Vista nocturna de la Catedral. Autor, Neyzan

                                                          Vista nocturna de la Catedral. Autor: Neyzan

Los padres no pudieron enterrar el cadáver de su hijo al ser de Ley dejar al ajusticiado colgado durante semanas, como escarnio y aviso para ladrones, de modo que continuaron viaje y marcharon a Santiago totalmente angustiados ante la desdicha que se había abatido sobre ellos. A su regreso de Compostela decidieron pasar de nuevo por Santo Domingo de la Calzada, con el fin de ver por última vez a su hijo y rezar por él. Mas al arrodillarse delante del muchacho, cuyo cuerpo seguía colgado del madero, quedaron sorprendidos al escuchar claramente una voz que desde lo alto les decía: “Madre mía, ¿Por qué lloráis al muerto cuando está dichosamente vivo?. El bienaventurado Santo Domingo de la Calzada me ha conservado la vida, él me ha mantenido y sostenido como ahora me veis. Id y dad parte a la Justicia”.

Peregrinación de jóvenes a Santo Domingo. Autor, Laparroquia

                                           Peregrinación de jóvenes a Santo Domingo. Autor: Laparroquia

Con grandes muestras de alegría, los padres corrieron hacia el Barrio Viejo en donde se encontraba la casa del Corregidor y le comentaron punto por punto lo que había acontecido. Éste, práctico hombre de la Justicia del Rey, se encontraba en aquel momento sentado a la mesa y a punto de trinchar un gallo y una gallina de corral, por lo que no quiso dar crédito a las palabras de los peregrinos. Aún así insistieron en la veracidad de sus palabras, y entonces el Corregidor, viéndose importunado, exclamó: “¡Vuestro hijo está tan muerto como estas aves que voy a trinchar!”. Y es aquí cuando tuvo lugar el hecho milagroso del que todos se asombran y dan gracias desde entonces: pues no bien hubo dicho esto cuando las dos aves listas para la cena recobraron súbitamente sus plumas, y el gallo, irguiéndose cuan alto era, abrió su pico y comenzó a cantar…”

El mausoleo del Santo. Autor, Calafellvalo

                                                           El mausoleo del Santo. Autor: Calafellvalo

El gallinero de la Catedral. Autor, Calafellvalo

                                         El gallinero de la Catedral de Santo Domingo. Autor: Calafellvalo

Con el maravilloso milagro de Santo Domingo de la Calzada el joven peregrino recobraba la vida, y así toda la familia, eternamente agradecida por el regalo que se les había hecho, regresó a su patria con la mirada puesta en el futuro y el corazón acrecentado y rebosante de Fe. De esta forma tan sublime termina la historia del ahorcado, cuya primera versión la encontramos en el Liber Sancti Jacobi o Codex Calixtinus atesorado actualmente en la Catedral de Santiago de Compostela. Si nos atenemos a esta versión parece que los hechos ocurrieron mucho antes, hacia el año 1090, afirmándose que los peregrinos eran efectivamente de nacionalidad alemana, y que el muchacho a quien se le atribuyó el robo de una copa de plata atendía al nombre de Hugonell. Sea cual fuere la versión más próxima a la realidad, lo cierto es que desde entonces se atesora en la Catedral de la localidad riojana un trozo de madera de la infame horca, y que en un lucillo enrejado frente a la Capilla Santa, donde se hallan los restos de Santo Domingo, existen un gallo y una gallina blancos a los que se procura cuidar, alimentar y sustituir convenientemente cada mes… No es raro que surgiese al poco el siguiente dicho popular:

“Santo Domingo de la Calzada,
que cantó la gallina después de asada».

Peregrino y gallo. Autor, ErinEB

                                                                     Peregrino y gallo. Autor: ErinEB