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Ruta del azafrán de La Mancha

ruta azafran la mancha

Lagunas y pueblos de leyenda salpican La Mancha, una tierra cubierta por el color violeta de la flor del azafrán


Atraídos por el intenso aroma del azafrán, uno de los condimentos más apreciados de la cocina española, comenzamos la Ruta del Azafrán en Villarrobledo, más conocido por ser el mayor productor de uva y vino del mundo y por sus famosas tinajas de barro (no os perdáis el Museo de la Tinajería), pero donde empresas cómo Azafrán Desbrín miman el cultivo tradicional de esta especia, llamada el “Oro Rojo” de La Mancha.

En temporada de recolección del azafrán (octubre – noviembre) tenemos la posibilidad de visitar un campo de azafrán, participar en la monda de flores y tostado del azafrán, incluso hacer una degustación de productos elaborados con este condimento natural.

Villarrobledo
Plaza de Villarrobledo


Recolección del Azafrán de La Mancha

Nuestra siguiente parada es La Solana, en el Campo de Montiel, tierra de azafrán y de artesanía. Este gran pueblo se encuentra en un alto que destaca sobre la llanura manchega y, haciendo honor a su nombre, a menudo iluminada por el sol.

La Solana tiene tradición y presente de población artesana. De antiguo proceden la alfarería, la forja artística, la elaboración de botas para vino, el trabajo del esparto… Pero hay dos producciones, además de la de aceites de oliva y quesos, que han distinguido a esta localidad: el cultivo del azafrán y la fabricación de hoces, que hoy día ha dejado paso a una importante industria de herramientas y aperos para el campo.

Tan importante ha sido y es el azafrán aquí que entre los festivales más destacados en el terreno cultural a nivel nacional, se encuentra la Semana de la Zarzuela de La Solana, que se celebra todos los años durante el mes de octubre.

Un mosaico en la calle de Feria ilustra la afición de La Solana a este género musical escénico o teatral. Por él sabemos que el compositor Jacinto Guerrero y sus libretistas F. Romero y G. Fernández Shaw se inspiraron en este lugar para componer La Rosa del Azafrán.


Representación durante la Semana de la Zarzuela de La Solana

Camuñas es el siguiente alto en el camino. Sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Azafrán de la Mancha, rodeada de campos de esta especia de un color violeta intenso durante los meses otoñales por excelencia.

Siguiendo el río Amarguillo llegamos hasta Madridejos para realizar una parada imprescindible en su Museo del Azafrán y Etnográfico. Un recorrido didáctico por el proceso de cultivo, desde la preparación de la tierra, monda de la cebolla, plantación, recogida y monda de la rosa, así como por el tueste, corte, partición y venta del azafrán. No faltan sus usos gastronómicos y medicinales. Sin duda, estaremos presentes en octubre para celebrar sus importantes Jornadas del Azafrán.


El azafrán desprende un intenso aroma cuando se recoge en otoño


La monda de la rosa del Azafrán

Nuestra ruta nos acerca ahora al Cerro Calderico, con sus molinos de viento y el castillo de La Muela, del siglo XII, en Consuegra, un magnífico pueblo de casas nobles mezcladas con edificios de distintos periodos arquitectónicos. Mezcla de la piedra, de tradición cristiana, con el ladrillo, de tradición árabe.

Consuegra, entre molinos, leyendas, añoranzas medievales y batallas, surge en la llanura manchega para ofrecernos todas las pinceladas del tipismo manchego y castellano.

Cómo viajeros queremos subir rápido la cuesta del Cerro Calderico para contemplar en silencio cada uno de los gigantes de nuestra imaginación, de los que conocemos hasta sus nombres de pila: Cardeño; Vista Alegre; El Caballero del Verde Gabán; Chispas, Alcancía y Clavileño; Bolero, Sancho, Mambrino y Mochilas; Espartero, y finalmente Rucio.

En nuestra agenda anotamos la gran Fiesta de la Rosa del Azafrán de Consuegra, de Interés Turístico Regional, también para octubre.

De vuelta a Madrid, merece la pena visitar Tembleque. Una avenida arbolada refresca la entrada a este bonito pueblo, al que Juana la Loca nombró villa en el siglo XVI. En la calle del Convento pasamos frente a la señorial Casa de las Torres, con una magistral portada barroca. A pocos metros, la Plaza Mayor, una joya de la arquitectura popular manchega, es la última parada de esta interesante ruta de intenso aroma manchego.

Cerro Calderico, Consuegra

Plaza Mayor de Tembleque

Cocinamos con Azafrán

Clave de la despensa mediterránea, el azafrán es un colorante natural que aporta sabor y aroma en todos los platos.

Condimento y, a la vez, colorante, eso sí, natural. Estos rasgos convierten el azafrán en un auténtico comodín en la cultura culinaria made in Spain.

Catalogado como especia, sus hebras son los tres estigmas secos que guarda el pistilo de su flor y que son garantía de que nos hallamos ante un auténtico azafrán y no falsificaciones o colorantes químicos en polvo. Es un distintivo de la gastronomía patria, a la que, sin duda, aporta aromas y sabores especiales tanto en el mundo salado, como en el dulce.

A lo largo y ancho de esta Ruta del Azafrán podemos disfrutar de las deliciosas recetas de arroces, guisos, potajes, asados, platos de la cocina tradicional castellano-manchega, actualizada sin excesos de modernidad, y productos de reconocido prestigio cómo el Queso Manchego y el cordero manchego, siempre con el espectacular sabor de esta especia.

Especial mención en el apartado de repostería los espectaculares arroz duz, postre de coco y Queso Manchego con un toque de azafrán, que prepara cómo nadie Teresa Gutiérrez, del Restaurante Azafrán de Villarrobledo.


Galguerías del Restaurante Azafrán

El rincón del Azafrán de La Mancha

Esta especia refinada, procedente de los filamentos de una bella flor violeta, fue introducida en la Península por los árabes. Ellos fueron los que le dieron el nombre de safaran, que significa amarillo. En La Mancha adquiere un color intenso y un aroma penetrante. De las efímeras flores sólo se aprovechan tres estigmas.

Desde el punto de vista físico, el Azafrán de la Mancha se distingue fácilmente porque los estigmas rojos sobresalen claramente de la flor y porque el estilo es de menor longitud que en las flores de otros orígenes.

El Azafrán de la Mancha se presentará al consumidor únicamente en hebras, nunca molido y siempre etiquetado con la marca de conformidad del Consejo Regulador. Las hebras serán flexibles y resistentes con los estigmas de color rojo vivo brillante. Tiene un olor propio del tostado, intenso y penetrante, junto con un ligero aroma a «mies» o hierba fina seca con reminiscencias florales. En infusión se aprecia una percepción larga y suave, inicialmente amarga, con gusto posterior y persistente a mies y tostado.

Destaca su contenido en carotenos, que se transforman en vitamina A y actúan como antioxidantes y anticancerígenos. Toda una joya nutricional.

El proceso de elaboración, que consiste en el desecado mediante tostado a fuego lento en lugar de secado al sol, parece ser el responsable de que el producto final tenga una mejor presencia, un intenso aroma y mayor contenido en safranal y poder colorante.

La zona geográfica delimitada de producción está situada en el interior de la Comunidad Autónoma de Castilla – La Mancha, ocupando las comarcas manchegas pertenecientes a las provincias de Toledo, Cuenca, Ciudad Real y Albacete.

Denominación de Origen Protegida Azafrán de La Mancha


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Los mejores Carnavales de La Mancha

Ya están aquí los carnavales, una de las fiestas más divertidas y canallas del calendario manchego


Va avanzando el nuevo año, y en medio de días ventosos y fríos llega por fin el tiempo de los carnavales, las fiestas en las que el desenfreno campa a sus anchas en multitud de ciudades y pueblos de todo el mundo. La provincia de Ciudad – Real no es ajena a estos días de mascarada, y así son célebres por ejemplo los carnavales que se celebran en Villarrobledo, Tomelloso, Alcázar de San Juan, Herencia… entre otros.
Parece ser que el origen de la palabra carnaval procede de la Alta Edad Media, cuando la Iglesia Católica propuso denominar a estos días previos a la Cuaresma “carne-levare”, una expresión latina que significa “abandonar la carne”. De forma tan explícita se recordaba así a los fieles su obligación de evitar el consumo de carne durante los viernes previos a la Pasión y Resurrección de Cristo. El problema es que el carnaval ya era conocido desde mucho antes, y no precisamente como una apología de abstinencia y sacrificio… Cualquiera sabe que los carnavales fueron en su origen fiestas paganas que muchos pueblos celebraban en honor a su panteón politeísta, y también que los romanos fueron probablemente los más duchos en el arte del jolgorio ritual.
No hay que ser muy lúcido para encontrar pinceladas de esta fiesta en algunas de las celebraciones romanas más sonadas: durante las Saturnales, por ejemplo (que ellos celebraban en fechas navideñas), todo lo prohibido dejaba de serlo y las normas eran violadas sistemáticamente al tiempo que el vino corría en las mesas como agua de mayo. Los prisioneros recuperaban su libertad, los esclavos portaban máscaras y se convertían en señores mientras el dueño pasaba a ser siervo y les obedecía. También estaba permitido que las mujeres consumiesen vino, cosa que debían evitar el resto del año si no querían exponerse a un altercado conyugal (de aquella época viene la costumbre del marido de besar a su esposa en la boca al llegar a casa, y que entonces era un método seguro para cerciorarse de que no había bebido).
Tras este interesante apunte histórico, os proponemos viajar para descubrir algunos de los carnavales declarados de Interés Turístico Nacional que ofrece La Mancha. ¡Qué disfrutéis!

CARNAVAL DE VILLARROBLEDO

El Carnaval de Villarrobledo, de Interés Turístico Nacional, es popular y participativo y, aunque celebra y mantiene actividades y tradiciones similares a las de otros muchos carnavales, como los desfiles, el concurso de Murgas y Chirigotas o el Entierro de la Sardina, sus múltiples particularidades, como el Rastrillo de Carnaval, la Noche del Orgullo Manchego o el Concurso de Bodas lo hacen único.
Sus orígenes están documentados en el año 1510, donde se indica que tuvo varias veces problemas con la Iglesia de aquella época. Fueron siempre carnavales de calle, muy populares en toda la región. Se recuperaron tras la Guerra Civil Española, aunque no se podía salir enmascarado, por lo que prevalecían los bailes en los salones. A partir de 1970 volvieron definitivamente las máscaras y, en 1980, los desfiles. Es de los carnavales más participativos de la región y durante más de una semana, todo en Villarrobledo es Carnaval. Desde la gente que sale disfrazada a las calles, a los dependientes y camareros de los establecimientos. Toda hora es buena para una celebración que conjuga los tradicionales desfiles con peculiaridades únicas como los rastrillos o la Noche del Orgullo Manchego. Entre las celebraciones oficiales, destaca el concurso de Murgas y Chirigotas, y los desfiles Adultos e Infantiles. O las Bodas, donde se parodia el casamiento… de cualquier cosa. Pero son los vecinos quienes desbordan el Carnaval, haciendo espectáculos en calles y plazas, con sus propios disfraces, a cual más original. Y es que todo Villarrobledo es, en estas fechas, una gran fiesta de disfraces. ¿La mayor del mundo? Tal vez…
Los desfiles del Carnaval Infantil son únicos en España: imperdonable perdérselos. Se dice popularmente que este Carnaval es la única fiesta en el mundo de diez días que dura once. No es que en Villarrobledo pueda manipular a su antojo el tiempo, esta paradoja se explica porque en la actualidad y oficialmente, el Carnaval de Villarrobledo dura diez días, pero oficiosamente y de hecho dura once porque la llegada de Los Juanes (disfrazados de aves de la familia de los córvidos muy abundantes en la zona y que aquí se llaman juanes) se celebra el día de Jueves Lardero.

Cartel Carnaval Villarrobledo 2020. Autor, Ruben Almansa Tomás

CARNAVAL DE TOMELLOSO

La manifestación típica del Carnaval tomellosero resalta por los brillantes desfiles carnavaleros que tienen lugar durante estos días. Así, el desfile de comparsas escolares, en el que participan casi dos mil niños, padres, profesores, con un despliegue de imaginación y colorido que le ha hecho ser declarado de Interés Turístico Regional; el desfile de grupos y comparsas carnavaleras con mucho color, risas y humor, en el que destacan sin duda las grandes peñas de la ciudad, y de otros pueblos y ciudades de la región.
Divertidos, trasgresores, es una fiesta muy participativa y muy divertida, y un buen momento para que el viajero se acerque a disfrutar y conocer todo lo que ofrece Tomelloso: ocio y cultura, gastronomía y enoturismoLa Atenas de La Mancha, cómo se le conoce, por ser cuna de ilustres pintores y escritores de la talla de Antonio López Torres, Antonio López García, Francisco García Pavón, Eladio Cabañero, Félix Grande… una ciudad moderna y activa, consciente de su pasado y tradición vitivinícola, que conserva todos los valores que su historia le aporta y se reconoce, como no puede ser de otro modo, ciudad manchega.
Para no perdérselo es el fantástico Concurso de Máscara espontánea donde todos los participantes derrochan sentido del humor, demostrando ganas de pasarlo bien y asombrando al público con su ingenio y su originalidad.

CARNAVAL DE ALCAZAR DE SAN JUAN

La celebración del Carnaval en Alcázar, corazón de La Mancha, se adelanta a todos los demás carnavales de España: se celebra nada más y nada menos que durante los últimos días de diciembre… ¡durante las navidades!
Para encontrar el origen a esta sobredosis festiva habría que remontarse unos 200 años en la Historia, concretamente a la época de la Guerra de la Independencia, cuando ya se menciona en algunos documentos su existencia como una forma de oposición popular contra la ocupación francesa. Otras fuentes hablan de que el carnaval se celebra en Navidad, debido a una disputa entre el tercer estado y la nobleza, decidiendo entonces hacer la fiesta en Navidad para contrariar a los nobles: “En aquel momento, en la noche entre Nochebuena y el día de Navidad se empezaron a celebrar unos bailes paganos dentro de la Iglesia de San Francisco después de la misa del Gallo… Esto se popularizó hasta tal punto que cuando las autoridades y las instituciones del momento intentaron durante dos o tres años recuperar la normalidad y alinearse con el resto del planeta para hacerlo en febrero fue tal el fracaso que volvieron a diciembre. Aunque se organizaban cosas de manera oficial en febrero, todo el mundo se disfrazaba en el mes de diciembre”
Es diciembre, pero es carnaval. El día 22 los peleles –unas figuras hechas con ropa vieja rellena– cuelgan de los balcones de Alcázar de San Juan. Es el anuncio: serán manteados y quemados el día 28, en que se entierra la sardina.
Durante estos días se puede disfrutar de coloridos desfiles de carrozas, comparsas y máscaras. El Carnaval de Alcázar de San Juan finaliza el 28 de diciembre con el tradicional “Entierro de Doña Sardina” en el que los vecinos salen por las calles de la localidad vestidos de luto acompañando a la conocida sardina… quemada finalmente en una hoguera. ¡Una fiesta de Interés Turístico Nacional para no perdérsela!.

CARNAVAL DE HERENCIA

El carnaval de Herencia es otro de los imperdibles en estas fechas. Una fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional y que se celebra antes que todos los demás carnavales.
Día y noche, fiesta y mesa. Un no parar. Herencia siempre se ha caracterizado por arraigadas tradiciones, entre las que ocupa un lugar destacado el carnaval. Tanto que se adelantan una semana a todos los demás. Por algo se llama a su fecha de inicio Sábado de los Ansiosos. El día siguiente, Domingo de las Deseosas, es también un día importante: se sacan de nuevo las máscaras y trajes para lucirlos en el pasacalles. El nombre de este día, viene del “deseo” de empezar el carnaval, de la gente que espera con impaciencia el momento de disfrazarse, puesto que oficialmente el carnaval empezaba al viernes próximo.
El primer día no oficial del Carnaval de Herencia es el Viernes de Prisillas que nace de la idea de crear un día en el que sus principales protagonistas son las peñas locales, encargadas de animar el Carnaval de principio a fin, especialmente en los pasacalles.
Posiblemente el acto más importante del Carnaval de Herencia es el Ofertorio de Ánimas que se celebra el Martes de Carnaval. En este desfile participan carrozas, gigantes y cabezudos, bandas de música, oferentes y las máscaras de Carnaval entre las que sobresale la tradicional figura del “Perlé”, encarnado por un hombre vestido con blusa holgada, pantalón de tela a rayas de colores, a modo de pijama, y en la cabeza un gorro infantil de idéntica tela, que circula libremente por la población mezclándose con las máscaras y asustando a niñas y niños, quienes a su vez tratan de gastarle bromas.
También son destacables las “jinetas”. Estas salían hace años cumpliendo una promesa particular o familiar pero ahora las promueve el ayuntamiento y representan a los gremios de la localidad: el de la construcción, hortelanos, panaderos, comerciantes, etc. Cada una de ellas está formada por varios niños ataviados con el traje regional o de época, acompañados por un adulto que lleva la ofrenda.
El Carnaval termina con el entierro de la sardina, una tradición del siglo XX, en la que las familias pasaban “una tarde de campo” en el paraje de la sierra de San Cristóbal. La merienda terminaba con la degustación de una sardina, tradicionalmente “una sardina salá”, cuya raspa era enterrada en un pequeño agujero en el suelo.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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El miedo, cuento de vendimia

Más de una hora tardamos en llegar a la casa de labor, desde pleno campo, en donde aquel día de septiembre nos sorprendió la tormenta. Interrumpida la vendimia nuestra marcha fue lenta y penosa, porque el fuerte viento y los arreos dificultaban el acceso a través de cañadas y alcores.

Al llegar vimos guarecidos en derredor del hogar algunos pastores de la zona, que habían prendido buena fogata para secarse y hablaban del poder del miedo. Nos quedamos a escucharles, máxime al ser el tío Celestino, viejo rabadán a quien ya conocíamos, el que comenzaba a narrar una inquietante historia.

Referíase a aquellos ya lejanos años en que él iba con el gran rebaño trashumante del marqués de Mudela al fértil valle de Alcudia, la tierra siempre pródiga en pasturaje, situada más allá de las llanadas calatravas de la Mancha Alta. Su verbo, de cálida y jugosa simplicidad, describía admirablemente esta región, comprensiva de buena parte de la provincia de Ciudad – Real, confinante con las otras tres, en parte también manchegas: Toledo, Cuenca y Albacete. “Este terreno –decía a modo de comparación con su tierra de adopción, Castilla y León- es muy distinto de la vieja Castilla. Allí los pueblos, por lo general, son pequeños y se encuentran cercanos; aquí son grandes y están lejos entre sí. Allí predomina el trigo y el pino; aquí la vid y la encina. La propiedad está en Castilla muy repartida, mientras que en La Mancha, por el contrario abundan el absentismo y las fincas de enorme extensión.

La industria vitivinícola, que tanto se ha desarrollado aquí, merced al poder admirable que tiene el suelo para el cultivo del bíblico arbusto, ha enriquecido a sus pueblos: Valdepeñas, Tomelloso, Manzanares, Alcázar, Villarrobledo, Socuéllamos, Argamasilla…”

Y siguió el pastor hablando de parecida guisa a como nosotros describimos, a grandes pinceladas, La Mancha. Por la feraz campiña, entre pueblo y pueblo, vénse diseminadas numerosas edificaciones, algunas blancas por el enjalbegado de reminiscencia agarena, todas ellas destinadas a guarecerse labriegos y ganados, a las que los naturales del país denominan quinterías y bombos.

Bombo de Tomelloso

Casilla manchega

Los labradores, los gañanes, permanecen en el campo toda la semana, principalmente durante la época hiemal, en que han de binar viñas y roturar barbechos. Salen del lugar el domingo, a la caída del véspero, y van por los caminos con sus carros y yuntas, bien aprovisionados para los seis días, llegando al bombo o a la quintería –en ocasiones, vestigio de la antigua venta- a la hora de hacer la cena y acostarse para madrugar al día siguiente y trabajar. No ha de tornar al pueblo hasta el sábado siguiente, al mediodía, con el fin de renovar sus provisiones, reparar los útiles del trabajo, atender un poco a su simplicísimo aseo personal y ver, a la vez, a la familia, a la esposa, a la novia… Caminan cantando, animosos, mientras el sol agonizante ilumina con sus rayos postreros aquella caravana de la gleba, que a veces se extiende en larga hilera. Y allá, a su llegada a la habitación campestre, que siempre está abierta ofreciendo asilo al labriego que necesite ocuparla y al pobre viandante desheredado que haya menester de refugio, han de convivir todos en fraterna calma.

Se da a veces el caso de encontrarse solo un labriego por todo ocupante de la quintería; pero estas gentes, habituales a las privaciones, a los rudos trabajos, e, indistintamente, a la compañía y a la soledad, no sienten, por lo general, el miedo. Mas éste, como algunas otras cosas, puede presentarse en quien menos se piense y cuando menos se crea, como lo prueba esta narración del longevo pastor.

Fué el sucedido un día de crudo invierno. Llegó solo un joven zagalón al apartado habitáculo, situado en plena llanura por la que otrora efectuara su primera salida Alonso Quijano el Bueno. No había nadie –que se viese- en ella. Desenjaezó sus mulas, diólas pienso y, por último, prendió en el hogar unas gavillas bien secas que como incipiente combustible del pueblo llevaba, a fin de calentarse y preparar el condumio –las insustituibles gachas de almortas y los sabrosos torreznos-, cantandillo, a todo esto, sus endechas en recuerdo del amor que a 10 leguas de distancia dejaba.

Una vez terminado todo ello preparóse para cenar y, apartada ya la sartén y con pan y navaja en mano, ocurriósele decir en alta voz, al mismo tiempo que se sentaba, con tono irónico al creer firmísimamente en su completa soledad:
– ¡Vaya!, ¿ustedes gustan?
Y no bien hubo acabado de pronunciar aquellas contadas palabras cuando oyó que respondían con hoscas y entrecortadas voces, desde el fondo de la destartalada estancia:
– ¡Muchas gracias! ¡Qué aproveche!

Eran unos mendigos, tendidos e invisibles en un rincón de la cuadra, en la que antes de llegar el mancebo habíanse guarecido, despeados por el largo caminar, para pasar la noche, los que, creyéndose en verdad invitados, así contestaban.

Pero el joven labriego, que dijo aquellas palabras plenamente convencido de ser él la única persona que allí alentaba, no imaginando, por ende, que nadie le respondería, recibió el susto más formidable que cabe concebir. Se produjo en él una brusca reacción y levantóse en actitud vesánica.

Precipitadamente unció de nuevo los semovientes, sin voluntad ni dominio de sí, tembloroso y balbuciente, obsedido por la idea de la veloz huída, y a toda prisa, dejando allí la mayor parte de los aperos que del pueblo había llevado, partió en retorno hacia el mismo a todo el galope de la fustigada yunta, despavorido, aterrado, jadeante como alma que lleva el diablo.

Apenas si con entrecortadas palabras pudo después explicar lo sucedido. Postrado y abatido, a los pocos días murió.

Interior de un bombo

Figuras en una casa. 1967. Obra de Antonio López García

Bajada a antigua cueva bodega de Tomelloso