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El Queso Manchego: historias, curiosidades y anécdotas

queso manchego Montiel

Hemos realizado muchos viajes por esta maravillosa tierra manchega descubriendo poco a poco sus rincones, disfrutando del aire fresco que nos proporcionan sus espacios naturales, y saboreando su sabrosa a la par que sencilla gastronomía. A estas alturas creemos necesario un artículo que destaque la importancia presente y espléndido futuro del Queso Manchego, ya que siendo este queso el más representativo de España, con inigualables y peculiares características, tan valorado a nivel mundial, creemos que no es suficientemente conocido por el consumidor, dada la gran cantidad de queso que se comercializa como manchego y que no son más que tristes imitaciones. Estas líneas son un medio más para incrementar y mejorar el conocimiento de este extraordinario queso, tesoro gastronómico y alimenticio. Sería una satisfacción para nosotros que este objetivo se cumpliese.

Paisaje de La Mancha. Autor, Ricardo Fernández

Paisaje de La Mancha. Autor, Ricardo Fernández Quijada

Un poco de historia

Las características de La Mancha han constituido siempre un imperativo ecológico para la explotación del ganado ovino y por tanto para la elaboración de quesos, como prueba la existencia de varios yacimientos de la Edad del Hierro y del Bronce, en los que se han encontrado fragmentos de antiguos utensilios que sin duda sirvieron para la elaboración de quesos. Destacan dos queseras completas descubiertas en la Motilla del Azuer, Daimiel.
Es de suponer que todas las civilizaciones que han pasado por estas tierras, disfrutaron paladeando nuestro queso.
Por ejemplo, el pueblo romano que consumía quesos en gran cantidad, fomentó la elaboración de los mismos en todo el territorio hispano, pero muy especialmente en ‘Campo Espartario’, como ellos llamaban a La Mancha. Importante destacar que cada vez que los soldados romanos dejaban sus casas para ir a pelear llevaban consigo grandes provisiones de queso. Como el queso no se estropeaba con rapidez, siempre tenían una fuente de energía rica en proteínas y grasas bajo sus faldas masculinas. Esto habría marcado la diferencia con otros ejércitos, cuyos alimentos se pudrían pronto dejándolos débiles y hambrientos. Gracias al queso, entre otras cosas, quizás lograron ganar tantas batallas y expandir su imperio.

No solo de pan vives, mi buen Sancho. Autor, Eduardo Siquier Cortés

No solo de pan vives, mi buen Sancho. Autor, Eduardo Siquier Cortés

Estamos obligados a mencionar a Cervantes que en el Quijote cita varias veces el Queso Manchego y presenta a su héroe como un gran consumidor de él. Las alforjas de Sancho Panza siempre iban provistas de pan y queso. Para deleitarse es el capítulo “Donde se cuentan las bodas de Camacho El rico, con el suceso de Basilio El pobre”, se dice: “… los quesos, puestos como ladrillos enrejados, formaban una muralla…”.

Para terminar este resumen histórico se cuenta que un famoso ‘gourmet’ norteamericano había comentado que dudaba entre lo que le producía más placer: si tomar un buen Queso Manchego, con un tinto de la misma tierra, o si leer al Quijote, y que, al fin, había resuelto tan angustiosa duda, comiendo el queso, bebiendo el vino y leyendo el Quijote, alternativamente.

Queso Manchego

Queso Manchego

A mejor pasto, mejor leche y mejor queso

Por razón de ser La Mancha una región natural llena de contrastes, donde coexisten la sierra y la llanura, los pastos manchegos son de gran diversidad. Indudablemente, la calidad, riqueza, afrutamiento y perfume de la leche depende en gran manera de los pastos que las ovejas coman y esto lo conoce perfectamente cualquier ganadero y por supuesto el pastor, que debe elegir, en su lento caminar, los mejores y más selectivos pastos.
Los pastos imprimen a la leche un incomparable sabor que hacen que al transformarse en Queso Manchego, éste resulte tan excelente y con peculiaridades tan características y diferenciadas.
Otoño e invierno son buenas estaciones para los quesos de oveja y, por supuesto, éstos son extraordinarios con los primeros pastos de primavera. Por tanto, para conocer la fecha óptima para la adquisición de un queso, debemos partir del momento en que los pastos estén en el momento más adecuado y por ello la leche sea de la mejor calidad y con los más amplios aromas, sin olvidar agregar el tiempo que se tarda en hacer y madurar el mencionado queso.

Rebaño de ovejas. Autor, Boris Bartels

Rebaño de ovejas. Autor, Boris Bartels

La responsable de la leche: la oveja manchega

Con apariencia femenina y apacible las hembras, finas y estilizadas y sensación de fortaleza los machos; con sus extremidades adaptadas a lo largo de los siglos a la andadura por barbechos y rastrojeras, obligada da salvar los surcos que trazaron las viejas yuntas de mulas o ir entre las cepas buscando la pámpana o los granos sueltos que quedaron tras la vendimia; poco acostumbrada a sombras de dehesas y a ribazos refrescantes; habituada a beber agua pocas veces al día y a las más de ellas con grandes esfuerzos por parte de los pastores para extraer aquella de pozos o aljibes, ha ido formándose en su rusticidad, estando a la vez cada día más seleccionada tanto en la producción de leche para ese Queso Manchego fabricado por los propios pastores o por modernas industrias, como para producir esa calidad de cordero lechal que le ha dado fama internacional.
Por cierto, ¿sabéis por qué en todos los rebaños de ovejas manchegas se incluyen algunas cabras?. La oveja manchega no produce diariamente una gran cantidad de litros de leche. Con el fin de aprovechar al máximo esta leche para elaborar el queso, las cabras son las encargadas de amamantar o alimentar a los corderos recién nacidos.

Flor de cardo. Autor, Samuel Mederos Medina

Flor de cardo. Autor, Samuel Mederos Medina

Los detalles que marcan la diferencia

En la elaboración del queso tan importante es la materia prima empleada, como el tipo de coagulante o el tiempo de prensado, pero lo que definitivamente diferencia a un queso de otro son las condiciones ambientales y la maduración.
Respecto a la materia prima, la leche, su contenido graso, sus componentes aromáticos y su nivel proteico serán los factores que determinarán el proceso de fermentación y que diferenciarán perfectamente al Queso Manchego de los demás.
En cuanto a los coagulantes utilizados en la elaboración tan sólo son permitidos única y exclusivamente los cuajos vegetales obtenidos a partir de flores de cardo y los de procedencia animal. Los aditivos químicos están totalmente fuera de lugar.
Para alcanzar el sabor del queso, al mismo tiempo que se modifican su aspecto, textura y consistencia, son necesarias las condiciones óptimas de temperatura, entre los 14 a 17 ºC, que ofrecen las cámaras especialmente preparadas, bodegas o cuevas de La Mancha.

A tener muy en cuenta: el reglamento del Consejo Regulador de la Denominación de Origen establece que la venta de Queso Manchego sólo puede realizarse a partir de los dos meses de maduración. Esta regulación además de tener una muy clara vertiente sanitaria, que evita la comercialización de quesos donde todavía puedan sobrevivir algunos gérmenes patógenos, pone de manifiesto que es en esos dos primeros meses de maduración donde se desarrollan las principales reacciones que harán que el queso adquiera los rasgos característicos que lo distinguen como uno de los mejores del mundo.

Pleita para hacer queso. Autora, Berta Mancebo

Pleita para hacer queso. Autora, Berta Mancebo

Como anécdota muy curiosa os contamos que durante la década de los años 20 del pasado siglo en algunas zonas manchegas se prensaba el queso sentándose la elaboradora encima de las pleitas. Había pueblos en que si se hacían 20 quesos, venían 20 mujeres, cada una hacía un queso y después se sentaba encima durante 4-6 horas… Menos mal que pronto apareció la prensa Retamoso, un espectacular avance en esto del prensado.

A la hora de comer

El queso, como postre, cierra siempre una buena comida y a menudo se sirve para iniciar al estómago a comer de nuevo, como preludio a posteriores galanteos con la olla.
Como ‘tenteenpié’, en unión a otros alimentos engarzados a un simple palillo, os recomendamos, entre otros, este variado y atractivo surtido:

• Taquito de Queso Manchego, aceituna rellena de pimiento y anchoas en aceite o enrollada.
• Taquito de Queso Manchego, entre dos champiñones fritos.
• Taquito de Queso Manchego, un cuarto de huevo duro y un trozo de pimiento verde frito.
• Taquito de Queso Manchego seco (también puede ser en aceite), sazonado con nata, batida con mostaza y limón.
• Taquito de Queso Manchego, un mejillón cocido -sazonado de tomate frito- y una cebollita en vinagre.
• Taquito de Queso Manchego, aceituna verde rellena de anchoa y dos gambas pequeñas cocidas y montadas, puestas en cruz.

Y una de las joyas de la corona: la receta del queso ‘metío en aceite’. Tres cosas has de aportar: un buen queso, buen aceite y tiempo para esperar.
Sintiéndote picador de la torera Maestranza, con aguja de hacer gancho, puntillas u otro primor, pica el queso sin rubor y ocho o diez pinchazos lanza para que el oleo penetre por la corteza, a la panza. Bañado bien en aceite al trimestre aportará sabor, aroma y deleite.
Aprovechamos este apartado para realzar el papel primordial del Queso Manchego en la alimentación humana. Su bajo contenido en azúcares unido al aporte principal de la ‘caseína’ (proteína que tiene con un alto valor biológico), calcio, fósforo y vitaminas hacen de este queso un alimento muy completo, absolutamente saludable, sanitariamente perfecto y muy recomendable para todas las edades.
¡Buen provecho!

croquetas de queso manchego. Autor, cocinillas.es

Croquetas de queso manchego. Autor, cocinillas.es


El Queso Manchego también es una excusa para viajar y hacer turismo. Nuestra recomendación: Descubriendo el auténtico Queso Manchego 
Turismo gastronómico de calidad para los viajeros “Foodie” más exigentes


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Camino Natural del Guadiana en el Campo de Montiel

Ruidera

Desde las zonas más elevadas del enclave natural del Campo de Montiel, cada gota de agua desprendida de las nubes oceánicas que nos traen los temporales, se filtra en las rojas arcillas y blanquecinas calizas, aflorando a la superficie, con la infinita paciencia que a lo largo de milenios ha dado lagunas al río, disolviendo los carbonatos que sedimentan los diques artífices del ruido con el fluir del agua, concediendo nombre al Parque Natural donde transcurren las dos primeras etapas del internacional Camino Natural del Guadiana.

Este río sin pretensiones. Nacido por casualidad geológica en el derramadero natural del gran acuífero del Campo de Montiel. Humilde como don Quijote, comienza a aventurarse en esta tierra, igual que el mítico personaje, desbordando como la genialidad de Cervantes, todo su caudal en los bellos parajes de Villahermosa, Ossa de Montiel y Ruidera por la peculiaridad de ser diferente a todos los ríos, como el hidalgo a todos los caballeros, nos sorprende con la aventura de un curso repleto de singularidades específicas únicas en el mundo. Por supuesto entre ellas las citadas Lagunas de Ruidera y otra no menos curiosa es la inmersión en el subsuelo de La Mancha a la altura de Argamasilla de Alba, para volver a aflorar convertido en Parque Nacional.

Carrizos. Autor, Guadiana Ecológico

Carrizos. Autor, Guadiana Ecológico

El río de los patos, bautizado en latín por los romanos, ha enriquecido su nombre castellano resumiendo el paso de las diversas culturas que entre batallas y conquistas, trazaron en sus márgenes los caminos que han llevado y traído el comercio, la cultura y sobre todo el transcurrir de la historia, resumida en el propio nombre del río como testigo o narrador de tantos hechos. Uadi Anas. Árabe y latín antecesores del castellano. Constructores de los cimientos hispanos.

Por las Lagunas de Ruidera. Autor, Juan Ángel Arias Cortés

Por las Lagunas de Ruidera. Autor, Juan Ángel Arias Cortés

Desde la Laguna Blanca hasta Ruidera y desde aquí hasta Argamasilla, discurren las dos primeras etapas de este inmenso camino, tan largo como el propio río.
Este trayecto recorre uno de los parajes más bellos del Campo de Montiel, aderezado con la cautivadora atmósfera del Quijote, de principio a fin.

La primera sorpresa es la afloración del agua a borbotones en los manantiales de Los Zampullones, ubicados dentro de una finca particular, no visitables por el caminante. Muy cercanos al principio del camino. El cual inicia su recorrido en la sorprendente Laguna Blanca, más seca que mojada. Sólo llena cuando los otoños son abundantes en pluviometría. Igualmente atractiva con agua o sin ella nos depara la curiosidad de arenas caribeñas. Y cuando las aguas la colmatan, la no menos sorprendente presencia las utricularias. Plantas acuáticas carnívoras que son verdaderos mecanismos de ingeniería. Poseen unas vesículas o cápsulas bajo presión negativa, que se activan por el roce de cualquier microorganismo, provocando la succión del agua circundante con el propio alimento.

Utricularia australis

Utricularia australis

La acompañante soledad de estos luminosos paisajes, tan antropizados durante milenios, nos regala todavía, la hermosa contemplación de arquitectura popular bien conservada en cortijos de labranza y pastoreo.
Monumentales ejemplares de sabina albar jalonan el camino entremezcladas con el resurgir del vigoroso encinar, liberado desde hace medio siglo, de la presión del pastoreo intensivo. Romeros, tomillo, espliego, gamones y multitud de herbáceas pueblan estos páramos, enmarcando los espejos de las lagunas.

Dependiendo de la temporada o estación del año, encontrarás el paisaje más suave y verde, o por el contrario más áspero y pardo en los meses de verano. Sin embargo cualquier día y cualquier época ofrecen multitud de atractivos, contrastes y matices que archivarás en tus buenos de recuerdos de saludables días en contacto con la naturaleza, la cultura y la belleza.

Laguna del Rey. Autor, Bernardo Sevilla

Laguna del Rey. Autor, Bernardo Sevilla

Lomas y páramos cubiertos para cada vez más frondosos montes, nos van anticipando la sorprendente aparición de los aparentes espejismos de las Lagunas. Las descubrimos por la parte más natural y menos maltratada por el mal gusto de algunos humanos que a finales del siglo XX, invandieron con la agresiva fealdad de construcciónes sin control, ni orden ni integración en el entorno, uno de los espacios naturales más singulares del país.

Las lagunas Conceja y San Pedro mantienen intacta la hermosura natural que la infinita paciencia del transcurrir de los milenios, ha ido construyendo con cada gota de agua llovida, escurrida y evaporada en el incesante ciclo artífice de estos encantadores y encantados paisajes, descubiertos por don Quijote e inmortalizados por Cervantes.

Libélula. Autor, Fran PS

Libélula. Autor, Francisco Polo

Junto a la venta del Celemín, una centenaria noguera, que es como suele llamarse por aquí a los nogales, acompañada de otras tantas más jóvenes, junto a viejos sauces blancos, dan idea de la riqueza del suelo y las posibilidades de haber albergado en tiempos pasados, antes de la imposición agrícola, frondosas alamedas de árboles de ribera, como el olmo común, álamo negro, mimbrera, o álamo blanco.

Al amanecer y al atardecer es cuando más variedad de trinos se oyen y más pájaros se ven. Muchos por cierto y muy variados. Si eres de los que no te asustan las condiciones climáticas y lo mismo te aventuras con lluvia que con sol, en cualquier época del año, sobre todo los días de diario, fuera de temporada vacacional, podrás observar multitud de animales de la fauna mediterránea. Desde la escasa nutria hasta el astuto zorro.

Cascada del hundimiento

Cascada del hundimiento. Autor, sabersabor.es

Recorrer todo el parque requiere calma y sosiego para apreciar la multitud de valores que lo componen. Botánica, arqueología, etnografía, historia, literatura, geología…
Cada laguna es un espacio singular dentro del propio conjunto. Culminando en la modernidad del pantano de Peñarroya, vigilado por la centinela silueta del imponente castillo de la Orden de Santiago, habiendo satisfecho en cualquier espíritu ávido de naturaleza y contacto con el auténtico mundo rural, muchas de las necesidades de aventurarse a contemplar y descubrir tan valiosos rincones, por fortuna al alcance de todos.

Castillo de Peñarroya y la presa en Argamasilla de Alba. Autor, Oscar Gómez

Castillo de Peñarroya y la presa en Argamasilla de Alba. Autor, Oscar Gómez


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano


Fotografía de portada de Olaya

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Campo de Criptana, de blanco y añil

Campo de Criptana

Situado en pleno centro de la gigantesca llanura manchega se levanta el bellísimo e incomparable caserío de Campo de Criptana, cuyas blancas construcciones, la mayoría encaladas y limpias, contrastan con la variada gama de tonalidades ocres propias de La Mancha, lo que da lugar a uno de los más espléndidos paisajes de la zona.

El origen de este pueblo, colmado de serenidad, se remonta a tiempos muy muy lejanos; bajo las estrechas calles de la zona conocida como la Hidalga, fueron encontrados vestigios de una antigua ciudad celtíbera, denominada Certina, entre los que destacan una estatuilla de bronce de particular relevancia y múltiples piezas realizadas en cerámica. No obstante, sus actuales habitantes provienen del siglo XIV, de un asentamiento de la Orden de Santiago en el castillo de Chitrana, magnífico monumento que fue completamente destruido por los ejércitos de los Reyes Católicos en su lucha contra el feudalismo. En su lugar se construyó durante el siglo XVI la ermita de la Paz.

Ermita de la Paz. Autor, Fernando Villanueva

Sin embargo el mayor atractivo de este hermoso lugar, por el cual es conocido en España y el resto del mundo, radica en los feroces “gigantes” que habitan el cerro de la Paz, que no son sino los míticos molinos de viento contra los que luchó el valeroso hidalgo Don Quijote de La Mancha creyéndose atacado por ellos.

La importancia de estos molinos se remonta a la época en que Campo de Criptana fue cabeza de molienda de los alrededores, momento en que se contabilizaban en aquella zona treinta y dos molinos, de los cuales hoy día sólo restan diez. Tres de ellos (los más antiguos), declarados monumento nacional, aún se conservan intactos y con la maquinaria en perfecto estado: el Infanto, que data de 1500, el Burleta, construido en 1555, y por último el mejor conservado de los tres, el Sardinero.

Los siete restantes fueron realizados ya en el siglo XX apadrinados por diferentes personas o instituciones, como el mismo Ayuntamiento de Campo de Criptana o incluso algunos países latinoamericanos.
Conservan toda la belleza evocadora de lo que fue y es esta inmensa llanura de La Mancha.

Luis Sánchez

Un foto de postal. Autor, Luis Sánchez Fúnez

En el ascenso por las empinadas calles que conducen a los molinos de viento que tanta y tanta literatura han generado nos encontramos con la herencia del vínculo de la población a la Orden de Santiago. Una interesante muestra es el viejo Pósito del siglo XVI, denominado la Casa de la Tercia, milagrosamente salvado de la destrucción, a diferencia de otros espléndidos edificios del lugar. Esta casa ha deleitado durante siglos a los visitantes con su grandioso blasón de la Orden. La utilidad de este edificio, restaurado en el siglo XVIII consistía en la distribución del grano aunque también servía como banco de préstamos.

Por el contrario, hemos sido privados de la contemplación de otros magníficos edificios, como es el caso de la iglesia de estilo gótico destruida en 1936, que albergaba en su interior uno de los más bellos retablos realizados por el maestro Pablo Berruguete.

Estas pérdidas se compensan parcialmente con la aparición en 1982, con motivo de la restauración del Santuario del Cristo de Villajos, de una bellísima talla con la Virgen y el niño que data del siglo XIII.

Pósito. Autor, www.tierradegigantes.es

Vista del Pósito. Autor, www.tierradegigantes.es

Por otra parte, una de las mejores posibilidades que nos ofrece este maravilloso paraje es el encuentro con toda la región de La Mancha a nuestros pies. Esto es posible gracias a la ermita de la Virgen de Criptana, que corona el cerro con su aspecto sereno y deslumbrante a la vez. Esta ermita, además de ser uno de los más representativos miradores de la zona, es un lugar de extraordinaria belleza donde podemos asimilar sin mayor esfuerzo todas las composiciones poéticas dedicadas a esta tierra.

Al pie de la sierra nos encontramos con uno de los elementos más típicos del lugar, los antiguos silos que aunque son construcciones muy extendidas por el resto de la llanura manchega, aquí, en Campo de Criptana, tienen una especial relevancia. Estos edificios, aún conservan la vieja estructura de la época de mayor esplendor del lugar y, como el resto del bonito caserío, se hallan en la línea de las casas populares manchegas, con la típica cubierta de cal.

Entre estas construcciones hay que destacar la inigualable casa de los Tres Cielos, una de las más encantadoras viviendas – cueva de Criptana y de toda Ciudad – Real en general.

Interior de casa - cueva. Autor, David Martínez Gómez

Interior de casa – cueva. Autor, David Martínez Gómez

En realidad, el conjunto del territorio puede ser considerado sin la menor duda como toda una joya en cuanto a sensaciones se refiere. La contemplación de la tierra nos permite experimentar la paz de sus gentes y la tranquilidad de un paraje que en consonancia con la opinión de Walter Starkie es “el lugar más acogedor de toda La Mancha”. Pues no en vano, y al hablar de España fuera de nuestras fronteras, La Mancha es un punto de inflexión y evocación inevitable. Gracias a Cervantes, es cierto. Pero también gracias a la inmensa belleza de esta privilegiada zona de la península ibérica.

Una auténtica inmersión cultural.

Rincones de Criptana. Autor, Fernando de Castro


Acompáñanos en esta experiencia: Campo de Criptana, entre molinos y gigantes

 

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Estar en Babia

Orquídea silvestre de Babia

Siempre que nos planteamos salir de viaje nos surge la misma duda. Por un lado nos encantaría conformarnos con un destino concreto en el que disfrutar de un modo sosegado de nuestros días de descanso. Sin embargo, ávidos por descubrir nuevos lugares, por conocer otros rincones de este mundo variopinto y sorprendente, casi siempre hemos terminado por embarcarnos en periplos pródigos en conocimientos, rápidos en tiempo y adaptados a lo que cada sitio nos ofrecía…
Este es un pequeño homenaje a D. Enrique Gil y Carrasco, nuestro guía literario en uno de nuestros últimos viajes por el norte, por las montañas de León, por La Babia.
Os invitamos a seguir nuestros pasos a través de esta selección de textos que tan magistralmente escribió allá por el año 1837.

“(…) Siguiendo río arriba el curso del Sil, célebre por el purísimo oro que en sus arenas arrastra, salí del Bierzo, atravesé los valles que toman el nombre del río y me detuve en los últimos términos de Babia. Era justamente la época en que las merinas venían a veranear y difícilmente podrás imaginar escena de más interés y animación. Las mujeres, los niños y los viejos salían a recibir a los ausentes, los perros acariciaban a sus amos, balaban las ovejas al mirar los sabrosos pastos de los montes, relinchaban las yeguas al reconocer sus praderas nativas y los abrazos y las preguntas que por todas partes se cruzaban y el abandono y la efusión de todo este cuadro tenían para mí un indecible atractivo. Me figuraba yo las tribus árabes de vuelta al pie del Atlas, con sus camellos y caballos, e involuntariamente se me venían a la memoria los dichosos tiempos de Jacob y de Labán (…)”.

En invierno. Autor, Ken Mitchell

En invierno. Autor, Ken Mitchell

“(…) La Babia es un país desnudo y riguroso por invierno, pues ocupa la mesa de las montañas y no cesan en él por entonces las nieves y las tormentas. Sin embargo, las praderas de esmeralda que verdeguean por las llanuras, sus abundantes aguas, la alineación simétrica de sus montecillos cenicientos de roca caliza y los leves vapores que levanta el sol del verano de sus húmedas praderías, contribuyen a darle por entonces un aspecto suave y melancólico que sólo se encuentra en algunos paisajes del Norte. Hacia las lindes de este país, y junto a un pueblo llamado Barrios de Luna, se ven las paredes aportilladas por todas partes del castillo de Luna, donde el rey don Alfonso el Casto encerró al conde de Saldaña, padre del paladín Bernardo del Carpio, que derrotó en Roncesvalles al ejército de Carlomagno y, al decir de las leyendas españolas, mató de su propia mano a Roldán, el sin par de los doce pares (…)”.
“(…) La hospitalidad es una especie de religión entre estos montañeses y no hay puerta, que no se abra de par en par a la llegada del forastero. Por la noche se reúnen indispensablemente en su casa los mozos y mozas del lugar a darle lo que se llama en la lengua del país el beiche (la pronunciación es de todo punto inglesa), y que no es otra cosa que el suelto y lindísimo baile del país al son de panderos, de castañuelas y de cantares, tan numerosos y variados como sus fuentes y arboledas. Es costumbre que el forastero tome parte en la danza, sépala o no, so pena de someterse a los cacharrones, especie de solfeo no muy agradable, encomendado a las robustas manos de las montañesas (…)”.

Paisajes de Babia. Autora, Marichu

Paisajes de Babia. Autora, Marichu

“(…) En esta temporada de verano suben las montañesas con sus ganados a aprovechar los pastos de las cumbres de los montes y habitan en una especie de casetas llamadas brañas, hasta que los primeros fríos del otoño les obligan a bajar a los valles. En esta ocasión ponen el mayor cuidado en la limpieza y adorno de sus brañas, las cuelgan de ramos y tienen siempre repuesto de feisuelos y de natas con que obsequiar a los que las visitan. El agasajo, la alegría y bailes son extremados en estas cabañas, que dominan desde su elevación paisajes deliciosos, más estrechos que los buenos de Suiza, pero no menos pintorescos. Respirase allí templado y fresco ambiente, el aire limpio y sereno deja ver los objetos en toda la pureza de sus contornos y colores, y el silencio de los bosques, el leve rumor de las arboledas y de las cascadas, y la calma y la paz que allí se disfrutan inclinan el alma a esas meditaciones vagas y sin objeto en que el hombre se olvida de sí mismo para abandonarse enteramente a las sensaciones del instante (…)”.
“(…) La raza de esta comarca es verdaderamente privilegiada, de toda la robustez del Norte y de no poca elegancia y garbo de las provincias meridionales. Yo no he visto en ninguna parte tanto rigor y delicadeza a un tiempo, ni en mujeres pastoras y del campo tal transparencia de tez, ni tan exquisitas proporciones. Los hombres en general, y en especial casi todos los babianes, serían excelentes modelos de Academia (…)”.

Es la esperanza un árbol,
el más frondoso,
que de sus bellas ramas
dependen todos.

Vista desde el puente de las palomas, sobre el río Sil. Autor, Torpe

Vista desde el puente de las palomas, sobre el río Sil. Autor, Torpe

Espero que lo disfrutéis tanto como nosotros y apliquéis sin duda el dicho de “estar en Babia”.

Todos los textos han sido extraídos de la obra:
“Artículos de Viajes y de Costumbres”.
Enrique Gil y Carrasco. Editorial Miraguano, 1999.

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Fotografía de portada: Orquídea silvestre de Babia. Autora, Jacinta Lluch

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Aranjuez. Jardín de las Delicias

magnolio en flor jardines Aranjuez

El universo colorista, simbólico y enigmático del célebre cuadro (El Jardín de las Delicias) de El Bosco, requisado por el Duque de Alba en Bruselas, más tarde adquirido por Felipe II y hoy propiedad del Pueblo Español a través de Patrimonio Nacional constituye una de las riquezas de toda la historia del arte. Surgido de una mente aguda y original. Así como los muchos aspectos que partiendo de los anhelos humanos dieron lugar a los jardines secretos, poblados de historia, arte, cultura, intrigas, luchas de poder, amoríos, negocios, infidelidades, injusticias, placeres, traiciones, pecados…
Sugerente lujuria visual que invita a reflexionar, admirar y desear formar parte de ese mundo fantástico donde el autor describe con el pincel las debilidades, temores, penas y alegrías de una sociedad perfectamente jerarquizada conforme al orden establecido.
Tanto o más que la propia Naturaleza, patrón y matriz de toda creación artística.

El Jardín de las Delicias. Obra de Hieronymus Van Aken, El Bosco. Óleo sobre tabla, 1500 - 1505

El Jardín de las Delicias. Obra de Hieronymus Van Aken, El Bosco. Óleo sobre tabla, 1500 – 1505

Trazados para el deleite complementando el regio dominio del Palacio, han sobrepasado en fama la notable arquitectura del edificio, sirviendo de inspiración a célebres artistas.
Acogiendo la más que sobresaliente colección escultórica de sus fuentes, superadas como una transparencia de la imaginación o un espejismo óptico, con la sorpresa principesca de la Real Casa del Labrador.
El jardín de los Chinescos, rodeado de monumentales ejemplares de liquidámbar y cipreses calvos, recreando con exotismo el paisaje de La Florida, cuando todavía en la España carolina del rey ilustrado, también América era suelo español.

La Corte itinerante de Carlos III, instituyó aquí, mejor que ninguna, La Primavera. Con boato oficial y aparato social, la desnudez del invierno a finales de marzo se revestía con frondas verdes de toda la gama de matices, engalanando los gigantescos armazones de multitud de árboles traídos de todos los rincones del imperio. Como por orden o decreto real, cuando la comitiva regia transitaba por el puente Largo, cruzando el Jarama proveniente de Madrid, la lozanía de las rosas, perfume de los jazmines y elegancia de los iris paseaban su hermosa juventud por todos los rincones del Real Sitio, llenando de vida artificial y efímera como la propia Corte y sus cortesanos, un mundo exclusivo y prohibido, que la fortuna y la evolución hoy abren de par en par para solaz de tus sentidos y disfrute de tu soberana ciudadanía.

Si existe un lugar en la Tierra, donde pueda encontrarse la primigenia esencia de la razón de ser de un jardín, puede sentirse, más que encontrarse, en cada uno de estos espacios, que como frutos de la invención humana materializan en realidad lo que el pintor, el paisajista, el músico o el escritor soñaron.

Palacio Real de Aranjuez. Autor, Fernando García

Palacio Real de Aranjuez. Autor, Fernando García

Aqui reina el Sol entronizado como Apolo. El Tajo abierto en canal acogiendo en su corazón el gérmen y más antiguo de los jardines, el de La Isla.
Fuentes renacentistas, barrocas y neoclásicas. Pajareras, huertos de frutales, avenidas de cipreses. Narciso mirándose admirándose incasablemente. Baco permanentemente embriagado. Hércules y Anteo esparciendo fuerzas disparadas con la presión de los surtidores. La vida estallando en realidad con la gracia y la gloria del arte del Jardín de las Delicias.

Aunque algo tarde, se llegó lo suficientemente a tiempo como para impedir la destrucción de uno de los lugares más interesantes y atractivos del Mundo. Que aunque lentamente, va recuperando la grandeza intelectual que tantas mentes avanzadas imprimieron al Real Sitio.
Ejemplo mundial de planificación paisajística, gracias al espíritu y sensibilidad de Carlos III, que desde el Real Cortijo de San Isidro, hasta la finca La Flamenca, sumando el mar de Ontígola de Felipe II y las viejas posesiones de la Orden de Santiago, se trazó aquí la mejor trama de ordenación del territorio como hasta entonces jamás se había hecho en otro sitio, exceptuando las alineaciones de arboledas francesas ordenadas por Colbert.

Estanque chinesco. Autor, Jose Javier Martin Espartosa

Estanque chinesco. Autor, Jose Javier Martin Espartosa

Gracias a aquel rey inquieto, parte artista parte estadista, hoy Aranjuez por valores propios ostenta el merecido privilegio de Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad. Donde es posible disfrutar el urbanismo, el paisajismo y la filosofía de La Ilustración.

Por suerte hay que sumar a las magníficas perspectivas barrocas de la plaza de San Antonio, la plaza Elíptica o la plaza de Las Parejas, la increíble longitud de los tres kilómetros de la Calle de la Reina. Monumento Natural en sí misma, arbolada con más de mil plátanos centenarios regados por acequia, desde la puerta del Príncipe hasta casi La Pavera.

A un paseo de Madrid, además de comer en un castillo del siglo XIX dentro de los jardines Reales, o en los Fogones del Palacio Real, podrás admirar una atmósfera ideal, como proyecto piloto de un monarca que soñó modernizar España desde los beneficios del arte, la ciencia y la belleza. Los cultivos ordenados entre avenidas arboladas son únicos en todo el país. La colección de palacios cortesanos entremezclados con el caserío popular, testimonios incalculables de la arquitectura barroca académica desprovista de ornamentación. Especialmente el sobrio palacio de Medinaceli, cuyo zaguán de tres naves, caja de escalera, patio y fuente de recibo, valen por sí mismos una visita.

Calles con nombres tan rococó como Almíbar, paseo del Deleite o Primavera, te transportan a esa atmósfera indolente ajena a los penares donde el cuerpo como en la pintura de El Bosco se abandona a los placeres mundanos.
El fresón con nata que tanto ayuda a pecar podrás saborearlo tan intenso como el embriagador aroma a primavera que como cada año, las aguas del Tajo, fecundan la estación de las flores en deliciosos jardines convertidos en arte por genios como Juan Bautista de Toledo, Juan de Herrera, Cervantes, Boutelou, Goya, Sabatini, Villanueva, Rusiñol, Rodrigo…
Los cuales nos han legado uno de los paisajes patrimoniales con reconocimiento para preservarlos como herencia de toda la humanidad.

Detalle de la fuente de Narciso. Autor, Manuel

Detalle de la fuente de Narciso. Autor, Manuel

Y muy cerca de Aranjuez, La Mancha en todo su esplendor. Para descubrirla os proponemos vivir estas experiencias con www.sabersabor.es

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Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano
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Fotografía de portada: Magnolio en flor en el Jardín del Príncipe. Autor, Rafa Lorenzo

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Música celestial o los Órganos del Campo de Montiel

órganos barrocos España Campo de Montiel

En el silencio, en la quietud
puedes oír su hermoso canto,
voces armoniosas que hablan al hombre
al que escucha en silencio.
Las más hermosas melodías
que miles de ángeles cantan
silencian tu alma
para escuchar la música celestial
llenando de esperanza tu ser.
Cantos armoniosos de cada estrella en el firmamento
creando bellas ilusiones
brindando esperanzas nuevas… De Jorge Beeche.

Os vamos a proponer que estos días hagáis una ruta turística y cultural diferente a las habituales: un recorrido por los órganos históricos del Campo de Montiel.

valle del río Jabalón. Autor, Entorno Jamila

Valle del río Jabalón. Autor, Entorno Jamila

Enclavado a los pies de Sierra Morena, el Campo de Montiel es una comarca fronteriza. Su entorno llama la atención por ser fragoso y cubierto de vegetación hacia el sur, donde se levantan las estribaciones más altas: un territorio antaño disputado entre musulmanes y cristianos, escenario de luchas y emboscadas sin número, lugar de penitencia para Don Quijote y más tarde famoso por ser temido lugar de bandoleros, guerrilleros, furtivos y maestros del contrabando.

‘(…) Y comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba (…)’. Capítulo II de «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha».

En esta hermosa y roja tierra, tres antiguas iglesias – fortaleza de la Orden de Santiago guardan otros tantos imponentes órganos históricos que llenan de música celestial los escenarios de Cervantes: el instrumento de cinco castillos de la pequeña ‘catedral’ de Nuestra Señora de la Asunción de Villahermosa, el gigante de tubos de la parroquia de Nuestra Señora de los Olmos de Torre de Juan Abad y el tubular de alto teclado de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Terrinches.

“(…) Pero vamos, vecina, vamos a la iglesia antes que se ponga de bote en bote…, que algunas noches como ésta suele llenarse de modo que no cabe ni un grano de trigo… Buena ganga tienen las monjas con su organista… ¿Cuándo se ha visto el convento tan favorecido como ahora?… De las otras comunidades puedo decir que le han hecho a maese Pérez proposiciones magníficas; verdad que nada tiene de extraño, pues hasta el señor arzobispo le ha ofrecido montes de oro por llevarle a la catedral… Pero él, nada… Primero dejaría la vida que abandonar su órgano favorito… ¿No conocéis a maese Pérez? Verdad es que sois nueva en el barrio… Pues es un santo varón; pobre, sí, pero limosnero cual no otro… Sin más parientes que su hija ni más amigo que su órgano, pasa su vida entera en velar por la inocencia de la una y componer los registros del otro… ¡Cuidado que el órgano es viejo!… Pues, nada, él se da tal maña en arreglarlo y cuidarlo que suena que es una maravilla… Como que le conoce de tal modo que a tientas…, porque no sé si os lo he dicho, pero el pobre señor es ciego de nacimiento… Y ¡con qué paciencia lleva su desgracia!… Cuando le preguntan que cuánto daría por ver responde: Mucho, pero no tanto como creéis, porque tengo esperanzas. ¿Esperanzas de ver?. Sí, y muy pronto -añade, sonriéndose como un ángel- ; ya cuento setenta y seis años; por muy larga que sea mi vida, pronto veré a Dios (…)”

Órgano de Villahermosa. Autor, Juan Ángel Arias Cortés

Órgano de Villahermosa. Autor, Juan Ángel Arias Cortés

En la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villahermosa, la impresionante amplitud de las bóvedas gótico tardías rodean a un instrumento de viento de autor desconocido que suena desde 1747 en su gran y tallada tribuna escalonada de madera noble.
Cinco castillos y el fuelle original, un gran teclado de palo santo y novecientos veintiséis tubos componen un órgano de trompetería horizontal con lengüeta, que impresiona a todo aquel acostumbrado a la trompetería vertical con labiales del resto de Europa.
Bellísimo y de gran envergadura, las pinturas de San Rafael, San Miguel y Santa Cecilia con detalles en pan de oro forman parte de la decoración barroca de esta pieza única.
Su música recorre a diario todos y cada uno de los rincones de esta villa.

“(…) ¡Pobrecito! Y sí lo verá…, porque es humilde como las piedras de la calle, que se dejan pisar de todo el mundo… Siempre dice que no es más que un pobre organista de convento, y puede dar lecciones de solfa al mismo maestro de la capilla de la Primada; como que echó los dientes en el oficio… Su padre tenía la misma profesión que él; yo no le conocí, pero mi señora madre, que santa gloria haya, dice que le llevaba siempre al órgano consigo para darle a los fuelles. Luego el muchacho mostró tales disposiciones, que, como era natural, a la muerte de su padre heredó el cargo… ¡Y qué manos tiene! Dios se las bendiga. Merecía que se las llevaran a la calle de Chicarreros y se las engarzasen en oro… Siempre toca bien, siempre; pero en semejante noche como ésta es un prodigio… Él tiene una gran devoción por esta ceremonia de la Misa del Gallo, y cuando levantan la Sagrada Forma, al punto y hora de las doce, que es cuando vino al mundo Nuestro Señor Jesucristo…, las voces de su órgano son voces de ángeles(…)”

“(…) En fin, ¿para qué tengo de ponderarle lo que esta noche oirá? Baste el ver cómo todo lo más florido, hasta el mismo señor arzobispo, vienen a un humilde convento para escucharle; y no se crea que sólo la gente sabida y a la que se le alcanza esto de la solfa conocen su mérito, sino hasta el populacho. Todas esas bandadas que veis llegar con teas encendidas entonando villancicos con gritos desaforados al compás de los panderos, las sonajas y las zambombas, contra su costumbre, que es la de alborotar las iglesias, callan como muertos cuando pone maese Pérez las manos en el órgano… Y cuando alzan…, cuando alzan, no se siente una mosca…; de todos los ojos caen lagrimones tamaños, y al concluir se oye como un suspiro inmenso, que no es otra cosa que la respiración de los circunstantes, contenida mientras dura la música… Pero vamos, vamos, ya han dejado de tocar las campanas, y va a comenzar la misa, vamos adentro (…)”

Bóveda de la iglesia de Villahermosa. Autor, Miguel Andújar

Bóveda de la iglesia de Villahermosa. Autor, Miguel Andújar

La localidad de Torre de Juan Abad, en tiempos, señorío de don Francisco de Quevedo y Villegas, ácido y genial escritor, sorprende con otro maravilloso órgano de este Campo de Montiel convertido en un sonoro concierto del siglo XVIII.
El maestro Gaspar de la Redonda Zeballos recibió, por orden de los Caballeros de la Orden de Santiago, el encargo de construirlo en 1763.
Conserva casi todas sus piezas históricas, ochocientos cinco tubos en una trompetería original, y una curiosa historia: los tubos de madera, que se solían revestir para que el aire no se escapara, fueron recubiertos con cartas del hijo de Gaspar en las que mostraba a su padre sus progresos en la escritura y con hojas de la primera edición de la Facultad Orgánica de Correa de Arauxo, donde se explican los magistrales tientos y la manera de tocarlos de este gran maestro sevillano.

Una auténtica joya del patrimonio español que podemos escuchar todos los años en el prestigioso Ciclo Internacional de Conciertos de organiza la parroquia. Este año cumple su XV celebración.

Órgano de Torre de Juan Abad. Autor, desconocido

Órgano de Torre de Juan Abad. Autor, desconocido

El órgano de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Terrinches completa la trilogía de música celestial barroca única y desconocida en España.

En consonancia con los órganos vecinos, el pequeño gran instrumento de Terrinches construido por el maestro García Herraiz en 1799, cuenta con una extraordinaria calidad musical. Sorprende por sus proporciones y por su teclado alto, que bien pudo servir para ser tocado de pie en sus inicios.

El viajero que acude a este pueblo encuentra paz, calma, sosiego y música.

Concierto de órgano en Terrinches. Autor, Pedro Castellanos

Concierto de órgano en Terrinches. Autor, Pedro Castellanos

“(…) Era la hora de que comenzase la misa. Transcurrieron, sin embargo, algunos minutos sin que el celebrante apareciese. La multitud comenzaba a rebullirse, demostrando su impaciencia; los caballeros cambiaban entre sí algunas palabras a media voz y el arzobispo mandó a la sacristía a uno de sus familiares a inquirir el por qué no comenzaba la ceremonia…
Maese Pérez, pálido y desencajado, entraba, en efecto, en la iglesia, conducido en un sillón, que todos se disputaban el honor de llevar en sus hombros.
Los preceptos de los doctores, las lágrimas de su hija, nada había sido bastante a detenerle en el lecho.
-No -había dicho-; ésta es la última, lo conozco, lo conozco, y no quiero morir sin visitar mi órgano, y esta noche sobre todo, la Nochebuena. Vamos, lo quiero, lo mando; vamos a la iglesia.
Sus deseos se habían cumplido; los concurrentes le subieron en brazos a la tribuna y comenzó la misa.
Una nube de incienso que se desenvolvía en ondas azuladas llenó el ámbito de la iglesia; las campanillas repicaron con un sonido vibrante, y maese Pérez puso sus crispadas manos sobre las teclas del órgano.
Las cien voces de sus tubos de metal resonaron en un acorde majestuoso y prolongado, que se perdió poco a poco, como si una ráfaga de aire hubiese arrebatado sus últimos ecos.
A este primer acorde, que parecía una voz que se elevaba desde la tierra al cielo, respondió otro lejano y suave que fue creciendo, creciendo, hasta convertirse en un torrente de atronadora armonía.
Era la voz de los ángeles que atravesando los espacios llegaba al mundo.
Luego fueron perdiéndose unos cantos, después otros; la combinación se simplificaba. Ya no eran más que dos voces cuyos ecos se confundían entre sí; luego quedó una aislada, sosteniendo una nota brillante como un hilo de luz… El sacerdote inclinó la frente, y por encima de su cabeza cana y como a través de una gasa azul que fingía el humo del incienso apareció la Hostia a los ojos de los fieles. En aquel instante la nota que maese Pérez sostenía trinando se abrió, se abrió, y una explosión de armonía gigante estremeció la iglesia, en cuyos ángulos zumbaba el aire comprimido y cuyos vidrios de colores se estremecían en sus angostos ajimeces.
La multitud escuchaba atónica y suspendida. En todos los ojos había una lágrima, en todos los espíritus un profundo recogimiento.
El sacerdote que oficiaba sentía temblar sus manos, porque Aquél que levantaba en ellas, Aquél a quien saludaban hombres y arcángeles era su Dios, era su Dios, y le parecía haber visto abrirse los cielos y transfigurarse la Hostia.
El órgano proseguía sonando, pero sus voces se apagaban gradualmente como una voz que se pierde de eco en eco y se aleja y se debilita al alejarse cuando de pronto sonó un grito de mujer.
El órgano exhaló un sonido discorde y extraño, semejante a un sollozo, y quedó mudo.
La multitud se agolpó a la escalera de la tribuna, hacia la que, arrancados de su éxtasis religioso, volvieron la mirada con ansiedad todos los fieles.
-¿Qué ha sucedido? ¿Qué pasa? -se decían unos a otros. Y nadie sabía responder y todos se empeñaban en adivinarlo, y crecía la confusión y el alboroto comenzaba a subir de punto, amenazando turbar el orden y el recogimiento propios de la iglesia.
-¿Qué ha sido eso? -preguntaban las damas al asistente, que, precedido de los ministriles, fue uno de los primeros a subir a la tribuna, y que, pálido y con muestras de profundo pesar, se dirigía al puesto en donde le esperaba el arzobispo, ansioso, como todos, por saber la causa de aquel desorden.
-¿Qué hay?
-Que maese Pérez acaba de morir.”

Cuanto más profundizamos en la historia del Campo de Montiel, más nos damos cuenta de que esta comarca tiene muchísimos recursos que ofrecer al visitante: castillos, restos arqueológicos de todas las épocas, personajes ilustres y artistas de renombre, senderos históricos, paisajes, fauna autóctona, artesanía, gastronomía, tesoros guardados bajo llave… y todo ello enriquecido con una gente humilde, sencilla y acogedora.

‘(…) Don Quijote de La Mancha, de quien hay opinión, por todos los habitantes del distrito del Campo de Montiel que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos (…)’. Prólogo de «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha».

Camino de Torre de Juan Abad. Autor, Miguel Angel Rivas

Camino de Torre de Juan Abad. Autor, Miguel Angel Rivas

Si queréis descubrir esta maravillosa tierra, os proponemos vivir estas experiencias: (más información pinchando en cada enlace)
Campo de Montiel: la esencia de La Mancha
La Ruta del Quijote y los Escenarios de Cervantes
Entre Templarios y el Castillo de Montizón
Terrinches y las Hoces del Gongares
De naturaleza por Villahermosa. En tierras del Alto Guadiana
Villanueva de los Infantes: en la cuna del Quijote y en la mesa de Quevedo

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Un artículo de Antonio Bellón Márquez
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Textos extraídos de la obra:
“Maese Pérez el Organista”. Gustavo Adolfo Bécquer, 1861.

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10 curiosidades sobre el esparto, la fibra olvidada.

curiosidades sobre el esparto, la fibra olvidada

Si ya el erudito romano Plinio el Viejo describía con todo detalle la manera de recoger, tratar y usar el esparto, es fácil de entender por qué en tiempos menos remotos (s. XVIII hasta la mitad del s. XX) la vida doméstica y agrícola giraba en torno a esta gramínea reseca. Una gran riqueza como la sal o la lana, caída en desgracia con nuestra modernidad.
Aquí os relatamos algunos datos curiosos e historias interesantes sobre esta planta.

1. El esparto es una planta herbácea que puede alcanzar el metro de altura. Las hojas, enrolladas en tubitos alargados para evitar la transpiración, son picudas y duras, y se agrupan en macollas (la atocha).

2. La palabra esparto proviene del griego antiguo y significa cuerda. El vocablo atocha, voz hispanorromana, invoca la mata.

3. ¿Por qué interesa ecológicamente? De todo el matorral, el esparto es una de las plantas más resistentes a la sequía, incluso en solana. Su copa ancha (50 cm) reduce la evaporación del agua y sus hojas muertas sirven de esponja, regulando el paso de la lluvia al suelo. Además, la cohesión de este matorral limita la erosión superficial.

Artes de esparto. Autor, Angel Abril Ruiz

Artes de esparto. Autor, Angel Abril Ruiz

4. El nombre científico Stipa tenacissima delata su resistencia a las inclemencias.

5. Es una planta propia de ambientes esteparios como los de la meseta española, y le gusta los suelos carbonatados como los del entorno de las Lagunas de Ruidera. En Europa su repartición es esencialmente ibérica (centro, sur y este de la península), con un reducto en Italia. En África, de Marruecos a Egipto, es muy común.

6. Florece de marzo a junio y se recolecta entre julio y agosto.

7. Cuando el esparto no muestra sus flores, se puede confundir con otra planta también esteparia, el albardín o esparto basto (Lygeum spartum). Pero este último prefiere los suelos más salinos, muy comunes en los humedales manchegos y costeros. La flor del esparto forma un penacho alargado mientras que la del albardín es más discreta.

Recogiendo esparto. Autor, www.galaxiarural.wordpress.com

Recogiendo esparto. Autor, www.galaxiarural.wordpress.com

8. Desde antes de los romanos, la recolección y cultivo de esta fibra ha tenido gran importancia en la economía de muchos hogares españoles. La manera de cosecharlo, arrancando sus hojas con la ayuda de un palo corto (la cogedera) apenas ha cambiado desde la descripción pormenorizada de Plinio en el siglo I de nuestra era.
El hombre ha sabido encontrarle multitud de aplicaciones como producto bruto, en la construcción como escayola armada por su gran resistencia o en la industria papelera por su alto contenido en celulosa, y como producto manufacturado en las labores cotidianas. A partir de la fibra secada al solo durante 40 días, se hilaban sogas y cintas de varios metros de longitud, para elaborar luego útiles de lo más variopintos: alpargatas, alforjas, cubiertas para garrafas, soplillos, esteras y esterillas, serones o posones, cinchos para quesos, capachos…

9. En época de Plinio el Viejo, los campesinos fabricaban camas, antorchas, calzado y vestidos con esparto, pero no se podía cuantificar la producción. Sólo en el siglo pasado la industria papelera se fija en su valor y el recién creado Servicio Estatal del Esparto empieza a contabilizar la explotación. En 1951 se llegaron a recolectar 132.206 toneladas, de las cuales el 45 % se destinaba a la fabricación del papel y el 33 % a la yutería.

10. En los años 20 – 40, la mayor parte de los vecinos de Ruidera tenían alguna relación con el esparto. Los años dorados llegaron entre 1940 y 1958, con la comercialización del espartal bruto y tomiza. Hasta diez carros diarios llevaban las faenas a los pueblos circundantes.
La quiebra del principal comprador motivó el abandono de la actividad y la emigración de muchos ruidereños.

El ocaso del esparto. Autor, MFley

El ocaso del esparto. Autor, MFley


Si queréis conocer todos los secretos del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, os proponemos vivir esta experiencia: Ruidera, el oasis de La Mancha


Bibliografía:
– Bañón, M. C. 2010. El Campus Spartarius romano. ¿Una herencia púnica administrada por Roma? Cuadernos Albacetenses 14. Instituto de Estudios Albacetenses «Don Juan Manuel».
– García Hotal, J.A. 2007. Fibras papeleras
– Revelles, L. y Sánchez, P. 1999. Esparto, una planta en el olvido. Cuadernos de Historia Local, Puerto Lumbreras (Murcia).

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La curiosa historia del ‘Retrato de un Anciano’

Antonio López Torres museo turismo cultural Tomelloso

La ingente obra pictórica realizada por Antonio López Torres, merece no ya un simple comentario, sino un detenido estudio cuya realización compete exclusivamente a los críticos y versados en la pintura. El articulista, profano en la materia, no puede rozar estas cuestiones si no es en un plan meramente periodístico y, en vez de hacer crítica, habrá de orientarse solamente por los cauces de la información.

“Retrato de Anciano”, uno de los más valiosos cuadros realizados por nuestro artista y llevado a cabo allá por el año 1931 en medio de interesantes anécdotas que bien merecen la pena traerlas hoy al sabor de este artículo.

Autorretrato. Óleo sobre cartón. 1921. Museo Reina Sofía

Autorretrato. Óleo sobre cartón. 1921. Museo Reina Sofía

Corría el mes de julio del ya citado año cuando el pintor se dirigía, en un caluroso día de aquel verano, al estudio que tenía establecido en la finca ‘Mirasol’, propiedad por aquellas fechas de don Francisco Martínez Ramírez. El culto periodista brindó generosamente a López Torres una de las mejores habitaciones de su casa, en la que aquel dio magistral concepción a numerosos lienzos que constituyeron los primeros triunfos que habrían de jalonar su brillante carrera.

Como decíamos, se encaminaba un buen día hacia ‘Mirasol’ cuando se le acercó un anciano mendigo que, temblorosamente, le imploró una limosna. No tardó mucho el pintor en quedar atraído por el porte de aquel anciano que nada tenía de común con los demás mendigos. En su cara podía percibirse la huella de un inmenso sufrimiento y en su mirada, llena de melancolía, había un destello de nobleza que casi se apagaba ya, absorbido por aquella tristeza infinita.

Tenía el venerable viejo la cabeza despoblada casi de pelo, y el poco que quedaba en ella, así como el de su barba, era de un color plateado que denotaba su elevada edad. Llevaba completamente desnudo el pecho y en su hombro derecho descansaba una ya raída manta zamorana. Un pequeño lebrel seguía fielmente sus pasos, constituyendo su única compañía.
López Torres comprendió bien pronto que se trataba de algún personaje que, quién sabe por qué desgraciados reveses, había sido lanzado a tan mísera situación. Recordó entonces que por el pueblo circulaba la noticia de que había llegado un mendigo que, en tiempos, había sido cónsul y noble aristócrata en una República centroamericana, de la que se vio obligado a salir huyendo debido a una revuelta política. Había hecho la travesía del Atlántico en las bodegas de un barco mercante, llegando a España sin ropa ni dinero y, lo que es peor, sin documentación alguna que justificara su personalidad. Además, el anciano, como consecuencia de los inmensos sufrimientos padecidos, había quedado sumido en un estado de inconsciencia que no le permitía evocar muchos datos de su anterior existencia.

Pero lo interesante para el pintor no fue ya el conocer los comentarios que todo el mundo hacía de aquel pobre anciano, sino que, desde aquel mismo momento, se propuso llevar al lienzo aquella expresión de amargura y nobleza.

Retrato de anciano. Óleo sobre lienzo. 1931. Obra de Antonio López Torres

Retrato de anciano. Óleo sobre lienzo. 1931. Obra de Antonio López Torres

Durante quince días posó el anciano ante López Torres. Quince días que constituyeron una lucha para el pintor, resuelto firmemente a reflejar, con toda fidelidad, aquel rostro lleno de arrugas, contraído por los años y el sufrimiento, aquella mirada resignada… Y a las quince sesiones nuestro artista ponía la última pincelada sobre su nuevo cuadro.

Antonio López Torres había salido airoso de la prueba. Sus propósitos quedaban plenamente realizados: había reflejado, no solamente la anatomía de aquella cara, sino ésta no fue más que el medio para conseguir plasmar el alma de aquel mendigo; el alma atormentada por un sufrimiento terrible. De suerte que hoy, al pasar los años, la simple contemplación del lienzo nos evoca toda aquella historia que circuló de boca en boca y el magnífico trabajo de López Torres, que tan magistralmente supo adentrarse en el pensamiento de aquel hombre, nos incita a la conmiseración del noble anciano.

Así se realizó, pues, la obra del joven artista por aquel entonces, obra que marcaba un triunfo indiscutible y que vino a revelarle como un auténtico valor.

Y cuenta el gran pintor que, cuando el anciano se vio retratado, lleno de emoción, se quedó ensimismado ante su figura, mientras unas lágrimas resbalaron por las venerables mejillas, brillando, como dos perlas, a la luz potente del sol de aquel verano.

Museo Antonio López Torres de Tomelloso

Museo Antonio López Torres de Tomelloso


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Fotografías de sabersabor.es ©

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El Castillo de Peñarroya o el santuario medieval de La Mancha

Un poco de historia

La inmensa y monótona llanada manchega, casi toda esteparia, estuvo cruzada por algunas calzadas romanas con el carácter de vías militares, jalonándolas de trecho en trecho las llamadas estaciones o mansiones, donde había un cuartelillo para el retén encargado de la vigilancia, caballerizas para relevos de postas o bestias arrieriles, hospedería y mercadillo de víveres; al amparo de algunas de estas mansiones se formaron importantes núcleos de población, unos destruidos definitivamente tras la invasión de los pueblos germánicos en el siglo V y reconstruidos otros con nombres nuevos sobre las ruinas de los anteriores. En diferentes sitios de la provincia de Ciudad – Real quedan trozos visibles de aquellas admirables calzadas, con pavimento de losas sobre espeso firme de hormigón, semejante al de las modernas carreteras.
De una de estas calzadas, que iba desde Emérita Augusta (Mérida) a Cesaraugusta (Zaragoza), nacía otra vía secundaria que pasaba por una mansión situada en la cabeza o comienzo del río Ana, nombrado por los árabes Wadil-Ana y por nosotros Guadiana, y muy cerca de donde luego se alzó el castillo de Peñarroya.
Durante la dominación árabe y debido al empuje continuado de los cristianos hacia el sur convino asegurar el tránsito por estas antiguas vías y en lugar de las primitivas estaciones o mansiones romanas fue construida una cadena de castillos o puestos fortificados, a distancia conveniente y siempre en puntos estratégicos. En la casi indefendible comarca del alto Guadiana y mucho antes de la reconquista, existía una especie de línea fortificada formada entre otros por los castillos de Alhambra y Peñarroya.

Pantano de Peñarroya. Lagunas de Ruidera. Autor, Marian Rodriguez

Pantano de Peñarroya. Autor, Marian Rodriguez

Conquistando la fortaleza

El castillo de Peñarroya, cobijo hoy de un santuario consagrado a la Virgen de esta advocación, tiene su asiento en el borde de la meseta rocosa asomada al río Guadiana; por esta parte resultaba inexpugnable, toda vez que los peñascos en que se apoya son altos y cortados casi a pico, pero, en cambio, era muy vulnerable desde la parte llana.
En sus primeros tiempos, Peñarroja o Peñarroya fue alcazaba moruna, consistente en un recinto de forma cuadrilátera irregular ajustada a los accidentes del terreno y formada por paredes almenadas con torres en las esquinas. Junto a la torre mayor, estaba la puerta de entrada y rodeando por dos lados al sencillo edificio un foso excavado en la roca viva, innecesario en el resto del circuito, pues las rocas escarpadas constituían una defensa inmejorable.
Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), el rey Alfonso VIII cede el castillo a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. La fortaleza sufre entonces una profunda modificación con arreglo al tipo cristiano de arquitectura militar, consistente en reducir el área de la fortaleza cuanto fuera posible con objeto de facilitar su defensa con cierto número de hombres y a hacerla menos vulnerable gracias a un recinto exterior, más bajo, provisto también de torres saledizas, rodeado del correspondiente foso, y abriendo en este segundo recinto o barbacana la puerta de ingreso, muy lejos de la correspondiente al recinto principal, para que quien penetrase por aquella hubiera de recorrer largo camino, expuesto a los tiros desde los altos muros almenados.
Aunque tuvo sus horas de gloria militar durante la reconquista de la zona y las guerras carlistas, la función del castillo estuvo principalmente ligada al ámbito económico: cobro de impuestos, arrendamiento de pastos, aprovechamiento de recursos (agua, molinos y batanes), y almacén de bienes de la Orden.

Castillo de Peñarroya. Autor, Michel Hernández

Castillo de Peñarroya. Autor, Michel Hernández

El Santuario de Nuestra Señora de Peñarroya

Por su indiscutible importancia, nos adentramos ahora en el Santuario que ocupa parte del primitivo castillo.
Según una crónica manchega de Don Ramón Antequera Bellón (Juicio Analítico del Quijote), el capitán Alonso Pérez de Sanabria arrebató el castillo a los musulmanes el día 8 de septiembre de 1198. A raíz de la toma de la fortaleza se encontró la imagen de Nuestra Señora de Peñarroya, venerada desde entonces.
Dando un salto en el tiempo, hasta el año 1544, nos cuentan que derribaron en el pueblo viejo de Argamasilla la ermita de La Concepción. Quizá entonces fue trasladada la imagen al castillo de Peñarroya, después de erigir en él la correspondiente ermita.
Lo cierto es que desde antes, la advocación a esta Virgen había dado origen en Argamasilla de Alba y también en el vecino pueblo de La Solana, perteneciente a la Orden de Santiago, a sendas cofradías, quienes pronto se disputaron la propiedad de la imagen, sin que hasta hoy se haya resuelto la cuestión ni cesado enteramente las contiendas por tal motivo. Eso sí, desde hace mucho tiempo, ambos pueblos se atienen a una entente cordiale, que consiste en la siguiente costumbre: Desde Argamasilla, donde ha estado cuatro meses, llevan a la Virgen a su ermita del castillo en piadosa romería, el segundo sábado de septiembre, reuniéndose los cofrades y autoridades en una habitación de su exclusiva propiedad en la vetusta torre del homenaje del castillo. Durante ese mismo día, también en romería, acuden los vecinos de La Solana para hacerse cargo de la imagen, reuniéndose sus justicias y jerarcas de la cofradía en habitación propia, construida en tiempos modernos, dentro del patio de la fortaleza. Permanece Nuestra Señora de Peñarroya en La Solana hasta que el 29 de enero la devuelven a su ermita, donde queda en espera de que el último domingo de abril sea llevada de nuevo a Argamasilla.

Vista de la iglesia de San Juan Bautista. Autor, Karppanta

Vista de la iglesia de San Juan Bautista. Autor, Karppanta

“Hazme tan bien defendido,
señora, vuestra memoria
de mudanza,
que jamás, nunca, ha podido
alcanzar de mi victoria
olvidanza:
porque estáis apoderada
vos de toda mi firmeza
en tal son,
que no puede ser tomada
a fuerza mi fortaleza
ni a traición.” Jorge Manrique


Fotografía de portada: Castillo de Peñarroya. Autor, SiurellBlr


Un artículo de Antonio Bellón Márquez


Si queréis conocer todos los secretos de este lugar único e inigualable, os proponemos vivir esta experiencia: Argamasilla de Alba, entre Quesos y Quijotes

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Ruidera. Un oasis en mitad de España.

lagunas de ruidera

Más allá de las poéticas descripciones cervantinas, las lagunas de Ruidera, enclavadas en el Campo de Montiel, forman el parque natural más interesante de Castilla – La Mancha. Sus excepcionales paisajes dominados por el agua y el verde, contrastan con el entorno seco en que se insertan.
Un rosario de bellas lagunas de origen cárstico, y que en conjunto constituyen todo un espectáculo para los sentidos, además de una curiosidad ecológica y geológica de primer orden tanto en España como en todo el ámbito europeo.

Disponeos a descubrir este auténtico oasis de la llanura manchega.

Ruidera. Autor, Dan

Pura vida, Ruidera. Autor, Dan

El origen de este sistema húmedo es el afloramiento en la superficie de corrientes de agua subterráneas procedentes del circundante Campo de Montiel. Cada laguna de este singular espacio natural, protegido bajo la figura de parque natural, está separada de la siguiente por barreras y terrazas, lo que da al conjunto un peculiar atractivo. Pero la especial belleza de Ruidera está en el intensísimo color de sus quince lagunas: unas veces azul turquesa, otras verde cristalino, más propio de la idea que todos tenemos de lugares exóticos y tropicales. La sensación del visitante al ver estas particulares tonalidades de las aguas es de total irrealidad.
Además, al ser el terreno calizo, algunas lagunas han disuelto literalmente las orillas en las que se asientan y se han ido hundiendo poco a poco. Como testigos de la primitiva altura que alcanzaban quedan sobresalientes cornisas asomadas sobre las aguas, cuya parte inferior, blanqueada por la cal del terreno, refleja los espectaculares colores.

Sabina albar. Autor, acusticalennon

Sabina albar. Autor, acusticalennon

La vegetación predominante alrededor de las lagunas es la palustre. Una orla de carrizo y enea rodea muchas de ellas, formando una muralla impenetrable, mientras que en las laderas cercanas abundan las encinas y la vegetación mediterránea.
También son frecuentes las sabinas y enebros de gran tamaño. La sabina albar (Juniperus thurifera) es un árbol reliquia de otros tiempos, adaptado para soportar condiciones climatológicas extremas de temperaturas muy altas en verano y muy bajas en invierno, además de una pluviosidad muy escasa. La frugal sabina es capaz de prosperar en estas condiciones, aunque su crecimiento es muy lento. Debido a la dureza del medio en el que crece, el sabinar siempre forma manchas discontinuas, puesto que si los árboles estuviesen muy juntos no podrían desarrollarse bien.
Las sabinas de Ruidera, de buen porte, son centenarias. Estrictamente protegidas.

Aguilucho lagunero. Autor, Francisco Montero

Aguilucho lagunero. Autor, Francisco Montero

La fauna dominante en Ruidera son las aves acuáticas: ánades reales, patos colorados, porrones, fochas, cercetas y garzas nidifican entre los cañaverales o se acercan aquí a pasar el invierno o a descansar durante sus viajes migratorios. La gran extensión de la superficie acuática da cobijo también a una ictiofauna en la que sobresalen la boga, el barbo y la carpa, además del lucio y del black-bass, voraces especies foráneas introducidas con fines pesqueros.
Sin embargo, la especie reina de las lagunas es el escaso aguilucho lagunero (Circus aeroginosus). Esta rapaz es de gran belleza: en el macho dominan los tonos blanquecinos en su parte inferior, mientras que la hembra es inconfundible por su color chocolate y las manchas color crema que presenta en la cabeza y en los “hombros” de las alas.
Este águila de tamaño mediano es una especialista en la caza por sorpresa entre los cañavelares. Sobrevuela las masas de carrizos y eneas a la búsqueda de presas (pequeños mamíferos, aves acuáticas, reptiles…). De repente, cuando localiza algo interesante, se para y se lanza para capturar a su víctima.
En los montes cercanos habitan los jabalíes, los zorros, los conejos, las liebres y las aves rapaces, mientras que en los cultivos de secano de los campos circundantes subsiste una importante población de aves esteparias, entre las que destacan la perdiz y la avutarda, una de las mayores aves españolas.

ruidera. Autor, Frankeke Oteo

El mar de La Mancha. Autor, Frankeke Oteo

El parque natural de las lagunas de Ruidera abarca una extensión cercana a las 4000 hectáreas que protege el conjunto lagunar, así como el cercano embalse de Peñarroya. Y alberga otra una importante sorpresa que hará las delicias de los amantes de Cervantes: la cueva de Montesinos, citada expresamente en “Don Quijote de La Mancha”. A decir verdad, todo el entorno de este oasis está lleno de puntos que evocan las hazañas del Caballero de la Triste Figura.
En el famoso libro, Miguel de Cervantes escribió en el siglo XVII que el origen de esta zona lacustre se debe al encantamiento de la Dueña de Ruidera, una legendaria dama.
Volviendo a la cueva de Montesinos, Don Quijote la eligió para retirarse a reflexionar una temporada, pero tuvo la mala pata de caerse por ella y quedar maltrecho.
Por supuesto, la cueva es visitable, pero es aconsejable llevar linternas y calzado adecuado a prueba de resbalones, si no se quiere seguir la suerte del famoso hidalgo.
Sin embargo, si se quieren conocer a fondo estas profundidades, lo mejor es contratar una visita guiada con sabersabor.es. Con ellos es posible evocar perfectamente la atmósfera cervantina de la cueva, descubriendo las formas que el agua ha modelado en las paredes de la gruta: la cara de Don Quijote, la cabeza del cocodrilo, la figura de la Virgen, el Belén, la Teta de la Vaca… y la secreta “cámara el tesoro”, una pequeña sala de la cueva cuyo techo está recubierto de brillantes capas de cuarzo. El fondo de la cueva está ocupado por un lago de azuladas aguas cristalinas.
Todo un placer para los sentidos.

Entrada a la cueva de Montesinos. Autor, Victor Díaz

Entrada a la cueva de Montesinos. Autor, Victor Díaz


Un artículo de Antonio Bellón Márquez


Si queréis conocer todos los secretos de este lugar único e inigualable, os propongo vivir esta experiencia: Ruidera, el oasis de La Mancha