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Ruta del Vino de La Mancha: Socuéllamos

Socuéllamos: llanura de viñedos y tierra de rojos atardeceres donde se elaboran algunos de los mejores y más conocidos vinos de La Mancha


Hoy viajamos hasta uno de los centros neurálgicos de la producción vitivinícola en Castilla-La Mancha: la villa ciudadrealeña de Socuéllamos. Si tenemos en cuenta que Castilla – La Mancha acoge a su vez la mayor extensión de viñedo del planeta, hablamos de un punto de producción vinícola importantísimo a nivel mundial. Municipio cuya superficie de viñedo en hectáreas rebasa con creces a su número de habitantes, las viñas en Socuéllamos abarcan todo lo que alcanza la mirada en llanuras sin fin, ofreciendo un espectáculo visual único.
Socuéllamos, tierra de Don Quijote, respira vino. Sus calles tranquilas y sosegadas cambian su fisonomía en época de vendimia, trasmutando en vías bulliciosas por el continuo peregrinar de tractores y remolques rebosantes de racimos. Plantaciones y producción tienen un peso vital en la realidad socio-económica y cultural de esta población, cuya historia está estrechamente unida al vino. En el siglo XIII, la Orden de Santiago, encargada de repoblar la comarca tras la reconquista, otorgó a Socuéllamos el privilegio de eximir de tributos a todos los pobladores que plantaran vides. Esta prerrogativa, vigente durante siglos, fue el origen de la continua expansión de viñas en la localidad, hasta convertirse en el mar de vides que es hoy. Ligó para siempre la historia de Socuéllamos al cultivo de la vid y a la elaboración del vino.




Disfrutando del enoturismo en Socuéllamos


Actualmente, Socuéllamos alberga un gran número de bodegas, la mayoría acogidas a la D.O. La Mancha. Desde pequeñas firmas familiares a grandes cooperativas. Una oferta enoturística culminada con un museo único: la Torre del Vino. El Museo Torre del Vino está construido en lo que fue la primera estación de ferrocarril de la ciudad, en 1869, y cuenta con una innovadora torre-mirador que ofrece espectaculares vistas de la llanura manchega, y una localización estupenda para disfrutar de las puestas de sol. El recorrido por el museo juega con los sentidos del visitante y ofrece una experiencia lúdica e interactiva: todo para aprender sobre las características, la historia, la elaboración y la conservación del vino.

Los amantes de las escapadas enoturísticas tienen todas las opciones en cuanto a tipos de bodegas se refiere. En el arquetipo de bodegas pequeñas con encanto se encuentra Tinedo, ubicada en un edificio del siglo XIX construido por la bisabuela de los actuales propietarios, rodeado de sus propios viñedos: 49 hectáreas, al estilo de los châteaux. La bodega, que mantiene los originales muros de adobe, destaca por su compromiso con la sostenibilidad: la energía suministrada procede íntegramente de una central energética solar propia, con más de 300 m2 de paneles solares, y todos sus vinos cuentan con certificado de vino ecológico. La visita a Tinedo ofrece un recorrido por los viñedos, las instalaciones (bodega, casa familiar, jardines y patio), explicación del proceso de elaboración y cata de sus 2 vinos más característicos: Cala N.1 y Cala N.2.

En el extremo opuesto está Bodegas Cristo de la Vega, una de las cooperativas más grandes del mundo por capacidad. Acceder a su patio, y pasear entre los enormes depósitos de acero inoxidable, apabulla. En época de vendimia, pasan por aquí más de 2 millones de litros de mosto al día. Creada en 1955 y conformada por 900 socios, Bodegas Cristo de la Vega lleva años empeñada en demostrar que cantidad y calidad son compatibles, y una larga lista de premios así lo demuestra. Entre sus marcas más reconocidas, Yugo y Marqués de Castilla. El itinerario para el enoturista incluye un recorrido para conocer las instalaciones, además ofrece de cursos de cata y degustación de sus vinos.

En un punto intermedio está la bodega Explotaciones Hermanos Delgado. Una familia consignada a trabajar sus 300 hectáreas de viñedo, de producción totalmente ecológica, y una filosofía elaboradora que huye de los excesos tecnológicos. EHD es una firma singular, además de vino (también reúne diversos premios), elabora otros productos derivados, como cosméticos, harinas y aceites… Llama la atención el museo que ocupa la parte superior de la bodega, y su cueva subterránea con siglos de historia, donde, el día de Halloween celebran una fiesta ‘sui géneris’: Vinariam Sanctorum, una visita teatralizada, en la que, de la mano de un grupo de actores, se recorren relatos y leyendas locales.

Otra bodega familiar sorprendente: Finca El Refugio. Ubicada en la propia finca, está basada en una gestión integral de la bodega y el viñedo, donde cultivan actualmente 50 ha de vides ecológicas con una producción limitada. Las idóneas condiciones climáticas con largos inviernos duros y cálidos veranos de esta tierra, combinados con un suelo arcilloso-calcáreo de escasa profundidad, proporcionan a esta bodega una uva capaz de producir vinos extraordinariamente concentrados y aromáticos. El itinerario para el enoturista incluye un recorrido para conocer las instalaciones, con degustación de sus vinos.

En nuestro recorrido de vinos y bodegas por Socuéllamos, parada obligada es Bodegas Lahoz, que comenzó su andadura por el apasionante mundo de la viticultura realizando sus primeras plantaciones de viñedo durante el siglo pasado. Actualmente cultivan tres grandes pagos sabiamente escogidos de entre los mejores parajes de la llanura manchega: «La Nieva», «El Pantano» y «Vega Córcoles» con un total de 500 hectáreas de viñedo.
El proyecto de Bodegas Lahoz se refleja perfectamente en su bodega. Entre los viñedos de la Finca La Nieva se alza la imponente arquitectura de esta bodega con un ambiente sobrio y monacal en el que sus vinos pueden nacer y reposar en el más absoluto silencio.
La visita guiada a la bodega nos muestra paso a paso el proceso de elaboración y crianza del vino, para posteriormente acabar en su salón de degustación disfrutando de sus excelentes vinos.

Sin duda, el vino ha dotado a esta villa de un legado que se refleja en todas las tradiciones, como la Fiesta de la Vendimia, celebrada la primera semana de septiembre, donde tiene lugar la ofrenda del primer mosto de la cosecha a la Virgen de de Loreto, patrona de la ciudad.

Una vez concluida esta inmersión cultural y vinícola de Socuéllamos, merece la pena pasear por su casco histórico. Tierra abierta, posada de ilustres comendadores, cuna de hospitalarios y generosos pobladores, nos adentramos en la Iglesia de Nuestra señora de la Asunción, la Casa de la Encomienda o Palacio de los Mendoza, morada de grandes comendadores en la que un día se alojara Santa Teresa de Jesús…

Y por supuesto disfrutar de la mejor gastronomía entre amigos en Punto de Encuentro y Cocedero de Kiele.


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Próximamente: Ruta del Vino de La Mancha, Tomelloso

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Una historia de trashumancia

trashumancia Campo de Montiel ecoturismo

Desde las Sierras de Tragacete y Albarracín en Teruel, la Cañada Real Conquense atraviesa Cuenca y La Mancha hasta alcanzar Sierra Morena y la comarca del Condado de Jaén


Desde hace siglos, pastores y vaqueros conducen sus reses a través de las sendas medievales que hoy forman la Red Nacional de Cañadas Reales. Paso a paso, sol a sol, los “modernos” trashumantes de hoy en día recrean una anacrónica aventura pecuaria cubiertos de polvo, sudor y cansancio.
El viaje que os proponemos, por un tramo de la Cañada Real Conquense conocido como Cañada de los Serranos, permite conocer y disfrutar tres grandes zonas de la provincia de Ciudad – Real: la llanura Manchega, la altiplanicie del Campo de Montiel y las estribaciones de Sierra Morena Oriental.

¡Vamos, Tuerrrrrta!…, grita Antonio, echando mano de su vara de acebuche. Ganadero de talante apacible, Antonio suele arrear a sus 360 ovejas manchegas con educadas palabras de ánimo: “Venga, bonita”, llamándolas a casi todas por su nombre, Chispa, Gitana, Vívora, Extraña, Gasona, Perla… En su morral guarda la lista con sus partidas de nacimiento. El rebaño es como un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Pero con la Tuerta, hasta el perro pastor que lo acompaña, Granero de nombre y pastor mallorquín de raza, se desespera al enfilar la Cañada de los Serranos desde las llanuras de Socuéllamos (Ciudad – Real), donde se sitúa el comienzo de nuestro viaje trashumante de casi 140 km que nos conducirá hasta los pastos de verano (agostaderos) a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago (Ciudad – Real), en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén.

La pobre Tuerta, que no está loca, sino que se hace la sueca, sería capaz de desquiciar al mismísimo John Wayne. Va a su bola tropezándose con las retamas, atravesándose en la carretera… Que estaba de pasar y pasó: acabó cayéndose en un agujero, llegando a Ruidera. Mientras caía, Juan, compañero y socio de Antonio, bromeaba: “Ya es tarde para comprarle un ojo de cristal”. Los restos de paja del fondo, por suerte, hicieron de colchón. ¡La madre que la parió!
En el camino, los pastores de la zona nos saludan con cierta familiaridad. Proceden en su mayoría de la zona, de estos pequeños pueblos de la España escondida, donde el pastoreo de ganado conforma un estilo de vivir, sentir y pensar.

Trashumancia

Trashumancia en La Mancha

rebaño de ovejas La Mancha

La necesidad de trasladar el ganado de los pastos de verano a los de invierno determinó unos itinerarios que fueron tejiendo, siglo tras siglo, una red de comunicaciones en la Península. Estas vías pecuarias (denominadas cañadas, cordeles, veredas y coladas en función de su importancia y anchura) recibieron carta de naturaleza en 1273 bajo el reinado de Alfonso X el Sabio y posterior tutela con la institución del Honrado Concejo de la Mesta de Pastores. Constituyen el más extenso entramado viario de la Comunidad Europea. Distribuidas por 40 provincias, estas sendas medievales tienen una longitud de 125000 km y ocupan una superficie de 425000 hectáreas, equivalente a la provincia de Pontevedra.

Noche de pastores en el chozoNoche de pastores en el chozo

Abrevadero para el ganadoAbrevadero para el ganado


El sesteo se realiza al mediodía para evitar las horas de más calor


Camino de Alhambra, donde se efectuará la tercera “dormida” del viaje, se escucha de fondo el rumor somnoliento de los cencerros, un monótono repicar que se convertirá en el hilo musical del rebaño durante las 6 jornadas, con sus respectivas noches al raso, de calculado recorrido. Nuestra expedición, que partió a últimos de junio, está formada por 4 personas, una mula, 360 ovejas y un vehículo todoterreno, un destartalado Land Rover. El reto es caminar de sol a sol, al ritmo de unos 20 a 25 km diarios.
Violeta, la mula del rebaño, destaca por su corpulencia entre todas las ovejas, idónea por su resistencia para el aprovechamiento ganadero extensivo. Transportar el rebaño en camiones hasta nuestro destino costaría mucho, muchísimo dinero. Y hay que mirar el bolsillo en estos locos tiempos de vacas flacas.
La ley de los trashumantes continúa inamovible: media vida de nómadas. Pese al curso imparable de la modernidad, los últimos pastores nómadas se sienten herederos de un espíritu migratorio de subsistencia.

Pasando por el Parque Natural de las Lagunas de RuideraPasando por el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera

Por tierras de Alhambra. Autor, SergioPor tierras de Alhambra. Autor, Sergio


Las vías pecuarias extienden sus 125000 km por toda España


Durante el día, las cabezas más nobles y veteranas, Chispa y Gitana, con las encargadas de marcar el recorrido al “pelotón”. Como sus dueños, conocen de memoria los mojones, abrevaderos, puentes… vestigios todos de una cultura milenaria.
Cae la tarde. El rebaño enfila la cañada en dirección al descansadero de la Sierra de Alhambra. Para comprobar que ninguna se ha perdido, cuentan las ovejas de “30 en 30” a medida que van entrando en la cerca. Volverán a contarlas al amanecer. Antonio, Juan y Elpidio, agradecen estas “estaciones de servicio” pecuarias. Atrás quedaron el inmenso coto de Cinco Navajos, próximo al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, y la Casa del Pozo de las Chozas, donde “pastan unas ovejas que da gloria verlas”.
Con cada jornada amanece un nuevo paisaje. En la Sierra de Alhambra huele a romero, a tomillo, un frescor que alivia el arduo caminar por sus laderas. La Cañada desemboca en el cruce con la carretera que une Villanueva de los Infantes con La Solana y algunos conductores no disimulan su impaciencia. El sediento rebaño se entretiene abrevando en el río Azuer. ¡Vamos, Tuerrrrrta!
En los últimos 40 años, la paulatina disminución del tránsito ganadero ha provocado el abandono físico y administrativo y, como efecto bumerán, el menor uso de las cañadas. El porcentaje de tramos perdidos se sitúa en torno al 30 por ciento a pesar de que al actual Ley de Vías Pecuarias remarca el aspecto “inalienable, imprescriptible e inembargable” de este patrimonio público de los españoles.

Cerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de AlhambraCerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de Alhambra

Por Sierra MorenaPor Sierra Morena


No es dormir al raso ni tragar polvo lo que retrae a los últimos trashumantes, sino las fincas, las vallas, las carreteras…


Han pasado 6 días. A la altura de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, fin de nuestro viaje, los pastores discuten con los guardas forestales. “Nos sentimos extranjeros en nuestra propia casa” se lamentan. Pero las veteranas Chispa y Gitana han enfilado ya el camino que conducirá a todas sus compañeras hasta el agostadero. Y puede que tras el largo y cálido verano, cuando llegue el momento de regresar al norte, la Tuerta se atreva a seducir a Violeta guiñándole su único ojo. ¡La madre que la parió!

Fiesta de la Trashumancia en MadridFiesta de la Trashumancia en Madrid



Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

Fotografías en blanco y negro de Sergio Pascual


Mas detalles sobre la Cañada Real de los Serranos:

Partiendo de Socuéllamos recorreremos la Llanura Manchega, amplia extensión, con una altitud entre los 600 y 700 m., caracterizada por su plenitud, horizontalidad y sus luminosos paisajes en donde los cultivos agrarios de secano han sustituido casi por completo al encinar manchego-aragonés que lo cubría prácticamente hasta la Edad Media, y en donde sobre todo se enseñorean las viñas – y sus cada día más apreciados y premiados vinos con denominación de origen – y los cultivos cerealísticos, bajo un clima mediterráneo continentalizado y seco.
Sin darnos casi cuenta, la cañada irá suavemente encajándose siguiendo la misma red fluvial, diluyéndose el paisaje manchego y adentrándonos poco a poco en el Campo de Montiel. Iremos remontando su altiplanicie (700-900m) o paramera de calizas y dolomías recubierta de manchones de masas de encinar, sabinar y matorral mediterráneo, en cuyo corazón con sorpresa descubriremos el complejo lagunar cárstico de calizas traverníticas más excepcional de Europa, las celebérrimas Lagunas de Ruidera, hoy Parque Natural, un rosario de 15 espléndidas lagunas cabalgándose una tras otra a lo largo de un profundo corredor de 30 km, de gran belleza y riquísima vegetación hidrófila y acuática.
Después, en contraste con ellas, en Alhambra y sus alrededores, un paisaje más desnudo mostrará algo de ese relieve de mesas, cerros testigos, ondulaciones, cuestas y muy especialmente las rojizas tonalidades de sus areniscas y arcillas triásicas que tanto identifican esta Comarca. Esta roca, bautizada como “moliz” por los canteros, desde época ibérica y romana ya era explotada como piedra de sillería para la construcción de los edificios más regios, para la escultura, para afilar armas, etc; y en época moderna en las iglesias y las fachadas blasonadas de la nobleza terrateniente de nuestras ciudades manchegas.
Nuevamente el paisaje será llano y netamente agrario (viñedos, olivos, cereales) sobre el que sobresaldrán elevándose a nuestro lado las sierras de Alhambra (1088 m.) y del Cristo, destacando con sus crestas de cuarcitas ordovícicas (propias de los relieves paleozoicos), revestidas de jarales, matorral de encinar, tomillos, etc.
A continuación, durante el cuarto y quinto tramo, iremos bordeando la comarca de Valdepeñas y de Mudela, transición entre el paisaje propiamente manchego y el serrano. Ahora los retazos de vegetación serrana mediterránea y las áreas adehesadas se harán más numerosas y habituales, sobre todo una vez pasamos junto al pantano de La Cabezuela y el río Jabalón, acercándonos progresivamente a los paisajes cada vez más netamente serranos de después de Castellar.
La Mancha y particularmente estas áreas esteparias del Campo de Montiel, cultivadas, con pastizales y pastos secos según las distintas estaciones, intercaladas con zonas de monte bajo y matorrales mediterráneo, son un hábitat idóneo para alimentar una fauna de mamíferos, aves y reptiles muy variada. Así a lo largo del trayecto podremos observar aves muy singulares como gangas, gavilanes, aguiluchos cenizos, sisones, cernícalos, zorzales, mirlos, alondras, gorriones trigueros, tordos… Por supuesto multitud de aves migratorias de paso mientras alzan el vuelo a la vecina Ruidera o al cercano Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Y con suerte a la majestuosa y corpulenta pero amenazada avutarda. Sin olvidarnos obviamente de la brava perdiz roja, tan apreciada cinegéticamente. Entre los mamíferos: zorros, garduñas, liebres, conejos; o jabalíes y ciervos.
Esta Cañada nos sirve asimismo como un gran eje en torno al cual descubrir la rica historia de estos territorios y para acercarnos a visitar pueblos muy próximos como Tomelloso, Argamasilla de Alba, La Solana, Alhambra, Villanueva de los Infantes, Fuenllana, San Carlos del Valle, Valdepeñas, Torrenueva, Carrizosa, Torre de Juan Abad
En lo alto de las Sierras de Alhambra y del Cristo se conservan restos de poblados prehistóricos amurallados de la Edad del Bronce, testimonios de la presencia de pobladores autóctonos desde muy antiguo. Destacan el óppidum ibérico y la posterior ciudad romana de Alhambra, Laminium, citada por Plinio y Estrabón, una de las poblaciones con más continuidad histórica si tenemos en cuenta que su fortaleza de origen musulmán se levanta sobre otro poblado prehistórico y que en la ladera Sur del pueblo podemos ver la necrópolis visigoda de Las Eras.
Tampoco debemos olvidar que surcaremos un paisaje con una marcada dimensión literaria gracias a escritores como Cervantes, Quevedo, Galdós, Azorín o García Pavón, entre otros.
Si eres amante de la vegetación de interior (mediterránea) para hacer un descanso en la ruta, te puedes adentrar entre las encinas y coscojas y en las zonas de cardos buscar las tan apreciadas setas de cardo, delicia gastronómica de la zona.


Recomendaciones:

Este gran recorrido de casi 140 km cruza de Norte a Sur el lado oriental de la provincia de Ciudad – Real, siguiendo la Cañada Real Conquense, una de las más largas de España.
Os recomendamos estructurar la ruta en seis tramos: el primero, de 25 km, parte de la ermita de San Isidro en Socuéllamos, hasta el km. 141,8 de la carretera CM 400 (Tomelloso – Munera); el segundo, de 23 km, desde este punto hasta Ruidera y sus Lagunas; un tercero, de 20 km, nos acerca hasta Alhambra. El cuarto, de 25 km, nos lleva a Pozo de La Serna; el penúltimo, de 24 km, hasta el km 7,6 de la CR 614 (Torrenueva – Torre de Juan Abad); el último de 23 km Culmina a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, junto a la carretera CRP 610 (Castellar – Aldeaquemada).
A lo largo del recorrido nos encontraremos con paneles generales informativos, además de las correspondientes señales de dirección.
Recomendamos los meses de las estaciones de otoño, invierno y primavera para su realización. También ir provistos de: agua para prevenir la deshidratación, alzado ligero de montaña y prendas olgadas adecuadas a las temperaturas con colores poco llamativos. También, llevar prismáticos, andar en silencio para una mejor observación de la fauna, no cortar porque sí plantas o flores, no encender hogueras ni dejar desperdicios. Respetemos en todo momento los lugares y los animales con que podamos encontrarnos.

Panel Cañada Real de los SerranosPanel Cañada Real de los Serranos

Señales Cañada Real de los SerranosSeñales en los senderos de gran recorrido