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Villamanrique y el poeta Jorge Manrique

castillo montizon villamanrique

«Coplas a la muerte de su padre» es uno de los poemas clásicos de la literatura de todos los tiempos

Es imposible no relacionar a este pueblo del Campo de Montiel con el gran poeta Jorge Manrique, que, aunque no nació aquí siempre estuvo muy ligado a estas tierras. Seguramente su paisaje, cercano a Sierra Morena y a la Sierra de Alcaraz, le sirvió de inspiración en muchos de sus versos.

Además de a este autor la historia de Villamanrique está ligada a la Orden de Santiago y a los castillos que ésta usó para su defensa, como los del Eznavexore o Torres Xoray y el castillo de Montizón.

Si nos quedamos en el pueblo podremos disfrutar de su impresionante iglesia dedicada a la advocación de San Andrés y de sus casas señoriales entre las que destaca la de los Manrique.
Ambas construcciones fueron declaradas Bienes de Interés Cultural en los años 90 del siglo XX.

Villamanrique castilla la mancha

A comienzos del siglo XVI, Villamanrique servía de punto de paso estratégico desde el Reino de Valencia al de Granada, así como desde Andalucía hacia La Mancha

 

recital jorge manrique campo montiel
Recital en honor a Jorge Manrique.
Jornadas ‘Campo de Montiel Abierto’.
Recita José-María González Ortega.
Música en directo por Emilio Villalba y Sara Marina.

JORGE MANRIQUE Y LAS JORNADAS MANRIQUEÑAS

Jorge Manrique fue señor de Villamanrique, comendador del castillo de Montizón, Trece de Santiago, duque de Montalvo por concesión aragonesa y capitán de hombres de armas de Castilla, fue más un guerrero que escritor, pese a lo cual fue también un insigne poeta, considerado como el primero del Prerrenacimiento.

Su obra poética no es extensa, unas 40 composiciones. Se suele clasificar en tres grupos: amoroso, burlesco y doctrinal. Son, en general, obras satíricas y amorosas dentro de los cánones de la poesía cancioneril de la época, todavía bajo influencia provenzal, con un tono de galantería erótica velada por medio de finas alegorías.

Destacan de forma señera por unir tradición y originalidad las Coplas a la muerte de su padre. En ellas Jorge Manrique hace el elogio fúnebre de su padre, Don Rodrigo Manrique, mostrándolo como un modelo de heroísmo, de virtudes y de serenidad ante la muerte.

El poema es uno de los clásicos de la literatura española de todos los tiempos y ha pasado al canon de la literatura universal.

En el mes de mayo se celebran en Villamanrique unas jornadas entorno a la figura del poeta Jorge Manrique. En estas jornadas se dan cita la cultura además de numerosos actos, juegos medievales, mercadillos…

Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir,
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

Los estados y riqueza,
que nos dejen a deshora
¿quién lo duda?
no les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda.
Que bienes son de Fortuna
que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.
Extracto de «Coplas a la muerte de su padre». Jorge Manrique, 1477

Durante un fin de semana Villamanrique nos transporta a la época medieval que Jorge Manrique vivió en esta localidad

villamanrique campo montiel

QUE VER EN VILLAMANRIQUE

La construcción de la iglesia de San Andrés, de finales del siglo XV al XVII y declarada Monumento Nacional, se la debe el pueblo a la Orden de Santiago dentro del estilo gótico de transición al renacimiento. Tiene una sola nave y capillas laterales.

A los pies está la torre de planta cuadrada en su parte inferior y octogonal en la superior. Podrás subir hasta ella por los 107 peldaños de piedra labrada de su escalera de caracol, que también te permitirá acceder al coro.

La cúpula de media naranja de la capilla mayor está decorada con las figuras de los 4 evangelistas y de su retablo mayor sólo se conserva un Crucificado, el resto se perdió en la Guerra Civil Española.

Fuera destaca la hermosa portada del siglo XVI decorada con grutescos de figuras humanas, animales, aves y ángeles; esculturas de la Virgen y el Ángel representando la Anunciación y en el centro una hornacina con un Calvario.

Hay más lugares dignos de visitar. La casa Grande o casa de la Encomienda es popularmente conocida como casa de los Manrique, pese a que no es su escudo el que podemos ver en la fachada, sino que pertenece a la familia Montoya. El estilo renacentista de este bello edificio se hace patente en su patio porticado con galerías de balaustres de madera.

Cerca de la iglesia de San Andrés está la Tercia, antiguo mercado, y la fachada del antiguo Convento del Cister.

También se conservan varios escudos heráldicos en diferentes casas señoriales, seguramente de los mejor conservados de la provincia junto a los de Villanueva de los Infantes y La Solana.

Villamanrique

castillo montizon villamanrique

El castillo de Montizón es Monumento Histórico – Artístico de Carácter Nacional

A 7 km, siguiendo los pasos del poeta, puedes descubrir el castillo de Montizón, una soberbia fortaleza defensiva del siglo XIII. Su atalaya te ofrece unas magníficas vistas de la hoz del río Guadalén.

La Orden Militar de Santiago mandó construir este imponente castillo. Pertenecía a la Encomienda de Montizón que le da nombre, de la que fue cabecera.

Se trata de un típico castillo medieval protegido por unos robustos muros de piedra y erigido sobre una elevación rocosa del terreno, al margen derecho del río Guadalén (a medio camino entre Villamanrique y Torre de Juan Abad).

Las dependencias que mejor se conservan son la puebla (también llamada albacara), la torre del homenaje y el patio de armas.

Jorge Manrique fue comendador de este castillo, llegando a vivir largas etapas de su vida en sus dependencias, cuando no lo hacía en su casa de Villamanrique.

villamanrique campo montiel castilla la mancha

Villamanrique, junto a Villanueva de los Infantes y La Solana, son los tres municipios con más heráldica de toda la provincia de Ciudad Real

Por la zona se pueden encontrar algunos parajes naturales de belleza inusitada. Destacan los Baños de Perete, la Sierra de San Cristóbal, el lugar llamado Peña Gorda, un Pozo sin suelo y la Cañada de Santa María.

La Sierra del Relumbrar y las estribaciones de Alcaraz es lugar de importancia comunitaria, mientras que la propia Villamanrique es lugar de importancia comunitaria y zona de especial protección de aves de Sierra Morena.

También es área crítica del águila imperial y del lince ibérico.

lince iberico

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Ruta del azafrán de La Mancha

ruta azafran la mancha

Lagunas y pueblos de leyenda salpican La Mancha, una tierra cubierta por el color violeta de la flor del azafrán


Atraídos por el intenso aroma del azafrán, uno de los condimentos más apreciados de la cocina española, comenzamos la Ruta del Azafrán en Villarrobledo, más conocido por ser el mayor productor de uva y vino del mundo y por sus famosas tinajas de barro (no os perdáis el Museo de la Tinajería), pero donde empresas cómo Azafrán Desbrín miman el cultivo tradicional de esta especia, llamada el “Oro Rojo” de La Mancha.

En temporada de recolección del azafrán (octubre – noviembre) tenemos la posibilidad de visitar un campo de azafrán, participar en la monda de flores y tostado del azafrán, incluso hacer una degustación de productos elaborados con este condimento natural.

Villarrobledo
Plaza de Villarrobledo


Recolección del Azafrán de La Mancha

Nuestra siguiente parada es La Solana, en el Campo de Montiel, tierra de azafrán y de artesanía. Este gran pueblo se encuentra en un alto que destaca sobre la llanura manchega y, haciendo honor a su nombre, a menudo iluminada por el sol.

La Solana tiene tradición y presente de población artesana. De antiguo proceden la alfarería, la forja artística, la elaboración de botas para vino, el trabajo del esparto… Pero hay dos producciones, además de la de aceites de oliva y quesos, que han distinguido a esta localidad: el cultivo del azafrán y la fabricación de hoces, que hoy día ha dejado paso a una importante industria de herramientas y aperos para el campo.

Tan importante ha sido y es el azafrán aquí que entre los festivales más destacados en el terreno cultural a nivel nacional, se encuentra la Semana de la Zarzuela de La Solana, que se celebra todos los años durante el mes de octubre.

Un mosaico en la calle de Feria ilustra la afición de La Solana a este género musical escénico o teatral. Por él sabemos que el compositor Jacinto Guerrero y sus libretistas F. Romero y G. Fernández Shaw se inspiraron en este lugar para componer La Rosa del Azafrán.


Representación durante la Semana de la Zarzuela de La Solana

Camuñas es el siguiente alto en el camino. Sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Azafrán de la Mancha, rodeada de campos de esta especia de un color violeta intenso durante los meses otoñales por excelencia.

Siguiendo el río Amarguillo llegamos hasta Madridejos para realizar una parada imprescindible en su Museo del Azafrán y Etnográfico. Un recorrido didáctico por el proceso de cultivo, desde la preparación de la tierra, monda de la cebolla, plantación, recogida y monda de la rosa, así como por el tueste, corte, partición y venta del azafrán. No faltan sus usos gastronómicos y medicinales. Sin duda, estaremos presentes en octubre para celebrar sus importantes Jornadas del Azafrán.


El azafrán desprende un intenso aroma cuando se recoge en otoño


La monda de la rosa del Azafrán

Nuestra ruta nos acerca ahora al Cerro Calderico, con sus molinos de viento y el castillo de La Muela, del siglo XII, en Consuegra, un magnífico pueblo de casas nobles mezcladas con edificios de distintos periodos arquitectónicos. Mezcla de la piedra, de tradición cristiana, con el ladrillo, de tradición árabe.

Consuegra, entre molinos, leyendas, añoranzas medievales y batallas, surge en la llanura manchega para ofrecernos todas las pinceladas del tipismo manchego y castellano.

Cómo viajeros queremos subir rápido la cuesta del Cerro Calderico para contemplar en silencio cada uno de los gigantes de nuestra imaginación, de los que conocemos hasta sus nombres de pila: Cardeño; Vista Alegre; El Caballero del Verde Gabán; Chispas, Alcancía y Clavileño; Bolero, Sancho, Mambrino y Mochilas; Espartero, y finalmente Rucio.

En nuestra agenda anotamos la gran Fiesta de la Rosa del Azafrán de Consuegra, de Interés Turístico Regional, también para octubre.

De vuelta a Madrid, merece la pena visitar Tembleque. Una avenida arbolada refresca la entrada a este bonito pueblo, al que Juana la Loca nombró villa en el siglo XVI. En la calle del Convento pasamos frente a la señorial Casa de las Torres, con una magistral portada barroca. A pocos metros, la Plaza Mayor, una joya de la arquitectura popular manchega, es la última parada de esta interesante ruta de intenso aroma manchego.

Cerro Calderico, Consuegra

Plaza Mayor de Tembleque

Cocinamos con Azafrán

Clave de la despensa mediterránea, el azafrán es un colorante natural que aporta sabor y aroma en todos los platos.

Condimento y, a la vez, colorante, eso sí, natural. Estos rasgos convierten el azafrán en un auténtico comodín en la cultura culinaria made in Spain.

Catalogado como especia, sus hebras son los tres estigmas secos que guarda el pistilo de su flor y que son garantía de que nos hallamos ante un auténtico azafrán y no falsificaciones o colorantes químicos en polvo. Es un distintivo de la gastronomía patria, a la que, sin duda, aporta aromas y sabores especiales tanto en el mundo salado, como en el dulce.

A lo largo y ancho de esta Ruta del Azafrán podemos disfrutar de las deliciosas recetas de arroces, guisos, potajes, asados, platos de la cocina tradicional castellano-manchega, actualizada sin excesos de modernidad, y productos de reconocido prestigio cómo el Queso Manchego y el cordero manchego, siempre con el espectacular sabor de esta especia.

Especial mención en el apartado de repostería los espectaculares arroz duz, postre de coco y Queso Manchego con un toque de azafrán, que prepara cómo nadie Teresa Gutiérrez, del Restaurante Azafrán de Villarrobledo.


Galguerías del Restaurante Azafrán

El rincón del Azafrán de La Mancha

Esta especia refinada, procedente de los filamentos de una bella flor violeta, fue introducida en la Península por los árabes. Ellos fueron los que le dieron el nombre de safaran, que significa amarillo. En La Mancha adquiere un color intenso y un aroma penetrante. De las efímeras flores sólo se aprovechan tres estigmas.

Desde el punto de vista físico, el Azafrán de la Mancha se distingue fácilmente porque los estigmas rojos sobresalen claramente de la flor y porque el estilo es de menor longitud que en las flores de otros orígenes.

El Azafrán de la Mancha se presentará al consumidor únicamente en hebras, nunca molido y siempre etiquetado con la marca de conformidad del Consejo Regulador. Las hebras serán flexibles y resistentes con los estigmas de color rojo vivo brillante. Tiene un olor propio del tostado, intenso y penetrante, junto con un ligero aroma a «mies» o hierba fina seca con reminiscencias florales. En infusión se aprecia una percepción larga y suave, inicialmente amarga, con gusto posterior y persistente a mies y tostado.

Destaca su contenido en carotenos, que se transforman en vitamina A y actúan como antioxidantes y anticancerígenos. Toda una joya nutricional.

El proceso de elaboración, que consiste en el desecado mediante tostado a fuego lento en lugar de secado al sol, parece ser el responsable de que el producto final tenga una mejor presencia, un intenso aroma y mayor contenido en safranal y poder colorante.

La zona geográfica delimitada de producción está situada en el interior de la Comunidad Autónoma de Castilla – La Mancha, ocupando las comarcas manchegas pertenecientes a las provincias de Toledo, Cuenca, Ciudad Real y Albacete.

Denominación de Origen Protegida Azafrán de La Mancha


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Campo de Montiel: en busca de aventuras junto al Quijote

quijote infantes campo montiel

Un viaje literario para conocer los escenarios en los que vivió el último caballero andante


A la hora de descubrir la provincia de Ciudad Real y las andanzas de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha son muchas las opciones que se pueden elegir.

Una, dejarse llevar por un camino lleno de sorpresas, en el que se irán colando tanto Miguel de Cervantes y su Alonso Quijano, como autores que también forman parte de la vida de esta provincia. Quevedo, Jorge Manrique y hasta Santa Teresa de Jesús; y otra, dejarse guiar por los escenarios que propone el de Alcalá de Henares en su gran obra, y que permiten descifrar la geografía imaginaria de Don Quijote.

El viajero decide. Aunque aquí os proponemos una ruta con el libro en la mano, la que trascurre por el Campo de Montiel, uno de los escenarios de los que no se olvidó el autor.

Primavera en Villahermosa

Vista de Montiel

Pastoreo de ovejas manchegas

Vista del Campo de Montiel en Almedina

Mapa del Campo de Montiel. Autor, Carlos Barraquete


Tras cuatro siglos, damos fe de la existencia todavía de quijotes y sanchos por estas tierras


Si Verona es la tierra de Romeo y Julieta, el Campo de Montiel seria la del Quijote y esto no admite reflexión, ni debate, ya que es el mismo Cervantes el que se lo recuerda al lector en repetidas ocasiones. Hasta cinco veces cita esta comarca.

La primera, en el prólogo donde es el mismo autor el que reconoce que ésta es la historia de “Don Quijote de La Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitantes del distrito del Campo de Montiel que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos”.
Y otra, no muy lejos de aquella, en el capítulo II, en la que el autor aclara que «comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba».

Una realidad sobre la que se sustenta fuertemente este maravilloso viaje literario, bien acompañado por cierto de la rica gastronomía y productos autóctonos de la comarca: aceites de oliva virgen, quesos manchegos, mieles, frutos secos, embutidos, productos de la huerta cómo el pimiento de Villanueva de los Infantes… todos ellos sostenibles, ecológicos y de proximidad, no se puede pedir más.

Laguna Blanca (Lagunas de Ruidera). Autor, Juan Amores

Senderismo por el Castillo de Montizón. Autor, Pedro Castellanos

Vista de Terrinches. Autor, Carlos Barraquete

Rincones de Fuenllana


De entre todos los paisajes y escenarios que componen la Ruta del Quijote, hay uno que es el más emblemático de todos y que aún conserva toda la esencia: el Campo de Montiel


Para conocer el verdadero espíritu de Don Quijote es necesario y nos atrevemos a decir que también obligatorio, contactar con el Campo de Montiel: uno de los espacios geográficos más importantes donde corrió el personaje sus lances caballerescos y sus poéticas emociones trotando con Rocinante con el fiel respaldo de su escudero.

De aquella España que vivió Cervantes y transitó Don Quijote, de un Campo de Montiel que eligió la Orden de Santiago como sede, le hablarán al viajero los municipios que enmarcan los escenarios de los que se vale el autor para recrear las aventuras del ingenioso hidalgo.

Más de veinte localidades en las que el pasado y el presente conviven sin estorbarse, con toda la esencia rural y natural, unidas por caminos novelescos, luminosos, incontrolables desde lo literario e histórico, llenos de hospitalidad, caballerosidad e hidalguía. Caminos amplios, de inmaculados valles y vastos horizontes, como la Vía Augusta o el Camino de Aníbal. Caminos universales como lo es el Quijote cervantino y lo son sus singulares habitantes.

Vista del Campo de Montiel

San Carlos del Valle. Autor, Jhuertas

Torre de la Higuera. Autor, Toni Arias

La Solana. Autor, Juan Gregorio García. FOTO digitalhambra


«Acertó Don Quijote a tomar la misma derrota y camino, que él había tomado en su primer viaje, que fue por el Campo de Montiel». Capítulo VII, de la 1ª parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha


Esta es una ruta múltiple, universal y real que no sólo recorre el alma española y manchega sino que nos presenta una amplia oferta cultural, turística, gastronómica, paisajística, artística y monumental.

Aún hoy desconocida para muchos viajeros, esta ruta literaria permite descubrir auténticos tesoros en cada rincón, sierra, valle o pueblo del Campo de Montiel. Abundantes asentamientos de diferentes culturas, un rico patrimonio histórico-artístico, lugares de interés turístico nacional, sorprendentes parques, reservas y espacios naturales, misteriosas cuevas y abrigos prehistóricos, variadas costumbres y fiestas populares, rica artesanía, o una sabrosa gastronomía con numerosos productos que han obtenido las más altas distinciones.

La comarca del Campo de Montiel te ofrece un sinfín de lugares y actividades, convirtiéndose poco a poco en uno de los destinos turísticos más atractivos de Castilla – La Mancha.

Villanueva de los Infantes


«Pisó por ella el uno y otro lado de la gran Sierra Negra y el famoso Campo de Montiel, hasta el herboso llano de Aranjuez». Capítulo LII, de la 1ª parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha


Lagunas de Ruidera


«Y pongan los ojos en las que están por venir, que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los Campos de Montiel». Capítulo VIII, de la 2ª parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha


Villahermosa


Dedicado a nuestro gran amigo Justiniano Rodríguez Castillo. Gracias por enseñarnos el camino. Hasta siempre


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Fotografía de portada de InfantesDIGITAL

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Ruta por los castillos de la Orden de San Juan

Orden de San Juan Turismo Castilla La Mancha sabersabor.es

Un paseo por las atalayas que elevan nuestra tierra, vestigios de siglos de historia que esperan nuestra mirada curiosa y nuestros pasos aventureros


Las comarcas de Ciudad – Real y Toledo aglutinan entre valles y atalayas cientos de vestigios, algunos mejor conservados que otros, que hablan de la historia bélica, social y cultural de nuestras tierras. La orografía del territorio, a veces escarpada, otras suavemente plácida, hizo de estas tierras un codiciado edén para romanos y visigodos, soberanos árabes y cristianos, y en ella se extendían los dominios de señores feudales o de caballeros de la Orden de San Juan.
La orden soberana militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, fundada en el siglo XI. En esa época, los mercaderes de Amalfi fundaron un hospital en Jerusalén con la intención de acoger a los peregrinos. A finales de ese siglo, Gerardo, responsable de la congregación, le dio nombre de hospitalarios de San Juan. El papa Pascual II aprobó la orden en 1113 y está sirvió como referencia para las demás ordenes hospitalarias. En 1187, después de la caída de Jerusalén, los hospitalarios se trasladaron a San Juan de Acre, luego a Chipre y en 1308 se establecieron en Rodas. Sin embargo en 1522, cuando los turcos invadieron la isla, se instalaron en Malta, bajo la protección de Carlos V; se les denomino entonces caballeros de la orden de Malta.

Torreón del Gran Prior, Alcázar de San JuanTorreón del Gran Prior, Alcázar de San Juan

Castillo de Alcázar de San Juan

Ciudad muy antigua, con antecedentes romanos, a Alcázar de San Juan la llamaron Alces. Con la llegada de los árabes también la pueblan y la llaman Al – Kasar (palacio fortificado), construyen un castillo del que no se conservan restos. En el 935 Alcázar (Qasr Banu Atiyya, en árabe) forma parte de la Taifa de Toledo. La antigua alcazaba árabe será el embrión de la villa sanjuanista.
Tras la conquista de los campos de La Mancha, los reyes cristianos van a conceder tierras y privilegios a las Órdenes Militares para que se hagan cargo de la repoblación y cristianización de la zona de la frontera.
Conquistada Al – Kasar por los cristianos de Alfonso VIII en el siglo XII, se construye aquí un castillo mandado por el Comendador Fernando Pérez en 1287, y pasa a llamarse Alcázar de Consuegra. Con el tiempo esta fortificación se ampliaría, siendo un punto estratégico importante, se despegaría de su cabeza Consuegra, pasándose a llamarse Alcázar de San Juan ya que el rey Sancho IV le concede villazgo el 26 de Enero de 1292 en Burgos.
Esta fortaleza tenía ocho torres: la del Cubillo, Pozo Cardona, Piedras de Zamora, Torre del Cid, la Torrecilla, Torre del Castillo, Torre de San Juan y el Torreón de Don Juan de Austria.
De ellas solo se conservan la del Cubillo y la de Don Juan de Austria, de las murallas y de las demás torres nada.
Hoy en día en los alrededores del barrio de Santa María se localizan los más importantes vestigios del pasado medieval de Alcázar de San Juan. El torreón del Gran Prior, el cubillo, la Capilla de Palacio y la casa de Gobernación forman hoy el monumental Conjunto Palacial del Gran Prior.
La antigua Capilla de San Juan Bautista fue construida en el siglo XVI. A lo largo de la historia ha servido de cárcel, cementerio, museo y capilla. Actualmente cuenta con una parte expositiva sobre el antiguo conjunto palacial. Desde aquí también se accede a los yacimientos arqueológicos romanos.
Del Cubillo dos hipótesis nos hablan de esta muralla cuando tratamos de averiguar el origen de esta singular edificación. Por un lado, posible resto de la antigua muralla que rodeaba Alcázar antes de la llegada de la Orden de San Juan, y por otro, restos del antiguo palacio del Gran Prior de los Hospitalarios de la Orden de San Juan. Según cuenta esta tradición, pudo servir de campanario de la Iglesia de Santa María.
Muestra los restos de una torre semielíptica cubierta por una bóveda de crucería. Con su restauración, el cubillo pasó a acoger una pila bautismal, así como varios paneles explicativos que describen la historia de Alcázar de San Juan y su tradición cervantina fruto de su reivindicación como cuna de Miguel de Cervantes.
La Casa de Gobernación, podría ser la residencia del gobernador del Priorato de San Juan desde el momento en el que Alcázar asumió la capital del Priorato (s.XVIII).
El Torreón de Don Juan José de Austria fue construido en 1284. Es una torre almohade de planta cuadrangular con tres alturas a las que se accede mediante una escalera de caracol. Forma parte de lo que fue el palacio de los Grandes Priores de Castilla y León de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.
Hoy es un Espacio Museográfico dedicado a los Caballeros Hospitalarios, y cuenta la historia de aquellos caballeros que un día lo habitaron y dominaron esta tierra.

Colegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial, Alcázar de San JuanColegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial, Alcázar de San Juan

Cervantes y Alcázar de San JuanCervantes y Alcázar de San Juan

Interior Torreón del Gran PriorInterior Torreón del Gran Prior

Castillo de Peñarroya en Argamasilla de Alba

Castillo de origen musulmán, aunque pudo tener antecedentes romanos, el Castillo de Peñarroya se encuentra estratégicamente situado sobre un acantilado, una peña (roya, roja o rubia, según opinión) desde la que domina un desfiladero por el que discurre el río Guadiana, constituyendo además la entrada al Parque Natural de las Lagunas del Ruidera.
Según una crónica manchega de Don Ramón Antequera Bellón (Juicio Analítico del Quijote), el capitán Alonso Pérez de Sanabria arrebató el castillo a los moros el día 8 de septiembre de 1198. A raíz de la toma de la fortaleza se encontró la imagen de Nuestra Señora de Peñarroya, que es venerada desde entonces, entre otros, por los vecinos de Argamasilla, que tienen en ella su Patrona.
Poco después de la conquista de la fortaleza por las tropas coaligadas de los caballeros de Santiago y Hospitalarios (1198), fue adscrita definitivamente a ésta última Orden en 1215, donada a la Orden de San Juan por Alfonso VIII y confirmada por Enrique I, siendo ya en el siglo XIV la encomienda más importante de la Orden de San Juan desde el punto de vista económico, garantizando el aprovechamiento económico del territorio mediante el arrendamiento de pastos, cobro de impuestos y protección a los pacíficos pobladores, a la vez que sirviendo de almacén de bienes o caja fuerte de la Orden.
En el exterior conserva el camino de acceso medieval, humilladero y foso. Por un pórtico se da entrada al patio de armas. Ya en el interior pasillo o liza divide la muralla principal, y más alta, del antemuro. También en el interior se encuentran la torre del homenaje, la ermita del siglo XVII, el patio de armas, y el aljibe medieval.
La torre del homenaje acoge actualmente las dependencias de la Cofradía de Nuestra Señora de Peñarroya, de Argamasilla de Alba, aunque es de suponer que antiguamente constituiría las dependencias del señor del castillo o alcaide de la fortaleza.
La ermita sirve como santuario de Nuestra Señora de Peñarroya, patrona de Argamasilla de Alba y de La Solana, y se accede a ella por el patio de armas. En su interior, de marcado estilo barroco decadente, hay pinturas a ambos lados del altar mayor, destacando también el retablo churrigueresco, el camarín de la virgen, el coro y una extraordinaria talla del siglo XVII que primitivamente estuvo emplazada en el convento de los mercenarios de Argamasilla del Alba.
La ermita actual formaba parte de las dependencias de la fortaleza. Anteriormente existía una pequeña ermita a la vista del desfiladero, en el patio de armas, para el culto y las oraciones de los moradores del castillo.
Recientemente se han encontrado en el exterior una necrópolis de rito islámico y un campo de silos de cronología indeterminada.

Castillo de Peñarroya. Autor, M. PeinadoCastillo de Peñarroya

Castillo de PeñarroyaCastillo de Peñarroya

En honor a la Virgen de PeñarroyaEn honor a la Virgen de Peñarroya

Al borde del pantano, Castillo de PeñarroyaAl borde del pantano, Castillo de Peñarroya

Castillo de Consuegra

El Castillo de Consuegra se alza, rodeado de molinos de viento, sobre el cerro Calderico. La localidad de Consuegra, de raíces celtibéricas, romanas y visigodas, fue un importante frente fortificado durante las luchas entre Toledo y el califato de Córdoba, e iría pasando alternativamente por manos cristianas y árabes.
La historia romana de esta fortaleza se remonta a la época de la Consaburum, que contaba con las edificaciones típicas de una gran ciudad, tales como circo, termas, murallas y acueducto.
Posiblemente la primera reconstrucción de castillo la realizara Almanzor en el siglo X, en pleno dominio musulmán de estas comarcas.
En el año 1097 el rey Almotamid de Sevilla cedió el castillo a Alfonso VI, a través de un pacto matrimonial por el que el rey se casaba con la princesa sevillana Zaida, aportando ésta como dote el castillo de Consuegra. Se consiguió así la fortaleza sin derramamiento de sangre, pero poco después, el 15 de agosto de 1097, Alfonso VI perdió el castillo en la batalla de Consuegra contra los almorávides. Ante los pocos efectivos que disponía ante la llegada inminente de los almorávides a Consuegra, Alfonso VI pide ayuda al Cid. Este, habiendo conquistado Valencia a los moros, le proporciona refuerzos mandados por su único hijo varón, Diego. En el transcurso de la batalla de Consuegra, Diego perdería la vida. Desde 1997 se conmemora en ese día la muerte del hijo del Cid y los demás cristianos en la batalla de Consuegra.
El castillo fue definitivamente recuperado por los cristianos a mediados del siglo XII, y reconstruido por los Caballeros Hospitalarios entre ese siglo y el siguiente, lo que explica su original arquitectura de tipo europeo. Alfonso VII entregó la fortaleza, el pueblo y las tierras del contorno a la Orden de San Juan de Jerusalén en el año 1183, que construyo el actual castillo y estableció allí la capital de su Priorato de La Mancha, custodiando el paso a la región de la que es puerta natural. En él celebró varios capítulos la Orden y allí se conservaba su valioso archivo, destruido al parecer durante la invasión francesa. En 1809, fue tomado por las tropas francesas quienes establecieron en él una guarnición por su valor estratégico, que duró hasta la rendición francesa el 22 de septiembre de 1812 estando al mando de las tropas españolas el general Xavier Elío.
El castillo, con la desamortización de 1836 había pasado a manos particulares y en 1962 es adquirido por el Ayuntamiento de Consuegra, comenzando en 1985 un periodo de rehabilitación hasta nuestros días.
Actualmente se puede visitar el interior del castillo con sus diferentes dependencias, aljibes, nave archivo, sala capitular, nave ermita entre otras.
La estructura de este castillo es bastante atípica. Está constituido básicamente por un cuerpo central cuadrado con una gran torre cilíndrica a cada uno de sus lados. El recinto se encuentra rodeado por una barrera de la que sólo quedan restos en la parte que rodeaba el patio de armas.
Lo primero que aparece es un espacio vacío denominado centinela, desde donde se accede al castillo propiamente dicho, que está rodeado por la barrera defensiva.
La puerta de acceso está enmarcada por dos estructuras cúbicas, y sobre ella se encuentra el escudo del Prior de la Orden Juan José de Austria y el de los Álvarez de Toledo.
Entre las estancias interiores destacan el aljibe, con cubierta de bóveda de cañón, un patio interior y los archivos de la Orden de San Juan, destruidos por las tropas francesas en 1809.
La torre albarrana, elemento defensivo árabe que constituye una huella evidente de su paso por la zona, es de forma circular y se encuentra en la parte más meridional del castillo. Esta torre estaba unida al conjunto por medio de un adarve. Tiene cuatro pisos, por lo que su altura es considerable.

ConsuegraConsuegra

Consuegra Medieval. Autor, Jose María Moreno GarcíaConsuegra Medieval

Castillo de ConsuegraCastillo de Consuegra

Representación Consuegra Medieval. Autor, Jose María Moreno GarcíaRepresentación Consuegra Medieval

Iglesia fortificada de Arenas de San Juan

Esta iglesia – castillo, nace como fortín romano, destruida por la invasión árabe y reconstruida como mezquita hacia el 900.
Se conquista y se reconstruye en varias ocasiones, desde finales del siglo XII a principios del siglo XIII, y se destina a iglesia en 1194, si bien no se le da uso hasta 1236.
Actualmente es conocida como la iglesia fortificada de Nuestra Señora de las Angustias, constituyendo uno de los edificios más bellos y originales del arte románico-mudéjar de finales del siglo XII y principios del XIII, construida y fortificada por los caballeros de la Orden de San Juan.
Su gran importancia artística reside en las pinturas murales románicas, que derivan de la corriente italo-bizantina que aparece en España a principios del siglo XIII y constituyen un ejemplo casi único de arquitectura religiosa románica que une formas mudéjares en La Mancha. Fue declarada Monumento Nacional de Interés Histórico Artístico en el año 1976.

Iglesia fortificada de Arenas de San JuanIglesia fortificada de Arenas de San Juan

Arenas de San JuanIglesia fortificada de Arenas de San Juan


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Del cancionero popular manchego: la seguidilla manchega

Zapatitos de lana lleva esa dama; yo conozco al borrego que dio la lana… (seguidillas manchegas)


Hoy veremos resurgir, por estas tierras húmedas y pardas de La Mancha legendaria, gracias a Cervantes, las canciones de cuna, de cava, apaño de aceitunas, cerner la harina, ronda de noche o serenata, canciones de arada, acarreo de mieses, siega y trilla… ¿Cuántas veces no habrán celebrado, desde Montiel al Toboso, el misterio de la vida fecunda, a través del inmenso campo silencioso?. ¡Canciones de serranilla (serreñas que dicen los gañanes y mayorales), villancicos de segadores y espigadoras, canciones de boda, de mayo, cánticos de velador, villancicos pastoriles, cantos de romería… ¿Cuántas añoranzas no vivieron en las postrimerías de esa vieja lírica, impregnada de aroma campestre?
¡Hermosa virtud esta de la canción popular, plena de poesía y de amor!. He ahí, en forma de canto, el poder invencible de la lírica popular. Con razón decía el sabio Menéndez Pelayo que “La poesía popular, con ser lo más castizo que existe, es, al mismo tiempo, lo más universal y no se puede estudiar a fondo en una región determinada, sin que este estudio difunda nueva luz sobre toda la poesía de las gentes”. Por eso, la copla de la seguidilla manchega –perfume sonoro del sentimiento- es, por regla general, socarrona, liviana y loquesca, en versicos fáciles, picardeados de imágenes lascivas. Quién sino una copla ha hecho famosos a dos pueblos manchegos, cuando canta:

Desde Manzanaricos
a la Solana,
hay una legüecita
de tierra llana?

Quién se acordaría hoy día del pueblo de la Virgen de la Carrasca, sino sonara la canción que dice con orgullo:

San Pedro, si vas al Cielo,
sólo te pido una cosa:
prepárame un “abujero”
para ver a Villahermosa

Quién sabría dónde está la belleza de la mujer manchega, sino lo reflejara exactamente la copla que dice:

Cuatro son de La Roda,
tres del Toboso;
pero la más bonita,
del Tomelloso

Y qué moza infanteña, al oír el eco lejano de la Ronda que pasa, no abandona, un poco nerviosilla, la cama, y, ¡ojo avizor!, espía por la celosía de sus balcones las andanzas de los mozos, que van recorriendo las calles del pueblo cantando el típico mayo:

Despierta, si estás dormida;
tiempo tendrás de dormir,
que mientras abres los ojos,
entra mayo y sale abril

Asociación “Cruz de Santiago” de Villanueva de los Infantes en las Bodas de Camacho de FuenllanaAsociación “Cruz de Santiago” de Villanueva de los Infantes en las Bodas de Camacho de Fuenllana

Seguidilla manchega música tradicional Ciudad Real

grupación de Coros y Danzas Mancha Verde de Argamasilla de AlbaAgrupación de Coros y Danzas Mancha Verde de Argamasilla de Alba


La seguidilla manchega es la decana entre las de su estirpe, que han adquirido popularidad en el solar español


El cancionero manchego es rico y abundoso, basado en una música sui géneris, que, por su carácter propio y específico, puede parangonarse con los mejores de otras regiones españolas. Hemos nombrado a las seguidillas manchegas, o manchegas, a secas, como las llama el vulgo. La seguidilla manchega es un aire de canto y baile, cuyo compás es de tres tiempos, de un movimiento muy animado, que empieza y acaba con estribillos. Las manchegas tuvieron su origen en esta región, en el siglo XV, y ya se cantaban y bailaban en tiempos de Cervantes. Tienen tres tercios, que se bailan diferentemente.
Francisco Navarro y Ledesma, en su curiosa obra El Ingenioso Hidalgo Miguel de Cervantes Saavedra –sucesos de su vida-, nos cuenta, con gracia sin igual, los incidentes que pasó Miguel al entrar en la cárcel de Sevilla, donde estuvo detenido, y la declaración que prestó al portero de la puerta de oro, quien le tomó el nombre y le preguntó el delito.
Bien da a entender Cervantes –afirma- que el ruido y la incomodidad de la cárcel eran insufribles. Por el día, a la barándula y estrépito de las riñas y zurizas, los gritos, cantes y bailes flamencos, y el disputar y gruñir de los jugadores perdiciosos. Separadas de los presos, pero en el mismo edificio, las presas pasaban todo el santo día cantando en coro, acompañadas de vihuela y de arpa o laúd, las seguidillas siguientes:

Por un sevillano,
rufo a lo valón,
tengo socarrado
todo el corazón

No es extraño, pues este suceso que acaeció al autor de la inmortal obra del Quijote en los últimos años del siglo XVI, ya que, como hemos indicado anteriormente, las manchegas tuvieron su origen cien años antes aproximadamente. ¡Y es que las seguidillas manchegas pueden considerarse como la única y más genuina expresión de la vida, usos, costumbres, ceremonias, juegos, etc de las gentes de La Mancha!
“Las seguidillas melódicas, voces de antiguas civilizaciones, han quedado enterradas. Hay que escarbar hondo para que vuelvan a brotar con energía”. Estas acertadas palabras del ilustre musicólogo y folklorista zamorano, Gonzalo Castrillo, vienen, como anillo al dedo, a reforzar, más y más, nuestro modesto juicio acerca de la actividad y dinamismo que deben desplegarse para seguir trabajando en la recopilación del CANCIONERO POPULAR MANCHEGO.

A La Mancha manchega
que hay mucho vino
mucho pan mucho aceite,
mucho tocino
Y si vas a La Mancha no te alborotes
porque vas a la tierra de don Quijote

Asociación Folklórico-Musical Virgen de las Viñas de TomellosoAsociación Folklórico-Musical Virgen de las Viñas de Tomelloso

jota manchega música tradicional

Coros y Danzas de Villahermosa en la ofrenda a la virgen de la CarrascaAgrupación de Coros y Danzas de Villahermosa durante la ofrenda a la virgen de la Carrasca. Autor, Juan Amores


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Fotografía de portada: Fiesta de la Rosa del Azafrán, Consuegra. Autor, Jose María Moreno

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Una historia de trashumancia

trashumancia Campo de Montiel ecoturismo

Desde las Sierras de Tragacete y Albarracín en Teruel, la Cañada Real Conquense atraviesa Cuenca y La Mancha hasta alcanzar Sierra Morena y la comarca del Condado de Jaén


Desde hace siglos, pastores y vaqueros conducen sus reses a través de las sendas medievales que hoy forman la Red Nacional de Cañadas Reales. Paso a paso, sol a sol, los “modernos” trashumantes de hoy en día recrean una anacrónica aventura pecuaria cubiertos de polvo, sudor y cansancio.
El viaje que os proponemos, por un tramo de la Cañada Real Conquense conocido como Cañada de los Serranos, permite conocer y disfrutar tres grandes zonas de la provincia de Ciudad – Real: la llanura Manchega, la altiplanicie del Campo de Montiel y las estribaciones de Sierra Morena Oriental.

¡Vamos, Tuerrrrrta!…, grita Antonio, echando mano de su vara de acebuche. Ganadero de talante apacible, Antonio suele arrear a sus 360 ovejas manchegas con educadas palabras de ánimo: “Venga, bonita”, llamándolas a casi todas por su nombre, Chispa, Gitana, Vívora, Extraña, Gasona, Perla… En su morral guarda la lista con sus partidas de nacimiento. El rebaño es como un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Pero con la Tuerta, hasta el perro pastor que lo acompaña, Granero de nombre y pastor mallorquín de raza, se desespera al enfilar la Cañada de los Serranos desde las llanuras de Socuéllamos (Ciudad – Real), donde se sitúa el comienzo de nuestro viaje trashumante de casi 140 km que nos conducirá hasta los pastos de verano (agostaderos) a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago (Ciudad – Real), en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén.

La pobre Tuerta, que no está loca, sino que se hace la sueca, sería capaz de desquiciar al mismísimo John Wayne. Va a su bola tropezándose con las retamas, atravesándose en la carretera… Que estaba de pasar y pasó: acabó cayéndose en un agujero, llegando a Ruidera. Mientras caía, Juan, compañero y socio de Antonio, bromeaba: “Ya es tarde para comprarle un ojo de cristal”. Los restos de paja del fondo, por suerte, hicieron de colchón. ¡La madre que la parió!
En el camino, los pastores de la zona nos saludan con cierta familiaridad. Proceden en su mayoría de la zona, de estos pequeños pueblos de la España escondida, donde el pastoreo de ganado conforma un estilo de vivir, sentir y pensar.

Trashumancia

Trashumancia en La Mancha

rebaño de ovejas La Mancha

La necesidad de trasladar el ganado de los pastos de verano a los de invierno determinó unos itinerarios que fueron tejiendo, siglo tras siglo, una red de comunicaciones en la Península. Estas vías pecuarias (denominadas cañadas, cordeles, veredas y coladas en función de su importancia y anchura) recibieron carta de naturaleza en 1273 bajo el reinado de Alfonso X el Sabio y posterior tutela con la institución del Honrado Concejo de la Mesta de Pastores. Constituyen el más extenso entramado viario de la Comunidad Europea. Distribuidas por 40 provincias, estas sendas medievales tienen una longitud de 125000 km y ocupan una superficie de 425000 hectáreas, equivalente a la provincia de Pontevedra.

Noche de pastores en el chozoNoche de pastores en el chozo

Abrevadero para el ganadoAbrevadero para el ganado


El sesteo se realiza al mediodía para evitar las horas de más calor


Camino de Alhambra, donde se efectuará la tercera “dormida” del viaje, se escucha de fondo el rumor somnoliento de los cencerros, un monótono repicar que se convertirá en el hilo musical del rebaño durante las 6 jornadas, con sus respectivas noches al raso, de calculado recorrido. Nuestra expedición, que partió a últimos de junio, está formada por 4 personas, una mula, 360 ovejas y un vehículo todoterreno, un destartalado Land Rover. El reto es caminar de sol a sol, al ritmo de unos 20 a 25 km diarios.
Violeta, la mula del rebaño, destaca por su corpulencia entre todas las ovejas, idónea por su resistencia para el aprovechamiento ganadero extensivo. Transportar el rebaño en camiones hasta nuestro destino costaría mucho, muchísimo dinero. Y hay que mirar el bolsillo en estos locos tiempos de vacas flacas.
La ley de los trashumantes continúa inamovible: media vida de nómadas. Pese al curso imparable de la modernidad, los últimos pastores nómadas se sienten herederos de un espíritu migratorio de subsistencia.

Pasando por el Parque Natural de las Lagunas de RuideraPasando por el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera

Por tierras de Alhambra. Autor, SergioPor tierras de Alhambra. Autor, Sergio


Las vías pecuarias extienden sus 125000 km por toda España


Durante el día, las cabezas más nobles y veteranas, Chispa y Gitana, con las encargadas de marcar el recorrido al “pelotón”. Como sus dueños, conocen de memoria los mojones, abrevaderos, puentes… vestigios todos de una cultura milenaria.
Cae la tarde. El rebaño enfila la cañada en dirección al descansadero de la Sierra de Alhambra. Para comprobar que ninguna se ha perdido, cuentan las ovejas de “30 en 30” a medida que van entrando en la cerca. Volverán a contarlas al amanecer. Antonio, Juan y Elpidio, agradecen estas “estaciones de servicio” pecuarias. Atrás quedaron el inmenso coto de Cinco Navajos, próximo al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, y la Casa del Pozo de las Chozas, donde “pastan unas ovejas que da gloria verlas”.
Con cada jornada amanece un nuevo paisaje. En la Sierra de Alhambra huele a romero, a tomillo, un frescor que alivia el arduo caminar por sus laderas. La Cañada desemboca en el cruce con la carretera que une Villanueva de los Infantes con La Solana y algunos conductores no disimulan su impaciencia. El sediento rebaño se entretiene abrevando en el río Azuer. ¡Vamos, Tuerrrrrta!
En los últimos 40 años, la paulatina disminución del tránsito ganadero ha provocado el abandono físico y administrativo y, como efecto bumerán, el menor uso de las cañadas. El porcentaje de tramos perdidos se sitúa en torno al 30 por ciento a pesar de que al actual Ley de Vías Pecuarias remarca el aspecto “inalienable, imprescriptible e inembargable” de este patrimonio público de los españoles.

Cerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de AlhambraCerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de Alhambra

Por Sierra MorenaPor Sierra Morena


No es dormir al raso ni tragar polvo lo que retrae a los últimos trashumantes, sino las fincas, las vallas, las carreteras…


Han pasado 6 días. A la altura de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, fin de nuestro viaje, los pastores discuten con los guardas forestales. “Nos sentimos extranjeros en nuestra propia casa” se lamentan. Pero las veteranas Chispa y Gitana han enfilado ya el camino que conducirá a todas sus compañeras hasta el agostadero. Y puede que tras el largo y cálido verano, cuando llegue el momento de regresar al norte, la Tuerta se atreva a seducir a Violeta guiñándole su único ojo. ¡La madre que la parió!

Fiesta de la Trashumancia en MadridFiesta de la Trashumancia en Madrid



Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

Fotografías en blanco y negro de Sergio Pascual


Mas detalles sobre la Cañada Real de los Serranos:

Partiendo de Socuéllamos recorreremos la Llanura Manchega, amplia extensión, con una altitud entre los 600 y 700 m., caracterizada por su plenitud, horizontalidad y sus luminosos paisajes en donde los cultivos agrarios de secano han sustituido casi por completo al encinar manchego-aragonés que lo cubría prácticamente hasta la Edad Media, y en donde sobre todo se enseñorean las viñas – y sus cada día más apreciados y premiados vinos con denominación de origen – y los cultivos cerealísticos, bajo un clima mediterráneo continentalizado y seco.
Sin darnos casi cuenta, la cañada irá suavemente encajándose siguiendo la misma red fluvial, diluyéndose el paisaje manchego y adentrándonos poco a poco en el Campo de Montiel. Iremos remontando su altiplanicie (700-900m) o paramera de calizas y dolomías recubierta de manchones de masas de encinar, sabinar y matorral mediterráneo, en cuyo corazón con sorpresa descubriremos el complejo lagunar cárstico de calizas traverníticas más excepcional de Europa, las celebérrimas Lagunas de Ruidera, hoy Parque Natural, un rosario de 15 espléndidas lagunas cabalgándose una tras otra a lo largo de un profundo corredor de 30 km, de gran belleza y riquísima vegetación hidrófila y acuática.
Después, en contraste con ellas, en Alhambra y sus alrededores, un paisaje más desnudo mostrará algo de ese relieve de mesas, cerros testigos, ondulaciones, cuestas y muy especialmente las rojizas tonalidades de sus areniscas y arcillas triásicas que tanto identifican esta Comarca. Esta roca, bautizada como “moliz” por los canteros, desde época ibérica y romana ya era explotada como piedra de sillería para la construcción de los edificios más regios, para la escultura, para afilar armas, etc; y en época moderna en las iglesias y las fachadas blasonadas de la nobleza terrateniente de nuestras ciudades manchegas.
Nuevamente el paisaje será llano y netamente agrario (viñedos, olivos, cereales) sobre el que sobresaldrán elevándose a nuestro lado las sierras de Alhambra (1088 m.) y del Cristo, destacando con sus crestas de cuarcitas ordovícicas (propias de los relieves paleozoicos), revestidas de jarales, matorral de encinar, tomillos, etc.
A continuación, durante el cuarto y quinto tramo, iremos bordeando la comarca de Valdepeñas y de Mudela, transición entre el paisaje propiamente manchego y el serrano. Ahora los retazos de vegetación serrana mediterránea y las áreas adehesadas se harán más numerosas y habituales, sobre todo una vez pasamos junto al pantano de La Cabezuela y el río Jabalón, acercándonos progresivamente a los paisajes cada vez más netamente serranos de después de Castellar.
La Mancha y particularmente estas áreas esteparias del Campo de Montiel, cultivadas, con pastizales y pastos secos según las distintas estaciones, intercaladas con zonas de monte bajo y matorrales mediterráneo, son un hábitat idóneo para alimentar una fauna de mamíferos, aves y reptiles muy variada. Así a lo largo del trayecto podremos observar aves muy singulares como gangas, gavilanes, aguiluchos cenizos, sisones, cernícalos, zorzales, mirlos, alondras, gorriones trigueros, tordos… Por supuesto multitud de aves migratorias de paso mientras alzan el vuelo a la vecina Ruidera o al cercano Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Y con suerte a la majestuosa y corpulenta pero amenazada avutarda. Sin olvidarnos obviamente de la brava perdiz roja, tan apreciada cinegéticamente. Entre los mamíferos: zorros, garduñas, liebres, conejos; o jabalíes y ciervos.
Esta Cañada nos sirve asimismo como un gran eje en torno al cual descubrir la rica historia de estos territorios y para acercarnos a visitar pueblos muy próximos como Tomelloso, Argamasilla de Alba, La Solana, Alhambra, Villanueva de los Infantes, Fuenllana, San Carlos del Valle, Valdepeñas, Torrenueva, Carrizosa, Torre de Juan Abad
En lo alto de las Sierras de Alhambra y del Cristo se conservan restos de poblados prehistóricos amurallados de la Edad del Bronce, testimonios de la presencia de pobladores autóctonos desde muy antiguo. Destacan el óppidum ibérico y la posterior ciudad romana de Alhambra, Laminium, citada por Plinio y Estrabón, una de las poblaciones con más continuidad histórica si tenemos en cuenta que su fortaleza de origen musulmán se levanta sobre otro poblado prehistórico y que en la ladera Sur del pueblo podemos ver la necrópolis visigoda de Las Eras.
Tampoco debemos olvidar que surcaremos un paisaje con una marcada dimensión literaria gracias a escritores como Cervantes, Quevedo, Galdós, Azorín o García Pavón, entre otros.
Si eres amante de la vegetación de interior (mediterránea) para hacer un descanso en la ruta, te puedes adentrar entre las encinas y coscojas y en las zonas de cardos buscar las tan apreciadas setas de cardo, delicia gastronómica de la zona.


Recomendaciones:

Este gran recorrido de casi 140 km cruza de Norte a Sur el lado oriental de la provincia de Ciudad – Real, siguiendo la Cañada Real Conquense, una de las más largas de España.
Os recomendamos estructurar la ruta en seis tramos: el primero, de 25 km, parte de la ermita de San Isidro en Socuéllamos, hasta el km. 141,8 de la carretera CM 400 (Tomelloso – Munera); el segundo, de 23 km, desde este punto hasta Ruidera y sus Lagunas; un tercero, de 20 km, nos acerca hasta Alhambra. El cuarto, de 25 km, nos lleva a Pozo de La Serna; el penúltimo, de 24 km, hasta el km 7,6 de la CR 614 (Torrenueva – Torre de Juan Abad); el último de 23 km Culmina a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, junto a la carretera CRP 610 (Castellar – Aldeaquemada).
A lo largo del recorrido nos encontraremos con paneles generales informativos, además de las correspondientes señales de dirección.
Recomendamos los meses de las estaciones de otoño, invierno y primavera para su realización. También ir provistos de: agua para prevenir la deshidratación, alzado ligero de montaña y prendas olgadas adecuadas a las temperaturas con colores poco llamativos. También, llevar prismáticos, andar en silencio para una mejor observación de la fauna, no cortar porque sí plantas o flores, no encender hogueras ni dejar desperdicios. Respetemos en todo momento los lugares y los animales con que podamos encontrarnos.

Panel Cañada Real de los SerranosPanel Cañada Real de los Serranos

Señales Cañada Real de los SerranosSeñales en los senderos de gran recorrido

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De turismo por las iglesias fortificadas del Campo de Montiel

Villanueva de los Infantes

La constante lucha vital del ser humano, batallada cada día de su existencia, suponía una constante y un reto cotidiano sobre todo en la aparentemente lejana Edad Media. Tan cercana aún en la adversidad que en muchos aspectos perdura en el Campo de Montiel como tierra insegura y fronteriza.
Hoy la incertidumbre no se atisba en el horizonte bajo los estandartes almohades o almorávides. Ni de los pendones de Castilla o la Orden de Santiago.
Hoy como siempre, determina la vida en esta áspera meseta, sedienta y reseca como el esparto, la climatología.
La carencia de lluvias y su desigual reparto a lo largo del año, dificultan de modo determinante la regularidad de cultivos que permitan previsiones de vida más o menos estables a corto o medio plazo. Ni siquiera el resistente olivo es tan prolífico aquí como en la cercana Andalucía. Cuando no es la sequía son las heladas. Constantes batallas desde que la Orden de Santiago dejó de luchar contra el califato de Córdoba o el reino de Granada.
Lógico que la dureza de esta tierra evada a sus moradores a buscar más fáciles y mejores formas de vida en metrópolis como Madrid, Valencia o Barcelona.
El Campo de Montiel libra su última batalla por mantener su identidad y preservar el imponente legado histórico cedido a través del permanente sacrificio vital de cientos de generaciones a lo largo de casi un milenio desde la pacificación y administración de este territorio a través de la Orden de Santiago.

Paisaje del Campo de Montiel Paisaje del Campo de Montiel

Castillo de la EstrellaCastillo de la Estrella. Autor, Juan Amores

Ermita del Santisimo Cristo de la Expiración, MontielErmita del Santísimo Cristo de la Expiración, Montiel

Concierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián. Autor, Juan Pedro GarcíaConcierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián. Autor, Juan Pedro García

Iglesia de Santa María Magdalena, AlcubillasIglesia de Santa María Magdalena, Alcubillas

Tras la Batalla de las Navas de Tolosa, a principios del siglo XIII, las primeras edificaciones religiosas de esta vetusta comarca se erigían entre la fortaleza de los protectores castillos o en su inmediata cercanía.
De forma paulatina y natural fueron adquiriendo la fisonomía de las fortalezas que las cobijaban hasta emanciparse de las mismas ya en el siglo XVI, tras la conquista de Granada y la certeza de un territorio libre de invasiones.
A lo largo de los siglos comprendidos entre la batalla de Las Navas y la adhesión de Granada, se fueron sucediendo toda una serie de recintos dedicados al culto cristiano en cada uno de los sitios protegidos por una fortaleza. Ya fuera castillo, torre o recinto fortificado.
Tanto el origen histórico como espiritual del actual Campo de Montiel gestionado por la Orden de Santiago, lo encontramos en el Castillo de la Estrella de Montiel. Desde el interior del castillo, hasta su ladera como a sus pies, se hallan los restos de la primera iglesia de esta comarca, dedicada a Santiago. Con el desarrollo del pueblo en la ladera sur del castillo, se erigió en estilo mudéjar, adosada a la fortaleza de la muralla de la villa, la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella. Y justo en la ladera opuesta, la norte, a los pies del cerro, el convento de los caballeros de Santiago. Ermita hoy consagrada al Santo Cristo de Montiel.
Las primitivas iglesias de la zona que todavía muestran restos apreciables, como la de Torres, demuestran su vocación militar y fortaleza guerrera en la austeridad de su estructura. Desde aquí en el mismo centro del santiaguista Campo de Montiel se aprecia el portentoso paisaje medieval que mantiene el tiempo a merced de los cultos ojos de todo observador capaz de percibir la imperturbable atmósfera caballeresca de esta tierra tan bien nombrada en el Quijote.
En La Solana, además de las monumentales bóvedas de Santa Catalina, edificadas junto a la primitiva fortaleza, debemos disfrutar la primitiva iglesia de la villa, hoy ermita de san Sebastián, donde se conserva el mejor artesonado mudéjar de la comarca.
En Alcubillas el maravilloso juego de volúmenes que distinguen con precisión las distintas épocas constructivas de la única iglesia de la zona que conserva otra de las estructuras primitivas mudéjares.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaIglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa

Visitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaVisitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa. Autor, Antonio Bellón Márquez

bóvedas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaUna de las bóvedas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa

Iglesia de San Andrés Apóstol, Villamanrique. Autor, Miguel FelgueraIglesia de San Andrés Apóstol, Villamanrique. Autor, Miguel Felguera

Plaza Mayor de Villanueva de los InfantesPlaza Mayor de Villanueva de los Infantes. Autor, Antonio Bellón Márquez

Bóvedas de la iglesia de San Andrés, Villanueva de los InfantesBóvedas de la iglesia de San Andrés, Villanueva de los Infantes. Autor, Antonio Bellón Márquez

Vista aérea de Puebla del Príncipe

Iglesia de San Vicente Mártir, CózarIglesia de San Vicente Mártir, Cózar

Iglesia de Santiago el Mayor, Torrenueva

De aquí pasamos a las portentosas naves góticas de Villahermosa, Villamanrique, Membrilla, Villanueva de los Infantes (Patrimonio Artístico – Nacional), Puebla del Príncipe, Cózar y Torrenueva. Grandiosos templos que tuvieron la suerte de ampliarse en el siglo XVI en gótico flamígero o estilo Reyes Católicos español, emparentando ya con el Renacimiento, sirviendo de transición con el final del gótico.
Destacables las románticas ruinas de Santa Catalina de Fuenllana. Edificadas también en el XVI por el suegro de Vandelvira, Francisco de Luna, donde la cantería nos legó obras maestras de calidad indiscutible como el arco retablo de la capilla de san Pedro hoy conservada en el convento agustino.
Todo el proceso evolutivo desde las primeras edificaciones religiosas en esta tierra a manos de los caballeros de Santiago hasta prácticamente hoy, es posible apreciarlo en la totalidad de esta maravillosa y rural comarca que se distingue como la más monumental y la que mejor conserva el paisaje agrario ancestral de los cultivos cerealistas.
Con la llegada del Barroco, algunos templos de la zona rehicieron las ruinosas bóvedas góticas maltratadas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Perfectamente apreciable tal proceso en las bóvedas de cañón de Terrinches, Albaladejo, Torre de Juan Abad o san Sebastián de Montiel.
Destacable por la belleza de su factura y el origen primigenio del gótico en esta tierra, el santuario de Luciana en Terrinches. Joya arquitectónica en sí misma, enriquecida además con el retablo renacentista. Que junto con el de Torre de Juan Abad son los dos más importantes de la zona.
Y la planta basilical de columnas de la nave reconstruida de la iglesia de Almedina, donde se encontraba el retablo más valioso de la zona, pintado por Yáñez de Almedina, desaparecido con el terremoto de Lisboa.
Todo un universo artístico inmerso en un mundo legendario, repleto de curiosidades, en el marco de la autenticidad de una tierra pintoresca donde las haya. El muy cervantino Campo de Montiel.

Santa Catalina, FuenllanaSanta Catalina, Fuenllana. Autor, Antonio Bellón Márquez

Arco retablo de la capilla de san Pedro, FuenllanaArco retablo de la capilla de san Pedro, Fuenllana

Por el interior del convento de los Agustinos, FuenllanaPor el interior del convento de los Agustinos, Fuenllana. Autor, Antonio Bellón Márquez

Bóveda de cañón, iglesia de Santo Domingo de Guzmán, Terrinches. Autor, Pedro Castellanos

Iglesia de Santiago Apóstol, Albaladejo Iglesia de Santiago Apóstol, Albaladejo. Autor, Antonio Bellón Márquez

Iglesia de Nuestra Señora de los Olmos, Torre de Juan AbadIglesia de Nuestra Señora de los Olmos, Torre de Juan Abad. Autor, Antonio Bellón Márquez

Iglesia de San Sebastián, Montiel. Autor, Juan Amores Iglesia de San Sebastián, Montiel. Autor, Juan Amores

Fachada de la Iglesia de Santa María, Almedina. Autor, Juan AmoresFachada de la Iglesia de Santa María, Almedina. Autor, Juan Amores


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano


Fotografía de portada: detalle de una capilla en el cementerio de Villanueva de los Infantes. Autor, Robert Daguerre

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La Solana, tierra de azafrán y de artesanía

Cuentan algunas leyendas que esta villa era llamada El cerro de los Dioses de Cristal en tiempos de los oretanos, cuando un palacio de cristal, lleno a su vez de estrellas, ocupaba el lugar


La Solana se encuentra en un alto que destaca sobre la llanura manchega y, haciendo honor a su nombre, a menudo iluminada por el sol. En efecto, la luz y el sol están metidos en la raíz de este pueblo hasta el punto de que una leyenda cuenta que en tiempos muy antiguos –se remontan a la época prerromana- había un resplandeciente palacio de cristal en lo alto del alcor que recibía el nombre de Cerro de los Dioses de Cristal. No un palacio, pero sí existía un bastión defensivo en la Edad Media, castillo que pasó de manos árabes a cristianas hasta quedar definitivamente en posesión de estos últimos a comienzos del siglo XIII, a raíz de la batalla de las Navas de Tolosa. Pronto sería encomendada a la Orden de Santiago la repoblación de la plaza; sus primeros habitantes estacionales eran, según numerosas fuentes, pastores que bajaban con su ganado por la Cañada Real Soriana, hasta que ya a finales del siglo la población se fue estabilizando.

La Solana tiene tradición y presente de población artesana. De antiguo proceden la alfarería, la forja artística, la elaboración de botas para vino, el trabajo del esparto… Pero hay dos producciones, además de la de aceites y quesos, que han distinguido a esta localidad: el cultivo del azafrán y la fabricación de hoces, que hoy día ha dejado paso a la industria de herramientas y aperos para el campo.

Iglesia de Santa Catalina.Iglesia de Santa Catalina. Autor, Pablo Mirón

Plaza Mayor de La Solana. Autor, José Mª SánchezPlaza Mayor de La Solana. Autor, José Mª Sánchez

Patio de la casa de la iglesia de Santa Catalina. Autor, Juan Pedro GarcíaPatio de la casa de la iglesia de Santa Catalina. Autor, Juan Pedro García

La Solana tiene un núcleo monumental que se desarrolla en un entorno no muy lejano a su maravillosa plaza Mayor. En ésta, de espléndidas proporciones, tres de sus lados presentan porches adintelados y soportales sobre arcos de medio punto, fechado en el siglo XVI. En el lado sur se levanta la espléndida parroquia de Santa Catalina, una obra gótica tardía y renacentista iniciada en 1420 y concluida en 1524. Posteriormente se añadieron elementos barrocos, como la torre.

Conviene fijarse en la galería elevada sobre arcos que recorre el exterior de la iglesia y la hermosa portada clasicista. En su interior, son notables las capillas laterales, las rejas de forja y las bóvedas estrelladas de su única nave. La torre se inscribe en el barroco y está considerada como una de las más majestuosas de la provincia de Ciudad Real.

Varios edificios religiosos de interés se despliegan en este núcleo de calles peatonales entorno a la plaza. La iglesia San Juan Bautista o el antiguo convento de los Trinitarios, y el Convento de las Madres Dominicas, ambos del siglo XVII. Aquí, las religiosas de clausura preparan por encargo unos deliciosos suspiros de monja.

Nuestro paseo religioso tiene un imprescindible final en la ermita de San Sebastián, que guarda un magnífico tesoro: un artesonado mudéjar, joya histórica labrada en nácar sobre madera de ébano. La ermita es gótica y pasa por ser el templo más antiguo de La Solana.

En cuanto a arquitectura civil, hay también un buen puñado de casas solariegas que se pueden ir viendo en recorrido por esta agradable zona alta de la población. Así, en la plaza de Don Diego y junto a la iglesia parroquial, nos encontramos con el palacio de los Condes de Casa Valiente o Casa de Don Diego, con un notable patio con columnas toscanas. Este palacio perteneció en origen al Marqués de la Ensenada, ministro de Carlos III. Muy cerca está la Casa de la Encomienda, con una bonita torre con el emblema de la Orden de Santiago.

Iglesia de San Juan Bautista, antiguo convento de TrinitariosIglesia de San Juan Bautista, antiguo convento de Trinitarios. Autor, Juan Pedro García

Concierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián.Concierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián. Autor, Juan Pedro García

Patio de la Casa de la Encomienda. Autor, Juan Pedro GarcíaPatio de la Casa de la Encomienda. Autor, Juan Pedro García

Casa de Don DiegoCasa de Don Diego. Autor, Juan Pedro García

Entre las actividades más destacadas en el terreno cultural, hay que reseñar la Semana de la Zarzuela, que se celebra todos los años en el mes de octubre. Un mosaico en la calle de Feria ilustra la afición de La Solana a este género musical escénico o teatral. Por él sabemos que el compositor Jacinto Guerrero y sus libretistas F. Romero y G. Fernández Shaw se inspiraron en este lugar para componer La Rosa del Azafrán, no en vano, se tiene constancia de que al menos desde principios del siglo XVIII se cultiva la planta del azafrán en La Solana.

Actualmente los campos de La Solana son los principales productores del afamado azafrán de La Mancha, el de mejor calidad de España.

La Solana cuenta también con un Festival de Cine con merecido y cierto prestigio. Un evento de cortometrajes combinado con encuentros, homenajes, exposiciones, gastronomía, vitivinicultura y sección oficial, que convierten a la ciudad en un interesante escenario durante el mes de diciembre.

Recolectando el azafrán. Autor, Juan Pedro GarcíaRecolectando el azafrán. Autor, Juan Pedro García

Azafrán. Autor, Juan Pedro GarcíaAzafrán. Autor, Juan Pedro García


La Solana y las hoces, la Barcelona de La Mancha, un libro de Aurelio Maroto Gómez-Pimpollo


Este libro editado por la Fundación Histórico-Cultural “Paulino Sánchez Delgado” de La Solana, brinda un merecido homenaje a una de las señas de identidad de La Solana, la fabricación de hoces, un producto elaborado artesanalmente que fue sustento de cientos de familias durante más de dos siglos, convirtiendo antaño a esta localidad en el mayor productor nacional de esta herramienta.

Un libro que en palabras del propio autor está: “Dedicado a todos los herreros solaneros que escribieron con su sudor y con su sangre, una de las páginas más maravillosas de La Solana. Una legión de héroes, herreros de raza, de dinastía, que llegaban y se iban de la fragua con la luz encendida, se helaban las manos afilando en el remolino en las mañanas de enero o se cocían forjando a macho y martillo las tardes de julio”.

Nuestro homenaje también a todos los segadores que durante siglos y siglos, se sirvieron de esta herramienta tan humilde y tan práctica, para recolectar los cereales de nuestros campos.



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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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La Huerta Manchega

portada huerta manchega Campo de Montiel turismo sostenible

A finales de los años 60 del siglo XX, la última etapa de la Edad Media se oía y se veía en los pueblos del Campo de Montiel, en multitud de estampas cotidianas que para cualquiera de los escasos forasteros que se aventuraban a explorar estas tierras remotas; parecían algo irreal, fantástico e insólito


El traqueteo lento y repetitivo de los carros de los hortelanos procedentes de El Romeral. Antigua dehesa boyal transformada en inmensa huerta entre Villanueva de los Infantes y Fuenllana que abastecía durante todo el verano y principios del otoño las frescas despensas encaladas, donde reposaban también los chorizos en la pringue de las orzas. Y los quesos y las perdices en escabeche y los jamones colgados. Bodegones propios de los grabados de Gustavo Doré para el Quijote.

Huertas en el Campo de MontielHuertas en el Campo de Montiel

Despensa de La ManchaDespensa de La Mancha

En las partes sombreadas de la plaza, las fachadas orientadas al norte, perduraba más tiempo la fresca sombra hasta casi el mediodía. Momento que ya estaba todo vendido y la caravana de carros y tartanas ordenaba su regreso por el camino de la Huerta del Cura o de La Solana. Unos hacia Villanueva de los Infantes, otros hacia las huertas del Romeral.
Por las mañanas bien temprano. Antes de que el implacable sol del augusto verano calentase la tersura viva y apetitosa de los sabrosos tomates, pimientos, judías verdes, calabacines, zanahorias, patatas, cebollas… Los carros llegaban al pueblo haciendo retumbar el empedrado de las calles al tiempo que las herraduras de las mulas y borricos avisaban con naturalidad y sosiego que en breves instantes, el mercado medieval de la plaza quedaría constituido como todos los lunes, desde la Edad Media.
A la sombra del carro, el fiel perro del hortelano, sesteando y vigilando. Las sandías abiertas como inmensos rubíes expuestas a los sedientos ojos de los compradores. Montones de melones chinos y de corteza. Calabazas, ristras de ajos. Todo pura y llanamente natural. Abonado con el estiércol de las mismas mulas que araban y acarreaban.

El burro y el hortelanoEl burro y el hortelano

Tomates de la huerta manchegaTomates de la huerta manchega

Ver la caravana, tranquila, caminando sin tiempo. Detenida en la historia, transitando el siglo XX como si fuera el XVIII o incluso el XIII, cuando todavía este legendario Campo de Montiel formaba parte ya por breve tiempo de la Cora de Jaén. Cuando todavía éramos andalusíes y formábamos parte de la tierra más culta de Occidente con capital en Córdoba; esta tierra heredada por La Mancha de los árabes que la regaron con norias y acequias en la multitud de alquerías que la alimentaron, aún hoy en el XXI permanece inmersa en esa atmósfera rural y hortelana que abastecía de vitaminas multicolores la salud de sus moradores.

La noria, clave en la huerta manchegaLa noria, clave en la huerta manchega

El pozo de la huerta manchegaEl pozo de la huerta manchega

Los atardeceres de verano, ya no dejan ver las norias de sangre con un pobre burro condenado a dar vueltas al ronde con los ojos vendados regando la tierra. Pero sí hacen ruido con los escasos motores que activan los pocos artes de hierro que todavía empapan por goteo buenos bancales de pimientos, tomates, espinacas, acelgas y judías.
También nos quedan las casas de las huertas heredadas de las alquerías. Donde vivían los hortelanos desde mayo hasta los Santos. Donde El Romeral y la Frescura en Villanueva de los Infantes, constituían curiosos poblados de hortelanos con hábitat disperso. Campos salpicados de huertas adornados con pequeñas casas de una planta. Cuya traza y distribución responden a la más estricta utilidad. Cocina con chimenea, dos pollos a los lados para dormir, un portal pequeño dormitorio a un lado. Las más elementales.
Lo mismo pero además con corral y cuadras adosadas al cuerpo principal para las más completas. Pero todas con la misma imagen. Hermosa imagen de un mundo rural ancestral que originó toda una forma de vida.

La casa de un hortelano en el Campo de Montiel
La casa de un hortelano en el Campo de Montiel

Sería muy oportuno comenzar a valorar esta zona de huertas y además de servir de abastecimiento y rentabilidad agrícola, multiplicaran sus recursos siendo puestas en valor como atractivo turístico y cultural. Conservar y potenciar su arquitectura y la posibilidad de horticultura saludables a través de cultivo ecológico.
Es curioso que de los cientos de norias que abastecían las cuantiosas huertas de Villanueva de los Infantes, Alcubillas, Fuenllana, Almedina, Montiel y varios pueblos más de la comarca, apenas queden ejemplos originales. Al igual que las construcciones que servían de refugio y almacén para los hortelanos.
Pero con todo, si se desea, se está muy a tiempo de preservar un patrimonio cultural excepcional que bien puede servir de complemento económico y entretenimiento ocioso a todos aquellos que valoran la belleza de lo auténtico y lo cultural. Tanto el paisaje que acoge las huertas como el valor de los elementos arquitectónicos y etnográficos que las componen constituyen un testimonio de valor excepcional de la trayectoria histórica de esta singular comarca del Campo de Montiel.
Distinguida entre otras muchas cosas, por ser a la vez, la tierra de origen de los primeros pasos de las aventuras de Don Quijote y la única tierra andalusí de La Mancha.
Tesoro y valores que suman a los muchos que posee este rincón de Castilla a los pies de Sierra Morena. Donde el pimiento de Villanueva de los Infantes espera con paciencia ese lugar que le corresponde como uno de los mejores productos de la tierra. Donde el pisto manchego espera desde siempre a ser considerado por el mundo entero como uno de los platos más saludables y deliciosos de la gastronomía manchega.

La alegría de la huerta. RecuerdosLa alegría de la huerta. Recuerdos


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano

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Campo de Montiel. Patrimonio de la Humanidad

Torre de Juan Abad

Pocos conocen el primer espacio por donde comenzó a caminar la imaginación de Cervantes, describiendo a Don Quijote a lomos de Rocinante, acompañado por Sancho en el rucio, aventurándose en la incertidumbre y el deseo por adquirir fama, desde su salida en un amanecer de julio.

El aura atemporal que todavía envuelve a esta comarca la mantiene como lo más cercano a la imagen que pudo encontrar el recaudador de impuestos trajinando entre la Corte y Andalucía, deteniéndose en nuestras ventas o tratando con acaudalados propietarios de mayorazgos.

La situación y trama urbana de los pueblos permanece básicamente igual a la de hace cuatro siglos. Variada en cuanto al crecimiento de la misma. La adaptación de las viviendas a la época actual y las infraestructuras viarias. Pero aunque encontremos un cierto desorden urbanístico que altera la armonía y la imagen de conjunto de un pueblo atractivo acorde con su identidad y trayectoria cultural; si que es posible advertir como fueron siempre. Pues los núcleos originarios permanecen fieles a la génesis que iba trazando sus calles. La volumetría de las casas se mantiene a dos o tres alturas, preservando la horizontalidad propia de estas latitudes. Entre cuyo caserío blanco sobresalía la poderosa torre del castillo o de la iglesia.

Paseando por Villanueva de los Infantes. Autor, Enaire Fotografía

Paseando por Villanueva de los Infantes. Autor, Enaire Fotografía

No perdemos la esperanza por preservar y potenciar la identidad de nuestros pueblos para poder compartirlos como agradable destino turístico. Trabajamos para transmitir los múltiples beneficios que nos reporta a todos habitar y compartir entornos equilibrados con la comodidad actual y la identidad cultural tradicional.

Por suerte el Campo de Montiel conserva un conjunto de veintitrés pueblos descritos en las Relaciones Topográficas de Felipe II, que todavía permanece tal cual en su esencia, aunque maquillado por falta de atención a su auténtico valor. Pudiendo atisbar en todos sus pueblos, ese mundo que sirvió de inspiración a la genial novela.

Destaca Villanueva de los Infantes como Conjunto Histórico Artístico Nacional. Su riqueza patrimonial poblada de iglesias, ermitas, palacios y casas populares, la convierten en una ciudad para ser visitada con calma. Donde además te sorprenderás encontrando la Casa de Estudios donde estuvo Jiménez Patón, Lope de Vega, Quevedo y más literatura de primera línea.
Atraen sus calles principales repletas de portadas blasonadas, pero no hay que dejar de recorrer muchas otras de estilo popular que muestran el encanto que conoció Cervantes, y hoy dan imagen material de lo que pudo ser el mundo que vieron sus inspirados ojos, pensando en Don Quijote.

Interior de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa. Autor, Miguel Andújar

Interior de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa. Autor, Miguel Andújar

El conjunto de iglesias-fortaleza de la comarca, erigidas por la Orden de Santiago merece una visita exclusiva. Empezando por La Solana y finalizando en Alhambra podremos descubrir templos majestuosos como los de Membrilla, Torrenueva, Villahermosa, Villanueva de los Infantes, Cózar, Alcubillas, Terrinches, Puebla del Príncipe, Almedina, Torre de Juan Abad, Ossa de Montiel, Villamanrique, Albaladejo, o ruinas de Fuenllana.

Castillo de Santa Catalina. Autora, Mª Angeles Jiménez García

Castillo de Santa Catalina, Fuenllana. Autora, Mª Angeles Jiménez García

La oferta monumental de la comarca es variada y completa. Abarcando todos los periodos de la historia. En Terrinches se encuentra un conjunto megalítico de carácter funerario. Santuario para los pobladores de la Edad del Bronce, postrado ante el sol del invierno que amanece sobre la peña del Cambrón.
En Alhambra además de los vestigios romanos y la necrópolis visigoda, su castillo omeya reconstruido por los cristianos.
Villanueva de la Fuente asentada sobre Mentesa. Todavía por excavar las entrañas del gran pasado histórico que yace bajo la actual población.
El nutrido grupo de yacimientos de diversas épocas que jalona la Vía Hercúlea desde Villanueva de la Fuente hasta el límite con Andalucía en Puebla del Príncipe y las inmediaciones de Villamanrique.
El cinturón fronterizo de edificaciones fortificadas en torno al castillo de la Estrella de Montiel. Terrinches, muy bien restaurado como centro de interpretación de la Orden de Santiago. El torreón de Puebla del Príncipe. El gran castillo de Montizón en Villamanrique, acompañado por el maravilloso paisaje tendido a sus pies, defendido por ganaderías de reses bravas.

Las plazas mayores de La Solana, Villahermosa, San Carlos del Valle y Villanueva de los Infantes. El conjunto arqueológico de la villa medieval de Montiel y su castillo de La Estrella.

Panorámica del Castillo de La Estrella, Montiel. Autor, Ramón Alamo

Panorámica del Castillo de La Estrella, Montiel. Autor, Ramón Alamo

Los singulares santuarios, ermitas y parajes que dan cobijo en los campos a quien busca sosiego y belleza, también son numerosos. Virgen de La Antigua, Virgen de la Carrasca, Virgen de los Olmos, Virgen de los Desamparados, Virgen de Luciana. Las ermitas rurales de Villahermosa. Las ermitas urbanas de Torrenueva.

La fuente Imperial de Almedina merece una visita por sí sola. Complementada con el puente de piedra, la ermita de Los Remedios y las metafísicas vistas de su paisaje semidesértico.

Es muy enriquecedor para los ojos que buscan la autenticidad rural, pasear estos caminos o recorrer estas carreteras habitadas por pueblos inmersos en paisajes agrícolas que siguen roturando la tierra con el mismo proceso que los originó hace siglos.

Vista de Villamanrique. Autor, desconocido

Vista de Villamanrique. Autor, Miguel Felguera

La histórica y literaria comarca del Campo de Montiel, posee en su centro geográfico la fortuna de albergar una ciudad del Siglo de Oro en Villanueva de los Infantes, y una auténtica villa rural manchega en Fuenllana.

Y toda la comarca disfruta de una orografía ideal para disfrutarla a pie, bicicleta, o caballo. Paisajes amables acunados entre suaves ondulaciones adornadas con machas de monte mediterráneo.

Parajes grandiosos en las estribaciones de Sierra Morena como La Herrumbrosa en Castellar de Santiago, que unido al conjunto de espacios que llegan hasta la sierra de Relumbrar en Villanueva de la Fuente componen un mosaico de fauna y flora de valor excepcional.
Aves esteparias campando por las grandes extensiones cerealistas. Rapaces sobrevolando los fantasiosos sueños del Quijote. Búhos reales internos en la lejanía del monte, sonando en las noches de invierno.
Y por supuesto el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Espacio excepcional que debe ser tratado de forma más completa que la simple mención en este artículo informativo.

desde terrinches la zona de pinos es la ermita de San Isidro de terrinches. Autora, Mariangeles Minguez Gomez

Panorámica de Sierra Morena desde Terrinches. Autora, María Angeles Mínguez Gómez

El Campo de Montiel, sin duda, pronto estará en la exclusiva lista de lugares Patrimonio de la Humanidad, un mundo marcado por Don Quijote que sorprende al visitante por la cantidad de recursos propios que atesora.

Puesta de sol en el Campo de Montiel

Puesta de sol en el Campo de Montiel


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano


Fotografía de portada: Trazado urbano de Torre de Juan Abad. Autor, Cogolludo