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Micoturismo activo, un motor de desarrollo rural

amanita muscaria

Una forma sostenible de uso del patrimonio natural y gastronómico de Castilla La Mancha

Otoño, y en menor medida la primavera, es la estación predilecta de los aficionados a la micología para adentrarse en la montaña, bosques, encinares y alcornocales para la recogida de setas, níscalos y demás variedades dadas las condiciones climatológicas perfectas (entre 10 y 25 grados) para su aparición.

Pero ¿qué entendemos por micología?. Podemos definirla como la rama de la biología que se dedica a la identificación, clasificación y estudio de los hongos. Los primeros interesados en los hongos y setas fueron los antiguos egipcios y griegos, pero no sería hasta el siglo XVII cuando se desarrollaría como disciplina científica centrándose, desde ese momento, en la investigación de su estructura, su crecimiento, su distribución, sus relaciones con otros organismos, así como sus propiedades y beneficios para el ser humano.

Primero vamos a aclarar las diferencias y los matices existentes entre setas y hongos, así como sus diferentes aplicaciones en la gastronomía y medicina. Las setas son la parte visible de los hongos, que es un ser vivo mucho más grande, no dando todos ellos lugar a setas.

Las setas, también llamadas callampas (del quechua kallampa, k’allampa) son un conjunto de hongos con cuerpos fructíferos o esporocarpos en forma de sombrilla sostenida por un pedicelo, comestible o no comestible.

hongo y seta
Estructura de un hongo

turismo micologico

Las setas son bajas en calorías, ricas en fibra y con un alto componente proteínico

Además, contienen una amplia variedad de vitaminas y minerales entre los que destacan el potasio, el cobre, el selenio, el yodo y vitaminas del grupo B.

Es relevante destacar los beta-glucanos, unos componentes bioactivos que se hallan en las setas, la avena y otros cereales. Son un tipo de fibra con propiedades beneficiosas para el sistema inmunitario. Estos polisacáridos también cuentan con efectos anticancerígenos y antiinflamatorios.

Igualmente, las setas poseen un gran valor nutricional y gastronómico. Algunas de las más utilizadas en los fogones son el champiñón, boletus edulis (hongo o seta de calabaza), o la trufa (marrón, negra según la estación del año).

También tienen sus aplicaciones en diferentes campos incluyendo el agrícola, medioambiental, las industrias alimentarias, farmacéutica y de biotecnología. Los hongos tienen una variedad de propiedades únicas que los hacen particularmente útiles en estas áreas.

Las setas son una manifestación macroscópica del hongo que se origina desde las mismas células fúngicas que crecen y forman otras hifas. Desde el punto de vista ecológico, el micelio cumple un rol importante en la descomposición y la simbiosis, permite el reciclaje de nutrientes y materia orgánica, capaz de sintetizar moléculas etc. Por eso los hongos han sido claves la restauración del suelo, porque ayuda a limpiar y a depurar territorios que han sido afectados por incendios o que han sido sometidos a prácticas agrícolas durante mucho tiempo.

Estos organismos pertenecen a diferentes géneros y familias, y su clasificación se basa en criterios morfológicos, biológicos y genéticos.
Entre los géneros más destacados se encuentran los famosos Boletus (muy apreciados en la gastronomía), Amanita (algunas son altamente tóxicas), Lactarius (conocidas como níscalos), Cantharellus (de agradable aroma y sabor suave), Russula, etc., cada uno con sus propias características distintivas.

Dentro del sector turístico, la micología constituye una actividad que trasciende a lo puramente científico convirtiéndose en una experiencia atractiva y divulgativa cuyo objetivo principal es ofrecer a los visitantes la oportunidad de conocer y adentrarse en el mundo de las setas y hongos, explorando su diversidad, características e importancia para con los ecosistemas y medioambiente fomentando una conciencia ecológica, así como la riqueza cultural y gastronómica asociada a esto.

El turismo micológico o micoturismo se ha convertido en una opción cada vez más atractiva para los amantes de la naturaleza y la gastronomía. España, con su riqueza micológica y tradición culinaria arraigada, se erige como uno de los destinos preferidos para los aficionados a la micología.

naturaleza en familia

El turismo micológico contribuye a la economía local, fomenta el desarrollo sostenible y la conservación de ecosistemas micológicos

El turismo micológico es una práctica bastante extendida en nuestro país que necesita de una serie de permisos para una recolección responsable y sostenible, para la que se requiere, igualmente, un conjunto de herramientas básicas como cuchillo bien afilado, calzado cómodo, libro o aplicación de campo, cesta transpirable, cepillo, guantes…

micoturismo en España
Mapa de localizaziones donde hacer micoturismo en España. Fuente: Expansión

En cuanto a los destinos micológicos más destacados, por regiones, son:
– Castilla La Mancha: las zonas de Cabañeros y Campo de Montiel, Sierra de Segura, Serranía de Cuenca y Alto Tajo, y los pueblos negros de Guadalajara.
– Andalucía: el Parque Natural de las Sierras Subbéticas en Córdoba, el Parque Natural Sierra de las Nieves en Málaga, la sierra de Aracena y Picos de Aroche en Huelva , y el Parque de los Alcornocales en Cádiz.
– Asturias: las zonas de Mieres y Cangas de Narcea, y el bosque de Muniellos.
– Castilla y León: los Bosques de San Leonardo y Navaleno en Soria. La sierra de Gredos en Ávila y el Monte Faedo de Orzonaga en León.
– Cataluña: los bosques del Pla de Puigventós en la comarca de Berguedá, así como el Parque Natural de Montseny.
– Extremadura: la provincia de Cáceres ofrece el Valle del Ambroz, donde los níscalos y boletus son comunes. Además, el Valle del Jerte.
– Madrid: el Valle del Lozoya en la sierra Norte es conocido por sus boletus, níscalos y setas de cardo, al igual que el área de Rascafría.
– Euskadi: el Parque Natural de Gorbeia es el destino obligatorio para los buscadores de setas, ubicado entre las provincias de Álava y Bizkaia y el hayedo de Altube.

Castilla-La Mancha es uno de los destinos micológicos más importantes con zonas de monte y sierra donde poder encontrar diferentes variedades de setas de gran calidad (cerca de un millar catalogadas) y hongos (unos tres millares de especies) como el níscalo, seta de cardo, el champiñón silvestre, boletus, rebozuelo y la seta de pie azul.

Las zonas idóneas para practicar micoturismo en nuestra región son las provincias de Cuenca y Guadalajara sin descartar otros enclaves privilegiados como los Montes de Toledo y la Sierra de San Vicente, la Alcarria y la Serranía en la provincia de Cuenca, la sierra del Segura de Albacete al sudeste (en Molinicos encontramos el Museo Micológico “Casa del Níscalo”) la de Guadalajara al norte, sierra Morena, Cabañeros y el Campo de Montiel en Ciudad Real.

seta cardo ciudad real

España es el tercer país europeo productor de champiñón después de Holanda y Francia

Cuenca es la primera provincia española productora de champiñón, con más del 54% del total de la producción nacional. Villanueva de la Jara, desde los años 60, produce anualmente unos 5 millones de kilos de champiñón y unos 800.000 kilos de setas siendo uno de sus principales reclamos turísticos. Por ello, el micoturismo es un agente clave a la hora de fomentar el desarrollo rural en términos socio-económicos que conlleva la creación de empleo e infraestructuras.

Como hemos mencionado anteriormente, micología y gastronomía se funden para ofrecer una una deliciosa experiencia en torno a estos manjares que tienen especial protagonismo en muchos platos pudiéndose cocinar al ajillo, estofadas, revueltas y maridándose con vinos tintos (Tempranillo, Merlot, Sirah), rosados y blancos como Verdejo, Sauvignon Blanc, Chardonay, etc.

Desde los más típicos, como unos gazpachos manchegos o galianos, un pisto o un ajo de harina con setas, a otros como la lasaña de setas.

Igualmente podemos destacar un subtipo o variedad de micoturismo como es el trufoturismo, es decir, la recolección de trufas de forma lúdica.

champiñones

Recomendaciones y consejos sobre toxicidad

Antes de degustar hay que conocer cuáles son aptas para su consumo y cuales son tóxicas. Aquí os dejamos una serie de consejos:

  • Para los más expertos, a simple vista, hay que descartar las que presenten cierto deterioro en su aspecto exterior, un tamaño reducido.
  • Si presentan un color llamativo u olor desagradable.
  • Si el himenio presenta láminas blancas, el tallo con un o dos pliegues y un ensanchamiento de la volva.
  • Por el color de las esporas, pues si es muy oscuro o presenta tonos rosados, podría ser tóxica.

El micoturismo constituye una modalidad turística adaptada a la nueva realidad de la situación del medio rural español en la que la diversificación de las actividades económicas y productivas son claves para su desarrollo en un contexto de explotación en términos de sostenibilidad y conservación de los ecosistemas.

seta venenosa

Un artículo de José Manuel Lucerón para sabersabor ©

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Oleoturismo: rutas con Denominación de Origen en Castilla La Mancha

aceite oliva castilla la mancha

La mejor forma de descubrir el aceite de oliva haciendo turismo sostenible en nuestra región

El olivo (olea europaea) junto con la vid y el cereal conforman la denominada triada mediterránea, es decir, aquellos productos básicos de la agricultura mediterránea que han constituido y constituyen uno de los pilares de nuestra alimentación y dieta.

Concretamente el olivo no solo es un producto alimenticio, sino que aparece asociado a la mitología, los primeros Juegos Olímpicos, así como a rituales de legitimación y poder. En definitiva, a las diferentes culturas que prosperaron y se establecieron a lo largo de todo el arco mediterráneo.

Los usos y aplicaciones del olivo son múltiples con unos beneficios y propiedades en campos tan diversos como la ebanistería, en la fabricación de jabones y cosméticos, como combustible, medicina, así como en nutrición y dietética para prevenir enfermedades cardiovasculares, colesterol, etc.

Igualmente, el olivo es uno de los árboles antiguos cultivados más tradicionales y extendidos a lo largo de toda la Cuenca Mediterránea. Su cultivo se remonta al Neolítico como así atestiguan los restos de hojas y huesos de aceituna encontrados en algunos yacimientos.

olivar castilla la mancha

Originario de Oriente Próximo, su introducción en la Península Ibérica vendría de la mano de los comerciantes fenicios a finales del II milenio a.C. generalizándose su cultivo durante la conquista y posterior romanización. Durante los ocho siglos de dominación árabe en la Península los musulmanes introdujeron nuevas técnicas de cultivo y extracción, así como, en el terreno lingüístico, palabras como aceite, aceituna, alcuza, almazara entre otras comenzaron a ser habituales llegando hasta nuestros días.

A modo de curiosidad, en nuestro país hay ejemplares de olivos que incluso llegan a superar los mil años de antigüedad. El más antiguo del que se tiene constancia se encuentra en Ulldecona, Tarragona, con una edad estimada de más de 1700 años.

El cultivo del olivo y la producción de aceite conocieron un verdadero impulso con la colonización de América a principios del siglo XVI abriendo nuevos canales de comercio con las Indias y, de esta forma, incrementándose las haciendas, explotaciones olivareras, molinos de aceite… Un periodo de esplendor que se alargaría hasta el siglo XVIII en plena Ilustración y el periodo de reformas borbónicas.

El desarrollo del olivo y su cultivo en Castilla – La Mancha se puede rastrear desde el siglo XVI como así demuestran varios tratados agrarios, así como las famosas relaciones histórico-geográficas de Felipe II (1575) en una época en la que proliferaban los famosos molinos harineros de viento dada las grandes extensiones de campos de cereal que poblaban La Mancha. Sin embargo, sería a finales del siglo XIX y principios del XX cuando se produciría la principal expansión de este cultivo en la región paralelamente a la extensión y consolidación de la vid.

aceite de oliva virgen extra

España es el país con mayor superficie de olivar del mundo

Traducido en cifras cerca de 2.580.577 ha están dedicadas en nuestro país al cultivo del olivo, de las cuáles 1.851.157 ha están cultivadas en secano y 729.420 ha están cultivadas en regadío. En Castilla-La Mancha la superficie dedicada al cultivo del olivo asciende a cerca de 445 mil ha.

En cuanto a las principales zonas cultivadas de nuestro país destacamos Andalucía en primer lugar cuyos extensos campos de olivos son uno de los paisajes mas característicos (sobre todo en la provincia de Jaén) con numerosas DO (Baena, Sierra de Cazorla, Montes de Granada etc) y variedades como la cornicabra, hojiblanca, manzanilla.

Otras zonas no menos importantes son Aragón (empeltre), Extremadura (corresgueña, verdial, manzanilla), Cataluña (arbequina), Levante (blanqueta, Villalonga, changlot real), Castilla – La Mancha (alfafara, cornicabra, gordal).

El cultivo del olivo en Castilla-La Mancha (segunda zona en extensión y producción oleícola después de Andalucía) puede encontrarse en llanura compartiendo terreno con los famosos viñedos o en zona de monte donde el olivo se encuentra más protegido de los rigores climáticos del invierno en esta zona.

De todas las variedades que se cultivan en esta área la cornicabra ocupa el 82% de la extensión total. Otras destacadas son la picual, salgar (sierra de Alcaraz), changlot real (próxima a zonas de Levante), gordal, manzanilla, menuda que pueden verse en el Campo de Hellín y zonas de Guadalajara y Cuenca.

Actualmente España cuenta con 32 DOP (Denominaciones de Origen Protegidas) y cerca de 200 variedades de aceitunas. En Castilla-La Mancha se encuentran reconocidas cuatro marcas: La Alcarria, Campo de Calatrava, Montes de Toledo y Campo de Montiel.

aceite campo montiel

aceite montes toledo

Disfruta de visitas guiadas a olivares ecológicos, catas de aceites y tapas maridadas ¿Te animas a degustar de una forma especial la buena comida?

Al igual que el enoturismo, el oleoturismo goza de gran popularidad en nuestro país experimentando un notable crecimiento y consolidándose como una de las ofertas turísticas a lo largo de nuestra geografía. Un sinfín de actividades turísticas y gastronómicas que pueden ser disfrutadas tanto por los autóctonos como por los visitantes de origen extranjero.

Las administraciones públicas, empresas y asociaciones como Aceites de Oliva de España, Olearum, Oleoturismia y la más reciente, Oleoturismo en España (una fuerte apuesta por el turismo sostenible en este campo), son ejemplos de proyectos, iniciativas que ofrecen todo tipo de experiencias: visitas a almazaras, observaciones astronómicas entre olivos, museos y centros de interpretación de la historia del aceite y olivo, alojamientos rurales, oleotecas.

En definitiva, toda una serie de propuestas que te sumergirán en la historia, la cultura y el patrimonio que rodea al aceite de oliva.

olivo milenario

Los mejores planes de oleoturismo de la mano de Inturmancha

Esta modalidad turística ha arraigado fuertemente en nuestra región y, empresas como Inturmancha, nos proponen rutas o experiencias organizadas en varios días donde se visitan las almazaras, campos de olivos, y se realizan catas y degustaciones de productos locales. En definitiva, todo un patrimonio natural y cultural que hace las delicias de cualquier visitante que se preste a descubrirlo y saborearlo.

Una ruta que arranca en el corazón de la Sierra de Alcaraz, donde podremos disfrutar de un exquisito patrimonio medieval (castillo) y renacentista, así como de una de las almazaras ecológicas más premiadas.

Entre las provincias de Ciudad Real y Albacete nos topamos con el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, el oasis manchego por excelencia, donde podremos disfrutar de una experiencia de oleoturismo diferente que nos llevará a conocer los entresijos del cultivo ecológico, variedades de aceituna, etc.

La siguiente parada nos lleva hasta Almagro, célebre por su Corral de Comedias y sede del Festival Internacional de Teatro Clásico que, cada verano, nos traslada al Siglo de Oro. Aquí podremos deleitarnos con una cata de aceites de oliva virgen extra en el propio olivar, acompañada de productos de la tierra, queso, lomo de orza y berenjenas de almagro troceadas.

En Toledo nos esperan varias experiencias oleoturísticas en pleno Parque Nacional de Cabañeros, paseos entre olivos centenarios, curso de cata en el propio olivar e incluso visita a una almazara ecológica en la localidad de Tembleque, cuya Plaza Mayor es un emblema del barroco popular del siglo XVII.

Para finalizar nuestra ruta oleoturística nos trasladaremos a la localidad de Huete, puerta de la Alcarria Conquense, donde podremos admirar su magnífico patrimonio compuestos por calles amuralladas, conventos e iglesias, casas palacio destacando el Monasterio de la Merced (siglos XVI-XVII).

Aquí podremos disfrutar de una visita guiada a su pequeña almazara donde se produce un aceite de oliva virgen extra de máxima calidad, ecológico, procedente de olivos centenarios autóctonos.

almagro

ruidera

huete

Todas estas experiencias, actividades y rutas ponen de manifiesto que el oleoturismo tiene un verdadero potencial a la hora de dinamizar la economía de territorios rurales, sin olvidarnos de los impactos positivos en el desarrollo local.

Igualmente contribuye a la conservación del patrimonio cultural y ambiental, a fomentar prácticas de cultivo y producción sostenibles, a concienciar o sensibilizar a los visitantes sobre la protección del medio ambiente y animarlos a incorporar el aceite de oliva a su dieta debido a los beneficios y propiedades nutricionales que posee.

Un artículo de José Manuel Lucerón para sabersabor ©

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De ruta gastronómica y cultural por Tomelloso

Tomelloso, bello por sus magníficos contrastes y con un enorme patrimonio enológico. El destino ideal para los que quieren descubrir los auténticos sabores que ofrece La Mancha


Hoy viajamos hasta la ciudad conocida como “Atenas de La Mancha”, no en vano luce orgullosa un bagaje cultural de primer nivel: Tomelloso. Pragmática y enérgica, sus gentes y sus vinos han influido en el pincel vital y realista de López Torres, y en los certeros e inolvidables relatos de Francisco García Pavón.

Situada en plena tierra del Quijote, consciente de su pasado, Tomelloso conserva todos los valores y tradiciones que su historia le aporta y se reconoce, como no puede ser de otro modo, ciudad manchega que contempló las andanzas de aquel hidalgo nacido de la ilustre mente de Cervantes.

Más reciente es el detonante último de la enorme expansión del cultivo de la vid en estas tierras y en La Mancha en general, que no fue otro que la muy desastrosa plaga de filoxera que afectó a los viñedos europeos, por ende españoles, durante el siglo XIX. El relativo aislamiento de La Mancha y quizás la suerte, jugaron la baza del viñedo manchego permitiendo a sus plantas de pie franco resistir hasta bien entrado el siglo XX.
Una oportunidad única y propicia para atender a un mercado que se había quedado totalmente desabastecido y que Tomelloso supo aprovechar, por su naturaleza emprendedora.

Testigos de aquella rocambolesca historia, encontramos en este viaje sus numerosos bombos entre viñas, las infinitas cuevas de su subsuelo y las esbeltas chimeneas de su casco urbano. Juntos nos hablan de una vida dedicada al cultivo de la vid y a exprimir su delicioso zumo: el vino.

Llegando hasta nuestros días, la enorme producción vínica anual de Tomelloso lo convierte en uno de los grandes centros de producción vitivinícola a nivel mundial, sin restar un ápice a la calidad de sus vinos, lo que nos permite disfrutar de algunos de los mejores tintos, blancos y rosados españoles.

 


Disfrutando del turismo del vino y de la gastronomía en Tomelloso


Iniciamos el recorrido turístico en una tierra de viñedos infinitos, quinterías y bombos, geniales joyas de arquitectura popular rústica que servían cómo refugio y vivienda para los labradores, familias, aperos y animales de trabajo, y que embellecen el campo tomellosero otorgándole una seña de identidad única y muy peculiar. El Museo del Carro y Aperos de Labranza, etnográfico y con un interesante compendio de memoria histórica municipal, nos permite conocer más de cerca la vida y el trabajo en el campo, y visitar un impresionante Bombo construido con más de 2.000.000 millones de piedras, hábilmente dispuestas unas sobre otras sin argamasa alguna entre ellas.

Los amantes de las escapadas para descubrir lugares únicos, con toda la esencia de la cultura del vino, tienen sin duda en Tomelloso todo un fabuloso tesoro: las más de 2200 antiguas cueva – bodega existentes en el subsuelo de la ciudad, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino en tinajas de barro. Un patrimonio vitivinícola impresionante salpicado de secretos y leyendas.
Duro trabajo el que realizaron antaño tanto hombres como mujeres. Ellos picaban la tierra y horadaban el subsuelo hasta lograr unas cuevas con unas cualidades óptimas para poder albergar las cosechas en quietud, guareciendo los vinos de cambios climáticos bruscos. Ellas, valientes manchegas llamadas terreras, eran las encargadas de trasladar la tierra y la arena extraídas del interior hasta la superficie.

¿Sabíais que si pudiésemos poner todas las antiguas cueva – bodega de Tomelloso en línea tendríamos un túnel de más de 30 km?

Antes de continuar el recorrido hacemos una parada para tomar un aperitivo (el Queso Manchego entra bien a cualquier hora) acompañado por supuesto con un gran vino… una copa de tinto Torre de Gazate, Luna de Allozo o Flor de Allozo, un Verum Roble o Verum Tosca… una copa de blanco Verdejo de Allozo, Malvasía de Verum o Añil Fresh… tragos de historia, verdad y terruño manchego.


De visita obligada son las antiguas cueva – bodega de Tomelloso, un patrimonio enológico impresionante


Para los que buscan probar vinos especiales, con una excelente calidad, conocer su forma de elaboración y adentrarse en bodegas emblemáticas, en Tomelloso van a encontrar algunas de las mejores opciones del panorama enoturístico nacional.

En el arquetipo de bodegas familiares con encanto se encuentra Allozo, una bodega estilo “Chateau”, que aúna la tecnología más vanguardista en sus elaboraciones con las artes más tradicionales. Pionera en la elaboración de Vinos de Autor, elabora cada uno de sus vinos “de la cepa a la copa”, con un profundo respeto al medio ambiente y a la cultura vitivinícola de La Mancha. Sus vinos procedentes de diferentes coupages, ediciones especiales y limitadas hacen que Allozo sea de las bodegas más premiadas a nivel nacional e internacional.
Además de conocer su bodega de crianza, única en Castilla – La Mancha con más de 4000 barricas, Allozo nos ofrece la oportunidad de descubrir las antiguas soleras de Brandy Casajuana, un brandy de Tomelloso de una alta calidad envejecido en soleras centenarias que datan de 1892, de producción limitada y numerada… la historia del brandy y los destilados de Tomelloso da para otra más que interesante visita (Peinado, Osborne, Pedro Domecq, Casajuana, espirituosos de Bodegas Verum…)

Inolvidable sin duda es adentrarse en el mundo de Bodegas Verum, una bodega familiar nacida en 1788, con la premisa de que es en la viña donde se hace el vino y con una filosofía muy clara “Verum es la verdad de la tierra, de la familia y del vino”. Sus vinos, de prestigio internacional, elaborados a partir de cepas de más de 50 años, así lo trasmiten.
Su pasión por los retos importantes, el valor añadido y la calidad diferenciada, han llevado a Bodegas Verum a emprender proyectos de indudable éxito como ULTERIOR, un viaje al pasado, con el retorno a variedades ancestrales para preparar el futuro de los vinos de calidad en Castilla-La Mancha. Y a cruzar el Atlántico para seguir creando riqueza, con altas cotas de calidad y sostenibilidad, con el proyecto PATAGONIA, en Argentina.
La visita a sus instalaciones nos ofrece la posibilidad de conocer el funcionamiento de una destilería y una bodega conjuntamente. Y bajar hasta las entrañas de la tierra para descubrir una enorme cueva de crianza de más de 8000 m2 de galerías, excavadas en la roca caliza del subsuelo de Tomelloso.

En nuestro recorrido de vinos y bodegas por Tomelloso, parada obligada es Vinícola de Tomelloso, que comenzó su andadura en 1986, fundada por 28 familias viticultoras de la ciudad a las que les une su pasión por la viña y el vino, y que se refleja en el crecimiento en calidad y modernidad de los vinos manchegos durante el último cuarto del siglo XX. Una apuesta decidida por la innovación y el desarrollo de modernas técnicas de vinificación teniendo como objetivo ofrecer al consumidor un producto diferenciado.
La bodega cuenta en la actualidad con un importante parque de barricas de roble francés y americano, donde envejecen unos excelentes tintos, reconocidos a nivel nacional e internacional, y una antigua cueva donde se elabora un vino espumoso Brut Natural de alta calidad, no en vano ha sido una de las bodegas pioneras en la elaboración de espumosos en Castilla – La Mancha. En época de vendimia Vinícola de Tomelloso nos ofrece la posibilidad de visitar sus viñedos.


Las gentes y la actividad vinícola de Tomelloso han influido en el pincel vital y realista de López Torres, y en los certeros e inolvidables relatos de Francisco García Pavón


Nuestros pasos nos guían hacia la Plaza de España, centro vital de esta maravillosa ciudad, donde descubriremos tres magníficos ejemplos de patrimonio arquitectónico: la Posada de los Portales, un edificio emblemático propio de la arquitectura manchega del siglo XVIII, declarado monumento histórico – artístico; el blanco y majestuoso Palacio Consistorial, sede del ayuntamiento; y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con una ajetreada historia y que atesora un interesante patrimonio artístico.

Llaman nuestra atención las numerosas y altas chimeneas de las antiguas alcoholeras, como agujas impertérritas del tiempo, que parecen arañar el cielo azul manchego. Se las puede encontrar prácticamente en todos los rincones más inusitados del trazado urbano tomellosero para convertir una calle anodina y cotidiana en manso y pequeño refugio de recuerdo.

Imprescindible recorrer los espacios del Museo Antonio López Torres, donde se expone parte de la obra del pintor tomellosero, el llamado “pintor de la luz”, maestro del realismo, y que reflejó en sus cuadros la dignidad cotidiana entregada a las tareas agrícolas, las mismas que durante años presenciara en su juventud. Una dura vida retratada con ternura, sencillez y gesto rudo pero amable.

 


La gastronomía de Tomelloso rica, variada, tradicional y de vanguardia, desde siempre elaborada con materias primas de excelente calidad


Tomelloso sabe y huele a vino, pero es que también sabe a gastronomía, a pisto, a migas, a asado de cordero manchego, a azafrán, a productos de la huerta y a gente honesta que tiene amor a su tierra y que te hace sentir como en casa.

Cuando visitas Tomelloso te das cuenta que hay mucho más que vino. Además de bodegas y turismo enológico, también hay mucho que ver y mucho que disfrutar comiendo. El turismo cultural y la gastronomía se dan la mano en esta tierra.

Sentados a la mesa del Restaurante La Antigua, ubicado en una maravillosa casa típica castellana, cada bocado nos hace viajar a la cocina tradicional con toques de fusión y tendencia. Es una buena muestra de la generosidad y el ingenio de la cocina manchega, basada en las ricas tradiciones de la zona y en los productos autóctonos de calidad, mezclados con propuestas culinarias innovadoras que nos ofrecen sabores y sensaciones realmente sorprendentes.

Las gentes de Tomelloso son emprendedoras e inquietas, de estirpe creativa y madurez desacomplejada que integran ideas y tendencias del exterior en su identidad. Jesús Marquina, chef de Marquinetti, es un vivo ejemplo de ello. El mejor “pizzaiolo” del mundo es tomellosero, y ha logrado hacer de la pizza un plato de alta cocina. Una propuesta gastronómica realmente deliciosa.

Os proponemos descubrirlo con esta auténtica ruta gastronómica y cultural.


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Motilla del Azuer: descubriendo el pozo más antiguo de la Península Ibérica

El poblado fortificado de la Motilla del Azuer es uno de los yacimientos de la Edad de Bronce más antiguos del mundo


La Motilla del Azuer, en Daimiel, es el mejor ejemplo de poblamiento de una original cultura que se desarrolló en el II milenio antes de Cristo en la Edad del Bronce en la zona de la Mancha húmeda, y que sintetiza la importancia que siempre ha tenido el agua para los pobladores de este territorio.

La Motilla sorprende por su originalidad, estamos ante una construcción única en España, con sus paredes amuralladas concéntricas de mampostería que conforman una estructura laberíntica. La Motilla en su interior albergó desde almacenes a enterramientos y su pozo de agua, auténtico tesoro para proteger por las gentes de la Edad del Bronce. Un yacimiento arqueológico, diferente, desconcertante e inolvidable en Castilla – La Mancha.

Un viaje por el tiempo, a las llanuras que hoy denominamos La Mancha, nos llevará hasta la prehistoria, allí había pequeños asentamientos que se dedicaban a la agricultura y la ganadería. No sabemos cómo era el paisaje, pero lo que sí sabemos es que, en torno al año 2000 y 1800 a.C., hubo un cambio climático tremendo que transformó el entorno volviéndose árido y seco, y en el que el agua de los ríos y arroyos dejó de fluir. Fue entonces, durante la edad de bronce, cuando los individuos tuvieron que adaptarse para sobrevivir.

De forma conjunta solucionaron la escasez a través de la construcción de una red de pozos, en toda la zona, que explotaba el agua subterránea. Se trata de la primera cultura hidráulica de Europa, y lo que se denomina Cultura de las Motillas: en la zona existen nada más y nada menos que 32 motillas.


El pozo de la Motilla del Azuer tiene 4.000 años de antigüedad


Cuesta acertar con las palabras que describan el conjunto arqueológico de Motilla del Azuer. A vista de pájaro, semeja un laberinto espigado y circular, y a vista de científico, obedece a una tipología única y poco menos que insólita en la Prehistoria: las motillas, una elevación artificial en medio de un espacio circundante llano. En el patio trapezoidal se encuentra el pozo de agua: la estructura hidráulica más antigua de la Península Ibérica.

El poblado fortificado de la Motilla del Azuer es un laberinto circular con una gran torre en el centro y el pozo más antiguo de cuantos se han estudiado en nuestro territorio. Cuenta con muros de piedra de más de ocho metros de altura. El agua, entonces como ahora, rara vez caía del cielo en la zona y aquellos hombres del pasado tuvieron que excavar nada menos que 14 metros para encontrarla.
Los habitantes de la zona por aquel entonces sufrieron una prolongada sequía hace 4.000 años que hizo que las aguas superficiales prácticamente desaparecieron de los ríos y arroyos. Esto les llevó a construir en esta región una red de pozos para abastecerse del agua almacenada en los acuíferos más someros.

Nuestros ancestros, con un gran sentido común, se valieron de los recursos más cercanos del entorno. La Motilla del Azuer está construida mayoritariamente con piedra caliza y con la tierra arcillosa de la propia vega del río Azuer.


Imaginar y empatizar con las gentes que habitaron un territorio miles de años antes que nosotros: arqueología en estado puro


Los trabajos arqueológicos realizados en el yacimiento han permitido delimitar dos espacios diferenciados. El primero corresponde con un recinto interior fortificado, integrado por una serie de murallas concéntricas en torno a una torre central cuadrangular, que protegía un conjunto de estructuras donde se gestionaba y controlaba las actividades económicas del yacimiento.

De entre estos elementos destacan los grandes silos de almacenaje, con una capacidad en torno a los 6 metros cúbicos, donde se conservaban productos como cereales, entre los que se encuentran diferentes tipos de trigo y cebada, o leguminosas como lentejas, guisantes o chícharos; así como también hornos para la cocción de la cerámica, el tostado de cereales o la producción metalúrgica.
La línea de fortificación más externa, circular y concéntrica a los sistemas defensivos, presenta en su última fase de construcción un paramento de grandes bloques de caliza. El acceso al interior del área fortificada desde el poblado se realizaba a través de pasillos paralelos a las murallas.

En el exterior del núcleo fortificado se emplazaban las viviendas, en un diámetro de unos 50 metros, en el que se documentan diferentes cabañas, hogares y fosas de desperdicio. La distribución de los enterramientos de las inmediaciones de la Motilla coincide con el área del poblado, en un ritual frecuente en la mayoría de culturas de la Edad del Bronce en la Península.
A la vez que los pozos se construyeron túmulos, monumentos orientados a los astros, en los que se realizaron complejos rituales, depositaban ofrendas o enterraban a los difuntos.

Imprescindible, para entender mejor la Cultura de la Motillas, visitar el Museo Comarcal de Daimiel, idóneo para contextualizar la riqueza antropológica y cultural de la propia Motilla del Azuer.
En el museo, de manera gráfica, con un recorrido muy didáctico se comprende mejor la vida de estos pobladores, cuya presencia se ha documentado en las excavaciones extramuros de la Motilla. Gracias al valioso hallazgo de la necrópolis, se puede saber cómo eran, cómo vivieron y hasta hacernos una idea de cómo se alimentaban y porqué fallecían aquellos “primeros manchegos”.


Descubre la Motilla del Azuer con nosotros. Más información en www.sabersabor.es


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Curiosidades sobre el toro bravo

Para los muy aficionados al llamado turismo taurino y para los que gustan de descubrir y aprender algo nuevo cada día, he aquí una serie de historias y curiosidades entorno a este noble animal


El toro desde su origen ha pasado por no pocas peripecias, que le han llevado a situaciones extremas, desde casi desaparecer totalmente como toro bravo, a adquirir, según algunos autores, más personalidad con su conversión a toro de lidia.

1.  El toro bravo español, es hijo del BOS TAURUS que a su vez desciende del URO salvaje y de razas semejantes, existentes en los bosques lituanos hasta 1.620.
Existe la creencia de que Hércules vino al Sur de Iberia a robarle vacas y toros a Gerión y podemos considerar este hecho como punto de partida en la cultura española, de una impronta causada por el toro bravo que origina ritos y leyendas, determinantes de una inspiración de veneración religiosa.
Si echamos una mirada a esculturas y pinturas de tema taurino, en la etapa comprendida entre el Paleolítico y la época romana, no hay más remedio que admitir el culto que la población ibérica dispensó al toro.
Los toros de Guisando, Écija, Alicante, Osuna y el de Salamanca, conocido a través de El Lazarillo de Tormes, demuestran que desde siempre el toro, se encuentra ligado a la tierra, donde los íberos valoraron sobre todo, su poder genético.

2. En el Sur de Iberia, en lo que hoy es la provincia de Cádiz, de muy antiguo, existía una ganadería de reses que causaban admiración por su presencia e incluso fueron foco de inspiración de muchos poetas. Esta leyenda perdura en el tiempo y se localiza en el siglo VII, conservándose un dibujo referido a la misma, descubierto en la provincia de Valencia. Se han encontrado otros escritos que hacen referencia a los toros que pastan en tierras gaditanas, con referencia especial a los pastos, de los que llama la atención sobre el hecho, de que siendo generalmente secos, engordan fácilmente al animal.

3. El naturalista Jerónimo de la Huerta escribe en 1593: “Hay en España toros muy diferentes en la generosidad de ánimo, color, talla y porción del cuerpo. Los más feroces y bravos son los que se crían en las riberas del Jarama y el Tajo, y así al muy bravo le suelen llamar jarameño. Son éstos en su mayor parte negros o de color bermejo; los cuernos, cortos y delgados, producen crueles heridas y tienen fuerza para levantar cualquier cosa del suelo; los lomos fuertes, los pies ligeros, tanto que alcanzan a la carrera a un ligero caballo”.
La bravura del toro español constituye, por tanto, una característica esencial del ganado vacuno ibérico. Sin embargo, hasta el siglo XVIII no se crean ganaderías especialmente organizadas para la producción del toro de lidia.

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Toros de Guisando

4. Y llegamos al momento en el cual, el toro, que fue objeto de una distracción cinegética, dejó de serlo así, para convertirse en el objeto festivo del hombre y, con esto, nació la lidia del toro bravo. En un principio, el hombre tuvo la necesidad de entrar en contacto con el toro, con el fin de procurarse un alimento, y esto, le obligó a utilizar engaños, trucos y habilidades, que posteriormente, utilizó para crear así un medio de disfrute, alcanzando el carácter festivo, que hoy tiene.
Hay, por supuesto, una diferencia que hemos de resaltar aquí. Mientras que en la caza, el animal acosado y muerto, tenía el aprovechamiento del mismo, en el toreo, una vez muerto el toro, el torero manifiesta su regocijo ante el toro abatido por su espada, y se vuelve hacia el público para recibir el beneplácito del mismo, desentendiéndose del toro que es arrastrado y quitado de la presencia del torero.

5. El toro bravo, tanto en la antigüedad como en el momento actual, es un animal que no necesita atacar a nadie para comer, lo que no quita el que se defienda cuando es atacado. Precisamente por su esbeltez y presencia con abundantes carnes, es seleccionado por otros animales carnívoros, lo que determina en el toro bravo, estar dotado de una gran reacción defensiva, recelando de lo que le extraña y asustándose ante sensaciones que no le son familiares. En definitiva, el toro en el campo no ataca, pero espera la posibilidad de ser atacado y cuando esto sucede, le falta capacidad de medir la superioridad que pueda presentar su atacante, lo que le lleva a arremeter ciegamente.

6. Otra característica del toro bravo es la de vivir en camada, es decir, tiene un gran instinto social, y esto en el fondo, viene a representar cierta timidez, pues, implícitamente, acepta la defensa en masa. Los toros bravos luchan solamente entre ellos para dilucidar la supremacía del macho, y una vez conseguido esto, el vencido huye del rebaño, y son estos toros sueltos los que acarrean un verdadero peligro.

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En plena lucha

7. ¿Los toros cargan contra el color rojo? Es uno de esos mitos tan extendidos en la cultura popular. No. A los toros no les enfurece ver el color rojo, no embisten contra algo que vean de ese color. Y a las vacas tampoco, no vamos a preocuparnos si vamos con el jersey rojo por el campo y nos encontramos con una vaca.
La pregunta pertinente sería: ¿los toros ven el color rojo?. Ven un color, que no es exactamente el mismo rojo que vemos los humanos no daltónicos. Los toros, como muchos otros animales, son dicrómicos. Es decir, tienen capacidad de descomponer el espectro luminoso en dos componentes esenciales, y según la cantidad de cada uno son capaces de diferenciar los diferentes colores. Hasta un límite. Otros animales (como los humanos) son tricrómicos (tres colores esenciales), por lo que tienen mejor capacidad de discriminación cromática. Ven más tonos de color; lo que para un dicrómico (como un toro) podría ser un mismo color, nosotros los diferenciamos como separados. Incluso colores tan diferentes como un rojo y un verde, un toro podría verlos igual. Pero eso no es lo mismo que ver en blanco y negro, o tener ceguera para los colores. Y antes de que nos sintamos muy contentos con nuestra “excelente” visión de los colores, no está de más puntualizar que hay animales tetracrómicos, que van más allá de nuestras limitaciones y ven colores más allá de lo que nosotros diferenciamos.

8. Entonces, ¿contra qué cargan?. Cargan o embisten contra otros animales u objetos que se estén moviendo. ¿Y por qué?. La respuesta tiene que ver con el comportamiento instintivo del toro, en función de su raza (la selección genética del toro de lidia por ejemplo) y de las condiciones previas (se fuerzan las condiciones para que el toro esté agresivo). Por ejemplo, el toro hace un cálculo de lo cerca que estamos de él. Si estamos lo suficientemente lejos, no llamaremos su atención aunque hagamos movimientos bruscos. Y no porque no nos vea, sino porque la distancia es suficiente para que no le parezcamos una amenaza. Estando más cerca, el toro no se para a diferenciar nuestra forma, o cómo es exactamente ese movimiento. Percibe un movimiento brusco, y toma una decisión. Para muchos animales, eso significa huir. Para el toro dotado de elementos defensivos, puede suponer atacar.

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Mirando hacia el futuro


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


Fuentes de información:
– Los toros, T. I. Cossío, J. M.
– Ocularis.es. Dr. Rubén Pascual.
– Psicología de los animales. Filloux, J. C.
– La bravura en el toro de lidia. Aparicio Sánchez, G.

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Bombos, o el arte de la Piedra Seca

Bombo Tomelloso

En la España meseteña del interior volcada secularmente en la agricultura, donde los municipios son tan extensos y las distancias entre pueblos y ciudades se dilatan enormemente, fue necesario desde antiguo la construcción de habitáculos en el campo que cumpliesen con funciones muy específicas. En muchos casos se trataba de simples refugios para el ganado y de carácter muy provisional. Otras, la estructura podía circunscribirse al fenómeno de vivienda dispersa tan común en nuestro país. A medio camino entre los dos es donde debemos situar el fenómeno del Bombo.

El Bombo, muy común en Tomelloso pero extendido de forma amplia por toda la geografía castellano-manchega, desde Valdepeñas hasta Albacete, es una construcción sólida, edificada para permanecer y de carácter exclusivamente rural. En un medio y un tiempo anteriores a los vehículos a motor, cuando las tierras de labor se encontraban a varias leguas y no era posible ir y volver al pueblo en un mismo día, los trabajadores debían permanecer sobre el terreno mientras duraban las faenas agrícolas de la temporada. Esa necesidad les obligaba a construir instalaciones para albergar a los labradores y gañanes, dar refugio a las bestias de labor o guardar sus aperos de labranza durante las interminables jornadas trascurridas en el campo, y que a menudo se extendían a lo largo de semanas e incluso meses.

Bombo y museo del carro, Tomelloso.Bombo y museo del carro, Tomelloso.

El rasgo más característico de los Bombos es su carácter utilitario y funcional, exento de adornos. La sobriedad y la economía eran señas de identidad y reflejo a su vez de un modo de vida donde el trabajo y el vínculo a la tierra estaban íntimamente unidos a la personalidad de los tomelloseros. En su interior, una pequeña abertura en la pared a modo de alacena, y soportes en los muros para colgar aperos, hatos de comida y manto de faena. Poco más se ofrecía a la comodidad del labriego. Las únicas aberturas eran la puerta, adintelada y orientada al sur, y el conducto cilíndrico de la chimenea. Las estancias eran también pocas, y el mobiliario se completaba casi siempre con camastros de piedra, poyos para descansar y una cuadra con pesebres destinada a los animales (que también proporcionaba calor a la estancia).

Desde el punto de vista histórico se argumenta que los bombos actuales podrían tener su origen en construcciones de piedra de edad prehistórica. Sin embargo hay que avanzar hasta el siglo XIII, con la llegada de la Mesta, para documentar en la zona manchega elementos similares y que hoy todavía abundan, como corrales para el ganado y chozos de pastores. El chozo servía al igual que el Bombo de cobijo y vivienda temporal, pero tenía un carácter mucho más provisional al no construirse enteramente en mampostería (la techumbre solía ser de ramaje o carrizo). A mediados del siglo XIX, cuando se extendieron los campos de viñas en Tomelloso, estas necesidades se hicieron evidentes ya que la vid requería de una mayor dedicación que otros cultivos como el cereal, lo que hizo inevitable el trabajo in situ de gañanes y labriegos durante largos periodos de tiempo. Fue entonces cuando surgió la figura del Bombo, que en modo alguno puede catalogarse como una construcción provisional. 

En Tomelloso la construcción del Bombo no era una tarea sencilla. Los lugareños aprovechaban el material que tenían más a mano, la piedra, apilándola en diferentes acabados sin ningún tipo de argamasa para conformar un paisaje que hoy se considera de gran valor estético en amplias zonas de España, Francia o Italia: la arquitectura de piedra seca. Para ello utilizaban lajas de piedra caliza, resistentes y de fácil manejo, que se extraían de la propia tierra de labor a medida transcurrían las faenas agrícolas. Estas piedras iban acumulándose después en montones más o menos grandes entre los campos, por lo que hoy es habitual que los bombos estén situados precisamente en los límites de parcelas y próximos a los caminos rurales. Una vez rellenados los cimientos, se disponían las lajas de piedra más grandes formando una pared de 2 muros con un hueco interior que luego se rellenaba de piedra suelta. A medida que aumentaba la altura, y siempre sin argamasa, las piedras iban siendo cada vez más pequeñas hasta que el constructor comenzaba a hacer volar ligeramente cada hilada hacia el interior, conformando así la bóveda del Bombo. El anillo del vértice, de pocos centímetros de apertura, se cubría finalmente con una piedra gruesa para dar término al edificio.

El sol cae a plomo sobre tejados, corrales y plazas de piedra. A su alrededor los campos, adormecidos, exhiben el verde intenso de las viñas cruzado desde todos lados por cintas polvorientas de un blanco terroso. Por estos caminos sin sombra avanzan los gañanes junto a las yuntas de mulas, que arrastran con aire apesadumbrado carros cargados de pertrechos y el consabido “hato” de una semana. Todo es viña alrededor. En lontananza se advierte una figura solitaria, vibrante y difusa a través del aire recalentado. A medida que el labriego se acerca su perfil va achicándose y adquiere proporciones reales, como la cáscara de un huevo invertido, toma poco a poco el color de la piedra y termina confundiéndose casi con el paisaje resabiado de la llanura. Es la misma roca utilizada desde que se tiene memoria, la roca revuelta en la tierra y sacada con esfuerzo a los pies del arado, la roca acumulada durante siglos para construir majanos y refugios, quinterías y hasta las casas familiares en el pueblo. El hombre se dirige hacia allí y a poco detiene las mulas junto a la pequeña construcción circular, sin adornos, solida y funcional como la propia viña que lo rodea. Comienza otro día de faena.

                                                                       

El Bombo, elemento básico en la personalidad de unas gentes volcadas en la tierra y en la vid, sigue estando presente en el paisaje. Ese es el legado de Tomelloso, afortunadamente todavía en pie. Esperemos que su figura siga siendo un canto a la agreste tierra de Castilla y que continúe alojando en su memoria el perfil de sus amplios horizontes, sus campos requemados y, por qué no, la figura secular del arriero, poesía viva como el propio palpitar de una tierra que no conoce edad.

“Los arrieros y sus largas recuas de mulas, adornadas con campanillas de monótono tintineo. Vedlos, con sus rostros atezados, sus trajes pardos, sus sombreros gachos; ved a los arrieros, verdaderos señores de las rutas de España (…)”. George Borrow. La Biblia en España