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Micoturismo activo, un motor de desarrollo rural

amanita muscaria

Una forma sostenible de uso del patrimonio natural y gastronómico de Castilla La Mancha

Otoño, y en menor medida la primavera, es la estación predilecta de los aficionados a la micología para adentrarse en la montaña, bosques, encinares y alcornocales para la recogida de setas, níscalos y demás variedades dadas las condiciones climatológicas perfectas (entre 10 y 25 grados) para su aparición.

Pero ¿qué entendemos por micología?. Podemos definirla como la rama de la biología que se dedica a la identificación, clasificación y estudio de los hongos. Los primeros interesados en los hongos y setas fueron los antiguos egipcios y griegos, pero no sería hasta el siglo XVII cuando se desarrollaría como disciplina científica centrándose, desde ese momento, en la investigación de su estructura, su crecimiento, su distribución, sus relaciones con otros organismos, así como sus propiedades y beneficios para el ser humano.

Primero vamos a aclarar las diferencias y los matices existentes entre setas y hongos, así como sus diferentes aplicaciones en la gastronomía y medicina. Las setas son la parte visible de los hongos, que es un ser vivo mucho más grande, no dando todos ellos lugar a setas.

Las setas, también llamadas callampas (del quechua kallampa, k’allampa) son un conjunto de hongos con cuerpos fructíferos o esporocarpos en forma de sombrilla sostenida por un pedicelo, comestible o no comestible.

hongo y seta
Estructura de un hongo

turismo micologico

Las setas son bajas en calorías, ricas en fibra y con un alto componente proteínico

Además, contienen una amplia variedad de vitaminas y minerales entre los que destacan el potasio, el cobre, el selenio, el yodo y vitaminas del grupo B.

Es relevante destacar los beta-glucanos, unos componentes bioactivos que se hallan en las setas, la avena y otros cereales. Son un tipo de fibra con propiedades beneficiosas para el sistema inmunitario. Estos polisacáridos también cuentan con efectos anticancerígenos y antiinflamatorios.

Igualmente, las setas poseen un gran valor nutricional y gastronómico. Algunas de las más utilizadas en los fogones son el champiñón, boletus edulis (hongo o seta de calabaza), o la trufa (marrón, negra según la estación del año).

También tienen sus aplicaciones en diferentes campos incluyendo el agrícola, medioambiental, las industrias alimentarias, farmacéutica y de biotecnología. Los hongos tienen una variedad de propiedades únicas que los hacen particularmente útiles en estas áreas.

Las setas son una manifestación macroscópica del hongo que se origina desde las mismas células fúngicas que crecen y forman otras hifas. Desde el punto de vista ecológico, el micelio cumple un rol importante en la descomposición y la simbiosis, permite el reciclaje de nutrientes y materia orgánica, capaz de sintetizar moléculas etc. Por eso los hongos han sido claves la restauración del suelo, porque ayuda a limpiar y a depurar territorios que han sido afectados por incendios o que han sido sometidos a prácticas agrícolas durante mucho tiempo.

Estos organismos pertenecen a diferentes géneros y familias, y su clasificación se basa en criterios morfológicos, biológicos y genéticos.
Entre los géneros más destacados se encuentran los famosos Boletus (muy apreciados en la gastronomía), Amanita (algunas son altamente tóxicas), Lactarius (conocidas como níscalos), Cantharellus (de agradable aroma y sabor suave), Russula, etc., cada uno con sus propias características distintivas.

Dentro del sector turístico, la micología constituye una actividad que trasciende a lo puramente científico convirtiéndose en una experiencia atractiva y divulgativa cuyo objetivo principal es ofrecer a los visitantes la oportunidad de conocer y adentrarse en el mundo de las setas y hongos, explorando su diversidad, características e importancia para con los ecosistemas y medioambiente fomentando una conciencia ecológica, así como la riqueza cultural y gastronómica asociada a esto.

El turismo micológico o micoturismo se ha convertido en una opción cada vez más atractiva para los amantes de la naturaleza y la gastronomía. España, con su riqueza micológica y tradición culinaria arraigada, se erige como uno de los destinos preferidos para los aficionados a la micología.

naturaleza en familia

El turismo micológico contribuye a la economía local, fomenta el desarrollo sostenible y la conservación de ecosistemas micológicos

El turismo micológico es una práctica bastante extendida en nuestro país que necesita de una serie de permisos para una recolección responsable y sostenible, para la que se requiere, igualmente, un conjunto de herramientas básicas como cuchillo bien afilado, calzado cómodo, libro o aplicación de campo, cesta transpirable, cepillo, guantes…

micoturismo en España
Mapa de localizaziones donde hacer micoturismo en España. Fuente: Expansión

En cuanto a los destinos micológicos más destacados, por regiones, son:
– Castilla La Mancha: las zonas de Cabañeros y Campo de Montiel, Sierra de Segura, Serranía de Cuenca y Alto Tajo, y los pueblos negros de Guadalajara.
– Andalucía: el Parque Natural de las Sierras Subbéticas en Córdoba, el Parque Natural Sierra de las Nieves en Málaga, la sierra de Aracena y Picos de Aroche en Huelva , y el Parque de los Alcornocales en Cádiz.
– Asturias: las zonas de Mieres y Cangas de Narcea, y el bosque de Muniellos.
– Castilla y León: los Bosques de San Leonardo y Navaleno en Soria. La sierra de Gredos en Ávila y el Monte Faedo de Orzonaga en León.
– Cataluña: los bosques del Pla de Puigventós en la comarca de Berguedá, así como el Parque Natural de Montseny.
– Extremadura: la provincia de Cáceres ofrece el Valle del Ambroz, donde los níscalos y boletus son comunes. Además, el Valle del Jerte.
– Madrid: el Valle del Lozoya en la sierra Norte es conocido por sus boletus, níscalos y setas de cardo, al igual que el área de Rascafría.
– Euskadi: el Parque Natural de Gorbeia es el destino obligatorio para los buscadores de setas, ubicado entre las provincias de Álava y Bizkaia y el hayedo de Altube.

Castilla-La Mancha es uno de los destinos micológicos más importantes con zonas de monte y sierra donde poder encontrar diferentes variedades de setas de gran calidad (cerca de un millar catalogadas) y hongos (unos tres millares de especies) como el níscalo, seta de cardo, el champiñón silvestre, boletus, rebozuelo y la seta de pie azul.

Las zonas idóneas para practicar micoturismo en nuestra región son las provincias de Cuenca y Guadalajara sin descartar otros enclaves privilegiados como los Montes de Toledo y la Sierra de San Vicente, la Alcarria y la Serranía en la provincia de Cuenca, la sierra del Segura de Albacete al sudeste (en Molinicos encontramos el Museo Micológico “Casa del Níscalo”) la de Guadalajara al norte, sierra Morena, Cabañeros y el Campo de Montiel en Ciudad Real.

seta cardo ciudad real

España es el tercer país europeo productor de champiñón después de Holanda y Francia

Cuenca es la primera provincia española productora de champiñón, con más del 54% del total de la producción nacional. Villanueva de la Jara, desde los años 60, produce anualmente unos 5 millones de kilos de champiñón y unos 800.000 kilos de setas siendo uno de sus principales reclamos turísticos. Por ello, el micoturismo es un agente clave a la hora de fomentar el desarrollo rural en términos socio-económicos que conlleva la creación de empleo e infraestructuras.

Como hemos mencionado anteriormente, micología y gastronomía se funden para ofrecer una una deliciosa experiencia en torno a estos manjares que tienen especial protagonismo en muchos platos pudiéndose cocinar al ajillo, estofadas, revueltas y maridándose con vinos tintos (Tempranillo, Merlot, Sirah), rosados y blancos como Verdejo, Sauvignon Blanc, Chardonay, etc.

Desde los más típicos, como unos gazpachos manchegos o galianos, un pisto o un ajo de harina con setas, a otros como la lasaña de setas.

Igualmente podemos destacar un subtipo o variedad de micoturismo como es el trufoturismo, es decir, la recolección de trufas de forma lúdica.

champiñones

Recomendaciones y consejos sobre toxicidad

Antes de degustar hay que conocer cuáles son aptas para su consumo y cuales son tóxicas. Aquí os dejamos una serie de consejos:

  • Para los más expertos, a simple vista, hay que descartar las que presenten cierto deterioro en su aspecto exterior, un tamaño reducido.
  • Si presentan un color llamativo u olor desagradable.
  • Si el himenio presenta láminas blancas, el tallo con un o dos pliegues y un ensanchamiento de la volva.
  • Por el color de las esporas, pues si es muy oscuro o presenta tonos rosados, podría ser tóxica.

El micoturismo constituye una modalidad turística adaptada a la nueva realidad de la situación del medio rural español en la que la diversificación de las actividades económicas y productivas son claves para su desarrollo en un contexto de explotación en términos de sostenibilidad y conservación de los ecosistemas.

seta venenosa

Un artículo de José Manuel Lucerón para sabersabor ©

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Cuando la playa era salud. San Sebastián y la élite de sus Baños de mar

Cuando la playa era salud. San Sebastián y la élite de sus Baños de mar

Todos estamos acostumbrados a considerar el verano, la playa y las costas mediterráneas como la combinación perfecta para unas vacaciones de órdago… Pero cuesta imaginar que, en el pasado, esta imagen hoy tan familiar resultaba totalmente desconocida. El turismo de playa no comenzó en nuestro país sino hasta 1830 y difería enormemente del actual, tanto en lo que se refiere a volumen de turistas como a destinos, usos y costumbres establecidos. Podemos decir que sus peculiaridades partían de dos puntos básicos: en primer lugar se trataba de una actividad reservada exclusivamente a las clases pudientes. El turismo de masas solo se generalizó a lo largo del siglo XX cuando los sueldos y las jornadas laborales permitieron disponer de dinero y tiempo en grandes cantidades. Por otro lado, en sus comienzos la playa era considerada atractiva solo por sus supuestas propiedades medicinales, de modo que fueron las frías aguas del Atlántico y no el Mediterráneo (cálido y al parecer insalubre) donde se concentraron inicialmente los más elitistas focos del turismo nacional e internacional. Lanneau Rolland, en su guía editada en 1864 sobre nuestro país, cuenta que: “Ante Alicante, la mar tiene poco fondo. Las aguas del Mediterráneo en este punto son viscosas, fétidas y de baños imposibles”. No sabemos si ésta era también la idea de los españoles, pero si se sabe que aunque existían por aquel tiempo baños en Arenys de mar, Barcelona, Valencia o Málaga, muchos entendidos (como fue el caso de Richard Ford, autor del famoso manual de viajeros por España de 1844) descartaban el Mediterráneo y el verano para los baños “por las altas temperaturas que se daban en aquellas costas, que hacían insalubre dicha actividad”.

Isla de Santa Clara y Monte Urgull. Autor, Sfgamchick

                                                    Isla de Santa Clara y Monte Urgull. Autor: Sfgamchick

Aunque ya hubo referentes en la Inglaterra del siglo XVIII, fue en el XIX cuando se consolidó la idea de que el mar podía ser un antídoto a las agresiones de la civilización. La medicina entonces en boga argumentaba que el mar fortalecía los cuerpos y era bueno contra la melancolía y las ansiedades de las clases dominantes. En la francesa Dieppe se construyó una estación balnearia abierta al mar durante la primera mitad del siglo XIX, y dentro de la ciudad un hotel de baños de mar calientes, todo ello muy lujoso y asiduamente visitado por personajes tan sonados como la mismísima esposa del Delfín de Francia (se sabe que esta buena mujer tenía la costumbre de zambullirse en las olas acompañada de dos bañeros uniformados y de un médico inspector de baños). Fue también por aquella época cuando San Sebastián comenzó a darse cuenta de las posibilidades de su emplazamiento: desde el 26 de julio hasta el 15 de agosto de 1830 fueron a pasar allí parte de su temporada estival el Infante Francisco de Paula Antonio, hermano de Fernando VII, su esposa (hermana de la Reina María Cristina), sus 6 hijos y un séquito regio de 24 personas.

Gran Casino de San Sebastián, en 1905. Autor, Biblioteca Nacional de España

                              Gran Casino de San Sebastián, en 1905. Autor: Biblioteca Nacional de España

Plaza de toros de San Sebastián, a principios del siglo XX. Autor, Biblioteca Nacional de España

                 Plaza de toros de San Sebastián, a principios del siglo XX. Autor: Biblioteca Nacional de España

Sin ninguna duda, los “baños de mar” decimonónicos tuvieron en Santander, y sobre todo en San Sebastián, sus principales hitos de categoría “cinco estrellas”. En la capital donostiarra el éxito de los baños fue nacional e internacional. Ya existía cerca de “La Bella Easo” un turismo de termalismo antes del “Boom”, y Francisco de Paula Madrazo, quien en 1849 publicó su conocida obra «Una expedición a Guipúzcoa en el verano de 1848», nos refiere algunos lugares guipuzcoanos que por entonces empezaban a ser frecuentados, como Baños Viejos de Arechavaleta, Santa Águeda de Mondragón o Cestona. También cita en su trabajo a las villas costeras de Deva y San Sebastián, relativamente próximas a dichos centros termales. Posteriormente y tras la destrucción de las murallas que cercaban el casco antiguo en 1863, la ciudad comenzó a crecer por todas partes surgiendo barrios residenciales e industrias más o menos relacionadas con la actividad balnearia: vidrio, chocolate, cerveza o sombreros. Este hecho, unido a las nuevas infraestructuras de avenidas; los alcantarillados; parques o jardines; el encauzamiento del Urumea o la ampliación del tendido eléctrico evidenciaban la repercusión que esta ciudad del Cantábrico comenzaba a tener entre las clases pudientes de medio mundo. También fue decisiva la inauguración de la línea del ferrocarril del Norte, en 1864, lo que permitió la llegada de una importante masa de visitantes de Madrid y otras zonas del interior peninsular.

Hotel María Cristina de San Sebastián, al anochecer. Autor, Krista

                                         Hotel María Cristina de San Sebastián, al anochecer. Autor: Krista

La ciudad de San Sebastián tuvo en la vecina Biarritz un modelo a seguir. Biarritz cuadruplica su población de 1826 a 1872, y la presencia allí de personalidades de alcurnia (como Napoleón III y la Emperatriz Victoria Eugenia de Montijo, que veranearon ininterrumpidamente en Villa Eugénie desde 1864 hasta 1878), daban cuenta del alto standing alcanzado en pocos años por la población vecina. En 1869 aparece “la Perla del Océano”, el primer establecimiento donostiarra de baños con una concesión del Estado, al cual sucede “La Nueva Perla” en 1908. Finalizando el siglo XIX se acometieron colosales obras en el monte Urgull y el Igueldo, que se convirtieron en deliciosos lugares de paseo y recreo para la colonia turística. Por otro lado, y con el fin de dar más brillo a la actividad veraniega, se proyectó también la construcción de un casino (obviamente, ya existía uno en Biarritz). En 1880 es lanzado el proyecto y solo dos años más tarde, en 1882, se inaugura el edificio de lujo con gran éxito desde el primer día de apertura.

San Sebastián y su Balneario de La Perla, junto a la playa. Autor, Biblioteca Nacional de España

                 San Sebastián y su Balneario de La Perla, junto a la playa. Autor: Biblioteca Nacional de España

San Sebastián y bahía de La Concha desde el Monte Igueldo. Autor, Aerismaud

                              San Sebastián y bahía de La Concha desde el Monte Igueldo. Autor: Aerismaud

Claro que, al contrario de lo que ocurría con el resto de ciudades-balneario europeas, faltaba todavía en San Sebastián una importante oferta hotelera. Se echaban especialmente de menos las llamadas fincas de especulación, es decir, casas en barrios de lujo alquiladas a familias de acaudalados y a precios exorbitantes, que se alojaban allí aislados de trato y roce con el resto de la población. El sistema de alojamiento fue en sus comienzos muy dispar e iba desde el socorrido alquiler de habitaciones y las casas de pupilaje (domicilios donde se recibían huéspedes que hacían vida en común con la familia propietaria) hasta fondas, paradores y algún que otro hotel de dudosa catadura. Más tarde se crean barrios residenciales de alto standing y el número y categoría de los hoteles crece sin parar: 3 en 1884; 15 en 1916; 31 en 1936… El más espectacular de todos ellos fue sin duda el María Cristina, aunque no abrió sus puertas hasta 1912.

Quiosco para conciertos en el Boulevard. Autor, Carmen A. Suarez

                                        Quiosco para conciertos en el Boulevard. Autor: Carmen A. Suarez

Aparte de las actividades balnearias, no pasa mucho tiempo sin que se imponga en San Sebastián la idea de que hay que divertir a la colonia extranjera. Y se hace en torno a 3 ejes: el baño; el casino y el programa de fiestas. Se alarga la temporada de verano del 24 de julio al 27 de septiembre, intentando fomentar la de invierno “porque es inverosímil que Biarritz la tenga y San Sebastián no”. Sin embargo, nunca se consiguió este último objetivo. En cambio, durante los dos meses veraniegos se prodigan actos y atracciones a todas horas, entre los que destacan por su vistosidad y éxito multitudinario los conciertos de calle. La Banda Municipal toca cada noche a las 21h en el quiosco de la Alameda del Boulevard, construido por el famoso ingeniero Eiffel; los jueves, domingos y festivos se organizan más en el mismo sitio y a las 12 del mediodía; y en el Gran Casino, esta vez a las 5 de la tarde, la Sociedad de Conciertos ameniza igualmente al respetable con su propio repertorio. Luego estaban los fuegos artificiales, los cotillones, las consabidas corridas de toros (en San Sebastián se presumía de tener la mejor plaza de toros del mundo con vistas al mar) y la iluminación nocturna de los montes Igueldo y Urgull, que en el escenario natural de La Concha producía unos efectos espectaculares. Para el turista de a pie habían cucañas acuáticas, batallas de flores, batallas navales y otros concursos de variada tipología; para los acaudalados, cacerías de patos y 5 o 6 días de regatas; y para todos ellos, festivales, ferias y romerías populares a cual más atractiva. Cada balneario intenta innovar antes que los demás y copiar las actividades que resultaban de más éxito entre los visitantes. Por otro lado, en 1916 se abre el hipódromo; en los años 20 el circuito de automóviles de Lasarte, y en los 30 varios campos de golf y de tenis, fomentando de esta forma un turismo de élite por encima del de masas, cada vez más en boga en otros puntos del litoral.

Banda de música tocando en el quiosco del Boulevard. Autor, Gipuzkoakultura

                                Banda de música tocando en el quiosco del Boulevard. Autor: Gipuzkoakultura

Palacio de Miramar, residencia de la Familia Real de Alfonso XIII. Autor, Julio Codesal

                          Palacio de Miramar, residencia de la Familia Real de Alfonso XIII. Autor: Julio Codesal

Evidentemente, el papel de la realeza fue primordial para el éxito de San Sebastián. Tras la visita del Infante Don Francisco de Paula Antonio, primero en 1830 y luego en 1833, la misma Isabel II visitó la ciudad en 1845 afectada por un problema de piel. A partir de ese momento diferentes miembros de la realeza se acercarían a esta localidad a tomar los baños. Incluso la reina María Cristina, asidua veraneante desde 1887, decidió construir su propio palacio en la bahía de La Concha. No fue raro por tanto que desde 1887 la ciudad pasara a ser lugar habitual de veraneo de la Familia de Alfonso XIII y su corte. Y con ella, por supuesto, de la aristocracia, de los políticos, la prensa y el mundillo social más elitista de nuestro país (aunque solo lo pretendiesen)… Pero de eso, y de cómo eran las costumbres playeras en la encorchetada sociedad de entonces, comentaremos largo y tendido en un próximo capítulo veraniego.

Día de regatas en la bahía de La Concha. 1905. Autor, Biblioteca Nacional de España

                         Día de regatas en la bahía de La Concha. 1905. Autor: Biblioteca Nacional de España