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¿Eres de Brandy o de Cognac?

El brandy y el coñac son dos bebidas elaboradas a base de vino y excepcionales para nuestro paladar


La gran mayoría de consumidores no saben distinguir un licor del otro. Para ayudarte en esta tarea, hoy te enseñamos sus principales diferencias.
El brandy y el coñac son dos bebidas destiladas y aunque existe la falsa creencia de que son la misma bebida, o que el brandy es una versión más económica del coñac, lo cierto es que existen ciertas diferencias, tanto en su proceso de producción y lugar de elaboración como en su sabor y su aroma. Las dos bebidas se elaboran con vino y la mayor parte de los consumidores no saben diferenciar uno de otro, pero los auténticos amantes de uno y otro sí. Ciertamente ninguno es mejor que otro, ya que ambas son buenas bebidas de larga historia y tradición. En cualquier caso, lo que si tenemos claro es que la forma correcta de beberlas es a temperatura ambiente, dejando que el destilado se caliente ligeramente en la copa antes de consumirlo para que los aromas sean mucho más pronunciados y podamos apreciarlos claramente.

ORIGEN

El brandy (se piensa que deriva del término “brandenwijn”, que significa vino quemado) tiene un origen más antiguo que el coñac. Se elaboró por primera vez en Italia en el siglo X, popularizándose en Europa en el siglo XIV, especialmente en Francia, Inglaterra, Holanda y España. En cambio, el coñac aparece en el siglo XVIII cuando los viticultores franceses decidieron transformar su vino en aguardiente envejeciéndolo en toneles durante varios años.


Un buen brandy, servido solo, en copa de balón de cristal fino, proporciona agradables sobremesas, que propician la conversación relajada


PROCESO DE ELABORACION

El brandy es una bebida elaborada a base de vino de diferentes tipos de uva, mientras que el coñac es un tipo de brandy que se elabora también a base de vino, pero en este caso de cepas blancas de la región francesa de Cognac.
Aunque la forma de obtención de ambos destilados es muy similar hasta la fase de crianza, en el brandy se realiza mediante criaderas y soleras (barriles de roble americano apilados en diferentes niveles por edad) que posteriormente se mezclan por distintos niveles de envejecimiento; y en el coñac la destilación se lleva a cabo dos veces en alambiques de cobre de tipo Charente y se envejece en barriles de roble francés y antes de ser embotellado se mezclan distintas añadas, poniendo en la etiqueta la edad del aguardiente de menor edad utilizado. Por supuesto las barricas no pueden haber contenido ninguna bebida que no sea coñac. Además, la caliza del suelo contribuye a la calidad del coñac.

Además cada tipo de brandy y de coñac se diferencian por su tiempo de envejecimiento. En realidad es imposible decidir cuál de estas dos bebidas es mejor, ya que existen brandys mejores y más finos que muchos coñacs y viceversa. Existen aquellos que prefieren los brandys españoles porque puede percibirse un poco más ácido por la uva que se utiliza en su elaboración. Aunque obviamente un coñac de alta calidad y más años de envejecimiento siempre será mejor que un brandy de menos años. Pero si descartamos estas obviedades, la preferencia depende del paladar y del gusto de cada uno.


Peinado, Casajuana y Destilerías Altosa de Tomelloso producen algunos de los mejores destilados, aguardientes y brandies del mercado


DENOMINACION DE ORIGEN

Esta es una de las mayores diferencias entre ambos. Solamente los destilados elaborados en Cognac (Francia) pueden ser llamados Coñac. Nombre protegido con denominación de origen controlada desde el año 1909 del mismo modo que ocurre con el Champagne y el Cava. Cognac es una región de Francia situada a 465 kilómetros de la capital parisina y a 120 kilómetros al norte de Burdeos. La zona posee alrededor de 15.000 viñedos especializados en el cultivo de uvas blancas que maduran lentamente y que producen un vino ácido bajo en alcohol. Este tipo de uva también ofrece los ingredientes en crudo para hacer un tipo más fino de brandy.
El BNIC (Bureau National Interprofessionel du Cognac) establece las reglas para la denominación, de manera que incluso si el destilado es elaborado en otra zona con los mismos ingredientes y procesos no puede ser considerado coñac. Estas reglas rigen las líneas de actuación desde su producción hasta su comercialización, que preserva la identidad de esta bebida. Sin embargo, a día de hoy existe una gran confusión y polémica, ya que hay muchos coñacs elaborados fuera de Francia que se fabrican con los mismos procedimientos pero que no pueden ser llamados con este nombre.
En España por ejemplo tenemos la Denominación de Origen Brandy de Jerez que certifica la calidad y excelencia del brandy que se elabora en las localidades que se encuentran bajo esta denominación que son el Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda. No obstante, al igual que ocurre con el coñac, este aguardiente se elabora también en muchos lugares. Por ejemplo el famoso pisco peruano es un tipo de brandy elaborado con vino fermentado con uvas específicas de la región, pero no puede tener denominación de origen como Brandy de Jerez.


Curiosamente, empresas jerezanas como Osborne, Pedro Domecq y González Byass producen gran parte de su brandy en Tomelloso, Ciudad – Real


SABOR

El sabor es otra de las grandes diferencias entre el coñac y el brandy. No hace falta ser un experto para darse cuenta de ello y de que existen pequeñas diferencias también en sus aromas y colores. El envejecimiento permite que se desarrollen de manera natural una serie de reacciones que confieren cualidades distintas en el color, el aroma y el sabor de cada uno de ellos que los aguardientes por sí solos no tienen. De esta forma, un envejecimiento prolongado suaviza el paso de los aguardientes por el paladar. Lo que es evidente es que tanto el brandy como el coñac son dos bebidas magníficas llenas de historia y tradición que podemos disfrutar tanto después del café o con él o reservarlo para una ocasión especial. La tradición de ambas como bebida de categoría, su agradable sabor, su perdurabilidad de aromas y su versatilidad para ser combinados es lo que las hace únicas.


Un artículo de sabersabor.es ©


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3 destinos para 3 vinos

Os proponemos un maravilloso viaje por tres de los rincones culturales y paisajísticos más importantes de la provincia de Ciudad – Real: Tomelloso, Ruidera y Villanueva de los Infantes


1. TOMELLOSO

Tierra de paso y cruce de caminos, la historia de Tomelloso es relativamente joven… “se comenzó a poblar en 1530 en tierras baldías de la villa de Socuéllamos, en torno a un viejo pozo utilizado por los pastores de la zona para abrevar a sus ganados”.
Muy pronto la naturaleza emprendedora de este pueblo unida a una desastrosa plaga de filoxera en otras comarcas españolas y francesas (historia rocambolesca para descubrir), haría de este lugar el gran centro de producción vitivinícola que es actualmente. Desde sus bodegas y cooperativas se “vende” mosto y vino a medio mundo.
La ciudad manchega de la pintura, la Atenas de La Mancha, cuna de artistas y escritores de fama mundial, pragmática y enérgica, sus gentes y sus vinos han influido en el pincel vital y realista de López Torres, los certeros e inolvidables relatos de Francisco García Pavón, sus bombos, chimeneas y antiguas cuevas – bodega.
Por su carácter, siempre preparado para celebrar una ocasión especial, os recomendamos un espumoso, brut nature que dirían los entendidos, de fermentación tradicional.

2. LAGUNAS DE RUIDERA

“Creadas por el encanto del mago Merlín…” reverberan las palabras de Cervantes en aquel visitante que contempla asombrado el entorno del Parque Natural de Lagunas de Ruidera. Como los aromas frutales de un vino tinto joven, los sentidos aquí quedan embriagados por la cascada de aromas que fluyen en la retina del visitante primerizo.
Aquel viajero que acude por primera vez a Ruidera y sus lagunas, cuando lo hace desde la llanura manchega, vasta y extensa, percibe la sensación de acudir a un oasis, un remanso de paz, bálsamo y conjura contra el frenético ritmo de la vida urbana.
Sus cristalinas aguas de un azul puro e intenso, con verdes contrastes en sus orillas de encinar, álamo, olmos, juncos, masiegas, matorrales, espinos… vigiladas por antiquísimas sabinas, albar de reserva, y enebros de buen porte.
Belleza kárstica única en España. Travertinos o barreras tobáceas singulares que otorgan a este espacio natural protegido una singularidad geológica y ecológica de primer orden en Europa.
Un vino idóneo para este tesoro natural lo encontraremos en un blanco frutal, de suaves toques florales y herbáceos. Aromas de romero, tomillo y brezo que Ruidera nos regala.

3. VILLANUEVA DE LOS INFANTES

En el Campo de Montiel, antaño tierra de frontera con la media luna y custodia de la Orden de Santiago, Villanueva de los Infantes pugna en orgullo, tradición y solera por ser la cuna de “aquel lugar del que Cervantes no quiso acordarse”. No en vano, sus calles adquieren el lustre y celo solariego, de sobrio invierno castellano y austero porte en sus fachadas.
Pasear por Villanueva de los Infantes con la mirada acostumbrada a descifrar la simbología de la cantería que ostentan sus fachadas, portadas y blasones, reporta al visitante la sorpresa de encontrar en este rincón escondido de La Mancha, un tesoro literal. Además en el doble sentido de la expresión. Pues la increíble belleza de su elegante patrimonio monumental labrado en la típica arenisca roja del Campo de Montiel, se impregna como las nieblas de otoño, con la atmósfera literaria que ha transitado sus calles desde que la cultura del Siglo de Oro abrió sus puertas en la singular Casa de Estudios.
Aquí Jiménez Patón impartió gramática. Quevedo distraía su destierro. Lope de Vega ignoraba a Cervantes. Y Cervantes, más grande que ninguno, olvidado por esa envidia inculta que en España se siente por los genios contemporáneos, olvidada a su vez, acordarse de esos lugares y esas gentes que bien conocía hasta el fondo de sus más profundas miserias.
En pocos lugares del mundo como en este pueblo con título de ciudad, se percibe la atmósfera caballeresca y fantástica que se lee en las páginas del Quijote.
Un buen vino, un buen crianza, delicado y cuidado, con historia y con un futuro que pasa por nuestro paladar a toda velocidad, será el elegido para descorchar en tan noble rincón.


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


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De Sevilla a La Mancha: TROVADORES DEL SIGLO XXI

A lo largo de nuestra vida, pasamos por momentos malos y dificultosos pero a veces el péndulo del Tiempo absoluto nos lleva a pasar algunos buenos ratos, esos instantes que se guardan en el cajón de la memoria. Y eso ha venido a acontecer en estos días marcados en los costillares del almanaque: 28-II al 03-III-2019, en los que un grupo de turistas procedentes de Sevilla – entre los cuales tengo la suerte de encontrarme y de disfrutar su calidad humana y buen humor- han tenido la fortuna de explorar por tierras castellanos-manchegas, la llamada “Ruta del Quijote”.
Llegan a una hora y a un lugar determinado. Su estancia por lo general es breve. Estilos secos, humorísticos, sobrios, llanos, recargados, poéticos, barrocos. Frases largas, a veces tan ceñidas como un antifaz nazareno a la quijada y otras cortas como un zaguán, espolean a sujetos, verbos y predicados. Conjunciones y proposiciones hilan las explicaciones convirtiendo las imágenes en bellas metáforas que nos transportan a la magia de lo ya vivido en otras épocas.
Con sus explicaciones ilustran personajes, monumentos, paisajes, pinturas… Todos ellos con perfiles estéticos tan variados y sin embargo con un común denominador: la palabra.
Se les conoce profesionalmente como “Guías Turísticos” y tienen un enemigo implacable: el peaje del tiempo que todo lo muda y todo lo recrea y que les obliga a convertirse en auténticos narradores de novela corta, como un río de breve presencia lleno de luz y color.
Decía Luis Cernuda; “Llega el momento en la vida, cuando el tiempo nos alcanza”. Y en estos días me he sentido alcanzado por un edén de historias que he tenido la fortuna de compartir con estos magníficos trovadores del siglo XXI: Luis, Isabel, Carmen, Ricardo y Juan. Todos ellos coordinados por la elegante y recia sobriedad castellana de Antonio.
Con mi agradecimiento a quienes me han ayudado a aprender, soñar y vivir en estos maravillosos días.


Un artículo de Antonio Toro de los Santos©


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Un viaje Cervantino por el corazón de La Mancha

La Mancha, mencionar ese nombre es revivir en la mente del que lo escucha un paisaje perfectamente llano, el lugar que inmortalizó Don Miguel de Cervantes


Esta tierra es conocida en cualquier rincón del planeta gracias a su caballero andante y a su resignado escudero. No existe unanimidad a la hora de explicar la procedencia de este topónimo, aunque la mayoría de las teorías lo asocian con términos de origen árabe como “manxa”, que significa “tierra seca”, o el de “mányà”, “alta planicie” o “meseta”.

En cualquier caso, lo cierto es que La Mancha que hoy conocemos es un amplísimo conjunto de territorios enclavados en varias provincias del centro-sur de la península y que poseen un denominador común en la fisionomía plana del terreno y en el clima extremo, caracterizado por la sequedad estival y el frío riguroso de sus inviernos.

Añil de La Mancha

La Mancha de Argamasilla de Alba, Tomelloso, Ruidera y otras localidades ciudadrealeñas asociadas a la ruta del Quijote, no es sino una pequeña parte de ese vasto territorio en la meseta sur de nuestro país. En su origen, la región histórica y geográfica de La Mancha englobaba 3 grandes comarcas, a su vez sendos patrimonios administrados por las todopoderosas Órdenes religiosas y los Señoríos medievales de carácter feudal: por un lado, la Mancha Alta de Toledo, Ciudad Real, Cuenca y Albacete, un gran propiedad que tras su Reconquista quedó bajo la Orden de Santiago con sede en el municipio conquense de Uclés; por otro la Mancha Baja, regida por los Caballeros de San Juan y que en la actualidad aglutina a 17 municipios repartidos entre las provincias de Ciudad Real y Toledo; y por último la Mancha de Montearagón lindante con el Reino de Valencia, que fue administrada históricamente por el Señorío de Villena y hoy enclavada dentro de la provincia de Albacete.

La Mancha genuina, la Mancha que vio nacer al Quijote y en la cual lidió algunas de sus más memorables aventuras, tiene su centro más esencial en la provincia de Ciudad Real y engloba parte de aquellos territorios míticos: en concreto, la parte más meridional de la Mancha Baja conocida por Campo de San Juan, y las tierras ciudadrealeñas de la Mancha Alta, admirablemente planas, que responden al nombre de Mancha de Criptana.

El viajero inicia su recorrido en una tierra de viñedos, quinterías y bombos. A finales de abril los tomelloseros piden la bendición de campos y gentes a su patrona, la Virgen de las Viñas, y he aquí que sus pasos le llevan junto al despliegue festivo y colorista de miles de personas que en romería se desplazan hasta la Ermita de la Virgen en un paraje conocido como Pinilla. A lomos de mulas enjaezadas, carros, carretas y remolques engalanados con ramas, con la alegría sencilla y profundamente devota del pueblo manchego, la Romería aparece a ojos del viajero cargada de significado religioso pero también pagano, sobre todo cuando en la llamada Procesión de las Antorchas ve rezar a los fieles en la oscuridad de la noche mientras caminan alrededor del Santuario.

Vendimia en La Mancha

Bombo de Tomelloso

Arropada por sus vinos de gran calidad, Tomelloso es la capital de la comarca y uno de los municipios con más solera en la producción de vinos con Denominación de Origen de La Mancha. Como no podía ser de otra forma la localidad ha sido y es memoria viva de la tradición cervantina, y resulta paso obligado de la ruta del Quijote que iniciada en Campo de Criptana llega hasta Argamasilla de Alba, el Castillo de Peñarroya y el bellísimo y mágico rincón de las lagunas de Ruidera.

Asimismo, Tomelloso constituye un gran centro de difusión taurina con su máxima expresión en la plaza de Toros de la localidad, una de las más antiguas de España y ejemplo de afición sin paliativos: finalizaba el año de 1859 y los vecinos decidieron dar impulso a su villa construyendo la plaza de toros antes que instalar el alumbrado en las calles, cosa que finalmente hicieron 2 años después.

En su origen la población estuvo asociada con la importante actividad de la Mesta, pues su casco urbano era zona de paso de la Cañada Real Conquense que conducía al ganado desde tierras de Cuenca y Teruel hasta el valle de Alcudia, donde las cabaña pasaba los meses invernales. Hoy, la ciudad es el octavo núcleo de población de Castilla-La Mancha y su larga historia asociada al vino se refleja en la gran cantidad de Bodegas y Cooperativas vinícolas con sede en la localidad: Cooperativa Virgen de las Viñas; Vinícola de Tomelloso; Bodegas Centro Españolas, Bodegas Verum, Bodegas Lahoz…


De visita obligada son las antiguas cueva – bodega de Tomelloso, un patrimonio enológico impresionante


De enoturismo en una antigua cueva – bodega de Tomelloso

Lagunas de Ruidera

En un apartado rincón de la Mancha y según la tradición, Don Miguel de Cervantes estuvo preso por unos líos de faldas. Quizás por eso no quiso acordarse después del lugar, pero hoy los entendidos sitúan el incidente en un bello pueblo del norte de Ciudad Real llamado Argamasilla de Alba, al oeste de Tomelloso, una tierra de vastos horizontes y en la que el viajero puede evocar sin esfuerzo la efigie del Caballero de la Triste Figura.

Pasear por las calles de este pueblo, entre plazas soñolientas y casas bajas bajo el sol de la tarde, es convidar por un momento al silencio y al deseo de descansar a la sombra de un patio, junto al fresco sonido de la fuente y con un deseo firme de no moverse de allí. Obligada es la visita a la Cueva de Medrano, donde Azorín y toda la tradición cervantina afirma que estuvo preso el ilustre manco de Lepanto.

Pero después, si hemos de decir verdad, con el libro de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” bajo el brazo y el paisaje manchego vivo en nuestra retina, el andar del viajero debe llevarle sin excusa hasta una bodega, una quesería o una posada, allí donde pueda degustar los sabrosos platos y caldos de esta tierra afortunada.

Argamasilla forma parte de la zona de producción de cuatro productos de gran calidad, el queso, el azafrán, el vino y el cordero, y por tanto su gastronomía no podía defraudar de ningún modo entre platos típicamente pastoriles como las migas, las gachas y los galianos, platos que en origen se asociaban al trabajo de los labriegos en las quinterías del lugar. El pisto manchego, cuyo ingrediente básico es el tomate, y la repostería compuesta por flores, arrope de uvas y rosquillos, completan un menú donde la sencillez y la calidad son los condimentos clave para no olvidar la experiencia.

Cueva de Medrano en Argamasilla de Alba

Castillo de Peñarroya


Y a la hora de comer, tradicionales recetas del solar manchego que, desde viejos tiempos, vertidas al puchero, prestan calor al cuerpo entumecido de nativos y foráneos


Y entre duelos y quebrantos, bajo el tibio sol de abril, el viajero no puede faltar a su cita con la importante localidad de Alcázar de San Juan donde algunos estudios sugieren que pudo situarse la cuna auténtica de Don Miguel de Cervantes. Efectivamente, en el libro bautismal de la Parroquia de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan y en las páginas correspondientes al periodo 1556-1635, se conserva la siguiente partida de bautismo:

«En nueve días del mes de noviembre de mil quinientos y cincuenta y ocho bautizó el Rdo. Señor Alº Díaz Pajares un hijo de Blas de Cervantes Saavedra y de Catalina López que le puso (de) nombre Miguel (…)”.

Litografía realizada en el siglo XIX, de Miguel de Cervantes SaavedraLitografía realizada en el siglo XIX de Miguel de Cervantes Saavedra

Torreón del Gran Prior, Alcázar de San Juan

Colegiata de Santa María La Mayor, Alcázar de San Juan

Cierta o no esta teoría, que pondría en entredicho el origen de tan insigne escritor en la madrileña Alcalá de Henares, el viaje debe terminar por ahora y lo hace recorriendo la gran estepa cerealista desplegada hacia oriente.

Atravesando llanos trazados con regla, ataviados con el verde imposible de los trigales, bajo un cielo que abruma y con la vista puesta en el racimo de casas que asoma al fin sobre el horizonte, llegamos a Campo de Criptana y al cerro plano que corona sus famosísimos molinos de viento. Así es: el blanco Albaicín Criptano, con sus casas-cueva, sus calles estrechas y pendientes pronunciadas de genuino sabor árabe, lleva al viajero sosegado hasta un lugar de cuento y estampa por antonomasia del paisaje manchego.

Molinos de Campo de Criptana

Atardecer en Campo de Criptana

Pero la historia de Don Quijote y los molinos de viento que no eran tales, sino gigantes, no esconde la realidad igualmente atractiva de los propios molinos, que con cinco siglos de antigüedad funcionaron a pleno rendimiento hasta bien entrados los años cincuenta.

El propio Cervantes hablaba en su famoso episodio de 30 o 40 de estos edificios, lo que coincide con el catastro efectuado a mediados del siglo XVIII y que contabiliza 34 molinos en la sierra del mismo nombre y en el llamado cerro de la Paz. Hoy solo quedan 10 en pie, de los que 3 de ellos datan del siglo XVI y por fortuna siguen conservando su maquinaria original. Testigos de un pasado histórico y cultural envidiables, los molinos siguen siendo heraldos ante el mundo del paisaje de Campo de Criptana y de la Mancha en su totalidad.

Y algo de esa herencia señorial y quijotesca debe seguir presidiendo sus muros encalados y sus aspas orgullosas y erguidas a los cuatro vientos, pues hoy el conjunto de los molinos de Campo de Criptana está declarados Bien de Interés Cultural, y tres de ellos, los más antiguos, alcanzaron en 1978 la categoría nacional de Monumentos de Interés Histórico-Artístico. Conozcamos sus nombres: Burleta, Infanto y Sardinero.

Otro paisaje de La Mancha


Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©


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Con Pan y Vino…

“En aquel tiempo, Noé, que era labrador, cuando salió del arca comenzó a labrar la tierra y plantó un sarmiento. Y luego lo regó con sangre de león para darle vigor y con sangre de cordero para merecer buen fruto. Después, bebió de su vino, quedó embriagado y echose desnudo en su tierra entregándose al placer”. Libro del Génesis (IX – 20/21)


Se dice que en la época carolingia, los enfermos y ancianos acogidos en los asilos de los monasterios, para evitar que la falta de apetito degenerase en desnutrición, eran reconfortados con “sopas de vino”, especialmente hechas con tipos más o menos licorosos.
Tal plato estimulaba al consumo de otros alimentos ingiriendo estos con sumo gusto pero, ¡ay! debían comerlo a hurtadillas de los diabéticos para no despertar en ellos la envidia que les causaba. Buscóse la solución, bien sencilla por cierto. Las sopas eran condimentadas con vinos secos. ¡Y todos felices!
Está sabido que la falta de apetito puede conducir a la desnutrición. Para combatirla, se estimula el consumo de preparados alimenticios que despierten aquél en los convalecientes, enfermos o inapetentes.
Los vinos blancos, secos, de poco grado alcohólico, bebidos con moderación, estimulan el apetito y facilitan la digestión.
Al vino se le ha llamado “la leche del viejo,” hermoso complemento de una buena alimentación, que si está bien orientada y condimentada puede, con la delicada atención familiar, retrasar algunos cambios de su organismo propios del envejecimiento. Porque la relación directa entre alimentación y cariño debe seguir totalmente en vigor en esta santa etapa de la vida.

Las uvas por y para el vino

Desde que La Mancha supo de fenicios, romanos y musulmanes, el vino siempre estuvo presente en sus tierras y estrechamente vinculado a su cultura, al arte, al comercio y a la literatura, siendo el hombre en su andadura, amigo inseparable del camino.
Alguien dijo que allí donde un viñedo crece, galopan la imaginación y el ingenio.
Con tan rotunda afirmación nadie dudará que en la mayor región vitivinícola del mundo, donde las tierras nunca se acaban, tenía que desbordarse el genio, el talento y la imaginación de poetas y escritores. Y La Mancha, obsequió al mundo por obra y gracia de un cautivo de Argel, con su libro inmortal: Aventuras y desventuras de un Caballero hidalgo de los de lanza en astillero y azarosa vida que discurrió, en gran parte, bajo este cielo abierto y en tierras con olor a mosto.

“La Mancha huele a mosto,
a surco labrantío,
a pámpana que brota,
a fiebre de bodega,
a Historia, polvo, cal,
a lucha y brega,
a sangre de batalla
sin derrota.”

Visita a las antiguas cueva-bodega de Tomelloso

Y es que el propio Cervantes, era un buen conocedor del vino manchego. Ese mismo vino que al socarrón de Sancho no se le iba de la memoria: “…y esta bota colgada del arzón de la silla, por si o por no, y es tan devota mía y quiérola tanto, que pocos ratos se pasan sin que le dé mil besos y mil abrazos.”
Ortega y Gasset, Fernández Flores, Camilo José Cela, Néstor Luján, Gregorio Marañón y otros escritores contemporáneos enaltecen las excelencias y virtudes del vino. Nos basta, como botón de muestra, recordar bellas estrofas del llorado Pemán:

“Beber es todo medida;
dar alegría al corazón
y sin perder la razón,
darle razón a la vida.”

Fernando de Rojas, por boca de la Celestina, la alcahueta mayor del Reino, canta el homenaje al vino:
“…en invierno, no hay tal escalentador de cama, que con dos jarrillos de éstos beba cuando me quiero acostar, no siento frío en toda la noche: de esto aforro todos mis vestidos cuando viene la Navidad, esto me calienta la sangre, esto me sostiene continuo en mi ser; esto me hace andar siempre alegre; esto me para fresca. De esto vea yo sobrado en casa, que nunca temeré el mal año, que un cortezón de pan ratonado me basta para tres días. Esto quita la tristeza de corazón, más que el oro y el coral; esto da esfuerzo al mozo y al viejo fuerza; pone color al descolorado; coraje al cobarde, al flojo, diligencia; conforta los cerebros, saca el frío del estómago, quita el hedor del aliento, hace potentes los bríos; hace soportar los afanes de las labranzas a los cansados segadores; hace sudar toda agua mala; sana el romadizo y las muelas; sostiénese sin hundir en el mar, lo cual no hace el agua.”

Aunque muchos no lo huelen, ni entienden, ni quieren beber vino haciendo de ello un prurito social, olvidan la pureza de ese vino divino, honesto, viril, sincero, noble, leal compañero de mesa y mantel, proclive a la amena charla y de secular presencia en la dieta mediterránea arropada de larga tradición cristiana y campesina.


Con la uva pisada y el amor de brazos y desvelos, nacieron a la vida los vinos de La Mancha. Sinceros, hogareños, sin otra pretensión que regar el pan de cada día.


“Dieronle a los dos a probar del vino de una cuba pidiéndoles su parecer del estado, calidad, bondad ó malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más que llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro; el segundo dijo que sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendiose el vino y al limpiar la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán. Porque vea vuestra merced si quien viene de esta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas.” El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (libro segundo, cap. XIII)


Un artículo de Antonio Bellón Márquez ©


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Ruta por los castillos de la Orden de San Juan

Orden de San Juan Turismo Castilla La Mancha sabersabor.es

Un paseo por las atalayas que elevan nuestra tierra, vestigios de siglos de historia que esperan nuestra mirada curiosa y nuestros pasos aventureros


Las comarcas de Ciudad – Real y Toledo aglutinan entre valles y atalayas cientos de vestigios, algunos mejor conservados que otros, que hablan de la historia bélica, social y cultural de nuestras tierras. La orografía del territorio, a veces escarpada, otras suavemente plácida, hizo de estas tierras un codiciado edén para romanos y visigodos, soberanos árabes y cristianos, y en ella se extendían los dominios de señores feudales o de caballeros de la Orden de San Juan.
La orden soberana militar y hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, fundada en el siglo XI. En esa época, los mercaderes de Amalfi fundaron un hospital en Jerusalén con la intención de acoger a los peregrinos. A finales de ese siglo, Gerardo, responsable de la congregación, le dio nombre de hospitalarios de San Juan. El papa Pascual II aprobó la orden en 1113 y está sirvió como referencia para las demás ordenes hospitalarias. En 1187, después de la caída de Jerusalén, los hospitalarios se trasladaron a San Juan de Acre, luego a Chipre y en 1308 se establecieron en Rodas. Sin embargo en 1522, cuando los turcos invadieron la isla, se instalaron en Malta, bajo la protección de Carlos V; se les denomino entonces caballeros de la orden de Malta.

Torreón del Gran Prior, Alcázar de San JuanTorreón del Gran Prior, Alcázar de San Juan

Castillo de Alcázar de San Juan

Ciudad muy antigua, con antecedentes romanos, a Alcázar de San Juan la llamaron Alces. Con la llegada de los árabes también la pueblan y la llaman Al – Kasar (palacio fortificado), construyen un castillo del que no se conservan restos. En el 935 Alcázar (Qasr Banu Atiyya, en árabe) forma parte de la Taifa de Toledo. La antigua alcazaba árabe será el embrión de la villa sanjuanista.
Tras la conquista de los campos de La Mancha, los reyes cristianos van a conceder tierras y privilegios a las Órdenes Militares para que se hagan cargo de la repoblación y cristianización de la zona de la frontera.
Conquistada Al – Kasar por los cristianos de Alfonso VIII en el siglo XII, se construye aquí un castillo mandado por el Comendador Fernando Pérez en 1287, y pasa a llamarse Alcázar de Consuegra. Con el tiempo esta fortificación se ampliaría, siendo un punto estratégico importante, se despegaría de su cabeza Consuegra, pasándose a llamarse Alcázar de San Juan ya que el rey Sancho IV le concede villazgo el 26 de Enero de 1292 en Burgos.
Esta fortaleza tenía ocho torres: la del Cubillo, Pozo Cardona, Piedras de Zamora, Torre del Cid, la Torrecilla, Torre del Castillo, Torre de San Juan y el Torreón de Don Juan de Austria.
De ellas solo se conservan la del Cubillo y la de Don Juan de Austria, de las murallas y de las demás torres nada.
Hoy en día en los alrededores del barrio de Santa María se localizan los más importantes vestigios del pasado medieval de Alcázar de San Juan. El torreón del Gran Prior, el cubillo, la Capilla de Palacio y la casa de Gobernación forman hoy el monumental Conjunto Palacial del Gran Prior.
La antigua Capilla de San Juan Bautista fue construida en el siglo XVI. A lo largo de la historia ha servido de cárcel, cementerio, museo y capilla. Actualmente cuenta con una parte expositiva sobre el antiguo conjunto palacial. Desde aquí también se accede a los yacimientos arqueológicos romanos.
Del Cubillo dos hipótesis nos hablan de esta muralla cuando tratamos de averiguar el origen de esta singular edificación. Por un lado, posible resto de la antigua muralla que rodeaba Alcázar antes de la llegada de la Orden de San Juan, y por otro, restos del antiguo palacio del Gran Prior de los Hospitalarios de la Orden de San Juan. Según cuenta esta tradición, pudo servir de campanario de la Iglesia de Santa María.
Muestra los restos de una torre semielíptica cubierta por una bóveda de crucería. Con su restauración, el cubillo pasó a acoger una pila bautismal, así como varios paneles explicativos que describen la historia de Alcázar de San Juan y su tradición cervantina fruto de su reivindicación como cuna de Miguel de Cervantes.
La Casa de Gobernación, podría ser la residencia del gobernador del Priorato de San Juan desde el momento en el que Alcázar asumió la capital del Priorato (s.XVIII).
El Torreón de Don Juan José de Austria fue construido en 1284. Es una torre almohade de planta cuadrangular con tres alturas a las que se accede mediante una escalera de caracol. Forma parte de lo que fue el palacio de los Grandes Priores de Castilla y León de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.
Hoy es un Espacio Museográfico dedicado a los Caballeros Hospitalarios, y cuenta la historia de aquellos caballeros que un día lo habitaron y dominaron esta tierra.

Colegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial, Alcázar de San JuanColegiata Santa María La Mayor en el entorno del Conjunto Palacial, Alcázar de San Juan

Cervantes y Alcázar de San JuanCervantes y Alcázar de San Juan

Interior Torreón del Gran PriorInterior Torreón del Gran Prior

Castillo de Peñarroya en Argamasilla de Alba

Castillo de origen musulmán, aunque pudo tener antecedentes romanos, el Castillo de Peñarroya se encuentra estratégicamente situado sobre un acantilado, una peña (roya, roja o rubia, según opinión) desde la que domina un desfiladero por el que discurre el río Guadiana, constituyendo además la entrada al Parque Natural de las Lagunas del Ruidera.
Según una crónica manchega de Don Ramón Antequera Bellón (Juicio Analítico del Quijote), el capitán Alonso Pérez de Sanabria arrebató el castillo a los moros el día 8 de septiembre de 1198. A raíz de la toma de la fortaleza se encontró la imagen de Nuestra Señora de Peñarroya, que es venerada desde entonces, entre otros, por los vecinos de Argamasilla, que tienen en ella su Patrona.
Poco después de la conquista de la fortaleza por las tropas coaligadas de los caballeros de Santiago y Hospitalarios (1198), fue adscrita definitivamente a ésta última Orden en 1215, donada a la Orden de San Juan por Alfonso VIII y confirmada por Enrique I, siendo ya en el siglo XIV la encomienda más importante de la Orden de San Juan desde el punto de vista económico, garantizando el aprovechamiento económico del territorio mediante el arrendamiento de pastos, cobro de impuestos y protección a los pacíficos pobladores, a la vez que sirviendo de almacén de bienes o caja fuerte de la Orden.
En el exterior conserva el camino de acceso medieval, humilladero y foso. Por un pórtico se da entrada al patio de armas. Ya en el interior pasillo o liza divide la muralla principal, y más alta, del antemuro. También en el interior se encuentran la torre del homenaje, la ermita del siglo XVII, el patio de armas, y el aljibe medieval.
La torre del homenaje acoge actualmente las dependencias de la Cofradía de Nuestra Señora de Peñarroya, de Argamasilla de Alba, aunque es de suponer que antiguamente constituiría las dependencias del señor del castillo o alcaide de la fortaleza.
La ermita sirve como santuario de Nuestra Señora de Peñarroya, patrona de Argamasilla de Alba y de La Solana, y se accede a ella por el patio de armas. En su interior, de marcado estilo barroco decadente, hay pinturas a ambos lados del altar mayor, destacando también el retablo churrigueresco, el camarín de la virgen, el coro y una extraordinaria talla del siglo XVII que primitivamente estuvo emplazada en el convento de los mercenarios de Argamasilla del Alba.
La ermita actual formaba parte de las dependencias de la fortaleza. Anteriormente existía una pequeña ermita a la vista del desfiladero, en el patio de armas, para el culto y las oraciones de los moradores del castillo.
Recientemente se han encontrado en el exterior una necrópolis de rito islámico y un campo de silos de cronología indeterminada.

Castillo de Peñarroya. Autor, M. PeinadoCastillo de Peñarroya

Castillo de PeñarroyaCastillo de Peñarroya

En honor a la Virgen de PeñarroyaEn honor a la Virgen de Peñarroya

Al borde del pantano, Castillo de PeñarroyaAl borde del pantano, Castillo de Peñarroya

Castillo de Consuegra

El Castillo de Consuegra se alza, rodeado de molinos de viento, sobre el cerro Calderico. La localidad de Consuegra, de raíces celtibéricas, romanas y visigodas, fue un importante frente fortificado durante las luchas entre Toledo y el califato de Córdoba, e iría pasando alternativamente por manos cristianas y árabes.
La historia romana de esta fortaleza se remonta a la época de la Consaburum, que contaba con las edificaciones típicas de una gran ciudad, tales como circo, termas, murallas y acueducto.
Posiblemente la primera reconstrucción de castillo la realizara Almanzor en el siglo X, en pleno dominio musulmán de estas comarcas.
En el año 1097 el rey Almotamid de Sevilla cedió el castillo a Alfonso VI, a través de un pacto matrimonial por el que el rey se casaba con la princesa sevillana Zaida, aportando ésta como dote el castillo de Consuegra. Se consiguió así la fortaleza sin derramamiento de sangre, pero poco después, el 15 de agosto de 1097, Alfonso VI perdió el castillo en la batalla de Consuegra contra los almorávides. Ante los pocos efectivos que disponía ante la llegada inminente de los almorávides a Consuegra, Alfonso VI pide ayuda al Cid. Este, habiendo conquistado Valencia a los moros, le proporciona refuerzos mandados por su único hijo varón, Diego. En el transcurso de la batalla de Consuegra, Diego perdería la vida. Desde 1997 se conmemora en ese día la muerte del hijo del Cid y los demás cristianos en la batalla de Consuegra.
El castillo fue definitivamente recuperado por los cristianos a mediados del siglo XII, y reconstruido por los Caballeros Hospitalarios entre ese siglo y el siguiente, lo que explica su original arquitectura de tipo europeo. Alfonso VII entregó la fortaleza, el pueblo y las tierras del contorno a la Orden de San Juan de Jerusalén en el año 1183, que construyo el actual castillo y estableció allí la capital de su Priorato de La Mancha, custodiando el paso a la región de la que es puerta natural. En él celebró varios capítulos la Orden y allí se conservaba su valioso archivo, destruido al parecer durante la invasión francesa. En 1809, fue tomado por las tropas francesas quienes establecieron en él una guarnición por su valor estratégico, que duró hasta la rendición francesa el 22 de septiembre de 1812 estando al mando de las tropas españolas el general Xavier Elío.
El castillo, con la desamortización de 1836 había pasado a manos particulares y en 1962 es adquirido por el Ayuntamiento de Consuegra, comenzando en 1985 un periodo de rehabilitación hasta nuestros días.
Actualmente se puede visitar el interior del castillo con sus diferentes dependencias, aljibes, nave archivo, sala capitular, nave ermita entre otras.
La estructura de este castillo es bastante atípica. Está constituido básicamente por un cuerpo central cuadrado con una gran torre cilíndrica a cada uno de sus lados. El recinto se encuentra rodeado por una barrera de la que sólo quedan restos en la parte que rodeaba el patio de armas.
Lo primero que aparece es un espacio vacío denominado centinela, desde donde se accede al castillo propiamente dicho, que está rodeado por la barrera defensiva.
La puerta de acceso está enmarcada por dos estructuras cúbicas, y sobre ella se encuentra el escudo del Prior de la Orden Juan José de Austria y el de los Álvarez de Toledo.
Entre las estancias interiores destacan el aljibe, con cubierta de bóveda de cañón, un patio interior y los archivos de la Orden de San Juan, destruidos por las tropas francesas en 1809.
La torre albarrana, elemento defensivo árabe que constituye una huella evidente de su paso por la zona, es de forma circular y se encuentra en la parte más meridional del castillo. Esta torre estaba unida al conjunto por medio de un adarve. Tiene cuatro pisos, por lo que su altura es considerable.

ConsuegraConsuegra

Consuegra Medieval. Autor, Jose María Moreno GarcíaConsuegra Medieval

Castillo de ConsuegraCastillo de Consuegra

Representación Consuegra Medieval. Autor, Jose María Moreno GarcíaRepresentación Consuegra Medieval

Iglesia fortificada de Arenas de San Juan

Esta iglesia – castillo, nace como fortín romano, destruida por la invasión árabe y reconstruida como mezquita hacia el 900.
Se conquista y se reconstruye en varias ocasiones, desde finales del siglo XII a principios del siglo XIII, y se destina a iglesia en 1194, si bien no se le da uso hasta 1236.
Actualmente es conocida como la iglesia fortificada de Nuestra Señora de las Angustias, constituyendo uno de los edificios más bellos y originales del arte románico-mudéjar de finales del siglo XII y principios del XIII, construida y fortificada por los caballeros de la Orden de San Juan.
Su gran importancia artística reside en las pinturas murales románicas, que derivan de la corriente italo-bizantina que aparece en España a principios del siglo XIII y constituyen un ejemplo casi único de arquitectura religiosa románica que une formas mudéjares en La Mancha. Fue declarada Monumento Nacional de Interés Histórico Artístico en el año 1976.

Iglesia fortificada de Arenas de San JuanIglesia fortificada de Arenas de San Juan

Arenas de San JuanIglesia fortificada de Arenas de San Juan


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©

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Leyendas de Toledo: el Callejón del Justo Juez

Puente Toledo

El callejón del Justo Juez es un estrecho y humilde callejón situado muy cerca de la Diputación Provincial de Toledo. Nada hace presagiar que, tras tan pequeña calleja, se esconda una de las leyendas más fascinantes de Toledo. Sólo por eso, cada vez que tengo que pasar por delante de esta travesía, no puedo dejar de sentir un escalofrío al recordar la historia que lo envuelve


Corría el año de 1592, siendo el Rey de España el hijo del Emperador Carlos V, vale decir Felipe II, quien reinaba sobre todos sus reinos con un alto sentido de la Justicia, para lo cual, nombraba jueces, corregidores y magistrados entre la gente de bien de cada ciudad, gente que, además de pertenecer a la nobleza –en la mayor parte de las ocasiones- eran personas muy conocedoras de las leyes vigentes.

En Toledo vivía en aquellos días un personaje de alta alcurnia, Don Alonso de Hurtado, quien tenía su mansión en el centro de la urbe; casa ésta impresionante, con su bien ganado escudo colocado sobre el dintel de entrada.

Don Alonso tenía una única hija, Doña Elvira, doncella recatada, de ademanes rectos y, como no podía ser de otra manera, belleza sin igual. Doña Elvira era la alegría de su padre, quien la cuidaba con esmero esperando el día en que encontrara marido.

Por aquel entonces vivía también en la ciudad Don Francisco, joven noble de sincero corazón, hijo de otro de los personajes principales de Toledo, ni más ni menos que del Corregidor Don Luis Fernández de Córdova, uno de esos jueces honrados de los que hablamos. Ambos jóvenes se amaban en silencio…

Leyendas de Toledo

Emboscada Toledo

Sucedió que una noche en que ambos novios estaban trazando sus planes futuros, un delator avisó de que con su hija encontraba cierto joven a esas horas tan indecentes. Corrió el alarmado padre hasta el lugar indicado sorprendiendo a la pareja.
Ciego de ira, desenvainó su acero dispuesto a hacer justicia y restituir el honor perdido, pero el joven Francisco rehuyó la lucha, pues no quería combatir con el padre de su amada. Sin embargo, en alguna parte la tragedia estaba escrita, y tras esquivar varios espadazos, tuvo que desenvainar su florete y de una certera estocada atravesó el pecho del desafortunado padre.

Al enterarse el Corregidor de la muerte de su amigo Alonso de Hurtado, juró que castigaría al culpable fuera quien fuera, haciendo recaer sobre él todo el peso de la justicia.

¡Pobre Corregidor que desconocía que el asesino era su propio hijo!

Cuando se descubrió toda la verdad, Don Francisco fue conducido hasta la Plaza de Marrón, donde estaba la cárcel toledana, y allí, en aquellos inmundos calabozos nuestro Corregidor dictó, con todo el dolor se su alma, la sentencia de muerte, sabiendo ya que ésta iba destinada a su propio hijo. Nada podía impedir que en Toledo se administrara justicia, ni que el Corregidor faltara a su juramento. Ninguna palabra salió de los labios del reo sabedor de que su padre cumpliría la sentencia… ¡qué triste final!

Cuando ya todo estaba preparado para ejecutar el castigo en la Plaza de Zocodover, llegaron hasta la céntrica plaza dos emisarios de Felipe II que se encontraba a las puertas de la ciudad. Raudo partió Don Luis a recibir a su Señor acompañado de los nobles, teniendo que ser aplazada la ejecución hasta después de la regia visita.

Tras recibir el homenaje de sus servidores, y conocedor de la lealtad y el sacrificio del Corregidor, el soberano le otorgó sus favores y la alegría de su vida al pronunciar las siguientes palabras:
Corregidor, eres la persona más recta y noble que mi reino conociera, mereces todo mi respeto y que te abrace, y precisamente por eso mismo, voy a hacer que superes tu dolor, y que sea Dios, el supremo juez, quien nos juzgue a todos tras la muerte, por lo que Yo, soberano de este reino, perdono la vida de tu hijo-.

Callejón de Toledo


Fuente: La vuelta a Toledo en 80 leyendas. Autores: Javier Mateo y Álvarez de Toledo, Luis Rodríguez Bausá ©

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Primavera en el Campo de Montiel

Turismo castilla la mancha

Con la luna llena y los cielos despejados de finales de abril y principios de mayo, el Campo de Montiel se repuebla de vida. Los familiares vuelven. El campo reverdece


Algunos años, cuando los otoños son suficientemente lluviosos y los inviernos adecuadamente fríos; a finales de marzo y principios de abril, los arroyos, charcas, ríos y demás manantiales que aquí llaman veneros, comienzan a fluir abundantes y transparentes.

Las primeras aguas del Guadiana, llegadas del océano una y otra vez. Transportadas a bordo de las nubes procedentes de América, como orondos galeones repletos de oro, descargan su riqueza vital, fertilizando la aspereza climática del recio Campo de Montiel.
Donde la delicada primavera suele llegar más tardía que a las cálidas tierras del otro lado de Sierra Morena.

Fuente AlmedinaFuente de Carlos V, en Almedina

Campo de MontielPaisaje del Campo de Montiel

Campos de lavandaCampos de lavanda

Santa Catalina, FuenllanaSanta Catalina, Fuenllana

Coincide muchas veces con Semana Santa y los numerosos puentes del mes de mayo. Cuando llegan las gentes que de aquí se fueron con sus antepasados a mediados del siglo XX, en un continuado tránsito que no ha cesado hasta hoy. Donde se van alejando paulatinamente a través de los estudiantes. Primero a la capital de provincia y después a Madrid, Granada o Londres y Berlín.

La primera luna llena de la primavera, trae los primeros días de vacaciones del año. Con ese buen tiempo que templa la atmósfera y anima a las praderas a revestirse de alegría con el colorido de las flores silvestres.
Los alcaravanes, llamados chorlitos aquí, una de las más singulares especies de aves esteparias de la zona, protegida para ellas, surcan los cielos de estos inmensos campos con su trompetero piar en mitad de la noche, anunciando la llegada de una nueva época. Del buen tiempo.

Poco a poco, según va caldeando el sol los días y la tierra bien humedecida por las generosas lluvias de marzo, los espárragos ofrecen sus frutos a la multitud de buscadores.
Alondras, cogujadas o totovías retrinan junto a los caminos alegrando el paseo del caminante. Las nuevas camadas de conejos corretean por todas partes. Y mucho más, si en lo alto del limpio cielo azul, aparece la temible silueta de la soberana imperial. Con suerte, algún día cruzarán las majestuosas formaciones de grullas. Altísimas y lejanas.

aliaga Campo de MontielAliagas

Río Guadalén por el Castillo de MontizónRío Guadalén junto al Castillo de Montizón

Orquídea mariposa, Anacamptis papilionacea Campo de MontielOrquídea mariposa, Anacamptis papilionacea, Campo de Montiel

ecoturismo Villahermosa MontielDehesa entre Villahermosa y Montiel


Más cercanos y pausados, los milanos también surcan esta tierra e incluso duermen y permanecen


En Ruidera se aprecia mejor que en ninguna otra época, la enorme variedad de anátidas. En las estribaciones de Sierra Morena, desde la sierra de Relumbrar hasta Despeñaperros, el ancestral monte mediterráneo que bordea por el sur todo el Campo de Montiel, ofrece al naturalista los más bellos documentales, todavía tan vitales como si existiera el célebre Félix Rodríguez de la Fuente.
Linces, tejones, jinetas, meloncillos, gamos, ciervos, zorros… Robles, encinas, olmos, jaras, lentisco, madroño…
Humedad, sombra, sol. Paisajes monumentales. Vistas colosales. Grandes en lo material y en lo emocional. Miradas que desde las peñas de Montizón, ven como si miraras por las ventanas del castillo, la inspiración de Jorge Manrique.
O vistas que barren el paisaje con esa ansia de aventura americana tan melancólica y frustrada como la de Cervantes. Condenado a bajar por estos parajes intentando sobrevivir en su liberador Quijote.

Castillo de la Estrella MontielCastillo de la Estrella Montiel

En Villahermosa, la centuria romana redobla los tambores renovando el ciclo vital, como el tronar de primavera.
En Villanueva de los Infantes se vuelve a sacar mistela y rosquillos para los primos de Madrid.
No tardará en llegar mayo y san Isidro sacará a Alcubillas de sus casas hacia el cerro.
Se retomarán como en la Edad Media, las obras del eterno Castillo de la Estrella de Montiel.
El mismo ciclo vital que a duras penas, pero siempre, ha mantenido viva a esta tierra dura y difícil. Donde el frío es más frío que a pocos kilómetros al sur y el calor más cálido que a pocos kilómetros al norte. Donde llueve menos que a pocos kilómetros al oeste.
Pero que a pesar de la dificultad, preserva un atractivo singular precisamente obtenido de estar siempre al límite.
Sucesivos años de sequías o lluvias torrenciales. Despoblación y siempre carencia de medios.
Pero con todo, una tierra excepcional por permanecer en ella la esencia rural de Occidente. Donde es posible observar con facilidad la evolución del paisaje agrícola más antiguo de cuantos componen Europa. Donde es posible atisbar desde el nacimiento de la agricultura en el Neolítico hasta hoy.
Paisajes medievales con castillos desmochados. Paisajes metafísicos inspiradores de Quevedo.

Cascada del Hundimiento, Lagunas de RuideraCascada del Hundimiento, Lagunas de Ruidera

peonía Campo de MontielPeonía del Campo de Montiel

Lagunas de RuideraLagunas de Ruidera


Paisajes vacíos, llenos de la imaginación de Cervantes


Campos, lomas, sierras y vallejos donde perderse para encontrarse. Descubrir infinidad de recursos que potencialmente y de forma latente, más tarde o más temprano compartirá con todos, el célebre Campo de Montiel.
Mientras, aquí seguimos, esperando que llegue mayo y culmine la primavera con los primeros excesos de calor, los desangrados campos de amapolas. El tesoro volador de las avutardas y la esperanza de poner todo esto en valor.

Paisaje-del-Campo-de-MontielPaisaje del Campo de Montiel

Violeta de pastor, Linaria aeruginea Campo de MontielVioleta de pastor, Linaria aeruginea, Campo de Montiel

Erodium primulaceum Campo de MontielErodium primulaceum del Campo de Montiel

Primavera Campo de MontielPaisaje del Campo de Montiel


Un artículo de Salvador Carlos Dueñas Serrano ©

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8 Rutas de naturaleza y cultura por el Campo de Montiel

ecoturismo Campo Montiel

Ciudad Real nos ofrece un gran número de opciones para disfrutar de la naturaleza con todos los miembros de la familia mientras hacemos ejercicio. La comarca del Campo de Montiel concentra en su territorio diferentes alternativas que se ajustan a la perfección a los diferentes perfiles, capacidades o gustos de cada persona. Rutas de senderismo que nos llevarán a descubrir escondidos rincones, a recorrer frondosos y coloridos campos o a pisar grandes sierras. Rutas para interpretar el paisaje, la cultura, la historia, la arquitectura rural, las costumbres, la gastronomía… Una auténtica experiencia natural y cultural.
Aquí tenéis los itinerarios más interesantes e importantes que os ofrecemos y organizamos a través del proyecto “Senderos del Campo de Montiel”. ¡Qué disfrutéis!

1. De Villanueva de los Infantes a Fuenllana


Distancia:

15 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Un itinerario con un importante patrimonio paisajístico y artístico pues discurre entre Villanueva de los Infantes, Conjunto Histórico-Artístico Nacional desde el año 1974, uno de los más bellos de nuestro país y centro histórico de la Comarca del Campo de Montiel, citada hasta cinco veces por D. Miguel de Cervantes en su obra más universal, y Fuenllana, villa rural manchega por excelencia de toda la provincia de Ciudad – Real, y un magnífico ejemplo de lo que debe ser un pueblo con estilo propio, integrado en su paisaje, su historia y su cultura. Todo un viaje al irrepetible Siglo de Oro español.
Iniciaremos nuestra ruta en la plaza de la Fuente vieja de Villanueva de los Infantes, y siguiendo dirección sureste, hasta abandonar la población, caminaremos por una inmensa llanura únicamente alterada por pequeñas elevaciones muy erosionadas, jalonadas con aulagas y retamas.
Una mirada al norte nos permitirá divisar las sierras de Alhambra y la del Cristo, y hacia el suroeste la Cabeza de Buey, que nos indican las estribaciones de Sierra Morena, al sur del Campo de Montiel.
Nuestro camino avanzará atravesando Las Cabezas de Fuenllana con una maravillosa vegetación autóctona, hasta cruzar el río Tortillo, desde donde divisaremos ya la población de Fuenllana.
Una interesante flora compuesta por lechetrezna, marrubio, tomillo, romero, chupamieles, heno, flor de papel y algunas encinas centenarias harán nuestras delicias hasta llegar a Fuenllana, donde visitaremos las ruinas de Santa Catalina, la plaza de Santo Tomás y el Convento de los Agustinos.
Tras un merecido descanso, iniciaremos el camino de vuelta a Villanueva de los Infantes, donde a la llegada realizaremos la imprescindible visita guiada para descubrir su enorme patrimonio histórico y artístico.

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2. De naturaleza por Villahermosa. En tierras del Alto Guadiana


Distancia:

18 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

La localidad de Villahermosa atesora un enclave paisajístico y ecológico de primer orden: el nacimiento del río Guadiana. Realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por esta zona desconocida del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
Nuestra ruta comenzará en la laguna Blanca, la primera del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, un espectáculo para los sentidos, además de una curiosidad ecológica y geológica de primer orden tanto en España como en todo el ámbito europeo.
Caminaremos en dirección norte, disfrutando de un bello paisaje jalonado de sabinas y enebros de impresionante porte, hasta llegar a la laguna Conceja, de un intenso color azul turquesa, más propio de la idea que todos tenemos de lugares exóticos y tropicales.
A continuación, nuestro camino nos conducirá hasta la laguna Tomilla, donde descubriremos dos parajes muy singulares: el baño de las monjas y el baño de las Mulas, dique de donde se nutría el canal que abastecía a la central hidroeléctrica de Ruipérez.
Tras una pausa para el tentempié, iniciaremos el camino de vuelta en dirección sur a través de sendas y caminos tradicionales, entre el maravilloso bosque mediterráneo de encinas centenarias y retamas que sustituye a las sabinas y enebros de nuestra primera parte del recorrido.
En este trayecto de vuelta, visitaremos un antiguo molino hidráulico y la maltrecha central hidroeléctrica del Osero.
Proseguiremos nuestro camino hasta llegar al punto de partida donde daremos por finalizada la ruta senderista.

Opción: comida típica manchega en un cortijo de la zona. 

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3. Terrinches y las Hoces del Gongares


Distancia:

10 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos el municipio de Terrinches, con siglos de historia a sus espaldas, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por las Hoces del Gongares.
Desde la plaza de la localidad iniciaremos nuestra ruta (tramo urbano) para ver la ermita de San Antón y el castillo de Terrinches con visita guiada. A continuación, realizaremos la ruta de senderismo interpretativo caminando hacia el sur, contemplando unas bellas vistas de Sierra Morena y la Sierra del Relumbrar. Divisaremos el lugar donde confluyen las provincias de Albacete, Jaén y Ciudad Real.
Seguiremos nuestro camino rumbo al santuario medieval de Luciana, con restos arqueológicos romanos. Justo enfrente encontraremos la ermita del Santo Cristo.
Nuestra excursión nos llevará por fin al espectacular paraje de las Hoces de San Isidro, donde el arroyo del Sumidero y Gongares se unen y dibujan unas caprichosas hoces sobre elevaciones paleozoicas de pizarra. En el paraje se encuentra también la ermita de San Isidro y un área recreativa.
La vuelta la haremos por el camino del Gongares y descubriremos los restos de la Vía Augusta hasta llegar al Santuario de Luciana, con otra área recreativa. De nuevo en Terrinches daremos por finalizada la jornada.

Terrinches y las Hoces del Gongares castillo Orden Santiago

Terrinches y las Hoces del Gongares senderismo Campo de Montiel

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4. Entre Templarios y el Castillo de Montizón


Distancia:

14 km en total, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos el municipio de Torre de Juan Abad, señorío de Don Francisco de Quevedo y con siglos de historia a sus espaldas, como comprobaremos en la visita a la ermita templaria de Nuestra Señora de la Vega del siglo XIII, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza hasta llegar a la impresionante fortaleza del Castillo de Montizón, donde Jorge Manrique escribió sus famosas Coplas.
Iniciaremos nuestra ruta en la ermita templaria de Nuestra Señora de La Vega, a 4 Km de Torre de Juan Abad, para proseguir en dirección sur y paralelos al arroyo de la Vega, visitando las ruinas del molino de Frías.
Nuestro camino seguirá rumbo al Torreón de la Higuera desde el que disfrutaremos de unas preciosas vistas. A continuación, nuestra excursión nos llevará hacia el Castillo de Montizón, morada del poeta Jorge Manrique y construido junto al río Guadalén, que le sirve de foso natural.
Seguiremos caminando por un terreno paleozoico de cuarcitas y pizarras, donde se mezclan encinas centenarias con retamas y jaras, hasta llegar a un merendero perteneciente a la Ruta del Quijote.
Tras un merecido descanso, iniciaremos la marcha en dirección a Villamanrique a través del bello paraje de ‘La Calerilla’ y el arroyo de Cobastigas. Durante el trayecto avistaremos múltiples rapaces en un entorno pizarroso único.
Con la llegada a Villamanrique daremos por finalizada la ruta.

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5. Del Castillo de Montizón a Venta Nueva, la fonda de Don Quijote


Distancia:

16 km en total, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos las tierras de Villamanrique, jalonadas de castillos y torreones con siglos de historia a sus espaldas, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza desde la impresionante fortaleza del Castillo de Montizón, donde Jorge Manrique escribió sus famosas Coplas, hasta llegar a Venta Nueva, fonda de Don Quijote por obra de la pluma de Cervantes.
Iniciaremos nuestra ruta en el Castillo de Montizón, morada del poeta Jorge Manrique y construido junto al río Guadalén, que le sirve de foso natural.
Una vez concluida la visita al castillo, seguiremos nuestro camino por un terreno paleozoico de cuarcitas y pizarras, donde se mezclan encinas centenarias con retamas, jaras y coscojas.
A través del collado de Cantares, bordearemos el cerro de Calerilla y nos incorporaremos al antiguo cordel de Albacete. Iniciaremos un lento descenso, cruzando numerosos arroyos hasta adentrarnos en lo más profundo de la Sierra Morena montieleña.
Nuestro camino nos conducirá a Venta Nueva, referencia literaria internacional a través del ilustre personaje Don Quijote y encrucijada de caminos. En esta venta manchega, donde se manteó a Sancho, confluyen el paso de Sierra Morena a través de la Vía Augusta, el milenario Camino de Aníbal y postrero de Andalucía.
Durante todo el recorrido podremos disfrutar del avistamiento de rapaces y de otros animales, especialmente ciervos.
Con la llegada a Venta Nueva daremos por finalizado el itinerario de naturaleza y cultura.

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6. De senderismo por el Camino de Aníbal


Distancia:

14 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos las tierras del municipio de Puebla del Príncipe, encrucijada de caminos del antiguo Imperio Romano y con siglos de historia a sus espaldas, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por el Camino de Aníbal.
Iniciaremos nuestra ruta en Puebla del Príncipe, a los pies de su Torreón-Fortaleza del siglo XIII, parte del sistema defensivo de Al-Ándalus.
Continuaremos caminando hacia el sur, hasta llegar a la ermita de Nuestra Señora de Mairena, construida sobre una antigua mansión militar romana en el camino de Cádiz a Roma (Vía Augusta o Camino de Hércules). A sus pies se encuentra una fuente de agua cristalina que emana y da fecundidad a los terrenos que la rodean.
Nuestra ruta seguirá rumbo hacia el sur hasta incorporarnos al histórico e importante Camino de Aníbal. A partir de aquí el paisaje se rompe por completo, dando paso al bosque mediterráneo y a las sierras. Un paisaje con numerosos arroyos donde avistaremos múltiples rapaces.
Y de este bosque pasaremos a una altiplanicie de pastos desde donde disfrutaremos de unas inmejorables vistas con la Sierra del Relumbrar al frente, Sierra Morena al sur y las poblaciones de Puebla del Príncipe, Terrinches y Albaladejo al norte.
A continuación llegaremos a la bifurcación de nuestro camino en la Vía Augusta de verano, junto al que se pueden visitar las villas romanas de La Ontavia, Luciana o Puente Olmilla, y la Vía Augusta de invierno, por encima de las elevaciones mesozoicas.
Tras cruzar el arroyo de Santa María iniciaremos el camino de vuelta hasta Puebla del Príncipe donde daremos por finalizada la ruta senderista.

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7. Senda del Pie de Enmedio, Parque Natural de las Lagunas de Ruidera


Distancia:

12 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Un itinerario en un enclave privilegiado: el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Un rosario de bellas lagunas y que en conjunto constituyen todo un espectáculo para los sentidos, además de una curiosidad ecológica y geológica de primer orden tanto en España como en todo el ámbito europeo.
Partiendo de la aldea de San Pedro el sendero transcurre bordeando la Laguna San Pedro (San Pedra para los lugareños), hasta llegar al cerro de Los Almorchones, desde donde podremos disfrutar de una magnífica panorámica. Por el camino de la Ringurrina, la acompañante soledad de estos luminosos paisajes, nos regalará la hermosa contemplación de arquitectura popular bien conservada en cortijos de labranza y pastoreo.
Monumentales ejemplares de sabina albar jalonan nuestro camino entremezcladas con el resurgir del vigoroso encinar, liberado desde hace medio siglo, de la presión del pastoreo intensivo. Romeros, tomillo, espliego, gamones y multitud de herbáceas pueblan estos páramos, enmarcando los espejos de las lagunas.
Dependiendo de la temporada o estación del año, encontraremos el paisaje más suave y verde, o por el contrario más áspero y pardo en los meses de verano. Sin embargo cualquier día y cualquier época ofrecen multitud de atractivos, contrastes y matices, recuerdos de saludables días en contacto con la naturaleza, la cultura y la belleza.
Lomas y páramos cubiertos para cada vez más frondosos montes, nos van anticipando la sorprendente aparición de los aparentes espejismos de las Lagunas. Las descubriremos por la parte más salvaje, pues las lagunas Conceja y San Pedro mantienen intacta la hermosura natural que la infinita paciencia del transcurrir de los milenios, ha ido construyendo con cada gota de agua llovida, escurrida y evaporada en el incesante ciclo artífice de estos encantadores y encantados paisajes, descubiertos por don Quijote e inmortalizados por Cervantes.
Junto a la venta del Celemín, una centenaria noguera, que es como suele llamarse por aquí a los nogales, acompañada de otras tantas más jóvenes, junto a viejos sauces blancos, dan idea de la riqueza del suelo y las posibilidades de haber albergado en tiempos pasados frondosas alamedas de árboles de ribera, como el olmo común, álamo negro, mimbrera, o álamo blanco.
Al amanecer y al atardecer es cuando más variedad de trinos oiremos y más aves observaremos.

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8. Santa Cruz de los Cáñamos y el río Guadalén


Distancia:

9 km en total, ida y vuelta, aproximadamente. Recomendada para todos los públicos.

Descripción de la ruta:

Descubriremos las tierras de Santa Cruz de los Cáñamos, un bonito pueblo rodeado de fuentes y manantiales, realizaremos una espectacular ruta de naturaleza por el valle del río Guadalén.
Comienza nuestra ruta con la ascensión hacia el paraje de Campo Mojado, un terreno donde la erosión de la caliza da paso a las arcillas y yesos, y junto al importante enclave llamado Cabeza del Mijo, jalonado de yacimientos arqueológicos.
Seguiremos nuestro camino en dirección norte para disfrutar de unas maravillosas vistas del valle del Guadalén con la población de Almedina al fondo.
A través de un auténtico bosque de olivares, llegaremos hasta el arroyo de la Zarza, nacimiento del río Guadalén.
Nuestro camino nos conducirá hasta Santa Cruz de los Cáñamos, desde cuya iglesia parroquial nos deleitaremos con una bella vista de la vega del Origón y del Campo de Montiel.
Con la llegada a Santa Cruz daremos por finalizado el itinerario.

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Una de gigantes… molinos de viento de La Mancha

Campo de Criptana

Una escapada para rememorar la leyenda cervantina del famoso lance entre Don Quijote y sus “gigantes”


Llanuras de La Mancha… los molinos eran y son ornato, gala y alegría de la llanura. Poesía y encanto de los viñedos y tierras de pan llevar. Ellos aliviaban las fatigas del caminante, infundiéndole ánimo con el gracioso girar de sus aspas y la promesa de la harina blanca, esa harina que en la mesa es pan que sustenta el cuerpo y en el altar es alimento del alma.

Giraban las aspas de los molinos manchegos, y, al hacerlo, traían y traen a la imaginación del viajero, el recuerdo a un tiempo doloroso e inefable “del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento”.

Por obra y gracia de tan singular aventura, el molino de viento, ha sido y sigue siendo símbolo glorioso y universal del libro cumbre que contiene la peregrina historia y estupendas hazañas del ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha y aun de los propios personajes Don Quijote, Sancho, Aldonza Lorenzo y Dulcinea.

Molinos de La ManchaMolinos Molinos de viento de Puerto Lápice

Molinos de viento de Consuegra

Molinos de viento de Mota del Cuervo

Simbolizan las aspas, el idealismo maravilloso de Don Alonso Quijano, desfacedor de entuertos, amparador de viudas, defensor esforzado de doncellas desvalidas y huérfanos desamparados.
Como las aspas del molino giran con todos los vientos, así el corazón del buen caballero está atento a todos los dolores y a todas las necesidades para compartir los unos y remediar las otras.

Las piedras del molino que en trabajo incansable, monótono, rudo y fecundo, trituran el trigo, simbolizan el espíritu de Sancho, pegado a lo material, perseverante en la ambición, paciente y confiado en la espera, poco emprendedor y carente de iniciativas. Nada hace por si para el logro de sus deseos. Todo lo guarda de las desventuradas aventuras de su amo y señor, que algún día ¡plegue al cielo que así sea!, se tornarán venturosas y le llevarán al codiciado gobierno de la ínsula deseada.

La silueta del molino, fornida y poco airosa cuando de cerca se contempla, es el símbolo de Aldonza Lorenzo, la buena labradora de El Toboso.
Contemplada a lo lejos, la silueta del molino gana en esbeltez, se torna ingrávida y entonces se transforma en la sin par y gran señora Dulcinea.

Todo esto significan, todo esto simbolizan y todo esto representan y recuerdan, los molinos de viento, alzándose en los campos manchegos, “una inmensa llanura vinícola en donde el ojo alcanza su pleno mediodía” como dijo Antonio Machado.

Don Quijote y los molinos de viento. Grabado de Gustave Doré, 1863Don Quijote y los molinos de viento. Grabado de Gustave Doré, 1863

Molinos de viento de Alcázar de San Juan

Molinos de viento de Campo de Criptana

Molinos de viento de Consuegra

A un lado y otro de la ruta que de Andalucía conduce a Castilla, aparecen los molinos de viento. El paisaje mantiene su alma, aquel encanto delicioso del girar de las aspas y las blancas siluetas que son recreo de la vista y dulce caricia para el corazón del caminante. No hay que esperar que los molinos de viento vuelvan a su tarea de triturar el trigo.

El mundo avanza, la vida sigue, y el progreso, implacable, no permite retroceder a la “dichosa edad y los siglos dichosos”, que tan maravillosamente describió Don Quijote a los cabreros.

Pero ya que los molinos no volverán a trabajar como hormigas, al menos hagamos que canten como cigarras. Que se salve ese espíritu, aunque la materia perezca.

Os invito pues, a una nueva aventura de los molinos de viento, de unos molinos con aspas que giren y sin piedras que muelan, una aventura –como aquella jamás imaginada- que quedará siempre como “suceso digno de felice recordación” y testigo fiel, de que los nobles pueblos manchegos, conservan en su corazón, el recuerdo imperecedero del ingenioso hidalgo Don Quijote, de Sancho, el buen escudero, de la sencilla labradora Aldonza y de la clarísima y sin par Dulcinea del Toboso.


CAPITULO VIII DE LA 1ª PARTE DE “EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA”


En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.

-Aquéllos que allí ves -respondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.

-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquéllos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquéllos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas:

-Non fuyades, cobardes y viles criaturas; que un solo caballero es el que os acomete.

Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
-Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.

Y diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.

-¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?

-Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-; que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.

-Dios lo haga como puede -respondió Sancho Panza.

Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero, sino que iba muy pesaroso, por haberle faltado la lanza…

Molinos de viento de Campo de Criptana


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Un artículo de Antonio Bellón Márquez para sabersabor.es ©