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Una de gigantes… molinos de viento de La Mancha

Campo de Criptana

Una escapada para rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”


Llanuras de La Mancha… los molinos eran y son ornato, gala y alegría de la llanura. Poesía y encanto de los viñedos y tierras de pan llevar. Ellos aliviaban las fatigas del caminante, infundiéndole ánimo con el gracioso girar de sus aspas y la promesa de la harina blanca, esa harina que en la mesa es pan que sustenta el cuerpo y en el altar es alimento del alma.

Giraban las aspas de los molinos manchegos, y, al hacerlo, traían y traen a la imaginación del viajero, el recuerdo a un tiempo doloroso e inefable “del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento”.

Por obra y gracia de tan singular aventura, el molino de viento, ha sido y sigue siendo símbolo glorioso y universal del libro cumbre que contiene la peregrina historia y estupendas hazañas del ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha y aun de los propios personajes Don Quijote, Sancho, Aldonza Lorenzo y Dulcinea.

Molinos de La ManchaMolinos Molinos de viento de Puerto Lápice

Molinos de viento de Consuegra

Molinos de viento de Mota del Cuervo

Simbolizan las aspas, el idealismo maravilloso de Don Alonso Quijano, desfacedor de entuertos, amparador de viudas, defensor esforzado de doncellas desvalidas y huérfanos desamparados.
Como las aspas del molino giran con todos los vientos, así el corazón del buen caballero está atento a todos los dolores y a todas las necesidades para compartir los unos y remediar las otras.

Las piedras del molino que en trabajo incansable, monótono, rudo y fecundo, trituran el trigo, simbolizan el espíritu de Sancho, pegado a lo material, perseverante en la ambición, paciente y confiado en la espera, poco emprendedor y carente de iniciativas. Nada hace por si para el logro de sus deseos. Todo lo guarda de las desventuradas aventuras de su amo y señor, que algún día ¡plegue al cielo que así sea!, se tornarán venturosas y le llevarán al codiciado gobierno de la ínsula deseada.

La silueta del molino, fornida y poco airosa cuando de cerca se contempla, es el símbolo de Aldonza Lorenzo, la buena labradora de El Toboso.
Contemplada a lo lejos, la silueta del molino gana en esbeltez, se torna ingrávida y entonces se transforma en la sin par y gran señora Dulcinea.

Todo esto significan, todo esto simbolizan y todo esto representan y recuerdan, los molinos de viento, alzándose en los campos manchegos, “una inmensa llanura vinícola en donde el ojo alcanza su pleno mediodía” como dijo Antonio Machado.

Don Quijote y los molinos de viento. Grabado de Gustave Doré, 1863Don Quijote y los molinos de viento. Grabado de Gustave Doré, 1863

Molinos de viento de Alcázar de San Juan

Molinos de viento de Campo de Criptana

Molinos de viento de Consuegra

A un lado y otro de la ruta que de Andalucía conduce a Castilla, aparecen los molinos de viento. El paisaje mantiene su alma, aquel encanto delicioso del girar de las aspas y las blancas siluetas que son recreo de la vista y dulce caricia para el corazón del caminante. No hay que esperar que los molinos de viento vuelvan a su tarea de triturar el trigo.

El mundo avanza, la vida sigue, y el progreso, implacable, no permite retroceder a la “dichosa edad y los siglos dichosos”, que tan maravillosamente describió Don Quijote a los cabreros.

Pero ya que los molinos no volverán a trabajar como hormigas, al menos hagamos que canten como cigarras. Que se salve ese espíritu, aunque la materia perezca.

Os invito pues, a una nueva aventura de los molinos de viento, de unos molinos con aspas que giren y sin piedras que muelan, una aventura –como aquella jamás imaginada- que quedará siempre como “suceso digno de felice recordación” y testigo fiel, de que los nobles pueblos manchegos, conservan en su corazón, el recuerdo imperecedero del ingenioso hidalgo Don Quijote, de Sancho, el buen escudero, de la sencilla labradora Aldonza y de la clarísima y sin par Dulcinea del Toboso.


CAPITULO VIII DE LA 1ª PARTE DE “EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA”


En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.

-Aquéllos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquéllos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquéllos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:

-Non fuyades, cobardes y viles criaturas; que un solo caballero es el que os acomete.

Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
-Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.

Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.

-¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?

-Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-; que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.

-Dios lo haga como puede -respondió Sancho Panza.

Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero, sino que iba muy pesaroso, por haberle faltado la lanza…

Molinos de viento de Campo de Criptana


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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El Lugar de La Mancha

Corresponde siempre, y más en años de conmemoraciones, tratar de indagar acerca de asuntos que inciden muy directamente en la cultura, la economía, la sociabilidad, el turismo y el prestigio de determinados territorios.
Nada impide aportar la propia opinión sin mayor pretensión. Contando con que el paso del tiempo, la investigación y la documentación serán los verdaderos artífices que clarifiquen todas las dudas e interrogantes que hasta ahora condicionan el enigma lugar.

Atendiendo al sentido práctico y a la intención de utilizar el sentido común según datos evidentes y al alcance de todos, quisiera exponer un punto de vista alejado de dogmas o intereses locales, tratando de acentuar aspectos que abarquen mayores márgenes culturales que la limitante y excluyente localización de un punto concreto. Por otra parte, hasta ahora tan difícil de asegurar, precisamente por la falta de documentación que lo acredite.

Así pues, quiero comenzar aludiendo a este respecto recordando a Cervantes en una de sus citas mencionadas en el Quijote: “Mientras se gana algo no se pierde nada”. A lo cual añado, que donde todos ganan, nadie pierde.

El molino del Mediterráneo

El molino del Mediterráneo

Hasta ahora, el Lugar de la Mancha, no nos ha servido de mucho a los manchegos. Creo que las ansias por acapararlo y acotarlo en un determinado municipio nos empobrece a todos y limita lo universal a lo local.
No olvidando nunca a Cervantes y su afición por los refranes, es preciso recordar que “la avaricia rompe el saco”.
Puede que el afán de personalismos, localismos y demás exclusivismos esté impidiendo que rentabilicemos con auténtica eficacia el incalculable tesoro de formar parte de una de las grandes obras literarias del arte universal.

Deseo mostrar respeto, agradecimiento y consideración por todos cuantos han dedicado su tiempo y sus mejores intenciones para hallar determinado lugar, aportándonos multitud de nuevos puntos de vista, datos y conocimientos. Así como tener muy presentes los estudios de concienzudos cervantistas que no cesan de sumar multitud de razones para entender la genialidad del Quijote.

Aparte de quien lo desee, los manchegos, más que nadie, estamos obligados a convivir entre sí, compartiendo la universalidad que nos ha sido concedida por Cervantes. Menospreciar dicho bien incalculable enfrentando, dividiendo y oponiendo nuestro territorio con sus pueblos, resulta lamentable y contraproducente para La Mancha en particular y para la cultura española en general.
Deberíamos sentirnos obligados a esforzarnos por encontrar el modo que posibilite distribuir la rentabilidad cultural, turística, económica y social de formar parte del universo cervantino.
Estoy convencido de que en ello debe implicarse el país entero porque el Quijote, tratándose de la obra cumbre de la literatura en lengua castellana o española, debe atenderse como un asunto de Estado.

Buscando el norte. Autora, Eve Livesey

Buscando el norte. Autora, Eve Livesey

“El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”.
Este es el título elegido por el autor. La primera frase que dice con exactitud que el protagonista pertenece a La Mancha.

Ahora a ver quien es el guapo capaz de identificar y definir con exactitud qué entendía Cervantes por el espacio que ocupaba La Mancha en la creación de su novela. Contrastando mapas y documentos que incluyan desde el Común de La Mancha, hasta la provincia de La Mancha, ya posterior a Cervantes, se podría aproximar un extenso territorio que acogería prácticamente toda la provincia de Ciudad Real y buena parte de las de Toledo, Cuenca y Albacete. Sin descartar que La Mancha pueda entenderse para muchos desde prácticamente el sur de Madrid hasta las estribaciones de Sierra Morena.
Empezando por algo tan inmenso, creo que va a ser realmente imposible precisar con exactitud ese famoso y desconocido Lugar.

“En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…”
Así comienza el capítulo primero de la primera parte. Así nos dice claramente el autor que no desea recordar dicho lugar.
Para muchos es más que suficiente para no incidir en la búsqueda o designación del mismo. Para otros supone el reto de investigar y encontrarlo.
Va a ser casi imposible hallar con certeza y con autenticidad algo que no dejó escrito ni documentado el autor, y mucho más tratándose de una decisión convenida a propósito. Desde luego que puede investigarse y aproximarse al respecto. Demostrarlo lo encuentro imposible a no ser que alguna vez aparezca documento que especifique de puño y letra de Cervantes: el lugar de La Mancha del cual no quiero acordarme es tal.

Campos de Montiel. Autora, Luz Vazquez

Campos de Montiel. Autora, Luz Vazquez

Cervantes escribe literalmente que don Quijote comenzó a caminar por el Campo de Montiel y también dice que regresó al mismo después de aventurarse en sus peripecias. Parece ser que allí ubica su casa. Y por supuesto donde sitúa la casa, se supone que debe ser el lugar de origen del caballero.
La delimitación del Campo de Montiel queda bien documentada en época de Cervantes, en las Relaciones Topográficas de Felipe II.
Campo de Montiel y La Mancha son dos acepciones que se intercalan y complementan. El Campo de Montiel forma parte del entorno histórico, cultural y social de La Mancha, desde la existencia de ambos. Lo manchego integra la totalidad de la provincia de Ciudad Real incluso desde la designación toponímica de los árabes. Por tanto es absurdo discutir si el Campo de Montiel forma o formaba parte de La Mancha o no, cuando además Cervantes redunda en repetidas ocasiones que comenzó a caminar por el mismo y regresó a morir a su casa. Por tanto no es faltar al rigor literario asegurar que dicho lugar del cual no quiso acordarse se encontraba en el Campo de Montiel. Cervantes habla de una aldea.

Si volvemos a citar la frase que indica ese lugar de cuyo nombre no quiso acordarse, la lógica nos dice que sería absurdo pensar que dicho lugar fuera alguno de los que cita. Por tanto habría que descartar los mencionados de forma explícita porque el propio autor dice claramente que no quiere acordarse.
“de donde como queda dicho, tomaron ocasión los autores de esta tan verdadera historia, que sin duda se debía llamar Quijada, y no Quesada como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís, no sólo se había contentado con llamarse Amadís a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó Amadís de Gaula, así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya, y llamarse DON QUIJOTE DE LA MANCHA, con que a su parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el sobrenombre della.”
Aquí nos asegura Cervantes, que la patria de don Quijote es La Mancha. Y nos ha dicho también que comenzó a caminar por el Campo de Montiel y regresó a él. Con lo cual se entiende con facilidad que el Campo de Montiel aun siendo un espacio propio, formaba como siempre y como hoy, parte de La Mancha de un modo tan natural como la propia existencia de una historia, una cultura y un ambiente común.

También un lugar de La Mancha. Autora, María

También un lugar de La Mancha. Autora, María

No podrá opinarse con un mínimo de lógica, si el Quijote no se lee en paralelo a todo cuanto pueda hallarse de biografías de Cervantes. Pues la suma de la vida del escritor, junto con el espacio geográfico de La Mancha, dan como resultado la creación de la novela y muchas claves que delatan ficción inspirada en realidad.
Sabemos que no tuvo una vida fácil. Que más de una vez tuvo que empezar de cero y que en numerosas ocasiones transmite la frustración que lo acompañó tanto en lo profesional como en lo personal. Al igual que el protagonista de su novela, se vio abocado a aventurarse para buscarse la vida; pero sobre todo por necesidad de libertad.
Tuvo que emprender la aventura de una nueva vida en la inmensidad de La Mancha, que posiblemente abarcaba en su época como ahora, un gran espacio indeterminado, al igual que hoy para tantos que la cruzan, entre Madrid y Sierra Morena.
En Esquivias obtuvo ayuda de un pariente y allí se casó. Y leyendo sus biografías parece que fue más por necesidad material que afectiva. Que dicho matrimonio nunca fue bien visto por la familia de la novia. Y pudiera ser que aquel lugar de La Mancha no le trajera muy buenos recuerdos como para recordarlo a la hora de escribir. Pero, ¿quién podrá demostrarlo?
Existen partidas de bautismo en Alcalá de Henares y en Alcázar de San Juan. Sí, quizá estos documentos demuestren el lugar de nacimiento del autor, pero no el que el mismo quiso omitir como patria del protagonista.
El Toboso es el lugar más citado de la novela, por tanto absurdo que se trate del lugar que no quiso acordarse.
Nombra Argamasilla al final de la primera parte. Lo hace de forma despectiva, herido por el plagio que al parecer incitó Lope de Vega a través de Avellaneda. Nada hay documentado acerca de que Argamasilla de Alba fuera dicho lugar. Ni nada hay documentado de su estancia en la cueva de Medrano, por tanto lo que le queda es la tradición de haber pretendido dicho lugar desde que se comenzó a redescubrir la novela, buscando beneficios comerciales a través del editor, el dramaturgo y el descendiente que heredó las posesiones sanjuanistas del hijo de Carlos III. Y por cierto, Cervantes cita únicamente Argamasilla sin especificar de Alba. En la provincia de Ciudad Real, que acoge la mayor parte de La Mancha, también existe otra Argamasilla.

Casa de Medrano. Argamasilla de Alba. Autora, Paulaadm

Casa de Medrano. Argamasilla de Alba. Autora, Paulaadm

Recientemente contamos con otra población que apuesta fuerte por ese Lugar. Al igual que Esquivias, El Toboso o Argamasilla, no puede demostrar documentalmente nada. Si Esquivias compite con datos biográficos del autor, Argamasilla con la tradición de haberse autoproclamado la primera como ese lugar; Villanueva de los Infantes con ser la primera población que lo pretende a través de un estudio multidisciplinar compuesto por varios catedráticos. Cierto es que ninguna de estas poblaciones puede afirmar con certeza la autenticidad de dicho Lugar, porque sólo corresponde a Cervantes asegurarlo. En tanto en cuanto no aparezca el documento que lo acredite, el Lugar de La Mancha continuará siendo el mismo que Cervantes no quiso acordarse.
Considero más productivo para todos, entender o asumir que no es tan determinante ni tan importante que dicho lugar se defina en una localidad concreta. Pues aunque la lógica nos dice que puede tratarse de una aldea o un pueblo. Tampoco nada nos asegura que dicho lugar sea nada más que eso, un lugar impreciso sin más.
Es más auténtico, más sano y más real que dicho lugar exista donde verdaderamente permanece la esencia, la autenticidad y la atmósfera que inspiró a Cervantes. Allí donde permanezca la identidad de la cultura y la imagen manchega propia del clasicismo quijotesco, veremos realmente el Lugar de La Mancha. Ni Cervantes ni Don Quijote podrán identificarse allí donde ha desaparecido la personalidad manchega que originó las poblaciones de la mítica llanura.
Cervantes dejó escrito literalmente que todas las villas manchegas se disputarían la patria de Don Quijote. Por tanto no es nada ilícito ni fuera de lugar que cualquier localidad comprendida en el ámbito manchego, pretenda ser dicho lugar. Algunas con más motivos. Otras con más determinación y algunas con mayor rigor. Pero todas con absoluto derecho a pretenderlo haciendo honor al deseo del autor de una obra maestra que nos hace universales, no locales.

El linaje de Villanueva de los Infantes. Autor, Jose María Moreno García

El linaje de Villanueva de los Infantes. Autor, Jose María Moreno García

Quizá esta sea una de las claves de dicha universalidad. No haber localizado con exactitud la patria del héroe mítico. Haber poseído suficiente ingenio y suficiente ironía para situar mediante la parodia a un caballero medieval en la contemporaneidad barroca del autor. Cervantes no precisa nada a propósito. Permite al lector imaginar, creando con ello la genialidad de la primera novela moderna de la historia.
Nos ha regalado la libertad de imaginar ese lugar donde cada cual lo encuentre conforme a los parámetros que él halló en su imaginación. La determinación de no situarlo con exactitud geográfica confiere auténtico sentido irónico y burlesco a la condición anacrónica y patética de un personaje inteligentemente utilizado para evidenciar mediante la denuncia social camuflada de humor y demencia, la ridícula existencia de multitud de hidalgos arrogantes venidos a menos, aferrados a privilegios más que rancios.
Hablar de un determinado lugar de La Mancha, sin demostrarlo científicamente por medio de documentos históricos, sería tanto como afirmar un dogma.
Creo que dicho lugar debe entenderse como la voluntad de Cervantes por decir con la ocultación del mismo, mucho más que si lo mencionase literalmente.
Don Quijote es tan innovador que ni siquiera existe en la ficción de la obra literaria; en la cual sólo parece real mientras protagoniza las aventuras imaginadas por el autor. De hecho toda la novela vive en dichas aventuras. Nada, excepto escasos detalles de presentación, nos cuenta de su supuesta vida real al margen de la intencionada parodia caballeresca que a la vez canaliza como crítica social. Cuyo personaje muere fracasado dando por finalizadas sus aventuras, sin regresar a su vida real.
Cervantes necesitaba este sueño para liberarse de la continuada frustración que sufrió en vida.
Encuentro más productivo y más beneficioso para todos, encontrar dicho Lugar de La Mancha, allí donde se cuida, se mantiene y se fomenta la imagen que identifica el entorno con la esencia de la novela.
Aquellos pueblos que han sabido conservar la dignidad y la belleza de la identidad estética, arquitectónica y paisajista de La Mancha, será siempre el Lugar de La Mancha que asocia a Don Quijote con la universalidad que nos regaló Cervantes.
Ni don Quijote ni Cervantes, podrán verse en todos aquellos lugares que hayan adulterado dicho clasicismo cervantino.

Lagunas de Ruidera. Autor, J.S.C.

Lagunas de Ruidera. Autor, J.S.C.

Hoy en pleno siglo XXI, la genialidad que nos concedió Cervantes para encontrar ese Lugar del cual no quiso acordarse, puede descubrirse con la autenticidad que demuestra la existencia de espacios reales de la época del autor. Mantenidos idénticos a la cultura que creó e inspiró la novela. Y podrá verse en todos aquellos que se impliquen en hacer honor a sí mismos recuperando y preservando la imagen de la identidad manchega.
Así pues, el Lugar de La Mancha existe realmente en la zona de los molinos de Campo de Criptana, en la vista de la llanura manchega desde los molinos de Alcázar de San Juan. En los cerros de molinos de Consuegra y Mota del Cuervo.
En las manchegas calles de El Toboso, cada vez más cuidadas y respetuosas con el paisaje urbano castizo y popular. En los incomparables conjuntos históricos artísticos de Almagro y Villanueva de los Infantes, repletos de casas de hidalgos y casas populares donde habitaron los personajes de la obra.
Por supuesto en las Lagunas de Ruidera y Cueva de Montesinos. En las blancas calles de la pequeña villa rural manchega que es Fuenllana. En los paisajes del Campo de Montiel. En la preciosa plaza de Puerto Lápice con su flamante nueva calle porticada de porches manchegos.
En la autenticidad de la casa de Cervantes en Esquivias. En los paisajes de Sierra Morena. E incluso en la playa de la Barceloneta. Porque allí donde estuvo Cervantes, estuvo don Quijote. Y allí donde exista y perdure la autenticidad y la imagen que inspiró al genial escritor, existirá el valor universal, la magia de sentir la atmósfera que originó al Quijote.

Visitando Fuenllana. Un auténtico pueblo de La Mancha. Autor, Nestor Cano

Visitando Fuenllana. Un auténtico pueblo de La Mancha. Autor, Nestor Cano

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Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano.
Abril 2015
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Fotografía de portada: Plaza de Cervantes Alcalá de Henares. Autora, Adri Cbl
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Campo de Montiel. Una tierra por descubrir

Montiel

Tu escapada de fin de semana desde Madrid

No muy lejos de Madrid. A dos horas de viaje por cómodas autovías que puedes elegir pasando por Toledo, disfrutando de la inmejorable vista de una de las grandes ciudades históricas de Occidente.
Si el tiempo y las ganas te lo permiten adéntrate en su incomparable laberinto artístico. Mírala desde la ermita del Valle o desde la terraza del Parador en el cerro del Emperador. Verás su entramado, conglomerado renacentista y barroco, superpuesto sobre cimientos romanos, visigodos y árabes.
Desde la casa del Diamantista hasta el puente de San Martín. O desde el de Alcántara hasta la puerta del Cambrón, podrás recorrer paseando entre parques y murallas un montón de misterios contenidos en sus calles, palacios, conventos, pasadizos…
Despídete en la Venta del Alma, disfrutando la atmósfera de lo auténtico. Y dile adiós camino de La Mancha, contemplando la almunia árabe del palacio de Galiana, asentada en mitad de la vega.

Consuegra. Autor, Juan Jose Revenga Diaz

El recorrido que parte de Toledo hasta Consuegra regala el atractivo de un paisaje agrario sosegado y bien ordenado. Al final de una recta tan grande como los aventureros horizontes quijotescos, encontrareis la universal silueta de La Mancha girando en las venteadas aspas de los molinos.
Su castillo impone la Orden de San Juan, vigilando el territorio batallado por las cuatro órdenes militares que colonizaron la actual provincia de Ciudad Real. Frontera castellana y andalusí. Espacio de todos y muchas veces de nadie. Lugares expandidos en la inmensidad de la llanura, ideales para los solitarios sueños del Quijote.

Haz parada en Puerto Lápice. El pueblo-calle al borde del camino que desde Madrid, abre de par en par la novela de Cervantes. Últimamente convenientemente mejorado en la estética del entorno de su magnífica plaza, con el aporte del nuevo y bello edificio del ayuntamiento. Apoyado con las flamantes galerías de porches de madera color almagre que te acompañan hasta la preciosa Venta. Entra en la bodega, al patio. Cruza el zaguán. Esta edificación posee el espíritu que cautivó a Cervantes cuando transitando por tantos caminos dormía en lugares similares.

Plaza mayor de La Solana. Autor, Karp Panta

Desde aquí hasta La Solana cruzarás horizontes literarios que te conducirán a través del personaje cervantino, hasta el Campo de Montiel.
La plaza de La Solana, desconocida y a la vez una de las más atractivas de Castilla. Mantiene todo lo que la historia va concediendo al centro administrativo y social de una villa, con el valor añadido de una imagen cuidada y restaurada.

Continúa a San Carlos del Valle para ver los pináculos borbónicos de Felipe V. Edificado en mitad de los campos, en el camino real de Andalucía, una iglesia rural con diseño de basílica pontificia. Su plaza te dejará sin palabras. Elegante en la traza de su sencillez y muy acogedora por la belleza de su arquitectura rural compuesta por materiales naturales. Piedra, ladrillo rústico y madera. El buen gusto de una época que supo construir para el futuro, legándonos algo imperecedero y siempre apreciado.

Desde Madrid es el primer pueblo del plan de colonización de la despoblada sierra Morena, por orden de Carlos III, para proteger el tránsito entre la Corte y el puerto de Indias de Sevilla o Cádiz.

Visitando San Carlos del Valle

El siguiente destino, Villanueva de los Infantes. Junto con Almagro, los dos conjuntos histórico artísticos más completos de la provincia.
Infantes posee un patrimonio inigualable emplazado en el Siglo de Oro. Por allí han pasado literatos como Quevedo, Cervantes o Lope de Vega. Sus atrayentes calles pobladas de palacios armados con portadas blasonadas en contraste y complementadas con calles blancas que mantienen la identidad popular manchega, confiriéndole una imagen sumamente valiosa como algo excepcional por su armonía, belleza y valor histórico.

Al siguiente día, ya de regreso a Madrid, pásate por las Lagunas de Ruidera. Si vas en primavera, encontrarás un vergel del Paraíso. A pesar de una pequeña parte mal urbanizada. El primer espacio natural protegido de la región, conserva intacta su vitalidad y su incalculable valor medio ambiental como reserva de la biosfera. El complejo fluvio-lacustre que desborda el Guadiana, el Río de los Patos, de los romanos, por las características anátidas que lo pueblan. Caminar al borde de este curioso espacio, rarísimo en el mundo por sus cualidades geológicas, te ofrece contacto directo con la naturaleza de nuestros antepasados prehistóricos. Muchos lugares del parque conservan esa agreste naturaleza, que encontrarás adentrándote en sus senderos más apartados de la civilización.

Reflejos en Villanueva de los Infantes. Autora, Margabel2010

Viajarás a través de los pasos de Cervantes y podrás dormir en lugares con mucho encanto. Especialmente en Villanueva de los Infantes o Ruidera. Comerás el mejor queso del mundo, bebiendo vinos manchegos. Asadillo a base de tomate y pimiento. Gachas, lomo de orza, duelos y quebrantos…

Esta tierra todavía por descubrir mantendrá siempre su vocación caminera como natural cruce de culturas que han surcado sus veredas, comunicando la península Ibérica en sus cuatro puntos cardinales. Es un buen lugar, el Campo de Montiel, como Lugar de La Mancha, donde Don Quijote comenzó a caminar, para servirte de destino o escala para continuar hacia los paraísos de Andalucía que tan bien Cervantes conocía.
Desde aquí se divisan las sierras de Segura y Cazorla. No muy lejos Úbeda y Baeza y por su puesto, un buen lugar de paso, camino de Córdoba o Granada.
Si vas a Andalucía, o regresas a Madrid, desvíate al Campo de Montiel, descubre la esencia que todavía perdura de lo que Cervantes encontró para servirle de inspiración. Te esperamos.

El color turquesa de las Lagunas de Ruidera. Autor, fcsanjuan


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano