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Almadén, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

Visita guiada Almaden y Parque Minero

En Almadén los romanos abrieron las minas de mercurio más antiguas del mundo

La mina de mercurio más grande del mundo está en Ciudad Real. Patrimonio de la Humanidad, el cinabrio que se extrajo de ellas produjo un tercio del peligroso metal líquido usado a lo largo de toda la historia. Se trata de una visita tan atractiva que justifica en sí misma una escapada.

En las Minas de Almadén podemos conocer un complejo del que se ha sacado cinabrio/mercurio durante más de 2.000 años. Aunque el enclave cerró en 2003, es posible que vuelva a tener actividad industrial en el futuro.

Nuestra visita al Parque Minero de Almadén empieza en la superficie. La primera parada es el Centro de Visitantes. Alberga una sala de presentación de este increíble lugar y diversos servicios.

Antes de adentrarte en las entrañas de la tierra, tienes la oportunidad de empaparte de información en el Centro de Interpretación de la Minería. En él se explica la evolución de las labores mineras a lo largo de la historia.

Los antiguos talleres de la cantera son otros atractivos destacados de las Minas de Almadén. Y los impresionantes castilletes de los pozos de San Aquilino y San Teodoro.

Nuestro apasionante viaje subterráneo empieza precisamente en este último.

minas de almaden

Visita guiada Almaden y Parque Minero

Y desde las alturas, bajamos al centro de la tierra

El recorrido por el interior de las Minas de Almadén comienza en una jaula de mina. El aparato nos transporta hasta la primera planta de las canteras, a 50 metros de profundidad.

Tras el descenso toca hacer el recorrido a pie. Una forma perfecta de sumergirnos en el ambiente de la cantera tal como era explotada en los siglos XVI y XVII.

Armados con un casco, y ayudados por la iluminación de apoyo y las explicaciones de nuestro guía, seguimos avanzando. Toca el turno a estancias como los talleres y los pozos de extracción.

Pero la joya de la corona es el Baritel de San Andrés, un espectacular dispositivo mecánico de 13 metros de altura. Este se utilizaba para extraer el cinabrio, aprovechando el movimiento circular de las mulas que lo accionaban. Hoy en día este elemento clave de las Minas de Almadén se encuentra en perfecto estado de conservación.

Tras conocer la zona subterránea del Parque Minero de Almadén, continuamos nuestra visita en una galería superior a la que se accedemos a través del pozo de San Teodoro. Allí, un pequeño tren minero nos transporta de nuevo hasta la superficie. Se trata de un emocionante recorrido por galerías excavadas hace más de 500 años.

Visita guiada Almaden y Parque Minero

Visita guiada Almaden y Parque Minero

Visita guiada Almaden y Parque Minero

El Museo del Mercurio de las Minas de Almadén

Arriba nos espera el Museo del Mercurio, ubicado en el antiguo almacén de este mineral del Cerco de Buitrones. El recinto cultural posee valiosa información sobre la historia de las canteras y sobre el transporte del cinabrio y otros minerales hasta América.

Además, los aficionados a la ciencia podrán disfrutar de varias salas dedicadas a la geología y paleontología locales, salas sobre la historia de la metalurgia del mercurio, así como experimentos físicos y químicos de todo tipo.

En esta zona del Parque Minero, descubriremos también los hornos de aludeles o de Bustamante, para tratar el mineral y obtener el mercurio (siglo XVII), y las puertas de Carlos IV y de carros, dedicadas al tráfico de operarios, materiales, herramientas… y para la salida del azogue camino de Sevilla para su embarque a las minas de plata americanas.

Visita guiada Almaden y Parque Minero

Visita guiada Almaden y Parque Minero

Más allá de las Minas de Almadén

Continuamos la experiencia en la Cárcel de Forzados, puesta en marcha en 1525 y operativa hasta 1799. Aquí era donde se alojaban los presos, forzados o galeotes, obligados a cumplir una pena temporal o perpetua trabajando duramente en las minas de Almadén.

Descubriremos también el patrimonio que atesora el Real Hospital Minero de San Rafael, edificado en 1733 para atender a los trabajadores intoxicados por el mercurio extraído del cinabrio.

Hoy alberga un Archivo Histórico de Minas que reúne un amplio corpus documental, de más de 100.000 expedientes y una amplia colección de planos, que se remonta al siglo XVII.

Constituye una valiosa fuente de información para conocer la explotación de las minas a lo largo de un amplio período histórico. Con la declaración de Bien de Interés Cultural que se le otorgó en 2012, se proporciona la máxima protección a este importante patrimonio documental y bibliográfico.

Y finalizaremos en la Plaza de Toros de Almadén, Patrimonio de la Humanidad desde 2012.

Visita guiada Almaden y Parque Minero

Visita guiada Almaden y Parque Minero

 

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Curiosidades sobre el toro bravo

Para los muy aficionados al llamado turismo taurino y para los que gustan de descubrir y aprender algo nuevo cada día, he aquí una serie de historias y curiosidades entorno a este noble animal


El toro desde su origen ha pasado por no pocas peripecias, que le han llevado a situaciones extremas, desde casi desaparecer totalmente como toro bravo, a adquirir, según algunos autores, más personalidad con su conversión a toro de lidia.

1.  El toro bravo español, es hijo del BOS TAURUS que a su vez desciende del URO salvaje y de razas semejantes, existentes en los bosques lituanos hasta 1.620.
Existe la creencia de que Hércules vino al Sur de Iberia a robarle vacas y toros a Gerión y podemos considerar este hecho como punto de partida en la cultura española, de una impronta causada por el toro bravo que origina ritos y leyendas, determinantes de una inspiración de veneración religiosa.
Si echamos una mirada a esculturas y pinturas de tema taurino, en la etapa comprendida entre el Paleolítico y la época romana, no hay más remedio que admitir el culto que la población ibérica dispensó al toro.
Los toros de Guisando, Écija, Alicante, Osuna y el de Salamanca, conocido a través de El Lazarillo de Tormes, demuestran que desde siempre el toro, se encuentra ligado a la tierra, donde los íberos valoraron sobre todo, su poder genético.

2. En el Sur de Iberia, en lo que hoy es la provincia de Cádiz, de muy antiguo, existía una ganadería de reses que causaban admiración por su presencia e incluso fueron foco de inspiración de muchos poetas. Esta leyenda perdura en el tiempo y se localiza en el siglo VII, conservándose un dibujo referido a la misma, descubierto en la provincia de Valencia. Se han encontrado otros escritos que hacen referencia a los toros que pastan en tierras gaditanas, con referencia especial a los pastos, de los que llama la atención sobre el hecho, de que siendo generalmente secos, engordan fácilmente al animal.

3. El naturalista Jerónimo de la Huerta escribe en 1593: “Hay en España toros muy diferentes en la generosidad de ánimo, color, talla y porción del cuerpo. Los más feroces y bravos son los que se crían en las riberas del Jarama y el Tajo, y así al muy bravo le suelen llamar jarameño. Son éstos en su mayor parte negros o de color bermejo; los cuernos, cortos y delgados, producen crueles heridas y tienen fuerza para levantar cualquier cosa del suelo; los lomos fuertes, los pies ligeros, tanto que alcanzan a la carrera a un ligero caballo”.
La bravura del toro español constituye, por tanto, una característica esencial del ganado vacuno ibérico. Sin embargo, hasta el siglo XVIII no se crean ganaderías especialmente organizadas para la producción del toro de lidia.

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Toros de Guisando

4. Y llegamos al momento en el cual, el toro, que fue objeto de una distracción cinegética, dejó de serlo así, para convertirse en el objeto festivo del hombre y, con esto, nació la lidia del toro bravo. En un principio, el hombre tuvo la necesidad de entrar en contacto con el toro, con el fin de procurarse un alimento, y esto, le obligó a utilizar engaños, trucos y habilidades, que posteriormente, utilizó para crear así un medio de disfrute, alcanzando el carácter festivo, que hoy tiene.
Hay, por supuesto, una diferencia que hemos de resaltar aquí. Mientras que en la caza, el animal acosado y muerto, tenía el aprovechamiento del mismo, en el toreo, una vez muerto el toro, el torero manifiesta su regocijo ante el toro abatido por su espada, y se vuelve hacia el público para recibir el beneplácito del mismo, desentendiéndose del toro que es arrastrado y quitado de la presencia del torero.

5. El toro bravo, tanto en la antigüedad como en el momento actual, es un animal que no necesita atacar a nadie para comer, lo que no quita el que se defienda cuando es atacado. Precisamente por su esbeltez y presencia con abundantes carnes, es seleccionado por otros animales carnívoros, lo que determina en el toro bravo, estar dotado de una gran reacción defensiva, recelando de lo que le extraña y asustándose ante sensaciones que no le son familiares. En definitiva, el toro en el campo no ataca, pero espera la posibilidad de ser atacado y cuando esto sucede, le falta capacidad de medir la superioridad que pueda presentar su atacante, lo que le lleva a arremeter ciegamente.

6. Otra característica del toro bravo es la de vivir en camada, es decir, tiene un gran instinto social, y esto en el fondo, viene a representar cierta timidez, pues, implícitamente, acepta la defensa en masa. Los toros bravos luchan solamente entre ellos para dilucidar la supremacía del macho, y una vez conseguido esto, el vencido huye del rebaño, y son estos toros sueltos los que acarrean un verdadero peligro.

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En plena lucha

7. ¿Los toros cargan contra el color rojo? Es uno de esos mitos tan extendidos en la cultura popular. No. A los toros no les enfurece ver el color rojo, no embisten contra algo que vean de ese color. Y a las vacas tampoco, no vamos a preocuparnos si vamos con el jersey rojo por el campo y nos encontramos con una vaca.
La pregunta pertinente sería: ¿los toros ven el color rojo?. Ven un color, que no es exactamente el mismo rojo que vemos los humanos no daltónicos. Los toros, como muchos otros animales, son dicrómicos. Es decir, tienen capacidad de descomponer el espectro luminoso en dos componentes esenciales, y según la cantidad de cada uno son capaces de diferenciar los diferentes colores. Hasta un límite. Otros animales (como los humanos) son tricrómicos (tres colores esenciales), por lo que tienen mejor capacidad de discriminación cromática. Ven más tonos de color; lo que para un dicrómico (como un toro) podría ser un mismo color, nosotros los diferenciamos como separados. Incluso colores tan diferentes como un rojo y un verde, un toro podría verlos igual. Pero eso no es lo mismo que ver en blanco y negro, o tener ceguera para los colores. Y antes de que nos sintamos muy contentos con nuestra “excelente” visión de los colores, no está de más puntualizar que hay animales tetracrómicos, que van más allá de nuestras limitaciones y ven colores más allá de lo que nosotros diferenciamos.

8. Entonces, ¿contra qué cargan?. Cargan o embisten contra otros animales u objetos que se estén moviendo. ¿Y por qué?. La respuesta tiene que ver con el comportamiento instintivo del toro, en función de su raza (la selección genética del toro de lidia por ejemplo) y de las condiciones previas (se fuerzan las condiciones para que el toro esté agresivo). Por ejemplo, el toro hace un cálculo de lo cerca que estamos de él. Si estamos lo suficientemente lejos, no llamaremos su atención aunque hagamos movimientos bruscos. Y no porque no nos vea, sino porque la distancia es suficiente para que no le parezcamos una amenaza. Estando más cerca, el toro no se para a diferenciar nuestra forma, o cómo es exactamente ese movimiento. Percibe un movimiento brusco, y toma una decisión. Para muchos animales, eso significa huir. Para el toro dotado de elementos defensivos, puede suponer atacar.

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Mirando hacia el futuro


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Fuentes de información:
– Los toros, T. I. Cossío, J. M.
– Ocularis.es. Dr. Rubén Pascual.
– Psicología de los animales. Filloux, J. C.
– La bravura en el toro de lidia. Aparicio Sánchez, G.

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De ruta por Las Virtudes. Un Parque Temático del siglo XVIII

Si vas a Andalucía y eres de los que disfrutas encontrando lugares sorprendentes. Bien cuando salgas de Madrid, o a tu regreso, si no lo sabes existe un territorio legendario, muy antiguo y muy conocido por Cervantes, llamado Campo de Montiel. Contiene infinidad de bienes patrimoniales y naturales además del paisaje quijotesco más bello y genuino del Mundo.

Saliendo de Torrenueva, por un carreterín muy poco transitado, atravesando el bellísimo paisaje agrario, ondulado de montes tapizados de manchas de encinar, se advierte el fin de Castilla emparentando con Andalucía.
El horizonte aquí se hace más agreste, la temperatura más confortable y el otoño en esos periodos húmedos y cálidos, regala unos días de doble primavera al sur del Campo del Montiel. Se puede llegar también desde Castellar de Santiago, pero el camino más bonito es desde Torrenueva.

Paisaje del Campo de Montiel. Autor, Fran J de Lamo S

Paisaje del Campo de Montiel

Plaza de toros de Las Virtudes

Las Virtudes, justo en las lindes del Campo de Montiel, en tierras de Santa Cruz de Mudela, es otro de esos espacios impresionantes y casi irreales. Detenido en el tiempo. Conservado como un milagro de los avatares históricos. Escondido de los viajeros decimonónicos y apartado de las rutas cinematográficas que llevaron a Hemingway hasta Ronda.

Esta de Las Virtudes posee toda la gracia goyesca del XVIII español. El encanto romántico y bandolero que la camufla a los pies de Sierra Morena y la convierte en algo realmente mágico. Tan auténticamente real, que parece mentira.

Si llegas un día de diario, cuando apenas nadie se ve por el pequeño poblado que la circunda, te atraerá primeramente la fronda caducifolia que más bien parece un pedacito de un Real Sitio borbónico. La Alameda de La Virgen, frescamente regada por la fuente y la alberca, diseñada exactamente igual que los parterres del Retiro de Madrid, sirve de delicioso paseo hasta llegar al monumento.
El atractivo juego de contrafuertes le dan aspecto fortificado. La elegante puerta clasicista, otra vez goyesca, ilustrada. Arquitectura académica, pulcramente trazada en mármol gris.

Tras la puerta, labrada arco de triunfo. Sientes al cruzarla como si comenzase el espectáculo y sonasen las fanfarrias de la Twenty Century Fox. Verdaderamente triunfan los sentidos. Sobre todo la vista. Porque es increíble encontrarse algo tan exquisitamente hermoso en las agrestes estepas castellanas, tan maltratadas por la historia y tan expoliadas de sus riquezas patrimoniales.

Plaza de toros de Las Virtudes. Autor, Javier Gorostiza

Plaza de toros de Las Virtudes

Aquí encontramos la cuadratura del círculo. La plaza de toros cuadrangular exponiendo los parámetros elementales de la arquitectura popular hispánica. Foro heredado de la cultura grecolatina que aglutina los toros cretenses con las ágoras griegas. La plaza popular castellana con iglesia, concejo y galerías del pueblo. Todo un compendio de ingeniería histórica que resume con maestría improvisada el germen de cualquier pueblo español.

Washington Irving fue cautivado por el embrujo hispano-musulmán que lo llevó a descubrir La Alhambra desde Sevilla hasta Granada, encontrado por el camino infinidad de maravillas que a sus ojos resultaban exóticas y tan sorprendentes como el descubrimiento de todo explorador.
Esta es la sensación que provoca por primera vez a todos aquellos que jamás han visto ni oído hablar de Las Virtudes. Uno de los conjuntos arquitectónicos más valiosos de la cultura mediterránea.
Lugar que merece todo el cuidado para ser preservado en su integridad. Hago desde aquí el responsable llamamiento para que se ordene su entorno y todo cuanto se edifique en el mismo armonice y entone con esta joya patrimonial única e irrepetible.

No quiero decir todo lo que contiene para que seáis vosotros mismos los que os sorprendáis. No en vano el título de este artículo hace referencia a la magia escenográfica de los actuales parques temáticos, capaces de recrear con exactitud cualquier etapa histórica. Aquí disfrutaréis del privilegio de lo auténtico, con ese halo irreproducible que sólo concede el peso y el paso de la historia.

Capitel. Autor, Eduardo Mascagni

Capitel

Castilla, Andalucía, mudéjar, barroco, popular, cortesana, golfa, piadosa, bandolera, religiosa, pagana… Romana, árabe, cristiana… Poco me parece para lo mucho que contiene un espacio tan pequeño y a la vez tan inmenso por ser como la esencia de un perfume francés. De esos carísimos que parecen contener oro líquido.
Así brilla el sol en el albero de Las Virtudes, con más arte que las tauromaquias de Goya. Con más atractivo que los viajes de Washington Irving. Con tanta escenografía como las tardes toreras de Hemingway. Y sin embargo, sin ellos, sin la fama. Con la modestia de permanecer al margen de las grades rutas turísticas, posee el incalculable valor de las cosas sin precio. La autenticidad de lo irrepetible y la grandeza de lo creado para solaz de los sentidos.

Los que nunca hayáis tenido la fortuna de conocer este lugar y leáis esto, recordaréis lo que os digo, cuando por primera vez os encontréis en medio de ese coso que no parece una plaza de toros. Que más bien parece la plaza mayor de todos los pueblos de Castilla iluminada por el sol de Andalucía.
La pulcritud milimétrica que la mantiene en perfecto estado de presentación os resultará sorprendente y os dará sensación de irrealidad. Por desgracia tan acostumbrados en muchos casos al deterioro de nuestro patrimonio, ver algo tan exquisitamente cuidado, provoca cuando menos satisfacción y orgullo de ser miembro de este país. Y a la vez el deseo por encontrar todo cuanto nos rodea con un aspecto similar.

Ermita de Nuestra Señora de Las Virtudes

En el interior de la ermita

En el interior de la ermita

Y por si fuera poco. La ermita es el cofre del tesoro. Desde el suelo de barro hasta el artesonado mudéjar, pasando por el aspecto visigodo de la pila bautismal hasta la barroca capilla mayor, todo es una sucesión de arte popular convertido en lección académica.


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Almodóvar del Campo. En la tierra de los Encierros más antiguos de España

Almodóvar del Campo. En la tierra de los Encierros más antiguos de España

Con la segunda semana de septiembre se da el pistoletazo de salida en el tranquilo pueblo ciudadrealeño de Almodóvar del Campo a sus Fiestas patronales 2014. Como si quisiera demostrar su importancia, la localidad con el término municipal más grande de Castilla La Mancha y el quinto en el ranking del país, celebra el acontecimiento a bombo y platillo y lo hace dedicándolo consecutivamente a tres santos distintos, para no ser menos que otras fiestas similares: un día en honor a la Virgen del Carmen; otro a San Juan Bautista de la Concepción y por supuesto uno más a su hijo más ilustre, el Doctor de la Iglesia San Juan de Ávila. En estas jornadas el pueblo se engalana por todo lo alto y da rienda suelta a multitud de saraos, a cual más multitudinario, donde no faltan los tradicionales concursos y campeonatos, los certámenes para todas las edades, espectáculos ecuestres y el ya tradicional desfile de carrozas por las calles de la población. En la edición del pasado año participaron en la gala un total de cinco carrozas, que se hicieron acompañar en su recorrido por la Reina y las Damas de Honor, las dos bandas de música municipales y el grupo de cornetas y tambores del Rescatado… Todo un espectáculo para los sentidos que dejó un imborrable recuerdo por su vistosidad y espontaneidad.

2. Panorama de Almodóvar del campo. Autor, Latras

Panorámica de Almodóvar del campo. Autor: Latras

Cabecera del Valle de Alcudia y muy próximo a la ciudad de Puertollano, Almodóvar del Campo tiene una arraigada tradición de ciudad de paso: se trataba de un punto esencial en el Camino Real de la Plata, la vía principal que utilizaban viajeros de toda índole para atravesar las estribaciones boscosas de Sierra Morena. Tras pasar cerca de la laguna que da nombre a la ciudad (Almodóvar, o Al-modowar, significa “el redondo” o “agua en redondo”, en alusión a dicha zona húmeda), los forasteros llegaban al pueblo y se alojaban en las distintas hospederías existentes, donde además de comida disponían de cuadra y forraje para los animales.

3. El espectáculo de los encierros. Autor, Gonzalo Andrés

El espectáculo de los encierros. Autor: Gonzalo Andrés

Lugar clave asimismo en las rutas de trashumancia, los pastos y dehesas próximos eran el destino habitual de los pastores que desde la fría meseta norte llegaban siguiendo el trazado de las cañadas leonesas, segovianas o sorianas. Es quizás esta antiquísima tradición ganadera, que se remonta a los primeros años de la Mesta medieval, la que originó la costumbre de conducir reses bravas hasta el casco urbano con la ayuda de los mozos de la localidad. El espectáculo debió de ser ciertamente llamativo en unas épocas donde la monotonía era ley de vida, y de ahí surgió casi con total seguridad el que puede considerarse el encierro de reses más antiguo de España (con permiso de otras localidades igualmente interesadas, como Cuéllar en Segovia o Ciudad Rodrigo en Salamanca).

4. Bravura y coraje. Autor, Philippe Guintoli

Bravura y coraje. Autor: Philippe Guintoli

Los Encierros de Almodóvar del Campo, declarados en 1991 de Interés Turístico Regional, se citan ya por el año 1591 en los libros de Acuerdos del Ayuntamiento, aunque existen documentos históricos que probarían la celebración de encierros en esta localidad a finales del siglo XV. Antiguamente todas las bocacalles colindantes a la del encierro se encontraban cerradas y cercadas con carros y maderos preparados para tal fin, y en los soportales y otros tramos los vecinos construían sus talanqueras y tendidos para familiares y amigos, que llegaban de lejos para no perderse el espectáculo. Los toriles se hacían con maderos y su confección corría a cargo de carpinteros del pueblo, quienes los dejaban bien asegurados para dar suelta a los toros que luego eran corridos en la plaza por multitud de aficionados.

5. El arte de la tauromaquia. Autor, Kalin Nikolov Koev

El arte de la tauromaquia. Autor: Kalin Nikolov Koev

Hoy los encierros se celebran en los cinco últimos días de las fiestas locales, y comienzan tradicionalmente a la una del mediodía con el tradicional chupinazo. Resulta un espectáculo sobrecogedor esperar el momento culminante de la suelta de reses desde los atajadizos, y aún más correr delante de ellas en la Corredera, lo que atrae a un numeroso respetable procedente de toda la provincia. Las fiestas patronales cuentan además desde el año 2010 con un coso taurino en toda regla (anteriormente los encierros desembocaban en una plaza portátil), permitiendo así el espectáculo añadido de novilladas, suelta de vaquillas, rejoneo y corridas de toros con presencia de estrellas del toreo a nivel nacional…

6. El espectáculo de la dehesa. Autor, Miguel escobar

El espectáculo de la dehesa. Autor: Miguel escobar

Aunque para los menos taurinos la diversión está igualmente asegurada, puesto que no faltan actividades dentro y fuera de las peñas hasta altas horas de la madrugada. Degustación de paella gigante en el recinto ferial; gymkhanas; espectáculos nocturnos de variedades; elección de la Miss de las fiestas… En definitiva Almodóvar del Campo constituye una cita obligada para los próximos días, y que en nuestro caso, desde luego, no nos la vamos a perder por nada del mundo.

7. Capeando el temporal. Autor, Catalina Gracia Saavedra

Capeando el temporal. Autor: Catalina Gracia Saavedra

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De toros y pamplonicas. La historia más oculta de los Sanfermines

De toros y pamplonicas. La historia más oculta de los Sanfermines

En estos días de canícula entrado ya el mes de julio, el espectáculo vital y primigenio de los encierros durante las fiestas de San Fermín vuelve a ser protagonista destacado en la prensa de medio mundo. Se trata de unos festejos que vienen de antiguo, debiéndonos remontar en su origen hasta la edad media y la época de las primeras ferias ganaderas organizadas alrededor de la festividad de San Pedro. Como suele ocurrir en cualquier evento de este tipo, la presencia de ganaderos, comerciantes y demás público ávido de negocio y diversión propiciaron poco a poco una mayor variedad de festejos, entre los que se incluyeron lógicamente las corridas de toros, que casi desde el primer momento fueron elevadas a la categoría de “súmmum” de la fiesta. Ahora bien, se dio el caso de que existía asimismo en Pamplona otro multitudinario y celebrado sarao, éste en honor a San Fermín, patrón de la diócesis pamplonesa y copatrón de Navarra junto a San Francisco Javier. Venía organizándose el 10 de octubre e incluía, además de las consabidas suertes taurinas, diversos espectáculos de música, actores, comediantes y puestos de venta, lo que atraía como es de rigor a un numeroso respetable… que con frecuencia se quedaba sin festejos por las abundantes tronadas y aguaceros propios de esa época del año. Visto el problema, de no pequeñas dimensiones, el Ayuntamiento solicitó formalmente en 1591 una solución definitiva y ésta consistió en hacer coincidir en un solo día (7 de julio) las ferias comerciales de San Pedro y la festividad de San Fermín. La fecha satisfizo a todos y desde entonces se considera como oficial e inamovible.

Aspecto de la plaza de toros de Pamplona tras un encierro. Autor, Bigsus

                                   Aspecto de la plaza de toros de Pamplona tras un encierro. Autor: Bigsus

En un principio las fiestas duraban escasamente dos días, pero no pasó mucho tiempo antes de que se alargasen hasta el día 10 mientras aparecían sin cesar nuevas y originales variedades de ocio. Los actos religiosos aumentaron a partir del siglo XVII y junto a ellos surgieron también saltimbanquis, gigantes y cabezudos, el vuelo de la mujer cañón, torneos con animales exóticos y otras ligerezas que hacían temer, a juicio de los clérigos, por la decencia y virtud de los jóvenes pamplonicas. Por supuesto, los encierros y sobre todo las corridas de toros siguieron siendo el elemento central de la fiesta, aunque no como las conocemos ahora, puesto que en el siglo XIX solían ser más largas y se organizaban en improvisadas estructuras de madera. La primera plaza fija se construyó en los años cuarenta de ese siglo, y hay que decir que resultó tan ruinosa que terminó llevando a los tribunales a la pobre viuda del constructor, ignorante por completo de las pifias de su marido. Por supuesto, salió absuelta.

Espectáculo en la plaza en el siglo XIX. Obra de Francisco de Goya (1824-25)

                                Espectáculo en la plaza en el siglo XIX. Obra de Francisco de Goya (1824-25)

Entrada de un encierro en la plaza. Autor, Baltasar García

                                               Entrada de un encierro en la plaza. Autor: Baltasar García

Antes de la modernización de los festejos taurinos era muy común organizar todo tipo de suertes y torneos durante las corridas, hoy afortunadamente extinguidos a causa de su peligrosidad. Por poner un ejemplo, se tiene constancia que durante los 4 días de Sanfermines del año 1804 los toros lidiados mataron un total de 19 caballos, mientras que una de las reses llegó a saltar la barrera y terminó muerta a bayonetazos por unos granaderos que casualmente se encontraban en el lugar. Claro que esta “hazaña” fue superada ampliamente en 1845, cuando se compraron para los 4 días de fiesta un total de 97 caballos, de los que solo sobrevivieron 24. Era asimismo frecuente ofrecer al populacho durante los Sanfermines los llamados novillos ensogados, reses sujetas con una o varias cuerdas para impedir sus embestidas, así como la utilización de perros de presa para rendir a los toros. Ésta última modalidad se practicó hasta el último tercio del siglo XIX y hay que decir que resultaba especialmente sangrienta, puesto que acababa casi siempre con los canes moribundos y abiertos en canal en mitad de la plaza. El arte consistía en soltar a los perros de tres en tres a medida que iban retirándose los inutilizados, hasta que al fin conseguían inmovilizar al astado lo suficiente como para que el maestro le rematase con el estoque y la puntilla. En 1958 volvió a verse un espectáculo espontáneo de esta guisa cuando “Ortega”, un perro pastor acostumbrado a guardar ganado, se enfrentó a dentelladas con un toro hasta que lo hizo batirse en retirada y fue retirado de la plaza. Que se recuerde, es la única ocasión en que un chucho recibe la ovación del respetable y completa a hombros una vuelta al ruedo.

El perro en los toros. Alano Español

                                                                 El perro en los toros. Alano Español

Las peculiaridades de las corridas durante los Sanfermines decimonónicos rayaban a veces en el esperpento, como cuando se probó a sacar a la plaza machos cabríos con muñecos a modo de picadores adosados a sus lomos. No se conoce la reacción del toro ante tal invento, ni tampoco el éxito alcanzado, pero sin duda fue menor que el que obtenían los aclamados mozos molineros a los que se reservaban astados para despacharlos con la suerte del palenque. Consistía esta técnica en esperar al toro en la plaza con la única defensa de una pica o lanza, y al tiempo que el toro embestía, los mozos lo levantaban por los aires sobre las picas hasta dejarlo muerto en la arena. El público pamplonica era especialmente aficionado a esta modalidad y celebraba con júbilo las diversas muestras de valor durante el episodio. Por contra no dudaban en mostrar su disgusto cuando espadas o banderilleros rebajaban las expectativas, lo que hacían saber de la manera más usual en aquella época: lanzando cualquier cosa que encontraban a mano. Es lo que ocurrió en 1876 cuando el respetable, iracundo ante una mala tarde de faena, comenzó a arrojar a la plaza pedazos de pan, botellas, cacerolas, herraduras y hasta cubos desvencijados llenos de basura, haciendo que los picadores temiesen por su integridad y corriesen a buscar refugio tras la barrera.

Aspecto de las calles de Pamplona durante un encierro. Autor, Baltasar García

                               Aspecto de las calles de Pamplona durante un encierro. Autor: Baltasar García

Palenque de los moros hecho con burro. Obra de Francisco de Goya (1814-16)

                               Palenque de los moros hecho con burro. Obra de Francisco de Goya (1814-16)

Pero son los encierros los que, a tenor de la cobertura mediática, han despertado siempre el mayor interés entre propios y extraños de los cinco continentes. Su origen estuvo en la conducción de reses bravas hasta las plazas donde iba a efectuarse la corrida, y por tanto puede decirse que en Pamplona existen encierros desde el mismo momento en que existieron festejos taurinos. La figura del corredor no aparece hasta el siglo XIX, cuando el itinerario de los toros por las calles de la ciudad comenzó a aglutinar a una población ansiosa por ver en primera línea el espectáculo de la manada. De ahí a correr delante de las reses solo había un paso, y otro más para poner doble vallado en el recorrido (cosa que ocurrió finalmente en 1939), pues durante los primeros tiempos no era raro que algún toro escapase y terminara de estampida por las calles para sorpresa mayúscula de tenderos y ancianas desprevenidas. Fue la figura del conocido escritor estadounidense Ernest Hemingway la que dio un impulso definitivo a los Sanfermines con la publicación de su obra Fiesta, de 1926, aunque él mismo sufrió un percance con un novillo embolado al que intentó coger en vano por los cuernos, proeza que le costó un buen revolcón y dos o tres duros de multa. Esperemos que la fiesta del presente año no vaya más allá de unos sonoros moratones para los mozos de la calle Estafeta, y que en cualquier caso siga siendo un foco de hermandad y pasión por el toro como lo ha venido siendo desde hace más de 500 años… ¡Víva San Fermín!

Mozos en la plaza de Pamplona. Autor, Baltasar garcía

                                                  Mozos en la plaza de Pamplona. Autor: Baltasar garcía