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Qué hacer un fin de semana en Ciudad Real

Almagro Plaza Mayor

A la hora de descubrir la provincia de Ciudad Real son muchas las opciones que puedes elegir

Una, dejarte llevar por un camino lleno de sorpresas, paisajes, llanuras y lagunas, esencia de la vida rural… en el que se irán colando tanto Miguel de Cervantes y su Alonso Quijano, como autores que también forman parte de la vida de esta provincia. Quevedo, Jorge Manrique, Francisco García Pavón…; y otra, guiarte por nuestras recomendaciones sobre los lugares imprescindibles que no pueden faltar en tu escapada por estas tierras.

Un territorio de campos y molinos, de doncellas encantadas y gigantes imaginados, de suaves cerros y bosques de encinas centenarias, de minas y dehesas, de lagunas y humedales, de fortalezas, historia, buen vino y mucho, mucho que ofrecer.

1. Villanueva de los Infantes. Un lugar de La Mancha

Un estudio, de la Universidad Complutense de Madrid en 2004, aseguraba que el lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiso acordarse don Miguel de Cervantes era Villanueva de los Infantes. De lo que no hay duda es de la importancia del municipio durante el Siglo de Oro. Aún hoy al pasear por sus calles se aprecia este esplendor. Una hermosa ciudad blasonada repleta de recios edificios cuyas fachadas ostentan más de 250 escudos. Mucho noble caballero entre sus muros.

Francisco de Quevedo eligió el antiguo convento de Santo Domingo para recuperarse de su mala salud, pero finalmente murió en 1645. Es posible visitar su celda tal y como estaba cuando falleció. Sus restos reposan en la iglesia parroquial de San Andrés, en la imponente plaza Mayor.

Esta plaza, punto neurálgico de la villa, se erige irregular y atractiva. La grandeza de su iglesia y la armonía de los edificios, así como el característico color de su piedra acaparan el foco de todos los objetivos.

Su maravilloso Patrimonio Histórico – Artístico, uno de los más bellos de nuestro país, repleto de iglesias y conventos; plazas porticadas; pósitos, casas señoriales, palacios y calles… y de bellos patios manchegos, exponentes de la auténtica arquitectura tradicional inspirados en la vida rural. Todo un viaje al irrepetible Siglo de Oro español a este bonito lugar, centro histórico de la Comarca del Campo de Montiel, citada hasta cinco veces por Miguel de Cervantes en su universal obra “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha“.

No podemos abandonar Villanueva de los Infantes sin probar uno de los platos más emblemáticos de la sabrosa gastronomía manchega: el pisto manchego. Cada año celebran aquí las Jornadas del Pimiento en las que elaboran la cantidad suficiente para repartir 10.000 raciones. En 2016 batieron el Récord Guinness con un pisto de 1.254 kg.

Villanueva de los Infantes

Villanueva de los Infantes

patio Villanueva de los Infantes

2. Lagunas de Ruidera. El conjuro de Merlín

No es un espejismo. La belleza húmeda y agreste que nos embruja surge de improviso en el Campo de Montiel, con las Lagunas de Ruidera, dispuestas a despojar del estereotipo de seca a La Mancha. Este espectacular paraje inspiró algunos de los más bellos pasajes del Quijote. El anciano caballero imaginó que sus aguas eran en realidad damiselas encantadas por el mismísimo Merlín. Así de mágico es este Parque Natural, catalogado como Reserva de la Biosfera y zona de protección para las numerosas aves que lo pueblan.

Le sobran motivos para estar entre las mejores rutas por Ciudad Real. Las quince bellas lagunas que configuran este complejo sistema hídrico se extienden a lo largo de 35 km, casi 5000 Ha, y conforman la singular orografía del valle del Alto Guadiana.

Las barreras tobáceas naturales, llamados travertinos, que deben salvar sus cristalinas aguas modelan una hermosa cadena de torrentes y ruidosas cascadas, que dan nombre a este maravilloso espacio natural: Ruidera. Un auténtico oasis en mitad de la llanura manchega que en conjunto constituye todo un espectáculo para los sentidos, además de una curiosidad ecológica y geológica de primer orden tanto en España como en todo el ámbito europeo.

El parque alberga otra una importante sorpresa que hará las delicias de los amantes de Cervantes: la cueva de Montesinos, citada expresamente en Don Quijote de La Mancha. Uno de los pocos lugares ante los que los cervantistas no se han tenido que devanar los sesos tratando de desentrañar la localización. Ya saben «En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…»

Este gran paraíso es otro de los maravillosos secretos por descubrir en esta excepcional tierra, a pie por las numerosas rutas senderistas o desde el agua en canoa (en temporada primavera – verano).

ruidera turismo castilla la mancha

Lagunas de Ruidera

lagunas de ruidera

3. Tomelloso. Ciudad del Vino

En esta ciudad, conocida también como la Atenas de La Mancha, por ser cuna de artistas de fama mundial, es posible respirar el mundo del vino en todos sus rincones…literalmente, pues las antiguas cuevas – bodega, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino en tinajas de barro, están repartidas por todo el subsuelo del casco urbano. Más de 2200 cuevas que todavía hoy se pueden visitar. Cada una de ellas nos habla de una vida entera dedicada al cultivo de la vid y a exprimir su delicioso zumo: el vino.

Tomelloso, bello por sus magníficos contrastes y con un enorme patrimonio enológico, nos sorprende con sus enormes bombos entre la extensa llanura de viñedos, unas construcciones de piedra consideradas cómo geniales joyas de arquitectura popular rústica, seña de identidad de estos campos. Una ruta a pie, señalizada, nos permite acercarnos y conocerlos de primera mano.

Llaman nuestra atención las numerosas y altas chimeneas de las antiguas alcoholeras, como agujas impertérritas del tiempo, que parecen arañar el cielo azul manchego. Se las puede encontrar prácticamente en todos los rincones más inusitados del trazado urbano para convertir una calle anodina y cotidiana en manso y pequeño refugio de recuerdo.

Nuestros pasos nos guían hacia la Plaza de España, centro vital de esta maravillosa ciudad, donde descubriremos dos magníficos ejemplos de patrimonio arquitectónico: la Posada de los Portales, un edificio emblemático propio de la arquitectura manchega del siglo XVIII, declarado monumento histórico – artístico; y el blanco y majestuoso Palacio Consistorial, sede del ayuntamiento.

Imprescindible recorrer los espacios del Museo de Antonio López Torres, “pintor de la luz”, maestro del realismo, y que reflejó en sus cuadros la dignidad cotidiana entregada a las tareas agrícolas, las mismas que durante años presenciara en su juventud. Una dura vida retratada con ternura, sencillez y gesto rudo pero amable.

Y por supuesto disfrutar de un buen vino tinto, blanco o rosado, descorchado en una de la numerosas y atractivas bodegas de la ciudad.

Bombo Tomelloso

Tomelloso

cueva bodega vino Tomelloso

4. Campo de Criptana

Situado en pleno centro de la gigantesca llanura manchega se levanta el bellísimo e incomparable caserío de Campo de Criptana, cuyas blancas construcciones, la mayoría encaladas y limpias, contrastan con la variada gama de tonalidades ocres propias de La Mancha, lo que da lugar a uno de los más espléndidos paisajes de la zona.

El mayor atractivo de este hermoso lugar, por el cual es conocido en España y el resto del mundo, radica en los feroces “gigantes” que habitan el cerro de la Paz, que no son sino los míticos molinos de viento contra los que luchó el valeroso hidalgo Don Quijote de La Mancha creyéndose atacado por ellos.

La importancia de estos molinos se remonta a la época en que Campo de Criptana fue cabeza de molienda de los alrededores, momento en que se contabilizaban en aquella zona treinta y dos molinos, de los cuales hoy día sólo restan diez. Tres de ellos (los más antiguos), declarados monumento nacional, aún se conservan intactos y con la maquinaria en perfecto estado: el Infanto, que data de 1500, el Burleta, construido en 1555, y por último el mejor conservado de los tres, el Sardinero.

Sosteniendo la Sierra de los Molinos se encuentra el hermoso Barrio de Albaicín con sus calles angostas y empedradas son su sello de identidad. El paseo por este lugar desde el casco urbano hasta llegar a los gigantes de aspas, resulta de lo más agradable y pintoresco. El Albaicín posee la arquitectura propia de los típicos barrios manchegos de casitas blancas de teja arabesca y decoradas con un cinturón en color añil.

En realidad, todo el conjunto de Campo de Criptana puede ser considerado sin la menor duda como toda una joya en cuanto a sensaciones se refiere.

molinos viento Campo Criptana Castilla La Mancha

molinos viento Campo de Criptana

albaicin campo criptana

La contemplación de la tierra nos permite experimentar la paz de sus gentes y la tranquilidad de un paraje que en consonancia con la opinión de Walter Starkie es “el lugar más acogedor de toda La Mancha”. Pues no en vano, y al hablar de España fuera de nuestras fronteras, La Mancha es un punto de inflexión y evocación inevitable. Gracias a Cervantes, es cierto. Pero también gracias a la inmensa belleza de esta privilegiada zona de la península ibérica.

Una auténtica inmersión cultural.

Existen muchos más lugares en la provincia de Ciudad Real que merecen ser disfrutados en otros tantos fines de semana… ¡¡¡Los recorreremos en nuestros próximos viajes!!!


Si necesitas consejos y recomendaciones sobre dónde dormir, dónde comer, cómo moverte, cómo hacer una visita guiada para los recursos culturales y naturales más importantes o cómo descubrir otros rincones menos conocidos de la provincia, no dudes en solicitarnos información.

Estaremos encantados de poder ayudarte.

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De ruta gastronómica y cultural por Tomelloso

Tomelloso, bello por sus magníficos contrastes y con un enorme patrimonio enológico. El destino ideal para los que quieren descubrir los auténticos sabores que ofrece La Mancha


Hoy viajamos hasta la ciudad conocida como “Atenas de La Mancha”, no en vano luce orgullosa un bagaje cultural de primer nivel: Tomelloso. Pragmática y enérgica, sus gentes y sus vinos han influido en el pincel vital y realista de López Torres, y en los certeros e inolvidables relatos de Francisco García Pavón.

Situada en plena tierra del Quijote, consciente de su pasado, Tomelloso conserva todos los valores y tradiciones que su historia le aporta y se reconoce, como no puede ser de otro modo, ciudad manchega que contempló las andanzas de aquel hidalgo nacido de la ilustre mente de Cervantes.

Más reciente es el detonante último de la enorme expansión del cultivo de la vid en estas tierras y en La Mancha en general, que no fue otro que la muy desastrosa plaga de filoxera que afectó a los viñedos europeos, por ende españoles, durante el siglo XIX. El relativo aislamiento de La Mancha y quizás la suerte, jugaron la baza del viñedo manchego permitiendo a sus plantas de pie franco resistir hasta bien entrado el siglo XX.
Una oportunidad única y propicia para atender a un mercado que se había quedado totalmente desabastecido y que Tomelloso supo aprovechar, por su naturaleza emprendedora.

Testigos de aquella rocambolesca historia, encontramos en este viaje sus numerosos bombos entre viñas, las infinitas cuevas de su subsuelo y las esbeltas chimeneas de su casco urbano. Juntos nos hablan de una vida dedicada al cultivo de la vid y a exprimir su delicioso zumo: el vino.

Llegando hasta nuestros días, la enorme producción vínica anual de Tomelloso lo convierte en uno de los grandes centros de producción vitivinícola a nivel mundial, sin restar un ápice a la calidad de sus vinos, lo que nos permite disfrutar de algunos de los mejores tintos, blancos y rosados españoles.

 


Disfrutando del turismo del vino y de la gastronomía en Tomelloso


Iniciamos el recorrido turístico en una tierra de viñedos infinitos, quinterías y bombos, geniales joyas de arquitectura popular rústica que servían cómo refugio y vivienda para los labradores, familias, aperos y animales de trabajo, y que embellecen el campo tomellosero otorgándole una seña de identidad única y muy peculiar. El Museo del Carro y Aperos de Labranza, etnográfico y con un interesante compendio de memoria histórica municipal, nos permite conocer más de cerca la vida y el trabajo en el campo, y visitar un impresionante Bombo construido con más de 2.000.000 millones de piedras, hábilmente dispuestas unas sobre otras sin argamasa alguna entre ellas.

Los amantes de las escapadas para descubrir lugares únicos, con toda la esencia de la cultura del vino, tienen sin duda en Tomelloso todo un fabuloso tesoro: las más de 2200 antiguas cueva – bodega existentes en el subsuelo de la ciudad, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino en tinajas de barro. Un patrimonio vitivinícola impresionante salpicado de secretos y leyendas.
Duro trabajo el que realizaron antaño tanto hombres como mujeres. Ellos picaban la tierra y horadaban el subsuelo hasta lograr unas cuevas con unas cualidades óptimas para poder albergar las cosechas en quietud, guareciendo los vinos de cambios climáticos bruscos. Ellas, valientes manchegas llamadas terreras, eran las encargadas de trasladar la tierra y la arena extraídas del interior hasta la superficie.

¿Sabíais que si pudiésemos poner todas las antiguas cueva – bodega de Tomelloso en línea tendríamos un túnel de más de 30 km?

Antes de continuar el recorrido hacemos una parada para tomar un aperitivo (el Queso Manchego entra bien a cualquier hora) acompañado por supuesto con un gran vino… una copa de tinto Torre de Gazate, Luna de Allozo o Flor de Allozo, un Verum Roble o Verum Tosca… una copa de blanco Verdejo de Allozo, Malvasía de Verum o Añil Fresh… tragos de historia, verdad y terruño manchego.


De visita obligada son las antiguas cueva – bodega de Tomelloso, un patrimonio enológico impresionante


Para los que buscan probar vinos especiales, con una excelente calidad, conocer su forma de elaboración y adentrarse en bodegas emblemáticas, en Tomelloso van a encontrar algunas de las mejores opciones del panorama enoturístico nacional.

En el arquetipo de bodegas familiares con encanto se encuentra Allozo, una bodega estilo “Chateau”, que aúna la tecnología más vanguardista en sus elaboraciones con las artes más tradicionales. Pionera en la elaboración de Vinos de Autor, elabora cada uno de sus vinos “de la cepa a la copa”, con un profundo respeto al medio ambiente y a la cultura vitivinícola de La Mancha. Sus vinos procedentes de diferentes coupages, ediciones especiales y limitadas hacen que Allozo sea de las bodegas más premiadas a nivel nacional e internacional.
Además de conocer su bodega de crianza, única en Castilla – La Mancha con más de 4000 barricas, Allozo nos ofrece la oportunidad de descubrir las antiguas soleras de Brandy Casajuana, un brandy de Tomelloso de una alta calidad envejecido en soleras centenarias que datan de 1892, de producción limitada y numerada… la historia del brandy y los destilados de Tomelloso da para otra más que interesante visita (Peinado, Osborne, Pedro Domecq, Casajuana, espirituosos de Bodegas Verum…)

Inolvidable sin duda es adentrarse en el mundo de Bodegas Verum, una bodega familiar nacida en 1788, con la premisa de que es en la viña donde se hace el vino y con una filosofía muy clara “Verum es la verdad de la tierra, de la familia y del vino”. Sus vinos, de prestigio internacional, elaborados a partir de cepas de más de 50 años, así lo trasmiten.
Su pasión por los retos importantes, el valor añadido y la calidad diferenciada, han llevado a Bodegas Verum a emprender proyectos de indudable éxito como ULTERIOR, un viaje al pasado, con el retorno a variedades ancestrales para preparar el futuro de los vinos de calidad en Castilla-La Mancha. Y a cruzar el Atlántico para seguir creando riqueza, con altas cotas de calidad y sostenibilidad, con el proyecto PATAGONIA, en Argentina.
La visita a sus instalaciones nos ofrece la posibilidad de conocer el funcionamiento de una destilería y una bodega conjuntamente. Y bajar hasta las entrañas de la tierra para descubrir una enorme cueva de crianza de más de 8000 m2 de galerías, excavadas en la roca caliza del subsuelo de Tomelloso.

En nuestro recorrido de vinos y bodegas por Tomelloso, parada obligada es Vinícola de Tomelloso, que comenzó su andadura en 1986, fundada por 28 familias viticultoras de la ciudad a las que les une su pasión por la viña y el vino, y que se refleja en el crecimiento en calidad y modernidad de los vinos manchegos durante el último cuarto del siglo XX. Una apuesta decidida por la innovación y el desarrollo de modernas técnicas de vinificación teniendo como objetivo ofrecer al consumidor un producto diferenciado.
La bodega cuenta en la actualidad con un importante parque de barricas de roble francés y americano, donde envejecen unos excelentes tintos, reconocidos a nivel nacional e internacional, y una antigua cueva donde se elabora un vino espumoso Brut Natural de alta calidad, no en vano ha sido una de las bodegas pioneras en la elaboración de espumosos en Castilla – La Mancha. En época de vendimia Vinícola de Tomelloso nos ofrece la posibilidad de visitar sus viñedos.


Las gentes y la actividad vinícola de Tomelloso han influido en el pincel vital y realista de López Torres, y en los certeros e inolvidables relatos de Francisco García Pavón


Nuestros pasos nos guían hacia la Plaza de España, centro vital de esta maravillosa ciudad, donde descubriremos tres magníficos ejemplos de patrimonio arquitectónico: la Posada de los Portales, un edificio emblemático propio de la arquitectura manchega del siglo XVIII, declarado monumento histórico – artístico; el blanco y majestuoso Palacio Consistorial, sede del ayuntamiento; y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con una ajetreada historia y que atesora un interesante patrimonio artístico.

Llaman nuestra atención las numerosas y altas chimeneas de las antiguas alcoholeras, como agujas impertérritas del tiempo, que parecen arañar el cielo azul manchego. Se las puede encontrar prácticamente en todos los rincones más inusitados del trazado urbano tomellosero para convertir una calle anodina y cotidiana en manso y pequeño refugio de recuerdo.

Imprescindible recorrer los espacios del Museo Antonio López Torres, donde se expone parte de la obra del pintor tomellosero, el llamado “pintor de la luz”, maestro del realismo, y que reflejó en sus cuadros la dignidad cotidiana entregada a las tareas agrícolas, las mismas que durante años presenciara en su juventud. Una dura vida retratada con ternura, sencillez y gesto rudo pero amable.

 


La gastronomía de Tomelloso rica, variada, tradicional y de vanguardia, desde siempre elaborada con materias primas de excelente calidad


Tomelloso sabe y huele a vino, pero es que también sabe a gastronomía, a pisto, a migas, a asado de cordero manchego, a azafrán, a productos de la huerta y a gente honesta que tiene amor a su tierra y que te hace sentir como en casa.

Cuando visitas Tomelloso te das cuenta que hay mucho más que vino. Además de bodegas y turismo enológico, también hay mucho que ver y mucho que disfrutar comiendo. El turismo cultural y la gastronomía se dan la mano en esta tierra.

Sentados a la mesa del Restaurante La Antigua, ubicado en una maravillosa casa típica castellana, cada bocado nos hace viajar a la cocina tradicional con toques de fusión y tendencia. Es una buena muestra de la generosidad y el ingenio de la cocina manchega, basada en las ricas tradiciones de la zona y en los productos autóctonos de calidad, mezclados con propuestas culinarias innovadoras que nos ofrecen sabores y sensaciones realmente sorprendentes.

Las gentes de Tomelloso son emprendedoras e inquietas, de estirpe creativa y madurez desacomplejada que integran ideas y tendencias del exterior en su identidad. Jesús Marquina, chef de Marquinetti, es un vivo ejemplo de ello. El mejor “pizzaiolo” del mundo es tomellosero, y ha logrado hacer de la pizza un plato de alta cocina. Una propuesta gastronómica realmente deliciosa.

Os proponemos descubrirlo con esta auténtica ruta gastronómica y cultural.


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Los mejores Carnavales de La Mancha

Ya están aquí los carnavales, una de las fiestas más divertidas y canallas del calendario manchego


Va avanzando el nuevo año, y en medio de días ventosos y fríos llega por fin el tiempo de los carnavales, las fiestas en las que el desenfreno campa a sus anchas en multitud de ciudades y pueblos de todo el mundo. La provincia de Ciudad – Real no es ajena a estos días de mascarada, y así son célebres por ejemplo los carnavales que se celebran en Villarrobledo, Tomelloso, Alcázar de San Juan, Herencia… entre otros.
Parece ser que el origen de la palabra carnaval procede de la Alta Edad Media, cuando la Iglesia Católica propuso denominar a estos días previos a la Cuaresma “carne-levare”, una expresión latina que significa “abandonar la carne”. De forma tan explícita se recordaba así a los fieles su obligación de evitar el consumo de carne durante los viernes previos a la Pasión y Resurrección de Cristo. El problema es que el carnaval ya era conocido desde mucho antes, y no precisamente como una apología de abstinencia y sacrificio… Cualquiera sabe que los carnavales fueron en su origen fiestas paganas que muchos pueblos celebraban en honor a su panteón politeísta, y también que los romanos fueron probablemente los más duchos en el arte del jolgorio ritual.
No hay que ser muy lúcido para encontrar pinceladas de esta fiesta en algunas de las celebraciones romanas más sonadas: durante las Saturnales, por ejemplo (que ellos celebraban en fechas navideñas), todo lo prohibido dejaba de serlo y las normas eran violadas sistemáticamente al tiempo que el vino corría en las mesas como agua de mayo. Los prisioneros recuperaban su libertad, los esclavos portaban máscaras y se convertían en señores mientras el dueño pasaba a ser siervo y les obedecía. También estaba permitido que las mujeres consumiesen vino, cosa que debían evitar el resto del año si no querían exponerse a un altercado conyugal (de aquella época viene la costumbre del marido de besar a su esposa en la boca al llegar a casa, y que entonces era un método seguro para cerciorarse de que no había bebido).
Tras este interesante apunte histórico, os proponemos viajar para descubrir algunos de los carnavales declarados de Interés Turístico Nacional que ofrece La Mancha. ¡Qué disfrutéis!

CARNAVAL DE VILLARROBLEDO

El Carnaval de Villarrobledo, de Interés Turístico Nacional, es popular y participativo y, aunque celebra y mantiene actividades y tradiciones similares a las de otros muchos carnavales, como los desfiles, el concurso de Murgas y Chirigotas o el Entierro de la Sardina, sus múltiples particularidades, como el Rastrillo de Carnaval, la Noche del Orgullo Manchego o el Concurso de Bodas lo hacen único.
Sus orígenes están documentados en el año 1510, donde se indica que tuvo varias veces problemas con la Iglesia de aquella época. Fueron siempre carnavales de calle, muy populares en toda la región. Se recuperaron tras la Guerra Civil Española, aunque no se podía salir enmascarado, por lo que prevalecían los bailes en los salones. A partir de 1970 volvieron definitivamente las máscaras y, en 1980, los desfiles. Es de los carnavales más participativos de la región y durante más de una semana, todo en Villarrobledo es Carnaval. Desde la gente que sale disfrazada a las calles, a los dependientes y camareros de los establecimientos. Toda hora es buena para una celebración que conjuga los tradicionales desfiles con peculiaridades únicas como los rastrillos o la Noche del Orgullo Manchego. Entre las celebraciones oficiales, destaca el concurso de Murgas y Chirigotas, y los desfiles Adultos e Infantiles. O las Bodas, donde se parodia el casamiento… de cualquier cosa. Pero son los vecinos quienes desbordan el Carnaval, haciendo espectáculos en calles y plazas, con sus propios disfraces, a cual más original. Y es que todo Villarrobledo es, en estas fechas, una gran fiesta de disfraces. ¿La mayor del mundo? Tal vez…
Los desfiles del Carnaval Infantil son únicos en España: imperdonable perdérselos. Se dice popularmente que este Carnaval es la única fiesta en el mundo de diez días que dura once. No es que en Villarrobledo pueda manipular a su antojo el tiempo, esta paradoja se explica porque en la actualidad y oficialmente, el Carnaval de Villarrobledo dura diez días, pero oficiosamente y de hecho dura once porque la llegada de Los Juanes (disfrazados de aves de la familia de los córvidos muy abundantes en la zona y que aquí se llaman juanes) se celebra el día de Jueves Lardero.

Cartel Carnaval Villarrobledo 2020. Autor, Ruben Almansa Tomás

CARNAVAL DE TOMELLOSO

La manifestación típica del Carnaval tomellosero resalta por los brillantes desfiles carnavaleros que tienen lugar durante estos días. Así, el desfile de comparsas escolares, en el que participan casi dos mil niños, padres, profesores, con un despliegue de imaginación y colorido que le ha hecho ser declarado de Interés Turístico Regional; el desfile de grupos y comparsas carnavaleras con mucho color, risas y humor, en el que destacan sin duda las grandes peñas de la ciudad, y de otros pueblos y ciudades de la región.
Divertidos, trasgresores, es una fiesta muy participativa y muy divertida, y un buen momento para que el viajero se acerque a disfrutar y conocer todo lo que ofrece Tomelloso: ocio y cultura, gastronomía y enoturismoLa Atenas de La Mancha, cómo se le conoce, por ser cuna de ilustres pintores y escritores de la talla de Antonio López Torres, Antonio López García, Francisco García Pavón, Eladio Cabañero, Félix Grande… una ciudad moderna y activa, consciente de su pasado y tradición vitivinícola, que conserva todos los valores que su historia le aporta y se reconoce, como no puede ser de otro modo, ciudad manchega.
Para no perdérselo es el fantástico Concurso de Máscara espontánea donde todos los participantes derrochan sentido del humor, demostrando ganas de pasarlo bien y asombrando al público con su ingenio y su originalidad.

CARNAVAL DE ALCAZAR DE SAN JUAN

La celebración del Carnaval en Alcázar, corazón de La Mancha, se adelanta a todos los demás carnavales de España: se celebra nada más y nada menos que durante los últimos días de diciembre… ¡durante las navidades!
Para encontrar el origen a esta sobredosis festiva habría que remontarse unos 200 años en la Historia, concretamente a la época de la Guerra de la Independencia, cuando ya se menciona en algunos documentos su existencia como una forma de oposición popular contra la ocupación francesa. Otras fuentes hablan de que el carnaval se celebra en Navidad, debido a una disputa entre el tercer estado y la nobleza, decidiendo entonces hacer la fiesta en Navidad para contrariar a los nobles: “En aquel momento, en la noche entre Nochebuena y el día de Navidad se empezaron a celebrar unos bailes paganos dentro de la Iglesia de San Francisco después de la misa del Gallo… Esto se popularizó hasta tal punto que cuando las autoridades y las instituciones del momento intentaron durante dos o tres años recuperar la normalidad y alinearse con el resto del planeta para hacerlo en febrero fue tal el fracaso que volvieron a diciembre. Aunque se organizaban cosas de manera oficial en febrero, todo el mundo se disfrazaba en el mes de diciembre”
Es diciembre, pero es carnaval. El día 22 los peleles –unas figuras hechas con ropa vieja rellena– cuelgan de los balcones de Alcázar de San Juan. Es el anuncio: serán manteados y quemados el día 28, en que se entierra la sardina.
Durante estos días se puede disfrutar de coloridos desfiles de carrozas, comparsas y máscaras. El Carnaval de Alcázar de San Juan finaliza el 28 de diciembre con el tradicional “Entierro de Doña Sardina” en el que los vecinos salen por las calles de la localidad vestidos de luto acompañando a la conocida sardina… quemada finalmente en una hoguera. ¡Una fiesta de Interés Turístico Nacional para no perdérsela!.

CARNAVAL DE HERENCIA

El carnaval de Herencia es otro de los imperdibles en estas fechas. Una fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional y que se celebra antes que todos los demás carnavales.
Día y noche, fiesta y mesa. Un no parar. Herencia siempre se ha caracterizado por arraigadas tradiciones, entre las que ocupa un lugar destacado el carnaval. Tanto que se adelantan una semana a todos los demás. Por algo se llama a su fecha de inicio Sábado de los Ansiosos. El día siguiente, Domingo de las Deseosas, es también un día importante: se sacan de nuevo las máscaras y trajes para lucirlos en el pasacalles. El nombre de este día, viene del “deseo” de empezar el carnaval, de la gente que espera con impaciencia el momento de disfrazarse, puesto que oficialmente el carnaval empezaba al viernes próximo.
El primer día no oficial del Carnaval de Herencia es el Viernes de Prisillas que nace de la idea de crear un día en el que sus principales protagonistas son las peñas locales, encargadas de animar el Carnaval de principio a fin, especialmente en los pasacalles.
Posiblemente el acto más importante del Carnaval de Herencia es el Ofertorio de Ánimas que se celebra el Martes de Carnaval. En este desfile participan carrozas, gigantes y cabezudos, bandas de música, oferentes y las máscaras de Carnaval entre las que sobresale la tradicional figura del “Perlé”, encarnado por un hombre vestido con blusa holgada, pantalón de tela a rayas de colores, a modo de pijama, y en la cabeza un gorro infantil de idéntica tela, que circula libremente por la población mezclándose con las máscaras y asustando a niñas y niños, quienes a su vez tratan de gastarle bromas.
También son destacables las “jinetas”. Estas salían hace años cumpliendo una promesa particular o familiar pero ahora las promueve el ayuntamiento y representan a los gremios de la localidad: el de la construcción, hortelanos, panaderos, comerciantes, etc. Cada una de ellas está formada por varios niños ataviados con el traje regional o de época, acompañados por un adulto que lleva la ofrenda.
El Carnaval termina con el entierro de la sardina, una tradición del siglo XX, en la que las familias pasaban “una tarde de campo” en el paraje de la sierra de San Cristóbal. La merienda terminaba con la degustación de una sardina, tradicionalmente “una sardina salá”, cuya raspa era enterrada en un pequeño agujero en el suelo.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Tour por los Escenarios de Cervantes y los Paisajes del Quijote

Os proponemos un viaje cultural, natural y gastronómico inolvidable por Madrid, Toledo, La Mancha y el Campo de Montiel para descubrir el origen del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. Un viaje por una Tierra Universal, el Siglo de Oro Español, los paraísos y escenarios naturales de la novela, con toda la esencia de nuestras ciudades, pueblos y aldeas, y disfrutando de nuestra rica gastronomía, en la que no pueden faltar el delicioso y afamado Queso Manchego y los vinos de la tierra. Sin duda, una auténtica experiencia cultural universal


Día 1

Iniciamos nuestro maravilloso recorrido por el Madrid de los Austrias, sede de la corte de Felipe II, bajo cuyas órdenes lucho Don Miguel de Cervantes durante gran parte de su vida. Un paseo por el casco histórico de la ciudad, lleno de calles estrechas, callejuelas, pasajes, pasadizos, travesías, plazuelas, palacios, conventos…
Y a la hora de comer nada mejor que un tour gastronómico de tapas y vinos por las tabernas más emblemáticas de Madrid. Un delicioso recorrido entre catas y degustación de pequeños platos de temporada maridados con vinos de La Mancha.
Madrid, Villa y Corte, que tiene su centro en el «kilómetro cero» de los caminos de España, posee un mapa gastronómico inigualable en el que tienen destacada presencia platos tradicionales que ofrecen un perfil propio, con aromas de la cocina manchega, al estar su territorio enclavado en el corazón de la meseta. En los más típicos rincones del viejo Madrid, antiguas posadas, figones y mesones, – aparte del famoso Lhardy -, ofrecen la clásica sopa de ajo, y su inigualable cocido al que los castizos llamaban «el coci» ó «el piri», plato típico, saludable, sabroso y antañón que con el mismo regusto se come por tierras de Castilla en las que Madrid se asienta.
Por la tarde nos trasladamos hasta la cercana Alcalá de Henares, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, para disfrutar de un recorrido guiado por esta bella localidad donde vivió sus primeros años Don Miguel de Cervantes, visitando su museo-casa natal, los edificios relacionados con su familia y aquellos vinculados a la publicación de sus obras.
Dar un paseo por las calles aledañas al Palacio Arzobispal, la Catedral Magistral y el Monasterio de San Bernardo nos transporta a la época del Cardenal Cisneros, allá por el siglo XVI.


Día 2

Iniciamos la jornada con un espectacular recorrido panorámico por Toledo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. A continuación hemos disfrutado de un atractivo y ameno recorrido guiado por el impresionante casco histórico y por los barrios de las Tres Culturas, admirando el legado de las diferentes civilizaciones que han dejado su huella en Toledo: Edad del Bronce, carpetanos, visigodos, romanos, musulmanes, judíos y cristianos. Y visitando los monumentos más importantes: Mezquita del Cristo de la Luz, Sinagoga de Santa María la Blanca, Iglesia de Santo Tomé (El Greco) y un subterráneo exclusivo en la judería.
De todos es conocido que Miguel de Cervantes disfrutó un amor sincero por la ciudad de Toledo. Al entrar por la puerta principal de la ciudad, la de Bisagra, nos encontramos, en su patio de armas, el elogio más apasionado de Cervantes a Toledo: “¡Oh, peñascosa pesadumbre, gloria de España y luz de sus ciudades…”
La mañana ha finalizado visitando un Taller de Damasquinado, donde hemos visto en directo cómo trabajan y descubierto todos los secretos de esta artesanía joyera conocida como el Oro de Toledo.
Por la tarde nos esperaba la impresionante Catedral Primada de Toledo, una de las obras maestras de la arquitectura ojival y obra magna del gótico, que mereció en el lenguaje eclesiástico el título de Dives Toletana (La Rica Toledana), que alude a la grandiosidad de sus dimensiones, riqueza artística y solemnidad litúrgica. La Catedral Primada fue concebida como Summa Artis, un Vaticano en tierras ibéricas. Esconde una interminable acumulación de tesoros artísticos que abarcan páginas enteras de la historia de la vidriera, la rejería o la escultura, y una colección pictórica sin igual, con obras de El Greco, Tiziano, Goya o Van Dick.


Día 3

Nuestro camino nos llevó hasta Campo de Criptana, para conocer uno de los enclaves fundamentales de la geografía española: la maravillosa sierra de los molinos de viento, una estampa clásica reconocida en los cinco continentes. Esta experiencia nos ha permitido rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”, así como descubrir algunos secretos del noble arte de la molinería.
A continuación, la visita imprescindible a una prestigiosa bodega con D.O. La Mancha. Un interesante itinerario por sus emblemáticas instalaciones para adentrarnos en el apasionante mundo de la viticultura y en los procesos de vinificación, con una degustación de sus vinos de la mano de todo un maestro en este arte. La historia y los secretos del brebaje de Dioniso, dios del vino, han dejado de ser un secreto para nosotros. Una auténtica experiencia enoturística.
Y a la hora del almuerzo, nos esperaba una deliciosa y auténtica Comida Típica del Quijote, a base de platos tradicionales de la cocina manchega. Una cocina universalizada por Cervantes.
Por la tarde hemos conocido un tesoro de gran trascendencia en la tradición cervantina: la Cueva de Medrano en Argamasilla de Alba, la celda donde, según algunos estudiosos, D. Miguel de Cervantes comenzó a escribir su inmortal obra “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”.
Imprescindible la visita a la cercana ciudad de Tomelloso para descubrir el interesante Museo del Carro y del Bombo de Tomelloso, con el maravilloso Bombo tomellosero en su interior, una auténtica joya de la arquitectura popular rústica.
Y por supuesto alguna de las más de 2200 antiguas cuevas-bodega existentes en el subsuelo de la ciudad, excavadas antaño en la roca para hacer y almacenar el vino en tinajas de barro. ¡Un patrimonio vitivinícola impresionante!

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Día 4

Por la mañana hemos visitado una tradicional y prestigiosa quesería manchega, para conocer los secretos de un producto único: el Queso Manchego. Hemos tenido la oportunidad de conocer desde el pastoreo del ganado en el campo, las ovejas y corderos, y el ordeño hasta la transformación de la leche en queso, el trabajo artesanal y la maduración, asistiendo a la elaboración del queso en vivo y en directo. Para finalizar con una deliciosa degustación de este producto tan cotizado a nivel nacional e internacional.
Listos para iniciar una de las visitas más importantes de este tour: Villanueva de los Infantes, Conjunto Histórico-Artístico Nacional, uno de los más bellos de España y centro histórico de la comarca del Campo de Montiel, citada hasta cinco veces por D. Miguel de Cervantes en su obra más universal “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”.
Cuna del Quijote, según algunos estudiosos, y el lugar donde vivió el genial escritor Don Francisco de Quevedo y Villegas, hemos disfrutado con un inolvidable recorrido por esta monumental villa. Iglesias y conventos; plazas porticadas; pósitos, casas señoriales, palacios y calles… Todo un viaje al irrepetible Siglo de Oro español.

Llega el medio día y con él un almuerzo campestre en una huerta de la zona, un lugar lleno de encanto y esencia manchega donde hemos dado cuenta de una comida típica a base de platos tradicionales maridados con los mejores vinos de la tierra.

Por la tarde nuestro viaje nos ha llevado hasta Fuenllana, cuna de Santo Tomás de Villanueva y villa rural manchega por excelencia, descubierta con sorpresa a principios del siglo XX por el famoso fotógrafo francés Charles Alberty ‘Loty’, cuyas fotos se mostraron en la Exposición Universal de Barcelona en 1929. Un magnífico ejemplo de lo que debe ser un pueblo con estilo propio, integrado en su paisaje, su historia y su cultura. Callejear por su casco urbano, respirar la esencia del Campo de Montiel… inolvidable.

Para nuestro siguiente paso por el histórico y sorprendente Campo de Montiel nos esperan enclaves como Villahermosa, Torre de Juan Abad, Montiel, Almedina, Villanueva de la Fuente, Alhambra… cada uno con una inmenso patrimonio histórico, cultural y natural.


Día 5

La jornada comenzaba con la visita a El Toboso para descubrir todos los secretos y leyendas de este bonito pueblo, y todos los rincones relacionadas con Don Quijote de La Mancha y Dulcinea. Imprescindible adentrarse en el Museo de la Casa de Dulcinea y descubrir de una forma amena y divertida el legado que D. Miguel de Cervantes dejo en El Toboso en su búsqueda del gran palacio de Dulcinea, y las características de los principales personajes, Don Quijote y Sancho, en el contexto histórico de una España en pleno Siglo de Oro de la literatura.
Tras un merecido descanso, ponemos rumbo a Alcázar de San Juan, última etapa de nuestro viaje. Desde la inmensa llanura que lo bordea, salpicada de bellas lagunas, pasando por sus conocidas fiestas de Moros y Cristianos, las tortas de Alcázar o el legado de su artesanía del cuero, la alfarería y la madera.
La visita a Alcázar de San Juan está llena de lugares de interés turístico y patrimonial.
Alcázar de San Juan es según algunos estudiosos la verdadera cuna de Don Miguel de Cervantes, así que nada mejor que iniciar nuestro recorrido en la Casa del Hidalgo, donde nos han explicado las costumbres y cómo era la vida de los hidalgos que inspiraron a Miguel de Cervantes cuando creó el personaje de Don Quijote de La Mancha. A continuación un bonito recorrido por el Conjunto Palacial del Gran Prior, donde destaca el Torreón de Don Juan José de Austria, uno de los emblemas de la ciudad, una torre almohade del siglo XIII, y actualmente un maravilloso espacio dedicado a los Caballeros Hospitalarios de San Juan.
La naturaleza está muy presente en estas tierras. Prueba de ello es el Complejo Lagunar de Alcázar de San Juan. Declarado Reserva Natural de la Biosfera, está conformado por 700 hectáreas integradas tres lagunas pertenecientes a La Mancha Húmeda. Se trata de un lugar perfecto para observar especies únicas y disfrutar de la naturaleza.
En los caminos que las recorren encontramos puntos de observación de aves, alternando paisajes salinos y desérticos, que cambian a estepas para después convertirse en prados húmedos. Estos cambios hacen de este espacio protegido por la UNESCO su mayor atractivo.
Hemos avistado aves difíciles de encontrar en ninguna otra parte. Cigüeñuelas, pagazas piconegras, zampullines, tarros blancos y canelos, porrones, malvasías cabeciblancas, patos colorados y cucharas, cercetas carretonas, fochas, garcillas cangrejeras, garzas imperiales, aguiluchos laguneros y flamencos. Un lugar perfecto para hacer turismo ornitológico.


Si estas interesado en realizar este tour, contacta con sabersabor.es


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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¿Eres de Brandy o de Cognac?

El brandy y el coñac son dos bebidas elaboradas a base de vino y excepcionales para nuestro paladar


La gran mayoría de consumidores no saben distinguir un licor del otro. Para ayudarte en esta tarea, hoy te enseñamos sus principales diferencias.
El brandy y el coñac son dos bebidas destiladas y aunque existe la falsa creencia de que son la misma bebida, o que el brandy es una versión más económica del coñac, lo cierto es que existen ciertas diferencias, tanto en su proceso de producción y lugar de elaboración como en su sabor y su aroma. Las dos bebidas se elaboran con vino y la mayor parte de los consumidores no saben diferenciar uno de otro, pero los auténticos amantes de uno y otro sí. Ciertamente ninguno es mejor que otro, ya que ambas son buenas bebidas de larga historia y tradición. En cualquier caso, lo que si tenemos claro es que la forma correcta de beberlas es a temperatura ambiente, dejando que el destilado se caliente ligeramente en la copa antes de consumirlo para que los aromas sean mucho más pronunciados y podamos apreciarlos claramente.

ORIGEN

El brandy (se piensa que deriva del término “brandenwijn”, que significa vino quemado) tiene un origen más antiguo que el coñac. Se elaboró por primera vez en Italia en el siglo X, popularizándose en Europa en el siglo XIV, especialmente en Francia, Inglaterra, Holanda y España. En cambio, el coñac aparece en el siglo XVIII cuando los viticultores franceses decidieron transformar su vino en aguardiente envejeciéndolo en toneles durante varios años.


Un buen brandy, servido solo, en copa de balón de cristal fino, proporciona agradables sobremesas, que propician la conversación relajada


PROCESO DE ELABORACION

El brandy es una bebida elaborada a base de vino de diferentes tipos de uva, mientras que el coñac es un tipo de brandy que se elabora también a base de vino, pero en este caso de cepas blancas de la región francesa de Cognac.
Aunque la forma de obtención de ambos destilados es muy similar hasta la fase de crianza, en el brandy se realiza mediante criaderas y soleras (barriles de roble americano apilados en diferentes niveles por edad) que posteriormente se mezclan por distintos niveles de envejecimiento; y en el coñac la destilación se lleva a cabo dos veces en alambiques de cobre de tipo Charente y se envejece en barriles de roble francés y antes de ser embotellado se mezclan distintas añadas, poniendo en la etiqueta la edad del aguardiente de menor edad utilizado. Por supuesto las barricas no pueden haber contenido ninguna bebida que no sea coñac. Además, la caliza del suelo contribuye a la calidad del coñac.

Además cada tipo de brandy y de coñac se diferencian por su tiempo de envejecimiento. En realidad es imposible decidir cuál de estas dos bebidas es mejor, ya que existen brandys mejores y más finos que muchos coñacs y viceversa. Existen aquellos que prefieren los brandys españoles porque puede percibirse un poco más ácido por la uva que se utiliza en su elaboración. Aunque obviamente un coñac de alta calidad y más años de envejecimiento siempre será mejor que un brandy de menos años. Pero si descartamos estas obviedades, la preferencia depende del paladar y del gusto de cada uno.


Peinado, Casajuana y Destilerías Altosa de Tomelloso producen algunos de los mejores destilados, aguardientes y brandies del mercado


DENOMINACION DE ORIGEN

Esta es una de las mayores diferencias entre ambos. Solamente los destilados elaborados en Cognac (Francia) pueden ser llamados Coñac. Nombre protegido con denominación de origen controlada desde el año 1909 del mismo modo que ocurre con el Champagne y el Cava. Cognac es una región de Francia situada a 465 kilómetros de la capital parisina y a 120 kilómetros al norte de Burdeos. La zona posee alrededor de 15.000 viñedos especializados en el cultivo de uvas blancas que maduran lentamente y que producen un vino ácido bajo en alcohol. Este tipo de uva también ofrece los ingredientes en crudo para hacer un tipo más fino de brandy.
El BNIC (Bureau National Interprofessionel du Cognac) establece las reglas para la denominación, de manera que incluso si el destilado es elaborado en otra zona con los mismos ingredientes y procesos no puede ser considerado coñac. Estas reglas rigen las líneas de actuación desde su producción hasta su comercialización, que preserva la identidad de esta bebida. Sin embargo, a día de hoy existe una gran confusión y polémica, ya que hay muchos coñacs elaborados fuera de Francia que se fabrican con los mismos procedimientos pero que no pueden ser llamados con este nombre.
En España por ejemplo tenemos la Denominación de Origen Brandy de Jerez que certifica la calidad y excelencia del brandy que se elabora en las localidades que se encuentran bajo esta denominación que son el Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda. No obstante, al igual que ocurre con el coñac, este aguardiente se elabora también en muchos lugares. Por ejemplo el famoso pisco peruano es un tipo de brandy elaborado con vino fermentado con uvas específicas de la región, pero no puede tener denominación de origen como Brandy de Jerez.


Curiosamente, empresas jerezanas como Osborne, Pedro Domecq y González Byass producen gran parte de su brandy en Tomelloso, Ciudad – Real


SABOR

El sabor es otra de las grandes diferencias entre el coñac y el brandy. No hace falta ser un experto para darse cuenta de ello y de que existen pequeñas diferencias también en sus aromas y colores. El envejecimiento permite que se desarrollen de manera natural una serie de reacciones que confieren cualidades distintas en el color, el aroma y el sabor de cada uno de ellos que los aguardientes por sí solos no tienen. De esta forma, un envejecimiento prolongado suaviza el paso de los aguardientes por el paladar. Lo que es evidente es que tanto el brandy como el coñac son dos bebidas magníficas llenas de historia y tradición que podemos disfrutar tanto después del café o con él o reservarlo para una ocasión especial. La tradición de ambas como bebida de categoría, su agradable sabor, su perdurabilidad de aromas y su versatilidad para ser combinados es lo que las hace únicas.


Un artículo de sabersabor.es ©


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3 destinos para 3 vinos

Os proponemos un maravilloso viaje por tres de los rincones culturales y paisajísticos más importantes de la provincia de Ciudad – Real: Tomelloso, Ruidera y Villanueva de los Infantes


1. TOMELLOSO

Tierra de paso y cruce de caminos, la historia de Tomelloso es relativamente joven… “se comenzó a poblar en 1530 en tierras baldías de la villa de Socuéllamos, en torno a un viejo pozo utilizado por los pastores de la zona para abrevar a sus ganados”.
Muy pronto la naturaleza emprendedora de este pueblo unida a una desastrosa plaga de filoxera en otras comarcas españolas y francesas (historia rocambolesca para descubrir), haría de este lugar el gran centro de producción vitivinícola que es actualmente. Desde sus bodegas y cooperativas se “vende” mosto y vino a medio mundo.
La ciudad manchega de la pintura, la Atenas de La Mancha, cuna de artistas y escritores de fama mundial, pragmática y enérgica, sus gentes y sus vinos han influido en el pincel vital y realista de López Torres, los certeros e inolvidables relatos de Francisco García Pavón, sus bombos, chimeneas y antiguas cuevas – bodega.
Por su carácter, siempre preparado para celebrar una ocasión especial, os recomendamos un espumoso, brut nature que dirían los entendidos, de fermentación tradicional.

2. LAGUNAS DE RUIDERA

“Creadas por el encanto del mago Merlín…” reverberan las palabras de Cervantes en aquel visitante que contempla asombrado el entorno del Parque Natural de Lagunas de Ruidera. Como los aromas frutales de un vino tinto joven, los sentidos aquí quedan embriagados por la cascada de aromas que fluyen en la retina del visitante primerizo.
Aquel viajero que acude por primera vez a Ruidera y sus lagunas, cuando lo hace desde la llanura manchega, vasta y extensa, percibe la sensación de acudir a un oasis, un remanso de paz, bálsamo y conjura contra el frenético ritmo de la vida urbana.
Sus cristalinas aguas de un azul puro e intenso, con verdes contrastes en sus orillas de encinar, álamo, olmos, juncos, masiegas, matorrales, espinos… vigiladas por antiquísimas sabinas, albar de reserva, y enebros de buen porte.
Belleza kárstica única en España. Travertinos o barreras tobáceas singulares que otorgan a este espacio natural protegido una singularidad geológica y ecológica de primer orden en Europa.
Un vino idóneo para este tesoro natural lo encontraremos en un blanco frutal, de suaves toques florales y herbáceos. Aromas de romero, tomillo y brezo que Ruidera nos regala.

3. VILLANUEVA DE LOS INFANTES

En el Campo de Montiel, antaño tierra de frontera con la media luna y custodia de la Orden de Santiago, Villanueva de los Infantes pugna en orgullo, tradición y solera por ser la cuna de “aquel lugar del que Cervantes no quiso acordarse”. No en vano, sus calles adquieren el lustre y celo solariego, de sobrio invierno castellano y austero porte en sus fachadas.
Pasear por Villanueva de los Infantes con la mirada acostumbrada a descifrar la simbología de la cantería que ostentan sus fachadas, portadas y blasones, reporta al visitante la sorpresa de encontrar en este rincón escondido de La Mancha, un tesoro literal. Además en el doble sentido de la expresión. Pues la increíble belleza de su elegante patrimonio monumental labrado en la típica arenisca roja del Campo de Montiel, se impregna como las nieblas de otoño, con la atmósfera literaria que ha transitado sus calles desde que la cultura del Siglo de Oro abrió sus puertas en la singular Casa de Estudios.
Aquí Jiménez Patón impartió gramática. Quevedo distraía su destierro. Lope de Vega ignoraba a Cervantes. Y Cervantes, más grande que ninguno, olvidado por esa envidia inculta que en España se siente por los genios contemporáneos, olvidada a su vez, acordarse de esos lugares y esas gentes que bien conocía hasta el fondo de sus más profundas miserias.
En pocos lugares del mundo como en este pueblo con título de ciudad, se percibe la atmósfera caballeresca y fantástica que se lee en las páginas del Quijote.
Un buen vino, un buen crianza, delicado y cuidado, con historia y con un futuro que pasa por nuestro paladar a toda velocidad, será el elegido para descorchar en tan noble rincón.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


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De Sevilla a La Mancha: TROVADORES DEL SIGLO XXI

A lo largo de nuestra vida, pasamos por momentos malos y dificultosos pero a veces el péndulo del Tiempo absoluto nos lleva a pasar algunos buenos ratos, esos instantes que se guardan en el cajón de la memoria. Y eso ha venido a acontecer en estos días marcados en los costillares del almanaque: 28-II al 03-III-2019, en los que un grupo de turistas procedentes de Sevilla – entre los cuales tengo la suerte de encontrarme y de disfrutar su calidad humana y buen humor- han tenido la fortuna de explorar por tierras castellanos-manchegas, la llamada “Ruta del Quijote”.
Llegan a una hora y a un lugar determinado. Su estancia por lo general es breve. Estilos secos, humorísticos, sobrios, llanos, recargados, poéticos, barrocos. Frases largas, a veces tan ceñidas como un antifaz nazareno a la quijada y otras cortas como un zaguán, espolean a sujetos, verbos y predicados. Conjunciones y proposiciones hilan las explicaciones convirtiendo las imágenes en bellas metáforas que nos transportan a la magia de lo ya vivido en otras épocas.
Con sus explicaciones ilustran personajes, monumentos, paisajes, pinturas… Todos ellos con perfiles estéticos tan variados y sin embargo con un común denominador: la palabra.
Se les conoce profesionalmente como “Guías Turísticos” y tienen un enemigo implacable: el peaje del tiempo que todo lo muda y todo lo recrea y que les obliga a convertirse en auténticos narradores de novela corta, como un río de breve presencia lleno de luz y color.
Decía Luis Cernuda; “Llega el momento en la vida, cuando el tiempo nos alcanza”. Y en estos días me he sentido alcanzado por un edén de historias que he tenido la fortuna de compartir con estos magníficos trovadores del siglo XXI: Luis, Isabel, Carmen, Ricardo y Juan. Todos ellos coordinados por la elegante y recia sobriedad castellana de Antonio.
Con mi agradecimiento a quienes me han ayudado a aprender, soñar y vivir en estos maravillosos días.


Un artículo de Antonio Toro de los Santos©


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Un viaje Cervantino por el corazón de La Mancha

La Mancha, mencionar ese nombre es revivir en la mente del que lo escucha un paisaje perfectamente llano, el lugar que inmortalizó Don Miguel de Cervantes


Esta tierra es conocida en cualquier rincón del planeta gracias a su caballero andante y a su resignado escudero. No existe unanimidad a la hora de explicar la procedencia de este topónimo, aunque la mayoría de las teorías lo asocian con términos de origen árabe como “manxa”, que significa “tierra seca”, o el de “mányà”, “alta planicie” o “meseta”.

En cualquier caso, lo cierto es que La Mancha que hoy conocemos es un amplísimo conjunto de territorios enclavados en varias provincias del centro-sur de la península y que poseen un denominador común en la fisionomía plana del terreno y en el clima extremo, caracterizado por la sequedad estival y el frío riguroso de sus inviernos.

Añil de La Mancha

La Mancha de Argamasilla de Alba, Tomelloso, Ruidera y otras localidades ciudadrealeñas asociadas a la ruta del Quijote, no es sino una pequeña parte de ese vasto territorio en la meseta sur de nuestro país. En su origen, la región histórica y geográfica de La Mancha englobaba 3 grandes comarcas, a su vez sendos patrimonios administrados por las todopoderosas Órdenes religiosas y los Señoríos medievales de carácter feudal: por un lado, la Mancha Alta de Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete, un gran propiedad que tras su Reconquista quedó bajo la Orden de Santiago con sede en el municipio conquense de Uclés; por otro la Mancha Baja, regida por los Caballeros de San Juan y que en la actualidad aglutina a 17 municipios repartidos entre las provincias de Ciudad Real y Toledo; y por último la Mancha de Montearagón lindante con el Reino de Valencia, que fue administrada históricamente por el Señorío de Villena y hoy enclavada dentro de la provincia de Albacete.

La Mancha genuina, la Mancha que vio nacer al Quijote y en la cual lidió algunas de sus más memorables aventuras, tiene su centro más esencial en la provincia de Ciudad Real y engloba parte de aquellos territorios míticos: en concreto, la parte más meridional de la Mancha Baja conocida por Campo de San Juan, y las tierras ciudadrealeñas de la Mancha Alta, admirablemente planas, que responden al nombre de Mancha de Criptana.

El viajero inicia su recorrido en una tierra de viñedos, quinterías y bombos. A finales de abril los tomelloseros piden la bendición de campos y gentes a su patrona, la Virgen de las Viñas, y he aquí que sus pasos le llevan junto al despliegue festivo y colorista de miles de personas que en romería se desplazan hasta la Ermita de la Virgen en un paraje conocido como Pinilla. A lomos de mulas enjaezadas, carros, carretas y remolques engalanados con ramas, con la alegría sencilla y profundamente devota del pueblo manchego, la Romería aparece a ojos del viajero cargada de significado religioso pero también pagano, sobre todo cuando en la llamada Procesión de las Antorchas ve rezar a los fieles en la oscuridad de la noche mientras caminan alrededor del Santuario.

Vendimia en La Mancha

Bombo de Tomelloso

Arropada por sus vinos de gran calidad, Tomelloso es la capital de la comarca y uno de los municipios con más solera en la producción de vinos con Denominación de Origen de La Mancha. Como no podía ser de otra forma la localidad ha sido y es memoria viva de la tradición cervantina, y resulta paso obligado de la ruta del Quijote que iniciada en Campo de Criptana llega hasta Argamasilla de Alba, el Castillo de Peñarroya y el bellísimo y mágico rincón de las lagunas de Ruidera.

Asimismo, Tomelloso constituye un gran centro de difusión taurina con su máxima expresión en la plaza de Toros de la localidad, una de las más antiguas de España y ejemplo de afición sin paliativos: finalizaba el año de 1859 y los vecinos decidieron dar impulso a su villa construyendo la plaza de toros antes que instalar el alumbrado en las calles, cosa que finalmente hicieron 2 años después.

En su origen la población estuvo asociada con la importante actividad de la Mesta, pues su casco urbano era zona de paso de la Cañada Real Conquense que conducía al ganado desde tierras de Cuenca y Teruel hasta el valle de Alcudia, donde las cabaña pasaba los meses invernales. Hoy, la ciudad es el octavo núcleo de población de Castilla-La Mancha y su larga historia asociada al vino se refleja en la gran cantidad de Bodegas y Cooperativas vinícolas con sede en la localidad: Cooperativa Virgen de las Viñas; Vinícola de Tomelloso; Bodegas Centro Españolas, Bodegas Verum, Bodegas Lahoz…


De visita obligada son las antiguas cueva – bodega de Tomelloso, un patrimonio enológico impresionante


De enoturismo en una antigua cueva – bodega de Tomelloso

Lagunas de Ruidera

En un apartado rincón de la Mancha y según la tradición, Don Miguel de Cervantes estuvo preso por unos líos de faldas. Quizás por eso no quiso acordarse después del lugar, pero hoy los entendidos sitúan el incidente en un bello pueblo del norte de Ciudad Real llamado Argamasilla de Alba, al oeste de Tomelloso, una tierra de vastos horizontes y en la que el viajero puede evocar sin esfuerzo la efigie del Caballero de la Triste Figura.

Pasear por las calles de este pueblo, entre plazas soñolientas y casas bajas bajo el sol de la tarde, es convidar por un momento al silencio y al deseo de descansar a la sombra de un patio, junto al fresco sonido de la fuente y con un deseo firme de no moverse de allí. Obligada es la visita a la Cueva de Medrano, donde Azorín y toda la tradición cervantina afirma que estuvo preso el ilustre manco de Lepanto.

Pero después, si hemos de decir verdad, con el libro de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” bajo el brazo y el paisaje manchego vivo en nuestra retina, el andar del viajero debe llevarle sin excusa hasta una bodega, una quesería o una posada, allí donde pueda degustar los sabrosos platos y caldos de esta tierra afortunada.

Argamasilla forma parte de la zona de producción de cuatro productos de gran calidad, el queso, el azafrán, el vino y el cordero, y por tanto su gastronomía no podía defraudar de ningún modo entre platos típicamente pastoriles como las migas, las gachas y los galianos, platos que en origen se asociaban al trabajo de los labriegos en las quinterías del lugar. El pisto manchego, cuyo ingrediente básico es el tomate, y la repostería compuesta por flores, arrope de uvas y rosquillos, completan un menú donde la sencillez y la calidad son los condimentos clave para no olvidar la experiencia.

Cueva de Medrano en Argamasilla de Alba

Castillo de Peñarroya


Y a la hora de comer, tradicionales recetas del solar manchego que, desde viejos tiempos, vertidas al puchero, prestan calor al cuerpo entumecido de nativos y foráneos


Y entre duelos y quebrantos, bajo el tibio sol de abril, el viajero no puede faltar a su cita con la importante localidad de Alcázar de San Juan donde algunos estudios sugieren que pudo situarse la cuna auténtica de Don Miguel de Cervantes. Efectivamente, en el libro bautismal de la Parroquia de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan y en las páginas correspondientes al periodo 1556-1635, se conserva la siguiente partida de bautismo:

«En nueve días del mes de noviembre de mil quinientos y cincuenta y ocho bautizó el Rdo. Señor Alº Díaz Pajares un hijo de Blas de Cervantes Saavedra y de Catalina López que le puso (de) nombre Miguel (…)”.

Litografía realizada en el siglo XIX, de Miguel de Cervantes SaavedraLitografía realizada en el siglo XIX de Miguel de Cervantes Saavedra

Torreón del Gran Prior, Alcázar de San Juan

Colegiata de Santa María La Mayor, Alcázar de San Juan

Cierta o no esta teoría, que pondría en entredicho el origen de tan insigne escritor en la madrileña Alcalá de Henares, el viaje debe terminar por ahora y lo hace recorriendo la gran estepa cerealista desplegada hacia oriente.

Atravesando llanos trazados con regla, ataviados con el verde imposible de los trigales, bajo un cielo que abruma y con la vista puesta en el racimo de casas que asoma al fin sobre el horizonte, llegamos a Campo de Criptana y al cerro plano que corona sus famosísimos molinos de viento. Así es: el blanco Albaicín Criptano, con sus casas-cueva, sus calles estrechas y pendientes pronunciadas de genuino sabor árabe, lleva al viajero sosegado hasta un lugar de cuento y estampa por antonomasia del paisaje manchego.

Molinos de Campo de Criptana

Atardecer en Campo de Criptana

Pero la historia de Don Quijote y los molinos de viento que no eran tales, sino gigantes, no esconde la realidad igualmente atractiva de los propios molinos, que con cinco siglos de antigüedad funcionaron a pleno rendimiento hasta bien entrados los años cincuenta.

El propio Cervantes hablaba en su famoso episodio de 30 o 40 de estos edificios, lo que coincide con el catastro efectuado a mediados del siglo XVIII y que contabiliza 34 molinos en la sierra del mismo nombre y en el llamado cerro de la Paz. Hoy solo quedan 10 en pie, de los que 3 de ellos datan del siglo XVI y por fortuna siguen conservando su maquinaria original. Testigos de un pasado histórico y cultural envidiables, los molinos siguen siendo heraldos ante el mundo del paisaje de Campo de Criptana y de la Mancha en su totalidad.

Y algo de esa herencia señorial y quijotesca debe seguir presidiendo sus muros encalados y sus aspas orgullosas y erguidas a los cuatro vientos, pues hoy el conjunto de los molinos de Campo de Criptana está declarados Bien de Interés Cultural, y tres de ellos, los más antiguos, alcanzaron en 1978 la categoría nacional de Monumentos de Interés Histórico-Artístico. Conozcamos sus nombres: Burleta, Infanto y Sardinero.

Otro paisaje de La Mancha


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


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Con Pan y Vino…

“En aquel tiempo, Noé, que era labrador, cuando salió del arca comenzó a labrar la tierra y plantó un sarmiento. Y luego lo regó con sangre de león para darle vigor y con sangre de cordero para merecer buen fruto. Después, bebió de su vino, quedó embriagado y echose desnudo en su tierra entregándose al placer”. Libro del Génesis (IX – 20/21)


Se dice que en la época carolingia, los enfermos y ancianos acogidos en los asilos de los monasterios, para evitar que la falta de apetito degenerase en desnutrición, eran reconfortados con “sopas de vino”, especialmente hechas con tipos más o menos licorosos.
Tal plato estimulaba al consumo de otros alimentos ingiriendo estos con sumo gusto pero, ¡ay! debían comerlo a hurtadillas de los diabéticos para no despertar en ellos la envidia que les causaba. Buscóse la solución, bien sencilla por cierto. Las sopas eran condimentadas con vinos secos. ¡Y todos felices!
Está sabido que la falta de apetito puede conducir a la desnutrición. Para combatirla, se estimula el consumo de preparados alimenticios que despierten aquél en los convalecientes, enfermos o inapetentes.
Los vinos blancos, secos, de poco grado alcohólico, bebidos con moderación, estimulan el apetito y facilitan la digestión.
Al vino se le ha llamado “la leche del viejo,” hermoso complemento de una buena alimentación, que si está bien orientada y condimentada puede, con la delicada atención familiar, retrasar algunos cambios de su organismo propios del envejecimiento. Porque la relación directa entre alimentación y cariño debe seguir totalmente en vigor en esta santa etapa de la vida.

Las uvas por y para el vino

Desde que La Mancha supo de fenicios, romanos y musulmanes, el vino siempre estuvo presente en sus tierras y estrechamente vinculado a su cultura, al arte, al comercio y a la literatura, siendo el hombre en su andadura, amigo inseparable del camino.
Alguien dijo que allí donde un viñedo crece, galopan la imaginación y el ingenio.
Con tan rotunda afirmación nadie dudará que en la mayor región vitivinícola del mundo, donde las tierras nunca se acaban, tenía que desbordarse el genio, el talento y la imaginación de poetas y escritores. Y La Mancha, obsequió al mundo por obra y gracia de un cautivo de Argel, con su libro inmortal: Aventuras y desventuras de un Caballero hidalgo de los de lanza en astillero y azarosa vida que discurrió, en gran parte, bajo este cielo abierto y en tierras con olor a mosto.

“La Mancha huele a mosto,
a surco labrantío,
a pámpana que brota,
a fiebre de bodega,
a Historia, polvo, cal,
a lucha y brega,
a sangre de batalla
sin derrota.”

Visita a las antiguas cueva-bodega de Tomelloso

Y es que el propio Cervantes, era un buen conocedor del vino manchego. Ese mismo vino que al socarrón de Sancho no se le iba de la memoria: “…y esta bota colgada del arzón de la silla, por si o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que le dé mil besos y mil abrazos.”
Ortega y Gasset, Fernández Flores, Camilo José Cela, Néstor Luján, Gregorio Marañón y otros escritores contemporáneos enaltecen las excelencias y virtudes del vino. Nos basta, como botón de muestra, recordar bellas estrofas del llorado Pemán:

“Beber es todo medida;
dar alegría al corazón
y sin perder la razón,
darle razón a la vida.”

Fernando de Rojas, por boca de la Celestina, la alcahueta mayor del Reino, canta el homenaje al vino:
“…en invierno, no hay tal escalentador de cama, que con dos jarrillos de éstos beba cuando me quiero acostar, no siento frío en toda la noche: de esto aforro todos mis vestidos cuando viene la Navidad, esto me calienta la sangre, esto me sostiene continuo en mi ser; esto me hace andar siempre alegre; esto me para fresca. De esto vea yo sobrado en casa, que nunca temeré el mal año, que un cortezón de pan ratonado me basta para tres días. Esto quita la tristeza de corazón, más que el oro y el coral; esto da esfuerzo al mozo y al viejo fuerza; pone color al descolorado; coraje al cobarde, al flojo, diligencia; conforta los cerebros, saca el frío del estómago, quita el hedor del aliento, hace potentes los bríos; hace soportar los afanes de las labranzas a los cansados segadores; hace sudar toda agua mala; sana el romadizo y las muelas; sostiénese sin hundir en el mar, lo cual no hace el agua.”

Aunque muchos no lo huelen, ni entienden, ni quieren beber vino haciendo de ello un prurito social, olvidan la pureza de ese vino divino, honesto, viril, sincero, noble, leal compañero de mesa y mantel, proclive a la amena charla y de secular presencia en la dieta mediterránea arropada de larga tradición cristiana y campesina.


Con la uva pisada y el amor de brazos y desvelos, nacieron a la vida los vinos de La Mancha. Sinceros, hogareños, sin otra pretensión que regar el pan de cada día.


“Dieronle a los dos a probar del vino de una cuba pidiéndoles su parecer del estado, calidad, bondad ó malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más que llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro; el segundo dijo que sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendiose el vino y al limpiar la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán. Porque vea vuestra merced si quien viene de esta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas.” El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (libro segundo, cap. XIII)


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Fotografías de sabersabor.es ©

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Cuevas – Bodega de Tomelloso, la cultura del vino

Enoturismo en La Mancha

Si pudiésemos ver de una manera global el subsuelo de Tomelloso, lo veríamos agujereado por completo. Se trata realmente de un mundo subterráneo único por descubrir


De las cuevas tomelloseras hay mucho que decir, si tenemos en cuenta la enorme cantidad de cuevas que hay construidas en la población, desde las antiguas y primitivas (anteriores al año 1750, pero que no se usaban para hacer vino), hasta las modernas y espaciosas, consideradas como estimables obras arquitectónicas (la más reciente la podemos encontrar en Bodegas Verum).

La historia

Ante la creciente demanda de mosto y vino provocada por la muy desastrosa plaga de filoxera que afectó a los viñedos franceses y a gran parte de los viñedos españoles en la segunda mitad del siglo XIX, miles de familias de Tomelloso, se calcula que hasta 4.000, cavaron cuevas en sus casas para hacer y almacenar vino. Algunas incluso cavaron la cueva antes de tener su propio hogar.
Una oportunidad única y propicia para atender a un mercado que se había quedado totalmente desabastecido y que Tomelloso supo aprovechar.
Las cuevas – bodega son testigos de esta rocambolesca historia. Cada una de ellas nos habla de una vida dedicada al cultivo de la vid y a exprimir su delicioso zumo: el vino.
En 1950 se datan 3.500 bodegas en toda la ciudad (superficiales más subterráneas), de las que aproximadamente 2.000 serían cuevas, lo que da una idea de su importancia.
A día de hoy quedan varios cientos, a pesar del último boom urbanístico, como se puede comprobar fácilmente paseando por las calles de Tomelloso.

Bajando a una antigua cueva – bodega

El «ajuar» de Tomelloso


Existen otros lugares con cuevas – bodega pero muy por debajo en número y tamaño respecto a Tomelloso. Aranda de Duero (Burgos), Fuensaldaña y Mucientes (Valladolid), Haro (La Rioja), son algunos ejemplos


Detalles de su construcción

La realización de cuevas – bodega era un trabajo de pico y brazo, que podría durar entre un año y medio o dos. Un trabajo que hacían hombres y mujeres. Ellos picaban la tierra y horadaban el subsuelo hasta lograr unas naves con bóvedas en arco de medio punto, con unas cualidades óptimas para poder albergar las cosechas en quietud, guareciendo los vinos de cambios climáticos bruscos.
Ellas, valientes manchegas llamadas terreras, eran las encargadas de trasladar la tierra y la arena extraídas del interior hasta la superficie.
La tierra arcillosa de Tomelloso permitía este trabajo mejor que la tierra rocosa de otros lugares.
La tierra resultante de la excavación se guardaba para los cimientos y la propia construcción de la casa, y se creaba una estructura tan segura que hoy día muchas de las casas de antaño se conservan en pie.
Las cuevas que han llegado hasta nuestros días tienen una profundidad media de 12 metros y su techo está formado por una capa dura de roca de 2 a 4 m espesor, que en estas tierras llaman costra o tobazo.

Visita turística a una cueva – bodega de Tomelloso

Herramientas, mujeres y hombres de La Mancha


En la capa dura, especialmente resistente, se llegaron a usar incluso barrenos de pólvora para abrir camino. Todo un mérito teniendo en cuenta que Tomelloso no es un pueblo minero


Las cuevas tienen una salida al exterior por medio de las llamadas lumbreras, que tanto llaman la atención de los visitantes, y que encontramos enrejadas sobre las aceras de gran número de calles de Tomelloso.
Esta salida a la superficie era obligatoria por cuestiones de seguridad, ya que por ahí salían los gases resultantes del almacenaje del vino, al mismo tiempo que actuaba como un respiratorio que oxigenaba el brebaje del Dios Vacuo.
Por algunas de ellas, las más grandes, también se aprovechaba parar bajar las tinajas que después almacenarían el vino.

Lumbrera desde el interior de una cueva – bodega


Las cuevas guardan aún hoy las tinajas de barro donde se almacenaba el vino, salpicado de secretos y leyendas


Una de curiosidades

  • Las primeras tinajas eran de unas 200-250 arrobas, de barro, llamadas de culo de avispa, y traídas en carros desde la población cercana de Villarrobledo. Una arroba de vino equivale a 16 litros.
  • Con el apogeo del vino y los cambios de uso del suelo en Tomelloso (monocultivo de la vid durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX), las tinajas pasaron a ser de 350-450 y denominadas tinajas de panza.
  • Desde 1916 se comenzaron a construir tinajas de cemento (era frecuente la rotura del barro), construidas con molde en la propia cueva. Se popularizaron sobre todo después de la posguerra.
  • Las cuevas – bodega más pequeñas, de media, pueden almacenar 30.000 litros de vino, es decir, unos 50.000 kg de uva, una 30 Ha de viña de secano.
  • Cuando se limpiaban las tinajas para la siguiente cosecha, la costra que había en ellas se vendía a la industria farmacéutica, pues contenía ácido tartárico, utilizado como ingrediente en algunos medicamentos.
  • El total de la tierra extraída en Tomelloso podría suponer 400.000 toneladas de tierra, suficientes para cubrir 25 cm todo el término municipal.
  • Todas las cuevas en línea, supondrían un túnel de más de 30 km.

Tinajas de barro y de cemento


Las cuevas – bodega de Tomelloso se dejaron de construir y usar, allá por la década de los 80, cuando la industria vinícola prohibió el almacenaje del vino en las casas particulares por cuestiones de seguridad



Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


Fotografías de sabersabor.es ©


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