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Alicante y el Pozo de los Deseos. 5 ritos mágicos para la noche de San Juan

Alicante celebra en estas fechas sus mágicas y maravillosas “Fogueres de Sant Joan”, con un halo de sortilegio y misterio difícilmente igualables


Las Hogueras de San Juan son las fiestas mayores de la ciudad de Alicante. Declaradas de Interés Turístico Internacional. Tienen su origen en la tradición de quemar objetos inservibles con la llegada del solsticio de verano. La fiesta arranca oficialmente el 20 de junio y se prolonga hasta el día 29 del mismo mes. Se plantan en la ciudad más de doscientas monumentos (hogueras) de cartón piedra de temática satírica.

Éstos arderán el día 24 de junio en la espectacular noche de la “Cremà”, acompañada de la popular “Banyà” (bañada) llevada a cabo por los bomberos para apagar las hogueras. Durante las fiestas se incluyen actos como las “Mascletàs” (impresionante concurso de petardos que se celebran en la Plaza de los Luceros a las 14 horas) el Pregón, la “Plantà”, la Cabalgata del Ninot, desfiles y pasacalles; destacando la ofrenda de Flores a la Virgen del Remedio.

Alicante celebra en estas fechas sus mágicas y maravillosas “Fogueres de Sant Joan”. Y es que esta jornada y sobre todo su noche previa, íntimamente asociada al solsticio de verano, posee desde hace siglos un halo de sortilegio y misterio difícilmente igualables. La tradición cristiana afirma que el nacimiento de Juan fue en si un hecho milagroso, ya que cuando el ángel Gabriel anuncio a Zacarías, su padre, que su esposa quedaría encinta y daría a luz a un hijo, aquel no quiso creerlo al tratarse de una mujer estéril. Sin embargo el prodigio anunciado se cumpliría e Isabel, prima de la Virgen María, traería finalmente al mundo a San Juan Bautista un 24 de junio. Zacarías encendió fogatas esa noche para celebrar el acontecimiento, razón por la cual este día se asocia desde entonces con el fuego, la fecundidad, la suerte, la salud y el amor…


Aquí van algunos de los ritos más curiosos y singulares que no deben dejar de hacerse en fechas tan señaladas


1. Una manera segura de averiguar el destino de amigos o compañeros durante la noche del 23 al 24 de junio, es practicar el rito de las agujas flotantes. Para ello se dispone un balde hondo lleno de agua hasta el borde, colocándose con cuidado dos agujas en la superficie para que floten libremente. Cada aguja representa una persona conocida: amigos, novios, compañeros… Si las agujas se separan flotando en el agua es inevitable un distanciamiento, la perdida de la amistad o el término de una relación amorosa. Si por el contrario terminan uniéndose, ambas personas permanecerán juntas y serán un modelo de fidelidad y de amor. Nada dice la tradición en caso de que se hundan, lo que es seguro en nueve de cada diez intentos.

La Cremà de Les Fogueres de Sant Joan. Alicante. Autor, Jorge Castro

La Cremà de Les Fogueres de Sant Joan de Alicante

2. Se dice que las plantas de helecho florecen en la noche de San Juan al dar las doce campanadas, y que el diablo viene entonces para recolectar sus negras semillas. Ese es el momento de atraparlo y obligarle a desvelar el escondrijo de un fabuloso tesoro. Claro que para alcanzar estos deseos no es necesario lidiar con lo demoníaco. Uno de los ritos alternativos más usados consiste en recolectar hojas de laurel durante el día previo a la noche mágica, siempre en número impar, y escribir en ellas los deseos que esperamos se cumplan durante ese año. Tras ello hay que esperar a medianoche y, con las doce campanadas, quemar las hojas en la hoguera o en un recipiente de barro… Todos los deseos se cumplirán uno por uno, o al menos eso es lo que asegura esta tradición milenaria.

Detalle de una Hoguera de San Juan

3. Como ya se sabe, es necesario saltar sobre los fuegos de la noche de San Juan si queremos tener salud a lo largo de un año. Pero no es éste el único rito valedero: otra técnica igualmente eficaz consiste en salir a primera hora de la mañana tras un baño largo y relajado, y entonces caminar descalzo por la tierra cuajada de rocío. El agua consagrada de esta noche mágica nos asegurará, al contacto con nuestros pies, una fortaleza de hierro y la inmunidad frente todo tipo de enfermedades. Eso sí, por mucho rocío consagrado que pisemos, evitad realizar la experiencia en el patio trasero de casa o en un erial atestado de cardos.

Fuegos artificiales durante las Hogueras de Alicante

4. Existen otros muchos rituales para practicar en la víspera de San Juan. En uno de ellos se deben esconder 3 patatas debajo de la almohada con las siguientes características: la primera debe estar entera; la segunda, con una marca visible a un lado, y la tercera sin la piel. A la mañana siguiente hemos de introducir la mano debajo de la almohada y extraer una de las piezas: según sea la patata extraída, así se desarrollará el resto del año para nosotros. La patata entera significa prosperidad; la que posee la marca nos asegura una alternancia de días venturosos y desdichados, mientras que la patata sin piel, la más ingrata, afirma que el dinero no entrará en casa durante el resto de ese año, y que en consecuencia tendremos mala suerte.

Castillo de fuegos artificiales en la noche mágica. Autor, Bruno Zaragoza

Castillo de fuegos artificiales en la noche mágica

5. El más tétrico de todos los ritos del solsticio de verano es aquel que anuncia nuestra propia muerte. Sólo los más aguerridos se atreven a efectuarlo, y consiste en lo siguiente: hay que levantarse bien temprano y asomarse a un pozo lleno de rocío, o en su defecto a los charcos del terreno que contengan agua de lluvia caída durante la víspera (se afirma que se trata de agua consagrada, y que por tanto posee propiedades mágicas). Si la imagen de la persona no se refleja en el agua, esto significa que morirá a lo largo del año y que debe prepararse cuanto antes para el tránsito a la otra vida. Sin duda es una experiencia aterradora, y son varios los que deciden ir acompañados para la ocasión de un incauto que se asome al pozo en primer lugar. El truco evita un mal trago, pero no es la mejor manera de hacer amigos.

Playa de San Juan, Alicante

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Tejera Negra, la vitalidad de un hayedo insólito

El Hayedo de Tejera Negra, Patrimonio Mundial de la UNESCO, forma parte del Bien Natural “Hayedos primigenios de los Cárpatos y otras regiones de Europa”


El primer haya solitaria aparece a la izquierda de la pista forestal que conduce al corazón del bosque, rodeada de una alfombra del verde rabioso de la gayuba húmeda. No se sabe cómo ha podido sobrevivir a la industria maderera, al carboneo y al calor, pero crece ahí como una unidad de medida del bosque. Posee la copa amplia y redondeada que caracteriza los ejemplares aislados y estira las ramas al cielo entre amenazadoras y suplicantes. Con toda seguridad anuncia la excepcionalidad de uno de los hayedos más meridionales de Europa.

El resto de ejemplares se reparten en edades: los más jóvenes en los lugares más accesibles, como en la senda de Matarredonda, donde también crece un tejo testimonial y antiguo; los más viejos en los lugares más inaccesibles, en las cabeceras de los ríos Lillas y Zarza; los desmochados, por doquier.

El hayedo de Tejera Negra constituye una especie de isla vegetal en la cordillera Central, pudiendo ser considerado el escombro botánico de una masa forestal gigantesca diezmada por la influencia humana y el cambio climático regional.

El haya es un árbol muy común, pero en el centro de Europa, típico de lugares húmedos y que, en España, se concentra en la mitad norte, sobre todo en Navarra.
Sicilia y la sierra de Ayllón, donde se encuentra Tejera Negra, constituyen excepciones forestales en la distribución geográfica de los hayedos.

De los tres enclaves de hayas que se aferraron a la sierra del Sistema Central: en Madrid, Montejo de la Sierra; Riofrío de Riaza en Segovia y Tejera Negra en Guadalajara, es este último el de mayor extensión y riqueza faunística y botánica.
Las hayas de Tejera Negra debieron de establecerse aquí en una época remota en que el clima era más frío y húmedo que el actual. Hoy, estos árboles todavía encuentran refugio en valles umbríos, laderas norte y canchales escasamente expuestos al sol pero sometidos a nieblas, vientos y lluvias.


El carácter de excepción que reviste el bosque del hayedo de Tejera Negra consiste en crecer allí donde nadie lo podía esperar


El ser humano se sirvió de estos árboles hasta casi agotarlos para fabricar arcos de guerra, muebles y carbón vegetal.

En otros tiempos, piras de troncos de hayas, brezos, robles, encinas y melojos recubiertos de paja y tierra ardían en una combustión controlada, casi exenta de oxígeno, para convertir la preciada madera en carbón vegetal. Este combustible era repartido luego entre los pueblos de los alrededores y transportado a las capitales (Madrid, Guadalajara…) hasta convertirse en rescoldo de brasero. En travesías que sólo los pájaros pueden realizar podría observarse el lugar ocupado por aquellos hornos circulares de 25 metros de diámetro, colocados al tresbolillo, como volcanes extinguidos a quienes la naturaleza todavía no ha conseguido olvidar.

La consecuencia de las talas sucesivas (la última se produjo hace unos 50 años) es que, paradójicamente, a pesar de su antigüedad, el hayedo es joven y homogéneo. Sólo en los lugares más profundos del valle, en los cortados de más difícil acceso en los que la explotación no parecía rentable por lo abrupto del terreno, crecen las hayas centenarias. En la solana del río Zarzas y en el barranco que da nombre al Parque (Tejera Negra) es donde la majestuosidad del bosque que causa respeto, temor o admiración –y en el que Caperucita, Blancanieves o Pulgarcito podían haber pasado los peores momentos de su existencia-, se convierte en hojarasca ocre y corteza lisa y cenicienta.

En este bosque donde las hayas han tenido que luchar por su supervivencia frente a la especie humana, también han librado batalla contra plantaciones, más o menos afortunadas, de pino silvestre. En lugares donde ambas especies combatían en igualdad de condiciones, las ramas de las hayas fueron decapitando las copas de los intrusos y asfixiándolos a continuación gracias a su corpulencia, contradiciendo así todas las teorías sabias sobre la escasa capacidad de regeneración de los hayedos meridionales.


El hayedo de Tejera Negra (Guadalajara) está configurado por los ríos Lillas y Zarzas, que nacen en el valle glaciar de la Buitrera


Avanzando a pie, paralelos al curso del río Zarzas (también denominado Sorbe o de la Hoz) y acompañándolo hacia su nacimiento, puede verse cómo el valle se cierra por picos que quisieran alcanzar los 2000 m de altitud. El circo del valle se cierra en torno a la Atalaya (1887 m), Tejera Negra (1914 m) y Tiñosa (1971); y otros que consiguen superar los 2000 m dispuestos a lo largo de la cuerda de las Berceras y ocultos con frecuencia por la niebla, como el Alto del Porrejón (2012 m) y la Buitrera (2046 m). La máxima elevación del macizo la ostenta el pico del Lobo con 2272 m.

Hasta bien entrada la primavera, algunos neveros obstinados alimentan los arroyos que vierten su caudal en las aguas del río Zarzas.
En Tejera Negra, también crecen otros árboles como robles, acebos, serbales, cerezos silvestres y abedules, pero la vegetación no se distribuye al azar, sino que tiene predilección por asentamientos concretos, en función sobre todo de la altitud… por encima de los 1800 m, cota hasta la que también llegan los pinos, sólo crecen pastos, resistentes a las inclemencias del tiempo y a la deshidratación provocada por el viento que sopla de manera casi constante en los collados.

Las aves encuentran en el haya protección y refugio para establecer sus nidos. La corteza lisa de los árboles y el suelo despejado son factores que favorecen la elección de las copas de los árboles por algunas especies, como las águilas reales. Y por supuesto los roquedos para los buitres leonados y halcones abejeros.

Entre los grandes mamíferos, la desaparición del lobo en los años cincuenta es la ausencia más significativa, dejando el camino libre al zorro, gato montés, garduña, tejón y comadreja. Las nutrias dentro del agua. El mayor herbívoro es el corzo, al que no es difícil ver fugazmente atravesando algún calvero del bosque en busca de pasto fresco.


Merece la pena presenciar el espectáculo cromático que cada Otoño produce su singular y grandiosa riqueza forestal, con una extraordinaria y sorprendente explosión de colores


A medida que la carretera de Ayllón se aproxima a la tierra de Galve, el color rojizo de la tierra desaparece hasta convertirse en un caos pizarroso sobre el que crecen, precisamente, las hayas.
Estas lajas de pizarra han permitido la construcción de edificaciones tanto para los humanos como para el ganado (taínas). Ahora son testimonios del pasado.
La prosperidad de estos pueblos, que no eran más que premios otorgados a la aristocracia feudal como pago a los servicios prestados durante la Reconquista, estaba basada en el aprovechamiento de la tierra dedicada al pastoreo.

La disminución de la trashumancia y la regresión del sistema pastoril significaron la decadencia de la zona a partir de principios del siglo XX y a todo lo largo de él. Es como si los pueblos de esta sierra hubieran adelantado en medio siglo a la emigración de las gentes a las ciudades.
El resultado es el envejecimiento de la población y el abandono de las localidades, con el consiguiente riesgo de pérdida definitiva de los valores culturales locales.

Entre los pueblos más cercanos a Tejera Negra, Galve destaca por haber poseído un pasado esplendoroso del que rinden cuenta las tres ermitas, el castillo de los Zúñiga y la iglesia de planta rectangular de la Asunción.
A escasos kilómetros de Cantalojas, la carretera local deja a un lado a Villacadima, pueblo abandonado que parece estar dormido. El paso del tiempo y la desidia lo convirtieron en morada de fantasmas y refugio de recuerdos. En ningún momento más oportuno que el presente, Villacadima es merecedora de nombre: la palabra cadima, de origen árabe, significa vieja.

Los libros de geología dicen que Cantalojas se asienta sobre una llanura de calizas procedentes de la era Terciaria, pero al llegar a esta localidad es mucho más gratificante mirar al cielo que al suelo: en función de la hora del día no es difícil descubrir por encima de las fincas y tejados del pueblo alguna bandada de buitres leonados que descienden, volando en círculos, desde las más altas cumbres del macizo de Ayllón en busca de las carroñas dispersas por los valles.

En cualquier época del año es gratificante una visita al hayedo de Tejera Negra: en primavera, las hojas hacen derroche de color verde vivo, mientras que en otoño la luz y el suelo se tornan ocres. En pleno verano, el tupido follaje ofrece frescor y, en invierno, el bosque entero es un misterio. Inolvidable.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Próximos destinos: Ruta de la Arquitectura Negra o de los “pueblos negros” y Ruta del Románico Rural de Guadalajara

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Un mundo de Cine. Locarno y su Festival Internacional junto al Maggiore

Un mundo de Cine. Locarno y su Festival Internacional junto al Maggiore

Dentro del habitual despliegue de certámenes y festivales veraniegos en Europa, destaca especialmente por su prestigio y originalidad el Festival Internacional de Cine de Locarno. Este año celebra su 66 Edición durante los días 7 al 17 de agosto, con tres secciones competitivas abiertas y a cual más atractiva. Sin duda, la más popular es la que se organiza al aire libre en la Piazza Grande de la localidad, con espacio para 8.000 espectadores. Se trata de todo un homenaje a los añorados cines de verano que a mediados del siglo XX (época de la creación del Festival) eran la atracción principal en pueblos y ciudades para un público ávido de emociones fuertes. En la presente Edición podremos disfrutar de un total de 42 películas, entre las que destacan dos obras españolas: el nuevo filme de Albert Serra, Historia de la Meva Mort, y Costa da Morte, del gallego Lois Patiño.

Locarno es una bella y turística ciudad suiza a orillas del lago Maggiore, o lago Mayor, una enorme extensión de agua de origen alpino compartida conjuntamente por Italia y el cantón suizo del Tesino. El Lago Maggiore tiene una longitud aproximada de 54 km, mientras que la anchura media es de solo 4 km, por lo que su forma es la de una larga y retorcida lengua bajo las crestas nevadas de los Alpes. Rodeada de bosques lujuriantes y de localidades de evocadora belleza como Pallanza, Stresa o Arona, Locarno es en la actualidad una de las metas más frecuentadas y llamativas del turismo mundial. Para los que gusten de aprovechar bien el día entre proyección y proyección, pocas ciudades en Europa les ofrecerán la combinación perfecta de historia, naturaleza y belleza idílica como Locarno. Aparece por primera vez en escritos a principios del siglo IX, aunque se da por seguro que ya en época romana existía en el mismo sitio una ciudad importante con mercado y puerto a orillas del lago. Durante la Edad Media la comuna original fue disputada a partes iguales por el Imperio Romano Germánico y Milán. De esta última procedía la familia Visconti, quien hizo suya la famosa fortaleza (siglo XII) que hoy puede admirarse en la villa y que disponía de muros de protección, torres de vigilancia y hasta su propio puerto junto al Maggiori. El castello Visconteo sirvió como alojamiento de la guarnición local hasta la expulsión definitiva de los Visconti en 1513.

Estos son algunos de los atractivos más reseñables de la ciudad y su entorno:

Los Alpes nevados sobre el lago. Autor, Smannion

                                                       Los Alpes nevados sobre el lago. Autor: Smannion

Amanecer en Locarno. Autor, Laurenz Bobke

                                                         Amanecer en Locarno. Autor: Laurenz Bobke

El Locarno más medieval. Autor, Koen

                                                               El Locarno más medieval. Autor: Koen

1. Locarno. El atractivo principal de Locarno (del celta Loc-ar-on, que significa lugar junto a un lago) es sin duda su Piazza Grande, de imponentes dimensiones, caracterizada por unas fachadas señoriales y arcadas de estilo lombardo que le aportan en conjunto una maravillosa apariencia medieval. Un paseo por la Città Vecchia para admirar las antiquísimas casonas, los patios y callejones estrechos; visitar la Piazzetta delle Corporazioni o el castello Visconteo, actualmente museo arqueológico de la ciudad; o incluso contemplar el monasterio franciscano del siglo XIII en la localidad, son paradas obligadas para cualquier amante de los pueblos históricos y con sabor añejo. Locarno, en este sentido, no les defraudará.

Basílica de S. Vittore. Autor, Juergen.mangelsdorf

                                                     Basílica de S. Vittore. Autor: Juergen.mangelsdorf

Vista del lago desde la ciudad. Autor, Fritztram

                                                       Vista del lago desde la ciudad. Autor: Fritztram

2. Santuario Madonna del Sasso. Este santuario se encuentra en Orselina, muy cerca de Locarno y del lago Maggiore, y es el lugar de peregrinación más famoso de la Suiza italiana puesto que fue allí donde la Santísima Virgen María se apareció a Fra Bartolomeo d’Ivrea en 1480. De estilo románico, fue renovado completamente en 1902 y su acceso puede realizarse de dos formas igualmente atractivas: en peregrinación, utilizando el Vía Crucis que desde la localidad más cercana sube hasta allí flanqueado por capillas típicas; o por medio de un funicular. Las vistas del lago y los valles alpinos desde el Santuario invitan a la paz y al recogimiento, y son sin duda un aliciente para la renovación y el fortalecimiento de la Fe Cristiana.

Primavera en Locarno. Autor, Basile23

                                                             Primavera en Locarno. Autor: Basile23

Un rincón en el casco antiguo de la ciudad. Autor, Bbarblan

                                               Un rincón en el casco antiguo de la ciudad. Autor: Bbarblan

Todo preparado para el comienzo de la sesión. Autor, Loungerie

                                           Todo preparado para el comienzo de la sesión. Autor: Loungerie

3. Valle Verzasca. Los primeros asentamientos en el valle Verzasca datan el período Neolítico (alrededor del 1.800 a.C). Para los amantes de lo misterioso destaca sin duda la Sass de Striöi, una roca con grabados de tazas, cruces y dos formas de pie cuyo origen se remonta al menos hasta el siglo VII a.C. La traducción literal del nombre de la piedra es “Roca de las brujas”.

Piazza Grande de Locarno. Todo preparado para el Festival de cine. Autor, Keepthebyte

                      Piazza Grande de Locarno. Todo preparado para el Festival de cine. Autor: Keepthebyte

Arquitectura extrovertida. Autor, David Pc

                                                              Arquitectura extrovertida. Autor: David Pc

4. El Ferrocarril de Centovalli. Se trata de una línea de vía angosta de casi 60 km de longitud que conduce a lo largo de bellos paisajes alpinos por el Centovalli (Cien Valles) y el valle Viggezo. Su trazado atraviesa viaductos espectaculares y gargantas de gran profundidad, destacando además un variado repertorio de túneles, cascadas y sombríos bosques de castaños y hayedos. Es sin duda paseo obligado para los que deseen disfrutar por unos días del sosiego y las vistas montañesas de Locarno.

Otra vista del castillo Visconti. Autor, David Pc

                                                          Vista del castello Visconteo. Autor: David Pc

Otra vista del castillo. Autor, Juergen.mangelsdorf

                                                   Otra vista del castillo. Autor: Juergen.mangelsdorf

Embarcadero de piedra en el lago. Autor, Zigel

                                                     Embarcadero de piedra en el lago. Autor: Zigel

5. Parque Nacional Locarnese. Nacido como proyecto conjunto de 14 comunas y 13 comunidades en toda la región, puede accederse a este espacio natural a la altura de las islas de Brissago, en el lago Maggiore. Toda la región se encuentra repleta de bosques mágicos y paisajes de leyenda, a lo que se une un añejo sabor histórico y tradicional en sus aldeas perdidas o en la gastronomía que atesora este rincón de belleza inigualable (el embutido, los quesos y los platos preparados con castañas son típicos de toda la zona).

Locarno. Vista sobre el lago. Autor, Matthias Burch

                                                   Locarno. Vista sobre el lago. Autor: Matthias Burch

De crucero por el lago. Autor, Zigel

                                                             De crucero por el Maggiore. Autor: Zigel

6. Islas de Brissago. Son un grupo de dos islotes ubicados en la parte suiza del lago Maggiore, al sur de Locarno. San Pancrazio es la mayor de ellas y alberga el único jardín botánico de Suiza existente en una isla. Su historia es muy peculiar y se inicia en 1885, cuando fue a instalarse allí la baronesa Antoinette de Saint-Léger para crear un rincón dedicado al arte y la vida mundanal (el escritor irlandés James Joyce estuvo alojado allí). Tras su venta en 1927 fue adquirida por el alemán Max Emden, que la vistió de plantas exóticas e hizo construir el edificio actual, la dársena y el baño romano. Allí, cada tarde y en compañía de bellas mujeres, el místico propietario se colocaba al borde del agua y lanzaba una moneda. La ninfa que tras introducirse en el estanque conseguía recogerla compartía esa noche su lecho. En 1949 las islas pasaron a ser propiedad del cantón.

Vista del santuario Madonna del Sasso. Autor, Capitán Jen

                                              Vista del santuario Madonna del Sasso. Autor: Capitán Jen

Una vista de cine de la Piazza Grande. Autor, Mbeo

                                                  Una vista de cine de la Piazza Grande. Autor: Mbeo

Estrechas calles en el casco antiguo. Autor, Lyonel Kaufmann

                                             Estrechas calles en el casco antiguo. Autor: Lyonel Kaufmann

7. Cruceros por el Lago Maggiore. Gracias a los barcos de “Navigacione Lago Maggiore” puede realizarse un romántico y evocador viaje de 3 horas por el lago, disfrutando no solo de las hermosas vistas alpinas y de unas orillas cuajadas de bosques, aldeas y mansiones de piedra, sino también de las islas Borromeo, en el lado italiano, las islas de Brissago o el castillo de Cannero (siglos XI y XII), construido sobre una isla rocosa. Este castillo guarda una historia funesta de luchas sangrientas por su dominio, pero tras su decadencia a partir del siglo XVII el destino le brindó las más sorprendentes funciones: fue utilizado como base para pescadores; como refugio de contrabandistas, e incluso resultó ser el centro de operaciones de una banda de falsificadores.

Vista norcturna de la Piazza Grande. Autor, Patrick Stämpfli

                                              Vista nocturna de la Piazza Grande. Autor: Patrick Stämpfli

Nocturno en la Piazza Grande. Autor, Jody Sticca

                                                    Nocturno en la Piazza Grande. Autor: Jody Sticca

Islas de Brissago. Al fondo y a la izquierda, Locarno. Autor, ACP

                                           Islas de Brissago. Al fondo y a la izquierda, Locarno. Autor: ACP

8. Mirador de Cardada. Desde Locarno puede realizarse un espectacular viaje en funicular hasta Cardada, paraíso de paz y naturaleza salvaje a 1.340 metros de altura desde donde pueden admirarse unas espléndidas vistas de los valles alpinos próximos y las cumbres nevadas del Dufourspitze o el monte Rosa. Para los que quieran seguir ascendiendo existe la alternativa de tomar un telesilla hasta Cimetta, a casi 1.700 metros, base para realizar infinidad de excursiones de senderismo aptas para todos los gustos. La oferta se completa con refugios alpinos y 5 restaurantes a cual más tentador.

Puente de Salti en el Valle Verzasca, una de las excursiones más atractivas junto a Locarno. Autor, Tambako the Jaguar

 Puente de Salti en el Valle Verzasca, una de las excursiones más atractivas en Locarno. Autor: Tambako the Jaguar