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Mazapán de Toledo

mazapan Toledo

Mucho sabor en el mazapán, uno de los dulces más populares de Toledo y de toda España


El dulce toledano por excelencia es sin duda el mazapán; su sencilla (y ancestral) receta a base de almendras y azúcar ha hecho que se convierta en uno de los recursos gastronómicos estrella de la Ciudad Imperial.

Ya en el siglo XVI se hablaba del mazapán de Toledo y aún hoy las bocas siguen haciéndose agua al mencionarlo. Este dulce, elaborado de forma artesanal a base de almendra molidas y azúcar, es una de las delicias más típicas de la gastronomía castellanomanchega.

Aunque en España se consume principalmente en Navidad, en Toledo es el dulce por antonomasia y se elabora y vende durante todo el año.

Toledo

UN POCO DE HISTORIA SOBRE EL MAZAPÁN DE TOLEDO…

Relata la leyenda que, debido a las incursiones de los Almohades, que asolaron numerosas tierras del sur de Castilla, la población se refugió en Toledo. Allí, la situación ya era delicada por la falta de alimentos, lo que, unido al incremento de habitantes, produjo una gran hambruna.
La importancia de la riqueza de la Iglesia que le deparaba numerosas rentas, no sólo en dinero sino también en tierras y en productos de éstas, hizo que hubiera grandes reservas de almendras provenientes de los Cigarrales Toledanos.
Se decidió mezclar dicho fruto con la cantidad de azúcar que tenían, obteniendo un producto de gusto agradable y gran capacidad alimenticia, con el que se palió el hambre de la población.

Es en la época de Alfonso Vlll cuando aparece el término de Mazapán de forma expresa.

Y en pleno siglo XIII llega el momento en que Toledo adquiere gran prestigio con su gremio de confiteros, de cuyas filas salen los más afamados reposteros de los reinos de España.

Se juntan aquí la historia y la leyenda, pues el azúcar era un bien escaso y caro, solo al alcance de unos pocos y, probablemente, más utilizado en farmacia para matizar el sabor de algunas medicinas.

El rigor con que se mantienen hoy las recetas de elaboración del mazapán, aumenta la fama del mazapán de Toledo, que va llegando, poco a poco, a todas y cada una de las mesas de España y del mundo entero, convirtiéndose en santo y seña de los postres navideños (y sobremesas durante todo el año), junto a los polvorones y los turrones.

mazapan chocolate

De antiguo tres siglos dan
los doctos historiadores,
que el manchego mazapán
a la mesa, presta honores.
Almendra, azúcar y miel
en los hornos artesanos
de los pueblos toledanos
se funden para ofrecer
a quien sea, o no, goloso,
saborear con placer
tras un condumio copioso
con el que ahuyentar el hambre
un manjar que sabe a gloria,
que tildan de oscura historia
y discutida raigambre,
pues si hoy dicen que es semita
se afirma, otro cualquier día,
que es árabe o es judía,
pero me apuesto una mano
que cortáreis, de dedo a dedo,
a que es de La Mancha, hermano,
el mazapán de Toledo.

Moldeado en figuritas,
comerlo es mi gran placer
por Reyes y Navidad,
en fiestas tradicionales
y siempre, de vez en vez,
en las tardes invernales,
al tiempo que veo caer
– como divino maná -,
lluvia por los ventanales,
en tanto, que junto al fuego,
que atizo con viejos leños,
leo, como, duermo y sueño
que el mundo es un mazapán
del que soy único dueño.

NUESTRA RECETA…

La receta del mazapán toledano es muy sencilla y no ha sufrido alteraciones desde hace cientos de años, con ingredientes totalmente naturales: almendras, azúcar y huevos.

INGREDIENTES:
• 250 gr. de azúcar glass
• 250 gr. de almendra molida
• 1 clara de huevo
• 1 yema de huevo

PREPARACIÓN:
Poner en un recipiente el azúcar glas, la almendra molida y una clara de huevo. Mezclar amasando hasta obtener una pasta homogénea. Dejar reposar la masa unas horas en sitio fresco. Cuando se vaya a utilizar, se espolvorea con el azúcar glas, se amasa otra vez y se le da la forma deseada. Se pintan las figuras con yema y se meten unos minutos a horno fuerte.

mazapan piñones

¿Dónde comprar el mejor mazapán de Toledo?

Cada obrador tiene su toque especial, aunque la base de la pasta de mazapán es siempre mitad de azúcar y mitad de almendra.

Obradores artesanales de mazapán:
• Santo Tomé.
• Casa Telesforo.
• Mazapanes Conde.

Conventos que elaboran y venden mazapán:
• Convento de Jesús y María.
• Convento de San Clemente.
• Convento de San Antonio de Padua.
• Convento de Santo Domingo el Antiguo.
• Convento de Santo Domingo el Real.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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De turismo por las iglesias fortificadas del Campo de Montiel

Villanueva de los Infantes

La constante lucha vital del ser humano, batallada cada día de su existencia, suponía una constante y un reto cotidiano sobre todo en la aparentemente lejana Edad Media. Tan cercana aún en la adversidad que en muchos aspectos perdura en el Campo de Montiel como tierra insegura y fronteriza.
Hoy la incertidumbre no se atisba en el horizonte bajo los estandartes almohades o almorávides. Ni de los pendones de Castilla o la Orden de Santiago.
Hoy como siempre, determina la vida en esta áspera meseta, sedienta y reseca como el esparto, la climatología.
La carencia de lluvias y su desigual reparto a lo largo del año, dificultan de modo determinante la regularidad de cultivos que permitan previsiones de vida más o menos estables a corto o medio plazo. Ni siquiera el resistente olivo es tan prolífico aquí como en la cercana Andalucía. Cuando no es la sequía son las heladas. Constantes batallas desde que la Orden de Santiago dejó de luchar contra el califato de Córdoba o el reino de Granada.
Lógico que la dureza de esta tierra evada a sus moradores a buscar más fáciles y mejores formas de vida en metrópolis como Madrid, Valencia o Barcelona.
El Campo de Montiel libra su última batalla por mantener su identidad y preservar el imponente legado histórico cedido a través del permanente sacrificio vital de cientos de generaciones a lo largo de casi un milenio desde la pacificación y administración de este territorio a través de la Orden de Santiago.

Paisaje del Campo de Montiel Paisaje del Campo de Montiel

Castillo de la EstrellaCastillo de la Estrella. Autor, Juan Amores

Ermita del Santisimo Cristo de la Expiración, MontielErmita del Santísimo Cristo de la Expiración, Montiel

Concierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián. Autor, Juan Pedro GarcíaConcierto de música sefardí, artesonado mudéjar y frescos en la ermita de San Sebastián. Autor, Juan Pedro García

Iglesia de Santa María Magdalena, AlcubillasIglesia de Santa María Magdalena, Alcubillas

Tras la Batalla de las Navas de Tolosa, a principios del siglo XIII, las primeras edificaciones religiosas de esta vetusta comarca se erigían entre la fortaleza de los protectores castillos o en su inmediata cercanía.
De forma paulatina y natural fueron adquiriendo la fisonomía de las fortalezas que las cobijaban hasta emanciparse de las mismas ya en el siglo XVI, tras la conquista de Granada y la certeza de un territorio libre de invasiones.
A lo largo de los siglos comprendidos entre la batalla de Las Navas y la adhesión de Granada, se fueron sucediendo toda una serie de recintos dedicados al culto cristiano en cada uno de los sitios protegidos por una fortaleza. Ya fuera castillo, torre o recinto fortificado.
Tanto el origen histórico como espiritual del actual Campo de Montiel gestionado por la Orden de Santiago, lo encontramos en el Castillo de la Estrella de Montiel. Desde el interior del castillo, hasta su ladera como a sus pies, se hallan los restos de la primera iglesia de esta comarca, dedicada a Santiago. Con el desarrollo del pueblo en la ladera sur del castillo, se erigió en estilo mudéjar, adosada a la fortaleza de la muralla de la villa, la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella. Y justo en la ladera opuesta, la norte, a los pies del cerro, el convento de los caballeros de Santiago. Ermita hoy consagrada al Santo Cristo de Montiel.
Las primitivas iglesias de la zona que todavía muestran restos apreciables, como la de Torres, demuestran su vocación militar y fortaleza guerrera en la austeridad de su estructura. Desde aquí en el mismo centro del santiaguista Campo de Montiel se aprecia el portentoso paisaje medieval que mantiene el tiempo a merced de los cultos ojos de todo observador capaz de percibir la imperturbable atmósfera caballeresca de esta tierra tan bien nombrada en el Quijote.
En La Solana, además de las monumentales bóvedas de Santa Catalina, edificadas junto a la primitiva fortaleza, debemos disfrutar la primitiva iglesia de la villa, hoy ermita de san Sebastián, donde se conserva el mejor artesonado mudéjar de la comarca.
En Alcubillas el maravilloso juego de volúmenes que distinguen con precisión las distintas épocas constructivas de la única iglesia de la zona que conserva otra de las estructuras primitivas mudéjares.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaIglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa

Visitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaVisitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa. Autor, Antonio Bellón Márquez

bóvedas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, VillahermosaUna de las bóvedas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Villahermosa

Iglesia de San Andrés Apóstol, Villamanrique. Autor, Miguel FelgueraIglesia de San Andrés Apóstol, Villamanrique. Autor, Miguel Felguera

Plaza Mayor de Villanueva de los InfantesPlaza Mayor de Villanueva de los Infantes. Autor, Antonio Bellón Márquez

Bóvedas de la iglesia de San Andrés, Villanueva de los InfantesBóvedas de la iglesia de San Andrés, Villanueva de los Infantes. Autor, Antonio Bellón Márquez

Vista aérea de Puebla del Príncipe

Iglesia de San Vicente Mártir, CózarIglesia de San Vicente Mártir, Cózar

Iglesia de Santiago el Mayor, Torrenueva

De aquí pasamos a las portentosas naves góticas de Villahermosa, Villamanrique, Membrilla, Villanueva de los Infantes (Patrimonio Artístico – Nacional), Puebla del Príncipe, Cózar y Torrenueva. Grandiosos templos que tuvieron la suerte de ampliarse en el siglo XVI en gótico flamígero o estilo Reyes Católicos español, emparentando ya con el Renacimiento, sirviendo de transición con el final del gótico.
Destacables las románticas ruinas de Santa Catalina de Fuenllana. Edificadas también en el XVI por el suegro de Vandelvira, Francisco de Luna, donde la cantería nos legó obras maestras de calidad indiscutible como el arco retablo de la capilla de san Pedro hoy conservada en el convento agustino.
Todo el proceso evolutivo desde las primeras edificaciones religiosas en esta tierra a manos de los caballeros de Santiago hasta prácticamente hoy, es posible apreciarlo en la totalidad de esta maravillosa y rural comarca que se distingue como la más monumental y la que mejor conserva el paisaje agrario ancestral de los cultivos cerealistas.
Con la llegada del Barroco, algunos templos de la zona rehicieron las ruinosas bóvedas góticas maltratadas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Perfectamente apreciable tal proceso en las bóvedas de cañón de Terrinches, Albaladejo, Torre de Juan Abad o san Sebastián de Montiel.
Destacable por la belleza de su factura y el origen primigenio del gótico en esta tierra, el santuario de Luciana en Terrinches. Joya arquitectónica en sí misma, enriquecida además con el retablo renacentista. Que junto con el de Torre de Juan Abad son los dos más importantes de la zona.
Y la planta basilical de columnas de la nave reconstruida de la iglesia de Almedina, donde se encontraba el retablo más valioso de la zona, pintado por Yáñez de Almedina, desaparecido con el terremoto de Lisboa.
Todo un universo artístico inmerso en un mundo legendario, repleto de curiosidades, en el marco de la autenticidad de una tierra pintoresca donde las haya. El muy cervantino Campo de Montiel.

Santa Catalina, FuenllanaSanta Catalina, Fuenllana. Autor, Antonio Bellón Márquez

Arco retablo de la capilla de san Pedro, FuenllanaArco retablo de la capilla de san Pedro, Fuenllana

Por el interior del convento de los Agustinos, FuenllanaPor el interior del convento de los Agustinos, Fuenllana. Autor, Antonio Bellón Márquez

Bóveda de cañón, iglesia de Santo Domingo de Guzmán, Terrinches. Autor, Pedro Castellanos

Iglesia de Santiago Apóstol, Albaladejo Iglesia de Santiago Apóstol, Albaladejo. Autor, Antonio Bellón Márquez

Iglesia de Nuestra Señora de los Olmos, Torre de Juan AbadIglesia de Nuestra Señora de los Olmos, Torre de Juan Abad. Autor, Antonio Bellón Márquez

Iglesia de San Sebastián, Montiel. Autor, Juan Amores Iglesia de San Sebastián, Montiel. Autor, Juan Amores

Fachada de la Iglesia de Santa María, Almedina. Autor, Juan AmoresFachada de la Iglesia de Santa María, Almedina. Autor, Juan Amores


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano


Fotografía de portada: detalle de una capilla en el cementerio de Villanueva de los Infantes. Autor, Robert Daguerre

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Julio de 1212. Salvatierra y la gesta de las Navas de Tolosa (4ª Parte)

Salvatierra y la gesta de las Navas de Tolosa

En el campo cristiano y en plena oscuridad se iniciaron los preparativos para la batalla. Primero, espiritualmente. Luego planeando la estrategia a seguir junto a los fuegos del campamento, pues nadie probablemente pudo pegar ojo en aquella calurosa noche de julio. Al amanecer, tomaron las armas y salieron en ordenadas formaciones hacia el frente, donde el Califa almohade ya esperaba capitaneando a su ejército. Éste colocó en vanguardia tropas ligeras de árabes y bereberes, con arqueros y maceros de gran movilidad cuya misión consistía en desordenar la formación cristiana a base de ataques y retiradas prontas. En la línea principal, los almohades al centro y los árabes en los flancos. Y en retaguardia las fuerzas de reserva y el propio Califa, que se situaba en un palenque sobre una altitud del terreno y rodeado de su guardia, devotos esclavos de descomunales proporciones atados con cadenas entre sí.

Caballero cristiano. Escultura de bronce. Obra de Pí Belda

Caballero cristiano. Escultura de bronce. Obra de Pí Belda

La iniciativa de ataque partió de los caballeros cristianos, lanzados en bloque contra la vanguardia musulmana de modo que los arqueros perdieron bien pronto su eficacia. Deshecha la primera línea, el bloque montado de choque fue a dar con la parte principal de los enemigos, que bloquearon el ataque obligando entrar en batalla a las fuerzas principales cristianas: las de las cuatro Órdenes militares (Calatrava, Santiago, San Juan y Temple); las casas de Haro y de Lara e, intercalados con ellas, las milicias concejiles de Castilla. El ímpetu del ataque obligó al Califa a hacer uso muy pronto de sus fuerzas de reserva, mientras Alfonso VIII dejaba intactas las suyas en la retaguardia del lado cristiano. Éstas, compuestas por los hombres del arzobispo de Toledo y los de Téllez y Girones entraron oportunamente en liz, lo que fue decisivo para provocar el desorden y la retirada de los musulmanes en masa, con excepción de la guardia califal.

Tapiz que representa el momento álgido de la batalla de las Navas de Tolosa. Autor, desconocido

Tapiz que representa el momento álgido de la batalla de las Navas de Tolosa. Autor, desconocido

El palenque del Califa resistió no solo por constituirse de fuerzas selectas que disponían de copiosísimas reservas de flechas y lanzas, sino también por estar encadenadas. Pero todo fue en vano, y el soberano emprendió la huida mientras los caballeros cristianos apretaban el cerco e irrumpían en él, arrollándolo. La gran mortandad de la batalla se produjo precisamente en el palenque y con posterioridad durante la huida de los infieles. Mientras, los del norte iniciaban la persecución por entre un campamento sumido en el caos y cuyas tiendas fueron muy pronto abatidas. Producida la derrota, Rodrigo Jiménez de Rada, con Alfonso VIII y los obispos, entonó un Te Deum laudamus al tiempo que se consumaba la descomposición de los vencedores, que abandonaron a su suerte las tierras situadas más allá del Guadalén: Vilches, Baeza, Úbeda y, a la postre, las puertas de Andalucía entera.

El escenario de la contienda

El escenario de la contienda

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Fotografía de portada: Sacro Convento y Castillo de Calatrava La Nueva. Autor, desconocido.
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Julio de 1212. Salvatierra y la gesta de las Navas de Tolosa (1ª Parte)

Julio de 1212. Salvatierra y la gesta de las Navas de Tolosa (1ª Parte)

El lunes 16 de julio de 1212 tuvo lugar una batalla decisiva entre cristianos y almohades en las llanuras de las Navas de Tolosa. La victoria cristiana tuvo una importancia crucial, aunque las acciones se iniciaron en realidad mucho antes. Desde 1209 el rey Alfonso VIII de Castilla venía realizando una activa acción repobladora a la que se sumaba el esfuerzo bélico de Pedro II de Aragón, quien en esos mismos años ocupaba los castillos de Ademuz, Castielfabib y Sortella, bastiones importantes en el camino a tierras valencianas. Los almohades, disgustados, rompieron hostilidades y se prepararon para la batalla: empezaba así la gran aventura de las Navas, que significó no solo el derrumbamiento del poder almohade sino también el principio del fin de la presencia musulmana en la península.

Sierra Morena. Autora, Olga Berrios

Sierra Morena. Autora, Olga Berrios

En 1211 el soberano almohade despachó mensajeros a las regiones africanas del Magreb, Ifriquía y países del sur para que preparasen la guerra. También ordenó a los gobernadores de Sevilla y de Córdoba que reorganizasen el ejército, dispusiesen alojamiento y comida para el ejército, y arreglasen los caminos que conducían a los llanos de Castilla. Todavía en pleno invierno, el 5 de febrero, el inmenso ejército musulmán concentrado en Marraquech salía buscando el estrecho y el paso hacia la península, lo cual no se realizó hasta un mes más tarde, el 18 de marzo. Cuatro largas semanas necesitaron las fuerzas allí acantonadas para cruzar hacia Tarifa, desde donde tras unos días de descanso iniciaron la marcha a Sevilla y Córdoba.

Castillo de Salvatierra. Autor, Zubitarra

Castillo de Salvatierra. Autor, Zubitarra

Mientras tanto los castellanos hacían preparativos con algún retraso. A pesar de conocer lo que se avecinaba seguían realizando incursiones de desgaste en tierras de Al-Ándalus, como la cabalgada que en 1211 arrasó los campos de Andújar, Baeza y Jaén. Fue en Cuenca, el 25 de junio, cuando el rey Alfonso VIII recibió informes precisos sobre la llegada del Califa a Córdoba y sobre la concentración de fuerzas musulmanas. El objetivo de los infieles estaba claro: atravesar Sierra Morena y atacar el castillo de Salvatierra, al sur de Ciudad Real, para desde allí provocar un encuentro con las huestes cristianas y proceder así a su aniquilación.

Continuará…

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Fotografía de portada: Alcázar de Sevilla. Autor, Tilo 2006
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