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Una historia de trashumancia

trashumancia Campo de Montiel ecoturismo

Desde las Sierras de Tragacete y Albarracín en Teruel, la Cañada Real Conquense atraviesa Cuenca y La Mancha hasta alcanzar Sierra Morena y la comarca del Condado de Jaén


Desde hace siglos, pastores y vaqueros conducen sus reses a través de las sendas medievales que hoy forman la Red Nacional de Cañadas Reales. Paso a paso, sol a sol, los “modernos” trashumantes de hoy en día recrean una anacrónica aventura pecuaria cubiertos de polvo, sudor y cansancio.
El viaje que os proponemos, por un tramo de la Cañada Real Conquense conocido como Cañada de los Serranos, permite conocer y disfrutar tres grandes zonas de la provincia de Ciudad – Real: la llanura Manchega, la altiplanicie del Campo de Montiel y las estribaciones de Sierra Morena Oriental.

¡Vamos, Tuerrrrrta!…, grita Antonio, echando mano de su vara de acebuche. Ganadero de talante apacible, Antonio suele arrear a sus 360 ovejas manchegas con educadas palabras de ánimo: “Venga, bonita”, llamándolas a casi todas por su nombre, Chispa, Gitana, Vívora, Extraña, Gasona, Perla… En su morral guarda la lista con sus partidas de nacimiento. El rebaño es como un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Pero con la Tuerta, hasta el perro pastor que lo acompaña, Granero de nombre y pastor mallorquín de raza, se desespera al enfilar la Cañada de los Serranos desde las llanuras de Socuéllamos (Ciudad – Real), donde se sitúa el comienzo de nuestro viaje trashumante de casi 140 km que nos conducirá hasta los pastos de verano (agostaderos) a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago (Ciudad – Real), en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén.

La pobre Tuerta, que no está loca, sino que se hace la sueca, sería capaz de desquiciar al mismísimo John Wayne. Va a su bola tropezándose con las retamas, atravesándose en la carretera… Que estaba de pasar y pasó: acabó cayéndose en un agujero, llegando a Ruidera. Mientras caía, Juan, compañero y socio de Antonio, bromeaba: “Ya es tarde para comprarle un ojo de cristal”. Los restos de paja del fondo, por suerte, hicieron de colchón. ¡La madre que la parió!
En el camino, los pastores de la zona nos saludan con cierta familiaridad. Proceden en su mayoría de la zona, de estos pequeños pueblos de la España escondida, donde el pastoreo de ganado conforma un estilo de vivir, sentir y pensar.

Trashumancia

Trashumancia en La Mancha

rebaño de ovejas La Mancha

La necesidad de trasladar el ganado de los pastos de verano a los de invierno determinó unos itinerarios que fueron tejiendo, siglo tras siglo, una red de comunicaciones en la Península. Estas vías pecuarias (denominadas cañadas, cordeles, veredas y coladas en función de su importancia y anchura) recibieron carta de naturaleza en 1273 bajo el reinado de Alfonso X el Sabio y posterior tutela con la institución del Honrado Concejo de la Mesta de Pastores. Constituyen el más extenso entramado viario de la Comunidad Europea. Distribuidas por 40 provincias, estas sendas medievales tienen una longitud de 125000 km y ocupan una superficie de 425000 hectáreas, equivalente a la provincia de Pontevedra.

Noche de pastores en el chozoNoche de pastores en el chozo

Abrevadero para el ganadoAbrevadero para el ganado


El sesteo se realiza al mediodía para evitar las horas de más calor


Camino de Alhambra, donde se efectuará la tercera “dormida” del viaje, se escucha de fondo el rumor somnoliento de los cencerros, un monótono repicar que se convertirá en el hilo musical del rebaño durante las 6 jornadas, con sus respectivas noches al raso, de calculado recorrido. Nuestra expedición, que partió a últimos de junio, está formada por 4 personas, una mula, 360 ovejas y un vehículo todoterreno, un destartalado Land Rover. El reto es caminar de sol a sol, al ritmo de unos 20 a 25 km diarios.
Violeta, la mula del rebaño, destaca por su corpulencia entre todas las ovejas, idónea por su resistencia para el aprovechamiento ganadero extensivo. Transportar el rebaño en camiones hasta nuestro destino costaría mucho, muchísimo dinero. Y hay que mirar el bolsillo en estos locos tiempos de vacas flacas.
La ley de los trashumantes continúa inamovible: media vida de nómadas. Pese al curso imparable de la modernidad, los últimos pastores nómadas se sienten herederos de un espíritu migratorio de subsistencia.

Pasando por el Parque Natural de las Lagunas de RuideraPasando por el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera

Por tierras de Alhambra. Autor, SergioPor tierras de Alhambra. Autor, Sergio


Las vías pecuarias extienden sus 125000 km por toda España


Durante el día, las cabezas más nobles y veteranas, Chispa y Gitana, con las encargadas de marcar el recorrido al “pelotón”. Como sus dueños, conocen de memoria los mojones, abrevaderos, puentes… vestigios todos de una cultura milenaria.
Cae la tarde. El rebaño enfila la cañada en dirección al descansadero de la Sierra de Alhambra. Para comprobar que ninguna se ha perdido, cuentan las ovejas de “30 en 30” a medida que van entrando en la cerca. Volverán a contarlas al amanecer. Antonio, Juan y Elpidio, agradecen estas “estaciones de servicio” pecuarias. Atrás quedaron el inmenso coto de Cinco Navajos, próximo al Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, y la Casa del Pozo de las Chozas, donde “pastan unas ovejas que da gloria verlas”.
Con cada jornada amanece un nuevo paisaje. En la Sierra de Alhambra huele a romero, a tomillo, un frescor que alivia el arduo caminar por sus laderas. La Cañada desemboca en el cruce con la carretera que une Villanueva de los Infantes con La Solana y algunos conductores no disimulan su impaciencia. El sediento rebaño se entretiene abrevando en el río Azuer. ¡Vamos, Tuerrrrrta!
En los últimos 40 años, la paulatina disminución del tránsito ganadero ha provocado el abandono físico y administrativo y, como efecto bumerán, el menor uso de las cañadas. El porcentaje de tramos perdidos se sitúa en torno al 30 por ciento a pesar de que al actual Ley de Vías Pecuarias remarca el aspecto “inalienable, imprescriptible e inembargable” de este patrimonio público de los españoles.

Cerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de AlhambraCerca de Alhambra. Autor, Luis Angel Gómez, de Historia y Arqueología de Alhambra

Por Sierra MorenaPor Sierra Morena


No es dormir al raso ni tragar polvo lo que retrae a los últimos trashumantes, sino las fincas, las vallas, las carreteras…


Han pasado 6 días. A la altura de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, fin de nuestro viaje, los pastores discuten con los guardas forestales. “Nos sentimos extranjeros en nuestra propia casa” se lamentan. Pero las veteranas Chispa y Gitana han enfilado ya el camino que conducirá a todas sus compañeras hasta el agostadero. Y puede que tras el largo y cálido verano, cuando llegue el momento de regresar al norte, la Tuerta se atreva a seducir a Violeta guiñándole su único ojo. ¡La madre que la parió!

Fiesta de la Trashumancia en MadridFiesta de la Trashumancia en Madrid



Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©

Fotografías en blanco y negro de Sergio Pascual


Mas detalles sobre la Cañada Real de los Serranos:

Partiendo de Socuéllamos recorreremos la Llanura Manchega, amplia extensión, con una altitud entre los 600 y 700 m., caracterizada por su plenitud, horizontalidad y sus luminosos paisajes en donde los cultivos agrarios de secano han sustituido casi por completo al encinar manchego-aragonés que lo cubría prácticamente hasta la Edad Media, y en donde sobre todo se enseñorean las viñas – y sus cada día más apreciados y premiados vinos con denominación de origen – y los cultivos cerealísticos, bajo un clima mediterráneo continentalizado y seco.
Sin darnos casi cuenta, la cañada irá suavemente encajándose siguiendo la misma red fluvial, diluyéndose el paisaje manchego y adentrándonos poco a poco en el Campo de Montiel. Iremos remontando su altiplanicie (700-900m) o paramera de calizas y dolomías recubierta de manchones de masas de encinar, sabinar y matorral mediterráneo, en cuyo corazón con sorpresa descubriremos el complejo lagunar cárstico de calizas traverníticas más excepcional de Europa, las celebérrimas Lagunas de Ruidera, hoy Parque Natural, un rosario de 15 espléndidas lagunas cabalgándose una tras otra a lo largo de un profundo corredor de 30 km, de gran belleza y riquísima vegetación hidrófila y acuática.
Después, en contraste con ellas, en Alhambra y sus alrededores, un paisaje más desnudo mostrará algo de ese relieve de mesas, cerros testigos, ondulaciones, cuestas y muy especialmente las rojizas tonalidades de sus areniscas y arcillas triásicas que tanto identifican esta Comarca. Esta roca, bautizada como “moliz” por los canteros, desde época ibérica y romana ya era explotada como piedra de sillería para la construcción de los edificios más regios, para la escultura, para afilar armas, etc; y en época moderna en las iglesias y las fachadas blasonadas de la nobleza terrateniente de nuestras ciudades manchegas.
Nuevamente el paisaje será llano y netamente agrario (viñedos, olivos, cereales) sobre el que sobresaldrán elevándose a nuestro lado las sierras de Alhambra (1088 m.) y del Cristo, destacando con sus crestas de cuarcitas ordovícicas (propias de los relieves paleozoicos), revestidas de jarales, matorral de encinar, tomillos, etc.
A continuación, durante el cuarto y quinto tramo, iremos bordeando la comarca de Valdepeñas y de Mudela, transición entre el paisaje propiamente manchego y el serrano. Ahora los retazos de vegetación serrana mediterránea y las áreas adehesadas se harán más numerosas y habituales, sobre todo una vez pasamos junto al pantano de La Cabezuela y el río Jabalón, acercándonos progresivamente a los paisajes cada vez más netamente serranos de después de Castellar.
La Mancha y particularmente estas áreas esteparias del Campo de Montiel, cultivadas, con pastizales y pastos secos según las distintas estaciones, intercaladas con zonas de monte bajo y matorrales mediterráneo, son un hábitat idóneo para alimentar una fauna de mamíferos, aves y reptiles muy variada. Así a lo largo del trayecto podremos observar aves muy singulares como gangas, gavilanes, aguiluchos cenizos, sisones, cernícalos, zorzales, mirlos, alondras, gorriones trigueros, tordos… Por supuesto multitud de aves migratorias de paso mientras alzan el vuelo a la vecina Ruidera o al cercano Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Y con suerte a la majestuosa y corpulenta pero amenazada avutarda. Sin olvidarnos obviamente de la brava perdiz roja, tan apreciada cinegéticamente. Entre los mamíferos: zorros, garduñas, liebres, conejos; o jabalíes y ciervos.
Esta Cañada nos sirve asimismo como un gran eje en torno al cual descubrir la rica historia de estos territorios y para acercarnos a visitar pueblos muy próximos como Tomelloso, Argamasilla de Alba, La Solana, Alhambra, Villanueva de los Infantes, Fuenllana, San Carlos del Valle, Valdepeñas, Torrenueva, Carrizosa, Torre de Juan Abad
En lo alto de las Sierras de Alhambra y del Cristo se conservan restos de poblados prehistóricos amurallados de la Edad del Bronce, testimonios de la presencia de pobladores autóctonos desde muy antiguo. Destacan el óppidum ibérico y la posterior ciudad romana de Alhambra, Laminium, citada por Plinio y Estrabón, una de las poblaciones con más continuidad histórica si tenemos en cuenta que su fortaleza de origen musulmán se levanta sobre otro poblado prehistórico y que en la ladera Sur del pueblo podemos ver la necrópolis visigoda de Las Eras.
Tampoco debemos olvidar que surcaremos un paisaje con una marcada dimensión literaria gracias a escritores como Cervantes, Quevedo, Galdós, Azorín o García Pavón, entre otros.
Si eres amante de la vegetación de interior (mediterránea) para hacer un descanso en la ruta, te puedes adentrar entre las encinas y coscojas y en las zonas de cardos buscar las tan apreciadas setas de cardo, delicia gastronómica de la zona.


Recomendaciones:

Este gran recorrido de casi 140 km cruza de Norte a Sur el lado oriental de la provincia de Ciudad – Real, siguiendo la Cañada Real Conquense, una de las más largas de España.
Os recomendamos estructurar la ruta en seis tramos: el primero, de 25 km, parte de la ermita de San Isidro en Socuéllamos, hasta el km. 141,8 de la carretera CM 400 (Tomelloso – Munera); el segundo, de 23 km, desde este punto hasta Ruidera y sus Lagunas; un tercero, de 20 km, nos acerca hasta Alhambra. El cuarto, de 25 km, nos lleva a Pozo de La Serna; el penúltimo, de 24 km, hasta el km 7,6 de la CR 614 (Torrenueva – Torre de Juan Abad); el último de 23 km Culmina a los pies de la Sierra del Cambrón, en Castellar de Santiago, en el límite con Andalucía y la provincia de Jaén, junto a la carretera CRP 610 (Castellar – Aldeaquemada).
A lo largo del recorrido nos encontraremos con paneles generales informativos, además de las correspondientes señales de dirección.
Recomendamos los meses de las estaciones de otoño, invierno y primavera para su realización. También ir provistos de: agua para prevenir la deshidratación, alzado ligero de montaña y prendas olgadas adecuadas a las temperaturas con colores poco llamativos. También, llevar prismáticos, andar en silencio para una mejor observación de la fauna, no cortar porque sí plantas o flores, no encender hogueras ni dejar desperdicios. Respetemos en todo momento los lugares y los animales con que podamos encontrarnos.

Panel Cañada Real de los SerranosPanel Cañada Real de los Serranos

Señales Cañada Real de los SerranosSeñales en los senderos de gran recorrido

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Viajando entre renos. Laponia y la odisea de los pastores árticos

Viajando entre renos. Laponia y la odisea de los pastores árticos

Para los lapones, que marchan continuamente de una región a otra con sus rebaños de renos, el invierno es el periodo más tranquilo del año. Mientras dura esta estación viven recogidos en sus cabañas de madera en medio de los bosques y las nieves perpetuas que cubren su territorio. Pero al comienzo de la primavera resulta dramático ver como la nieve empieza a derretirse, mientras que de noche se forma una delgada capa de hielo sobre la superficie de la tierra. Poco a poco, esta capa helada se hace lo suficientemente gruesa como para sostener el peso de los renos. Es el momento que los lapones han estado esperando durante meses. Los pastores de renos nómadas han de tener todo preparado para la migración, un largo viaje de unos 300 kilómetros que deben recorrer en pocos días siguiendo al rebaño semisalvaje hacia las montañas donde, en mayo, las hembras darán a luz.

 

2. Familia de renos. Autor, Peupleloup

Familia de renos. Autor, Peupleloup

3. Lago Imandra, de la península de Kola. Autor, Pablol1987

Lago Imandra, en la península de Kola. Autor, Pablol1987

4. Oteando el horizonte. Autor, Ekaterina Sotova

Oteando el horizonte. Autor, Ekaterina Sotova

5. Paisaje invernal en las montañas Khibiny, península de Kola. Autor, Acidka

Paisaje invernal en las montañas Khibiny. Península de Kola. Autor, Acidka

En las zonas septentrionales de Noruega, de Suecia y de Finlandia, a menudo citadas con el nombre de Laponia, así como en la península de Kola perteneciente a Rusia, no quedan probablemente más de 6000 lapones que lleven una vida nómada de criadores de renos. Gran parte de su territorio está poblado de bosques y salpicado de incontables lagos y pantanos intransitables. A occidente se alzan enormes montañas de paisajes agrestes que se abren en fiordos junto a la costa. El mar, que trae del sur y el oeste las corrientes cálidas, contribuye a suavizar el clima en el litoral.

 

6. Aurora boreal. Imagen tomada en la Laponia sueca. Autor, Travel in shots

Aurora boreal. Imagen tomada en la Laponia sueca. Autor, Travel in shots

7. Uno de los típicos lagos de Laponia, en Finlandia. Autor, RukaKuusamo

Uno de los típicos lagos de Laponia, en Finlandia. Autor, RukaKuusamo

8. Traje tradicional lapón. Autor, Karen P

Traje tradicional lapón. Autor, Karen P

9. Paisaje de tundra cerca de Salka. Laponia sueca. Autor, Mleczko

Paisaje de tundra cerca de Salka. Laponia sueca. Autor, Mleczko

A medida que avanza, la masa de animales desprende una especie de nube que oscila a baja altura con el vaivén de la brisa. Se trata de un fenómeno muy común en estas latitudes, donde a una temperatura de 40º bajo cero los animales no sólo exhalan vaho, sino que sus cuerpos emiten en su totalidad un vapor conocido como “bioniebla”. En el extremo posterior del rebaño pequeñas figuras de colores vivos corretean de una a otra parte. Se trata de los guardas zagueros, que con la ayuda de perros azuzan a los renos descarriados y a los rezagados para que vuelvan a su sitio. Todos los pastores del grupo viajan sobre esquíes o en trineos tirados por renos, mientras que los niños menores de 5 o 6 años cabalgan directamente encima de los animales. Los casi 2000 renos que forman el rebaño representan el sustento y la seguridad de 6 familias de pastores árticos. Es un espectáculo lleno de dinamismo, aunque con relación al vasto paisaje de bosques interminables y llanuras heladas parezca en realidad minúsculo.

 

10. Noche de magia en el bosque ártico. Pyhä, Laponia finlandesa. Autor, Antti Merivirta

Noche de magia en el bosque ártico. Pyhä, Laponia finlandesa. Autor, Antti Merivirta

11. Buen ejemplar de reno. Autor, Ration

Un buen ejemplar de reno. Autor, Ration

12. Paisaje invernal en la Laponia finlandesa. Autor, HibaHaba

Paisaje invernal en la Laponia finlandesa. Autor, HibaHaba

13. Bosque disperso en la tundra finlandesa. Saariselkä. Autor, Mikko kuhna

Bosque disperso de abedules, el árbol típico de la tundra finlandesa. Saariselkä. Autor, Mikko kuhna

En contra de lo que pueda parecer, el gran rebaño de renos no está en modo alguno domesticado. Se trata de animales semisalvajes, que siguen realizando sus migraciones y vida comunal de forma casi idéntica a como lo han venido haciendo durante millones de años. En sus primeras fases el pastoreo de renos debió consistir en una persecución más o menos coherente, en la que los lapones ejercían muy poco control sobre los animales. Quizás los seguían con lanzas y arcos e iban cobrando ejemplares a medida que los necesitaban, cazándolos del margen exterior del rebaño. Los primeros renos “domésticos” fueron probablemente animales heridos y terneros domésticos capturados a muy corta edad, y que se criaron después como animales de compañía o como reserva para periodos de escasez. Sin embargo, es virtualmente imposible manejar el gran rebaño durante sus migraciones estacionales sin realizar la castración del macho dominante, cabeza del grupo y director absoluto de la marcha. Allá donde vaya este macho irá también el resto de renos, de modo que conseguir su mansedumbre resulta vital para las aspiraciones de los pastores árticos. El método tradicional lapón de castrar a los animales (machacar los testículos con los dientes) es ampliamente utilizado en toda el Asia Ártica e indudablemente más antiguo que el uso de los cuchillos metálicos, un utensilio proveniente de la civilización.

 

14. Crepúsculo y aurora boreal. Autor, Visit Finland

Crepúsculo y aurora boreal. Autor, Visit Finland

15. Crepúsculo. Käylä, en la laponia finlandesa. Autor, RukaKuusamo

Crepúsculo. Käylä, en la laponia finlandesa. Autor, RukaKuusamo

16. Un rebaño de renos. Autor, RukkaKuusamo

Un rebaño de renos. Autor, RukkaKuusamo

17. Bosque y lago, en el parque natural de Lemmenjoki, Finlandia. Autor, Mikko kuhna

Bosque y lago, en el parque natural de Lemmenjoki, Finlandia. Autor, Mikko kuhna

Los lapones pueden ser vistos por cualquiera que visite la región del cabo Norte, en Noruega, o se adentre unos kilómetros dentro del Círculo Polar Ártico sueco o finlandés. Para este pueblo la naturaleza y los rebaños de renos cubren todas sus necesidades, desde la madera para construir las tiendas y hacer fuego hasta las pieles para sus vestidos. Sus enemigos son el lobo y la ventisca. Les acechan la escasez de combustible y la oscuridad invernal, de un mes de duración, pero a pesar de ello aún cruzan la tundra en respuesta a los cambios estacionales conformando una estampa que parece extraída de la Edad del Hielo. La dureza es un sello de supervivencia, y nada mejor para demostrarlo que el relato que Procopio hizo de estas gentes, en el siglo VI d.C.: “Tan pronto como una mujer da a luz, envuelve al niño en pieles y lo cuelga de un árbol, le pone un trozo de tuétano en la boca y se va de caza con el marido”. Por cierto que no se trata de desapego maternal, ya que el tuétano de los huesos es considerado por los lapones como una golosina muy especial.

 

18. Pastor lapón, tienda y reno. 1909. Autor, Saamiblog

Pastor lapón, tienda y reno. 1909. Autor, Saamiblog

19. Lapón noruego y reno. Autor, Scott1723

Reno y lapón noruego, vestido para la ocasión. Autor, Scott1723

20. Vista invernal del cabo Norte, Noruega. El punto más septentrional de Europa. Autor, Jechstra

Vista invernal del cabo Norte, Noruega. El punto más septentrional de Europa. Autor, Jechstra

21. El final de la tormenta. Laponia noruega. Autor, Tusken91

El final de la tormenta. Laponia noruega. Autor, Tusken91

Además de conocer a sus renos uno a uno, el lapón los protege contra el robo marcándolos en las orejas con unas muescas específicas. La migración se produce a finales de abril, desde los bosques donde pasan el invierno hasta los campamentos de primavera, en el norte, donde las hembras preñadas parirán a sus crías. Luego, a fines de junio, los nómadas ascienden las montañas cercanas fuera del alcance del calor y de los mosquitos, donde se dedicarán también a la caza de perdices nivales y urogallos, así como a la pesca en los lagos y riachuelos de altura. Cuando las nieves de noviembre hacen posible el viaje en trineo, la caravana de animales y hombres emprende su camino hacia los campos de invernada, en los bosques de hoja perenne de las tierras bajas. La matanza se realiza en pleno invierno, pues la temperatura permite entonces la conservación de la carne y mantiene los cueros en buen estado. Una familia de tamaño mediano necesita 300 renos, de los que matarán 40 o 50 cada temporada.

 

22. Nada estorba a la migración. Autor, Wili_hybrid

Nada estorba a la migración. Autor, Wili_hybrid

23. Otra vista de Lemmenjoki, Finlandia. Autor, Mikko kuhna

Otra vista de Lemmenjoki, Finlandia. Autor, Mikko kuhna

24. Golfo de Kandalakcha, en el mar Blanco. Autor, Insider

Golfo de Kandalakcha, en el mar Blanco. Rusia. Autor, Insider

25. Se prepara una tormenta. Laponia sueca. Autor, Mleczko

Se prepara una tormenta. Laponia sueca. Autor, Mleczko

Este es el día a día de uno de los pocos pueblos europeos que todavía mantienen casi intactas sus tradicionales formas de vida. Parece increíble que suceda algo así en pleno siglo XXI, de modo que hemos seleccionado una serie de extraordinarias fotografías para corroborarlo y, de paso, disfrutar por unos instantes de los maravillosos paisajes que bordean nuestro continente por su lado norte: Laponia es el país del Sol de Medianoche, y un nombre tan evocador solo puede ser sinónimo de magia y de aventura… ¿Alguien puede resistirse a su encanto?

 

26. Investigador entre renos. Principios del siglo XX. Tromso, Noruega. Autor, Perspektivet Museum

Investigador entre renos. Principios del siglo XX. Tromso, Noruega. Autor, Perspektivet Museum